Tumgik
#cdmu rayan
melodyalanaroster · 1 year
Photo
Tumblr media Tumblr media Tumblr media Tumblr media Tumblr media Tumblr media Tumblr media
My Candy Love Love Life Christmas 2022
I had to speed through this event due to my laptop causing me issue... I did try to spend time reading Nathaniel’s dialogue... It was sweet.
I love the illustrations! They’re very Christmassy and warm. I’ve been looking forward to a mistletoe illustration with Nathaniel for years!
The outfits are kinda... Meh. The Warm Awakening outfit is my favorite. I really love the drinks! The bank outfit has the best wig.
I have my candy in something similar to what I will actually wear on Christmas. Something comfortable with a Santa hat.
89 notes · View notes
rowenna-887 · 2 years
Text
Tumblr media Tumblr media Tumblr media Tumblr media Tumblr media Tumblr media Tumblr media Tumblr media
Halloween isn't over yet! (at least not for me)
these event was really fun. The illustrations,the clothes,everything looks great.
but anyway,lets go to some headcanons!:
" When i jump in that horse with her
for a moment,i forgot about the end of the world.
we were running in the woods,fast,like nothing matter anymore. "
Rowenna:
At first,them run away for the old wood house that the Vanhouters have.
it is a very big house,with a lot of space,it was great.
they plant,take care of the cows that had there,put fences with barbwire, and tried to survive the best they could.
it belong a good place,very calm. a zombie or two sometimes tried to entry there,but them killed the creature in a minute.
until after 3 years.
a invasion of zombies managed to pass the fences.
Rowenna and Priya think they were lost.
until Priya saw the horse behind the house.
the horse was calm,eating grass.
"that is our chance to survive!" Priya screamed and take Rowenna's hand.
they get on the horse and run away.
that was the moment of their lives.
after this event,they stayed in simple house that was a miles away from the old wood house.
Priya put the name of the horse of Hefestus.
a few months later,Rowenna saw Hana passing close there and screams to her.
when they see each other alive,they hugged it other and cried,as Priya and Castiel.
Hana and Castiel take Rowenna for the base them construct.
they leave there now.
💀🧠
" I saw the death close to my face.
At first,i got scared,but i get used to this as that feeling continued to become more and more present.
like feeling happy,or sad. it was something that i get used to this.
until the day that feeling past to the love of my life.
that i couldn't permit. "
Charlotte:
Charlotte did no how to react.
she was paralyzed.
but Rayan was very chill about it.
he take all the care they need to survive,and run away for the city as fast as they could.
they find a abandoned cottage,and decided to stay there.
Rayan and Charlotte live a chill life there,training in case of zombie horde.
Charlotte became a good sniper and Rayan became a very good hunter.
after two years,the big zombie horde that they was always preparing in the case of this happen,came.
it was...much.
they thought they were going to die.
but that didn't happen.
an group of survivors saved they.
and,for they surprise,the leader is Hana and Castiel.
they leave there now.
💀🧠
" I never thought in bacome a leader.
neither in high school,or the university.
but suddenly,i became one.
at least my love is with me on that. "
Hana:
Hana and Castiel was in the studio when this happen.
everybody was in panic,but Hana was strangely calm.
she analysed the situation and decided the best way of survive to that.
and she and Castiel put the plan in pratice.
the started to live in shed that was very far away from there.
Castiel and Hana used to go to this place to get some peace and have some inspirations to compose.
so the shed was equipped with a lot of thing they had.
they put traps close to the sheds,making trips to find provisions and training.
after an year,they find other survivors and started a group.
Hana,of course,became the leader.
and in the past four years,Hana,Rowenna and Charlotte met each other again.
everyone was living there,construing new houses,establishments and soon they are a village.
bonus:
it was Hana and Rayan that find the cure.
56 notes · View notes
lynndarcy-cdm · 4 years
Text
Tumblr media Tumblr media Tumblr media Tumblr media Tumblr media Tumblr media
8 notes · View notes
xerisx · 4 years
Photo
Tumblr media Tumblr media Tumblr media Tumblr media Tumblr media
5 notes · View notes
hirelingscenario · 5 years
Text
IV
Hola, personas bonitas <3
Últimamente estoy super inspirada para ponerme a escribir, así que hice este capítulo del tirón y me voy a poner con el siguiente.
Ya sabéis que si tenéis alguna idea de una escena o un personaje en particular con el que os gustaría que pasara, a lo Choose your own story, a mí me encanta cumplir ese tipo de peticiones.
Además, ¿quién os gusta más, Nath o Rayan? Porque yo vivo con la indecisión…
¡Espero que os guste! <3
*
Los labios de Rosa dibujaron una fina línea de desaprobación.
–No va a pasar nada porque faltes una mañana a clase–me espetó.
–No es que pase algo, Rosa. Es que también podemos ir por la tarde–repetí por tercera vez en el lapso de diez minutos.
Esa mañana las dos teníamos un hueco libre entre clase y clase. Nos habíamos sentado a tomar un café cuando Rosa me contó que Alexy no se encontraba muy animado últimamente. Estábamos hablando de cómo podíamos animarlo, e irnos de compras los tres juntos como en los viejos tiempos nos había parecido una idea tan buena como cualquier otra. Hasta que Rosalya se empeñó en que fuéramos a la mañana siguiente, y al parecer mi intención de poner mis clases por delante de ese plan me convertía automáticamente en la Amiga Egoísta del día.
–Sí, pero mañana por la mañana casi no habrá gente en las tiendas– me di cuenta de que no iba a servir de nada que hiciera notar que, si las tiendas estaban vacías un miércoles por la tarde en lo que básicamente era una ciudad universitaria, era porque sus habitantes estaban trabajando o estudiando–. No entiendo que te parezca tan mal, hacemos esto por Alexy.
–Si Alexy me pidiera que pasara una mañana con él porque está muy triste, sabes bien que lo dejaría todo e iría corriendo a estar a su lado el tiempo que hiciera falta– le repliqué–. Pero si es un plan sorpresa que estamos ideando tú y yo, podemos organizarlo para cuando nos venga bien a todos…
–¡Pero hacerlo un sábado por la tarde es algo que Alex se esperaría! Si lo hacemos mañana, será una sorpresa completa.
Decidí rendirme. Toda esa situación me parecía muy infantil, pero Rosalya comenzaba a enfadarse. Cuando terminé cediendo, Rosalya sonrió de oreja a oreja y me aseguró que no me iba a arrepentir, que también buscaríamos un conjunto especial para mí. Le sonreí de forma sosegada, pero aunque no quisiera pelearme por ello, estaba un poco molesta. Tras acordar que a la mañana siguiente nos encontraríamos en la puerta del campus y que ella llevaría a Alexy, me disculpé y fui a clase.
El día no iba precisamente bien. Yeleen había tenido una discusión con alguien por teléfono, y había salido de la habitación dando un portazo sólo para volver cinco minutos después hecha una furia. Me soltó algunos comentarios bastante sarcásticos sobre la cantidad de tiempo que tardaba en arreglarme, pero decidí dejarlos correr en lugar de responder con algo igual de desagradable, porque no creía que se pudiera apagar ese fuego echando más gasolina.
Después, cuando estaba saliendo de un edificio de clases para ir a otro, creí ver a Nathaniel entrar en el edificio de los dormitorios. Resultó ser otro chico rubio que ni siquiera se le parecía, sólo llevaba un abrigo similar. No podía decidir si eso me había enfadado o entristecido, pero era innegable que me había dado un vuelco el corazón. Desde nuestra discusión, hacía ya una semana, no lo había visto ni siquiera en la lejanía.
Y encima lo de Rosalya.
No eran ni las dos de la tarde y ya quería que el día se terminara.
Por suerte la siguiente clase era la del señor Zaidi, en quien siempre podía confiar para que al menos me alegrara la vista un rato. Además no había vuelto a verle desde que interrumpió mi discusión con Nathaniel y tuvimos esa especie de flirteo tonto. Tenía ganas de ver si me comentaba algo de la película que le había recomendado.
Llegué a clase poco antes de que empezara, y vi a Chani sentada con la mochila en el asiento de al lado.
–¿Te importa que me siente?– le pregunté cuando llegué a su altura.
–Para nada–sonrió–. De hecho, había puesto la mochila por si querías ponerte aquí.
Le devolví la sonrisa y me acomodé a su lado. Mientras sacaba mis cosas, me preguntó qué tal había ido la mañana. Guardé silencio unos instantes.
–Una pregunta. ¿A ti te gusta ir de compras?
Chani alzó una ceja, en gesto desconcertado.
–Bueno, no mucho. Lo normal, supongo.
–¿Y qué me dirías si te pidiera que nos saltáramos las clases para irnos de compras?
–¿Por qué no podemos ir el fin de semana?
–¡Exacto!
–¿Cómo?
Iba a explicarle la situación cuando se abrió la puerta delantera de clase. El profesor Zaidi entró y se encaminó hacia la pizarra. Durante toda la clase presté atención a su rostro, esperando encontrar algún tipo de gesto de complicidad. Pero sus ojos verdes pasaron por encima de mí como lo hicieron con el resto de alumnos.
Tampoco sabía muy bien qué esperaba, pero era decepcionante. Quizás la situación de flirteo sólo se había dado mi cabeza, y la indiferencia de mi profesor me estaba entregando un Óscar por la película que me había montado yo solita.
Pero dejando de lado la nueva piedra de decepción en mi tejado, la clase me resultó muy entretenida. Debatimos sobre la espontaneidad y la improvisación en el arte, y tras ponernos algunos ejemplos, nos dijo que para la próxima semana debíamos presentar un trabajo propio fruto de la improvisación.
–¿En qué formato?– preguntó alguien.
–Improvisad– fue la única respuesta que obtuvimos antes de que diera por concluida la clase.
Cuando todos se levantaban para irse, yo empecé a recoger mis cosas muy lentamente. Era mi último intento de comprobar que el profesor Zaidi no iba a dirigirme ningún gesto de particular complicidad. Con rapidez y eficacia, mi profesor se dirigió hacia su mesa, recogió sus papeles y se despidió de todo el mundo, sin pararse a mirarme.
Suspiré y me volví hacia Chani, que ya había guardado todas sus cosas y llevaba dos minutos exactos esperándome.
–Esto de improvisar puede salir muy bien o muy mal…–comenté.
Chani asintió.
–A mí me gusta mucho pintar, pero improvisar un cuadro puede… quedar muy cutre.
Le miré con interés.
–No sabía que pintabas. ¿Me enseñarás algo?
–¡Claro!­–dijo ilusionada– ¿Qué te parece si nos enseñamos nuestros proyectos antes de entregarlos?
–Qué buena idea. Yo creo que voy a hacer algo de fotografía, aunque me da un poco de miedo que termine pareciendo el Instagram de una adolescente.
Salimos del aula y comenzamos a andar.
–Bueno, ¿entonces quieres que vayamos de compras el fin de semana?
–¿Qué…? ¡Ah, eso!
Nos sentamos en un banco y le expliqué toda la situación. Me resultó tranquilizador que Chani estuviera de acuerdo conmigo, porque empezaba temer que quizás yo estaba siendo insensible y no alcanzaba a verlo. Pero cuando ella me dio la razón y me dijo que Rosalya estaba siendo demasiado tajante, casi beso a esa muchacha. Tan aliviada me sentía porque alguien estuviera de acuerdo conmigo, que sin poder evitarlo me puse a contarle la situación con Nathaniel, el cambio de actitud de Rosa hacia él y, de hecho, de todos mis amigos del instituto. Ni Melody, que se pasó todo el instituto encaprichada con él, parecía ahora dispuesta a mencionarlo en una conversación siquiera.
Sin prejuicios y con una paciencia infinita, Chani me escuchó atentamente hasta el final.
–¿Le has pedido perdón?– me preguntó una vez terminé mi relato.
–¿A quién?
–A Nathaniel. A mí me has dejado muy claro que te arrepientes de cómo lo trataste, pero ¿y él? ¿Ha escuchado tus remordimientos y le has pedido perdón? – intenté hacer memoria sobre si en nuestros escasos encuentros le había pedido perdón. Pero en uno yo estaba demasiado borracha, en otro demasiado celosa. Y en el último, la vergüenza que me hacía sentir mi actitud sólo me había dejado comportarme como si tuviera derecho a estar enfadada– Creo que nunca vais a poder tener una relación cordial, ni como amigos ni como conocidos, hasta que no hables con él. De forma sincera.
*
Me pasé el resto del día pensando en cómo convencer a Nathaniel para hablar, sobre todo si considerábamos que yo me había levantado de nuestra última y airada discusión. Estaba absorta en mis pensamientos, y mi ya de por sí poco deslumbrante trabajo como camarera se resintió. A Clemence le faltó tiempo para echarme la bronca, y ese día no estaba Hyun para suavizar su carácter.
Evidentemente, lo último que me apetecía cuando llegué a la habitación era encontrarme a Yeleen sentada en el escritorio mirando fijamente su móvil con unos lagrimones impresionantes corriéndole por las mejillas. Me quedé espantada en la puerta, sin saber muy bien qué hacer. Ella se giró y me miró con la misma cara de espanto, antes de ponerse en pie y encerrarse de un portazo en el baño.
Estaba claro que tenía que consolarla, pero Yeleen era igual de simpática y sensible que un cocodrilo. De hecho, si pudiese escoger entre darle un abrazo consolador a Yeleen o al cocodrilo, me daba menos miedo la segunda opción. Pero yo también había tenido un día de mierda, y no había nadie en la habitación para darme una palmadita en la cabeza.
Cerré suavemente la puerta de la habitación y salí a por suministros para lo único que me apetecía hacer.
Cuando volví a la habitación quince minutos después, Yeleen ya había salido del baño. Todavía tenía los ojos rojos e hinchados, pero los mantenía fijos en el ordenador de su mesa. No me prestó mayor atención hasta que no cogí el portátil y me planté delante de ella con una bolsa de plástico blanco en la mano.
Yeleen alzó la mirada. Parecía sentir demasiada curiosidad para que tener tiempo a enfadarse, y antes de que pudiera hacerlo, saqué el contenido de la bolsa. Le tendí una lata de cerveza fría. En la mesa dejé una bolsa de patatas y una tableta de chocolate.
–Llevamos un día de mierda– no era una pregunta. Ella asintió y cogió la cerveza que le tendía–. ¿Te apetece que nos ignoremos en absoluto silencio, cada una en su ordenador, mientras nos zampamos todo esto?
Y de una forma milagrosa, como si todos los astros se estuvieran alineando y todo el mal karma de ese día intentara compensarme, Yeleen esbozó la más mínima y reticente de las sonrisas. Estaba abrazando al cocodrilo.
Me senté en mi silla, abrimos toda la comida y el resto de la noche la pasamos en un agradable silencio, cada una con su propia serie en el ordenador, cada una con sus pensamientos.
*
Creía que uno de los pocos aspectos positivos de saltarme las clases para ir de compras era que podía llevarme la cámara e intentar sacar retratos espontáneos de mis amigos. Se me olvidaba, por supuesto, que estaba con Rosa y con Alexy. Si bien les pedí que no hicieran caso a la cámara, cada vez que alzaba el objetivo hacia ellos, siempre posaban. Las pequeñas arruguitas de felicidad alrededor de los ojos de Alexy desaparecían, y su gesto se volvía sensual cuando miraba a la cámara. En una ocasión, Rosa hasta consiguió posar pasando una mano por su cabello y mirando el infinito cuando yo creía que la estaba pillando por sorpresa. Eran fotos bonitas, que es lo que viene dado cuando tus amigos son atractivos y saben posar, pero no eran improvisadas.
Al final Alexy se había abierto con nosotras y nos habló de Morgan, por quien parecía sentir un interés no correspondido. Durante un momento temí que Rosa intentara montar una nueva estratagema para juntarlos, pero escuchó la historia con tranquilidad y se limitó a decirle que no podía rendirse cuando ni siquiera habían tenido oportunidad de conocerse bien. Entre los acertados consejos de Rosalya, las bromas que hacíamos con la cámara y el día de compras, Alexy pareció recuperar su buen humor. Decidimos que después de visitar a Leigh iríamos a comer por la zona, y yo tenía que reconocer que me lo estaba pasando francamente bien.
La tienda de ropa de Leigh seguía en el mismo local que había tenido cuando estábamos en el instituto, pero la zona había cambiado. Se había llenado de tiendas pequeñas pero elegantes, terrazas y, arrinconada en una esquina, una librería de segunda mano.
Cuando entramos en la tienda, Leigh estaba totalmente enfrascado en una confección. Tenía ante sí un maniquí con una blusa a medio hacer, y estaba cosiendo a mano un encaje alrededor de los puños. De tan concentrado que estaba, no nos oyó entrar, así que aproveché el momento para sacarle una foto. El ruido del objetivo de la cámara debía ser algo con lo que no estaba familiarizado, porque eso sí consiguió distraerlo y hacerle girar la cabeza hacia nosotros.
–¡Hola! Venimos a saludar– explicó Rosa mientras se acercaba a darle un beso.
–Y puede que a comprar– admitió Alexy, desviando su atención hacia la sección de hombres.
Leigh se rio y asintió.
–¿Me acabas de echar una foto?– preguntó al tiempo que me saludaba con dos besos en la mejilla.
–Llevo toda la mañana intentando sacar una foto espontánea de Rosa, y no ha habido manera.
–Pero sus fotos siempre son muy bonitas, así que seguro que has salido muy bien– me sonrojé ante el cumplido de Rosa.
–¿Son para algo en concreto?
Dejé la cámara colgando de mi cuello por la correa y recorrí la tienda con la mirada, esperando encontrar algún conjunto que me gustara.
–Para la clase del señor Zaidi, tenemos que presentar una obra basada en…
–¿Zaidi? ¿Rayan Zaidi?
Incluso Alexy, que estaba a tres maniquíes de distancia, se volvió para mirar a Leigh con gesto sorprendido.
–¿Lo conoces?– pregunté yo.
–Sí, en alguna ocasión hemos coincidido por la ciudad y hemos charlado– explicó Leigh con toda naturalidad–. Me cae muy bien, no sabía que te daba clase.
–Ojalá me diera clase a mí– suspiró Alexy.
Nos reímos, coincidiendo todos en lo atractivo que era mi profesor. Al final Leigh vino a comer con nosotros y tras amenazarme todos con matarme si intentaba echar alguna foto mientras comían, pasamos un rato muy agradable en una terraza.
Al acabar, Rosa y Leigh volvieron a la tienda. Alexy se dirigía a los dormitorios, pero yo le dije que se adelantara y me dirigí a la tienda de libros que había visto antes. El lugar me resultaba muy atractivo, con estanterías abarrotadas desde el suelo hasta el techo con libros de encuadernaciones muy dispares. Le pregunté a la dueña si le importaba que echara un par de fotos al sitio. Cuando acabé, dejé todas mis cosas en una esquina y me puse a buscar.
Me pasé la siguiente hora recopilando todos los libros policiacos que había en esa tienda. Al final encontré unos cuarenta libros que apilé en cuatro enormes columnas en el suelo, y fui revisándolos uno a uno hasta encontrar el libro perfecto. La dueña de la tienda me miró con curiosidad y me preguntó si buscaba algo en concreto. Yo le di las gracias y le dije que no lo sabría hasta que no lo encontrara. Eso pareció desconcertarla, pero no me dijo nada más.
Otra hora después, di con mi objetivo. Era un libro viejo, aunque no se pudiera decir que era antiguo. Ponía que fue sido impreso a finales de los setenta, pero había tenido lo que Nathaniel y yo llamábamos “mucha vida”. Las páginas amarillas parecían a punto de desprenderse del pegamento del lomo y tenían algunas esquinas dobladas, seguramente marcas de dónde sus dueños habían pausado la lectura; la portada estaba muy manoseada y había muchas frases subrayadas, algunas con lápiz y otras con tinta de bolígrafo. Además, tenía una dedicatoria.
“Este libro me ha gustado casi tanto como tú cuando sonríes al leer.
F.”
No tenía ni idea de quién era F., pero yo también recordaba el rostro de Nathaniel cuando al final descubría quién era el asesino de sus novelas. Esa mezcla de incredulidad y alegría. La misma cara que puso cuando le dije que estaba enamorada de él. La misma cara que ponía yo cuando Nathaniel llegaba con baozi recién hechos.
Era el libro perfecto.
*
Por suerte para mí, el libro perfecto pesaba relativamente poco. Porque me pasé el resto de la semana paseándolo conmigo, esperando volver a ver a Nathaniel pasar fugazmente, pero sin éxito. Me di cuenta, quizás demasiado tarde, que no sabía cómo contactar con él. No tenía su teléfono, no sabía qué estudiaba, y aunque siguiera viviendo en el mismo piso de antes, me parecía excesivo merodear por el edificio hasta verlo aparecer.
A la que sí veía ocasionalmente era a Amber, que me saludaba de forma cordial. Rosa me contó que trabajaba como modelo, y un día que la vi a lo lejos aproveché para sacarle una foto antes de acercarme a saludarle. La luz era muy bonita en ese momento, con el atardecer iluminando en naranja la mitad de su rostro y dejando en penumbra la otra mitad. Amber miraba hacia un punto indefinido, y su gesto parecía casi melancólico. No quería fanfarronear, pero era una foto muy bonita.
–¡Amber!
Caminé hacia ella, que parecía alegrarse de verme. Nos saludamos y le enseñé la foto que acababa de sacar.
–¿Te importa que la use para un trabajo de clase?
Amber cogió la cámara de mis manos y miró atentamente la fotografía.
–¿La has sacado tú? ¿Ahora mismo?– preguntó, muy sorprendida. Yo asentí, casi saltando de emoción porque le gustara tanto– ¿Te importaría pasármela? Me gusta muchísimo, si quieres podría ponerla en mis redes sociales y mencionarte…
–Oh…– aquello me pilló totalmente desprevenida– No te preocupes, no hace falta. Cuando las pase al ordenador, te la mando. De hecho, si quieres, cuando entregue el trabajo te puedo dar la copia impresa.
–¿Estás segura? Me siguen algunos estudios de fotografía buenos, podría darte visibilidad
Me encogí de hombros.
–No suelo poner mis fotos en mis redes sociales, me da un poco de vergüenza.
Amber me devolvió la cámara.
–Pues si son como esta, deberías estar más orgullosa.
Intenté quitarle seriedad a la situación con un gesto de la mano. Sacamos los móviles para que pudiéramos guardar los contactos y yo pudiera mandarle la foto, cuando se me ocurrió una idea.
–¿Te puedo pedir un favor?
–Claro, dime.
Saqué de mi mochila el libro de F. y se lo tendí. Si había alguien en esa ciudad con posibilidades de ver a Nathaniel, era ella. Y después de una semana sin ver ni su sombra, a esas alturas sólo se me ocurría pensar que él estaba evitando pasar por mis lugares habituales. No era una ciudad tan grande como para no habernos cruzado. Amber cogió el libro, desconcertada.
–¿Te importaría darle esto a tu hermano? Y dile…– mi voz se apagó lentamente. En realidad, sólo había una cosa que quería decirle– que lo siento. Por todo.
Amber miró el libro entre sus manos un largo rato. Lo abrió, sus ojos volaron sobre la dedicatoria y me volvió a mirar. Yo noté cómo la sangre me subía a las mejillas. Se notaba que la dedicatoria era antigua, pero eran evidentes las connotaciones que tenía. Con delicadeza, Amber cerró el libro y me lo tendió de nuevo. El alma se me cayó a los pies.
–¿Por qué no se lo das tú?– me preguntó con dulzura, para mi desconcierto– Mañana a las ocho y media irá al gimnasio. Le gustará mucho más que se lo des tú en persona.
Yo dudé, sin coger el libro.
–Creo que me está evitando. Antes nos cruzábamos de vez en cuando, pero… tuvimos una pelea y desde entonces no lo he vuelto a ver.
Amber lanzó un sonido desdeñoso y me puso el libro en las manos.
–Últimamente lo que mi hermano evita es usar el cerebro. Confía en mí, le gustará más que se lo des tú– me lanzó una última sonrisa alentadora. Se inclinó rápidamente para darme un beso en la mejilla a modo de despedida y comenzó a alejarse, dejándome ahí plantada como una seta en medio del campo. A unos metros de distancia, se giró y alzó la voz–. ¡Y no te olvides de pasarme esa foto!
Algunas personas nos miraron y murmuraron. Yo seguía dándole vueltas a eso de “le gustará más que se lo des tú”.
Al menos ya sabía dónde encontrar a Nathaniel.
Pero ¿qué coño pintaba yo en un gimnasio?
8 notes · View notes
ladanigarcia · 5 years
Photo
Tumblr media Tumblr media Tumblr media Tumblr media Tumblr media
Mejor tarde que nunca jajaja están en el orden de lo que a mi al parecer son las mas bonitas.
lo se, están un poco tarde las imágenes de san valentin en CDMU, llegue ayer en la madrugada a mi país después de las mejores vacaciones del mundo y no pude subirlo por medio de la app porque no se que wea con el Internet del hotel que no me dejaba subirlas, pero aquí se las traigo 
48 notes · View notes
hannahsuniverse · 5 years
Text
CDMU: Episodio 8 - Ruta Rayan (Respuestas)
Tumblr media
A. ¡Deberías cerrar el pico! ¿Quién te has creído que eres? ¡Tienes suerte de que Rayan no te ha odio! (~) (Rayan nos pedirá que abandonemos el aula)
B. (No he dicho nada y me he quedado en mi sitio sin protestar.) (~) (nos quedaremos en clase)
Mamá: Hola, somos los padres de Sucrette, ¿quién es usted?
A. Es un amigo, Rayan. (- 5 con Rayan)
B. Es el profesor de mi asignatura principal, el Sr. Zaidi. (+ 5 con Rayan)
C. Es solo un profesor.  (~ con Rayan)
Rayan: …
A. (No obstante, quiero asegurarme.) ¿De la tesina? ¿Por qué? ¿Es Sr. Lebarde le ha hablado de mí? (~)
B. No sé si tendré tiempo.  (- 5)
C. Vale, le mantendré informado. (+ 5)
Rayan: …
A. Sé que tienes una esposa. (~)
B. ¿Se atreve a confesarme ese tipo de sentimientos ambiguos cuando ya tiene una vida fuera? Me da asco. (- 10)
Rayan: Conseguí mi diploma universitario y decidí venir a una ciudad lejos de todos esos recuerdos. tenía que pasar página.
A. Lo siento. (~)
B. Debería haberse quedado allí… Aunque ya no esté, sigue siendo su esposa. (- 5)
C. No quería obligarlo a contarme todo eso… Yo… (+ 5)
Rayan: …
A. (Prefiero no seguir hablando de ello… Sería una falta de tacto.) (~)
B. (La empatía me embarga… Siento que quiere seguir hablando de ello.) (+ 5)
• Opción B:
A. (No consigo recuperar la respiración, me he quedado paralizada ante sus palabras y su franqueza. Sigo escuchando atentamente.) (~)
B. (No he podido evitarlo… He dado dos pasos rápidos antes de lanzarme a sus brazos) (~) (IMAGEN)
Rayan: Voy a decirlo de otra forma… ¿Quiere que sigamos intentando conocernos…? ¿A pesar de que lo tengamos explícitamente prohibido? ¿O prefiere que nos limitemos a la relación que debemos tener? ¿La de una estudiante y su profesor?
A. Yo… Me alegro de haber podido aclarar las cosas. Pero creo que a partir de ahora deberíamos limitarnos a tener una relación de profesor y alumna. (~)
B. Creo… que quiero saber más de ti, Rayan. (+ 5)
• Opción A:
Rayan: Y respeto su decisión.
A. Yo… No puedo arriesgar mi último año.(~)
B. Yo… (~)
• Para conseguir la imagen:
Para conseguir la imagen de Rayan debemos tener el lovometro muy alto con él (95-100), si tenemos el flechazo con él no hay que preocuparse de nada. El conjunto es el mismo para todos y debemos elegir las opciones clave para conseguir la imagen. 
13 notes · View notes
velvetemerald · 2 years
Text
Tumblr media
🏮
I like Avatar and I like My Candy Love. So, what could I do? Draw them.
118 notes · View notes
axxonova · 4 years
Text
Tumblr media
Hoy tenemos a Kentin 😍💕
50 notes · View notes
smolsalty · 5 years
Photo
Tumblr media Tumblr media
Two babies! (Well more like a Baby and a Daddy amirite)
GOOD GOD TOOK ME 5 UPLOAD ERRORS TO FINALLY POST IT, Tumblr is shit with photos << Anyway here’s the raffle prizes for the second winner @paradisekissmoon !
Pretty sure Rayan is late because of a very nice dream of Candy (Or his wife), also wanted a cute yet slightly angsty piece with Castiel and baby boy Demon, is he living his final moments, or is he immortal in that piece, it’s up to you :’D (He’s immortal in our hearts anyways)
Art © Me
As stated on the pieces, NO REPOST (Also no edits, or claiming or whatever, the only things you can do are to stare at that piece or eventually save it in your phone/computer or whatever, but you can’t use it in any other way!)
416 notes · View notes
Photo
Tumblr media Tumblr media
Yo:
Tumblr media
66 notes · View notes
melodyalanaroster · 1 year
Photo
Tumblr media Tumblr media Tumblr media Tumblr media Tumblr media
Christmas Sprites: Priya and Rayan
13 notes · View notes
rowenna-887 · 2 years
Photo
Tumblr media Tumblr media Tumblr media Tumblr media Tumblr media Tumblr media Tumblr media Tumblr media Tumblr media
i have to admit: this music event is stunning!
the clothes,the illustrations,the event (except for the minigame)is awesome! I loved edit those illustrations,and they become one,if not,my favorite edits!
i don’t have any headcanon for this event,but i have a bonus illustration bellow:
Tumblr media
101 notes · View notes
neilada-d6-meghah · 5 years
Text
My opinion on every route for episode 16
As usual Priya’s stuff came a day late, so today I finally found a playthrough. Now prepare for a long post.
Tumblr media
In general
I loved this episode, I liked the fact that almost everything was different on every route.
I don’t usually talk against the AP system, but this time I have to say it. Now we don’t waste AP for nothing, but we can’t have a long episode because that would be too expensive, and that’s a problem for Beemoov, but I can’t help to compare the sex scenes of this episode, to sex scenes in Eldarya. It was well written, but it was rushed, because of what I said.
Eldarya has basically the old AP system (you can think about episode 40 in HSL in the old AP system too, if you like), the first time there, when you meet your boyfriend, you have a really long scene with him awesomely described as it should be on their first time. This was the special “first time” in mclul, and the AP system cut it short because otherwise people would complain, and for good reasons. That pisses me off, because I want long episodes, I want informative long scenes, or having long pointless conversations with the crush, but we won’t have it because every single thing we say costs AP.
I did like that they included the condom on the scene, that was the right way to do it, unlike the dam thing. Just make it a part of the normal dynamic, don’t make a class out of it right on the scene, thanks.
Now, my thoughts on every route.
Castiel
I worried at first when he got mad, I didn’t want to feel him as an overprotective boyfriend who feels like he is on his right to treat you badly just because he was worried. I actually took one of the negative answers for him on purpose, because I didn’t want to just go with it when he was talking shit about my hurted friend. But he stopped and properly apologized, at least for my taste, and actually went down to a cuter level of worrisome.
I loved that we are getting close to be the official girlfriend of Crowstorm’s Castiel. I’m a little surprised we’re not everywhere on internet yet, but well, we are being seen by his fans slowly.
I have mixed feelings on the text messages because of the damn translation. In Spanish server he said things that melted me, but they’re not on the English server, so now I’m waiting to see if he said it on French server.
The scene in the Snake Room got me a little awkward at first because I didn’t understand what was the point of it, but once I finished that scene I stop to analyse and I LOVED IT, it was such a sweet thing to do. It was Castiel introducing the love of his life to the other love of his life and I couldn’t think of anything more especial. Castiel opened up entirely this episode, and the talk about Demon was clearly a relationship development sign (remember when we had the chance to ask him about it in episode 5, I think, and the l’o’m dropped down?).
I found funny the freaking out over the lingerie thing because I thought it only happened in Castiel’s route if you were his ex, as a little wink to the pineapple incident (HIMYM flashback) in HSL, but turned out it happens always with everyone.
The date was perfect, he buying everything because he wasn’t sure what did she like (as his ex I felt a little offended, but whatever), his stressfulness, the talk, the hot moment that he stopped was also cute. I like their dynamic when they are together for a long time, and him suggesting that she should stay in his apartment for the entire week was precious. The massage scene is gold, the sex scene was perfect, I loved that he finally said that he wants us to go with him on the tour, but Candy didn’t say a thing about it, and she really should have.
They had sex with the curtains open again, let’s hope there are no pictures this time.
Basically, on this episode I felt comfortable with him, and that’s pretty much all I was asking for this route in UL. I absolutely loved it, and I appreciate that they are making this so romantic now, because at one point it felt emotionless and all I wanted was to leave his route. I understand that he is a wilder, but he had a late entrance, and got together too fast, I wasn’t in love with him at all, that’s why I totally agree with them making his route so… tender? thoughtful? cute? you pick the word, but now they are making me fall in love with this guy, and it worked because I couldn’t be more sure that this is the route I’ll follow. Just give it some time and he’ll be the hottie he has always been again.
Rayan
I ABSOLUTELY LOVED THEIR FIRST MOMENT. It was SO heartbreaking, she just broke down in his arms in front of absolutely everyone, and he couldn’t do anything for her because that hug was already too much for a professor-student relationship. I would’ve like to see what did he came up with in the beginning to go with the group to look for her on the fair, especially because he went back home in episode 15. I picture his worrisome when he decided to go back for her when she disappeared. And it is funny to think that half of the group actually knew what was actually going on before the hug (Chani, Rosa and Leigh knew from us, and Castiel figured it out), and still Chani was shocked too.
It was gold, but then came the meeting in the library. I thought everything was going to be alright when she got there and asked him if she could sit there because it was the only free chair, because from that place they had complete control of who is coming close to them or who could hear them, but they didn’t took any attention to it afterwards, and it got risky because they are so obvious pretty much jumping away from each other every time someone got close and shutting up suddenly.
The visit to the apartment wasn’t that risky at all in comparison. I was a little annoyed by the fact that he didn’t even show her his beautiful apartment before having sex, they went straight to it, but then Irealized it makes sense since they don’t get to touch each other like the other routes, they always have to hold themselves when they’re together, and this was the very first time they could be physically expressive without worrying about anything else.
The sex scene was good, but I felt a little cringy reading it, but it was a personal thing, like I felt I made the right decision when I didn’t change my route when I wanted to. But, I totally approve this episode for his route.
Nathaniel
Tumblr media
[x] Good for you, Beemoov, you didn’t rush it, I keep my faith.
It was a really sweet episode with him, it was really sad in the end. I was hoping more blood and drama in the beginning, but it’s fine, we got the drama in the end.
I like that Nathaniel didn’t steal the entire episode for people in other routes. I hope they keep it that way on the other arcs, because right now it feels like Nath is the purest love in the entire game, and I’m ok with it, because is his arc, and I hope they make me feel the same when we face Castiel’s.
The sex scene felt a little out of place, especially for someone with stitches, and because he was in pain with just a hug. I don’t know, I don’t understand how can you get in the mood for it in that situation, but for the dramatic touch, it was ok.
I know I’m not saying too much about him right now, but I feel like everyone already said all the good words for it.
I liked the fact that he cleaned up his room this time, and him living Candy his apartment and credit card was such a pure thing for me, I can’t even-
Hyun
He was cute as usual. I laughed SO HARD at the little “cheating” text message-drama, because if there is anyone I wouldn’t EVER buy it, it’s him, it was hilarious.
I like how they are all confident to let his sisters get to know Candy.
The Toy Story thing was awesome, although I didn’t quite get if it was a joke from Morgan and Alexy or an actual mistake, since he mentioned that they were also going to see a movie, but I doubt it, I think it was just another mistranslate.
On the sex scene I definitely got surprised when he went wild on the table, I was expecting him to be more shy, but he wasn’t. On everything else… he was just cute, that’s it for him.
Priya
Now things with her are getting cuter too, but sadly, it’s still behind all the other routes.
I liked the fact that she didn’t agree with Castiel and actually tried to understand Candy’s decisions (I hope it wasn’t just to disagree with Castiel, it annoyed me that she is still not over his proposition in episode 11)
I hope she keeps calling Candy Pumpkin. I’m happy that she can take the exam, if I were her I would’ve been crying for those two whole days, she is awesome for that. I liked the fact that she was the only one to notice the necklace.
About the date, I loved her room, I loved that she put on her pajamas, that was a cute detail too, like a different kind of intimacy. When she falls asleep was a real plot twist, it would’ve been so funny if the episode ended there, and next episode started with the conclusion of the date.
About the illus
Rayan looks gorgeous and passionate, I love how his hair looks, but he looks a little too alive, I remembered him more grey than that, but I’m fine with it. Candy, on the other hand, looks awful, her face is drawn weird, she has one giant boob, and a nonexistent one. Well, that or she totally broke her shoulder. I’m getting a little annoyed by the way they shadow the muscles lately, makes it all confusing and unrealistic in my opinion.
Nathaniel’s illu is probably the best one, but I think Candy is a little too high up, and it’s weird not to see her nipple there since we’re seeing almost the entire boob. Now, my real problem with it is that they decided to make a sexual illu on every route, but on this one, it wasn’t the more important moment at all. I totally would’ve preferred a picture of them crying together, or Candy alone when she woke up, that would’ve been heartbreaking. Yes, some people could disagree with me, because it can be ‘unfair’ but nothing stops them from having a sexual illu on further episodes.
Castiel’s face looks weird, although every time I see it, it gets better. Is cute to see him blushing, but his body looks weird, especially in the shadows on his torso, and the perspective on his legs. Candy looks gorgeous, I think this one has been her best illu so far, I don’t quite get why people say she’s looking at us, but I can’t deny she has too many toes, lmao. This illus is the cutest one, the way Candy is looking at Castiel is so loving, and him looking straight to her face while blushing is so romantic. This one is my favorite.
Tumblr media
Hyun got the worst one. He looks weird, the position is weird, Candy looks weird. I think they should’ve gone for something more classic here. Although his left hand is getting brave.
Priya is a goddess, she is so pretty. The only thing that annoys me is how dark it looks for a morning, and Candy’s back is broken as everyone had mentioned.
88 notes · View notes
maddafuchagurl · 5 years
Photo
Tumblr media
Summer has become hotter today...  🌞
55 notes · View notes
hirelingscenario · 4 years
Text
VII
Ejem… Vale, es evidente que estar encerrada en casa no me hace más constante como escritora. ¡PERO! Mirad qué capítulo tan largo. Espero que compense un pelín lo terrible que soy para actualizar…
Este capítulo me gusta aunque se aleja demasiado de la idea original de cómo se relacionan Candy y Rayan en el juego. Pero como ya he dicho alguna vez, su relación me parecía muy irreal, con Rayan enamorándose básicamente porque sí. Espero que os guste pese a las “licencias” que me tomo.
Ya sabéis que todo lo que os guste, os encante u odiéis podéis decírmelo más que libremente, personas bonitas <3
*
Mi nueva política respecto a Rosa y Alex había sido un éxito. Los quería mucho y me reía mucho con ellos, pero era verdad que sus consejos resonaban cada vez menos con la persona en la que me estaba convirtiendo. Aun así me divertía con ellos, y cuando Rosa nos dijo que Leigh quería celebrar su cumpleaños de forma discreta y familiar, sabía que Alexy y yo teníamos que presentar un regalo a la altura del cariño que sentíamos por él.
Y fue Alexy el que tuvo una idea increíble. Como teníamos varias semanas por delante, nos dedicamos a encontrar las mejores tiendas de telas que hubiera tanto en nuestra ciudad como a los alrededores. Mis padres incluso me dejaban llevarme el coche los fines de semana para ir a otras ciudades a comprar telas. Nuestra selección era increíble: habíamos encontrado telas brocadas, muselinas, sedas teñidas, encajes…
Sabíamos que Lysandro no iba a poder venir, con lo que queríamos que nuestro regalo fuera lo suficientemente espectacular para distraer a Leigh. Alexy había conseguido encontrar un enorme baúl de madera donde íbamos a guardar todas las telas como un cofre de tesoro pirata, y el baúl llevaba recorriendo el país en el maletero de mis pacientes y maravillosos padres desde entonces.
Toda esta búsqueda me ayudaba a evadirme de mis preocupaciones. La principal debería ser lo poco que iba avanzando con mi tesis, pero en realidad mi principal preocupación era la falta de interacción con Nathaniel.
Decidida a no parecer totalmente desesperada, sólo le había mandado dos mensajes en dos semanas. El primero para preguntarle si quería quedar a tomar un café al que me respondió con dolorosas evasivas y el segundo para saber qué tal estaba que leyó pero directamente decidió no responder.
No era una conversación que quisiera tener con nadie. Rosa, Alexy, Castiel e incluso Priya parecían más dispuestos a gritarme que me alejara de él cuanto antes, y con Chani empezaba a tener la sensación de monopolizar todas nuestras conversaciones con el tema de Nathaniel.
Chani me caía muy bien. Era dulce pero firme, y además era muy consciente de su propia excentricidad, con lo que tenía una maravillosa capacidad para restarse importancia y reírse de sí misma. Yo no quería arruinar nuestra amistad siendo la típica persona que solo sabe hablar de su vida amorosa. Además, en este caso ni siquiera podía considerarse vida amorosa.
Con lo que la única persona disponible para rumiar sobre qué demonios pasaba con Nathaniel era yo misma. Y a eso me dedicaba en cuerpo y alma en mi habitación cuando llamaron a la puerta. Yeleen y yo intercambiamos una mirada de sorpresa, pues claramente ninguna esperaba una visita a esas horas de un domingo. Me puse de pie y me acerqué a la puerta, solo para descubrir a Castiel con gesto impaciente al otro lado.
–Hol…
–¿¡Castiel!?
Yeleen se incorporó de golpe de su cama, pasándose la mano por los alborotados rizos mientras miraba al malhumorado chico en nuestra puerta.
Castiel la saludó con un gesto de la cabeza.
–Hola… ¿Puedo pasar?– lanzó una mirada impaciente por encima de su hombro– Me están echando fotos y me estoy poniendo histérico.
Me moví hacia un lado para que pudiera pasar, sin terminar de entender la situación. Cerré la puerta tras él.
–¿Qué haces…?
–¿Os conocéis?– de pronto teníamos a Yeleen a nuestro lado, mirando a Castiel con una sonrisa que jamás le había visto.
Castiel le sonrió de forma educada.
–Somos amigos desde hace muchos años.– ante lo que claramente debía ser una mirada de incredulidad por mi parte, Castiel se giró hacia mí y me explicó: –. He conocido a Yeleen en algunos conciertos por aquí.
Asentí lentamente, intentando calcular cuántos puntos me iba a restar con mi cocodrilo el hecho de que Castiel y yo fuéramos cercanos. Él se movió sin sentirse cohibido hacia mi lado de la habitación y se sentó en mi cama. Era una escena extrañamente parecida a la época del instituto, cuando mi padre toleraba e incluso alentaba la presencial de Castiel porque era muy consciente de que todo tiempo con él era tiempo que no pasaba con mi novio.
–Vengo a pedirte un favor enorme, y siempre puedes mandarme a la mierda.
Reviviendo el espíritu adolescente, me senté en el suelo frente a él, con las piernas cruzadas a lo indio. Sentía la mirada de Yeleen clavada en mi espalda, pero intenté ignorarla.
–Suelo hacerlo, pero dime.
–Tenemos un concierto la próxima semana, pero nuestro fotógrafo de siempre nos ha dicho a última hora que no puede. Y como son fotos que queremos incluir entre nuestro material, no nos fiamos demasiado de la gente a la que podemos contratar con tan poco margen de tiempo– me lanzó una mirada casi suplicante–. No podemos pagarte mucho, y sé que te estoy avisando con muy poco tiempo, pero me comprometo a pagarte todas las copas del mundo cuando acabemos.
Solté una risita burlona.
–Pues te va a salir cara la noche…– descrucé las piernas y me arrastré hacia el cajón donde guardaba los objetivos de mi cámara, comprobando cuáles tenía ahí y cuáles en casa de mis padres–. Pero claro, no te preocupes. Solo dime a qué hora empezáis con la prueba de luces y sonido y yo estaré ahí.
Castiel apretó los puños en señal de victoria. Se incorporó y sacó su móvil del bolsillo.
–Eres la mejor, le voy a decir a nuestra manager que te llame para darte toda la información– se encaminó con paso decidido hacia la puerta. Pero antes de irse, se giró hacia Yeleen, que evidentemente había estado atenta a nuestra conversación. Castiel le sonrió–. Deberías ver sus fotografías. Es una de las mejores artistas que conozco.
Fue en ese momento cuando me acordé que había sido con Castiel con quien me había desahogado en primer lugar sobre Yeleen y sus fotografías improvisadas. Él me lanzó una última sonrisa, que a mí me pareció traviesa, antes de abandonar nuestra habitación. Y aunque yo sentía un enorme placer, también estaba temiendo cómo iba a reaccionar Yeleen ante tanta información. No solo era amiga cercana de Castiel, al parecer también era su fotógrafa de emergencia.
Pero Yeleen se limitó a mirarme de reojo y con el gesto mohíno de un niño pequeño, masculló:
–Es cierto que eres una excelente fotógrafa.
Me di cuenta de que, me valiera o no, esa era la única disculpa que mi cocodrilo me iba a dar. Así que decidí quedarme con lo bueno de la vida y sonreírle, aceptando sus disculpas.
*
Es humillante reconocerlo, pero los días pasaban y yo seguía mirando el móvil cada poco tiempo esperando encontrar un mensaje de Nathaniel. Incluso hice la enorme ridiculez de cambiar mi foto de perfil, esperando que hiciera algún comentario o empezáramos una conversación.
Vale, cambié la foto de perfil dos veces.
Pero cada mañana era una nueva desilusión, mi último “qué tal” ignorando, criando malvas junto a mi orgullo enterrado. Al parecer mi ansiedad al mirar el móvil de reojo debía ser palpable, porque al acabar una clase en la que Melody se había sentado a mi lado sin una Chani para compensar, me comentó señalando mi teléfono:
–¿Estabas esperando algún mensaje importante?
Me molestó que fuera tan entrometida, pero me obligué a recordarme que era una buena chica. Aun así, decidí tirar de un poco de humor negro y meterme con ella.
–He tenido un funeral hace poco en mi entorno­.
Inmediatamente Melody puso cara de espanto y comenzó a articular una disculpa, pero yo le resté importancia con un gesto de la mano. No me sentí lo suficientemente culpable para decirle que el funeral era por mi dignidad, pero tampoco quería que se martirizara.
–No te preocupes, nadie cercano…– respiré hondo y empecé a recoger mis cosas. En un intento de aliviar la tensión, pregunté:­– ¿Qué tal llevas el trabajo final?
Sabía que ese era un tema en el que le iba a encantar explayarse, por eso le dirigí una sonrisa alentadora.
–Pues no tan bien como me gustaría, no llevo escrita ni la mitad y…
Dejé de escuchar en ese mismo instante. ¿Ni la mitad? Pero si quedaban como diez meses para entregarlo, ¿cómo iba a ir esa infeliz por la mitad? Casi me daba un ictus ahí mismo, pensando que yo no había terminado ni de plantear la idea cuando me forcé a relajarme y recordar que estaba hablando con Melody. Ella era así. No quería joderme la vida.
Melody no había dejado de parlotear ni un segundo, y cuando volví a prestarle mi atención, asentí como si hubiese hecho caso todo el rato.
–… y siendo la asistente del señor Zaidi tengo un horario bastante más apretado– ah, sí. En caso de que, Dios no quisiera que me olvidara que Melody era la asistente del señor Zaidi, ella aprovechó para recordármelo–. Por suerte este fin de semana él estará ocupado, es el cumpleaños de su esposa y me ha dicho que no hace…
–¿Disculpa, esposa?
Creí que a Melody le molestaría que la interrumpiera, pero esbozó una sonrisita de satisfacción. No creía que a mí se me notara tanto la desilusión como la sorpresa, así que solo pude imaginar que Melody estaba satisfecha por poder hacer hincapié en lo cercana que era al profesor Zaidi.
–Sí, no la he conocido personalmente– dijo con tono casi de disculpa–, pero en alguna ocasión he tenido que ir a casa del profesor Zaidi… Por cuestiones del trabajo, evidentemente.
–Evidentemente– asentí.
–Y he visto algunas fotos de ella. No le he preguntado porque no quería resultar indiscreta, pero en cuanto me dijo que este fin de semana era el cumpleaños de su esposa, até cabos…
Dejé que Melody siguiera hablando. Era una absoluta estupidez que me sintiera decepcionada, pero en mi cabeza había creído firmemente que al menos un flirteo tonto había existido entre el profesor Zaidi y yo. Pero teniendo en cuenta cómo había evolucionado mi relación con Nathaniel desde que volví a la ciudad, no podía negar que hubiera más posibilidades de que todo estuviera en mi cabeza.
A lo largo del día me entró un nuevo miedo. ¿Me estaba convirtiendo en una de esas chicas obsesionadas con tener pareja, o vivir algún drama romántico? Llevaba varios años sin tener ninguna relación seria, y no me había sentido particularmente sola ni desesperada. Pero llevaba menos de cuatro meses de vuelta y ya había inventado dos posibles romances en mi cabeza. Era evidente que necesitaba relajarme. Y ver menos episodios de Outlander.
*
Bufando y resoplando, mi padre terminó de subir el arcón de madera al maletero del coche. Esa noche era la cena de cumpleaños de Leigh, así que había ido a casa de mis padres a coger el coche y el arcón, antes de pasar a recoger a Alexy e irnos a la cena. Después Alexy volvería al campus en el coche de Rosalya y Leigh. Mi padre, una vez me vio engalanada con un vestido largo y tacones, insistió en mover el arcón él solo en lugar de dejarme ayudar. Para cuando cerró el maletero, era evidente que se arrepentía de su decisión.
–¿Exactamente cómo vas a bajar eso?– me preguntó, pasándose una mano por la frente sudada.
–Alexy admitirá que necesita ayuda y entre los dos lo llevaremos­.
–¿Vendrás luego a dormir?– inquirió mi madre desde la puerta de casa.
–A no ser que queráis regalarme el coche y me lo pueda llevar a la universidad…– sugerí.
–Claro que sí, y nosotros nos quedamos con el Rolls Royce– mi padre esbozó una mueca, que yo le devolví.
–Papá, no seas hipócrita, que es un Mercedes.
Un par de pullas después, mis padres me despidieron, recordándome amablemente que cualquier desperfecto en el coche lo pagaría yo.
Recogí a Alexy, impecable con un traje color burdeos, en la puerta de su casa. Teníamos un plan bien establecido con Rosa: llegaríamos al restaurante los últimos, esconderíamos el arcón con el consentimiento de los encargados detrás de la barra y esperaríamos a la tarta para sacarlo. Entonces aquel monstruo de media tonelada pasaría a ser el problema de Rosa, Leigh y su coche.
Alexy y yo íbamos cantando de camino al restaurante cuando llegó un mensaje de Rosa al grupo.
–Dice que Leigh ha invitado a alguien más, y que espera que nos hayamos arreglado– leyó Alexy.
–Pensé que esto iba a ser algo más bien íntimo, ¿a quién habrá invitado?
–No lo sé, pero menos mal que vamos como a los Oscars…
Menos gracia nos hizo ir vestidos de Oscar cuando tuvimos que maniobrar con el arcón. Por algún milagro inexplicable, encontré un hueco para aparcar casi en la misma puerta del restaurante. Tuve que correr a la puerta, avisar al encargado de que éramos los dementes que veníamos con un cofre pirata y volver a correr, con mis tacones y mi vestido largo, hacia el coche. El espectáculo que dimos fue ridículo, tanto que unos camareros se apiadaron de nosotros y vinieron a echarnos una mano. Mientras yo cerraba el maletero, dos camareros y Alexy intentaron correr hacia la entrada para tardar lo menos posible mientras otro sujetaba la puerta. Por fin, dejamos el maldito armatoste escondido.
–Uf, vale… ¿Cómo estoy? – terminamos de empujar el arcón, me incorporé y miré a Alexy.
Él me reacomodó algunos rizos y me restiró los hombros del vestido.
–Divina. ¿Y yo?
Por mi parte, le ahuequé el pañuelo que llevaba y examiné con atención su aspecto.
–Espectacular.
Sonreímos, asentimos y Alexy me ofreció su brazo. Caminamos cogidos del brazo por el restaurante, estilosos e imponentes, como si no hubiésemos estado resoplando y correteando unos minutos antes. Rosalya nos vio llegar desde la otra punta del restaurante y nos saludó con un gesto de la mano. Nos dirigimos a la mesa, y a medida que nos acercamos me di cuenta de que de las dos figuras en traje que se levantaban para recibirnos, una era la de Leigh y la otra era la del profesor Zaidi.
–¿Qué cojones..?– preguntó Alexy entre dientes, sin perder ni un segundo la sonrisa.
–¿Estás viendo lo mismo que yo?– susurré, sonriendo también.
–¿Nos ha tocado la lotería o algo?
Estábamos tan cerca ya de la mesa que no me atreví a responder. Tampoco quería, pues ver ahí al profesor Zaidi sólo me recordaba las historias que me había montado yo en mi cabeza, no solo con Nathaniel, sino con él también. Pero como no podía permitir que mis fantasías infantiles arruinaran el cumpleaños de mi amigo, emplasté en mi cara la más brillante de las sonrisas.
–Buenas noches– saludé una vez llegamos a la mesa. Le di un breve abrazo a Leigh–. Feliz cumpleaños.
Leigh me devolvió el abrazo antes de dirigir el mismo gesto a Alexy.
–Muchas gracias por venir– nos dijo. Se giró y señaló al profesor Zaidi, de pie a su lado–. Creo que ya conocéis a mi amigo, Rayan.
El profesor Zaidi me dirigió una sonrisa cálida.
–Buenas noches… Hall.
Le lancé una mirada de sorpresa, pero entonces me di cuenta de lo incómoda que iba a resultarnos la noche si yo me dirigía a él como “señor Zaidi” mientras todos los demás nos tuteábamos. Le devolví la sonrisa y asentí suavemente.
–Rayan.
Fue extraño, pero encajó desde el primer momento. Rayan, como al parecer iba a llamarlo el resto de la noche, y Alexy se presentaron y todos nos sentamos a la mesa. Rosa había encargado el menú de antemano, con lo que sólo teníamos que relajarnos, brindar y charlar mientras los platos y la bebida iban llegando a nuestra mesa. Me resultó sorprendente lo cómodos que nos sentíamos todos en presencia de Rayan, a quien ni siquiera percibía como un profesor en esos momentos. Leigh también parecía un poco más cómodo teniendo alguien cercano a su edad con nosotros.
–¿Cómo es que no has invitado a Morgan, Alexy?­– preguntó Leigh.
–Ya tenía otros planes para hoy, pero quería que te felicitara de su parte.
–¿Morgan?– preguntó Rayan.
Alexy se giró hacia él y le lanzó una sonrisa llena de aplomo. Siempre me había dado envidia la seguridad y la naturalidad con la que llevaba ser gay, porque estaba segura que yo en su lugar viviría preocupada por si alguien iba a ser desagradable conmigo o mi pareja.
–Mi novio– aclaró él.
Durante un breve instante, Rayan parpadeó sorprendido. Fue imperceptible, pero en lo que duró ese parpadeo, todos esperamos atentos el siguiente comentario que hiciera.
–Vaya, creía que vosotros dos estabais juntos­– comentó, señalándonos a Alexy y a mí y riéndose–. Lo siento, es que habéis hecho una entrada tan espectacular…
Todos estallamos en risas y el ambiente se relajó inmediatamente.
–La verdad sea dicha, esa entrada está ensayada–admitió Alexy, sonriente.
–Y yo no soy su público objetivo–me reí.
La cena continuó de forma fluida. La comida era generosa, y la bebida también. Rayan, Leigh y yo íbamos a conducir para volver a casa, pero eso no impidió que bebiéramos varios cócteles vírgenes que estaban buenísimos. Estábamos llegando casi a l momento mágico de la tarta, cuando empezó a sonar el móvil de Rosalya. Al mirar el gesto del identificador de llamadas, su gesto se ensombreció.
–Es el casero…– dijo. Se puso de pie para coger la llamada– Disculpadme.
Todos asentimos y nos volvimos hacia Leigh.
–¿Alguna vez os ha llamado a esta hora?– preguntó Alexy.
Leigh negó con la cabeza, y me invadió la incómoda sensación de que nuestra alegre noche iba a llegar a un abrupto final. Rosalya volvió unos minutos más tarde, lívida.
–Resulta que ha estallado una tubería del piso de encima– informó–, y el casero teme que se nos esté inundando el baño. No tiene llaves para entrar.
–¿¡Qué!?– Leigh se incorporó de golpe– Lo siento muchísimo, chicos, pero tenemos que irnos…
–Claro…– comenzó a asentir Rayan.
Alexy y yo compartimos una mirada de horror. Era evidente que los dos estábamos pensando en lo mismo.
–Esperad, esperad– Alexy se puso de pie y extendió una mano hacia Rosalya–. Dame las llaves de tu coche. Deja que guarde el regalo de Leigh.
–¿Mi regalo?
–Joder, es verdad…– bufó Rosa, que solo soltaba tacos cuando la situación la superaba.
Me di cuenta de lo caótico que estaba resultando todo, así que me puse de pie yo también y le apoyé una mano en los hombros a mi amiga.
–Eh, tranquila– susurré. Le sonreí de forma tranquilizadora–. Si el casero ya ha llamado es que se toma este problema en serio. El seguro se hará cargo de todo. Danos cinco minutos y os podéis ir. ¡Menos incluso!
Rosalya sonrió, asintió y nos dio las llaves. Alexy se movió a la velocidad del rayo, consiguiendo que los santos camareros volvieran a ayudarle a llevar el arcón al coche de Leigh.
–Ábrelo mañana– le pedí–. Así te animará después de lo de la tubería.
Rosa me cogió el brazo y me llevó aparte antes de susurrar.
–Hall, ¿te importa hacerte cargo de la cuenta? Deberían ser cuatro menús cerrados, y mañana te hago una transferencia.
–Claro, no te preocupes.
De forma apresurada, todos nos despedimos. Alexy también se iba con ellos, así que terminamos quedándonos Rayan y yo solos en la mesa con cara de pasmo.
–Joder, vaya cumpleaños…– solté sin pensar.
Rayan se rio y se giró hacia mí.
–¿Qué era el regalo?
Incluso yo misma noté cómo se me iluminaba el rostro mientras le contaba la idea del arcón de telas y todos los recorridos que habíamos hecho para conseguirlas. Mientras charlábamos, los camareros recogieron los platos de la mesa. Finalmente, uno de ellos se acercó a nosotros y nos preguntó:
–¿Vais a tomar el postre?
Nos miramos un instante, dudando. Rayan sonrió.
–Yo tengo tiempo. ¿Hall?
Le devolví la sonrisa y me giré al camarero para asentir.
–¿Podemos tomarlo en la barra?– señalé con un gesto de la mano la enorme mesa donde solo quedábamos dos personas–. Me siento rarísima en una mesa así de vacía.
Rayan se puso de pie y nos encaminamos hacia la barra. Ahora que estábamos solos, fui muy consciente de lo impresionante que me resultaba vestido de traje, y di las gracias por las dos horas que había dedicado a arreglarme.
Cuando nos sentamos en la barra, la conversación siguió fluyendo con la misma naturalidad que cuando estábamos todos juntos a la mesa. Creí que del tema de las telas pasaríamos a hablar invariablemente de arte, pero la historia de cómo tomé la salida equivocada al ir a buscar una tela y acabé en una granja de burros terminó dando pie a que nos contáramos las historias más absurdas de nuestras anécdotas por carretera y de búsquedas de regalos originales. Nos estábamos riendo a carcajadas cuando de pronto recordé algo.
–¿Cómo es que no tienes una anécdota para este fin de semana?
–¿Para este fin de semana?– repitió.
–Oh, Melody me comentó que este fin de semana ella iba a trabajar menos contigo porque es el cumpleaños de tu esposa– sonreí–. ¿Qué le has comprado?
El cambio en el semblante de Rayan pasó por varias fases en a penas unos segundos. Primero, su gesto se oscureció, pero al cabo de unos instantes adoptó una expresión que sólo se podía categorizar como melancólica. Desvió la mirada hacia la nada y su voz bajó varios tonos cuando habló.
–Mi mujer… Murió hace siete años en un atentado en un centro comercial…
Mi reacción fue física antes que racional. Noté un extraño cosquilleo en la yema de los dedos, antes incluso de sentir que perdía el color de los labios. Cuando hablé, sentí que era otra persona la que estaba moviendo los labios y otra voz la que sonaba.
–¿El del Lunar Park 2?
Rayan alzó la mirada, sorprendido. Casi asustado. Yo no sentía la cara, con lo que no sabía qué expresión estaba poniendo. Ante su reacción, sólo pude bajar la mirada hacia mis manos en la barra.
–Fue justo antes de mudarnos aquí, la primera vez– susurré–. Creo que mis padres ni siquiera habían decidido aún si debíamos mudarnos o no…
Lentamente, como si temiera asustarme, Rayan cogió una de mis manos entre las suyas. Durante un largo instante, solo pude pensar en lo cálidas que me resultaban contra el incómodo cosquilleo de las mías. Alcé la mirada y esbocé un gesto trémulo que pretendía ser una sonrisa. Y sin saber muy bien por qué, le conté algo que ninguno de mis amigos sabía.
–Creo que ni siquiera estuvimos al alcance del tirador. Mi padre estaba dentro de una tienda porque le iban a cambiar la batería a su móvil y yo estaba fuera en un banco esperando– tragué saliva. Recordaba de forma vívida detalles absurdos, como los calcetines desparejados que llevaba ese día o el sabor del batido que estaba tomando cuando escuché la primera ráfaga–. Al principio pensé que se le habría caído mercancía a alguien en una tienda. Pero de pronto todo el mundo empezó a gritar, y la gente se lanzó en avalancha hacia las salidas… Cuando escuché la segunda ráfaga, me di cuenta de qué estaba pasando. Y vi a mi padre intentando esquivar gente y llegar hasta mí, pero lo único que yo pensaba era “No seas estúpido, dentro de la tienda estás a salvo”. Entre la gente corriendo y el ruido de los disparos… No quería morir, pero pensar que a mi padre le pasara algo…
Pasé la mano que tenía libre por mi mejilla para secar la primera lágrima.
–Mi padre me gritó que me escondiera, y no sé cómo alguien consiguió meterme en otra tienda. Cerraron las puertas y apagaron las luces. Había una mujer con su niño pequeño. Recuerdo que el niño me vio llorar y me abrazó, y su madre nos abrazó a los dos hasta que la policía nos sacó de ahí– entonces me acordé de algo que, pese a todo, nos hacía reír a mis padres y a mí–. Mi madre había ido corriendo al ver las noticias del tiroteo, y cuando me vio salir, le pegó un puñetazo al policía que no le dejaba pasar. Creo que ni el policía se lo veía venir, porque se cayó al suelo y no consiguió detener a mi madre. Luego encontramos a mi padre y fuimos los cuatro llorando a pedirle perdón al policía y mi madre le pidió que por favor le pusiera una multa por pegarle.
Me reí suavemente, todavía lagrimeando un poco. Noté que Rayan también se reía, pero no me sentía capaz de alzar la mirada hacia él. Mis padres y yo habíamos pasado algunos años yendo a terapia, y éramos muy conscientes del sentimiento de culpabilidad que arrastrábamos. Había sido una situación aleatoria, pero había una parte de mí que no podía evitar sentirse culpable por todas aquellas personas que habían perdido a sus seres queridos mientras que mi familia y yo solo habíamos vivido el susto.
Y de pronto estaba delante de él, de una de las verdaderas víctimas, una persona que había perdido a alguien donde yo había sobrevivido.
–Lo siento muchísimo…– susurré.
Lo que quería decir era que lamentaba su pérdida. Pero también sentía estar ahí delante, contándole mi versión, cuando su esposa no podía hacer lo mismo. Esa culpabilidad irracional contra la que no se podía luchar me embargó y tuve que hacer mi mejor esfuerzo para contener un sollozo.
–Hall…
Incapaz de mirarle a los ojos, Rayan llevó su otra mano hacia mi barbilla y me obligó suavemente a levantar la mirada. Sus ojos también estaban empañados, lo que me hizo sentir un vacío en el estómago.
–Lo siento– volví a repetir, ya sin poder parar de llorar.
Entonces fue Rayan quien no pudo contener las lágrimas. Cuando vi cómo se le humedecían las mejillas, lo único que supe hacer fue inclinarme hacia él para abrazarlo con fuerza. Rayan me devolvió el abrazo, y noté sus dedos aferrarse a la tela de mi vestido. Permanecimos así, en silencio, apoyados el uno contra el otro hasta que conseguimos serenarnos. Nos alejamos un poco para poder mirarnos, sin llegar a soltarnos. Sus manos se deslizaron por mis hombros y terminaron apoyadas en mis antebrazos.  
–Me alegra mucho que ese día no te pasara nada, Hall.
Con algo de reticencia, Rayan se separó de mí. Guardamos silencio. Por cómo me miraba, me daba la impresión de que temía que volviera a venirme abajo, pero habíamos llegado a un punto en el que me preocupaba más sonarme la nariz sin resultar demasiado estridente.
–Vaya, lamento este momento…– le dije mientras apretaba mi nariz con una servilleta de papel.
Aun con los ojos enrojecidos y acuosos, Rayan esbozó una sonrisa compungida.
–No es la noche animada que teníamos en mente para hoy, ¿verdad?
Me reí suavemente.
–Creo que deberíamos dejarlo aquí por hoy. Nada va a igualar este pico de drama y todo nos va a parecer insulso.
Pedimos la cuenta, que repartimos a medias y decidimos que jamás compartiríamos con Leigh, Rosa y Alexy. Yo tenía el coche de mis padres aparcado casi a la entrada del restaurante, con lo que Rayan me acompañó hasta él más por casualidad que por ejercer de caballero.
–Siento que hayas llorado esta noche– dijo Rayan cuando nos estábamos despidiendo–. ¿Me dejarías intentar compensarte en otra ocasión?
Tardé un momento en darme cuenta de lo que me estaba proponiendo. Y si bien una parte de mi cerebro me gritaba “Hall, es tu profesor”, la ignoré en favor de la parte que buscaba una respuesta ingeniosa.
–No hay nada que compensar…– dejé que la frase flotara en el aire como una suave negativa, antes de sonreír maliciosamente– Pero da la impresión de que subestimas mi capacidad para lagrimear en un restaurante.
Cuando se dio cuenta de que no estaba rechazándolo, Rayan alzó una ceja en una sonrisa socarrona.
–Tendré que comprobarlo.
Abrí la puerta del coche y le lancé una última sonrisa antes de entrar. Nadie habría dicho que habíamos estado llorando a moco tendido diez minutos antes.
–Llevaré clínex, entonces.
Nos despedimos con un gesto. Arranqué el coche y puse música para el camino a casa de mis padres. Me di cuenta de que, frente a las confusas interacciones con Nathaniel, en esa ocasión y con esa persona tenía muy claro que era una cita y que había interés más allá de la amistad.
6 notes · View notes