Tumgik
#catxkara
feifiefofum · 8 years
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sg has a type
i mean, seriously, she does if you think about supercat and supercorp for like five seconds...
swear, their ot3 name would be superceo.
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scullsliciously · 8 years
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Hey guys check out chapter 2 of The Words of The Wise.
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knowwhatiwant11 · 8 years
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Cat calling Kara "Sunny Danvers" is my new favorite thing.
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tonidshipper · 8 years
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I was supposed to be freaking out that Kara’s bleeding but, Cat worrying and standing up for Kara is probably the cutest thing I’ve seen. 
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marinasimmer95 · 8 years
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Capítulo 3y 4 de It must hace been love
― ¿Kerah? La muchacha alzó la vista al escuchar su nombre, mientras que Siobhan seguía en su trabajo. Pudo fijarse en como también desviaba un momento la mirada del ordenador hacia ella, y como después se volvía a centrar en sus labores. Suspiró, levantándose de su asiento, y se dirigió hacia dentro del despacho. Ante el gesto que hizo su jefa con la mano, cerró la puerta tras de sí, mostrándose seria. Nada de sentimientos. Solo profesionalidad. Aunque le costase un mundo mantenerse así con Cat. ― ¿Sí, Miss Grant? ―Quería comunicarte que el problema del hacker ya se ha solucionado. ―Ah―soltó un poco seria, aunque se recompuso, intentando mostrar curiosidad―. ¿Se puede saber cómo? ―Parece ser que era un ser de esos del mundo de Supergirl o algo del estilo...Y ella ha conseguido derrotarla. La rubia asintió ante las palabras de su jefa. Había sido duro. Tuvo que ir con James a la Fortaleza de la Soledad de Superman para aprender como poder derrotar a índigo, y tras conseguirlo, con un duro entrenamiento de por medio, por fin National City se encontraba a salvo. Se sentía satisfecha por lo que había logrado, y que fuese a ser reconocido por todos, incluso por su jefa, era algo que le producía alegría. Aunque era más el hecho de que Cat Grant conociese sus logros, aunque no supiese de que se trataba de ella. ―Eso es una buena noticia, Miss Grant. ―Sí que lo es―afirmó la mujer, con tono pensativo. Se levantó de su asiento, girando el rostro hacia los cristales, viendo a través de ellos todos los edificios de la ciudad―. ¿Sabes una cosa, Kerah? ―Dígame, Miss Grant. ―Voy a tener una aparición en "The Talk" para hablar sobre Supergirl. ―Oh―respondió, un poco impresionada. Sabía que era un programa conocido, y que Cat Grant se sentiría emocionada por poder participar allí. Creía que con esa breve expresión, ya había dado a entender lo sorprendida que estaba. ―Lo sé. Creo que hasta puede llegar a asustar. Kara miró entonces a su jefa, intentando comprender qué era lo que parecía que tanto le preocupaba. Al verla en ese instante, con los ojos centrados en algo más allá de los edificios de la ciudad, vio una expresión en su rostro que hizo que la rubia sintiese una especie de calidez recorriendo su cuerpo. Notaba como su corazón se hinchaba, como de felicidad, porque ese instante, podía ver algo más allá de esa fortaleza que la mujer mayor había fabricado con tanto esmero durante todo ese tiempo. La veía preciosa así, tan natural, tan ella. ―No tiene de qué tener miedo, Miss Grant. Usted es de esas personas capaces de crear tendencia en algo que dice, aunque muchos de los que la sigan pudiesen pensar lo contrario...No tiene nada de lo qué preocuparse―intentó tranquilizarla, mostrando cierta suavidad. Después de eso, temió que su jefa la acusase de estar volviendo a rebasar la línea de la profesionalidad, pero al ver que el gesto de Cat se había relajado, en vez de estar tan tenso, se dio cuenta de que había hecho lo correcto. Sabía que en el fondo, las dos no estaban hechas para tratarse de una manera solamente formal, aunque la otra se resistiese a ello. Tenía ganas de acercarse a ella y rodearla con sus brazos, apoyar la cabeza en su hombro, e intentar calmarla. Se sorprendió por esos impulsos que surgían en ella, entreabriendo los labios por ello, perpleja por completo. ¿Cómo podía pensarlo tan siquiera? ―Y sin embargo...Sigo sintiéndome a veces, en este tipo de ocasiones solamente, como un poco novata―cuando escuchó esas palabras, la joven asistente no se lo podía creer―. Aunque, en verdad, lo que más temo es no dejarla a la altura de lo que se merece. ― ¿A quién? ―A Supergirl. Hay mucha gente que sigue sin entender que ella no es un peligro para nosotros. Hay otra gente que la menosprecia porque es una mujer. Hay tantas cosas que, no sé, no quiero que lo que pueda decir ayude a esa gente a que se incrementen sus ideas. Quiero que todos entiendan lo que significa "Supergirl". Quiero que comprendan que, cuando alguien dice "Supergirl", está hablando del bien, y no de si es mujer, hombre, o no. O de que puede ser un peligro. Quiero que la vean como la ve mi hijo, Carter. ―No tiene de qué preocuparse, Miss Grant―repitió―. Usted fue quien le puso nombre... ―Sí. ¿Y sí la fallo? ―No lo va a hacer. La conozco. Sé cómo es. Y pueden decir de usted muchas cosas malas, pero nunca podrán decir que no luchó como Supergirl. Usted es admirable. Para cualquiera de nosotros. Simplemente, tiene que decir lo que siente sobre Supergirl, qué es lo que le hace apoyarla. La mujer se quedó callada ante las palabras de su asistente. Parecía estar reflexionando sobre sus estas, o esa impresión le estaba dando a Kara. Sus labios se fruncieron ligeramente, en un movimiento que no pasó desapercibido para sus ojos azules. Notó como su corazón se encogía por ello. Se mordió el labio ligeramente, bajando la vista, con el fin de recuperarse. Respiró hondo, tomando el aire suficiente, y de nuevo clavó la vista en su jefa. Ahora esta le estaba dando la espalda, por lo que no podía saber qué era lo que reflejaba su rostro. No sabía si asegurar si le había servido de ayuda, pero no pudo evitar notar de nuevo esa conexión que existía entre ellas dos. Esa especie de unión que había cuando las dos tenían un problema, cuando notaban que las inseguridades se apoderaban de ellas dos. ― ¿Necesita algo más, Miss Grant? ―Ah―pareció sacarla de sus pensamientos, o tal vez pensaba que ya se había marchado―. No, no; puedes volver a tus labores. ―De acuerdo... Kara se giró, saliendo del despacho, mientras que Cat Grant se quedaba en la misma posición, girando un momento su rostro, mirando de reojo como la rubia se sentaba en el lugar de siempre, con una expresión suave en su rostro. Bajó la vista hacia la mesa, y tomó sus gafas. ―Gracias, Kara―susurró, colocándose las gafas y sentándose, para empezar a escribir un artículo que le ayudase a hablar sobre Supergirl. * Maxwell Lord caminaba por su despacho, de un lado a otro, pensativo. Había decidido calmarse un poco, dejar que pasase el tiempo desde que le habían soltado de la DEO, habiendo estado recluido contra su voluntad. Le había sorprendido que Supergirl le hubiese soltado, cosa que había hecho que su odio irracionable hacia ella se calmase en cierta medida, porque no esperaba esa especie de acción bondadosa por la chica. Sin embargo, seguía creyendo que era un gran peligro para la Tierra, no solamente por sus acciones, sino por esa gente que viniendo del mismo lugar que ella, estaban destruyendo todo lo que era su hogar. Y ella, por muy buena que fuese, había destruído a su propia Supergirl. Bizarro, como así le había llamado Cat Grant a su gran obra maestra, había sido lo mejor que le había pasado a ese lugar, y la otra Supergirl la había destrozado. Incluso había provocado que todo su mundo se desmoronase. Soltó un suspiro cálido, escuchando como la puerta se abría. Alex Danvers acababa de hacer acto de presencia, haciendo que él sonriese con cierta ironía. Justo después, apareció su secretaria, un poco agitada. Se imaginaba que había intentado avisarle antes de que esa mujer entrase, pero no lo había logrado. Pese a todo. A que supiese que era la hermana de Supergirl. A que le hubiese mantenido encerrado en contra de su voluntad. A que le hubiese golpeado numerosas veces. A que hubiese intentado ligar con él para engañarle. Pese a todo eso, a Max Lord le seguía pareciendo Alex Danvers una de las mujeres más atractivas que jamás hubiese podido conocer. Y no solo se lo parecía porque era guapa, porque sin lugar a dudas, era preciosa; no, le atraía ese halo de misterio que la envolvía. Y aunque sabía gran parte de su vida, y de sus secretos más oscuros, le seguía pareciendo un misterio. Y aunque ella defendiese a su hermana, los dos sabían que entre ellos había algo. Algunas personas lo denominaban atracción, otros química. Otros simplemente, decían que era una conexión especial. Era algo. Algo que a él le gustaba tener con ella, y que en cierta manera, calmaba su sed de venganza. Pero solo un poco. Esos ojos oscuros que se penetraban en su alma hacían que se replantease si había escogido el camino correcto. Y aunque creía que así era, que las dudas surgiesen solo por esa mujer, hacían que se sintiese todavía más atraído. Lástima que ella no estuviese unida a su causa. ―Agente Danvers, que alegría volver a verla―ella sonrió con ironía―. ¿Le apetece una copa? ― ¿Tuviste algo que ver con índigo? ―Fue directa. Y eso le encantaba. ― ¿Quién? ―Fue una pregunta sincera, no tenía realmente idea alguna de lo que ella le estaba hablando―. ¿De qué me hablas? ―Del hacker que se había apoderado de la empresa CatCo. ―Ah, eso―respondió―. Debo ser sincero contigo, Alex...No tuve nada que ver―ella le miró con duda, como si no se terminase de creer las palabras de ese hombre―. En serio te lo digo. No podía acceder a la forma en la que entraba en la empresa...Era como si no existiese en verdad, pero había algo―afirmó, sirviéndose una copa de whisky―. Ni siquiera yo sé lo que era. ― ¿Y por qué debería de creerte? ―Sabes que es verdad―dijo con tono grave, fijando sus ojos en los de ella―. Puedo ser muchas cosas y mentir mucho, pero en este caso, no miento. Y además, ya tengo manera de poner entre las cuerdas a Supergirl. ―Sí es algo sobre desvelar su identidad... ―No, no―le cortó el, apretando los labios en un gesto divertido, mientras negaba con el dedo índice―, va a ser algo mucho más divertido, te lo aseguro. Alex se le quedó mirando sintiendo cierta rabia, mientras que él parecía satisfecho de haber provocado esa reacción en la mujer. Esa lucha que existía entre ellos dos le hacía sentirse vivo. Y ver como ella le miraba, con deseo prohibido, le enloquecía todavía más. Se relamió los labios delante de ella, como si la fuese a devorar. ―Esto no va a quedar así, y lo sabes―amenazó ella, girándose. ―Yo no me pondría en plan defensora de Supergirl, Alex―murmuró él, con una sonrisa de suficiencia, mientras ella seguía caminando hacia la entrada―. ¿Sabe tu hermana que eres la causante de la muerte de su tía? Se quedó congelada en el lugar, mientras que Max Lord permanecía en su sitio, con una sonrisa de fanfarronería propia de él. Se volteó, para encontrarse de nuevo cara a cara con él. ¿Cómo podría él saberlo? Solo lo sabían Hank y ella. ¿Les habría escuchado? Imposible, estaba encerrado en su celda. ¿Tal vez un topo? ¿Alguien que estaba bajo las órdenes de ese hombre y que sabía toda la verdad? Sintió alarma dentro de ella, cierta rabia hacia él, y además, hacia ella misma. ― ¿Cómo sabes eso? ―Oh, eso no importa―dijo despreocupado―. Me pregunto qué es lo que opinará la pequeña Kara Danvers sobre que su hermana mayor asesinase a su tía... ―No le vas a decir nada―murmuró, molesta, acercándose de nuevo a él―. No pienso dejar que se entere así. ― ¿Me vas a volver a encerrar para impedirlo? ―Cuestionó con diversión, y ante el silencio, se rió―. Ya me imaginaba que no...Igual, no te preocupes, no te pienso delatar. ― ¿Y eso por qué? ―Porque me caes bien―parecía sincero, o esa impresión le daba a Alex―. Y además, creo que incluso la misma Supergirl necesita saber la verdad por parte de su familia. Bastante doloroso va a ser saber todo, como para encima, añadir que se lo diga alguien a quien odia, y que la odia―se encogió de hombros―. Te concedo eso, esa tregua. Alex se quedó impresionada por eso, mientras que Max se acercaba a su asiento, sentándose, sin apartar sus ojos de la mujer. Mantenía esa sonrisa que tanto sacaba de quicio a Alex, pero que a su vez, le hacía verse en cierta manera, atractivo. Apretó los labios, un poco molesta por lo que estaba a punto de hacer, pero no tuvo más remedio que hacerlo. ―Gracias. ―De nada. Ambos se quedaron mirándose, como si intentasen decirse algo más. Y tras esto, ella se giró, marchándose de allí, y dejando atrás de ella a un hombre con una sensación desconocida en su interior, que rápidamente fue eclipsada por sus planes. Por sus verdaderos y maléficos planes. * Kara llegó a su apartamento un poco agotada después del duro día de trabajo. Solamente podía pensar en lo difícil que era estar en ese trabajo siendo tratada casi como alguien inferior al resto. Dejó el bolso en el sofá, mientras se quitaba la cazadora que llevaba. Al menos no había sucedido nada extraño que tuviese que ver con Supergirl, desde Índigo así que estaba, por ese aspecto, un poco relajada. Se quitó las gafas, para estar relajada, y se sentó, masajeándose los pies. Se puso a pensar en cómo sería pasar un día cotidiano con Cat. En como sería sentarse con ella para hablar de cosas del trabajo sin la presión de que te pudiese despedir, y como sería relajarse con ella. Se quitó esa absurda idea de la cabeza, porque hasta se le hacía extraña. Le costaba mucho imaginarse esa situación, y no entendía siquiera porque se paraba a pensarlo. De repente, notó como su móvil vibraba en el bolso. Tomó este entre sus manos, y rebuscó rápidamente, encontrándolo. Se quedó callada, un poco sorprendida de ver que era su jefa la que estaba al otro lado de la línea. Se puso un poco tensa, y aunque tenía miedo de contestar, sabía que debía hacerlo, porque sino le daría otra razón más para poder ser despedida. ― ¿Miss Grant? ―Atendió. Por un instante, la línea se quedó en silencio. ¿Se habría equivocado de asistente? ― ¿Kerah? ¿Tienes el ordenador a mano? ―Eh...Puedo encenderlo si lo desea. ―Sí, date prisa, chop chop. La aludida asintió, aunque enseguida cayó en la cuenta de que su jefa no la estaba viendo. Rápidamente puso el ordenador en marcha, e ingresó en su usuario. Podía escuchar una música clásica al fondo, posiblemente Beethoven. Se le escapó una leve sonrisa. La verdad es que le parecía propio de Cat, aunque no supiese tanto de sus gustos musicales. ¿Sería solamente de música clásica? ― ¿Ya lo tienes, Kerah? ―Sí, Miss Grant. ― ¡Carter! ―Pudo escuchar la voz del niño a lo lejos―. ¡Baja la música! Perdona, últimamente le ha dado con... ―Beethoven. ―Sí―parecía sorprendida―. ¿Te gusta la música clásica? ―Un poco―admitió, sonrojada, aliviada al pensar que la otra no se percataría de su sonrojo―. No soy fan, pero siempre hay alguna melodía que puede enamorarte, creo―dijo, un poco nerviosa. ―Opino lo mismo―respondió al cabo de unos instantes Cat, asintiendo levemente―. Me acabas de sorprender, Kerah. ―Espero que para bien. ―Sí―fue la escueta contestación de la mujer. ―Mándele saludos a su hijo de mi parte―se atrevió a decir, y antes de que la otra pudiese comentarle algo, decidió que era mejor centrarse en el trabajo―. ¿Qué era lo que quería, Miss Grant? ―Ah sí, eso...Abre tu correo, por favor. Vas a ver un artículo que he escrito. Quiero que lo leas. Kara se quedó sopesando un momento, y empezó a leer, mientras se seguía escuchando al fondo las melodías de música clásica. Alguna seguía siendo de Beethoven, otras en cambio eran de Mozart, y así una larga lista de compositores que para ella eran desconocidos. Y sin embargo, estaba centrada en lo que estaba leyendo. Sentía admiración por la forma en la que tenía su jefa de escribir, porque de verdad, le encantaba. Sin embargo, sintió que faltaba algo. Era como si no terminase de creer lo que estaba plasmado en el papel. Creía que para Cat Grant, Supergirl era algo importante y especial. Pero lo que había escrito ahí era más formal de lo necesario. Se cuestionaba si era porque en verdad, para la mujer Supergirl no era más que una formalidad, o porque no quería dejar ver lo que podría llegar a significar para ella. Contuvo el aliento, sin saber bien qué decir. ― ¿Y bien? ―Está muy bien escrito, Miss Grant. ―Lo sé, pero quiero que seas sincera Kara―la aludida se percató de que la había llamado por su nombre, y por una extraña razón, una sensación cálida se amoldó en ella, sintiéndose bien―. Siempre lo has sido, y no quiero que dejes de serlo ahora. ―Creo que falta algo...O sea, lo ha escrito estupendo, pero, no sé, me esperaba algo más profundo viniendo de usted. ― ¿Profundo? ―Parece demasiado formal. Creía que para usted, Supergirl era algo más que una superhéroe. ― ¿Algo más? ―Quiso saber Cat, esperando a que prosiguiese su asistente. ―Sí...Me refiero, para usted, es una mujer fuerte, que siente admiración por usted. Es alguien que aunque salve a gente, tiene sus propios sentimientos, e intenta mostrar bondad, aunque pueda llegar a equivocarse a veces en la forma...Supergirl es alguien que nos enseña a hacer cosas, aunque sean pequeñas, con tal de hacer lo correcto. Eso creo que es para usted Supergirl...Su ángel guardián. La mujer se quedó pensando. Kara recordó cuando le dijo esas palabras, antes de enfadarse con ella. Las había guardado en su interior, con el fin de recordarlas siempre, en sus peores momentos. Sabía que ella no era eso para Miss Grant, pero sí Supergirl, y eso, en cierta manera, era reconfortante. ―Tienes razón―le concedió al final―. Voy a revisarlo, pero creo que ya sé lo que tengo que decir. ― ¿Me lo va a mandar? ―Ya lo verás en el programa―el tono fue misterioso, lo que sonsacó una sonrisa por parte de Kara. ―Entonces lo veré con mucho gusto―aseguró. Por un momento creyó que podría surgir algo, esa conexión que existía entre ellas, pero esa idea se desvaneció rápidamente―. ¿Desea algo más, Miss Grant? ―No, nada más Kerah―terminó respondiendo―. Lamento mucho haberte molestado a estas horas. ―No se preocupe...Soy su empleada. Puede solicitarme cuando guste. ―Lo sé―dijo, relamiéndose los labios al otro lado de la línea―. Así es difícil detestarte. ―Lamento complicárselo―murmuró la aludida, aunque una especie de sonrisa de satisfacción se apoderó de ella, bajando la vista. ―Buenas noches, Kerah. ―Buenas noches, Miss Grant. Tras esto, colgó, quedándose con el móvil en la mano, pensando detenidamente en la conversación que habían tenido recientemente. Le alegraba saber que su jefa, aunque se lo propusiese, le parecía difícil llegar a odiarla. Soltó un suspiro, notando una pesadez en su interior que hacía que se sintiese un poco mareada. Se agarró del cuello de la camisa, tirando de este para poder sentir un poco de aire en ella. Pero parecía no servir. Creía que estaba a punto de quedarse sin aire, aunque era más una sensación que la pura realidad, porque conseguía inspirar y expirar de manera correcta. Tras dudarlo un momento, sopesó que tal vez era que se habían debilitado sus poderes, como la anterior vez que le sucedió lo mismo. Se levantó, escuchando al fondo como su hermana salía de la habitación, sorprendiéndose de que estuviese ahí. ― ¡Kara! ¡No te había escuchado entrar! ―Pues llevo aquí un rato―comentó la aludida, sosteniendo la cabeza con una mano. ― ¿Estás bien? ―Sí...Debe ser cansancio, solamente―miró a la morena, que no parecía del todo convencida. ― ¿Segura? ―Sí...Voy a descansar un rato, ¿de acuerdo? Le sujetó de la mano por un instante, en gesto de cariño, y después se dirigió a su habitación, dejando atrás a su hermana preocupada, y ante todo, con un peso enorme en su conciencia cada vez que la veía. * Se levantó al día siguiente con una sensación apoderándose de ella. Parpadeó varias veces, aunque rápidamente se incorporó con una fuerza que ni ella misma sabía que podía sentir. Era extraño, porque notaba más perspicacia e ira de lo que pudiese recordar hasta ese momento. Cuando se miró al espejo, había algo distinto en ella. Era la forma de mirarse, y de su propio reflejo. Le pareció tan insulso, y tan suave, que sintió algo de aspereza contra ella misma, apartando rápidamente la vista de ella. No entendía bien porqué se veía de esa manera cuando nunca se había sentido a disgusto con ella misma. Salió del cuarto, viendo que su hermana estaba en la cocina, preparando el desayuno, y sin que esta se diese cuenta, entró en la habitación. Rebuscando entre la ropa de Alex, encontró algo que representaba lo que quería mostrar al mundo, sonriendo con cierta maldad, satisfecha. Sacudió la cabeza al percatarse de su propio gesto. ¿Había sonreído malévolamente? Rápidamente volvió a centrarse, dejándose llevar por el instinto que ahora parecía apoderarse de ella. Necesitaba verse, en cierta manera, atractiva, y que Cat Grant notase su presencia en cierta manera, aunque fuese solamente para que no tuviese duda de que podía ser igual de impresionante que esa estúpida de Siobhan. Un sentimiento de celos se apoderó de ella, sacando una especie de rabia que no solía sentir de normal. No le gustaba sentirse así, menos valorada, pero el hecho de que eso sucediese hacía que ella se estuviese colocando esa especie de jersey negro sin mangas, acompañado de una falda y unos tacones negros que le hacían la figura más esbelta. Su cabello lo recogió en una especie de moño, y por último, para finalizar, se puso sus gafas, para poder disimular que pudiese ser Supergirl. Siendo sincera, se vio no solamente guapa, sino sexy. Creía que podría vencer así a cualquiera, y seducirlos también. Con un ligero contoneo, con una sonrisa que pudiese enamorar a cualquiera. Con ese gesto que hacía que hasta ella sintiese ciertas dudas si en verdad no era lo que estaba mostrando en ese momento. Kara, por primera vez, creía que sería ella la que controlaría la situación. Apretó los labios, y decidió que no le sentaría mal un poco de maquillaje. Y no se equivocó. Los labios rojizos resaltaban ante el contraste de su piel clara, y de esos ojos azules intensos y profundos, que quedaban más impactantes ante la raya azul, dejando el rostro de Kara Danvers mucho más precioso de lo que de normal era. En cuanto se sintió satisfecha, salió del cuarto de su hermana, encaminándose hacia la cocina. Creía que le iba a costar mantenerse en los tacones, porque no solía andar con ellos, pero para su sorpresa, ante la seguridad que en esos momentos se estaba apoderando de ella, era capaz de mover los pies de manera que no se torcía, quedando así un ligero movimiento de caderas que le hacía pensar que se veía sexy. Y en verdad, era así por completo. Cuando Kara Danvers apareció ante su hermana, estaba casi irreconocible. ― ¿Kara? ―Preguntó su hermana, impresionada. ― ¿Sí? ―Inquirió con tono serio, sin prestarle mucha atención a la morena. ― ¿Por qué llevas esa ropa? ¿No es mía acaso? ―Sí, pero me apetecía hacer un cambio de look. No te importa, ¿verdad? ―Sonrió falsamente y antes de que Alex pudiese responderle algo, siguió hablando―. Lo imaginaba... ¿Me veo bien? ―Sí, por supuesto que sí―le concedió la otra, perpleja―, aunque no es para nada tu estilo. De repente, se creó una especie de silencio incómodo entre las dos. Kara arqueó una ceja, mostrando un gesto que Alex podía asegurar que nunca antes le había visto. La rubia no solía usar la ironía, debido a que era una de las mejores personas que jamás hubiese podido conocer. Sin embargo, en ese instante, la que era su hermana estaba mostrando una faceta que ella desconocía por completo, y que le daba una mala sensación. ― ¿Qué has querido decir con eso? ―Nada, nada―dijo rápidamente―. Solo que...Tú eres más sencilla, no sé. ―Supongo que no todas tenemos tu estilismo, querida―respondió con cierta sorna, sacudiendo la cabeza―. En fin, me tengo que ir a trabajar. ―Kara, espera, yo no quería... ―Siempre has hecho eso Alex―le interrumpió, colocándole el dedo índice en los labios, cómo para silenciarla―. Siempre has querido estar por encima de mí. En su momento no te gustó que fuese Supergirl. Ahora te sorprende que me ponga tu ropa, y que posiblemente, me pueda quedar mejor que a ti―la otra la miró, algo sorprendida. ― ¿Se puede saber qué es lo que te pasa? ―Lo que me ocurre es que no sé a que vino ese comentario―dijo, notando como la ira se iba apoderando de ella, aunque se mantuvo fría. El odio la estaba haciendo comportarse así, pero no quería hacer nada por evitarlo―. ¿Tanto te sorprende que me arregle, y que esté guapa? ―No es eso, Kara, y si te has levantado de mal humor, no es mi problema. No entiendo nada. Llevas muy rara desde que Cat Grant te ha relegado. ―No me ocurre nada, Alex―murmuró, mirándola fijamente―. Solamente te digo la verdad. No eres tan increíble como piensas. Lo sabes, lo llevas sabiendo tanto tiempo que me has intentado eclipsar. Pero, ¿sabes una cosa? Ahora todo se va a poner en el orden natural. Le dedicó una sonrisa totalmente falsa, y tomó su cartera, mientras que la morena la observaba algo dolida. La frialdad con la que le había atacado le había dolido más que las propias palabras en sí. No entendía nada de lo que estaba ocurriendo. Parecía que Kara había cambiado por completo, y que era una persona totalmente diferente. ―Ah, cielo, no te preocupes―le susurró―. Con el tiempo, tal vez esa envidia que sientes desaparezca...Date tiempo. Se encogió de hombros, con una sonrisa fanfarrona, y tras decir esto, salió del apartamento, dejando a una Alex Danvers completamente desconcertada. ¿Qué era lo que acababa de ocurrir? * Llegó a la empresa CatCo después de un rápido vuelo desde su casa, colocándose de nuevo la ropa en cuanto llegó, con el fin de pasar desapercibida. Pudo ver como Siobhan también llegaba a la oficina, aunque se detuvo en frente del ascensor. Se mantuvo a cierta distancia, y se sorprendió en cierta manera al ver a Winn aparecer allí. El chico se colocó justo al lado de la morena, rozándole casi la mano en ese momento. Frunció el ceño, confusa por el comportamiento del muchacho, aunque más al ver la mirada de la otra, que se la lanzaba de manera coqueta y cómplice. Enseguida supuso que era que entre ellos dos había algo, aunque le sorprendía. No le molestaba mucho que el chico estuviese con otra mujer, porque era solamente su amigo, pero no le hacía gracia que fuese esa persona la que le quería quitar el puesto, pareciendo casi que la estaba sustituyendo. Apretó los dientes unos contra otros, intentando controlar en cierta manera la ira que sentía. Era confuso, porque ella de normal no solía ser así, pero tenía sus razones para ser, en cierta manera, un poco mala. Era algo que se apoderaba de ella, y que ya no era capaz de controlar. Incluso lo empezaba a disfrutar en cierta manera, era como si pudiese por una vez decir lo que pensaba realmente, y ver algo de daño en los ojos de lo demás le causaba una sensación reconfortante. Se mordió el labio, intentando contener una sonrisa que amenazaba con salir de sus labios, y subió por las escaleras. Antes de poder llegar a su mesa, fue interceptada por Lucy. ― ¿Kara? ―Parecía impresionada al verla así vestida, mientras que la aludida la miró, frunciendo el ceño―. Estás muy guapa... ― ¿Gracias? ―Inquirió ella, arrugando la nariz. ― ¿Podemos hablar? ―Quiso saber la mujer, clavando sus ojos marrones en los de la rubia. ― ¿Es algo importante? Tengo que trabajar―dijo, señalando su mesa con un gesto en su rostro que dejaba entrever cierta obviedad, haciendo que la morena la mirase un poco molesta. ―Lo sé, pero necesito que hablemos... ¿Por favor? Kara se la quedó mirando con detenimiento. La mujer le indicó que la siguiese hacia su despacho y la otra, soltando un suspiro de fastidio, la siguió, con cara de aburrimiento. No tenía ninguna especie de idea sobre lo que esa chica querría hablar con ella, pero no tenía mucho interés en saberlo. Lucy Lane nunca le había gustado, e incluso sin sentir ya gran interés por Jimmy Olsen, seguía sin gustarle. Era demasiado perfecta. Y ella no. ¿Cómo podría llamar la atención de Miss Grant sino? Ante esa idea, sacudió la cabeza, sin dejarse llevar por sus sentimientos bondadosos. Había algo en su interior que se lo impedía, por mucho que intentase luchar contra ello. ―Dime, no tengo mucho tiempo. ― ¿Estás bien? ―Mejor que nunca―se limitó a responder sin vacilar. A Lucy le resultaba extraño el comportamiento de Kara. La conocía poco, y siempre le había parecido alguien tímido y que encima, estaba enamorada de su novio. Pero verla con ese tipo de confianza que estaba mostrando, le hacía sentir más odio hacia ella. Sabía que la causa por la que su relación con James no avanzaba era por ella, y no sabía si pensar si era porque era real, o porque pese a no serlo, ambos necesitaban estar juntos. ― ¿Lucy? ― ¿Entre Jame y tú hay algo? ― ¿Qué? Kara no se lo podía creer. Esa chica le estaba preguntando si su novio le estaba engañando con ella. Y se lo estaba cuestionando a la que consideraba su supuesta amante. Arqueó una ceja, mostrando en su rostro cierta incredulidad. Lucy tragó saliva, soltando un suspiro pesado. Le estaba costando hacer esas preguntas, y menos a la rubia. Se le hacía más absurdo el hecho de que James la estuviese engañando con Kara, porque consideraba a Kara una persona que respetaba a los demás, pero la duda le estaba reconcomiendo, y necesitaba aclararse. ―Lo que has oído... ― ¿Por qué me preguntas eso? ―Yo... ―No, no, ya sé porque me lo preguntas―la detuvo Kara. Se acercó a ella, dando unos pasos―. Sabes que a James le gusto yo―fue directa, mirándola a los ojos. Lucy se quedó boquiabierta―. James se lleva muy bien conmigo, y nos entendemos perfectamente. Encima es apuesto, podría encandilar a cualquier chica...Lo hizo contigo. Y yo, pese a que las demás no veáis más allá de mi apariencia de santurrona, los hombres como James ven algo más. Ven alguien con quien pueden hablar, una conexión impresionante. Porque las chicas como yo, en el fondo, somos más fuertes que las mujeres como tú...Lo somos porque no intentamos disfrazar en un fuerte carácter nuestras debilidades. Eso es lo que le gusta a James de mí. Soy como soy, sin ocultarme. Tú te ocultas, te disfrazas. Y porque hay algo. Hay algo que por mucho que te molestes no vas a conseguir nunca. ―Para, Kara―le advirtió Lucy, mientras que la otra sonreía con picardía. ― ¿O sino, qué? ¿Me vas a pegar o algo? ―Preguntó con fanfarronería―. Duele escuchar la verdad, ¿no? ―Si no te hubieses entrometido... ― ¿Sabes cuál es el verdadero problema, Lucy? Qué sabes que no hay nada―la otra se quedó callada, confundida―. No te voy a mentir, al principio James me gustaba, pero nunca iba a hacer nada porque estaba contigo, y no te iba a hacer eso porque me parecías buena persona. Pero ahora mismo, mis sentimientos por él no van más allá de una amistad. ― ¿Ah no? ―No...No hay nada por mi parte. Lo que deberías empezar a reflexionar es que quizás, yo no sea la culpable de que tu relación con James no vaya a más, que sé que es lo que pensabas. Ni tampoco es por tu culpa―añadió con firmeza―. Quizás el problema sea que él no te quiere, que quiere estar con otra persona, independientemente de si esa persona le corresponde o no. Tras decir estas palabras, y ver como provocaba en Lucy cierto daño, decidió que ya había hecho suficiente y salió del despacho. En cierta manera, no había sido tan mala persona. Había sido sincera, y le había abierto los ojos a la otra mujer. Incluso le había ayudado en verdad, porque no podía seguir engañada durante mucho más tiempo. Ella misma era consciente de que no era bueno vivir en algo que no era completamente verdad, y no poder tener lo que de verdad merecías, capaz algo mejor, solamente por luchar por algo que no merecía la pena. Sintió como alguien la llamaba al móvil, sin terminar de acercarse a la mesa. Por suerte, era pronto, y si Miss Grant llegaba antes, no se percataría de su presencia. Sonrió un poco molesta al darse cuenta de ese dato, pero decidió contenerse. Vio el nombre de su hermana en la pantalla de su móvil, por lo que no tardó en suponer que debía ser una misión de la DEO. Tras sopesar un momento, decidió ir, aunque fuese por ver lo que sucedía, y poder divertirse un poco. Con disimulo, procurando que nadie más la viese, se acercó al balcón, y saltó, volando así rumbo hacia la base secreta. De camino, en el aire, se cambió de traje, terminando de colocarse el traje de Supergirl. Mientras iba de camino, fue sopesando en que el traje que llevaba puesto no le gustaba del todo. No terminaba de transmitir como se estaba sintiendo en esos momentos. Porque ella no era alguien débil a quien la gente pudiese insultar, o burlarse de ella, de manera gratuita. No. Ella era mucho más que eso. Era alguien a quien se debía respetar, y posiblemente, temer, porque de ella dependía la paz de ese mundo. Y el que no lo entendiese, lo acabaría haciendo. Cuando llegó, se terminó de colocar bien la ropa, entrando. Rápidamente visualizó a Hank, y algo de ira se volvió a apoderar de ella. Le costaba ver al hombre que había matado a su tía Astra, en frente de ella, sin poder hacer nada para vengarla; pero era consciente de que la venganza se servía en plato frío, y que era demasiado pronto para actuar. Debía esperar para poder enfrentarse a él, y hacerle pagar por lo que le había hecho a esa mujer que había sido parte de su familia, independientemente de que ambas hubiesen estado en bandos diferentes en la lucha. A su lado, se encontraba su hermana Alex, que le dedicó una débil sonrisa. Por un momento, no supo si corresponder a ese gesto, y aunque al final lo hizo, fue una especie de mueca que hizo que la morena cambiase la expresión de su rostro. Se encogió de hombros, terminando de llegar a la altura de ellos dos. La observaban atentamente, como si la estuviesen analizando. No sabía cómo reaccionar ante eso, aunque decidió permanecer serena. Controlar esa furia que sentía dentro. ―Necesito volver rápidamente a mi trabajo. ¿Qué ocurre? ―Hay una nueva amenaza en National City―informó Alex, rodando Kara los ojos. ― ¿En serio? Creía que me habíais llamado para jugar al parchís―saltó con cierta ironía en la voz, entreabriendo la otra los labios, algo impresionada por el corte que le había pegado la rubia―. En serio, ¿qué es lo que tanto amenaza a Nationall City? ―Creemos que otro preso extraterrestre, Supergirl...Pero no sabemos exactamente lo que es. ― ¿Y para qué me habéis llamado? Normalmente me decís lo que es e intento luchar contra ello. ―Lo sabemos―interrumpió Hank, mirando a la muchacha fijamente. Parecía un poco extraña―. ¿Te encuentras bien, Kara? ¿Necesitas descansar? Podemos encargarnos de esto solamente nosotros, si lo prefieres... La aludida se quedó mirando al hombre a los ojos, sin saber bien qué responder. Prefería poder hacer su vida, independientemente de que fuese Supergirl; además, quería tener la oportunidad de que la dejasen de controlar, como ellos hacían. No quería estar siempre bajo las órdenes de nadie, y menos del hombre que mató a su tía. Había visto que ese comportamiento no era la solución, pero también era cierto que tenía que aguantar verle, y soportar ese dolor que se convertía en rabia, era difícil y duro. Lo más duro que jamás hubiese tenido que experimentar en su vida. ―La verdad es que sí, prefiero volver al trabajo y descansar un poco. ―Está bien...Si quieres te informamos de cómo sigue todo―dijo Hank, sin apartar sus ojos de joven. ―De acuerdo―accedió Kara de mala gana―. ¿Algo más? ―No, no, puedes irte... La aludida asintió, girándose, y empezando a caminar hacia la salida. Alex se quedó observando como su hermana se marchaba, perdiéndola de vista cuando dobló uno de los pasillos. En ese preciso instante, sin que nadie lo viese, Kara golpeó la pared con el puño, sin dejar de seguir su camino, mirando al frente, completamente seria. ― ¿No la notas un poco rara? ―Quiso saber Alex, mientras que Hank miraba hacia las pantallas, con los brazos cruzados sobre el pecho. ―Supongo que sigue molesta conmigo, y no sabe cómo expresarlo... ―No, pero no es eso―aseguró Alex―. No es eso lo que me preocupa, aunque también...Es como si no fuese ella. ― ¿A qué te refieres? ―No te lo puedo explicar porque ni yo misma sé qué ocurre, pero esa no es Kara...Hoy por la mañana estaba igual, con un carácter frío y algo prepotente, por decirlo de alguna manera. Hank frunció el ceño, un poco confuso, volteándose para mirar por donde se había marchado Supergirl. Sabía que estaba dolida, y en la última misión, había ido por su lado, aunque finalmente accedió a seguir trabajando con ellos porque era mejor para la ciudad. No se esperaba que se comportase de mejor manera con él, pero no se imaginaba que estuviese así con Alex también. ― ¿Puede que sepa lo que ocurrió de verdad con Astra? ―No―negó rápidamente―. Ayer estaba bien... ― ¿No le notaste nada raro? ―Bueno, sí, dijo que se encontraba mal... ― ¿Mal? ―Hank se puso más serio―. ¿Y ayer se comportaba normal? ―Sí...O sea, se encontraba mal pero era la misma de siempre. ―Habrá pasado algo...―miró a Alex fijamente antes de dedicarle una sonrisa, alentándole―. Revisaremos tu apartamento, a ver si hay algo raro que nos pueda ser útil... * Llegó de nuevo al trabajo con las gafas negras de sol luciendo en su rostro. Además, llevaba una bolsa colgando de su brazo, señal de que había aprovechado el paseo para comprarse algo de ropa. Winn alzó la vista al verla entrar, quedándose impresionada por lo guapa que se veía la rubia, con un gesto de ser una mujer impresionante, que le hacía verse más espectacular de lo que de verdad era. Siobhan también se percató de la presencia de su compañera, alzando una ceja. Se levantó de su lugar, entrando dentro del despacho de Miss Grant, para comunicarle algo. Kara dejó la bolsa y el café que se había comprado en la mesa, mientras que el morena la observaba con interés. Enseguida cayó en la cuenta de ese hecho, alzando la mirada para clavarla en el rostro del chico que sonrió abiertamente, pero dejó de hacerlo ante la frialdad de su mirada. ―No hace falta que me mires así... ¿Estás bien? ―Ella rodó los ojos ante la pregunta―. Está bien...Estás muy guapa, Kara. ―Gracias. ― ¿Has quedado después con alguien? Intentó disimularlo, pero no pudo evitarlo. Sentía cierta necesidad de saber con quien había quedado su amiga. Aunque era consciente de que ella no le correspondía, de que la relación entre los dos nunca iba a ir más allá de lo meramente amistoso, y que además, había tenido un encuentro más que interesante con su otra compañera, no podía evitar sentir lo que sentía por Kara. Estaba enamorado de ella, y que eso desapareciese, conllevaría su tiempo. ― ¿Celoso? ―Inquirió ella, mirándole―. Bueno, no sé, no me importa―comentó sin prestarle mucha atención―. Aunque...Ahora que lo pienso, no tienes ningún derecho para estarlo. ―Yo no estoy celoso...―intentó negarlo, arrugando la nariz y sonriendo con nerviosismo. ―No deberías, porque al fin y al cabo, ya te has buscando una nueva sustituta. Hizo un gesto con la cabeza hacia Siobhan y le guiñó el ojo con picardía, girándose para poder mirar dentro, viendo como la aludida salía del despacho mientras que Miss Grant aprovechó para llamarla a ella, como siempre, por el mote de "Kerah". ―Kara, yo... Ella hizo un gesto con la mano, haciéndole entender que no se molestase en hablar con ella, y entró al despacho de su jefa. Esta se había vuelto a centrar en la pantalla del ordenador, y estuvo unos minutos esperando a ver si se daba cuenta de su presencia, o se dignaba a hablarle siquiera. Carraspeó, intentando hacerse notar, y finalmente, Cat Grant se percató de la presencia de su asistente. Pero lo que vio no se lo esperaba para nada. Entreabrió los labios, ligeramente sorprendida ante el cambio de look de Kara. Su cabello recogido en un moño alto que hacía más resultante su figura, y no solo gracias a eso, sino también a la ropa que llevaba puesta, que remarcaba bien su cintura, y resaltaba sus curvas. Se veía atractiva así, y no solamente por su estilo, sino también por la actitud que parecía mostrar. Desafiante. Fuerte. Sexy. ― ¿Kerah? ―Preguntó, como si no se terminase de creer que la mujer que se encontraba en frente de ella era la misma chica de siempre―. ¿Qué ha pasado con esa ropa ridícula que siempre llevas? ―Supongo que esa ropa ya no existe más, Miss Grant―replicó―. Y soy Kara, no Kerah―le corrigió, haciendo que la aludida arquease una ceja. ―Ajá...―le recorrió el cuerpo rápidamente con la mirada, y se colocó mejor las gafas, para volver a centrar la vista en la pantalla―. Necesito que me traigas un café, y que me confirmes lo de la fiesta de esta noche. Quiero que esté todo perfecto. ―Por supuerto... ¿Desea algo más? ―No, ya te puedes marchar, Kerah. La aludida se giró, apretando los dientes, molesta. Respiró profundamente, cerrando los ojos, y después los abrió. Se giró, viendo como su jefa seguía con su trabajo y dio unos pasos hacia la mesa de esta, apoyando las manos sobre el frío cristal. Miss Grant se percató de esa acción, desviando la vista un poco para mirar de soslayo las manos de su asistente. Eran finas, delicadas, pero fuertes a su vez. Podía verlo. Podía hasta sentirlo. Finalmente, clavó sus ojos en los de Kara, azules, claros, potentes, intensos. ―Me llamo Kara―murmuró, seria. ―Aquí te llamas como yo lo decida. ―No―se negó, arqueando Cat Grant una ceja ante la firmeza de su asistente. ― ¿Qué has dicho? ―Que no. Soy su asistente, una de las mejores, usted mismo lo dijo, y todo eso cambió porque no quise salir con su hijo. Usted pidió que nuestra relación fuese profesional, pero es la que menos cumple esas palabras. Me castiga, llamándome por un nombre distinto, contratando a otra asistente, teniéndome como si fuese una segundona, para darme una lección. Si tanto problema tiene conmigo, puede echarme, librarse de mí. Puede quedarse solamente con Siobhan si lo desea, pero deje de tratarme como lo está haciendo últimamente. Me merezco más respeto, aunque pueda usted considerar que no. He estado ahí para usted, sobrepasando a veces la línea de la profesionalidad, cosa de la que creo que no me llegaría a arrepentir nunca. Y a usted le sucede lo mismo, Miss Grant. Pero deje de ir y venir. Deje de decir que quiere una relación solamente profesional, porque lo que usted hace conmigo es todo menos profesionalidad. Y puedo aceptar que me llame Kerah, pero no me gusta que lo haga para castigarme, porque no hice nada malo. Miss Grant se quedó con la boca abierta ante las palabras de Kara, que la miraba con fiereza y molestia, incluso pudo atisbar un poco de odio en sus ojos, cosa que hizo que se estremeciese en su asiento. No era capaz de pronunciar palabra alguna. La más joven la seguía observando, dejando claro que no se arrepentía de nada de lo que acababa de decir, y finalmente, se giró, caminando hacia la salida. Esperaba que su jefa la despidiese mientras se marchaba, sonriendo al sentirse un poco liberada. Sin embargo, no escuchó nada, por lo que hizo lo que le habían mandado. Mientras tanto, la mujer mayor se quedó sentada, quitándose las gafas y dejándolas sobre la mesa, terminando de digerir lo que acababa de suceder. ¿Kara se acababa de enfrentar contra ella? * La música resonaba por toda la enorme sala. Todos los compañeros parecían estar divirtiéndose. Winn se había decidido a bailar con Siobhan, la que parecía mostrar un poco de interés hacia él, lo suficiente para que permaneciesen los dos juntos, bailando, en medio de la pista. El muchacho parecía estar pendiente de que pudiese estar sucediendo algo extraño, y a su vez, se dejaba llevar por el encanto de movimiento de las caderas de la morena, que se juntaba a su cuerpo, de manera que el chico se dejaba llevar por ella. Miss Grant permanecía un poco en las sombras, apoyada en la barra del lugar, viviendo un Gin Tonic que se había pedido. No sabía qué era lo que estaba haciendo allí, porque no había mantenido conversación con nadie. Al principio, su nueva asistente había intentado hablar con ella, pero enseguida se aburrió de su intento por demostrar que ella tenía maneras para ser algo más que una ayudante, y a ella no le interesaba nada de eso. Sin embargo, no podía dejar de estar pendiente de la puerta, por si Kara aparecía por ella. No podía dejar de pensar en las palabras que le había dicho, y aunque cualquier otra persona le hubiese despedido, sabía que la otra tenía parte de razón; y por mucho que le pesase, no era capaz de despedirla, de echar a la rubia de su trabajo, porque eso significaría echarla de su vida. Y no quería eso. Pudo ver como la mujer entonces hizo su aparición, con la misma ropa que había llevado al trabajo; sin embargo, llevaba el cabello suelto, lo que le hacía verse más atractiva de lo que jamás hubiese imaginado. Tragó saliva, permaneciendo quieta en su lugar. Se sobresaltó al notar la presencia de alguien a su lado que le sacó de su ensoñación, fijándose en que Lucy Lane dejaba la copa que estaba tomando al lado de la suya. ―Miss Grant... ―Lucy―saludó, sin apartar la vista de su asistente―. ¿Qué tal? ―No lo sé―fue la otra sincera, notando la rubia como su empleada se tambaleaba un poco. Debía de haber estado bebiendo lo suficiente. ― ¿Necesitas agua? ―Decidió ser amable. Lucy Lane le agradaba, y entendía que todo el mundo tenía debilidades. Ella también las tenía. ―Lo que necesito es un hombre que me quiera. ―Oh―empezaba a entender de qué iba el asunto―. ¿Mal las cosas con James? ―Hemos roto. Cat Grant en ese momento se fijó en Lucy Lane. No se podía imaginar que un hombre como James dejase escapar a una mujer como era la morena. Era fuerte, independiente, con ideas claras, atractiva...Entendía que no podías escoger a la persona a la que amabas, pero la mujer era un buen partido, y ese hombre no sabía verlo ni valorarlo. Además, se notaba el interés que él tenía por su asistente, cosa que no le agradaba. Y se imaginaba que a Lucy tampoco, aunque por razones distintas. ― ¿Quién rompió? ―Yo―vaya, eso sí que no se lo esperaba. ― ¿Por qué? ―Por eso. Y entonces, lo vio. Kara tenía los brazos alrededor del cuello del hombre mientras bailaban, quedándose ella, al igual que la otra, congelada al verlos. Podía darse cuenta de como los labios de la muchacha se movían sobre la oreja de él, susurrándole algo al oído. Pero también era consciente de que, al hacerlo, sus ojos azules centelleaban fijándose en ella, como si fuese consciente de que ella, especialmente ella, estaba siendo público de esa escena entre ellos dos. Como si supiese que le estaba molestando la mera idea de que las manos de ella rozasen la piel oscura de él. No le gustaba la idea de que las caderas de su asistente se rozasen contra las del fotógrafo, que parecía estar ensimismado, perdido debido a la música, y seguramente al placer que le proporcionaba estar con ella de esa manera. Un poco de envidia se apoderó de ella, una envidia que decidió esconder. Pensó en qué dejar mostrar sus sentimientos con molestia sería lo mejor, pero en ese instante, se contuvo. ¿Qué derecho tenía ella a enfadarse? ―Me mintió...O capaz no, a saber porqué lo hace, lleva todo el día rara―logró escucharle las palabras a Lucy, sabiendo que se refería a Kara, y en cierta manera, era cierto. ¿Desde cuando era Kara así de lanzada?―. Pero tenía ella razón e hice lo que tenía que hacer...Romper por lo sano. ―Has hecho lo que tenías que hacer...Te mereces algo mejor―y fue sincera. Lucy Lane le parecía admirable. Se merecía a alguien que pudiese amarla de verdad. ―Eso no quita que duela menos... Cat Grant asintió, mirando de nuevo hacia esas dos personas que estaban bailando. Y no hizo nada, porque era lo correcto. Pero eso no quitaba que le doliese menos. * Hola hola :3 aquí dejo la primera parte del capítulo sobre la kriptonita roja. La siguiente parte va a ser más larga y puede que tarde algo más es publicarlo, pero creo que va a ser bastante intenso el capítulo. Va a traer alguna sorpresa que otra jajaja me alegra que os siga gustando, procuro hacer honor a la historia de Supergirl. También comentar que volveremos a ver a la Kara mala, más mala todavía incluso, pero de otra forma. Y espero que esa trama os guste. Como veis, la trama de Siobhan es algo diferente a la de la serie, al igual que será la de todos los personajes con respecto a temas personales. Un besuco y gracias como siempre por dar una oportunidad a mi historia :3
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