🎃 Noche de Brujas 🦇
33 notes
·
View notes
Luna llena (Argenmex; AU)
Esto no estaba planeado, pero forma parte del mismo AU de hombres lobo que Balas de plata y Transformación, asà que recomiendo leer esos dos primero.
Luna llena
Ser un hombre lobo es algo muy diferente a lo que MartÃn esperaba. HabÃa imaginado que los cambios sólo se notarÃan en su resistencia fÃsica y en sus sentidos más agudos, o en la transformación que ocurrÃa cada luna llena, pero iba más allá. Estaba preparado para descubrir qué tan distintos serÃan los aromas, los sonidos y los colores, o para correr a gran velocidad o tener una fuerza sobrehumana. Pero nada, absolutamente nada, lo habÃa preparado para sentir el poder que la luna ejercÃa sobre él.Â
Es incapaz de describir lo que siente en ese momento. Es una mezcla de dolor y temor: dolor porque su cuerpo intenta adoptar otra forma, y sus músculos se reacomodan de manera dolorosa pero sin llegar a completar del todo el cambio. Siente que su cuerpo es demasiado pequeño para sà mismo y quiere correr, alejarse lo más que pueda, llegar a un lugar abandonado y solo aullar, aullar, aullar.Â
Tiene miedo.Â
Las sensaciones son distintas a cualquier cosa que haya experimentado antes y teme a lo que está por ocurrir: su primera transformación completa en un lobo. Ha practicado su transformación parcial, aquella en la que solo sus dientes se hacen más largos, sus uñas se convierten en garras y sus ojos brillan en tonalidades doradas, pero desde que Pedro lo mordió, esta es su primera transformación total.Â
El resto de la manada le habló al respecto. Itzel y Pancho le dijeron que solo se dejara llevar; Miguel, Coco y Blanca que sus propios instintos le dirÃan qué hacer llegado el momento. Gregorio le recomendó que no comiera nada pesado el dÃa de su primera transformación porque podrÃa vomitar del dolor, lo cual no le ayudó demasiado. Y Pedro le aseguró que lo acompañarÃa en todo momento.
MartÃn sabe que está rodeado de las personas que lo aprecian, que estando su manada ahà no hay nada malo que pueda ocurrirle, pero lo desconocido le aterra… y por eso su transformación no se puede completar, porque su mente sigue aferrada a pensar como humano y no a dejar que sus instintos lobunos hagan su trabajo.Â
—Respira profundamente —dice Pedro mientras acaricia su espalda en cÃrculos—. Necesito que respires e intentes relajarte.Â
—Eso… intento —responde MartÃn entre dientes.Â
—Yo sé —agrega el otro—, pero lo estás pensando demasiado. Solo deja que todo pase.Â
MartÃn gime por lo bajo cuando el dolor aumenta y apenas es consciente de que Pedro lo abraza.Â
—Déjate llevar. Yo estoy aquÃ.Â
—Tengo miedo.
—Es normal, pero todo estará bien.Â
Tincho cierra los ojos y decide concentrarse en algo que está ahà desde el inicio, presente y constante: el latido del corazón de Pedro. Se enfoca en eso y continúa respirando lentamente, inhalando, exhalando, inhalando, exhalando, hasta que logra relajarse un poco. No sabe exactamente cuánto tiempo pasa, pero después de un rato el dolor cesa y siente que hay algo distinto en él. Abre los ojos y todo se ve diferente: más brillante aún, más nÃtido a pesar de que es de noche. Cuando mira a su lado, ve que Pedro le sonrÃe.Â
—Lo lograste —dice, y algo en su voz le transmite ese amor que sabe que Pedro siente por él.Â
En esta forma lobuna no es capaz de hablar, pero acerca el morro al rostro de su novio, a quien escucha reÃr.Â
—Muy bien. ¿Estás listo para correr?
Antes de que MartÃn-lobo pueda responder de alguna manera, Pedro comienza a quitarse la ropa y al estar completamente desnudo se transforma también: su pelaje es gris y su cuerpo es esbelto, pero fuerte. Es un poco más grande que MartÃn, contrario a como ocurre con sus estaturas humanas, lo cual probablemente se deba a que es el lÃder de la manada.Â
Pedro-lobo alza el rostro al aire y emite un aullido fuerte, que resuena hasta en los huesos de MartÃn-lobo, quien siente la necesidad de responder, por lo que asà lo hace. Casi al instante, los aullidos del resto de la manada se unen a ellos en un coro que resuena por todo su territorio Entonces Pedro comienza a correr y MartÃn lo sigue. Casi de inmediato otros lobos se unen a ellos y juntos (Pedro, MartÃn, Itzel, Miguel, Coco, Blanca, Pancho y Gregorio), bajo la luz de la luna llena, dejan a sus instintos fluir.
8 notes
·
View notes
Dibujos que hice para el evento halloween 🎃
Amaya como enfermera de Silent Hill
Julio vampiro sangre pura referencia a la condesa Erzsébet Báthory
MarÃa versión cisne negro
5 notes
·
View notes
PelÃculas de terror (México N)
Pedro no soportaba las pelÃculas de terror. Cuando salÃa una nueva pelÃcula de miedo optaba por ignorarla hasta que el hype de la misma hubiera pasado, o simplemente buscaba algún resumen en internet para tener algo de qué hablar si alguien le preguntaba. Algunos de sus amigos más cercanos sabÃan que pelÃculas de terror y Pedro no podÃan ir juntos en la misma oración, y por lo mismo, la mayor parte del tiempo no lo invitaban si iban al cine o planeaban alguna maratón de pelÃculas por Halloween. A veces se reÃan un poco de él; pero, en general, solÃan tomar bastante bien cuando se negaba a ver esas pelÃculas.Â
—No tiene sentido —le decÃan a veces—. Tienes el DÃa de muertos y a la Catrina y te dan miedo las pelÃculas de horror.Â
Pedro les habÃa dicho muchas veces que no era igual. Que la Muerte no le daba miedo, que era más el asunto de los efectos especiales o los sonidos estridentes lo que lograba asustarlo, pero la verdad es que ni él lo entendÃa. De vez en cuando incluso se iba con Itzel a pasar las noches del 1 y 2 de noviembre en algún cementerio y ahà no sentÃa miedo. Solo paz y serenidad, nostalgia y melancolÃa; pero miedo, no. Era raro.Â
Sin embargo, aunque le daban miedo ese tipo de pelÃculas, ella tarde de aquel 30 de octubre no pudo evitar decir que sà cuando los mismos amigos de siempre le invitaron a ver algunas pelÃculas de terror, por las fechas y todo eso. Al principio se negó, como era su costumbre, pero cuando supo que alguien especial irÃa, al final sà aceptó. No importó lo mucho que odiara las pelÃculas, ni que mantuviera cerrados los ojos durante la mayor parte del tiempo o que se sobresaltara cuando alguno de los personajes gritaba, porque esos eran los pretextos perfectos para sujetar la mano de MartÃn.Â
El problema real vino por la noche, cuando ya estaba en casa intentando dormir. HabÃa logrado conciliar un sueño intranquilo por unos cuantos minutos, aunque pronto las pesadillas no se hicieron esperar. Intentó volver a dormir, pero con solo cerrar los ojos imaginaba mil y un cosas de las que habÃan pasado en la pantalla. Después de media hora de dar vueltas y vueltas en la cama, decidió optar por su último recurso. Se armó de valor y atravesó el pasillo a toda velocidad antes de abrir una puerta con mucho cuidado y entrar a otra habitación.Â
—Itzel —murmuró, sin obtener respuesta—. Itzeeeeeel —repitió.Â
—¿Hm?
—Hazte para allá.
Su hermana abrió un ojo, y más dormida que despierta, preguntó:
—¿Por qué?Â
—Oh, tú hazte para allá.Â
Hubo un momento de silencio durante el cual él no se movió y su hermana siguió mirándolo con solo un ojo abierto.Â
—Otra vez aceptaste ir a ver pelÃculas de miedo solo porque estuvo MartÃn, ¿verdad?
Pedro no contestó de inmediato y después de unos segundos Itzel le hizo espacio junto a ella en la cama.Â
—Te toca invitar el desayuno.Â
—SÃ, ya solo hazte para allá.Â
—De nada —murmuró ella antes de darle la espalda y quedarse dormida una vez más.Â
Pedro no respondió pero poco a poco sintió como el sueño lo vencÃa mientras escuchaba la respiración serena de su hermana a un lado. Al menos esa noche, las pesadillas lo dejaron en paz.Â
5 notes
·
View notes
Noche mágica (HaitÃ)
Hace un par de horas que René llegó al vado. Ha permanecido de pie por un buen rato, dentro del agua que le llega hasta los tobillos y que está más fresca que tibia, aunque sin llegar a estar frÃa del todo. Puede sentir la energÃa que fluye por él desde sus pies hasta su cabeza en un flujo constante que poco a poco aumenta la intensidad. La luna aún no está en su punto más alto, pero falta poco para ello, asà que René solo espera.Â
Escucha los sonidos a su alrededor: el zumbar de algún mosquito, el de las hojas de los árboles al mecerse con el viento y los pocos animales que se encuentran cerca de él. Si se concentra lo suficiente, incluso puede percibir la presencia de alguien más, aún lejos pero que podrÃa acercarse en cualquier momento. Decide, después de un rato, ignorar a esta última, pues sabe quién es, y que esa persona no se acercará hasta la mañana siguiente, como lo hace cada fin de octubre.Â
Hay noches, como esta, en la que René se prepara para recibir una carga de energÃa que le será benéfica a su magia. Tiene que ver con la luna y con las lÃneas ley que en este momento se cruzan bajo sus pies, dentro del agua. Esta es, después de todo, la noche en que el mundo espiritual y el mundo mortal se unen por unos momentos.Â
Espera con paciencia, a veces solo respirando con calma, a veces tarareando alguna canción. Cuando da la medianoche puede sentir que la energÃa mágica aumenta drásticamente. Se siente eufórico y rÃe, rÃe, rÃe mientras la magia llena su cuerpo y fluye por su sangre, por sus músculos y sus huesos.Â
Horas después, cuando el sol está casi a punto de salir, sale del agua y regresa a su casa, caminando lentamente. Le espera un dÃa de descanso, pues aunque se siente lleno de magia en ese momento, también se siente exhausto por la noche en vela. Después, cuando se sienta menos cansado y se acostumbre a la nueva magia dentro de él, podrá pensar en cómo usar sus poderes recargados de forma entretenida. Quizá sea un buen momento para visitar a su vecino…
2 notes
·
View notes