Por favor, vida, termina de una buena vez conmigo.

Hoy es mi cumpleaños, ¿por qué me duele tanto?

Existir es sinónimo de morir.

Me pregunto si me sentiré mejor si solo desaparezco de este mundo.

Por qué estoy corriendo por personas que no caminarían por mi.

Estas tan ocupada cuidando de los demás que se te ha olvidado cuidar de ti misma.

Llorar en silencio en tu habitación es el peor dolor que puedes experimentar.

Brindo por esos amigos que creen en tú potencial cuando estas hecho mierda por dentro.

No estoy enojada, solo estoy triste…

Me han cortado tanto las alas que se me ha olvidado cómo volar.

“¿Por qué no lloras ni sonríes?” Me preguntan esas personas.

Y son esas mismas quienes me dicen que no lo haga.

A dónde van esas emociones que no dejamos salir.

En ocasiones, solo quiero mandar todo a la mierda.

—No llores, por favor. —me dijo el cielo.

Y lloró conmigo.

Rodeada de tantas personas, tantas sonrisas, tantos abrazos, tanto cariño... ¿por qué sigo sintiéndome muy sola? Nadie ha sido capaz de responderme esa pregunta.