Inicié el ejercicio de escuchar los "sonidos del mundo" y lo prolongué dos meses, como Don Juan había especificado. Al principio, resultaba torturante escuchar y no mirar, pero todavía peor era el no hablar conmigo mismo. Al finalizar los dos meses, yo era capaz de suspender mi diálogo interno durante periodos cortos y también de prestar atención a los sonidos.
No podía contar todos los silbidos de pájaros o zumbidos de insectos, pero me hallaba convencido de que estaba escuchando cada sonido individual en el momento en que se producía. Juntos creaban un orden de lo más extraordinario. No puedo llamarlo otra cosa que "orden". Era una orden de sonidos que tenía un diseño; es decir, cada sonido ocurría en secuencia.
-Carlos Castaneda ~ Una realidad aparte
15 notes
·
View notes
La queja sólo baja nuestra vibración. La gratitud nos abre las puertas a infinitas posibilidades ✨
28 notes
·
View notes