Chisp! ando

Qué es lo que me trae aquí. Olvidaba que si no es una confesión nada bueno puede salir. Es la motivación de ella la que retorna la mía. ¿Será que coincidimos? ¿será que nos podemos hacer bien? -

Vuelvo a escribir del momento, recreandolo. Se hace invisible en su pestañeo. Me gusta su guiño y lo persigo como un niño a las mariposas del jardín. Imágenes de quizá qué procedencia se posan en mi frente e ilustran la renovación de mi espíritu. Escribir también es un rito mágico. También está que ningún día se repite. Así es como rompo el embrujo de la indolencia. Y avivo la llama del ahora.

Re aflicciones

Los últimos meses una pregunta no he podido responder, "¿qué buscas?". Intento improvisar, actuar seguro ante mi cavilar extraviado y luego respondo cualquier cosa al interlocutor, algo ambiguo pero contundente. No puedo responder a esa pregunta, sinceramente. Para mí la búsqueda implica saberme perdido: no se qué objeto o situación ideal es la que necesito para sentirme mejor, para estar bien. Yo no busco, camino siguiendo las tenues luces que el azar me arroja, confío completamente en mi intuición, en que toda elección (consciente o inconsciente) es una experiencia transformadora. Algunos van de aquí hacia allá muy convencidos de lo que quieren. Yo no. Creo que no conozco todas las posibilidades como para decir, "sí, esto es lo que busco. Este soy yo ahora y este quiero ser". Y, la verdad, un poco me niego a vivir así. Llegué sin nada, me iré sin nada. Todo lo que hice, hago y haré es tocar el mundo a través de mis sentidos. Las personas son lugares, lo material perecedero, las emociones efímeras. Me acostumbré a caminar la oscuridad y descansar en las luces. No hay blanco, no hay negro, ni bueno ni malo. No soy práctico, prefiero ser resiliente. Vivir el azar y agradecer las pequeñas victorias mortales. Yo no busco. Soy la búsqueda.

Root y ná

Tenaz costumbre que trepa por mi voluntad y se crece en la copa atajando los rayos de conocimiento y paz. Sin comprender la belleza del día es fácil reposar el cuerpo contra el tronco y matar las horas en la sombra. ¿Saben ustedes quién me puede ayudar a encontrar el filo de mi espada?

Lámpara

Dejó caer su bicicleta hacia las congeladoras, me miró con sorpresa y apuntó unas golosinas. - No mi amor, eso no. Corrió por el camino que insinuaban las máquinas, las góndolas, las cajas, el gato... - Un gato papá. mire. Saco un jugo grande, dos frutas, una empanada y hago la fila. - Guau, ¡mucho helado! Papá, mire, helado. Yo quero el de frutilla. - Sácalo mi amor. Las mujeres que atienden el almacén se enternecen con la personalidad de Amparo. La saludan, le preguntan, se dicen cosas entre ellas y luego se ríen cómplices de algo que ignoro. Quizá de una prima pequeña en el Perú, o les recordó a ellas mismas cuando tenían esa edad, no lo se. - Pon el helado sobre el mesón, hija. ¿Amparo? ¿dónde estás, Amparo? Maulla un gato, maulla Amparo. Las mujeres ríen, hablan entre ellas, me preguntan, respondo que sí, que siempre es así. Deslizo mi tarjeta. Me pasa la máquina. Digito la contraseña. - ¡Mírenla, si es feliz! exclama una de ellas. Miro a la mujer. El gato hulle. - ¡Vamos papá, rápido! Digito la contraseña, cojo las bolsas, me despido. Agarro la bicicleta con la misma mano que sujeto las bolsas, la mochila y la lonchera; con la otra busco la mano de Amparo. Esperamos a que pasen los autos. Pienso, "es feliz", la miro, ella mira su helado. - ¡Amparo! Sonrío.

Él tútuaje

He fantaseado con un tatuaje en el antebrazo. Mis manos resbalan del pilar que sostiene este cielo voy de sacos al hombro rebotando contra las paredes, contra los jardines maravillosos.

Pensé que un símbolo en mi piel podría chasquearme los dedos y permitirme posar los pies sobre la tierra, de súbito, y recordar respirar, como lo hacía al principio, como lo hacíamos naturalmente al principio de los días. Me rayaría para fortalecerme de mis noches a la deriva para enderezar la postura  apagar las ansias germinar las muertes para plantarme de cara a los soles venideros.

Amanecer cuesta, amanecer duele. Desgarro los hollejos que aun quedan los arrojo después de atesorarlos entre mis manos con un soplo largo y un suspiro hondo tal como este dibujo alado me susurra. Basta de excavar, oigo de su trino, hora de sembrar.

La mecha

Lo que se expulsa ya no es de uno sino del mundo. Lo que es del mundo es de todos. Los absolutos son oroburos, antropofagia, callejones que insinúan salidas que nunca llegan a ser vistas. “Todos”, “uno”, “mundo”... el lenguaje descuartiza y zurce. Cuando lo dije, fue inoportuno. La forma en que lo dije, excesiva. Lo dicho, sincero, contundente, fulminante. No se deben decir las cosas así sin dejar espacio a la respuesta, sin advertencia previa para prepararse, de otra forma sólo es un desahogo como muchos que he escrito pero, esta vez, en la realidad compartida. Fue un quiebre, un hachazo monstruoso que partió las murallas, los adoquines, la techumbre, los balaustres; se estrellaron las farolas contra el piso y el abismo se tragó el vidrio, la madera, las piedras y las luces. Jalaste el gatillo sin saberlo y la chispa recorrió la cuerda hasta el nudo. Después el estallido. Después el apagón. Después lo escribí. Ahora.

screenshotJue1923:202021

Hace tiempo no nos hablábamos, Andrés, ¿se puede saber qué haces aquí? Es cierto, no lo sabes. Averiguemoslo, responde: ¿encontraste lo que buscabas allá fuera? Sí. ¿Y qué era eso? Familia. Entonces, ¿qué haces aquí otra vez? Te necesito, ayúdame, no he podido transformar el mundo y él me ha transformado a mi. Quiero nadar. Tú sabes hacerlo... sabíamos hacerlo. *Golpeo la ventana y me sorprendo de verme. Es mi reflejo, lo se, pero me alegra tanto de que haya aparecido, aun cuando no tenemos casa.* Traje compañía esta vez. Amparo crece y le gustan los dinosaurios, debemos mostrarle que todo fue creado y se sigue creando, que nada se ha extinguido, que incluso los fósiles bajo tierra son medios para que la luz sea hallazgo. *El mundo está dormido, mi amor, juguemos a despertarlo.*

Caserolazo

Y de pronto estalla a pasos de mí cien pies persiguiendo lo que hubiera sido su propia cabeza cien pies atropellándome con gritos y pancartas ¿hacia dónde van? Caminé con celeridad en dirección al departamento Estuvimos todas las tardes comentando el fuego y las lágrimas. Que se estaban devorando a ellos mismos, decían, a nosotros mismos...

Del balcón escuché el descontento metálico de las cacerolas. Recordé ayer verlos felices tragando el tiempo... y ahora esto. Qué sorpresa amarga... ya me había acostumbrado  a verme el ombligo en lugar de verlos a los ojos.

Veamos cómo serpentean las movilizaciones de emociones. Aun no abrigaré mañanas.

No es tan fácil ser Jorge González

No es tan fácil ser Jorge González ahora que su cuerpo extenuado por el trajín de arrullar sus propios soles contempla el gérmen de la inconsciencia agitarse en el corazón de la masa

Adict o o o o o o o o

Las noches caían una tras otra. Destellos y ondulaciones desfilaban sobre el cuerpo tumbado del muchacho. Allá arriba todos lo buscaban, necesitaban de su presencia y espíritu para sentirse seguros de que el orden no había cambiado. Se estremecían y sufrían de horrible manera tan solo con imaginar que todo acabaría algún día y que ese día había llegado. Pero no era así. El chico solo estaba durmiendo. Llevaba tres días durmiendo después de tomarse un par de pastillas, solo eso. No había de qué preocuparse. El muchacho había regresado a la superficie, un tanto mareado y confundido, con una leve sensación de anomalía, pero sin lograr precisar el motivo. Todos lo habían recibido con los brazos abiertos y se sintieron aliviados. El muchacho explicó sinceramente lo sucedido: había tragado las pastillas para dormir porque se sentía cansado de las luces artificiales. Todos convinieron en la siguiente solución: el muchacho estaba en edad para decidir qué hacía con su vida y nadie podía juzgarlo, todos reconocían que ellos mismos pasaron por la la misma etapa, que es parte del desarrollo humano, tarde o temprano acabaría por adaptarse. Por lo tanto, el muchacho podía tragar pastillas si así lo requiriese, sólo que -y fueron insistentes con esto- intentara hacerlo a la luz.

screenshot mier22ago19:11

Releí el screenshot anterior y estoy alegre de escribir que mi hija nació. Qué fuerte que sonó. O quizá fue que lo leí yo, la voz. Con la entonación y acento de este cuerpo, que carga a esta voz que escribe y que dice que fue papá. Que es papá, mejor dicho. Qué fuerte sonó eso también. Intentaré ser objetivo para escribir esto que quiero escribir, no me dejaré influir por la emoción que anima las palabras, serán sólo cascarones los que lance. Decía que...que... Perdí el hilo, solo ahora entiendo que debo ser yo y no pretender ser objetivo. Es muy difícil ser frío cuando se escribe. Bueno, ahora retomo entonces, decía que soy papá. Se llama Amparo. Ustedes, si son imaginativos, podrán evocar su propia emoción con la siguiente descripción que haré, vibrarán en sus mentes como sólo ustedes son capaces, tendrán las imágenes que sólo tú Fabián o Federico, puedan ver. Aquí está: Una rosada pequeñita de pelo oscuro, vestida con piluchos blanconaranjas y gorritos fabulosos, se amamanta del seno de su madre, que la mira con una expresión de ternura y cansancio. Yo miro desde atrás de la puerta entreabierta sacudido por una paz que estaba allí y que no había visto. Podrán imaginar si son imaginativos. Pero como son imaginarios no creo que puedan.

robusteciendo imagenes

Me miré al espejo. Dejé correr el agua. Refregué mis manos para limpiarlas bajo la templanza del fluido. Mis dedos enredados se deslizaron unos sobre otros, a veces apretándose, a veces soltándose; separándose y uniéndose hasta desaparecer las manchas y residuos. Caía la noche sobre el campo. Allá lejos se iba el fuego que me animó en la jornada. Tendido en un fardo, extenuado, a través de un fragmento ausente de vidrio, miré aparecer las estrellas en el cielo. Sonó casi imperceptible el típico villancico de la fecha. Un último rayo acarició suave mi rostro. Sonreí y me uní al sueño. Apoyado contra un árbol vi con ternura cómo unas jóvenes jugaban a la orilla del río. Una de ellas aprovechaba a mirar de soslayo en mi dirección cada vez que una de sus amigas se cruzaba delante. Fueron tan insistentes las miradas que al cabo de un rato fijé mi completa atención en ella. El viento hacía sonar las hojas en los largos árboles y provocaba pequeñas ondulaciones en la rivera. De a poco las niñas fueron detrás de la mayor que las hacía regresar. Las risas fueron desapareciendo en la distancia. Sacudía la tierra de mis pantalones cuando noté que casi a dos metros de mí, estaba una joven de rodillas, empapada, el cabello ocultándole la cara, con sus manos dentro de una posa de barro; antes de recuperarme del leve sobresalto, estiró sus manos hacia mí, sosteniendo algo que se asemejaba a una figura de greda. Al comienzo no supe qué hacer, no estaba seguro de su intención.

screenshot mar19jun23:35

Abrí tumblr para investigar acerca de un nuevo nicho de mercado. No para escribir. Y mírenme, aquí estoy, acostado con un cojín de respaldo, junto a Carla, mi buena Carla, mi amada Carla. Uh! y cómo pude olvidarlo, en realidad estamos Carla, yo y Amparo. Amparo o Facundo, aun no sabemos, pero sí sabemos que está. Falta un mes para su aparición. Estamos alegres y expectantes. Hoy por hoy mi mente está en poner en marcha algún negocio, ojalá de esos que te permitan sostener un estilo de vida y el de los que amas. Creo que todos los latinos soñamos con eso, ¿no? Yo creo que si todos soñamos lo mismo podríamos juntarnos en alguna isla y comentar nuestros avances, así el progreso de uno sería el de todos. Y quién sabe, quizá una isla emerja del océano pacífico con todos nosotros. Qué estupidez. No habría espacio de seguro.

storie 1A

Resulta que Fabián trabajaba como chino y jamás llegó a disfrutar lo que hacía. Un día su hermano lo desafía a subir un cerro. Después de subir durante tres horas llegaron a un mirador en donde se observaba la inmensidad de la ciudad. Este es mi lugar, es un santuario para mí. Toma. Cómete estos dos hongos, tiéndate en tu saco, descansa la cabeza en la mochila, no se, ponte cómodo. Ahora yo regresaré, te dejo aquí la botella de agua. Sólo ten en cuenta esto: no prestes mucha atención a lo que veas, en vez de eso, dedícate a sentir, a percibir, se un espectador de tí mismo y de la naturaleza. Cuando te sientas inquieto, piensa en lo que te dije. Fabián quema un billete, aúlla, recuerda las palabras de su hermano, se desploma en el saco y mira el cielo con los ojos cerrados. Fabián marcha cerro abajo, se siente ligero; cae el sol.

screenshot mie18abr20:01

De vez en cuando regreso a esta habitación y escribo lo que siento o veo. Aquí es lo mismo sentir y ver. Me trazo un mundo con una brocha azul sobre la pintura colgada, de lado a lado, pasando por la pared y el marco. ¿Vieron? se invocó la imagen y me arrojó azul y transgresión, como un adorador de una revolucionaria sabiduría. Un anciano yogui, con el torso desnudo, pantalón de lino amarillo, barba, cejas, cabellera blanca, larga, afeitado el cráneo su lado izquierdo. Él es dueño de esta habitación en donde escribo. Yo lo invoco y viene. No se ve pero escribe muy bien, es preciso, es imaginativo, logra envolver al lector en una descripción que no tiene otro fin que entretenerlo, porque eso buscas, ¿no, imbecil? evadirte, no lo soportas, no puedes detener el mundo, hacerlo tuyo, en cambio lees y cruzas cubierta con una túnica a través del puente A Través a encontrarte con el viejo asceta. ¿Crees que alguna ves nos conozcamos?

screenshot sab20ene23:28

El sudor y el humo de las noches se habían impregnado en las sábanas. Supongo han pasado semanas ya, debiese llamar a Andrés. La estridencia del fulgor de la mañana reventaba la habitación haciéndola casi insoportable; me duelen los ojos; caminé desnudo apartando con los pies los cajones. Un emoji sonriente dibujado con spray en el espejo impedía ver mi cara; no hay papel de baño pero aquí hay un trozo de The Clinic; mis pies sobre el piso, frío como la mañana nublada; me cuesta pensar con claridad. En qué momento llené esto de ceniceros y latas. Por qué el tocadiscos avanza sin vinilo. Quién quitó las cortinas de la pieza. Será el mismo hueón que lanzó los cajones al suelo? Recuerdo las botellas, sí, esas yo las traje, la etiqueta elegante la vi en la góndola del supermercado, me pareció bien. Por eso traje seis. Creo que me juntaría con alguien pero con quién? Debiese abrigarme. Parezco un griego con las sábanas cubriéndome el sexo, qué pena el pudor que no sirve de nada y nos distancia, será el conocimiento una sábana que cubre la intuición? Ya recuerdo... sí, me examinaría, me obligaría a responder con honestidad preguntas fundamentales, revelar el misterio de este mi sufrimiento. Me embriagué como invocando a un demonio o a una sombra, hablé como un corrupto, me burlé de lo bueno y maldije la hipocresía, la mía, la de todos. Perdí el control. Perdí el control y aparecí.

dunas y sol

Aquí va este latigazo de colores tenues, ocres, como aquellos polvos de los países secos y cálidos. Cuesta arrancarlos de mi interior y aun patalean fuera, se retuercen, desean vivir a través de la pantalla, lo presiento, son mi anhelo de honestidad. Aquí vienen: El círculo del dolor se debe romper. Lo debes romper. Lo debo romper. Lo romperé. Lo rompo. Lo estoy rompiendo. Lo rompí. Está roto. Me sorprendo de insistir en este oficio de relatar lo que siento, de pintar una escena que se mimetice con las emociones que soplan y se arremolinan en este, mi nuevo desierto.