Quiere a todos y quierelos mucho, pero a ti, a ti quiérete, y quiérete un chingo, quiérete el doble por todas esas veces que te has querido a la mitad y has permitido lo que no debes.
Yo no quiero vivirte a medias, no mereces que te quieran de ese modo.
No mereces que te escriba frases como si no fueran dignas de ti, de tus facetas, de ser retratadas en poemas completos. No mereces que te sueñe, mereces que te haga real, que te viva sin miedo, que me arriesgue por ti aunque no me hayan abandonado mis fantasmas.
Mereces la belleza de la expresividad, la profundidad del sentimiento, la fuerza de un verso bien construido, la firmeza de una vida bien llevada. Porque no sé si mañana seguiré viva, ni en dónde estaré cuando decida quererte, ni siquiera si aún estarás para sentir todo lo bueno que aún me queda en el alma.
Porque he comprendido que la poesía se hizo para hablar de ti, aunque luego no haya suficientes palabras para explicar lo maravilloso que es saber que existes en alguna parte. Porque tengo miedo, sí, pero lo que con miedo se busca, se encuentra dos veces.
Y a ti quiero encontrarte siempre, a cualquier hora, en cualquier momento, para recordarte que no mereces que te viva a medias, que mereces mi intencionalidad completa, que entregue mi vida entera a valorarte, a hacerte feliz por siempre.