Desperté sintiéndo vacío.

También hay que agradecer lo que no fue.

Que miedo me da no volver a hacer click con nadie.

Cada cierto tiempo llega una tristeza a mi. Os juro que no sé qué es, incluso no lo hablo con nadie porque me da miedo que crean que lo hago para llamar la atención. Pero puedo estar bien, rodeada de mucha gente, pasando el mejor momento de mi vida y de la nada llega como un humo venenoso, esa tristeza que me hace cuestionar todo, me roba, me roba el ser sincera con los demás porque está claro que estoy riendo pero estoy sintiéndome totalmente vacía por dentro y no sé porque. La mayoría de las veces cuando llega va comiéndose mi confianza, mi autoestima y mi estado emocional. Cada vez viene y se lleva algo de mi y me da miedo, me da’ miedo porque ya me está costando quererme, amarme y aceptarme muchísimo más que antes. Me cuesta buscarme algo y decir “Me gusta”. A veces esa misma sensación de tristeza me hace pensar que no seré nada en la vida y que no soy buena para nada, que lo que hago no es suficiente y wow, me drena por completo. Tengo miedo de un día mirarme en el espejo y no volver a verme.

Te extraño pero no debería, no después de tanto daño que me hiciste. No sé porque aún sigo pensándote como si mi vida se fuera en ello cada segundo.

Duele porque yo jamás te hubiera echo daño. Duele porque te ame y te amo pero no puedo ignorar que tú nunca me amaste si te fue tan fácil lastimarme.

Todo este tiempo estaba en una barca de papel, creyendo que era de madera, me iba por el mar contra mareas y tormentas. Pensé, por mucho tiempo pensé que era real. Tropecé, me undi, me ahogué y morí, para simplemente darme cuenta al despertar que fue una mezcla de expectativas con realidad y mentira que hoy, sin estar en el fondo del mar me siguen ahogando.

Tengo mi corazón en el vacío, ahogado en el abismo, inundado de vandalismo y mis paredes de cuido son solo cristales sin forma completamente desechas, que se encuentran en las esquinas deciertas de verdades y mentiras que nunca quise tomar por ciega.

Se la mejor versión de ti y si te juzgan, lo estás haciendo de puta madre.

Me destruiste para solo decirme “constrúyete ahora”.

Hablemos de este disfraz que llevo.

Que feo eso; el sentir como dejas de brillar en la vida de alguien.

“¿Sabes cuándo te das cuenta de que estás al límite?

Cuando un día, por una estupidez, te vienen lágrimas a los ojos. Cuando una palabra o un gesto insignificante te afectan profundamente. No es ser frágil o débil, es haber soportado demasiadas cosas, demasiado tiempo...”

Tengo el don de dejarle de importar a las personas muy rápido.

Te voy a amar hasta morir.

Contigo me siento inmortal porque tú eres paz y alegria. Eres fuego como el infierno y azul como el cielo.