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crucigrama-victoria-blog · 5 years

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Alfredo Ghierra

En nuestro último seminario tuvimos el placer de recibir a Alfredo Ghierra, un artista multidisciplinario uruguayo.

Comenzó hablando de sus inicios en el mundo del arte, su pasaje por el mundo del cine, la escuela de bellas artes y la facultad de arquitectura a lo largo de los 80’s, y expresó que fueron esas vertientes las que lo definen hoy en día.

Contó que con solamente 16 años es que ingresa a la escuela de bellas artes, una institución que en aquel entonces era atacada por el régimen por ser considerada un “nido de comunistas subversivos y desviados”, y en donde las clases eran dictadas con un presupuesto muy acotado, pero que aún así resultaban ser interesantes y muy formativas. Pero para él lo más enriquecedor fue la interacción con personas que venían de diversos puntos de Montevideo y que tenían diferentes intereses pero con un factor en común; el arte. En ese momento, todo quien tuviera un interés creativo terminaba en la escuela de bellas artes o en la facultad de arquitectura (lugar donde estudió posteriormente), y esta experiencia de estar todos juntos fue lo que le otorgó, según él, una educación más humanista.

Ghierra no llega a concretar ninguna de esas carreras y se termina mudando a la ciudad de San Pablo, que la define como la Nueva York de Latinoamérica. Allí experimenta un golpe muy interesante, ya que muchas cosas que para él eran un problema en el Uruguay, tales como su hiperactividad o tener intereses diferentes, allí eran una ventaja. Trabajó en arquitectura y publicidad por un tiempo, y luego decidió volver a su país natal.

Al volver de San Pablo, busca a María Freire, artista uruguaya que formó parte de su vida gracias a cercanías familiares, y fue quien le demostró que uno podía ganarse la vida siendo pintor, impulsando a que la opción de ser un artista se inclinara hacia algo más real y no una utopía. Concretan una reunión donde Alfredo le muestra una carpeta con dibujos realizados en San Pablo en busca de mentoría y aprobación, pero se termina llevando un aprendizaje fundamental: “Tu viniste en busca de que te diga ‘que lindo esto’ y eso te lo tenés que decir vos. El día que vos podes decir que estás contento lo que haces, sos un artista." Esto para él fue una epifanía, un antes y un después, ya que muchas veces estamos buscando la aprobación por fuera y lo primero que tiene que suceder es la aprobación por parte de nosotros mismos, que al fin y al cabo es la que verdaderamente cuenta.

A pesar de las diferencias conceptuales que manejaba Alfredo en su arte, María hizo hincapié en su trabajo y talento, y lo mandó a hablar con varios críticos de arte. Luego de ello comienza a hacer exposiciones y continúa hasta hoy en día, en las que refleja una temática casi siempre urbana, en las que traduce su obsesión en la forma de ciudades. Todo este trabajo tiene un componente fuerte que es Montevideo, la estética de la luz y de la arquitectura ecléctica historicista, movimiento previo a la explotación de la arquitectura moderna.

A partir de este interés y preocupación por el estado de la ciudad de Montevideo, y entre charlas de café con compañeros de trabajo surge la idea y eje central de esta charla, lo que llamaron “Ghierra intendente”. Consistía en generar una exposición en el Subte Municipal, en la que Alfredo se volviera una especie de candidato a intendente y presentara proyectos para la ciudad de artistas que fueran cercanos a él, con una brecha de temáticas que iban desde el género hasta el transporte de la capital, en los que no importaba el presupuesto, sino que “simplemente era la imaginación al poder”.

En 2010 se realiza la primera exposición con una pequeña asistencia, pero que continúa dando de qué hablar en redes sociales (Facebook y Twitter) hasta el 2015, año en que se decide realizar una segunda exposición. En esta segunda instancia, y con un “equipo de gobierno” encargado de tres áreas diferentes (arquitectura, artes visuales y diseño industrial), consiguen los tres pisos del Centro Cultural de España para realizar la exposición. Con una propuesta visual que otorgaba seriedad al proyecto, hicieron un primer posteo en twitter que sacudió a los medios de comunicación en menos de 30 minutos, quienes comenzaron a contemplar la posibilidad de un nuevo partido en el mapa.

La historia sigue, pero lo más relevante de Ghierra Intendente yace en los proyectos que plantea, que si bien escapan de la realidad en cuanto a permisos y presupuesto, abrieron un caudal de posibilidades donde empezó a quedar muy permeable el límite entre lo real y lo imaginario. Causaron gran impacto y repercusión, logrando captar la atención de muchos medios de comunicación, candidatos y el pueblo

Y es aquí donde además de compartir con ustedes algunas de las propuestas, aprovecharé a introducir la sustentabilidad al post.

Una de las iniciativas consistía en tomar los terrenos abandonados y convertirlos en huertas urbanas, un nuevo y creciente paisaje en la ciudad. Quizás lo más interesante no sea analizar esto sólo como fenómeno urbano, sino ver cuáles otros beneficios trae aplicar este tipo de iniciativas dentro de la ciudad.

La primera es la mirada romántica y un tanto bucólica de lo rural ganando espacio perdido en la ciudad, una suerte de “revancha del campo”. La segunda, es que desde el punto de vista ambiental la utilización productiva de estos diminutos espacios verdes ayudaría no solamente a transformar el paisaje urbano, sino que según la FAO, “proporcionan alimentos frescos, generan empleo, reciclan residuos urbanos, crean cinturones verdes, y fortalecen la resiliencia de las ciudades frente al cambio climático”.

La tercera y no menos importante, sería la revitalización de la comunidad. En las ciudades con poblaciones decrecientes y especialmente en aquellos barrios con serios problemas de pobreza y delincuencia, los lotes abandonados se transforman no solo en espacios de producción hortícola sino, también de nucleamiento comunitario, fortaleciendo vínculos sociales perdidos y estableciendo objetivos claros entre los miembros de la comunidad. Es reconocido que los jardines comunitarios agregan valor al barrio y éste aumenta con el tiempo. Además, este valor agregado es aún mayor en barrios con bajos recursos.

Un ejemplo con éxito es Common Good City Farm en Washington DC. Este jardín comunitario se encuentra en un terreno abandonado que solía ser una cancha de béisbol para un colegio que se cerró. La huerta opera un programa de “aprender para comer” donde familias de bajos recursos pueden recibir productos agrícolas a cambio de aprendizajes sobre horticultura.

“Desde enero de 2007, CGCF ha proporcionado más de 10 toneladas de productos frescos a la comunidad, ha involucrado a más de 2.700 adultos y 4.500 jóvenes en programas educativos y ha acogido a más de 3.000 voluntarios.”

Les dejo por aquí algunas fotos y el link para su página web, que cuenta detalladamente su historia, misión, programas y eventos que realizan.

Fotos extraídas de su instagram y de https://www.commongoodcityfarm.org/

Volviendo a los proyectos presentados en la exposición encontramos otro por el fotógrafo Ramiro Rodriguez en el que expresa su preocupación por lo que estaba ocurriendo con el perímetro de la Ciudad Vieja y su vista al Río de la Plata:

Se trata de una instalación fotográfica en la que cada rectángulo corresponde a una bocacalle de la Ciudad Vieja, en la que se puede ver que la vista al río y el cerro de Montevideo se va perdiendo a cuestas de los contenedores del puerto.

“Es una denuncia, un objeto para reflexionar”

Y tomando como premisa esto, me gustaría hablar de un fenómeno que sacudió el internet hasta hace unos meses. Se trata del “10 years challage”, que consistía en postear en las redes una foto de uno mismo hace diez años y una actual, etiquetando en el pie el hashtag #10yearschallange para mostrar el cambio físico que había experimentado una persona a lo largo de este tiempo. Afortunadamente, este desafío tan banal se tornó mucho más significativo al aplicarlo en aspectos más importantes como las condiciones del planeta y su contaminación, en los que se observa una clara denuncia a cómo el ser humano se lleva el mundo por delante sin prestar atención a lo que está ocurriendo a su alrededor y a los verdaderos cambios que si importan: especies extintas, deforestación, océanos contaminados, glaciares derretidos, etc.

Fotos extraídas de: https://www.metro951.com/2019/01/el-10-year-challenge-mas-triste-asi-cambio-el-mundo-en-los-ultimos-10-anos/

En estos ejemplos podemos ver la conexión de dos crecientes tendencias: una que abarca la frivolidad y egocentrismo de los desafíos en las redes sociales junto a otra que busca educar y concientizar sobre la huella del ser humano en el planeta. ¿Por qué no volvemos viral cuidar la Tierra?

Por último me gustaría hablar de otro tema relevante que se abordó en la charla, que inició con “La ciudad abandonada” proyecto para Ghierra Intendente llevado a cabo por los arquitectos Mariana Ures y Gonzalo Bustillo.

Históricas estructuras edilicias sin terminar, villas históricas tapiadas y numerosas viviendas sin uso son algunos de los protagonistas de este proyecto, en el que se intenta relevar el abandono y demolición de construcciones que no sólo son o eran dignas de utilizarse por muchos años más, sino que también son patrimonio montevideano.

“En Montevideo, el volumen de las viviendas visiblemente abandonadas en las áreas centrales equivale a 15 manzanas enteras (…) No se trata solamente de la cantidad de viviendas abandonadas, sino también del tiempo que hace que están en esa situación. A esto hay que agregarle un detalle no menor: la inmensa mayoría de estas construcciones tienen en común su pertenencia a un período de la arquitectura nacional poco estudiado y menos apreciado por los círculos académicos: son ejemplos de la arquitectura ecléctico-historicista, que se desarrolló en nuestro país entre fines del siglo XIX y las primeras décadas del XX.

Dentro de este paquete general seguro hay muchos ejemplos irrelevantes, pero la repetición de esas “irrelevancias” es, justamente, lo que determina el carácter de enormes áreas de la ciudad, como por ejemplo el Centro, Ciudad Vieja, Cordón, Aguada, Prado, Palermo y Tres Cruces, entre otros barrios.”

Extraído del blog Nueva Troya por Alfredo Ghierra https://www.enperspectiva.net/blogs/nueva-troya-el-abandono-i/

A raíz de esto, Ghierra y su equipo comenzaron a movilizarse (con apoyo de la facultad de arquitectura en algunas ocasiones) para impedir la demolición de algunas de estas propiedades, que ocurren muchas veces debido a que las personas encargadas de los patrimonios creen que este tipo de arquitectura no tiene valor.

Uno ejemplo en el que no tuvieron éxito es la Sede del club naval, que servía como un “casino de oficiales”, salón de fiestas y restaurante, pero que inicialmente perteneció a otra familia. Se trata de una construcción de los tempranos años de los 20 que representa mucho al centro y a “la época de oro, al Uruguay rebosante de riqueza.”

Imágenes tomadas de la presentación de Alfredo Ghierra en la Universidad ORT.

En estas fotografías tomadas el día previo a la demolición se puede apreciar no solamente que la construcción podía ser utilizada por mucho tiempo más, sino también en la pérdida de este estilo, que es herencia directa de lo que alguna vez nos representó.

“No hay plata que las reconstruya y no hay quien la sepa hacer, creo que desde allí se debería pensar la defensa patrimonial”

Lo que inquieta a Ghierra no son las construcciones actuales, sino que estas “pisotean” lo que se hizo antes, planteando que “se pierde el hilo conductor de lo que es una sociedad”. La sustentabilidad -vista de un modo no tan tradicional- del patrimonio y sociedad montevideana está en riesgo, hay un cambio de paradigma, en el cual antes predominaba la originalidad y generosidad de compartir el diseño de las casas con el resto de la sociedad, una suerte de “competencia” por exponer quién tenía la más linda, hacia uno en el que son construidas detrás de un muro eléctrico donde nadie las puede apreciarlas.

“En efecto, hay algo que nos viene del hecho de ser una ciudad americana, algo subyacente al concepto que la palabra «América» trae consigo y que refiere a lo nuevo, lo moderno, lo próspero. La génesis de Montevideo parece ser la historia de una huida, una fuga constante, con empujes más o menos equidistantes en el tiempo, del desarrollo de la mancha urbana hacia el este, en busca de las vistas al Río de la Plata, en pos del mito de la casa con jardín, huyendo siempre de lo denso, lo viejo, lo pasado de moda”

Extraído de http://www.altairmagazine.com/blog/lujo-la-pobreza-alfredo-ghierra/

“La ciudad abandonada” trajo consigo la aprobación de una ley que regula y desactiva el abandono edilicio, exigiendo también a los propietarios el mantenimiento de las estructuras.

Para cerrar me gustaría agregar algunas cosas que se mencionaron en la ronda de preguntas y debate.

Una es lo que Alfredo plantea como “la baja autoestima de los ciudadanos con Montevideo”. Quizás hayan oído más de una vez la pregunta “¿Te parece?” seguida a la frase dada comúnmente por extranjeros “Que lindo es Montevideo”. Creo que hay una notoriedad de este aspecto que se refleja día a día en factores como la basura y el deterioro, responsabilidades que no se cumplen por un muy escaso afecto y respeto hacia la ciudad y sus habitantes.

Una compañera del curso sugiere que muchos de los edificios en Ciudad Vieja que hoy vemos abandonados y deteriorados pero que tienen un increíble potencial deberían ser revitalizados, ya que si estuvieran en otras condiciones el público incluso pagaría por entrar a verlos, como sucede en otras ciudades del mundo en las que se puede encontrar construcciones similares desbordadas de filas de turistas.

Así me despido de este seminario y de Alfredo Ghierra al cual le agradezco su charla y su pregunta: ¿Qué tal si empezamos a pensar en patrimonio como un derecho humano al paisaje?

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