Tumgik
#hizo más mal que bien y que soporten
seddenostalgia · 1 year
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Cris morena debería tener el mismo repudio que se le tiene a Jk Rowling
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gjivvon · 3 years
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Buenas buenas !!! NOKIA de este lado con sus dos criaturas: jiwon y heart (si le dicen pirath y lo pronuncian mal hay un 98% de probabilidades de que les arranque el cuello con los dientes, primer y ultimo aviso). quienes quieran hacer conexiones pueden darle like o hablarme a ( @fr0mhome ) en telegram que es menos tedioso que el chat de tumblr, si no hacemos conexiones it’s okay, pero me gustaría que al menos jiwon tenga conexiones con varios de hihimanu porque es el sublidercito.
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Gae Jiwon,  24 años, biología marina, sublíder de hihimanu, club de voleibol playero y club de debate.
I. Nació en Busan, corea, vivió ahí toda su vida, pero como es clase alta y todo porque tiene papás empresarios se pegaba viajecitos por todo el mundo y se hacía de amigos ricos que fueran como futuras conexiones. durante gran parte de esta vida el chico era bastante clasista porque no conocía mejor, pero redemption arc y el chico se dio cuenta de que eso no era lo que quería.
II. el día que asumió como sublider, se dispuso a escuchar al resto para hacer su trabajo lo mejor que puede, aunque también va a tomar decisiones que él cree que son las mejores porque es un perfeccionista y terco (también tiene un superiority complex porque es de virgo con ascendente en leo, lo odio). ser terco y su complejo de superioridad es también lo que lo llevó a ser parte del club de debate, además de que si es inteligente, le gusta discutir con buenos .
III. diego y él no son cercanos, algunos creen que si porque los dos se llevan bien o así parece, pero la realidad es que tienen una amistad superficial ninguno de los dos sabe mucho del otro. además lo hacen mantener la calma del resto de la fraternidad, que noten que a pesar de todo, trabajan en armonía.
IV. Es super cerrado si no tiene confianza con las otras personas, aunque es visto como un “golden boy”, “token straight boy”, tiene una amabilidad falsa para parecer accesible, pero realmente juzga mucho al resto bajo criterios que solamente él conoce (a veces solamente le gusta juzgar por cualquier cosa), si tienen confianza se muestra su lado más jovial, dramatico, aunque sigue esa aura calmada y esperando que alguien llene sus silencios o que los haga menos solitarias.
Me gustaría para él que tenga al menos un par de amigues reales ( sería divertido que tenga alguien que lo baje de su nube cada tanto y le diga DUDE YOU’RE NOT GOD, STOP, también sería divertido alguien que lo obligara a salir de fiestas or smth porque en realidad es introvertido af ), algunes amienimegues porque tbh dudo que muchos lo soporten cuando yo no lo hago, pero que lo quieran tener de su lado porque sublider, de manera “romantica” también sería bueno una ex novia con la que terminaron bien i guess, pero no tanto, tengo pensado algo para jiwon y ella. Otras relaciones como las de los clubes o fraternidad las podemos pensar si es que quieren hacer plots conmigo.
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Pirath "heart" Katsamonnat, 22 años (va a cumplir 23), lenguas y literaturas de Asia oriental, ōpeʻapeʻa, club de teatro
I. Vivía en Plainfield, Illinois, pero estudiaba en casa porque sus padres super evangelico cristianos dijeron public schools are going to ruin my child, de cualquier forma criaron un mini anticristo, que socializaba en la escuela de danza.
II. he is either really sweet or the meanest idiot, pero usualmente es la primera, todo lo contrario a jiwon, él es super extrovertido, le encanta tener a la gente de su lado, también le gusta chamuyar con el mundo entero por pura diversión, pero si ves su mala cara, probablemente la veas durante el resto de la universidad si no se lo compensan.
III. ama el arte, respira el arte, vive el arte, podría estar en el club de danza, pero quiere ser la luz del club de teatro porque sabe que tiene la voz, el carisma y el talento, no le molesta totalmente el no conseguir protagónicos (usualmente dice que porque quienes castean son racistas o pura envidia y ese no es asunto suyo) pero jamás pueden pedirle que se quede de brazos cruzados con un papel de árbol #3, es exigente consigo mismo.
IV. aunque fue adoptado por una white couple cuando era muy chiquito, es bastante orgulloso de sus raíces, al menos de lo que sabe de esta porque no recuerda mucho de su primera infancia, más regreso unas cuentas veces a Tailandia en su adolescencia porque hizo amigos por internet que sus padres le dejaron conocer para  que el nene no los odiase por cortarle las alas, pero intenta a través de la literatura y de la lingüística el recuperar fragmentos o al menos saber más, es curioso y quiere abrazar todo lo que viene de ser tailandés.
V. conocía a mason y obviamente, mason lo conocía a él, pero la conexión entre ellos es secreta, no eran cercanos realmente, aunque algo de su muerte afecto a heart y lo molesto bastante. Y, a pesar de que realmente no le importa tanto la disputa entre fraternidades, siempre va a mantener que ōpeʻapeʻa es la mejor de todas porque es orgulloso de todo lo que es suyo.
TBH la opción de que tenga amigues es como algo obvio acá porque si debe tener gente cercana a él, lo que quiero más que nada es partners in crime ( sería genial si fueran un grupo de 3 que vive haciendo pendejadas, pero en la discreción ), gente con la que rivalice en el club de teatro sería normal, que lo crean una diva o que lo crean “demasiado”, also siempre se pueden hacer conexiones románticas con heart, pero sus relaciones nunca duran un mes porque miedo al compromiso le dicen, puede tener ex que lo odien o a les que él odia porque si ( él nunca tiene razones ), en cambio si quieren algo más como one night stand, fuck buddies o probably que algo paso en una fiesta, eso es más del tono de él.
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La “sin talentos”.
¿Qué se hace cuando no eres buena en absolutamente nada? Es decir, puedo hacer algunas cosas y se podría decir que relativamente bien, pero ninguna de ellas de alguna manera excepcional. No tengo nada de lo que pueda decir que soy especialmente buena o algo que me distinga. No tengo “una cosa característica”. Es decir, soy carne y hueso con la personalidad de una rebanada de pan blanco, ni siquiera el bloque entero, solo una rebanada, específicamente la de la orilla que nadie quiere.
Siempre he sido no solo la segunda opción, creo que soy como la quinta o la decima en la mayoría de los casos. No tengo nada especial que me mantenga cerca de las personas o que haga que soporten mis cosas negativas, que parecen ser más que las positivas. 
Todos mis amigos tienen algún talento especial. Algunos tocan música, otros escriben, otros dibujan, otros bailan, otros son muy inteligentes, y así sucesivamente. Pero yo no tengo nada de eso. Nada de lo que he intentado ha dado resultados. Trato de escribir, una porquería. Trato de dibujar, una porquería. Trato de tocar algún instrumento, una porquería. Nada de lo que intento me sale bien y no soy buena en nada, ni siquiera en lo que me gusta.
Aún me acuerdo de aquel día en el que me junte con una amiga. Llegué a donde estaba ella y ya estaba con unas amigas suyas, así que no me prestó mucha atención, entendible. Pero después fuimos al piano que esta en la biblioteca de mi universidad y ella empezó a tocarlo. Toca tan bien, y no solo el piano, también sabe tocar guitarra y canta. 
Estuvimos ahí en lo que empezaba su clase de teatro. La acompañe hasta su salón y me fui a mi casa. En el camino empecé a llorar, no me importo que estuviera en público, simplemente no pude contener las lagrimas. Mi amiga me hizo sentir tan mal, y ella no lo sabe por que no hizo nada malo. Ella es muy bonita y además sabe hacer todo lo que a mi me gustaría hacer. Sabe escribir, cantar, pintar, dibujar, tocar instrumentos y actuar, y yo no llego ni a 1% de lo buena que es ella en ninguna de las categorías. 
Mi amiga me hace sentir mal por que es todo lo que he querido ser desde pequeña pero simplemente no se me da, por más que lo intente. Y a este punto ya es más doloroso seguir intentándolo y fallando siempre que aceptar mi realidad.
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felicianonavarro · 5 years
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Muñecos
MUÑECOS
Estaba mirándome a mí mismo. No era un espejo. Era el reflejo de mi rostro en el parabrisas de un patrullero. Todavía estoy intentando comprender cómo llegué a esta situación, mientras el oficial me ajusta las esposas.
Es todo un mal entendido, por supuesto. No es la primera vez que arrestan a alguien por error. Debe haber habido una denuncia, una descripción del agresor. Una confusión.
El oficial de policía tironea de mí para enderezarme y conducirme al interior del vehículo. Golpeo mi cabeza al ingresar, y el oficial cierra la puerta. El hombre, hasta el momento, me ha tratado con bastante frialdad. Debe estar convencido de que hice algo terrible y no puede dominar sus impulsos, los cuales se escurren en arrebatos de maltrato hacia mi persona. Debería sentirme molesto, pero no es así. El oficial está teniendo una reacción natural ante alguna evidente injusticia. En cierta manera lo comprendo, ya que yo sería perfecta e igualmente capaz de la misma actitud contra la iniquidad y la injusticia.
La enfermedad que una vez afligió a mi padre y a mi madre y que por poco me los arrebata, también provocó en mi la más irracional de las conductas. Pero esos brotes de primitivo salvajismo no tienden a durar. Pronto la claridad disipa los inconexos desvaríos de la mente.
¡Ah! Mí madre y mí padre. Ellos son los que me preocupan. Este accidentado proceder de la justicia los afligirá en gran manera, y no estoy seguro de que sus delicados estados de la salud soporten el estrés que les significará descubrir que he sido aprehendido por error.
Miro por la ventana mientras los oficiales se pasean por los cuartos de la planta baja de mi casa. El crepúsculo tiñe las paredes externas de un blanco grisáceo, y el vaivén azul de las sirenas parpadea incesante contra el revoque fino. Es hipnotizante.
Antes de perderme en ese oleaje intermitente, detecto al matrimonio vecino, y su único hijo en medio de ellos a la entrada de su propiedad. Me dirigen miradas perturbadas mientras la mujer, en su instinto maternal resguarda a su hijo entre sus faldas, como protegiéndolo de algo que podría perturbarlo de establecer contacto visual.
Lo confusión evidente en sus ojos ante esta infortunada situación iguala mi desconcierto. No esperaba solidaridad de parte de ellos, pero contar con la compasión que me extienden a través de sus expresiones dolidas y turbadas me sirve de consuelo. Yo, a su vez, les sonreí esperando hacerles saber que estaba tranquilo dentro de lo que era posible. Pronto, las cosas se resolverían.
·                                                            °
—¿Por qué trataron así al señor Corbalán? —inquirió Tobías Martínez.
—Ellos solamente querían hablar con él, mi vida —lo tranquilizó su madre—. Querían preguntarle acerca de eso que nos contaste a papá y a mí ¿te acordás?
—Pero le pusieron esas cadenas en las manos, y lo encerraron en el auto del policía —repuso Tobías—. Eso lo asustó. A mí también me dio miedo.
—Quedáte tranquilo, hijito, estoy segura de que no se asustó. Los policías lo trataron bien, y ahora van a hacerle algunas preguntas.
—Es mi culpa, mamá. Me metí en su casa y ahora él está en problemas. —Unas lágrimas brotaron de sus ojos.
—Mi amor —dijo su madre mientras lo aferraba—. Si el señor Corbalán tiene algún problema, no es tu culpa. Eso es imposible.
Una puerta del pasillo de la comisaría se abrió, y apareció don Alberto Martínez, acompañado por un oficial. Miró a Clara, su esposa, y cómo su hijo se acurrucaba entre los brazos de ella.
—Campeón —dijo Alberto arrimándose a ellos. Tobías alzó la vista—. Este señor quisiera que le cuentes lo mismo que nos contaste a nosotros esta mañana, ¿te acordás?
Tobías negó con la cabeza.
—El señor Corbalán está en problemas por lo que les conté, y ahora ese policía lo quiere poner en la cárcel.
—No, hijito, este señor sólo quiere que le cuentes lo de los muñecos. No vas a tener que hablar del señor Corbalán. Sabemos que él es tu amigo y que no quisiste meterlo en problemas. Y no lo hiciste, el señor Corbalán es un jóven mayor de edad, y él puede cuidarse solo. No lo vas a meter en problemas. Ahora, al señor policía le gustaría que le cuentes lo de los muñecos. ¿Te parece?
Tobías resolló para tratar de detener la mucosidad que estaba escapando por su nariz, y asintió con la cabeza.
—¿Cómo se llama este caballero? — dijo el oficial Hernández con cara amistosa.
—Tobías —respondió el niño.
—Hola Tobías. Yo soy el oficial Luis Hernández, pero como vos sos mi amigo, podés decirme Luis.
Tobías no dijo nada, pero volvió a asentir.
—¿Cuántos años tenés, Tobías?
El niño indicó el número seis con sus dedos.
—Sos todo un hombre, ya. —El oficial Hernández se aclaró la garganta—. Ahora, ¿querés contarme esa historia de los muñecos? Te puedo dar un vaso de gaseosa primero, si querés.
—Está bien —dijo Tobías.
Caminaron hasta la oficina de la que había salido su padre con el oficial Luis. Entraron los cuatro.
·                                                           °
Ya pasaron unos quince minutos desde que toda esta turba de oficiales irrumpiera por mis puertas. No puedo negar que siento una gran ansiedad, y que me cuesta luchar contra ella. Más vecinos se han sumado al espectáculo. Mejor, más ojos que grabarán este error en las fibras de la materia gris, para luego dar testimonio que esclarezca este bochornoso circo en mi casa.
Tobías, mi buen amigo, me dirige un tímido saludo con su mano y la señora Martínez se lo interrumpe. Bien que hace, no querrá que lo arrastren a compartir mi calvario por el simple hecho de que lo asocien conmigo. Es todo un mal entendido, claro, pero aun de ellos ha de rehuir el de mente perspicaz. Un acusado no puede ser testigo de nada y todos sus argumentos serán puestos en su contra. Es mejor que mantengan su distancia, para ser de mayor utilidad a mi causa cuando tengan que pararse en mi defensa.
Una luz en la planta alta se encendió. Mi pulso está acelerado, y ahora comencé a hiperventilar. Estoy demasiado angustiado por lo que pensarán mis padres cuando les llegue la noticia de lo sucedido. Ahora sí quisiera que todo esto se esclareciera con mayo rapidez. Esto está superando ya los límites, y necesito que acabe. Aunque tengo la sensación de que pronto acabará, no puedo esperar otro segundo. Mi madre se llevará un disgusto y mi padre también. El precio de este dilatado error.
                                                          °
—Bien, Tobías —dijo el oficial Hernández—. Este es un lugar seguro, y podés contarnos lo que viste, sin miedo.
Tobías tomó un sorbo de su gaseosa de naranja, y le dio el vaso a su madre.
—El señor Corbalán no quería que yo entrara a su casa cuando él no estaba —comenzó Tobías—. Dijo que a sus padres les molestaría si me veían saltar la tapia.
—¿Por qué entrarías a su casa, estando ausente el señor Corbalán, Tobías? Y, ¿podrías explicar lo de saltar la tapia?
Tobías les dirigió una mirada de preocupación a sus padres. Don Martínez le hizo un gesto que lo tranquilizó.
—Muchas veces —continuó el niño—, cuando jugamos al “arquero ciego” con mi primo Nahuel, la pelota se nos escapa y termina en la casa del señor Corbalán. Pero él siempre está ahí para pasárnosla. El otro día, yo estaba jugando sólo, a la hora de la siesta, y pateé la pelota demasiado fuerte, y esta se voló por encima de la tapia. Me dí cuenta de que el señor Corbalán no estaba, porque la pelota no volvía. Estaba asustado, porque no era mi pelota, era de mi primo Nahuel, y no quería perderla. Me subí a la tapia, y pasé para el otro lado. La pelota estaba cerca de la puerta, y al lado de la puerta había una ventana. Busqué al señor Corbalán por la ventana, pero no lo vi. Estaban su papá y su mamá. Podía verlos sentados en la cocina. Al principio me dio miedo, pero como estaban de espaldas me tranquilicé, porque no me iban a ver y no se iban a enojar.
 Agarré la pelota y la arrojé hacia el patio de mi casa. Y cuando estaba subiendo la tapia, escuché la puerta que estaba junto a la ventana. El señor Corbalán apareció. Estaba muy enojado porque lo había desobedecido. Nunca lo había visto así, siempre me trató bien. Me preguntó qué estaba haciendo y, cuando le explique que sólo había ido a recoger mi pelota porque él no me la pasaba, se tranquilizó. Me ayudó a subir a la tapia y cruzar a mi patio. Pero antes, me hizo jurarle que yo no volvería a irrumpir en su propiedad. Yo no sabía lo que significaba “irrumpir”, pero entendí que no tenía que volver a entrar ahí.
—Gracias, Tobías, lo estás haciendo muy bien —dijo el oficial mientas terminaba de mecanografiar las últimas frases del testimonio del niño—. Dijiste que viste a sus padres en la cocina, ¿te acordás qué estaban haciendo?
—Nada —dijo Tobías—. Sólo estaban sentados ahí. Tampoco salieron cuando el señor Corbalán me retó.
Clara, Alberto, y el oficial Hernández intercambiaron miradas de preocupación.
—Bien —prosiguió el oficial—. Seguínos contando. ¿Por qué volviste a ingresar hoy?
—Estaba jugando al béisbol. En realidad, sólo practicaba con el bate y una pelota. No es una pelota de verdad, aunque es bastante dura. Mi papá me la hizo con bollos de papel y medias usadas, pero sólo hasta conseguir una de verdad. Las venden en el mercado, pero mi papá dice que se rompen rápido. Todavía estamos esperado que el señor del correo nos traiga la que compramos en Buenos Aires por internet. Mi bate sí es de verdad. Estaba practicando para poder enseñarle a mi primo Nahuel. Estuve mucho tiempo tratando de pegarle a la pelota, y no podía. Me enojé y tiré la pelota con todas mis fuerzas. El vidrio del señor Corbalán se rompió y yo me asusté muchísimo. Esperé un rato largo, como cuando se me pasó la pelota de fútbol, y el señor Corbalán no aparecía. Si él encontraba mi pelota de béisbol no me la devolvería porque no sabía que era mía. Nunca se la mostré. Seguí esperando para ver si su papá o su mamá me la pasaban, pero parecía que ellos tampoco estaban en la casa. Recordé lo enojado que estaba el señor Corbalán ese día que entré a su patio y no quería que se enojara otra vez. Pero necesitaba recuperar mi pelota. Mi papá me iba a preguntar por ella y yo le tendría que decir… —calló por unos segundos, abatido por la vergüenza —que la había perdido y que…
—Está bien, hijo —dijo don Martínez —. No te preocupes que ni tu mamá ni yo estamos enojados con vos. Contále al oficial Luis lo que pasó después.
—Yo volví a cruzar la tapia para entrar al patio del señor Corbalán —continuó Tobías—. Ahí pude ver que había roto una ventana del piso de arriba. No sabía cuál había roto antes, porque la tapia me dejaba ver.
Espié desde lejos por las ventanas un rato largo y no vi a nadie. Creí que la puerta de la cocina estaría cerrada, pero se abrió. Me volvió a dar mucho miedo, no quería que el señor Corbalán se enojara conmigo otra vez. Entré a la casa y quise llamarlo, pero se me tapó la nariz porque había un olor horrible. Era el olor más feo del mundo. Me tapé la nariz y lo llamé. Me reí porque mi voz sonó graciosa. El señor Corbalán no estaba, y yo ya no me aguantaba el olor feo. Sentía que la panza me dolía como cuando estoy por vomitar. Ya le había roto un vidrio, no quería ensuciarle el piso también. Empecé a caminar más rápido. Aguantaba la respiración lo más que podía, y cuando ya no resistía tomaba aire, pero cada vez que lo hacía era horrible. Parecía que me estaba tragando ese olor. Subí al primer piso, y abrí la primera puerta que encontré. Era la habitación con el vidrio roto. Me asusté porque había un montón de moscas, y todas salieron volando. Muchas se chocaron con mi cara.
Vi mi pelota de béisbol en el piso. Fui rápido y la levanté. Cuando di la vuelta para volver a salir vi a los muñecos. Estaban en la cama, destapados. Tenían ropa de hombre y de mujer. Parecían dos personas que estaban durmiendo abrazadas. Pero yo sabía que eran muñecos, porque las personas no tienen la piel así de dura y negra. Y tampoco tienen ese olor.
                                                          °
Siento que la ansiedad me está ganando. Se han llevado a mi amigo Tobías. Seguramente indagarán sobre esta gran farsa. Creo que este malentendido se va a resolver pronto.
Llegó una ambulancia y de ella descendieron personas con barbijos. Estos entrometidos entran y salen de mi casa. ¡Quién sabe lo que estarán haciendo! Mis padres, ¡no molesten a mis padres! Les grito, pero ellos me ignoran.
Mis padres… ¡dejen dormir a mis padres! Del cuarto de ellos provienen destellos. Las fotografías que los curiosos toman. ¡A una se han confabulado para hundirme!
En seis meses nadie perturbó a mi madre, y en medio año nadie molestó a mi padre. Pero ahora, estos animales, ¡bestias pútridas!, les han interrumpido el sueño.
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datosastrologicos · 7 years
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El jefe Cáncer
–Ya ves –prosiguió tras una pausa–, que más vale tenerlo todo previsto. Por esa razón el caballo tiene todas esas tobilleras en las patas. –¿Pero para qué son? –preguntó Alicia, con tono de gran curiosidad. –Para protegerlos de la mordedura de los tiburones –contestó el Rey.
Ahora que conoces el sentido del humor de los Cangrejos, tal vez tengas la impresión de que la ofici-na de un jefe Cáncer es un lugar realmente divertido, donde no faltan más que los confetis y un sommelier que sirva el champaña. Todos los empleados muy serios, y el ejecutivo lunar el cómico de las respuestas breves y rápidas. Será como trabajar todas las noches en una discoteca. Bueno, pues... no exactamente.
Si trabajas para alguien que esté en el mundo del cine o de la TV, todo eso puede ser válido, pero en cualquier otro lugar, mas vale que te sacudas los confetis del traje, te pongas bien el nudo de la corbata y te olvides de las bromas. Al grave y laborioso ejecutivo Cáncer no le hace gracia la hilaridad en el trabajo. Su humor laboral puede moverle a risa cuando un competidor excesivamente confiado da un traspié, o a son-reírse débilmente cuando le pidas que te doble el sueldo antes de haber demostrado que te lo mereces. Son dos situaciones que harán vibrar su cuerda cómica y le producirán risa, pero no habrá muchas otras cosas que provoquen su regocijo. Su humor sigue existiendo por debajo de la pulcra expresión de hombre de ne-gocios y de la impecable camisa blanca, pero no lo derrochará en el trabajo. En la mayor parte de los casos lo reservará para la comedía de los errores humanos, o para mitigar el nerviosismo de alguien, con tono habitualmente bondadoso. Sin embargo, de cada ocho horas de trabajo, durante siete horas y cincuenta y nueve minutos mantendrá un semblante serio, hosco incluso. No es mi intención asustarte haciéndote pensar que sea un ogro (aunque por el mundo hay algunos jefes Cáncer que lo son). Quiero decirte, simplemente, que si tu jefe es un Cangrejo, tu trabajo estará mas seguro si cuidas la raya del pantalón, la pulcritud del peinado y la rapidez con que funcione tu cerebro que si le haces unas cuantas bromas e intentas ocupar el papel de coprotagonista. El protagonista es él, y si tu intención es impresionarle, mas vale que sepas que deja todo el humor de lado cuando se sienta tras su escritorio de caoba lustrada, con el retrato de la madre a un lado y al otro una fotografía de su familia reuni-da. No es prudente hacer chistes cuando uno tiene un jefe Cáncer. Conozco un empleado que cometió un grave error al dar la fecha de un envío a un cliente importante. Cuando su jefe Cáncer, muy bondadosamen-te dispuesto, le llamó para que diera explicaciones sobre el asunto, nuestro hombre le dijo alegremente: <<Jefe, ya se que cometí una estupidez, pero si me da un par de días ya se me ocurrirá alguna excusa excelente>>. Tal vez la ocurrencia hubiera sido un éxito en el antiguo vodevil, pero a su jefe no le hizo nin-guna gracia, y al chistoso le costó el despido. Esperemos que tú aprendas sin tener que sufrir la misma experiencia: el jefe Cáncer está en el mun-do de los negocios con un solo fin, que es hacer dinero. Y punto. Dinero. Algo hecho de papel impreso, de distintos colores y con números diferentes, que significa la cantidad de poder, prestigio y lujos que se pue-den comprar. Y eso se consigue trabajando mucho. Cuanto mas trabajes, mas rectángulos de papel impreso en colores conseguirás, y con números mas altos. Tal es, en síntesis, la filosofía del Cangrejo, y será prudente que tú también la adoptes. ¿Conque te parece un poco estirado, no? Tal vez pienses que si se relajara un poco más, fuera me-nos estricto y creara una atmósfera más amistosa, no solo tendría más éxito, sino que seria más feliz tam-bién. ¿Es eso lo que se te ocurrió? Echa un vistazo a un ejemplar del Quien es quien, referido al mundo del comercio y de la industria. Los cumpleaños estivales serán los que predominen, y los de julio sobre todo. Después fíjate de nuevo en los nombres de Cancerianos que figuran al final de la sección <<Como recono-cer>> a este signo solar. Comprobarás que tu cangrejo no debe de estar tan equivocado. No importa a que negocio se dedique, el ejecutivo Cáncer está realmente en su elemento cuando se trata de traficar, ya sea en caballos o en calcetines, y en cualquier otra cosa que se te ocurra. Es un maes-tro en el arte de captar lo que gusta a la gente, y de ofrecérselo con sustanciales beneficios. Hasta es posible que el canto de sirena del dinero le haya apartado de la educación que él mismo quería, y que sea un autodidacta. Y si no es así, puedes jugarte tranquilamente un mes de sueldo a que mientras iba a la universidad, tenía algún trabajo de dedicación parcial e iba reservando sus ahorritos. ¿A la universidad, he dicho? Lo más probable es que su primer empleo lo tuviera a los seis o siete años, cuando iba a buscar el pan o la leche a la vuelta de la esquina y le cobraba a su embelesada mamá una monedita por viaje. Pregúntale cuando tuvo su primer trabajo asalariado, y es probable que te quedes atónito. Pero así mejorarás tu imagen a los ojos de él; te respetará, y mentalmente tomará nota de que sabes pensar. De paso, ten cuidado con esas notas mentales que él toma, porque tiene una memoria de elefante. Es raro que un jefe Cáncer se olvide de algo, y eso incluye a que hora llegas, a que hora te vas y cuantas veces vas a lavarte las manos mientras estás en la oficina. Pero también se acordará de las noches que te hayas quedado después de la hora de salida y de la vez que trabajaste todo el fin de semana para ayudarle a terminar un contrato importante, y entonces te recompensará, no solamente con justicia sino incluso con generosidad. Aun en los casos en que haya heredado su fortuna y su cargo, es raro que un jefe Cáncer se confor-me con los laureles de la familia; él tiene que demostrar que es capaz de llenar, solo, su bolsa de oro. Sin embargo, no hay que creer que es codicioso; es capaz de auténtica compasión y caridad, sin que por eso sea ingenuo. Para el, la caridad empieza por su propia casa. Su familia es lo primero, y después su negocio. Después vienes tú, y todos los demás. Nadie puede tener el corazón tan grande ni mostrarse económica-mente tan generoso cuando el beneficiario lo merece, y cuando realmente no puede obtener ayuda en nin-guna otra parte. Entonces, el Cangrejo hará su gesto... y no será mezquino. Acuérdate de que hay gran diferencia entre una franca caridad y una especulación osada. El Cangrejo tiene el corazón tierno, pero mentalmente no está reblandecido. En realidad, tu jefe Cáncer es una persona profundamente sensible, delicada y fundamentalmente in-segura. El éxito calma muchos de sus íntimos temores; por eso lo persigue con tal dedicación. Cuando está herido, lo cual puede suceder con más frecuencia de la que tú te imaginas, se refugia en su caparazón. Esa es también la defensa de Cáncer cuando no consigue lo que quiere, y es frecuente que le dé resultado. A la gente siempre le apena ver al Cangrejo que se ha retraído en el interior de su caparazón, y a veces le pro-meten cualquier cosa para conseguir que vuelva a salir. También hay muchas ejecutivas de Cáncer. Será raro que encuentres una mujer de este signo que no haya trabajado alguna vez en su vida, que no esté actualmente trabajando... o que no sea actualmente jefa. Es posible que esté enamorada del amor, pero el amor tendrá en el trabajo un rival muy capaz de ven-cerlo. Aunque a veces crean lo contrario, estas mujeres no son felices con alcanzar únicamente la seguri-dad afectiva. Para Cáncer, la felicidad es una mezcla de dinero y de afecto, en partes iguales. De todas maneras, es probable que los Cangrejos hembras no soporten el trabajo de la casa. Es lo que sucede con la mayoría de las mujeres Cáncer, y si has oído decir otra cosa, es por lo mucho que les gusta la cocina. En realidad, son mujeres que prefieren, con mucho, competir en un mundo masculino, pese a la vulnerabilidad de sus sentimientos, antes que aburrirse con la rutina diaria de barrer y sacudir, y sacudir y barrer, pasando de vez en cuando un trapo húmedo al suelo para no caer en la monotonía. No les gusta admitirlo, y por lo general hacen de su casa, limpia o sucia, un lugar bastante agradable, pero les desagrada ser amas de casa. Lo que tal condición conlleva en cuanto a brindar afecto y protección les parece muy bien, pero pue-den pasarlo estupendamente sin sacar brillo a los muebles. En casi todos los aspectos, las mujeres ejecuti-vas no se diferencian esencialmente de los hombres, con una excepción: las Cangrejitas no usan pantalo-nes, camisa blanca y corbata. Lucen una dulce sonrisa para ocultar la ternura de su corazón y la dureza de su mente, y por lo general la completan con una vestimenta romántica y femenina. Todos los jefes Cáncer tienen una notable penetración para lo sentimental. Comprenderán todo lo que digas con una precisión inquietante, y lo más desalentador es que son también lo bastante intuitivos como para captar el sentido de lo que dejas sin decir... de manera que mucho cuidado con lo que te callas. Cáncer no es un auténtico solitario. Es posible que a veces, cuando está en un periodo caprichoso o de depresión, actúe como si lo fuera, pero habitualmente le gusta rodearse de gente. A la mayoría de los Cáncer les asusta la soledad, salvo a los que la han buscado para cicatrizar heridas muy profundas recibi-das en sus primeros años, y aun ellos se sienten muy mal estando solos, aunque conscientemente no se den cuenta. Será positivo para ti trabajar para un ejecutivo Cáncer. Con él aprenderás mas en un mes de lo que aprenderás en un año con otros jefes. Ante todo, aprenderás de él consideración. Un jefe Cáncer mantiene un difícil equilibrio, pero consigue ser justo al mismo tiempo que astuto. Una cosa es jugar al juego de todo o nada con los grandes hombres del comercio y de la banca, y otra es aprovecharse de un inocente. Cáncer es esencialmente bondadoso y honesto, y tanto la crueldad como el infortunio le conmueven profundamen-te. Para él, cortesía y compasión no son palabras anticuadas: forman parte de su código caballeresco. Si tus intenciones son sinceras, tus motivos serios y tu corazón honrado, contarás con su apoyo a pesar de tus errores y tus problemas personales. El Cangrejo espera pacientemente y con tenacidad, con los ojos bien abiertos. Aunque su mentalidad práctica está siempre alerta, su corazón sueña, y sus sueños son tan mágicos como la luz de la Luna que le rige. Pueden llevarle en un viaje fascinante por el mundo entero, o inspirarle para edificar una gran industria y dedicar el exceso de ganancias a estimular investigaciones científicas en beneficio de la humanidad. Pero todos sus sueños se apoyan sobre sólidos cimientos. Su poesía es hermosa, pero siempre llena de sentido. En cuanto al chiste que se te ocurrió, procura contárselo durante el almuerzo, no en horas de trabajo. Si es un buen chiste, sobre gente común, se reirá, y entonces descubrirás como es él en realidad. Mírale los ojos y verás que la risa lunar es una respuesta clara y valiente –de la que solo es capaz el Cangrejo, con su corazón tierno y su caparazón recio– a sus miedos y resquemores internos.
Linda Goodman
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