Tumgik
#era como mil y pico pesos al mes
bee-ships · 2 years
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Started playing The Ssum and I am already whipped for Teo but the price...
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the513 · 6 months
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4 años con 40 minutos
"bueno pues, te quedan 40 minutos", me dijo Valeria riendo creo que dudé en la mañana si debía de irme, a pesar de estar tan seguro durante días previos. Lo más difícil es sentir que la voy a extrañar, o que un día de repente sienta que quiera platicarle sobre algo pero no esté. Tengo miedo de que se me presente algo en mi vida y no saber qué hacer ni poder sacarlo. Me aterra pensar que no podré analizarme o ver por fuera, aunque sea natural no hacerlo.
Tuve ganas de llorar durante el concierto el sábado, porque por un momento parecía que sacaba aquello que me pasa y que pienso. Me dio pena alzar mi cara... no sé porqué pensé en lo estúpido que me verían otros al pensar que estoy llorando por alguna relación amorosa y no por sentir que se me ha juntado un poco de todo, incluso al tener algunas lagrimas de felicidad, porque me siento especial por entender que todo es dinámico, todo cambia, nada se establece y nada está escrito en piedra, y que como mi relación con Valeria que alguna vez pensé que duraría décadas, ahora se pone en punto y coma, porque no tiene de malo dejar de ser aquello que pensamos. Es como una pequeña rebelión de mi para el mundo, como si les dijera "ja, el mundo es pendejo por creer en que las cosas son como son para siempre, acá estoy demostrando desde mi que no me aferro"
Lloré durante el concierto, con varias canciones, pero antes de llegar, le pregunté a mi hermano que qué había cambiado desde la última vez que vimos a Siddhartha, hace 4 años. "pandemia", me dijo..."al menos ya nos podemos comprar unas chelas" le dije yo, pero en el fondo, llevaba días pensando que hace 4 años también comenzaba ese viaje con Valeria, con mucha incertidumbre y aun confundiendo el tiempo lógico con el cronológico.
Creo en la reencarnación, y como creo, no necesito explicarlo, simplemente lo siento. También me gusta imaginar que podré llevarme una cosa, una sola cosa de esta vida a la otra, y por siempre decidiré llevarme el psicoanálisis, porque ahora creo que es lo más hermoso que he encontrado en mi vida. Me hace sentir único y especial, y también me hace sentir incómodo, me hace enojar y querer sentir, querer correr y luego refugiarme para sentir que estoy siendo falso, que estoy cometiendo algún acto fallido o que simplemente estoy exagerando. No importa si en otra vida me lo encuentro hasta viejo, si soy psicoanalista, o si vuelvo a ser escuchado, quiero encontrarlo en la siguiente y mil vidas después.
Hablamos sobre lo que veíamos en estos 4 años, qué era lo que había cambiado. Siempre he creído que el futuro es preguntarse qué no cambiará, en lugar de preguntarse qué cambiará. Aún no lo sé conmigo.
Justo ahora no sé qué hacer, creo que no encajo en mi trabajo y que mis ideas en general son buenas, el emprendimiento con mis amigos tiene que tener un giro, me siento cansado con picos en días de energía, siento que puse todo el oro en una cosa en los últimos dos años y me equivoqué, y creo que no duraré mucho con esto de dormir y despertar trabajando. Lo que más me duele es no tener tiempo para leer, y no creo que unos cuantos pesos valgan privarme de eso, porque es lo único que me mantiene con ideas y creatividad.
Recuerdo que el análisis más espectacular que hice, fue el de mis relaciones pasadas. Incluso aún lo cuento con orgullo, porque reuní lo simbólico con lo que no se dice tan explicito en una platica cualquiera.
4 años de psicoanálisis y hasta hace poco traigo un enojo tan enorme con muchas personas, sobre todo desconocidas, aunque también me he cansado de algunas amistades. Ahora me enfrento al primer análisis propio de un enojo: llega alguien que conozco desde hace una hora y me dice "te incomodo? sé que las personas introvertidas se pueden sentir incomodadas por mi", no supe qué decir ante tal pendejada
el problema es que la gente se traga la psicología. No sé si el problema sea la psicología, no me importa, igual no la encuentro interesante, pero el problema es cuando la gente agarra conceptos que generalizan, y quieren ponerte en una bolsa. Parece que el cerebro y el espíritu no les da para pensar en la diversidad y en la complejidad de cada alma, que tienen que agarrar cualquier caja para meter a las personas o creer que porque algo es científico o dicho por las masas, entonces es cierto, sin siquiera poner algo humano en sus palabras o pensamientos.
Estoy hasta la madre de las personas que te dicen cómo ser humano, de las supuestas pruebas que te catalogan, de las categorías que uno se cuelga con tal de no asumirse ni abrazar el cambio. Nada está dado, nadie te puede decir qué eres ni cómo eres. Me valdría madres si creen o no, pero aun no supero ese enojo tan cruzado que tengo con algunas personas del pasado que, criadas bajo la idea de sus padres de que la vida es sufrir (igual que las pruebas que la gente hace o las categorías que se tragan) y que tiene "reglas", cuando se encuentran con alguien menos tenso, alguien más libre, les es difícil asimilar, y por tanto, se la pasan chingue y chingue. La vida ni de chiste tiene reglas, nada está escrito en piedra, y si lo está pues arrojas esa piedra y ya, se acabó. Me cagan ellos y los que les antecedieron por ser tan pendejos.
Si ahora hiciera un prejuicio social, todos se vienen encima criticando, pero nadie puede decir nada de lo estúpidos que se ven haciendo prejuicios de cosas que ni existen ni tienen sentido.
Odio que la gente se aferre a algo tan frágil con tal de no comunicar de forma directa. Odio que los vecinos pongan música de dolidos a todo volumen en lugar de decir lo que sienten, porque la palabra es la forma más directa; odio que la gente voltee a ver a alguien con pareja, solo porque no quieren admitir que no quieren una relación aunque sus palabras digan lo contrario; odio que la gente se aleje en lugar de decir "no me interesa";
Por eso y más, aprecio tanto a Valeria, porque me hizo sacar eso que no me permitía yo, esas cosas que no son mínimas aunque parezcan, como el hecho de sentir el enojo y vivirlo, porque es molesto convivir con personas así. Creo que aun no me quito de la postura de porqué convivir con personas que no se atienden, pero es bastante radical mi idea, y siendo algo humano, no tiene sentido.
4 años de notar la dinámica familiar y la enfermedad, de entender el deseo sexual, de dónde vienen los miedos y hacia donde van. Mis sueños y aquello que olvido decir...también aquello que confundí y dije de diferente manera delatándome a la primera. Entender porqué a veces me callo y porqué otras veces me enciendo tan rápido.
Pero aún falta, tengo sólo 25. Volveré a psicoanálisis en marzo o abril, pero ahora quiero intentar algo lacaniano o freudiano, porque quiero ir más profundo mi inconsciente, quiero sentirme incómodo y vivir mis resistencias, mi fantasma y mis transferencias, cuando no quiero decir algo, cuando llego tarde o temprano, o cuando se me "olvidan" después de estarlo pensando toda la semana...cuando se presenta un símbolo en mi sueño. Quiero entender de dónde viene mi incapacidad para gritar o mi miedo al cuerpo humano...me muero por llegar a entender qué pasa con el sexo, y porqué nunca lo vi como quien estaba a mi alrededor, o quiero saber si hay alguna otra triada en mi vida que no haya notado.
Quiero ser yo, y quiero entender mi enojo sin sentirme culpable de sentirme enojado con gran parte de mi alrededor. Por eso lloré durante el concierto, por todo lo que ha pasado y siento, porque es la primer cosa que construyo con mis propias manos y me siento bien de moldearlo a mi gusto, moverme, decir cuando quiero terminar algo y quiero empezar otra cosa.
Valeria siempre ocupará un lugar muy especial en mi corazón, porque estuvo y fue, aun cuando yo creía que la vida era un molde...ahora siento que mi vida es la masa.
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revistapipazo · 1 year
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Aer! Saca la mano chuchetumare! [3a Parte y final]
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Pasó el tiempo y Rolando se limitaba a llamarme por lo menos una vez a la semana, para decirme con amorosas palabras, “lo buena amiga que era”. Como yo no estoy pa’l hueveo de nadie, con suaves palabras de vuelta, lo mandaba a la chucha.
“Hueona, me escapé, me aburrí de esta hueá, y mandé a todos a la conchesumadre! Llego más rato a la casa. Vengo on fire!!!! Me podís comprar un copetito? Yo llevo un regalito. ” –Me llama Rolando como a los 6 meses de su estadía en el “Resort”, contándome la buena nueva.-
“ARRRRRRGGGGGHHHH!!!!! Se acabó la paz” –Fue la primera hueá que pensé.-
Fiel a mis principios, recibí a Rolando en la casa, porque tenía muchos asuntos que arreglar con él. Le comuniqué a Ramón, que nuestro querido amigo estaba de regreso y que –de una buena vez, por favor- se pusiera los pantalones y le dejara las cosas bien claras.
Rolandito llegó cerca de la nochecita, con una cara de huevón “no quiebro un huevo”, y dramatizando al máximo su estadía sanitaria en esa clínica de rehabilitación.
“Me tenían amarrado; no me dejaban hablar con nadie; me aislaban; me tenían preso; Cuando los puteaba, me pegaban; blá.” –Lloriqueba.-
“Ahhhh, pobrecito” –Ironizaba en mi mente, ya que no le creo ninguna huevada.-
“Y tú, maldita, me vendiste, maricona…”
“AER AER AER CABRITO! Para el escándalo, porque si no entendías por las buenas, entendías por las malas. Yo no tengo por qué tolerar tu comportamiento de mierda, menos en mi casa, así que no me vengai con hueás!” –Lo increpo duramente, y le pego una mirada fulminante a Ramón, quién, como siempre, se hizo el de las chacras, y me dejó el cachito a mí.-
Bueno, Rolando, se había comprado un tonto copete, se fumó mil cigarros, y llegó con una nueva maña. Drogas duras. –Ése era su “regalito”.-
“Uno de los enfermeros nos vendía coca, de angustíaos, todos le comprábamos” –Nos cuenta, así como jugando.-
“PLOP!” –Fue mi único pensamiento. No entendía de dónde mierda podría haber sacado plata para comprar droga. Ya no sabía si reír o llorar.-
Después de tanta conversa, arreglines de diferencias, alcohol en la sangre, y los acostumbrados: “Puta que te quiero!”; “Perdóname por haber sido tan maricona”; “Eres el mejor amigo” y basuras de ese estilo, llegamos a la conclusión que Rolando no podía seguir viviendo con nosotros. En resumen, lo echamos cagando.
“Tienes dos semanas para encontrar algo e irte de acá”.
Ramón, mi esposito hermoso, le tenía la pega guardada, así que no había problema de lucas.
Increíblemente, Rolando Salió absolutamente moderado de ese antro, chupaba lo mismo, pero no hacía ningún tipo de show. Genial! Nunca entendimos si era el temor de volver a ese sitio, o las drogas lo limitaban.
Se nos fue Rolando. Se nos fue, y mi mejor amigo Claudio, se lo llevó a su casa. PÉ-SI-MO!
Advertido hasta la médula, gritándole a los 4 vientos que no cometiera tal error,  que él es un hombre casado, con un hijo chico, con una esposa que no tolera muchas cosas [Mentira], le dije que lo que estaba haciendo, era matanza lenta, pero segura.
El hueón de Claudio, se pasó mis palabras por la raja, me dijo que él no era tonto, y que allá mandaba él. “Obvio, Rolando también es mi amigo”, insistía.
A los dos meses aproximadamente, Claudio, estaba hasta el pico con Rolando, claro, no hacía shows, pero era un borracho y drogadicto de los peores, llevaba a la casa a cuanta mina se le cruzara por delante, y le importaba una raja que hubiese un menor de edad en ella. Como era su costumbre además, quería vivir gratis, y no ponía ni siquiera un peso para la mantención de su cuerpo. Es decir, MAL!
“Estoy hasta la verga de este culiao” –Me comentaba Claudio, respecto a su situación con Rolandito.-
“Báh, no me digai ná, yo te advertí!”
“Bueno, mañana vamos a hacer un asado, y tenís que venir. Rolando no va a estar, así que te quedai en su pieza.”
“Ahhhh, la raja!!!!” –Confirmo mi asistencia.-
Sabía que Rolando no estaría, porque con Ramón, estaban en San Carlos, con el asunto de Luis Miguel. –Perdone mi asco, pero PUAJ!-
El asado con amigos, estuvo la raja. Harta carne, copete, baile y conversa.
Tipo 5 am, parto a acostarme, suena mi celu:
“Iso, amor, te voy a buscar, o te quedas allá?” –Me consulta mi esposito.-
“No, me quedo, ándate nomás. Pero oye! Rolando? Qué onda?” –Le pregunto de una, porque si ese engendro del infierno iba a la casa, prefería irme a la mía de una. No quería estar con él, entremedio de juerga.-
“No Rolando se queda, yo dejé todo preparado en la oficina, y lo dejé de punto fijo cuidando las hueás.”
“Bueno, entonces me quedo.” –Le informo a Ramón.-
En el asado en casa de Claudio, quedaban los clásicos amigos-amigos, dando la lata final. Hablando en Suomi o cualquier lengua Africana, porque de borrachos, nada se les entendía. Así que agarré mi culo, y me fui a dormir a la pieza de Rolando.
En eso estaba, raja durmiendo, cuando de repente siento que alguien me estaba manoseando con cuática, e intentando “ponérmelo” en pelota arriba mío, tratando de bajarme los calzones.
Desperté de un salto, y caché que era este gran hijo de puta, el más chuchetumare amigo que tengo, el más reculiao de todos. Sí, ROLANDO!
De una pura patá en las hueas, lo mandé a la mierda, le grité que era un saco de caca, y que sacara sus putas manos de encima.
“Claudio hueón!!!!!!!! Mira este reculiao, chancho conchetumare! Qué te hai creído, BASURA!” –Gritaba enajenadamente, mientras le pegaba cachetazos. Yo quería matarlo!-
Cuando corriendo, llega Claudio, la Sole, su esposa, y dos de mis amigos.
“Qué hueá pasa acá?” –No alcanzó a preguntar mi amigo Claudio, antes de aforrarle el más pulento combo en el hocico a Rolando.-
Yo histérica, llamando a Ramón, que llegó en 10 minutos. Cuento corto, entre 4, le sacaron la rechucha a Rolando, que quedó más machucado que la mierda con la pateadura.
“Perdóóóóóóónnnnnnnnnnnnnn!!!!!!!!!!!!!!!!! Yo pensé que era la Juanita Pérez!!!!!!!” -Suplicaba Rolando, haciéndose el hueón con su acto.-
Sangrando, salió arrancando, jurando venganza y tratándonos a todos de “pasaos a rollos”; “hijos de puta”; “Maricones culiaos” y blá.
A los dos días, Rolando llegó a pedir perdón a mi casa, aludiendo “locura temporal” producto de las drogas, y terminando la frase, con que sólo fue una inocente:
“TRAVESURA JUVENIL”.
Rolando hoy, sigue trabajando en los eventos, continúa viviendo con Claudio, ha pasado 3 veces más por la clínica de rehabilitación, AA, DA y cuanta cura mística se encuentra en el mercado. Y él, como ser humano, -si es que se puede decir eso de este guarén-, sigue igual y peor.
Y… prosigue siendo uno de mis mejores amigos.
El pulento me perdone.
FIN.
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antoniogordillook · 3 years
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ME OCURRIÓ EN MIRAMAR 22-enero-2021
Durante la primera quincena de este mes de enero pude pasar unos días de descanso en el adorable y cálido partido costero de General Alvarado. Si bien durante muchos veranos anteriores hemos elegido con mi pareja este mismo destino, en esta ocasión lo hicimos porque nos resultaba una alternativa segura dentro de la situación epidemiológica de público y mundial conocimiento.
Y no nos equivocamos; bah, quizá sí, porque Miramar nos sorprendió con un nivel de organización y de cuidado -para con los residentes y los turistas- digno de una ciudad modelo: el uso de cubre bocas absolutamente respetado, sentidos de circulación -tanto en la peatonal como en algunas galerías comerciales con el fin de evitar el amontonamiento- e incluso personal municipal en las playas -todos ellos sumamente jóvenes y educados- colaborando con los trabajadores y trabajadoras ambulantes para que se cumpliera con las pautas de cuidado.
Por supuesto que la postal no era la misma que la vivida en temporadas anteriores: un poco entristece ver tantos locales comerciales cerrados y tanta escasez de turistas que son, según palabras de los residentes, la fuente de ingreso fundamental de muchos de ellos -pero obviamente, la situación era esperable-.
Aun así, la gente del lugar no pierde su carácter de buenos anfitriones y la ciudad toda conserva una pulcritud y una prolijidad -tanto en sus playas como en sus calles- dignas de imitar.
Asimismo, los diferentes medio de contacto con el municipio -facebook, instagram, e-mail- ofrecen permanentemente respuesta casi inmediata a las consultas y sugerencias que algunos de los turistas realizábamos constantemente para estar a tono con las circunstancias especiales en las que vivimos.
No quería dejar de destacar, en el comienzo de este artículo, estas maravillosas características de la ciudad de Miramar, pero no es éste el motivo que me impulsó a escribir. Mi disparador fue una frase que escuché en la puerta de una de las cinco librerías que se encuentran estratégicamente ubicadas en la peatonal o inmediaciones, comercios que visito casi ritualmente cada verano que paseo por allí. Mientras miraba los libros que se acomodaban en una de aquellas vidrieras, escuché a una señora que le comunicaba a su hijo adolescente que el precio del libro que le había pedido, y por el cual la mujer había ingresado al local a consultar, superaba ampliamente los mil pesos. Según pude escuchar se trataba de un autor nacional actual, por el que siento gran aprecio y que no nombro para no ser injusto con los otros escritores de nuestro país que también admiro -casi todos-.
Y claro, cualquiera se sorprendería o se lamentaría ante la situación de un joven -en este caso calculo que tendría alrededor de catorce o quince años- que desea acceder a un libro nuevo de un célebre autor y el aprieto de una madre que quizá no cuenta con el dinero suficiente para ponerlo en sus manos.
Pero, ¡alto!, no fue ésta la situación que me impactó -a cualquiera de nosotros podría pasarle en estos momentos económicamente convulsionados-, sino que la fabulosa señora le dijo mirándolo a los ojos:
-Sale mil y pico de pesos. Y mirá si después no te gusta... ¿Por qué mejor no vas y te comprás dos hamburguesas?
Al igual que muchos de ustedes, yo quedé impactado y no exagero si les digo que debí hacer un esfuerzo para abortar el apresurado nacimiento de un par de lágrimas.
¿Y cuál es el problema si luego no le gusta?, ¿o acaso la hamburguesa sí tiene asegurada una calidad que a un libro es más fácil cuestionarle? "Panza llena, corazón contento", diría un conocido filósofo del barrio El Mondongo.
Entiendo que quizá la señora estaba haciendo malabares para que el dinero le alcanzase para todas las comidas y entretenimientos planeados para unos días de descanso -o quizá no-, eso puedo entenderlo perfectamente -o quizá no- pero... ¿tenía que comparar el precio del libro con el de dos hamburguesas?, ¿era necesario? ¿No será que con esa frase le estamos diciendo a ese muchachito que es prioritaria una alimentación grasienta antes que una buena lectura?
Es que imaginé el corazón de ese chico mientras miraba los ojos de su madre. Creo que di la vuelta rápidamente y me aparté de la situación, temiendo que la señora le indicara acompañar las dos hamburguesas con un par de cervezas frescas -entonces sí que me largaba a llorar como un idiota-.
Elucubré cómo mi corazón hubiera crujido si mi padre o mi madre me hubiesen dicho algo así en mi adolescencia. Es que vuelvo a recordar a mi papá quién, aun pasando por momentos económicos realmente duros, iba a comprar cada libro que me pedían en la escuela como si se tratara de oxígeno, aunque al otro día no tuviera un peso en la billetera para enfrentar gastos urgentes. También recuerdo todas las veces que me pedía prestado alguno de esos ejemplares -fuera de la materia que fuese- para devorárselo en una tarde; aquel sevillano escapado de la miseria de la posguerra civil española que aprendió a leer después de los treinta -cuando pudo tener oportunidad de pagarse un maestro en este país que lo alojó hasta su muerte- me estaba enseñando que era más importante el saber que el hecho de salir a comer cuatro empanadas con una copa de vino tinto; pero claro... mi papá era otro tipo de gente, había pasado un hambre de locos desde su nacimiento hasta su llegada a la Argentina, pero estaba tan alimentado de valores que daba envidia.
Pero para esta señora, seguramente es más útil meterse en el cuerpo dos lindas hamburguesas antes que un libro de dudosa calidad, obviamente.
Pero lo más triste todavía es que, a la par, durante esos días, toooooodos los medios de comunicación mostraban cómo toooooodos los jóvenes estaban siendo los culpables de toooooodos los nuevos brotes de covid 19 porque se la pasaban amontonaaaaaaaados en las playas y fiestas clandestina. Yo, la verdad, no vi ninguno de esos mediatizados muchachos -al menos en Miramar-. ¿Saben qué vi?: vi montones de chicos y chicas comportándose "adecuadamente" en las playas, haciendo deportes, muchos de ellos leyendo (sí, leyendo) o escuchando música y una enorme cantidad vendiendo churros, choclos, pareos y budines para poder mantenerse.
Y entonces me pregunto: ¿son los jóvenes los culpables o somos estos adultos consumistas, desganados, desilusionados y podridos los que sembramos aquello de lo que después nos quejamos culpando a otros? Si en lugar de nutrir la cabeza y el espíritu de nuestros jóvenes con música, deporte y buenas lecturas, los impulsamos a llenarse bien la panza de comida grasienta, ¿no es esperable que luego prefieran emborracharse en fiestas orgiásticas -actividad, por otra parte, harto entretenida- en lugar de colaborar con lo políticamente correcto? Sí, claro, son  preguntas retóricas: usted y yo sabemos las respuestas.
Quizá acomode muy bien aquí otra cita de aquel afamado filósofo mondonguino: "la culpa no es de la estaca si el sapo salta y se ensarta".
Y vuelvo a pensar en ese pibe, en el que quería el libro y tuvo que conformarse con dos hamburguesas que le sugiriera su glotona madre.
- Che flaco, si leés esto, te mando un abrazo apretadísimo y lamento enormemente no haber tenido la valentía de acercarme a vos y regalarte ese libro.
Si volvemos a cruzarnos, prometo resarcirme entrando a la librería con vos. O, si te parece, mejor nos vamos a comer por ahí unas hamburguesas. En definitiva, sos vos el que debe elegir.
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elarea · 3 years
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Entrevista a Emilio “Cococho” Álvarez
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(Fuente I Nacional Historia).
A continuación rescato un artículo que escribí hace casi once años en mi blog 1977 Voltios. Se trata de una jugosa y extensa entrevista a Emilio “Cococho” Álvarez. 
Se incluye material gráfico y dos vídeos. ¡¡Imperdible!!
Le llaman sincronicidad para evitar una palabra que muchos dicen que no existe, me refiero a la "casualidad". Hace un par de días hablaba con el amigo Mayro de fútbol, de repente mencionó a "Cococho" Álvarez, yo le contesté que creía que estaba muerto, buscamos información en La Red y dimos con una entrevista efectuada el año pasado. Decidí crear un post sobre su figura y justamente ayer, cuando me dispuse a complementar la información que pronto leerán, me enteré que había muerto esa misma mañana, la del 22 de abril de 2010, la de ayer.
Va entonces dedicada esta entrada a un grande del fútbol mundial, va dedicada al gran Emilio "Cococho" Álvarez...
Jugó desde sus inicios, en el año 1954, en las inferiores de Nacional. En sus comienzos era entreala o volante izquierdo y posteriormente pasó a jugar de zaguero. Debutó en primera división en el año 1959 siendo Ondino Viera el técnico. Un año más tarde se consolidó en una defensa cuyo triangulo final formaban Taibo o Sosa, Troche y Emilio Álvarez.
Conocido popularmente como “Cococho”, jugó en lo que hoy se llama línea de cuatro.  Sabia anticipar como pocos, aprovechando la intuición tanto como sus zancadas, para convertir en poderoso imán de la pelota su pierna izquierda.
Campeón uruguayo en 1963, 1966, 1969 y 1970, Álvarez  fue uno de los baluartes de la zaga tricolor por más de una década y además participó vistiendo la casaca "celeste" en dos mundiales: Chile 1962 e Inglaterra 1966. El fallecido ex jugador, nacido el 10 de febrero de 1939 en Montevideo, es el que más veces defendió esa casaca con 511 partidos entre 1959.
Recibió el mayor reconocimiento público que jamás se haya hecho a un futbolista en Uruguay; un partido de homenaje, entre Nacional y el Resto de América, el 10 de diciembre de 1969, cuarenta mil personas al unísono gritaron CO-CO-CHO en el Estadio Centenario de Montevideo, mientras este levantaba su mano en gratitud por el acontecimiento.
Paradójicamente, se marchó de Nacional a fines de 1970 sin haber podido levantar la Copa Libertadores, título que los tricolores alcanzarían en 1971. Ese año defendió a  Sud América, emigrando a Venezuela un año después, país donde terminó su carrera en 1973.
Lo llamaron “Mister Wembley” cuando fue seleccionado para integrar el equipo del “Resto del Mundo”, como representante uruguayo, en un partido conmemorativo del Centenario de la Liga Inglesa en 1963, disputado en estadio de Wembley.
A continuación una nota realizada por el portal Cronicas,por Gerardo Tagliferro que es de las ultimas que se le han hecho hace un año y vale la pena leer
1) ¿Por qué Cococho ? Bueno, lo hemos buscado en libros con el significado de las palabras y no lo encontramos. Cuando empecé en Nacional había un chistoso de esos que siempre hay, y me ponía nombres. Mi sobrenombre era Pocho y éste me puso Cococho .
2) ¿Sabe que después de usted hay muchos Cocochos ? Leí un reportaje a un meteorólogo colombiano, de apellido Álvarez, que contó que le pusieron así por un gran jugador de fútbol uruguayo, un moreno grandote que caminaba con las rodillas para adentro .
Hay una cantidad. Hubo un jugador argentino, después un colombiano, y ahora en Argentina hay dos. Allá en Colombia había un marcador de punta, y yo lo alentaba desde Venezuela. Yo me río, porque hay caballos de carrera, perros, gatos, y también gurises recién nacidos que empiezan a llamarles, como sobrenombre, Cococho . Eso me halaga.
3) ¿Tuvo problemas en las piernas? Tuve cuando llegué a Nacional. Me caí de rodillas en una cancha allá por la rambla, una cancha de aquella época, pura tierra, piedra y vidrios. Seguí jugando y cuando llegué a mi casa tenía la rodilla así (el tamaño de una pelota de fútbol). Pero no le di corte porque tenía que ir a practicar a Nacional.
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(Fuente I Curiosidades del fútbol).
4) ¿Tuvo una lesión seria en la rodilla? Eran los meniscos, cuando a los meniscos no sabían cómo arreglarlos. En Nacional no me querían operar porque salía 1.100 pesos. Un masajista y un ayudante del doctor dijeron: ¿Cuánto piden por Emilio? Nosotros lo compramos y nos encargamos . No, no, Nacional lo pone , dijeron. Y lo puso. Pero el doctor que me operó no sabía nada; nadie sabía nada porque recién se empezaba en eso. Yo decía que sea lo que Dios quiera, vamos a ver si me salvo, pero no sigo jugando . Al otro día de la operación vino el médico y me hizo flexionar la pierna. Yo no quería, porque tenía ocho ganchos grandotes. ¿Sos vos o soy yo el doctor? , me dijo. Hasta el día de hoy tengo la cicatriz. Me vendó la rodilla y me dio el alta. Agarré y fui a ver a un doctor de Nacional; cuando me vio yo tenía todo el pantalón mojado, agua y un poco rojizo. Me rompió el pantalón, que era nuevito, y cuando me vio la pierna llamó al otro médico por teléfono y lo relajó todo. Vas a tener como tres o cuatro meses , me dijo. Hasta el año no vuelvo, vengo a verlo a usted , le dije yo. Y así quedé con la pierna para adentro.
5) Eso no le impidió jugar. No. El capricho y la voluntad de uno, y la ayuda del alemán (Juan) Kirchberg (quinesiólogo de Nacional), que conmigo fue sensacional. Gracias a él pude jugar. Me iba hasta Camino Maldonado y él me empezaba a hablar, me contaba cosas, y mientras, me ponía el pie en una máquina para hacer ejercicio.
6) ¿No volvió a tener problemas en la rodilla? Sí, tuve. La rodilla, adentro, es redonda y tiene huesos, cositas chiquitas que no me acuerdo cómo se llaman. Se salió una y quedó ahí y me molestaba. Estaba jugando en Paraguay, con la selección, y en cada esfuerzo me trancaba. Le pegaba un golpecito y la metía para adentro, y así a cada ratito. Y así jugué. ¿Perder el puesto en la selección? Nooo
7) ¿Qué era lo que le empujaba a ese sacrificio? Era la satisfacción que tenés adentro, algo que hiciste bien. Algo que realizaste por la gente.
8) En aquel momento el sueño no era un pase a Europa. Nada. Cuando empezaban a gritar mi nombre, porque íbamos perdiendo o empatando y había que ganar, y me pedían que fuera al área a cabecear, te podés imaginar que es una sensación muy linda. Si yo podía hacer lo que ellos me pedían, para mí era una alegría impresionante.
9) ¿Qué sentía al entrar a un Estadio lleno, en un clásico? Tensión no. Es nervio chico. Todos nosotros teníamos años de jugar, muchos partidos, nos conocíamos todos.
10) ¿Tenía amistad con jugadores de Peñarol? Sí, claro. Si había que empujarte y darte algún tortazo, se hacía, pero terminaba el partido y éramos amigos. Jugamos un clásico, terminó el partido y hubo lío. Nos ganaron 1 a 0. Había un gurí que vino a babosearme con una bandera de Peñarol y el Pepe Sasía, que jugaba con ellos, lo corrió y le pegó una patada que creo que hasta el día de hoy le duelen las nalgas. Y antes me había encajado a mí cada plancha enorme.
Equipo de Nacional del año 1964, con Cococho (tercero de pie empezando desde la izquierda)
11) ¿Es cierto que un día le pegó una trompada al Lito Silva? Sí. Con él no era la cosa. El que exigía a los jugadores de Peñarol era el Pepe Sasía: Dale, no seas cagón porque si no te pego yo , les decía, eh. Todavía tengo marcados tres de los cinco tapones del Lito, caí al suelo y me pisó (se señala la nuca). Lo agarré de las patas, cayó al suelo y lo cacé del pescuezo.
12) ¿Eran frecuentes los líos en los clásicos? Sí, ese día la Chola Méndez le pegó a Máspoli (entrenador de Peñarol), porque le habían pegado a un jugador de Nacional y él entró y le quiso dar también. Yo le digo: ¿Vos sos bobo, por qué te metés pa dentro? . Y él me contestó, y mientras hablaba viene la Chola Méndez por atrás y le bajó dos dientes, y le dejó la boca Y yo estaba ahí, y de repente me pegaron de atrás: era el Chiquito Mazurkiewicz, que pasó corriendo y cuando lo quise correr ya estaba al lado del túnel para irse para abajo. Se creyó que era yo el que le había pegado a Máspoli. Y yo dije: No me voy a ir así . Vi al Lito y le pegué una piña que lo tiré lejos. Salió la foto al otro día, y por esa foto nos dieron dos partidos a cada uno.
13) La sacaron barata. Sí. Hoy en día soy amigazo de él. Como al año, yo ya ni me acordaba, estoy estacionando el auto en Colonia y viene por atrás y me golpea la puerta. Bajé y nos dimos un abrazo.
14) ¿Se siente un ídolo? Mirá, no lo sé ni lo quiero saber. Me agrada. Yo jugaba al fútbol con la convicción de no pasar vergüenza delante de tanta gente y trataba de hacer lo que sabía que ellos querían. Después de las prácticas yo me pasaba una hora y media tratando de pulir los errores.
15) ¿Y alguna vez pasó vergüenza? Pasé vergüenza, y no fue por jugar mal, fue por un gol en contra. Y otra por haber errado un penal, en el Estadio Centenario con la reserva. Y en Ecuador, la quise sacar de chilena y la metí por sobre el arquero. Menos mal que no fue acá, porque si no me matan. Íbamos ganando 3 a 0 y terminamos 3 a 2.
16) Los partidos con los argentinos por la Libertadores, ¿eran guerras? Orgullo. Mucho orgullo. Ellos son orgullosos y pedantes, y se creían superiores a nosotros. Y después lloraban. En la Libertadores, si hubiéramos tenido goleadores, habríamos ganado todas las finales que jugamos.
17) ¿Se fue mal de Nacional? Me fueron mal. Me echaron.
18) ¿Por qué? A una persona le dije ladrón . Y ahí empezó todo aparecieron tres directivos que me llevaron la carga. Yo había comprado un Mustang y me llamaron a la sede para convencerme de que lo vendiera y me comprara otra cosa y la plata que me sobrara la pusiera en el banco. ¿Por qué no puedo tener un Mustang? , decía yo. Lo mismo con la casa. Me gustó una casa en Carrasco y la quise comprar. Ya me estaban debiendo un millón y pico, y la fueron a ver y dijeron ¿yo no tengo esa casa y la va a tener él? . Y así empezó, no me dejaron comprar nada, si mi plata la tenía Nacional, no yo.
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1962. Oleniak, de Racing, y Cococho Álvarez de Nacional, disputan la pelota en un partido de Copa Libertadores (Fuente I Formaciones Racing Club de Avellaneda).
19) ¿Se quedaron con plata suya? Me la dieron en tres años. Cuando me soltaron, había un acuerdo de 280 pesos por mes, pero cuando iba a cobrar me daban 80 pesos, 50 pesos
20) ¿Llegó a hacer buen dinero con el fútbol? Yo llegué al fútbol pobre y me fui igualito.
21) ¿Por qué? Porque hubo gente de su generación que pudo comprarse una casa en Carrasco, por ejemplo. Pero ellos (los dirigentes) me tenían atado, no me dejaban ir. En Argentina no había cuadro que no me quisiera; me quería el Valencia. El Real Madrid, a través de Santamaría me hizo una prueba en el Mundial y tampoco se dio. Ellos jugaban conmigo, jugaron todo el tiempo conmigo. Una vez descubrí que si iba yo con el equipo, en el exterior pagaban tanto. Si no iba yo, se venía abajo. ¿Y esto qué es?
22) ¿Quiénes son los dirigentes de Nacional a los que acusa? No es gente que ya no está. Yo sólo quiero tener un apartamento a la calle con eso me conformo, no quiero ser rico, quiero vivir lo que me queda de vida en paz.
23) ¿Es empleado de Nacional ahora? Estuve trabajando ahí y sigo cobrando pero no voy a trabajar. Pero lo que me pagan me río. Es como si me estuvieran haciendo un favor.
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24) ¿Ese es su único ingreso? Tengo una pensión que salió nueva y va a salir otra más- pero no encuentran dónde están mis cosas. Yo no acierto, siempre pasa algo. Son 8 mil pesos que te pagan. Acá empezó todo lo mío, eso de que yo me vine de Venezuela porque estaba en una pobreza enorme, es mentira. Tenía dos laburos.
25) ¿Por qué volvió? Porque me achicaron los tiros. Me comí dos golpes de Estado y ahí no andan con vueltas. A las seis de la tarde estate en tu casa porque te agarran afuera y...
26) ¿Tuvo problemas? Yo no tuve problemas, allá laburé como un loco, lástima que no te pagaban gran cosa. Pero tenía dos trabajos y me venía fenómeno: en el Club Italo-Venezolano y en el Club Atlético Internacional, que estaba en las montañas, con un paisaje divino.
27) ¿Es cierto que Washington Cataldi lo quería llevar a Peñarol? Sí. Me persiguió, si yo digo sí te puedo asegurar que después del Mundial (de 1966) venía derecho a Peñarol.
28) ¿No quería jugar en Peñarol? No es que no quisiera. El asunto es que yo le decía a él, si iba a jugar a Peñarol la hinchada de Nacional me iba a putear y a ensuciar como loco, me iban a odiar. Y la de Peñarol se iba a tener que acostumbrar a mí y no iba a ser fácil. Yo se lo decía a Cataldi y él me decía: Dejate de joder, no des pelota a esas cosas, tenés que ser profesional . Yo prefería vivir tranquilo y en paz.
29) Después terminó jugando en Sud América. Y al final me fui para Sud América porque estaba con bronca por las trampas que me hicieron. Y en esas trampas entró el Pulpa (Etchamendi).
30) ¿Etchamendi vino a Nacional con la consigna de que usted debía irse? Vino a eso. Un jugador que estuvo en Nacional y en Colón de Santa Fe vino y me contó que cuando el Pulpa estuvo en Colón se enojó con él porque el ídolo de él era yo, y le dijo: Mirá, yo estoy por ir a Nacional o a Peñarol; si voy a Peñarol echo al Tito Gonçalvez, y si voy a Nacional echo a Emilio; no me gusta gente que la quieran tanto . Cuando llegó me obligaba a pegar patadas. No puedo ver que vos no des patadas, hacé valer los quilos que tenés encima . Y el Negro Cubilla se calentaba: Si juega fenómeno, ¿por qué querés que dé patadas? . Y ahí empezaron a serrucharme otras personas. El último fue al que yo lo corrí como siete u ocho veces. Un día me llamó a la UTE y me explicó por qué.
31) Si dice que lo llamó a UTE es obvio de quién está hablando. Sí, pero no lo digas. Murió. Cuando murió mi padre yo no tenía plata, pero la mía la tenían ellos (los dirigentes). Hablé con él y le dije que si esa noche moría mi padre yo no tenía un peso. Él me dijo que no me preocupara, que viniera al día siguiente, que pese a que era feriado abrían medio día. Pasé toda la mañana esperando que viniera alguien. Murió mi padre y sufrí como un loco. La hinchada me hizo una casa y resulta que nunca se terminó. Los que pusieron plata ni saben lo que pasó.
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Equipo de Nacional del año 1964, con Cococho (tercero de pie empezando desde la izquierda).
32) ¿Qué pasó? Y no la terminaron. Después me hicieron un partido homenaje, por los años que yo tenía en Nacional, y la recaudación era para mí. Pasé tres meses para que me dieran la plata y cuando voy a la Asociación y les dije lo que estaba pasando, me hablaban de que se habían vendido 33 mil entradas y había como 45 mil personas. Pero además esa plata me la debían por contrato, hicieron el partido para juntarla.
33) ¿Pero le pagaron esa plata? ¿No te digo? A los tres meses. Y eso fue parte de la deuda que tenían.
34) ¿Paco Casal o Tenfield se han acercado a darle una mano? Mirá no sé. Hace poco habló Paco de una pensión para viejos jugadores, y me nombró a mí. Yo se lo agradezco, pero pregunto, ¿qué? ¿necesita que me muera, que pase problemas? Y ayuda a los demás. Yo no quiero ser rico. Quiero un apartamento que dé para la calle, si es acá (en la zona donde vive) fenómeno, y un dinero que me dé para controlar eso. Nada más. No quiero ser rico. Y Paco habló pero después no apareció más.
35) Usted integró el plantel que fue al Mundial de Inglaterra en 1966. ¿Es cierto que los jugadores de Uruguay y Argentina estuvieron a punto de no presentarse a jugar los partidos por cuartos de final ante Alemania e Inglaterra, que a la postre ambos perdieron con arbitrajes muy polémicos? No, pero cuando nos íbamos nos encontramos en una fiesta de despedida que se le hacía a todas las delegaciones que iban quedando por el camino. Y ahí comentábamos cómo nos habían cocinado. Eso fue una chanchada.
36) En el partido que Uruguay perdió 4 a 0 con Alemania, se acusó al jugador Trocche de haberse vendido . ¿Usted qué opina? La gente no sabe lo que dice. A todos les digo lo mismo: Decime por qué crees vos que se vendió . Ah, porque se quedó allá , me dicen. Mentira, él no se quedó allá, vino para acá y jugó en Nacional y después fue a Cerro. Y después lo llevó a Alemania un hombre que era el encargado de los zapatos Adidas acá, que era amigo de él. No se vendió, que sea un alma podrida, de acuerdo, pero no se vendió.
37) ¿Es cierto que una vez agarraron a Manga robando a compañeros en el vestuario? Mirá te lo voy a decir porque a él le costó mucho. Cometió un error feo y lo descubrieron. Le hicimos una trampa y entró.
38) ¿Cómo fue? Faltó plata en una habitación. Habíamos cobrado 70 mil pesos por un partido y yo era el que recogía, como capitán, la propina para los que limpiaban en Los Céspedes. Él dijo que no tenía plata, que se la había llevado la mujer. En el entretiempo de un partido el Flaco Ramos y otro revisaron los bolsos y aparecieron 35 mil pesos en un pañuelo, en el bolso de él. Yo lo encaré después, junto con otros compañeros, en la habitación y le dije que se tenía que ir de Nacional. Fui con el Negro Cubilla, que era sorete como una mierda.
39) ¿Y él asumió? No. Empezó a llorar y a negar, pero le dijimos que no queríamos que siguiera acá. Pero él era buena persona, no sé qué le pasó. Un día Montero Castillo, que era muy jodón, le tocó el traste y lo empezó a correr para matarlo. Pasaron por la cocina y agarró una cuchilla, lo quería matar. ¡Vocé pensa que eu seu puto! .
40) ¿Fue amigo de Rosa Luna? Sí. La conocí en los bailes y ella me fue mirando al darse cuenta quién era yo. Y terminó siendo una amistad impresionante. Ella me veía por el Centro tarde en la noche y me corría: No podés estar acá; esto no es para vos, andate . Ella me cuidaba. Yo sé qué jugador salió con ella, era de Nacional, pero a mí ¡Olvídate! Me lo dijo en la cara. A vos no . Pero yo llegaba allá y me hacía así (tira un beso). ¿Por qué me jodés? Para calentarte (se ríe). Una cosa bárbara.
Mister Wembley
No sé si es cierto, pero cuentan que una vez vino un equipo ruso al Estadio y sus futbolistas no podían creer que en el rival jugaba un zaguero que caminaba con cierta dificultad. Si le costaba hasta caminar, era pan comido. Sin embargo, aquel moreno alto y desgarbado tenía un andar que despertaba comentarios pero jugando al fútbol era de los mejores. Emilio Cococho Álvarez, capitán de Nacional durante años y dicen- el futbolista que más veces vistió su camiseta, está entre las luminarias de la época dorada de los clubes grandes de Uruguay.
Manga, Ancheta y Emilio Álvarez, comenzaba el rezo de los locutores minutos antes de los partidos, cuando decir Nacional era mirar bien arriba en el continente. Cococho venía de las inferiores del bolso, de la cancha de Propios y Marne, y tenía un pasado de número 10 goleador . Le gustaba llevarla cortita, con el libreto aprendido en las calles del Cerrito, sobre canchas de dos paños con arcos de piedra y pelota detenida a la voz de ¡auto! En esas tardes aprendió muchas de las cosas que sabe. Ahí se veía si eras guapo o no . Después de más de una década en la cueva de Nacional, con el título de Mister Wembley y malogrados pases a varios grandes del mundo, terminó su carrera profesional en Sud América, por seis millones de pesos y cuatro abonos para el carnaval. Después vino un exilio venezolano -que no fue el causante de su pobreza como se dijo- los números de Cymaco y este presente al fondo del corredor. Llegué al fútbol pobre y me fui igualito , dice.
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Fuentes I Cronicas.com.uy,100 años de Nacional, Últimas noticias, El Gráfico edición de los 100 años, Blog del Bolso
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omfgood · 4 years
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Mi vecino era un travesti, de maquillaje barato, y ropa repetida. Olía a perfume y axila. Raquítico como una escoba, de pelo largo y mal cuidado. El personaje de la cuadra, a quien todos molestaban, pero nadie se atrevía a enfrentar, simplemente porque él o ella, tenía mucha más calle. Si alguien se burlaba, sacaba voz de hombre, y todos se asustaban, pero luego transformaba en voz de nena y te lanzaba un beso.
Yo le tenía miedo, para mí era como ver un quiltro con arestín. Cuando me mandaban a comprar pan, yo cruzaba a la vereda contraria a la que él (o ella) estaba. Una vez, salí del negocio y estaba afuera, me pidió cien pesos y yo salí arrancando, de hecho, se me quebraron los huevos en el piso al soltar la bolsa. Cada vez que me portaba mal, mi padre me amenazaba que llegaría el travesti de la vuelta y me raptaría. Yo soñaba con eso, despertaba llorando. Mi madre retó a mi taita, le dijo literalmente: No quiero que asustes más al niño con ese fleto.
Pero fui creciendo y el miedo se transformó en una simple omisión. Siempre lo veía en la calle, con la misma ropa, oliendo a perfume y axila. Siempre saludaba, me decía el Pepe Grillo, pero no le daba bola.
Una vez, me metí en un lío con los cabros de otra villa, todo por la rucia de allá, me iban a sacar la cresta. Me pillaron llegando a la población, eran cuatro, me tiraron al suelo y uno sacó una cuchilla, el otro me corrió el polerón y quedé a guata descubierta. Pero en ese instante, apareció el travesti, tres de ellos salieron arrancando, salvo el de la cuchilla, los dos de manera casi tácita tomaron un duelo, el travesti le pegó dos rajazos en la cara y otro en la mano. Me sorprendí, y me quedé ahí, callado. Me quede sólo con él y me dijo: “Te apuesto que es por la rucia de la otra población, ten cuidado, a esa le gusta meter a los niños en tetes”. Le dije gracias, y me pidió cien pesos, tenía cincuenta, se los pasé. Prendió un cigarro y se fue.
Desde ese día, ya lo saludaba, al menos le movía la cabeza, pero si yo iba con alguien, siempre lo negaba. Perfectamente me podría haber dicho algo, pero fue respetuoso, se hacía el loco, al parecer entendía perfectamente lo que él representaba para los demás, pero no le importaba, creo.
Mi madre falleció de un derrame cerebral, de un día para otro. Estábamos en el velorio, y a eso de las 12 de la noche apareció el travesti, fue con unas rosas que había sacado de por ahí. Nadie dijo nada, salvo yo, que le dije gracias, me esbozó una sonrisa y se fue. En el funeral, mientras estábamos en el desgarrador entierro, vi que desde unos metro más allá estaba aquel tipo fumándose un cigarro, y a lo lejos me preguntó ¿Estás bien? Yo le hice un gesto de “sí”.
Ya tenía 15, y aun no daba mi primer beso, y la única que me daba chances era la rucia con la que me había metido alguna vez en problemas, no sabía cómo hacerlo. Yo creo que el travesti me miró por mucho tiempo que ya me conocía de memoria. Recuerdo que se me acercó y me dijo: "Parece que aún no te haces respetar mi Pepe Grillo". Me tomó de la cintura, y me asusté: “Así la agarras y le das un beso”, yo le dije que se podía sentir abusada, o algo así, me dijo que no fuera leso, que ella hace rato me daba chances, era yo el pajarón.
Crucé la villa, entre todos esos flaites, me acerqué a la rucia, la tomé de la cintura y le chanté el beso. La solté, puso cara de contenta, y salí arrancando. Venían como diez, y el travesti los espero a la entrada de mi población… ahí nadie fue capaz de entrar. Me gritaban que me defendía detrás de la falda de un “caballo”. Me preguntó cómo me fue y le dije que bien, se puso a reír y me dijo que ya estaba grande.
Mi papá veía el partido de la U con el Colo, mientras yo, sacaba carne de la parrila y las guardaba en una servilleta, salía escondido y se las pasaba a esta “loca”
Crecí.
Me transformé en un cabro de 18, estudiaba en Santiago, y cuando volvía a Chillán, ahí estaba. Cara dura me decía que el “Pepe Grillo” estaba guapo, yo me reía no más. Y todas las vueltas era lo mismo. En los veranos salía con short a tomarme una chela en la puerta, y le tiraba una lata. Estaba bueno para toser, le dije que dejara el cigarro, pero él ni ahí.
Cuando había platos únicos, él se ofrecía a ayudar para cocinar, pero todos lo negaban. Yo le dije a mis tías que lo dejaran, pero pusieron el grito en el cielo, que estaba cochino, quizás con que cosa.
Era marzo, y me preguntó que porque no me iba a Santiago, le dije que no había lucas, mi taita estaba hasta el pico con deudas, yo estaba obligado a trabajar. Me dijo que eso no era posible, así que me pasó mil doscientos pesos en monedas de diez y cincuenta. No sé en qué espacio vivía, pero se notaba que no entendía mucho, yo me puse a reír, no sé, su gesto me puso contento. Caché que era como un perro golpeado, de la calle, ignorante del universo, pero siempre fiel con la gente de la villa.
Armamos un negocio con mi taita, un almacén, y nos faltaba alguien que hiciera aseo, yo le dije que le diera la pega… pero mi viejo se negó, tajantemente. Traté de hacerle ver que era buena persona, que le dieran una oportunidad. Mi papá a regañadientes aceptó. Le presté la ducha y le compré ropa nueva. Se cortó el pelo y parecía otro. Pero su gesticulación era la misma de siempre, con esa voz alharaca contando mentiras divertidas.
Mi papá se acostumbró, igual los tiempos habían cambiado, de ser un bicho raro pasó a ser persona. Desde ahí todos le daban pega en la población, alguno que otro favor pagado, y este se gastaba la plata en cigarros, pero se veía contento.
Pude volver a la universidad, estaba ya en el último año.
Regresé a Chillán, con una noticia, iba a ser papá. Mi taita me felicitó y esta “loca” también, me dijo que me iba a tener un regalo para mi guagua, que lo esperara. Al otro día, desperté a ayudar a mi viejo al almacén, y este loco no había llegado a trabajar. Según mi papá, quizás se había quedado borracho, por ahí. Pero lo conocía, era extraño que saliera de la villa.
Las horas pasaban y no aparecía. Hasta que se acercó carabineros, preguntándonos si conocíamos a un tal Cristian Lumier, mi papá dijo que no… pero yo sí, era su nombre. Pregunté qué pasaba…
… Lo encontraron tirado, lleno de cicatrices, apuñalado en todos lados, con una botella que le atravesó el ano, con la nariz partida en dos, sin dientes… y con un paquete de pañales a su lado... Aún me duele el corazón.
Se fue parte de mi, me lo arrebataron. Se fue mi infancia, se fue la mitad de mi vida con ella. Sentí y siento un vacío, y que nunca pensé que ella estaba a cargo de llenar.
No dije nada, mi padre tampoco. Estaba mudo, hipnotizado, pregunté donde había pasado, pensé que quizás fueron los de al frente, pero no... desconocidos, a quienes nunca encontraron, y que no sé si hayan ubicado con tanto ímpetu, después de todo ella solo era un vagabundo, disfrazado, una loca que de alguna forma tenía que morir, daba lo mismo si en el río o en la calle.
No hice nada, aún estaba sin decir nada.
La gente de la villa juntó dinero, sumada a la que una vecina consiguió en la municipalidad, con eso pudimos darle un entierro digno. Llegaron muchos travestis, uno que otro personaje de la ciudad. Quise llorar, pero nadie lo hacía, porque simplemente a nadie le importaba tanto, sentí vergüenza de hacerlo. Me aguanté la pena, me tragué la saliva y me fui a casa. No podía dejar de dormir. Me dolía la cabeza, la pena me tenía un tanto agripado.
Me senté afuera, muy tarde y vi entrar a un perro, se veía mal tratado y no se quería acercar. Lo llamé, pero no se decidía. Entré a la casa y saqué un pedazo de carne, lo dejé a mi lado y empezó a comer, le acaricié la cabeza… y mi pena se desató, y mis lágrimas empezaron a salir desde mi corazón, para desembocar en el lomo de aquel perro.
Perdóname. Mi perrito guacho, mi loca, mi angelito guardián. Mi personaje principal. Mi musa preferida. Te tenías que morir de cáncer al pulmón, no así, humillado, como cachorrito envenenado. Cada vez que sueño contigo, ya no eres esa pesadilla que me despertaba a gritos, sino que esa bella princesa que corre por la luna y que sigo por el universo y que repito mil veces que te quiero. Mi amiga fiel, la contadora de cuentos, mi bella hermana, aquella que dejó su sombra en la entrada de esta villa y que me espera para decirme mi Pepe Grillo.
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“Pepe Grillo”
(Version original)
Autor: El Borrador
Un gran escritor, siganlo en Instagram y Facebook
"El Borrador", es buenísimo.
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lohagoxelvicio · 4 years
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Confinamieto y superficies de placer
Ahí está una vez más Laurita, Laura, Lau. Ya van varios fines de semana que siente la misma rutina y el peso de una invasión depresiva a la misma hora: viernes y sabados a las 20 horas sabe que se va a deprimir, entonces empezó a tratar de salir con un poco de ayuda. Se  toma un Jhony rojo cada fin de semana, es ideal para los días de frio. Tiene el vicio del whisky desde que cumplió 30. Hoy es su cumpleaños numero 34 y se regaló esa botella más unos chocolates ricos y amargos que van como piña.
Este año lo arrancó sola, separada, con la mitad de sus amigos del otro lado de la vereda, es decir, que se dio cuenta que no eran sus amigos, eran amigos de su ex. Ella es de esas personas solitarias porque no le queda otra opción, entonces pensó en que si va a ser ese cliché de persona recien separada y más sola que nunca lo va a hacer con todo el lujo de detalles.
Van a ser seis meses de su separación y ya van cincuenta días de aislamiento social en casi todo el mundo. Tiene una sola amiga que está casada y algunos conocidos que de vez en cuando se acuerdan de ella. El gato es la unica compañía, el unico ser a quien le puede decir mil veces al día Te Amo sin que se canse. Es un contexto complicado para estar separada. Ni bien se alejó de aquella ciudad y volvió a su pueblo natal ocurrió una pandemia que le impidió poder hacer todos los planes que tenía en mente: llegar como una torta empoderada a cogerse a las seis tortas que habitan los alrededores, armar orgias, clubs de lecturas eroticas, emprender nuevos proyectos, abandonar viejos y feos habitos, etc. Todos sus planes truncados, como el nombre de su ciudad fria y desolada.
Ella en Pico Truncado, el sur del país y su ex en Capital, bloqueada de todos lados pero menos del más importante: su cabeza.
Sus días de confinamiento arrancaron tranquilos, en la ciudad nadie estaba tan alarmado, y de todos modos ella no estaba con animos de pisar una vereda. Empezó su etapa fuerte con el alcohol y los habanos sabor chocolate.
Después siguió su adicción a la masturbación, tenía un cronograma planeado para cada momento, donde según ella, si lo hacía en determinado momento del día le daba más energías o menos chances de deprimirse. Trataba de hacerlo con ayuda de la pornografía para que no se le venga a la mente la imagen de su ex novia acabando mientras ella la penetraba ferozmente.
También se proveyó de un buen número de papel higienico y ya sabemos por qué. Cada noche amanecía con los bollitos al rededor de la cama y eso le traía muchos recuerdos, sobre todo en esa casa donde pasó su infancia y adolescencia como un niño, un varón reprimido y deprimido.
Jamás pensó que volvería a esa casa para volver a sentirse enjaulada, pero ahora que ya no es una joven “confundida“ y sabe mas o menos dónde está parada puede poner un poco más de límites, sobre todo a su madre que es la única que queda viva de sus progenitores. Su papá era un militar que para su suerte ya había fallecido hace cinco años. También estaba su tía Ingrid, que seguramente, pensaba Laura, ocultaba su lesbianismo y por eso quedó soltera viviendo  con su hermana mayor. Ahí se encontraba ella, entre dos señoras que forman parte del grupo de riesgo para una gripe rara que se lleva a la gente vieja.
Otra de sus etapas en el confinamiento fue la de intentar programar, hacer una app para tortas pueblerinas, puesto que hace años que no vive en Truncado y no conoce cómo es la movida LGBTIQ+ del lugar, a veces por esto extraña la ciudad. Extrañaba los bares gays, las fiestas que se estaba perdiendo ahora que era soltera y podía salir a darsela en la pera y terminar con un millón de chongas piolas y no terfs con las que tanto fantaseaba.
No puede poner música y bailar sola porque no tiene parlantes en la casa y porque su madre tiene 75 años y no sale del living y del noticiero que repite como un loro a toda hora la misma noticia.
Laurita, mi pobre chiquita le dice su tía Ingrid con voz de comprensiva cada vez que sale del cuarto ahora a las dos de la tarde, porque ahora entró a la fase en la que tiene que dormir mucho para no extrañar, para no pensar en su ex, en cómo, dónde y con quén estará. Seguro ya consiguió con quien pasar la cuarentena, me siento un ser absolutamente reemplazable ¿por qué no me busca? ¿por que no me pregunta cómo estoy? ¿ya se olvidó de mí? ni si quiera me dice que mis hormonas están aun en la que era nuestra casa a salvo esperando para que vaya a aplicarmelas ella, con toda su santa paciencia, piensa Laura en voz baja mientras acaricia una foto en su computadora con el cursor del mouse. Esa carita rubiecita, esas pequitas, esos rulitos, esas cejas disparejas, esas pestañotas, y esa boca que se abría tan grande cada vez que le hacía sexo oral. Laura no puede evitarlo y ahora llora, llora como un viejo alcoholico en uno de esos bares de viejos que son adictos al vino en dama juana, las canciones tristes y la timba.
Se siente sola. Las redes no ayudan. Se da cuenta que no tiene ni una sola amiga a su alrededor, nadie con quien hacer una miserable video llamada, nadie más que un viejo compañero de colegio que hace unos años la contactó por facebook y le confesó que era gay, algo que no era una novedad para Laura porque su radar siempre se lo afirmó. Martín, que ahora vive en Esquel la llamó un sabado a la noche y esa fue la unica videollamada ultra aburrida donde se la pasó contándole qué fue de sus viejos compañeros, que obviamente a ella les chupaba un tremendo huevo. Muchos terminaron siendo policias, otro terminó en el ejercito y trabaja ahora en Campo de Mayo, es al que mejor que fue porque vive en capital, le dice Martin. Y el resto de sus compañerxs fueron padres y madres a temprana edad y ahora se ven como muy adultos con más de un hijo que mantener. Ella cree que tuvo una buena vida comparada a eso: primero el cambio de género, después haber viajado y con su compañera de tantos años, tuvo gatos hermosos, amigos, salidas. Mientras Martin sigue contandole chismes que no le interesan ella piensa en que su pasado no estaba nada mal y que ahora no solo lo extraña sino que necesita recuperarlo. Pero hoy el presidente va a anunciar que la cuarentena seguro se extiende y ella no tiene donde caerse muerta en Capital.
Esoy acá para reencontrarme conmigo misma, se dice en el espejo y toma el vaso con su querido whisky sin hielo y trata de pasar el trago amargo de esta circunstancia, con canciones tristes, si la vamos a hacer hagamosla bien, dice.
Ya algo ebria decide que es momento de hacerse una paja y va al baño, está un poco ebria para subir las escaleras. Su mamá y su tía duermen arriba, la casa esta en silencio. Afuera un frio que te hiela los huesos.
Al bajar nuevamente y sentarse al lado del fuego agarra su celular y en twitter descubre a una trabajadora sexual ofreciendo sus servicios por webcam. Necesita que alguien le hable, aunque sea a traves de una pantalla, necesita escuchar otra voz que no sea la de su cabeza. Entonces sin dudarlo le escribe y arreglan para dentro de una hora. La chica tiene que arreglarse, y mientras, le pasa los medios de pago a Laura.
Es una chica de unos veinte años, tiene el pelo de colores, piercings en la cara y muchos tatuajes. Le brinda un servicio que la deja con una erección importante mientras la ve desnuda en esa aplicación. Laura no veia una concha hace meses, se muere de ganas de que la chica traspase la pantalla y venga a sentarse sobre su cara y poder sentir toda la humedad que habita en ese pequeño  coño depilado a la perfección y con un corazón teñido de fucsia. Ahora su dulce servidora la sorprende con un tema de virus, superficies de palcer suena desde el otro lado donde ella se encuentra y trae con ella un montón de juguetes. Se pone en cuatro frente a la camara y se ve su concha bien dilatada por la que entra un dildo rosa de sailor moon, Laura se calienta como nunca y empieza a desvestirse porque al principio le daba pudor. Estaba haciendo el famoso sexting que dias atras se habia hecho tan popular en la voz y sugerencia de un señor del gobierno. En ese momento se imagina tirando de las dos colitas que se hizo en el pelo su Dulce Servidora. Los pezones de Laura estaban parados, se llevaba un dedo a la boca y la trabajadora sexual también, cada vez más profundo entraba ese dildo y ella cada vez mas lubricaba su orificio anal para introducir ese rosario multicolor adentro, bien profundo. Laura ante esta imagen no lo podía creer, primero porque al fin no se pajeaba pensando en su ex y segundo porque ya iba a ser la tercera vez que acababa ahi tirada en un sillon sentada frente al calor de su hogar encendido como ella.
—Ahora quiero que me digas muchas cosas sucias, mientras jugas, decime todo lo que me harías. Le dice Laura
Y Dulce Servidora cambia de plano y agarra un dildo celeste muy lindo y grande, lo agarra como si éste fuese un microfono y le dice todas las guarradas que Laura necesitaba escuchar de alguien. La voz de la chica a traves de sus auriculares le resulta como una caricia orgasmica para sus oidos, tiene una voz de puta hermosa y a la vez muy angelical. Ahora Dulce dejó de hablarle para meterse adentro de la boca todo el dildo saborizado.
— Quiero que me muestres tu pija bien puesta, quiero jugar un ratito a que la tengo adentro de mi boquita. Le dice a Laura
Y ella prepara su plitoris y se toca las tetas que la hacen sentir tan orgullosa, ese cuerpo ahí caliente en medio de toda la patagonia es capaz de derretir glaciares. Sólo se detiene a ver a su chica, observa el movimiento de sus labios y su mirada penetrando la pantalla directamente a sus ojos. No lo puede creer. Con esa imagen acaba nuestra querida Laurita por ultima vez.
Hablaron un rato, Dulce le preguntó cómo se había sentido y si la pasó bien, lo cual era obvio para Laura, que quedó muy conforme y satisfecha con su servicio y luego de cortar la videollamada y pagarle se replanteó si después de este confinamiento y de todo este aislamiento realmente será necesario exponerse al tacto con otra piel y toda la complejidad que el mundo humano allá afuera presupone.
¿cómo vamos a concebir el sexo, el habitar otro cuerpo después de esto? ¿nos acordaremos de lo que es acariciarnos? Si ahora con un me gusta esperamos expresarnos y decirnos a traves de pantallas lo mucho que nos deseamos.
Laura cerró su laptop y tomó las ultimas gotitas de ese whisky rico para encarar el sueño con una sonrisa en sus labios y el recuerdo del pubis depilado y con forma de corazón rosa de Dulce, su nueva superficie de placer.
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gerasjms · 5 years
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La vida se te vá en sueños (literalmente).
Estoy seguro que era un lunes, me confundo por que ese día estaba particularmente con falta de apego a mi cama, me desperté de repente, eran las 3 de la mañana, y el sueño se me había ido por completo, leí uno que otro artículo de la Migala, y tuve este recuerdo de un sueño, de eso bonitos donde te vez feliz con la chica que te gusta, todo es tan real, pero de repente algo sucede.
No es que recurrentemente tenga pesadillas, pero, casualmente, llevo unas semanas teniéndolas muy seguido, algo que no me sucede muy a menudo. Te contaré mi sueño.
Estoy en lo que parece un baile y estoy con esta chica, al parecer somos pareja, bailamos pero ella de pronto recibe una llamada, desconozco a la persona del otro lado de la linea, pero ella sale llorando mientras yo no miraba, la busco y la encuentro para consolarla, luego de, desesperadamente correr a encontrarla, le veo la cara muy de cerca y la cara era de una de mis tías, inmediatamente sentí algo de asco, pero el sentimiento de que era la misma chica seguía ahí, así que me acerque pero la cara pudo más conmigo, entonces me percaté de que se trataba de un sueño, la gente no cambia de rostros así como así, es raro como las historias en los sueños no tienen una continuidad, solo de repente apareces en otro lado sin un desenlace de los eventos previos.
Luego tengo esta escena, que nunca sabes como te trasladas entre una y otra, entonces estaba camino al estacionamiento, y un hombre junto a lo que parece ser su hijo juegan futbol, todo esto de noche, me gana el impulso y me pongo a jugar con ellos, de repente, una fila de autos a punto de pasar hacen que nos hagamos a la orilla para no estorbar, al pasar dicha fila, el hijo que se había alejado hacia la acera contraria a la nuestra, desapareció,  el hombre me culpaba a mí pero yo no tenía ni idea de lo que había sucedido, buscaba y buscaba pero el niño, ni sus luces, de pronto a mi derecha escuche golpes como a un torso de metal grande, un camión de basura había pasado en esa fila, y al parecer pretendían secuestrar al niño.
Volteé rápidamente y corrí lo más veloz que pude, los alcancé, y el niño seguía golpeando, esperando que su padre lo escuchara, me tome de una agarradera metálica que tienen todos camiones de basura, pero la estructura era rara, era como si fuera la cabina de una camioneta pero sin puertas, solo tubos, y de uno de ellos me sostenía, mientras gritaba, secuestradores!!, con la esperanza de que algún policía me escuchara. el camión arranco fuerte y en una curva jalé a uno de los secuestradores.
El hombre calló a la carretera, pero como si de una escena final de Quentin Tarantino se tratara, voló sangre a lo desgraciado, luego el formato cambió, ahora parecía desde el punto de vista de estos documentales chafas de mil maneras de morir, donde te ponen esqueletos en 3D rompiéndoselos y te muestran las muertes lo mas grotesco posible, pues así, un Doli de cámara se acercó al hombre mientras el craneo se le partía, luego explicaba un narrador como mi acrobacia había desbalanceado el peso del vehículo, lo cual causó que nos volcáramos, vi uno a uno las muertes de todos los raptores en cámara lenta, y lo que es peor, incluso la mía.
¿Qué si tuve una Epifanía? pues la neta no, y en mi mente solo quedaba el echo de que no pude salvar al niño y reencontrarlo con su padre, el sueño terminó ahí, violento con un climax al pico pero sin un desenlace, entonces al despertar, tal vez si tuve una revelación después de todo.
Tu muerte no será heroica, posiblemente nadie te recuerde como tu esperas que lo hagan, probablemente al final de tus días no hayas echo algo que sea digno de recordar o que te haga sentir orgulloso, o incluso puede que te quedes a la mitad de cumplir tu sueño, pero ¿sabes qué? esta bien, tu vida se puede terminar en un segundo, cuando menos te lo esperes. Puedes ir caminando por la calle y un paro cardiaco o un derrame cerebral puede ocurrir en cualquier segundo y órale cabrón te chingaste, así que vive chido, se chido, haz lo que quieras, pero hazlo, con huevos we, o con ovarios, como prefieras.
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asttaeroth · 5 years
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Vida pico
De L. puedo decir poco.
Mi memoria no funciona bien cuando se trata de L.
Pero, en compensación, parece que de todo lo otro puede recuperar en detalle hasta el hecho más irrelevante.
Por ejemplo, puedo describir cada aspecto relacionado con las puertas del tren. La alarma de cierre: un silbido opaco, rojo, circular.
¿Ven?
Los pasos de la gente moviéndose un poco al interior, siempre un poco, siempre al interior. Las quejas ligeramente ahogadas de alguien en alguna parte de la masa. El grito franco de alguna mujer demasiado gorda o demasiado vieja para estos atropellos. El sonido antiguo y perturbador de las válvulas de aire, un aliento tibio desde las ranuras de las puertas, desde la maquinaria oculta tras láminas de acero. El clac mecánico de las puertas cuando se cierran definitivamente, como una guillotina, pero en horizontal, pero con dos hojas, pero sin filo. Es decir, para nada como una guillotina. Más bien, se parece a la pala del camión de basuras, siempre hacia adentro, siempre un poco, a un ritmo sutil pero constante, como el de los continentes.
Sí. De L no puedo decir mucho.
De lo otro, en cambio…
Está, por ejemplo, la sensación de urgencia que no acaba si no hasta que el tren lleva un buen rato en marcha… No es cierto. La sensación de urgencia nunca acaba del todo cuando se toma el metro. Primero, por supuesto, está la urgencia de entrar, de no verse obligado a esperar el próximo tren, y luego, la urgencia natural de llegar pronto, de ojalá, por amor a Dios, no pasarse de estación, de no perder ese lugar privilegiado en el vagón, no muy distante de las puertas, no muy adentro.
Solo que, como dije, la multitud empuja y empuja y empuja de forma tan sutil pero tan contundente que, al menor descuido, uno ya está atrapado en un hoyo negro de brazos y pelos húmedos y champú anticaspa y codos y desodorantes y culos y perfumes de frutita (de manzana verde, de fresa  de sandía, un olor que es un diminutivo en todo caso)... Entonces, a uno no le quede más remedio que tratar de salir como bien se le vaya dando la cosa —Disculpe, Permiso, Qué pena—, pero no es que se pueda hacer mucho al fin y al cabo. Es una pelea perdida.
La de esa vez, por ejemplo, cuando conocí a L. fue una derrota total.
Cuatro estaciones después de haber tomado el metro, terminé casi dándome un beso con un hombre calvo y gordo y sudoroso que no parecía estarla pasando mal del todo. Y mi cuerpo flaco amoldado a sus formas como un pedazo de masilla para arepas. Y atrás y a los lados, ocho o nueve personas que no terminaban de acomodarse nunca. Y mi cuerpo presionado una y otra vez, sistemáticamente, contra la mole húmeda, irregular, que era el gordo aquel.
—Disculpe —dije.
Pero el gordo no respondió nada. No hizo el más ligero esfuerzo para permitirme algo de movimiento.
Aquello era problemático. Para que pueda entenderse la dimensión de mi problema, tengo que decir que ese era mi primer día de trabajo y la única oportunidad real que había tenido en dos años, desde que me gradué de la universidad. En términos generales, se trataba de un trabajo de mierda, pero con contrato y prestaciones sociales. Es decir, el mejor trabajo de mierda que pudiera conseguir un hombre como yo. Me gradué de periodista, y mi nuevo empleo —según el amigo que hizo el esfuerzo para conseguírmelo— incluía funciones rutinarias y aburridas relacionadas con las comunicaciones de una oficina pública: manejar las redes sociales, escribir artículos irrelevantes que destacaran la calidad de los servicios prestados y lamerle el culo al jefe las veces que fuera necesario. Sin embargo, era un trabajo fácil relativamente bien pagado. Eso era más de lo que podía pedir un tipo tna propenso a la pasividad, tan escaso de pasiones útiles.
De manera que no podía darme el lujo de llegar tarde. En el transcurso de la semana, desde que firmé el contrato, llamé a mamá y a papá, que aún viven en el pueblo, y a mis amigos de la universidad y a Ana, que me dejó pero dice ser amiga mía, y les hice saber en algún momento de la conversación que al fin estaba triunfando, que después de tanto tiempo el destino ponía mi vida en la ruta correcta, directo hacia la cima. Un trabajo fijoy bien pagado era la forma incuestionable de éxito. O por lo menos una forma que mamá y papá y Ana y mis amigos de la universidad aceptaban sin miramientos.
Y ahora el gordo aquel bloqueaba mi camino hacia la salida del tren.
Debía bajarme en Alpujarra y faltaban solo dos estaciones, pero en cada estación el volumen de personas que abordaban era ridículamente superior al volumen de personas que salían. Además, como la penúltima, San Antonio, era una estación de transferencia, si no lograba ubicarme a un paso de la puerta antes de que el tren llegara a ella, salir después sería casi imposible.
Me puse un poco más agresivo entonces. Metí los brazos por entre el gordo y una de las tantas oficinistas con pelo húmedo del vagón, adelanté una pierna —Disculpe, Permiso, Qué pena—, y empujé y abrí los brazos con más de la fuerza que pueda imaginarse en este cuerpo enclenque.
No fue fácil, por supuesto, se lo conté a L. El gordo presionó con buena parte de su peso para cortarme el paso y la oficinista de pelo húmedo, chiquita pero anclada al piso del tren en unos tacones imposiblemente altos, atacó a mis costillas con un par de codazos filosos y efectivos. Pese a todo, logré mi propósito: ubicarme en un sitio algo más cercano a la salida. Y cuando se abrieron las puertas en Parque Berrío, aproveché el movimiento de la gente que salía y entraba —en serio, era ridícula la cantidad de gente que entraba— y, como una lagartija entre las rocas —Permiso, Disculpe, Qué pena—, me escurrí hasta una posición mucho más favorable.
Las conté: diez personas bloqueaban mi camino.
Pensé que, en las lógicas del metro y las horas pico, diez era una buena cifra y que ya no debía preocuparme. Cuando llegara a San Antonio, me dije, me aferraría a las barras del tren y defendería, si era necesario, aquel sitio con mi vida.
Pero pronto comprendí que las lógicas del metro no eran algo para lo que estuviera preparado. SI me lo preguntan ahora, podría decir que el metro carece de lógicas aprehensible para un pobre y débil ser humano como yo.
Los altavoces del tren anunciaron la cercanía de la estación. Así que me aferré con las dos manos a una de las barras superiores. Estudié los caminos a la salida, determiné cuáles eran los obstáculos más débiles: la anciana con las bolsas de legumbres y la niña delicada con el uniforme del colegio. Si seguían en ese lugar cuando el tren partiera de San Antonio, bajarme después en Alpujarra sería tarea fácil. La salida, más o menos, estaría a dos empujones de distancia. Pero sabía también que, justo por ser las más débiles, lo natural era que terminaran en lo más profundo del vagón. Con lo único que contaba, entonces, era con esa barra de la que me sostenía. Cuando el tren se detuviera, en la confusión de la entrada y salida de pasajeros, aprovecharía cualquier oportunidad para ubicarme al pie de la puerta.
Miré alrededor. No era el único con esa idea en la cabeza. Una manda de oficinistas de pelos húmedos observaban con recelos las puertas del tren. No eran oficinistas, eran hienas drogadas con perfumes de manzanitas verdes, de fresitas licuadas en alcohol. Justo detrás de mí, un hombre sucio y andrajoso miraba la salida como algo vital. no tenía que preocuparme: estaba visiblemente enfermo y débil. Pero me sorprendió que lo hubieran dejado pasar por los torniquetes de cualquier estación. Y ahí estaba, compitiendo conmigo y las oficinistas por salir o por un puesto más cercano a la salida.
Entonces pasó eso que no alcanzo a describir del todo. Creo que la imagen más apropiada es la de una inundación repentina, violenta, devastadora… El tren se detuvo, desde luego. Las puertas se abrieron, no hay duda. Pero justo en ese momento el hombre enfermo y andrajoso a mis espaldas sacó no sé de dónde una feroz vitalidad y me derribó de un solo golpe. Intenté ponerme en pie, varias veces, asomaba la cabeza por encima de la corriente de pasajeros nuevos, pero solo el tiempo suficiente para tomar un poco de aire, porque era enviado de inmediato, a las profundidades del agua. Y hubo un remolino.  Y mil golpes de escombros sumergidos. Y mi cuerpo se movía a voluntad de la corriente, de un extremo al otro, río abajo, y mi cabeza bajo el agua y la angustia de la muerte. Lo supe entonces: yo había sido el obstáculo más débil de alguien más, la colegiala de otro, la anciana con bolsas de verduras de un indigente enfermo y cuando pudiera alcanzar la orilla, si es que la alcanzaba, sería demasiado tarde, habría perdido la oportunidad de bajarme en mi estación.
Cuando todo estuvo en calma y el tren andaba nuevamente y pude ponerme de pie, me encontré con la cara de L., me miraba con sus ojos como dos pecas grandes en medio de esa cara de pecas diminutas.
De L. puedo decir poco.
Puedo decir que la conocí en esa ocasión.
Tengo la imagen clara de su rostro contra el mío.
Este olor a sudor de multitudes que, desde luego, era el olor de todo el mundo y no de ella, o acaso el olor de ella disuelto en el de todo el mundo. Tengo su aliento de hambre intensa. Tengo el color de su pelo. Negro. Negro húmedo. Tengo el timbre de su voz grabado en mis tímpanos, imborrable, constante, pero me cuesta describirlo: quizá, un algo suave, un copito que se introduce por la oreja, que hurga con tacto de algodón en los huequitos de acá adentro.
—Jueputa —dije.
Y L. solo me miraba con sus pupilas de pecas. Y yo trataba de moverme un poco, de mover siquiera mi cuerpo en dirección a cualquier puerta de salida.
—Disculpa —dije.
—Tranquilo —dijo ella. Sus copitos de algodón en mis orejas. Su aliento de estómago vacío.
Pensé en el trabajo. En la mala impresión que daría el primer día. Pensé en mamá y en papá y en los compañeros de la universidad. Pensé que Ana no volvería a contestar mis llamadas, que aprovecharía y cortaría de una vez la diplomacia. “No me llamés”, diría. “¿No entendés? Terminamos”. “Pero es que”, diría yo. “Que no me llamés”, diría ella. “Pero dijiste que fuéramos amigos”, diría yo. “Era un formalismo”, diría ella. También pensé en la vergüenza que debería sentir después pero que, por algún motivo era incapaz de sentir en ese momento. Solo creí que, más tarde, lo correcto sería esta avergonzado. Pero debía llegar de todas formas. Era indispensable. Me abriría camino otra vez hasta la salida, me bajaría en la próxima estación y cogería un taxi en las afueras del metro. Ya me inventaría cualquier excusa válida. Era mejor llegar media hora tarde que no llegar nunca. De manera que empujé (Disculpe, Permiso, Qué pena). Empujé otra vez (Disculpe, Permiso, Qué pena). Empujé en todas direcciones (Disculpe, Permiso, Qué pena), pero la masa a mi alrededor era una masa sólida.
—No se puede —dijo ella.
—Ya me di cuenta —dije yo.
Nuestros cuerpos enfrentados, obligados a la intimidad, a la quietud.
—Voy tarde —le dije.
—Yo también —me dijo.
Susurrábamos. Tratábamos  de no abrir la boca demasiado, de contener el aire escaso dentro de nuestros cuerpos flacos.
—Es mi primer día. O el último, mejor.
Y L. soltó una risita ahogada, demasiado pequeña para ser considerada una risa en cualquier otra circunstancia.
—Debo salir —dije.
—No se puede.
—Tratemos de salir.
—Ya lo hice. Iba a bajarme en Parque Berrío y no pude.
—Podemos bajarnos en cualquier estación y coger un taxi luego.
—También lo intenté.
—¿Y?
—No se puede.
—¡Cómo no se va a poder! —saqué mis brazos pero no tenía espacio para moverlos, así que los dejé reposando sobre los hombros de dos extraños.
—No se puede. Lo he probado. Siete veces. El tren ha ido y vuelto, ido y vuelto, ido y vuelto… conmigo adentro —otra vez esa risita ambigua—. Las puertas del tren se abrieron siete veces en Parque Berrío, pero no he podido salir.
—¿Entonces?
—Espero.
Extrañé al gordo sudoroso. Me di cuenta de que la fuerza de la multitud me había arrastrado a la cara pecosa de una loca. Me molestaba su locura, pero sobre todo me molestaba su seguridad. La seguridad y la locura son dos cosas que se parecen mucho. A pesar de que son dos mujere físicamente muy distintas, la seguridad con la que L. decía que no se podía salir del metro era idéntica a la seguridad con la que Ana me decía que ya no podía tener nada conmigo. “Estás loca”, le decía a Ana. “¿Cómo me vas a dejar de querer de un momento a otro?”. “No es de un momento a otro”, decía ella. “Viene de atrás, solo que a penas ahora me doy cuenta: vos no vas para ninguna parte y yo estoy anclada a vos”. De manera que, cuando no pude demostrarle a Ana que estaba equivocada, quise demostrárselo a L. Me puse en puntas de pie y torcí el cuello para para mirar la puerta más cercana. Cuando el tren volvió a detenerse, noté que llegamos a La Estrella, la última estación, y empecé a gritar: “¡Tengo que salir, por favor! ¡Es mi primer día de trabajo!”. Pero mis gritos fueron tragados por la algarabía de la gente que entraba y salía, por las muchas voces hablando al tiempo, por los otros gritos de rostros invisibles, borrados por la masa, esa sola cosa hecha de cabezas oscuras que bullía en el interior del vagón como una olla de brea. El codo de alguien fue a clavarse en mi espalda y mi cuerpo apretó aun más el cuerpo de L.  Ella dijo algo. Dijo:
—Tranquilo —algo así dijo.
Y yo dije:
—Qué.
Y mi voz era un gritito agónico, porque creí, auténticamente, que el codo del hijo de puta aquel,que no alcanzaba a ver debido a mi posición, terminaría por matarme. Entonces vi el rostro de L., sus pecas más oscuras de lo normal en aquella piel enrojecida, y entendí que su sufrimiento era mayor que el mío y que era mi culpa y sentí vergüenza.
—También intenté eso —dijo, imperturbable, sin una mueca evidente de dolor—. No funcionó.
Volví para ponerme en puntas de pie. Miré hacia la puerta: estaba a punto de cerrarse. Dije:
—Qué pena… mi brazo… por favor…
Y mientras el tren iniciaba el camino de regreso, mientras avanzaba hacia las estaciones que ya había recorrido, mi brazo era masticado por los engranajes de una monstruosa maquinaria. Y cualquier movimiento en el interior de la multitud era una fuente de sufrimiento inagotable. A nadie, salvo a L. tal vez, parecía importarle un carajo. Solo hasta que las puertas se abrieron tuve la oportunidad de liberarlo. Respiré aliviado, como quien se salva por un pelo de ser devorado por un animal salvaje. Lo bueno: el codo en mi espalda había desaparecido, y yo pude dejar de maltratar a L., aunque fuera un poco.
—Hay que tener paciencia —dijo.
Y yo me eché a llorar.
—Pero es mi primer día de trabajo —dije.
Debí contarle en qué consistía mi trabajo —la oficina pública, las redes sociales, las prestaciones, el culo de mi jefe—, pero le hablé de Ana. Le conté mi historia con Ana. Le conté que planeaba vivir con ella el año siguiente, pero ella me dejó unas semanas antes de que yo consiguiera ese puesto de oficina. me dejó por fracasado, le dije. Me dejó porque le conté que iba a ser escritor, pero antes ya le había dicho que quería ser actor de teatro, pero antes ya le había dicho que quería ser rapero y entonces Ana pensó que, en definitiva, tendría que mantenerme el resto de la vida y ella, eso dijo, necesitaba, más que un novio, un compañero. Así que el trabajo nuevo era un prueba de que Ana la había cagado por completo, de que yo también podía ser un tipo exitoso porque tendría un sueldo y prima en junio y en diciembre y podría endeudarme para comprar un carro y casa y un perro labrador golden y ella tendría que pedirme disculpas y me rogaría que volviéramos a estar juntos y yo le diría que no, por tres meses seguidos le diría que no, que mi vida ya era distinta, que no era posible devolverme sobre mis pasos, como si yo fuera un puto tren del metro; pero luego, claro, le daría una oportunidad aunque en términos muy favorables para mí.
—Ahora todo se fue a la mierda —dije—. Ana siempre tuvo razón.
Y seguía llorando. Y lloraba más fuerte incluso.
Porque contarle a L. lo de Ana fue como quitar una obstrucción de una tubería. Fluyó todo. Le conté todo. Le conté todas las historias tristes de mi vida. O sea, le conté mi vida entera. Comprobé que mi vida entera podía ser contada en nueve paradas del metro. Salté de un recuerdo a otro, sin lógica interna, sin nada que los uniera más que el burdo zurcido de la desesperación. Un regaño lejano de mamá, devorado por el zaguán oscuro de la casa. El humo de un cigarrillo mal fumado todavía en mis pulmones. Un mendigo más fuerte que yo. ¡Por Dios!, ¿quién deja entrar un mendigo al metro? Un complejo de colegiala o señora con bolsas de verduras. El color rojo.La fascinación por mi primera visita al mar. El olor salado del viento marino y el viento frío de algún otro sitio refundido entre montañas. Un coño húmedo, o dos quizá, no más de tres en todo caso. El coño de Ana se transforma. El aloe vera. Los perfumes de frutita. El ladrido de un perro que probablemente era mío o del vecino de la abuela de Urabá. Urabá. Un gordo sudoroso. La aventura fallida hacia la salida del metro. ¿De qué se alimentaran las oficinistas de esta ciudad? Jueputa. Un derrumbe a la carretera a Medellín. Hambre. El túnel de Occidente. Monótono. Infinito. El redescubrimiento de la finitud del túnel: esa desoladora sensación de estafa. Una panorámica nocturna de la ciudad. La ciudad. Un miedo antiguo a lo desconocido. Nada más desconocido que Medellín, esa boca gigantesca eternamente abierta,sus millones de dientes luminosos en la noche más oscura. Las multitudes. Las voces todas. El sistema metro: una extensa red de venas grises que no para nunca de crecer, nunca, nunca, como la gangrena.
L. me dió un beso repentino. Nada pasional. Un pico. Mis labios y sus labios juntos por un instante. Sus ojos de pecas. Su cara roja. Su cara de loca.
Intenté hablar de nuevo. Llorar de nuevo. Pero L. volvió a cerrarme la boca con un beso, un pico algo más largo que el anterior.
El tren se había detenido. Volvíamos a la estación San Antonio, la estación de transferencia. La gente que entraba era mucho más que la gente que salía y era suficiente para reacomodar las posiciones dentro del vagón. Sentí la fuerza de la multitud en cada músculo, cada hueso de mi cuerpo: constante, abrumadora, como la de los continentes. Mi cuerpo y el de L. dieron vueltas sobre sí mismos, giramos uno contra el otro como un par de rodillos en una máquina aplanadora y, casi de forma natural, el cuerpo de L. fue absorbido por la masa, fue desapareciendo ante mis ojos,  fue consumido irremediablemente por la brea.
—Tené paciencia —dijo.
Pero ya no veía más que los dedos de sus manos. Y los dedos de sus manos también fueron tragados poco después.
Ya no dije nada. No fui capaz. Es probable que L. siguiera ahí, a dos cuerpos de distancia, o que las lógicas del metro, si es que el metro tiene lógicas, la hubieran lanzado a la puerta de salida, la hubiera escupido a la plataforma de la estación San Antonio. Lo seguro es que yo seguí aquí adentro. Que me abandoné a la espera, al silencio, a la derrota. Y el paisaje cambiante en la ventana, en los fragmentos de ventana que podía ver entre los cuellos, las cabezas, los pelos húmedos. El paisaje gris de los edificios del centro. Las fachadas con hollín. El jardín botánico. Cada tonalidad de verde. Las casa sobre las colinas de la ciudad: naranjas, tan naranjas como un sol de plena tarde… Tan brillantes. Tan intrincadas unas con otras. Como piedras en la depresión de una cantera. Como cuevas en las montañas desérticas de un lejano, imaginado, país de mil y una noches.
Tomado de ‘Libro del Tedio’, del escritor José Ardila.
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si-acaso-algun-dia · 5 years
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《Mi vecino era un travesti, de maquillaje barato, y ropa repetida. Olía a perfume y axila. Raquítico como una escoba, de pelo largo y mal cuidado. El personaje de la cuadra, a quien todos molestaban, pero nadie se atrevía a enfrentar, simplemente porque él o ella, tenía mucha más calle. Si alguien se burlaba, sacaba voz de hombre, y todos se asustaban, pero luego transformaba en voz de nena y te lanzaba un beso.
Yo le tenía miedo, para mí era como ver un quiltro con arestín. Cuando me mandaban a comprar pan, yo cruzaba a la vereda contraria a la que él (o ella) estaba. Una vez, salí del negocio y estaba afuera, me pidió cien pesos y yo salí arrancando, de hecho, se me quebraron los huevos en el piso al soltar la bolsa. Cada vez que me portaba mal, mi padre me amenazaba que llegaría el travesti de la vuelta y me raptaría. Yo soñaba con eso, despertaba llorando. Mi madre retó a mi taita, le dijo literalmente: No quiero que asustes más al niño con ese fleto.
Pero fui creciendo y el miedo se transformó en una simple omisión. Siempre lo veía en la calle, con la misma ropa, oliendo a perfume y axila. Siempre saludaba, me decía el Pepe Grillo, pero no le daba bola.
Una vez, me metí en un lío con los cabros de otra villa, todo por la rucia de allá, me iban a sacar la cresta. Me pillaron llegando a la población, eran cuatro, me tiraron al suelo y uno sacó una cuchilla, el otro me corrió el polerón y quedé a guata descubierta. Pero en ese instante, apareció el travesti, tres de ellos salieron arrancando, salvo el de la cuchilla, los dos de manera casi tácita tomaron un duelo, el travesti le pegó dos rajazos en la cara y otro en la mano. Me sorprendí, y me quedé ahí, callado. Me quede sólo con él y me dijo: “Te apuesto que es por la rucia de la otra población, ten cuidado, a esa le gusta meter a los niños en tetes”. Le dije gracias, y me pidió cien pesos, tenía cincuenta, se los pasé. Prendió un cigarro y se fue.
Desde ese día, ya lo saludaba, al menos le movía la cabeza, pero si yo iba con alguien, siempre lo negaba. Perfectamente me podría haber dicho algo, pero fue respetuoso, se hacía el loco, al parecer entendía perfectamente lo que él representaba para los demás, pero no le importaba, creo.
Mi madre falleció de un derrame cerebral, de un día para otro. Estábamos en el velorio, y a eso de las 12 de la noche apareció el travesti, fue con unas rosas que había sacado de por ahí. Nadie dijo nada, salvo yo, que le dije gracias, me esbozó una sonrisa y se fue. En el funeral, mientras estábamos en el desgarrador entierro, vi que desde unos metro más allá estaba aquel tipo fumándose un cigarro, y a lo lejos me preguntó ¿Estás bien? Yo le hice un gesto de “sí”.
Ya tenía 15, y aun no daba mi primer beso, y la única que me daba chances era la rucia con la que me había metido alguna vez en problemas, no sabía cómo hacerlo. Yo creo que el travesti me miró por mucho tiempo que ya me conocía de memoria. Recuerdo que se me acercó y me dijo: "Parece que aún no te haces respetar mi Pepe Grillo". Me tomó de la cintura, y me asusté: “Así la agarras y le das un beso”, yo le dije que se podía sentir abusada, o algo así, me dijo que no fuera leso, que ella hace rato me daba chances, era yo el pajarón.
Crucé la villa, entre todos esos flaites, me acerqué a la rucia, la tomé de la cintura y le chanté el beso. La solté, puso cara de contenta, y salí arrancando. Venían como diez, y el travesti los espero a la entrada de mi población… ahí nadie fue capaz de entrar. Me gritaban que me defendía detrás de la falda de un “caballo”. Me preguntó cómo me fue y le dije que bien, se puso a reír y me dijo que ya estaba grande.
Mi papá veía el partido de la U con el Colo, mientras yo, sacaba carne de la parrila y las guardaba en una servilleta, salía escondido y se las pasaba a esta “loca”
Crecí.
Me transformé en un cabro de 18, estudiaba en Santiago, y cuando volvía a Chillán, ahí estaba. Cara dura me decía que el “Pepe Grillo” estaba guapo, yo me reía no más. Y todas las vueltas era lo mismo. En los veranos salía con short a tomarme una chela en la puerta, y le tiraba una lata. Estaba bueno para toser, le dije que dejara el cigarro, pero él ni ahí.
Cuando había platos únicos, él se ofrecía a ayudar para cocinar, pero todos lo negaban. Yo le dije a mis tías que lo dejaran, pero pusieron el grito en el cielo, que estaba cochino, quizás con que cosa.
Era marzo, y me preguntó que porque no me iba a Santiago, le dije que no había lucas, mi taita estaba hasta el pico con deudas, yo estaba obligado a trabajar. Me dijo que eso no era posible, así que me pasó mil doscientos pesos en monedas de diez y cincuenta. No sé en qué espacio vivía, pero se notaba que no entendía mucho, yo me puse a reír, no sé, su gesto me puso contento. Caché que era como un perro golpeado, de la calle, ignorante del universo, pero siempre fiel con la gente de la villa.
Armamos un negocio con mi taita, un almacén, y nos faltaba alguien que hiciera aseo, yo le dije que le diera la pega… pero mi viejo se negó, tajantemente. Traté de hacerle ver que era buena persona, que le dieran una oportunidad. Mi papá a regañadientes aceptó. Le presté la ducha y le compré ropa nueva. Se cortó el pelo y parecía otro. Pero su gesticulación era la misma de siempre, con esa voz alharaca contando mentiras divertidas.
Mi papá se acostumbró, igual los tiempos habían cambiado, de ser un bicho raro pasó a ser persona.
Desde ahí todos le daban pega en la población, alguno que otro favor pagado, y este se gastaba la plata en cigarros, pero se veía contento.
Pude volver a la universidad, estaba ya en el último año.
Regresé a Chillán, con una noticia, iba a ser papá. Mi taita me felicitó y esta “loca” también, me dijo que me iba a tener un regalo para mi guagua, que lo esperara.
Al otro día, desperté a ayudar a mi viejo al almacén, y este loco no había llegado a trabajar. Según mi papá, quizás se había quedado borracho, por ahí. Pero lo conocía, era extraño que saliera de la villa.
Las horas pasaban y no aparecía. Hasta que se acercó carabineros, preguntándonos si conocíamos a un tal Cristian Lumier, mi papá dijo que no… pero yo sí, era su nombre. Pregunté qué pasaba…
… Lo encontraron tirado, lleno de cicatrices, apuñalado en todos lados, con una botella que le atravesó el ano, con la nariz partida en dos, sin dientes… y con un paquete de pañales a su lado... Aún me duele el corazón.
Se fue parte de mi, me lo arrebataron. Se fue mi infancia, se fue la mitad de mi vida con ella. Sentí y siento un vacío, y que nunca pensé que ella estaba a cargo de llenar.
No dije nada, mi padre tampoco. Estaba mudo, hipnotizado, pregunté donde había pasado, pensé que quizás fueron los de al frente, pero no... desconocidos, a quienes nunca encontraron, y que no sé si hayan ubicado con tanto ímpetu, después de todo ella solo era un vagabundo, disfrazado, una loca que de alguna forma tenía que morir, daba lo mismo si en el río o en la calle.
No hice nada, aún estaba sin decir nada.
La gente de la villa juntó plata, sumada a la que una vecina consiguió en la municipalidad, con eso pudimos darle un entierro digno. Llegaron muchos travestis, uno que otro personaje de la ciudad. Quise llorar, pero nadie lo hacía, porque simplemente a nadie le importaba tanto, sentí vergüenza de hacerlo. Me aguanté la pena, me tragué la saliva y me fui a casa. No podía dejar de dormir. Me dolía la cabeza, la pena me tenía un tanto agripado.
Me senté afuera, muy tarde y vi entrar a un perro, se veía mal tratado y no se quería acercar. Lo llamé, pero no se decidía. Entré a la casa y saqué un pedazo de carne, lo dejé a mi lado y empezó a comer, le acaricié la cabeza… y mi pena se desató, y mis lágrimas empezaron a salir desde mi corazón, para desembocar en el lomo de aquel perro.
Perdóname. Mi perrito guacho, mi loca, mi angelito guardián. Mi personaje principal. Mi musa preferida. Te tenías que morir de cáncer al pulmón, no así, humillado, como cachorrito envenenado. Cada vez que sueño contigo, ya no eres esa pesadilla que me despertaba a gritos, sino que esa bella princesa que corre por la luna y que sigo por el universo y que repito mil veces que te quiero. Mi amiga fiel, la contadora de cuentos, mi bella hermana, aquella que dejó su sombra en la entrada de esta villa y que me espera para decirme mi Pepe Grillo》.
Encontrado por ahí.
..................................................
Las personas que llenan el alma sin importar como o porqué sean, siempre marcarán la vida de quienes les damos la oportunidad de ser como son.
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soy-una-mierda-uwu · 6 years
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Mi vecino era un travesti, de maquillaje barato, y ropa repetida. Olía a perfume y axila. Raquítico como una escoba, de pelo largo y mal cuidado. El personaje de la cuadra, a quien todos molestaban, pero nadie se atrevía a enfrentar, simplemente porque él o ella, tenía mucha más calle. Si alguien se burlaba, sacaba voz de hombre, y todos se asustaban, pero luego transformaba en voz de nena y te lanzaba un beso.
Yo le tenía miedo, para mí era como ver un quiltro con arestín. Cuando me mandaban a comprar pan, yo cruzaba a la vereda contraria a la que él (o ella) estaba. Una vez, salí del negocio y estaba afuera, me pidió cien pesos y yo salí arrancando, de hecho, se me quebraron los huevos en el piso al soltar la bolsa. Cada vez que me portaba mal, mi padre me amenazaba que llegaría el travesti de la vuelta y me raptaría. Yo soñaba con eso, despertaba llorando. Mi madre retó a mi taita, le dijo literalmente: No quiero que asustes más al niño con ese fleto.
Pero fui creciendo y el miedo se transformó en una simple omisión. Siempre lo veía en la calle, con la misma ropa, oliendo a perfume y axila. Siempre saludaba, me decía el Pepe Grillo, pero no le daba bola.
Una vez, me metí en un lío con los cabros de otra villa, todo por la rucia de allá, me iban a sacar la cresta. Me pillaron llegando a la población, eran cuatro, me tiraron al suelo y uno sacó una cuchilla, el otro me corrió el polerón y quedé a guata descubierta. Pero en ese instante, apareció el travesti, tres de ellos salieron arrancando, salvo el de la cuchilla, los dos de manera casi tácita tomaron un duelo, el travesti le pegó dos rajazos en la cara y otro en la mano. Me sorprendí, y me quedé ahí, callado. Me quede sólo con él y me dijo: “Te apuesto que es por la rucia de la otra población, ten cuidado, a esa le gusta meter a los niños en tetes”. Le dije gracias, y me pidió cien pesos, tenía cincuenta, se los pasé. Prendió un cigarro y se fue.
Desde ese día, ya lo saludaba, al menos le movía la cabeza, pero si yo iba con alguien, siempre lo negaba. Perfectamente me podría haber dicho algo, pero fue respetuoso, se hacía el loco, al parecer entendía perfectamente lo que él representaba para los demás, pero no le importaba, creo.
Mi madre falleció de un derrame cerebral, de un día para otro. Estábamos en el velorio, y a eso de las 12 de la noche apareció el travesti, fue con unas rosas que había sacado de por ahí. Nadie dijo nada, salvo yo, que le dije gracias, me esbozó una sonrisa y se fue. En el funeral, mientras estábamos en el desgarrador entierro, vi que desde unos metro más allá estaba aquel tipo fumándose un cigarro, y a lo lejos me preguntó ¿Estás bien? Yo le hice un gesto de “sí”.
Ya tenía 15, y aun no daba mi primer beso, y la única que me daba chances era la rucia con la que me había metido alguna vez en problemas, no sabía cómo hacerlo. Yo creo que el travesti me miró por mucho tiempo que ya me conocía de memoria. Recuerdo que se me acercó y me dijo: "Parece que aún no te haces respetar mi Pepe Grillo". Me tomó de la cintura, y me asusté: “Así la agarras y le das un beso”, yo le dije que se podía sentir abusada, o algo así, me dijo que no fuera leso, que ella hace rato me daba chances, era yo el pajarón.
Crucé la villa, entre todos esos flaites, me acerqué a la rucia, la tomé de la cintura y le chanté el beso. La solté, puso cara de contenta, y salí arrancando. Venían como diez, y el travesti los espero a la entrada de mi población… ahí nadie fue capaz de entrar. Me gritaban que me defendía detrás de la falda de un “caballo”. Me preguntó cómo me fue y le dije que bien, se puso a reír y me dijo que ya estaba grande.
Mi papá veía el partido de la U con el Colo, mientras yo, sacaba carne de la parrila y las guardaba en una servilleta, salía escondido y se las pasaba a esta “loca”
Crecí.
Me transformé en un cabro de 18, estudiaba en Santiago, y cuando volvía a Chillán, ahí estaba. Cara dura me decía que el “Pepe Grillo” estaba guapo, yo me reía no más. Y todas las vueltas era lo mismo. En los veranos salía con short a tomarme una chela en la puerta, y le tiraba una lata. Estaba bueno para toser, le dije que dejara el cigarro, pero él ni ahí.
Cuando había platos únicos, él se ofrecía a ayudar para cocinar, pero todos lo negaban. Yo le dije a mis tías que lo dejaran, pero pusieron el grito en el cielo, que estaba cochino, quizás con que cosa.
Era marzo, y me preguntó que porque no me iba a Santiago, le dije que no había lucas, mi taita estaba hasta el pico con deudas, yo estaba obligado a trabajar. Me dijo que eso no era posible, así que me pasó mil doscientos pesos en monedas de diez y cincuenta. No sé en qué espacio vivía, pero se notaba que no entendía mucho, yo me puse a reír, no sé, su gesto me puso contento. Caché que era como un perro golpeado, de la calle, ignorante del universo, pero siempre fiel con la gente de la villa.
Armamos un negocio con mi taita, un almacén, y nos faltaba alguien que hiciera aseo, yo le dije que le diera la pega… pero mi viejo se negó, tajantemente. Traté de hacerle ver que era buena persona, que le dieran una oportunidad. Mi papá a regañadientes aceptó. Le presté la ducha y le compré ropa nueva. Se cortó el pelo y parecía otro. Pero su gesticulación era la misma de siempre, con esa voz alharaca contando mentiras divertidas.
Mi papá se acostumbró, igual los tiempos habían cambiado, de ser un bicho raro pasó a ser persona.
Desde ahí todos le daban pega en la población, alguno que otro favor pagado, y este se gastaba la plata en cigarros, pero se veía contento.
Pude volver a la universidad, estaba ya en el último año.
Regresé a Chillán, con una noticia, iba a ser papá. Mi taita me felicitó y esta “loca” también, me dijo que me iba a tener un regalo para mi guagua, que lo esperara.
Al otro día, desperté a ayudar a mi viejo al almacén, y este loco no había llegado a trabajar. Según mi papá, quizás se había quedado borracho, por ahí. Pero lo conocía, era extraño que saliera de la villa.
Las horas pasaban y no aparecía. Hasta que se acercó carabineros, preguntándonos si conocíamos a un tal Cristian Lumier, mi papá dijo que no… pero yo sí, era su nombre. Pregunté qué pasaba…
… Lo encontraron tirado, lleno de cicatrices, apuñalado en todos lados, con una botella que le atravesó el ano, con la nariz partida en dos, sin dientes… y con un paquete de pañales a su lado... Aún me duele el corazón.
Se fue parte de mi, me lo arrebataron. Se fue mi infancia, se fue la mitad de mi vida con ella. Sentí y siento un vacío, y que nunca pensé que ella estaba a cargo de llenar.
No dije nada, mi padre tampoco. Estaba mudo, hipnotizado, pregunté donde había pasado, pensé que quizás fueron los de al frente, pero no... desconocidos, a quienes nunca encontraron, y que no sé si hayan ubicado con tanto ímpetu, después de todo ella solo era un vagabundo, disfrazado, una loca que de alguna forma tenía que morir, daba lo mismo si en el río o en la calle.
No hice nada, aún estaba sin decir nada.
La gente de la villa juntó plata, sumada a la que una vecina consiguió en la municipalidad, con eso pudimos darle un entierro digno. Llegaron muchos travestis, uno que otro personaje de la ciudad. Quise llorar, pero nadie lo hacía, porque simplemente a nadie le importaba tanto, sentí vergüenza de hacerlo. Me aguanté la pena, me tragué la saliva y me fui a casa. No podía dejar de dormir. Me dolía la cabeza, la pena me tenía un tanto agripado.
Me senté afuera, muy tarde y vi entrar a un perro, se veía mal tratado y no se quería acercar. Lo llamé, pero no se decidía. Entré a la casa y saqué un pedazo de carne, lo dejé a mi lado y empezó a comer, le acaricié la cabeza… y mi pena se desató, y mis lágrimas empezaron a salir desde mi corazón, para desembocar en el lomo de aquel perro.
Perdóname. Mi perrito guacho, mi loca, mi angelito guardián. Mi personaje principal. Mi musa preferida. Te tenías que morir de cáncer al pulmón, no así, humillado, como cachorrito envenenado. Cada vez que sueño contigo, ya no eres esa pesadilla que me despertaba a gritos, sino que esa bella princesa que corre por la luna y que sigo por el universo y que repito mil veces que te quiero. Mi amiga fiel, la contadora de cuentos, mi bella hermana, aquella que dejó su sombra en la entrada de esta villa y que me espera para decirme mi Pepe Grillo.
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El Borrador
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chtm98-blog · 6 years
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UN PRIMER PASO
BUENO ANTES QUE CUALQUIER COSA QUIERO QUE ENSERIO LEAS ESTO CON MUCHA ATENCIÓN QUE DEJES ESE NO SE QUE QUE TIENES HACIA MI YA SEA FASTIDIO, RENCOR O DESISTERES LO QUE SEA NO QUIERO QUE ESTE MIENTRAS ESCRIBO ESTO, NO SE QUIERO QUE SINETAS QUE ESTOY AHI CONTANDOTELO QUE AL MENOS MI VOZ ESTA EN TU CABEZA
BUENO EL DOMINGO QUE TE BUSQUE CON UNA GLOBO QUE CREO QUE NISIQUIERA VISTE PORQUE NO ESTABAS EN CASA, ESE DIA TE NECESITABA RECUERDO QUE DIJISTE QUE NUNCA TE IBAS QUE AHI ESTARIAS PERO NO, NO ESTUVISTE ESO ME DESTROZO PORQUE SE QUE NO ESTABAS EN CASA POR ALGO EN ESPECIAL “ALGO CHISTOSO QUE PASO ES QUE TENIA TANTOS NERVIOS ANTES DE IR A TU CASA QUE AL LLEGAR IBA PASANDO UNA NIÑA Y LE DIJE QUE YO GOLPEABA Y ELLA SE QUEDABA SOSTENIENDO EL GLOBO HASTA QUE SALIERAS A LA VENTANA Y GOLPIE Y CORRI ALV TODO JAJA PERO PASO TIEMPO Y NADIE HABRIA Y ELLA AUN PARADA AL FRENTE DE TU CASA CON EL GLOBO ERA TAN LARGA LA CUERDA QUE LLEGABA DESDE EL PISO A TU VENTANA  JAJA ME DIO MUCHA PENA AUNQUE YA ESTABA ROTO PORQUE YA TE HABIA LLAMADO PASARON COMO 15 MINUTOS JAJA BUENO ESO ERA LO CHISTOSO”
ESE DIA HICE ALGO QUE EN MIS PLANES NO ESTABA EN MI CABEZA NI POR UN MINUTO QUERIA TU APOYO QUERIA SABER QUE PENSABAS O QUE CREERIAS SOLO NECESITABA TU APOYO, SI SÉ QUE TE PERDI LO SÉ PERO TE NECESITABA.
DECIDI CONTARLE A MAMA SOBRE MI PROBLEMA ESTE MES HE ESTADO TAN AGOTADO, TAN CANSADO, TAN DESTRUIDO Y SOLO QUE EN ESE TIEMPO SENTI QUE CADA DESICION QUE TOMO ES MALA QUE ESTOY PERDIENDOLO TODO Y QUE ES SOLO POR MI TERQUEDAD, HE ESTADO LASTIMANDO ULTIMAMENTE MUCHO A MI MAMA NO LLEGUE A CASA EN 3 DIAS NO QUERIA LLEGAR A ENCERRARME AHI EN ESE CUARTO DONDE TODAS LAS MÑANAS TE PIENSO Y DIGO COMO PUDE SER TAN TERCO TAN CIEGO Y TAN ESTUPIDO ES UN PESO ENORME QUE LLEVO ENCIMA NO SABES DE QUE SE TRATA NO CREO QUE HAYAS EXTRAÑADO TANTO A UNA PERSONA HASTA EL PUNTO EN QUE CREES QUE FALLECIO NO SOLO QUE SE FUE DE TU LADO QUE YA NO ESTA PARA SIEMPRE, DECIDI HABLARLE A MI MAMA DE EL PORQUE NO LLEGABA A MI CASA EL PORQUE MI ACTITUD Y MIS ACCIONES, HABLAMOS TODA LA NOCHE PORQUE SENTIA QUE ESE ERA EL MOMENTO, LA LASTIME TANTO FLACA QUE NO MEREZCO NADA LO SE PERO SENTI QUE ERA NECESARIO PARA EL CAMBIO QUE HE EMPEZADO LE CONTE SOBRE MIS VICIOS MIS COSAS, TODO LO QUE HE HECHO SENTIA QUE TENIA QUE HACERLO CON LA PERSONA QUE NUNCA TE ABANDONA LA CUAL ES TU MADRE , FUE ALGO MUY DURO NO SABES LAS NOCHES QUE HE PASADO PENSANDO EN PORQUE COMETO TANTOS ERRORES PERO YA TOQUE FONDO ESTOY A TOPE DE ESTO DE MI MISMO ELLA DECIDIO INTERNARME POR MI” BIEN” PERO CREO TANTO EN EL AMOR DE UNA MADRE QUE LE ROGUE, YO SABRIA QUE ESO PASARIA PERO ERA NECESARIO TENGO QUE CAMBIAR ENSERIO TENGO QUE HACELO Y NECESITABA ESTO, ESTE GOLPE PARA DARME CUENTA MUCHAS VECES NECESITAMOS ESO, ROGUE Y LLORE MUCHO ME SENTIA EL PEOR DEL MUNDO Y SÉ QUE SOY LO PEOR PERO YA NO QUIERO MAS ESTO, NO QUIERO MAS ESTE HOYO ESTOY ESTANCADO NO AVANZO Y CREO QUE YA ES SUFICIENTE, HABLAMOS MUCHISIMO ESA NOCHE HASTA LA MADRIGADA ASI TRABAJARAMOS AL DIA SIGUIENTE NO IMPORTO ERA ALGO NECESARIO, SIENTO QUE ESTOY CAMBIANDO ME HE LEVANTADO CON UN PENSAMIENTO DISTINTO
Y TODO ESTO ES GRACIAS A TI ENSERIO SIN ESTO NO SABRIA QUE MIS ERRORES SON GRAVES QUE PIERDO PERSONAS TAN VALIOSAS ENSERIO CADA UNA ES ESPECIAL POR ESO YO APRECIO TANTO LA COMPAÑIA DE LOS QUE AMO AUNQUE ME ABANDONEN.. OBVIO POR MIS ERRORES.
SÉ QUE YA NO ME AMAS Y ESTO DUELE, SÉ QUE YA NO PIENSAS EN MI, SÉ QUE YA HAY ALGUIEN MÁS, ALGUIEN MEJOR HECHO PARA TI LO SÉ YO NO SOY LO MEJOR OJALA ALGUN DIA LO SEA PARA ALGUIEN EN VERDAD QUIERO ESO PORQUE LA COMPAÑIA DE UNA PERSONA VALE MAS QUE MIL PERSONAS AL REDEDOR SOLO NECESITAS ALGO REAL PARA SENTIRME RICO MILLONARIO QUE NO TE FALTA NADA. AHI ESTA EL TENERLO TODO, SIENTO PERDERTE ESTO NO ME LO PERDONARE NUNCA PORQUE TE HE ESPERADO TANTO EN REALIDAD TANTO, RECUERDO QUE ERA UN PEQUEÑITO SIN GRACIA ENAMORADO DE LA PAISA DEL BARRIO ERA ALGO ABSURDO PERO SABES ENSERIO LO SABES YO TE SOÑABA YO TE DESEABA, ME ENCANTABAS BUENO AHORA ME VUELVES LOCO.
DUELE TANTO DARSE CUENTA QUE YA NO ESTAS, NO ESTAS PARA NADA DESPUES QUE TE IMAGINE PARA TODO ES REALMENTE FRUSTRANTE, NO SE SI TE HA PASADO PERO TE HAS IMAGINADO ALGO DE VERDAD? O SEA ALGO DONDE LO TIENES TODO? PORQUE YO SI Y ESA ERAS TU, TIENES TODO LO QUE ME COMPLEMENTA LASTIMOSAMENTE SOY UNA PERSONA TORPE QUE NECESITA DE LOS GOLPES PARA VER QUE ES LO QUE TUVO, ERES TAN PERFECTA, TAN COMPLETA YA TE LO HE DICHO MIL VECES PERO MIL VECES MAS MILLONES DE VECES MAS TE DIRIA  “YA TE DIJE QUE ESTAS HERMOSA HOY” TAL VEZ YA NO RECUERDES ESO PORQUE CUALQUIER OTRA COSA OTRA SALIDA OTRO DETALLE BORRA ESAS COSAS QUE YO PODRIA BRINDARTE, YO TENGO MUY POCO REALMENTE TENGO MUY POCO PERO ES DE VERDAD NO SE SI EN ALGUN MOMENTO LO PENSASTE O LO SENTISTE PERO ERA REAL O BUENO A QUIEN LE QUIIERO MENTIR DICIENDO QUE “ERA” PORQUE AUN LO ES, SÉ QUE LA UNICA FORMA DE DIGAMOS ALGUNA VEZ TENERTE O VERTE O ALGUNA COSA NO ES LLEVANDOTE FLORES NO ES PUBLICANDOTE COSAS O DICIENDO PALABRAS BONITAS, SIENTO QUE ES RELAMENTE CAMBIANDO PORQUE TE CANSASTE DE MI LO ENTIENDO CUALQUIERA LO HARIA PERO NUNCA UNA PERSONA ME HIZO VER QUE AL MARCHARSE YO VERIA MIS ERRORES Y ESO LO HICISTE ME SALVASTE LA VIDA LO JURO
TAL VEZ YA NO HAYA OPORTUNIDAD DE ESTAR CONTIGO ESO NO LO SE PERO SE QUE CAMBIANDO TODO LO MALO DE MI TAL VEZ LO PUEDA LOGRAR Y TU Y MI MAMA SON LA RAZON POR LA QUE EN ESTE MOMENTO DE MI VIDA ME DOY CUENTA QUE TENGO QUE HACER LAS COSAS BIEN NO PERMITIRME MAS ERRORES
SE QUE PENSARAS QUE HAGO TODO TAN DIFICIL O LO QUE SEA PERO ES QUE NO TE VOY A PEDIR QUE VUELVAS CONMIGO NO TE PEDIRE QUE ME AMES YA MAÑANA DE NUEVO
SOLO QUIERO VERTE UNA VEZ MAS PORQUE ES TAN NO SE NO ENCUENTRO LA PALABRA PARA ESTO PERO DIGAMOS QUE ES TAN INCREIBLE QUE TE HAYAS IDO Y LA ULTIMA VEZ QUE TE VI FUE EL DIA DEL PICNIC QUE EL ULTIMO PICO FUE EN ESA PUERTA SIN SABER QUE TE IRAS ASI SOLO NECESITO VERTE, PUEDES ESTAR TRANQUILA NO TE VOY A HACER SENTIR OBLIGADA A SENTIR UN SENTIMIENTO POR MI NADA DE ESO SOLO VERTE UNA VEZ MAS
CREO QUE AL MENOS LO INTENTE Y SERIA TAN INJUSTO QUE DIJIERAS QUE NO
PERO ES TU DESICION Y POR MASQUE ME DUELA LO TENGO QUE RESPETAR
TE AMO ES LO MAS SINCERO QUE PUEDO DECIRTE
QUE TE AMO MAS QUE A CUALQUIER COSA DESPUES DE MAMA QUE EN ESTE MOMENTO ME DUELE LA VIDA TODO TODO
HE DICHO MIL VECES ESTO NO ME IMPORTA NO ME VOY A RENDIR NO ME IMPORTA QUE PASE NO ME IMPORTA CON QUIEN ESTES NO ME IMPORTA DE QUIEN TE ENAMORES YO NO VOY A BAJAR LOS BRAZOS NO LO HARE PORQUE SIENTO QUE ERES UNICA INCLUSO ENTRE LAS PERSONAS MAS UNICAS DEL MUNDO ERES ESPECIAL NO ME VOY A RENDIR NO TE PIDO QUE VUALVAS CONMIGO SOLO QUIERO QUE ME DES LA OPORTUNIDAD DE ENAMORARTE OTRA VEZ YO SE QUE TU PRIMER PENSAMIENTO VA A SER UN NO PERO DEJAME POR FVOR UNA ULTIMA VEZ, ES LA PRIMERA VEZ QUE RUEGO O LO QUE SEA POR UNA OPORTUNIDAD MAS VAS A VER A ALGUIEN NUEVO ALGUIEN QUE TE VA A BRINDAR TODO LO JURO TODO SIN NECESIDAD DE ENCERRARTE SIN NECESIDAD DE COHIBIRTE SIN NECESIDAD DE MAS PROBLEMAS, ES QUE NUNCA TE PROHIBI NADA NUNCA TE QUITE LA LIBERTAD LO SABES QUIERO SEGUIR ESE CAMBIO QUE HE EMPEZADO Y QUIERO QUE ESTE AHI ES LO QUE MAS ANHELO, AHORA TENGO EL APOYO DE MAMA TENGO UN PROYECTO YA EN PIE QUIERO QUE ESTES AHI QUE ME APOYES QUE ME AYUDES A LOGRARLO SERA PARA LOS DOS, TE CUENTO ESTO PORQUE POR MAS TRISTE O DESTRUIDO QUE ESTUVIESE SABIA QUE ESTO ERA LO QUE TENIA QUE HACER, CAMBIAR Y QUERIA CONTARTE ESTO NO HE PERDIDO EL TIEMPO QUIERO DEMOSTRAR CON HECHOS QUE EN REALIDAD SERE OTRA PERSONA ALGUIEN DIFERENTE ALGUIEN BUENO
ALGUNA VEZ HAS ESTADO ARREPENTIDA ENREALIDAD DE ALGUNA COSA?
SOLO DEJAME HACERLO NO HE PERDIDO EL TIEMPO MI CAMBIO YA ESTA EN MARCHA
YA CAMBIARE DE TRABAJO TENDRE MAS TIEMPO, TENDRE MUCHISIMAS MAS COSAS QUE EN REALIDAD IMPORTAN MUCHISIMO MAS QUE TRAS COSAS DEJARE UN MENSAJE EN TU CELULAR Y ESPERO QUE HAYAS LEIDO ESTO EN MI LUGAR CON VERDADERA ATENCION Y COMPRENSION. QUIERO VERTE EL MIERCOLES ES MI DIA DE DESCANSO ESCRIBEME DESDE TU CELULAR...Y SI NO LO HACES NO IMPORTA VOY A ESTAR A LA SALIDA DE TU COLEGIO SIMPLEMENTE PARA DARTE UN ABRAZO PERO EN REALIDAD ESPERO UN “SI VEN A VERME MAÑANA” COMO YA TE DIJE PUEDES ESTAR TRAQUILA NO IRE A SOFOCARTE O A OBLIGARTE A NADA
TE AMO CARIÑO TE AMO MUCHISMO
TAL VEZ HAYAN MUCHOS ERRORES ORTOGRAFICOS PERO ASI LO TENIA QUE CONTAR.
TODO LLEVA TIEMPO Y SI ME TARDO EN ENAMORARTE OTRA VEZ NO IMPORTARA PORQUE SE QUE VALDRA LA PENA SOLO QUIERO UNA OPORTUNIDAD.
<TRESDEFEBRERO
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androidmaniaco · 4 years
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iPhone 12, análisis: no hace falta ser el más "Pro" para ser el más atractivo
iPhone 12, análisis: no hace falta ser el más "Pro" para ser el más atractivo
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De cuatro en cuatro, así ha pasado Apple a presentar sus iPhone tras años con un solo lanzamiento anual. 2020 ha sido el año de los iPhone 12 mini, iPhone 12, iPhone 12 Pro y iPhone 12 Pro Max, siendo los iPhone 12 y su versión Pro los primeros en salir a la venta. El modelo "no Pro" recorta más distancias que nunca respecto a su hermano más caro, siendo el protagonista de este análisis.
Sucede al iPhone 11, uno de los responsables del récord en ingresos para Apple en 2020, comparte resolución y tecnología de pantalla con el modelo Pro, y viene para ser uno de los móviles de Apple más vendidos. Pasa por nuestra mesa de análisis este aspirante a superventas por debajo de los mil euros.
Ficha técnica del iPhone 12
iPhone 12
Pantalla
OLED Retina 2.532 x 1.170 píxeles, Super Retina XDR, 19.5:9 460ppp True-tone
Procesador
Apple A14 Bionic, 5nm NPU Neural Engine de 4ª gen
VERSIONES
64 / 128 / 256 GB
Dimensiones y peso
146,7 mm x 71,5 mm x 7,4mm 162g
Software
iOS 14
Cámaras traseras
Principal: 12MP, f/1.6, OIS, QuadLED flash Secundaria gran angular: 12MP, f/2.4 Vídeo: 4K Dolby Vision, 1080p/240fps, HDR
Cámara frontal
12MP, f/2.2, TOF 3D, slow-motion
Batería
Carga rápida 18W e inalámbrica MagSafe 15W
Otros
WiFi 6, 5G, BT 5.0, NFC, GPS, dualSIM, eSIM, altavoces estéreo Dolby Atmos, reconocimiento facial, resistencia al agua IP68
Precio
Desde 909 euros
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Nuevo Apple iPhone 12 (64 GB)
PVP en El Corte Inglés 909,00€
PVP en Amazon 909,99€PVP en FNAC 909,00€PVP en MediaMarkt 909,00€PVP en Worten 909,99€
Diseño: menos marcos frontales y vuelta a los bordes planos
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Desde el iPhone XR no había cambios notables en el diseño de los iPhone "no Pro", viniendo este iPhone 12 a cambiar la tónica. Los bordes redondeados que llevamos viendo desde el iPhone 6 desaparecen tanto en este modelo como en su variante Pro, dando lugar a cantos planos al estilo de los iPhone 4 o iPhone 5s. Las esquinas siguen siendo redondeadas, pero la sensación general es bastante distinta respecto a la generación anterior.
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Los bordes planos son protagonistas en este iPhone 12. El acabado es mate en el caso de este modelo.
Volver a los bordes planos, por más que pueda pesar a los nostálgicos, es un claro paso atrás. Retrocedemos en ergonomía con un móvil que, si bien no llega a ser incómodo, lo es menos que su generación anterior. Los cantos planos hacen que sea algo más difícil agarrar el teléfono desde superficies planas y, una vez en mano, son algo más incómodos que los bordes redondeados, que se adaptan mejor.
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Las esquinas siguen siendo redondeadas, por lo que no se clavan en la palma de la mano.
El punto positivo de estos bordes planos viene a manos del acabado que les ha dado Apple. Están rematados en mate y fabricados en aluminio, por lo que no se llenan de huellas y suciedad, al contrario de los bordes brillantes de acero de los iPhone 12 Pro.
La parte trasera del iPhone 12 es de cristal brillante. Es todo un imán para las huellas, por lo que se ensucia con mucha facilidad
Pasa justo lo contrario con la parte trasera del dispositivo. El iPhone 12 está acabado en un cristal brillante que se llena de huellas y grasilla de los dedos. Bastan unos pocos segundos con el móvil en la mano para que quede lleno de huellas. Una combinación completa en mate, con la trasera del modelo Pro y estos marcos hubiese sido casi perfecta, pero tan solo podemos seguir soñando con ella.
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Bonito y sucio a partes iguales. Aunque limpiemos el iPhone 12 suelen quedar huellas.
Pese a estos dos claros puntos negativos, suciedad y ergonomía, la sensación en mano con el iPhone 12 es muy buena. Se siente sólido, premium, con una botonera bien rematada, un botón de encendido bastante grande y accesible al dedo pulgar, todo ello sin tener un peso excesivo. Del mismo modo, tenemos una nueva paleta de colores entre los que destaca este azul, que cambia de intensidad conforme le incide la luz ambiente.
En comparación con el iPhone 11, el iPhone 12 es más pequeño y más delgado, a pesar de mantener la misma diagonal de pantalla
Apple ha aumentado tamaño respecto a la generación 11 Pro y disminuido respecto al iPhone 11, resultando este iPhone 12 en un híbrido entre estos dos modelos. Para poner en contexto, el iPhone 11 tiene unas dimensiones de 150.9 x 75.7 x 8.3 milímetros con un peso de 193 gramos, mientras que el iPhone 12 baja hasta los 146.7 x 71.5 x 7.4 milímetros, con un peso 31 gramos menor.
Más pequeño, más estrecho y más delgado, a pesar de tener una pantalla con la misma diagonal. Comparado con el resto de la familia iPhone 12 queda igualado en dimensiones (que no en peso) con el iPhone 12 Pro, aunque bastante lejos, tanto por arriba como por debajo, de las variantes mini y Max.
Altura (milímetros) Anchura (milímetros) Grosor (milímetros) Peso (gramos) Pantalla (pulgadas) Batería Superficie (cm2) Volumen (cc) iPhone 12 mini 131,5 74 6,42 133 5,4 2.227 97,31 62,47 iPhone 12 146,7 74 7,15 162 6,1 2.815 108,99 77,62 iPhone 12 Pro 146,7 74 7,15 187 6,1 N. d. 104,89 77,61 iPhone 12 Pro Max 160,8 78,1 7,39 228 6,7 3.687 125,58 92,80
Si lo comparamos con algunos de los móviles actuales con diagonal de pantalla similar, vemos que queda bastante por debajo a nivel de volumen, siendo uno de los móviles de gama alta más compactos del mercado. A nivel de peso es más ligero que prácticamente toda su competencia, algo que se agradece cuando tenemos el móvil en la mano durante bastante tiempo.
Altura (milímetros) Anchura (milímetros) Grosor (milímetros) Peso (gramos) Pantalla (pulgadas) Batería Superficie (cm2) Volumen (cc) iPhone 12 146,7 71,5 7,4 162 6,1 2.815 104,89 77,61 iPhone 11 150,9 75,7 8,3 194 6,1 3.110 114,23 94,81 OnePlus Nord 158,3 73,3 8,2 184 6,57 4.160 115,96 95,09 Huawei P40 Pro 158,2 72,6 8,95 209 6,58 4.200 114,85 102,79 Samsung Galaxy S20 151,1 69,1 7,9 163 6,2 4.000 104,41 82,48 Pixel 4 XL 160,4 75,1 8,2 193 6,3 3.700 120,46 98,78 LG V60 ThinQ 169,4 77,7 8,9 219 6,8 5.000 131,62 117,15 Sony Xperia 1 II 165,1 71,1 7,6 181,4 6,5 4.000 117,39 89,21 Xiaomi Mi 10T Pro 165,1 76,4 9,33 218 6,67 5.000 126,13 117,69
A pesar del paso atrás en ergonomía, el ejercicio de compactación con el iPhone 12 es de primer nivel. Mantenerse en poco más de 160 gramos marca un punto diferencial, y el grosor de 7,4 milímetros lo convierte en un terminal más ligero que sus alternativas.
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Si retomamos el resto de elementos a nivel de construcción, observamos que el puerto Lightning, así como los micrófonos y altavoz principal quedan en la parte inferior del dispositivo. La botonera se ubica como en la generación pasada: botón de desbloqueo en la derecha, volumen y conmutador en la izquierda.
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Respecto al módulo de cámara, sobresale muy poco, lo que facilita que el móvil no baile en exceso cuando está sobre una superficie plana. El propio módulo está rematado en un cristal mate, que contrasta en diseño con el acabado brillante del resto del terminal. Un año más, el logo se sitúa en el centro y, como novedad, tenemos el marcado CE ubicado en el lateral derecho. Al menos en nuestra unidad azul es muy discreto y apenas se ve.
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El frontal del iPhone 12 es idéntico al del iPhone 12 Pro: se han reducido los marcos gracias a la implementación de un panel OLED
Si hablamos del frontal, llegan los grandes cambios. El salto a la tecnología OLED permite a Apple aprovechar la flexibilidad de este panel para doblarla ligeramente y ocultar parte de la circuitería bajo el panel. De este modo, se logra un mayor aprovechamiento frontal. Los iPhone XR y 11 tenían un panel IPS, por lo que esta práctica no era posible y los marcos eran bastante más notables.
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Este año tenemos el mismo frontal que en el iPhone 12 Pro, con marcos bien aprovechados y simétricos, aunque con un más que generoso notch en la parte superior. Sigue ocupando el espacio de siempre, el precio a pagar por una tecnología de reconocimiento facial de la que hablaremos más adelante.
En líneas generales la construcción es excelente. Se ha cuidado la elección de materiales, el remate del terminal no deja puntos flacos a la vista y, si bien el terminal es menos ergonómico, no es para nada incómodo cuando lo sostenemos en mano.
Pantalla: más cerca que nunca del modelo Pro
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Cada vez que me preguntaban el año pasado cuál era la diferencia más importante entre el iPhone 11 Pro y el iPhone 11, servidor no dudaba en responder que la pantalla. A pesar de la buena calibración, la tecnología IPS y una resolución 1792 x 828 píxeles se antojaban escasas para un gama alta. Con el iPhone 12 se recortan diferencias frente al iPhone 12 Pro, y es que esta vez se integra un panel Super Retina XDR de 6.1 pulgadas con resolución 2.532 x 1.170 píxeles y tecnología OLED.
La única diferencia técnica es que el brillo máximo es algo menor en el iPhone 12. Por lo demás, tenemos Full HD+, Super Retina Display XDR y tecnología OLED
La única diferencia con el panel del iPhone 12 Pro es que dicho modelo queda en 800 nits como pico máximo, mientras que el iPhone 12 queda en 600 nits. En otras palabras, el iPhone 12 tiene ligeramente menos brillo que el modelo Pro. En reproducción de contenidos HDR ambos tienen un pico máximo de 1.200 nits, por lo que la diferencia, al menos sobre el papel, es minúscula.
Pese a no apostar por la resolución Quad HD, la nitidez del panel es sobresaliente, aunque lo que más destaca es el trabajo con la calibración, precisa y sin estridencias de ningún tipo. El balance de blancos es más que correcto y los ángulos de visión excelentes, sin variación excesiva al inclinar al máximo el dispositivo.
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A nivel de ajustes de pantalla iOS sigue siendo bastante restrictivo. Tan solo podemos escoger el ajuste de True Tone para variar la temperatura del panel en base a la luz ambiente, así como activar el modo Night Shift, que la tiñe de amarillo para evitar la fatiga visual.
La alta tasa de refresco se echa de menos, máxime teniendo en cuenta la suavidad en animaciones de iOS. Más allá del debate por la autonomía, el iPhone se merecía tener 120Hz
Lo que más se echa en falta, independientemente del debate en autonomía, es una tasa de refresco mayor. Apple ha apostado por los 60Hz en este iPhone 12, quedando por debajo de alternativas AMOLED con 90 y 120Hz. Poniendo el foco en el público genérico, no es una decisión de tanto impacto como pueda parecer, pero en un gama alta de este rango de precio se hubiese agradecido la implementación de esta tecnología.
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Respecto al aprovechamiento frontal, tal y como adelantamos en el apartado del diseño, tenemos menos marcos, por lo que la superficie ocupada por el panel es mayor. Pese a esto, los marcos siguen siendo grandes y, según GSMArena, la superficie frontal del panel es de un 86.0%, cifra no demasiado destacable en gama alta. Face ID sigue ocupando mucho más espacio que agujeros y demás soluciones, algo que tampoco ayuda a que el panel del iPhone 12 sea el mejor aprovechado. Tras cuatro generaciones con notch, el resumen es el de siempre: te acabas acostumbrando a él, pero ojalá no estuviese ahí.
Este año desaparece el 2,5D del cristal, por lo que no hay ligera curvatura. Volvemos al cristal plano, como en los modelos de hace varias generaciones
Otro punto a destacar en el panel es que este año contamos con un panel completamente plano, sin curvatura 2'5D. Se trata de un cambio menor que apenas se nota. Un salto lateral que ni aporta beneficio ni nos trae contrapartidas, simplemente, acerca el iPhone a ese diseño neo-clásico que Apple parece haber querido darle.
El resumen es que el panel es sobresaliente, pero los 60Hz dejan con ganas de más. Las mayores tasas de refresco son mainstream en la gama alta de 2020 y, siendo Apple la principal precursora de los 120Hz con el iPad Pro (en un panel LCD, como aclaración), choca que signa sin dar el salto. Más adelante veremos, eso sí, que quizás haya sido la mejor decisión de cara a preservar autonomía.
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En Xataka
iOS 14: 37 trucos, tips y funciones para exprimir al máximo tu iPhone
Rendimiento: cinco nanómetros para un rendimiento de diez
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El Apple A14 Bionic es el primer procesador comercial con cinco nanómetros, seguido de cerca por el recién presentado Kirin 9000 del Huawei Mate 40 Pro. El procesador estrenado en el iPad Air 2020 llega con mejoras tanto en CPU como en GPU y acompañados, según datos de Xcode, por 4 GB de memoria RAM.
El rendimiento es sobresaliente. Pese a tener 4 GB de RAM el iPhone 12 se mueve con absoluta fluidez, los tiempos de carga en juegos son mínimos y no hay ralentización alguna
El rendimiento es muy similar al visto el año pasado con el iPhone 11 Pro. La fluidez es absoluta en juegos pesados, edición de vídeo, uso de multitarea y cualquier tipo de tarea exigente. Pese a la escasa memoria RAM no hemos tenido problemas de cierres de apps, y el iPhone sigue teniendo ese intangible en velocidad, fluidez y consistencia en rendimiento (ayudado todo esto por las animaciones de iOS) que tanto convence. Para los que toman los benchmarks como referencia, os dejamos la correspondiente tabla comparativa.
iPhone 12
iPhone 11 Pro
Xiaomi Mi 10T Pro Samsung Galaxy Note 20 Ultra Sony Xperia 1 II
Black Shark 3 Pro
OnePlus 8 Pro
Huawei P40 Pro
Asus ROG Phone 3
Xiaomi MI 10 Pro
PROCESADOR
Apple A14 Bionic
Apple A13 Bionic
Snapdragon 865
Exynos 990
Snapdragon 865
Snapdragon 865
Snapdragon 865
Kirin 990
Snapdragon 856+
Snapdragon 865
RAM
4 GB
4 GB
8 GB
12 GB
8 GB
8 GB
12 GB
8 GB
8 GB
8 GB
GEEKBENCH 5 (SINGLE/MULTI)
1.594 / 3.932
1.331 / 3.333
905 / 3.341
872 / 2.463
905 / 3.330
906 / 3.316
885 / 3.136
943 / 2.527
900 / 3.296
892 / 3.224
3D MARK (SLING SHOT)
5.402
-
-
6.311
8.885
7.330
8.726
4.074
8.747
-
PCMARK WORK
-
-
10.694
10.012
9.994
9.878
13.414
9.476
12.656
9.929
El punto más débil del iPhone 12 en lo que respecta al hardware es su memoria base, de 64 GB. En este rango de precio empezamos a exigir como mínimo 128 GB, cifra que hasta la gama media está adoptando. En nuestro caso hemos probado la unidad con 128 GB, pero tener que hacer un desembolso extra para tener una memoria digna no es el movimiento más limpio. En el caso de los modelos Pro sí que se parte de los 128 GB, memoria base que le pedíamos a este modelo.
Respecto a la temperatura, el iPhone 12 no se calienta en exceso. Tan solo si lo forzamos con tareas de realidad aumentada puede llegar a sentirse algo más caliente, pero en ningún caso llega a quemar. Se agradece que, pese a ser un terminal pequeño, el ejercicio de disipación y eficiencia del procesador en lo que respecta a la temperatura sean de sobresaliente.
Software: los widgets como principal evolución
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iOS 14 llega de la mano de algunas novedades bastante continuistas respecto a la versión anterior. Al iniciar el iPhone 12 seguimos teniendo una buena cantidad de aplicaciones de Apple pre-instaladas, las cuales se pueden desinstalar sin menor problema desde el propio launcher si no las queremos usar. Los ajustes del sistema son los mismos, con pequeñas novedades como la integración de "notificaciones de exposición" para Radar COVID como principales novedades.
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iOS sigue siendo iOS.
Como es costumbre en iOS, tenemos el listado de apps del sistema dentro de los propios ajustes, desde donde podemos configurar las opciones de las mismas. Seguimos sin entender del todo por qué Apple no permite configurar los ajustes de las apps desde las propias apps, como en el caso del resto de aplicaciones de terceros, sin obligar al usuario a dar más pasos de la cuenta.
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En Xataka
De Apple, widgets y el eterno debate entre libertad y control
El launcher tiene algunos cambios importantes, como la nueva biblioteca de apps y la posibilidad de añadir widgets. La biblioteca de apps es como ese cajón que tienes por casa donde metes todo lo que no quieres que esté a la vista. Básicamente, las apps que no queramos que se muestren en el escritorio se van ahí, ordenadas de forma automática en carpetas por categorías.
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En Xataka Android
Xiaomi Redmi 8, análisis: un gama baja que sorprende por su autonomía
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Los widgets ya no solo pueden estar en la pantalla 'hoy', sino que pueden ubicarse en la pantalla de inicio. Hay widgets tanto de apps nativas como de apps de terceros y, si bien se trata de una función con varios años en la espalda, la implementación que ha hecho iOS con ellos es sobresaliente. Podemos escoger tamaños, los hay dinámicos, se adaptan al tema que tenga el móvil, se integran bastante bien con la cuadrícula de apps, etc.
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Siri ya no ocupa toda la pantalla, sino una pequeña porción de la misma.
Siri ha tenido una gran renovación en iOS 14, ahora con una voz mucho más natural y sin ser intrusiva en pantalla. Cuando la invocamos ya no ocupa toda la pantalla, sino una pequeña porción de la misma. También hemos notado que funciona bastante más rápido que en iOS 13, aunque sigue bastante lejos de alternativas como Google Assistant, debido en gran parte a la menor recolección de datos que hay en iOS.
Biometría
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Face ID sigue siendo el mismo respecto al año pasado. Pagamos el notch, pero nos llevamos a cambio el sistema de reconocimiento facial más completo, tanto a nivel de hardware como en lo que respecta a la integración con el sistema operativo. Contamos con un emisor infrarrojo, un proyector de puntos, un iluminador y la propia cámara frontal.
Face ID se mantiene igual que el año pasado: funciona en oscuridad absoluta, tiene un gran ángulo de visión y tan solo se le resisten las mascarillas, por motivos de seguridad
El resultado aquí es que Face ID funciona bajo todas las condiciones de luminosidad (incluso en oscuridad absoluta) aunque, por motivos de seguridad, no nos reconoce con mascarilla. Tras hacer un doble registro de nuestro rostro, Face ID va aprendiendo poco a poco (registrando cada vez que introducimos la contraseña si ha fallado al reconocernos), por lo que su rendimiento va mejorando conforme pasan los días.
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El punto fuerte de Face ID es que se integra con múltiples apps y servicios, tanto del sistema como de terceros.
Como apuntábamos, la integración a nivel software es bastante profunda. Face ID no solo sirve para desbloquear el iPhone, sino que permite pagar con Apple Pay, descargar aplicaciones en App Store, autorellenar contraseñas y demás.
Apple no indicó mejora alguna en la presentación, aunque tampoco se ha echado en falta. Es un método rápido, seguro y eficaz, aunque viendo la implementación del lector de huellas lateral (Touch ID) en el nuevo iPad, cabe plantearse si, en tiempos de pandemia, al iPhone no le hubiera sentado bien esta tecnología como complemento al reconocimiento facial.
Autonomía: un día de uso sin mayores pretensiones
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Según dejó ver la certificación de Anatel, tanto el iPhone 12 como el iPhone 12 Pro cuentan con 2.815mAh, un pequeño downgrade respecto a los más de 3.000mAh de la generación anterior. No obstante, el procesador de 5 nanómetros es más eficiente, así que nos quedamos como estábamos, incluso un punto por encima comparando directamente con el iPhone 11.
El tiempo de pantalla del iPhone 12 es de unas 6 horas de pantalla en 24 de uso intensivo. La cifra puede bajar si abusamos del 4G y la cámara, y puede aumentar si somos más benévolos
La autonomía del iPhone 12 es muy similar a la del iPhone 11 Pro: unas 6 horas de pantalla en un día de uso. Es bastante complicado llegar a los dos días salvo que lo usemos muy poco, llegando en nuestro caso a las 22:00 de la noche con aproximadamente un 20% restante. Destacar que estas 6 horas de pantalla son con uso intensivo, abusando de la cámara, bajo conectividad 4G en la calle y con brillo alto. Si rebajamos el uso a conectividad WiFi y brillo más bajo, podemos aumentar el tiempo de pantalla.
Este año los iPhone 12 vienen sin cargador, incluyendo en la caja un cable tipo C a lightning. Apple dice que "hay más de 2.000 millones de cargadores en el mundo" y aquí no les falta razón. El problema viene en que para tener carga rápida necesitamos un adaptador de tipo C, no nos vale con el cargador clásico USB A que incluía, sin ir más lejos, el iPhone 11 del año pasado.
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Esto quiere decir que, o pasas por caja y compras un adaptador tipo C para el cable tipo C o no podrás cargar tu iPhone. Más allá del debate que esto genere, es un engorro para el usuario a día de hoy, máxime teniendo en cuenta que el salto al iPhone 12 puede venir desde móviles Android y iPhone más antiguos, más que de un iPhone 11 Pro que sí que incluía ese cargador tan específico.
La carga a 20W, la capacidad máxima de este iPhone, demora cerca de hora y media en cargarlo por completo. Si utilizamos la carga de 5W (cargador de los clásicos del iPhone), el iPhone tarda más de tres horas de cargar, cifras malas para un gama alta con menos de 3.000mAh.
El iPhone 12 puede cargar de forma inalámbrica con cualquier cargador, aunque no aprovechará la máxima velocidad de carga
El iPhone 12 es compatible con cualquier cargador inalámbrico, y en nuestro caso lo hemos cargado por las noches con el Google Pixel Stand. Apple aprende sobre nuestros hábitos para adaptar la carga, haciendo que el paso del 80% al 100% se realice unas horas antes de despertarnos, para preservar la batería. En definitiva, una autonomía suficiente para el día a día, acompañada de una carga rápida con muchos peros, trabas y dinero de por medio.
Sonido: subiendo un nivel que ya era alto
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El sonido del iPhone 12 es nítido, rico en graves y muy equilibrado. En nuestras pruebas hemos superado los 100 decibelios, con una distorsión mínima en los picos más altos de volumen. Contamos con doble altavoz estéreo en este caso, uno frontal y otro ubicado en el marco inferior del dispositivo. A nivel de software no podemos ecualizar el sonido ni personalizarlo, aunque todo funciona tan bien que no se echan demasiado en falta opciones extra.
Conectando auriculares, tanto Bluetooth como Lightning, la experiencia también es sobresaliente. El audio vuelve a brillar en graves y matices, encontrándonos muy cómodos sin subir del 60% de volumen, ya que el sonido es bastante alto.
Cámaras: mayor nitidez, mucha más luminosidad y un gran cambio que ha pasado desapercibido
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Apple reserva la configuración más versátil para los modelos Pro, quedando los iPhone 12 y 12 mini con tan solo dos sensores de cámara: el gran angular y el ultra gran angular. En concreto, estas son las configuraciones a nivel técnico:
Sensor de 12 megapíxeles con lente de 7 elementos, apertura f/1.6, estabilización óptica y longitud focal de 26 milímetros.
Sensor de 12 megapíxeles con lente gran angular con 5 elementos, apertura f/2.4, campo de visión de 120 grados y focal de 13 milímetros.
La apertura de la lente ahora es mayor, lo que se traducirá en una mayor entrada de luz en el sensor. Del mismo modo, dicha lente tiene ahora siete elementos en lugar de seis. No tenemos cambios a nivel de sensor, pero sí que ha habido mejora en lente y, como veremos más adelante, a nivel de software.
Del mismo modo, los iPhone 12 son los primeros smartphones en grabar en Dolby Vision HDR, un estándar que aún no se ha alcanzado en Android y que se reservaba, principalmente, a equipos profesionales de grabación.
App de cámara
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Apple sigue apostando por una app de cámara sencilla, que no abusa de opciones y que trata de transmitir una clara experiencia: abres la app, disparas y tienes prácticamente la mejor foto que el iPhone pueda darte (con algunas excepciones que más adelante comentaremos). Muchas de las opciones de la cámara se controlan desde los ajustes del teléfono. Entre ellas, la configuración para ver o no ver el área fuera del marco (lo que ve el ultra gran angular cuando disparamos en gran angular), priorizar la velocidad sobre la calidad al hacer fotos, corrección de lente, ajuste del HDR, etc.
La detección de escenas, como veremos más adelante, marca un antes y un después a la hora de hacer la fotografía. Viene activa por defecto
La opción que más destacamos aquí es la detección de escenas, una opción que ha pasado muy desapercibida (en parte porque Apple ni la mencionó en la presentación), pero que cambia la forma de hacer fotos en el iPhone 12. Este modo detecta la fotografía que estamos haciendo y ajusta nitidez, balance de blancos y demás en base a ello. Más adelante veremos lo importante que es esta opción, que viene activa por defecto.
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No obstante, desde la propia app de cámara tenemos acceso a todos los modos necesarios, así como a la activación o no del modo noche, live photos o flash, entre otros. La app del iPhone sigue siendo una de las más rápidas, sin saltos a la hora de cambiar de lente (gracias a la alineación de las cámaras) y siendo prácticamente instantánea a la hora de escoger cualquiera de las configuraciones. Destaca asimismo el buen comportamiento e integración con 'Fotos', la app para editar las fotos y galería del iPhone.
Del mismo modo, destacar que el iPhone sigue teniendo una de las mejores vistas previas del mercado. Lo que vemos en la pantalla es lo más cercano a la foto final, procesándose el HDR en tiempo real, así como las pertinentes correcciones de la escena.
El modo noche es automático, pero si queremos quitarlo no basta con un simple toque, hay que pulsar en la opción y deslizar hasta que se desactive
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El principal punto negativo de la app de cámara (más bien de la integración de esta función) es que el modo noche, al estar pensado para ser automático, es algo engorroso de desactivar. Tenemos que pulsar sobre su icono (o sobre la flecha que abre las opciones desplegables) y desactivarlo o ajustar manualmente los segundos que queremos que use. Sería mucho más cómodo que el toggle activase y desactivase sin tanto engorro, ya que a veces no queremos que actúe el modo noche. Por lo demás, la app cumple con nota, siendo muy fácil encontrar cualquiera de las opciones que queremos usar.
Cámaras traseras
Los iPhone 11, con el mismo sensor principal y ultra gran angular de sus hermanos Pro, dejaron una muy buena base de la que partir el año pasado. Este año vemos tres principales cambios: se ha aumentado el sharpening, la cámara capta bastante más luz y el balance de blancos ya no tiende excesivamente al cálido.
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La cantidad de detalle este año es bastante alta. Apple ha optado por un sharpening (aumento de la nitidez mediante software) bastante agresivo, restando algo de naturalidad respecto a la generación pasada, pero dando un look bastante llamativo. Vuelve a sorprender la naturalidad con la que el iPhone interpreta los colores: sin sobresaturación, sin dejarlos pálidos, sin salirse de la gama cromática correcta. La interpretación es precisa al milímetro.
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La cantidad de detalle que recoge el iPhone 12 es impresionante.
Tener mayor apertura no se traduce tan solo a nivel de luminosidad. Ahora disfrutamos más haciendo fotografía de cerca a objetos, arrojando un bokeh bastante bonito gracias a la f/1.6. En este tipo de fotografía nos olvidamos del modo retrato, ya que la lente se encarga de todo.
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Querer sacar luz a toda costa viene de la mano de quemar las altas luces de vez en cuando.
Smart HDR 3 trata de rescatar toda la información posible, sobre todo a nivel de levantar las sombras. A veces se pasa de frenada, siendo incapaz de exponer los cielos correctamente si, por otro lado, tiene bastante trabajo que hacer con las sombras en la escena (en el ejemplo de arriba podemos ver que ha rescatado todas las sombras de los árboles y ha expuesto a la persona correctamente).
El procesado de pieles en el iPhone 12 es natural y no aplica ningún algoritmo para corregirla, ni a nivel de tono de piel ni para reducir imperfecciones
Y hablando de personas, Apple obtiene un sobresaliente interpretando las pieles. Este año el balance de blancos por fin es correcto, sin tintar de amarillo las caras, respetando la naturalidad del color y, lo más importante, preservando toda la textura del rostro, sin algoritmos de suavizado.
A pesar de los quemados puntuales, Smart HDR cumple su trabajo. Por lo general se encarga de mantener las altas luces a raya (salvo en casos extremos, como el que hemos visto anteriormente), haciendo que las escenas estén mucho más balanceadas.
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En fotografía a personas con sol de fondo es especialmente fácil apreciar cómo actúa el HDR.
Respecto al ultra gran angular, es nítido de día, aunque queda muy por debajo de lo que se espera de un móvil con esta cámara principal. Necesita bastante luz para poder ofrecer detalle, recoger bastante menos luz que el sensor principal y, a pesar de ser bastante consistente a nivel de color respecto al gran angular, es uno de los ultrawide más flojos en comparación a la competencia.
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En el caso del iPhone 12 el ángulo de visión es de 120 grados, por lo que el gran angular lo es y mucho, mostrando bastante más contenido respecto al sensor principal. De forma automática se corrige la distorsión del sensor, aunque dicha corrección no es demasiado agresiva. El look del ultra gran angular es inconfundible en este teléfono.
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La consistencia entre gran angular y ultra gran angular es sobresaliente.
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Modo retrato
El modo retrato parece haber mejorado a nivel de recorte, incluso en este iPhone 12 sin sensor LiDAR. Puede hacer retrato a personas objetos y animales, todo a través del sensor principal 1X. Con el ultra gran angular no podemos realizar retratos.
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Con animales también se comporta bastante bien, aunque sigue lejos de ser perfecto. Es bastante gradual, a veces en exceso, suavizando algunos bordes que deberían quedar más marcados. No obstante, destaca lo rápido que logra enfocar y generar el mapa de profundidad, a pesar de no tener sensores de apoyo.
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Fotografía nocturna
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Mucha nitidez y mucha luz, esto es lo que consigue el iPhone 12 cuando las condiciones empiezan a no ser tan favorables.
Cuando cae la noche la luz no cae tanto como podría esperarse. El iPhone 12 recoge bastante luz con su sensor principal, por lo que tenemos algo más de margen para disparar en cuanto empieza a anochecer. Esto resta realismo a las fotografías, pero en caso de servidor agradezco tener el extra de luz, a pesar de que no se ajuste exactamente a lo que estaba viendo en persona.
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Aunque el HDR trabaja bien de noche, no nos libramos de algún quemado.
Aunque el HDR trabaja bien de noche, no nos libramos de algún quemado. De nuevo Smart HDR trata de sacar luz hasta de donde no la hay, siendo incapaz de exponer bien las altas luces en momentos puntuales. La solución a esto es tan fácil como bajar ligeramente la exposición pulsando en la pantalla, pero un teléfono en este rango de precio debería hacerlo por sí mismo.
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Fotografía en modo noche.
El modo noche rescata bastante luz, reduce el ruido y nos puede salvar la fotografía en más de una ocasión. Por defecto y de forma automática dispara entre 1 y 3 segundos, pudiendo llegar hasta los 30 segundos si montamos el móvil sobre un trípode.
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Fotografía en modo noche.
Detección de escenas
Antes de despedirnos de las cámaras traseras, es obligatoria la mención al modo 'detección de escenas', activo por defecto. Por primera vez el iPhone ajusta el balance de blancos y la nitidez en base al reconocimiento de la escena. Es algo similar al modo 'IA' de muchos teléfonos Android, aunque el iPhone lo trabaja de forma algo más discreta.
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En Xataka Móvil
Detección de escenas: así funciona la nueva pero desconocida función de cámara los iPhone 12
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Detección de escenas activa a la derecha.
En la mayoría de fotografías no notaremos apenas diferencia, pero si la imagen tiende mucho al cálido o al verde, la detección de escenas es capaz de corregir el balance de blancos. Al igual que los rivales directos del iPhone, Apple por fin apuesta por calibrar hacia el neutro.
Cámara frontal
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El selfie es similar al del año pasado, mejorando sobre todo en lo referente a detección de bordes para el modo retrato. El pelo de servidor siempre ha sido un infierno para este modo en cualquier móvil, y el iPhone 12 logra separarlo bastante bien del fondo (con algún que otro problema, pero nada grave).
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Al igual que el año pasado, tenemos un sensor que, por defecto, viene con un recorte. Si queremos que se expanda al máximo obtendremos una fotografía algo más amplia. Uno de los puntos más fuertes del selfie viene cuando cae la luz. Este año tenemos modo noche en la cámara frontal. Si a esto le sumamos que con escasa luminosidad la cámara se comporta mejor de lo previsto, tenemos un selfie de nivel.
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Selfie de noche con algo de luz artificial.
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A la derecha modo noche, exposición de tres segundos.
Vídeo
A nivel de vídeo el iPhone 12 es capaz de grabar hasta 4K 60 FPS y Dolby Vision en 4K 30 FPS. La definición en 4K es muy alta, aunque de nuevo destaca que el trabajo con la colorimetría es muy preciso. El ultra gran angular también brilla a nivel de vídeo diurno, sobre todo por el trabajo de estabilización digital que se logra con el mismo. La cámara principal, con estabilizador óptico más las ayudas electrónicas también lo hace muy bien.
En vídeo frontal, como vimos en el apartado del HDR, encontramos algunos quemados si no tocamos el punto de exposición en la pantalla. Es curioso cómo en fotografía selfie las altas luces se controlan sin problema, pero en vídeo la cosa cambia. Pese a esto, el rango dinámico es bastante bueno.
iPhone 12, la opinión de Xataka Móvil
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El iPhone 12 a nivel de mercado es un déjà vu respecto a lo que vimos el año pasado. Es el iPhone más equilibrado en relación calidad-precio, a nivel de especificaciones no brilla en prácticamente nada, pero la experiencia de usuario es sobresaliente. El principal punto a favor este año es que las diferencias con el Pro son mínimas. Básicamente, esto es lo que ofrece la variante Pro respecto a este modelo.
Distinto acabado (ni mejor, ni peor)
Sensor teleobjetivo (zoom 2X óptico)
Sensor LiDAR
Grabación Dolby Vision 4K 60 FPS (4K 30 FPS en el caso del 12)
Apple ProRaw
6 GB de RAM
200 nits extra
Las diferencias con el iPhone 12 Pro, salvando el teleobjetivo (en caso de que lo eches en falta), son mínimas y demasiado técnicas. Perdemos el Apple ProRaw, pero apps como Halide permiten el disparo en RAW con tecnología Deep Fusion y Smart HDR 3. No tenemos sensor LiDAR, pero podemos hacer retratos de todo lo que queramos. Los 200 nits no son diferenciales cuando el brillo máximo ya es alto, amén de que el pico máximo de brillo en contenido HDR es el mismo (1200 nits).
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El año pasado el iPhone 11 Pro era "el de la pantalla buena", el que nos alejaba del LCD HD. Este año tenemos un panel de flagship, una cámara que no prescinde de mucho y un rendimiento clavado al de su hermano mayor. Otro cantar sería apostar por el modelo Pro Max por el sensor un 47% más grande, pero en comparación con el modelo Pro, el iPhone 12 se plantea como el hermano que viene a devorarlo.
Echamos en falta los 120Hz, nos hubiese gustado que venir de la mano de la conectividad 5G no trajese un recorte en batería y, como todos los años, el iPhone 12 aceptaría encantado un hardware más ambicioso (RAM, batería, cantidad de cámaras, un cargador en la caja, etc.), pero la experiencia final sigue siendo tan excelsa que, si bien no se le perdonan los errores, estos se diluyen cuando usamos el teléfono unas pocas horas. Para bien o para mal, sigue siendo un iPhone.
9
Diseño9
Pantalla9,25
Rendimiento9,5
Cámara9
Software9
Autonomía8,5
A favor
La cámara no es la más versátil, pero se sube al podio en cuanto a consistencia
La nueva pantalla es sobresaliente en brillo y calibración
El rendimiento es excelente, fluidez absoluta
En contra
No tiene cargador y el cable de la caja solo vale con ciertos cargadores
Los 120Hz se echan de menos, mucho
El ultra gran angular sigue estando muy debajo de su competencia directa
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Nuevo Apple iPhone 12 (64 GB)
PVP en El Corte Inglés 909,00€
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- La noticia iPhone 12, análisis: no hace falta ser el más "Pro" para ser el más atractivo fue publicada originalmente en Xataka Móvil por Ricardo Aguilar .
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A Cali
2019 - 
Normalmente no soy del tipo de chica que hace lo que estoy a punto de hacer, si estuviéramos en otra linea del tiempo simplemente ya hubiera desaparecido,  pero a veces hay que valorar las cosas buenas que pasan y aunque nunca me he creído con suerte debo admitir que conocerte hasta de eso me hizo dudar . Quise tomarme mi tiempo para poder entender todo lo que sucedió y como bien sabes que con guardarme lo que pienso no puedo vivir, varias cosas pasaron y por eso decidí escribirte esto. Hay muchas cosas que debo admitir y espero que esta carta no se vuelva densa durante mi análisis. Y lo hago así ya que sé que de frente las palabras no me saldrían de la misma manera.
Admitiré que la posición en la que me dejaste es una de las peores en las que he podido estar, es darse cuenta que a pesar de que trate de hacer las cosas bien siempre va a faltar 5 centavos pal peso. En un momento me sentí insuficiente, algo así como cuando eres la chica perfecta en tantas múltiples cosas pero no eres la chica perfecta para esa persona, y te odié.
Odié que me hubieras subido a la nube más alta para después hacerme caer de manera tan abrupta, odié el hecho de haber quitado la barrera para no tener estos sentimientos que tengo guardados adentro. Odié darme cuenta que quizá sí me estaba tragando pero que no eran correspondida de la misma forma y que mi suerte sigue siendo una puta mierda. Odié que no tuvieras tacto para decirme las cosas sabiendo que había sido un día horrible y estaba demasiado frágil... me rompí en mil partes y alguna cayeron al puerto y por eso decidí no tocarte, no abrazarte, ni besarte así me estuviera muriendo por dentro. A veces prefiero evitar sentir cosas porque tengo una mente un poco auto destructiva y no quería darte el gusto de verme en mi estado más vulnerable (aunque creo que esa delgada linea al final quedó borrosa).
Admitiré que después con la mente tranquila pero con nostalgia empecé a hacer un recuento de esta corta historia, que a pesar de ser corta tuvo tantos picos altos. Y decidí no odiarte, si no ponerme en tus zapatos.
Si yo hubiera estado en la misma situación quizá y solo quizá me hubiera atrevido a ralentizar el tiempo,  a volver al origen, a tratar de comprender qué fue lo que hizo clic la primera vez, a hablar de tonterías e intentar ser valiente. Las cosas buenas no llegan fácil y es lógico tener miedo, estar expectante y querer cuidarlo como una tácita de cristal, pero es muy tonto pretender que la magia dure para siempre.
Consideré en mostrarme terrenal y humana, con miles de defectos que al final creo que me jugaron mal. Quizá debí mostrarte lo bonito que dibujo a veces o no haberme quedado durmiendo contigo, quizá debí cuidar mejor mis palabras, verme presentable siempre y no cuestionar cosas, quizá debí sólo alabar las cosas buenas que tenias para ofrecer y callarme con las malas, reírme de todos tus chistes y ahorrarme todos mis comentarios. Pero eso hubiera hecho que te hubieras enamorado de la persona equivocada Y no quiero eso, quiero que si te quieres quedar sea porque viste lo peor de mí y aún sabes que puedes descubrir más, que dentro de esta persona hay oro y piedras preciosas así estén cubiertas de barro y tierra. Que sientas la misma tranquilidad que yo sentí cada vez que estuve entre tus brazos, y busques un pequeño hogar en mi compañía (así ahora me sienta melancólica solo recordando) que no te sientas atado a un sentimiento solo porque yo lo diga sino porque es algo que nace de ti, para compartir esta corta o larga vida juntos, que no tengas la necesidad de estarte preguntando cada mañana si tomaste la decisión correcta o si en algún punto las cosas van a salir mal,  porque te puedo asegurar que siempre saldrán mal, pero al menos tendrás mi fuerza para seguirte levantando.
Pero si no es así, quiero agradecerte, por este corto pero tan hermoso momento, por haberme dado fe cuando la había perdido, por creer que soy bonita así cada vez que me mire al espejo me juzgue con dureza, por haber estado en mis días de zozobra y de miedo y sobre todo por intentar. Intentar hacer algo que para mi ya era imposible y es ver lo bueno que tengo dentro. Es algo absurdo leer esto y darme cuenta que estoy dejando mi orgullo de lado solo por intentar no tener miedo, por valorar las cosas buenas que me has dado y tratar de aprender de las malas. Que nunca seré una persona perfecta y quizá ya sea una persona completa con miles de errores, pero del mismo error salen cosas hermosas, cosas que quizá me faltan mostrarte.
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“A mis viejos Amores - Cartas”
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retalesyrelatos · 4 years
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La Senadora Cadáver - Cap9: La Llamada.
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Tras la comunión de Gregorio, más de un mes había pasado ya, y a pesar de que hacía unos pocos meses que mi affair con Virginia había terminado, habíamos quedado como buenos amigos, seguía habiendo muy buena sintonía entre nosotros, hubo algo que lo cambió todo para siempre.
Entrados ya en Junio y con más de 20º en la capital, estaba yo con mi rutina de siempre, todo hacía pensar que sería un día como tantos otros, sin novedad alguna que contar, sin embargo y muy a mi pesar no fue así. Como a media mañana, pongamos que serían entre las once y las doce, me llamó Dora, la asistente de Virginia. Creía yo que sería una llamada de tantas que habíamos tenido donde nos preguntaríamos que tal estabamos, nos contaríamos nuestras batallitas y hablaríamos de vernos alguna vez, como tantas otras veces habíamos hecho, pero no, aquella llamada que jamás olvidaré no sería una de esas llamadas triviales que nos habíamos hecho y devuelto.
Dora ya no aguantaba más tantas humillaciones de la manchega y que habían ido a peor, necesitaba desquitarse con alguien, contarlo, y por la buena amistad que nos unía, decidió apoyarse en mi, a la par que me quitaría la venda que tenía en los ojos con Virginia aún sabiendo cuantísimo me dolería. Resultó que la ex-senadora llevaba ya meses viendose con alguien, ya estaba con él cuando se celebró la comunión a la cual, por razones de peso, él no fue; y no solo eso, ¡vivía con él!, y no me dijo nada a pesar de que al término de la relación habíamos quedado en que si alguno de los dos salía con alguien, se lo diria al otro. Puede que suene estúpido pero así habíamos quedado. Como podrás suponer me sentía confundido y engañado, muy engañado, y no solo porque estuviera en esas, que en el fondo tenía todo su derecho, pero ella tiempo atrás, después de que lo hubieramos dejado me dijo en más de una ocasión que "no quería más tíos", por sus hijos no quería repetir, sin embargo todo fue una mentira tras otra. Dora me dijo que en el tiempo que estuvimos juntos, dos años, en más de una ocasión Virginia le dijo a ella que yo no le gustaba, entonces ¿por qué estuvo conmigo?, ¿por qué se acostó conmigo y se dejó de hacer de todo por mi?, la respuesta te la dejo a ti aunque parece bastante obvia.
Desde que Virginia inició la relación con este tipo de nombre Enrique Hérnandez, la vida con ella se había convertido en un tormento. Nunca fue fácil para Dora desde que empezó a trabajar con la manchega, esta siempre altanera y soberbia la maltrató desde prácticamente el principio con amenazas de romperle el contrato y dejarla en la calle o incluso con falsas denuncias por amenzas de maltrato físico si no hacía lo que ella quisiera, siempre aprovechándose de ella, de su ignorancia por sus derechos y sobre todo de que Dora, de origen boliviano no tenía familia ni amigos en España y por tanto se encontraba sola, solo conociendo a la gente con la que la toledana tenía relación. Sin embargo desde que se lió con Enrique todo fue a peor porque a él Dora no le cayó bien, se le atravesó y por ello la puteaba cuanto podía secundado por la ex-senadora. Tan mala era la situación que Dora estuvo en más de una ocasión al borde del estrés.
Virginia no es una persona fácil, es soberbia y altanera con ínfulas de una grandeza que si hubiese querido, habría sido real pero que nunca fue tal. Antes de Dora, tuvo dos asistentes que por lo insoportable que era la vida con la pueblerina, con buen criterio, la abandonaron. Dora nunca la ha dejado, al menos no afectos prácticos, debido a su ignorancia, a su miedo a no saber desenvolverse sola, a que no tiene a nadie y, para que engañarnos, a que de buena que es, es tonta y pone la otra mejilla, algo que cualquier otra persona con un dedo de frente, no habría aguantado ni la mitad, y Virginia se aprovechó y se aprovecha de eso cuanto puede, la utiliza igual que utiliza a cuanto la rodea sin importarle nada más allá que ella mísma.
Aquella llamada que fue como un jarro de agua helada y mil puñales por la espalda me tuvo durante días y semanas en continuo tormento de pensar y darle mil vueltas a la cabeza, a todo lo que me había dicho, y no solo por saber que estaba con otro, por saber se dejaba tocar y besar por otro, que era otro quien se la follaba, es que ese otro no había sido el primero después de mi. En Barcelona, en otro de sus muchos viajecitos, se acostó con un amigo de César, y si se había acostado ya con él, si tan rápido me olvidó y pasó página, quien sabe cuantos más hubo no solo después, sino durante, quien sabe cuantas veces me pudo engañar fisicamente además de mentir verbalmente mirándome a la cara y sin despeinarse. Todo con ella se desmoronó, el pedestal en el que la tenía se hizo mil o millones de pedazos, todo había sido una grandísima mentira en la que me dejé enredar como si de una telaraña se tratase y ella fue la araña que me pico con su vil veneno.
Corté toda relación con ella, la eliminé de las redes, dejé de escribirla y apenas si la respondía escuetamente si ella era quien escribía hasta que la relación fue absolutamente inexistente. Era tal la telaraña de sentimientos tormentosos que tenía en mi interior que no sabía que hacer ni que pensar. Mi único apoyo era Dora que me escuchaba y me leía, estaba en deuda eterna con ella por haberme quitado la venda de un tremendo engaño que tanto tiempo duró. Se convirtió en mi mejor amiga, mi amiga del alma.
Fui un absoluto ingenuo e inocente ciego de amor. Tal vez cualquier otro en mi lugar lo hubiese visto mucho tiempo atrás y desde bien lejos, yo, un soñador estúpido, no, hasta entonces no. Desde ese día ya no fui casi el mismo, todo o mucho en mí cambió, todo gracias a Dora y a la llamada.
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(Aun no lo bautizo)
(A LA CASA)
Me bajo del avión con las piernas hinchadas, con la boca amarga y una especie de dreaclock en la nuca. Debo haber roncado como moto, pobre gente. El aire de Chile está distinto, no hediondo pero  intenso. Agarro la mochila que ya venía desarmándose en la escala que hice en Río, pero ahora la hueá no tiene un tirante. Me la llevo como una guagua gigante en brazos y tengo un breve alivio de que solo sea una mochila, una cosa que puedo abandonar.
Estoy impactada con las calles de Santiago, la micro avanza por la Alameda y no la reconozco. Lloro con los murales, las barricadas, los 1312, los chúpalo Piñera por siempre y meando. No, eso no lo vi, eso lo escribiría yo.
Cuando llego donde mi mamá, antes de golpear su puerta me saco una foto con el 1312 que hay en el poste y se la mando. Escucho un grito desde adentro, sabe que estoy afuera y el año de estar lejos, repercutió en el llanto/risa que nos mandamos. Si a esta altura ya todo era emociones, mocos, ojos hinchados, el corazón se me detuvo cuando la vi. Ahí estaba ella, ladrándome, no me reconoció altiro, pero bastó con que escuchara mi voz para que comenzara a llorar también, saltando como liebre a mis brazos. Le di besos, dejé que me langueteara y me mordiera todo lo que quisiera, ya no me quedaban lágrimas de felicidad. 
Que rico mamá, gracias por tener tanta comida 
Pero cómo no po, estás tan delgada
Pero no porque no coma
Es que comes puras hueás po
No, al contrario
Ya...
Oye, para qué las vas a vender - toco la pared de la cocina -
La pregunta es por qué
Tu papá hizo una parte de esta casa
Si sé...
Ya, no te quería hacer llorar
Pero tienes que entenderme, quiero estar tranquila
¿Lo dices por la perra?
Tú no sabes, pero aquí se puso tan malo, si por la calle de atrás hay carreras de auto clandestinas a las siete de la tarde
¿Carreras de auto?
Con el toque de queda estos hueones usan las calles para apostar
Puta que inconscientes
Es necesidad también po, si yo entiendo esa hueá, pero soy yo la que no duerme.
La perra se sube a mis brazos, tiene canas nuevas, parece una perra más vieja, pero creo que estamos en la misma edad y se nota. Ahora es una como una compañera, ya dejó de ser mi hija. 
¿Y la han visitado?
¿A quién?
A la casa po mamá
Ah sipo, si estamos listas no te digo. La casa se vende a fin de mes, en 15 días.
Chucha, no pensé que fuese tan rápido. 
Qué vas hacer con la perra
Me la llevo po, tengo que hacer varios papeleos y llevarla al veterinario
y esta pobre guachita se va a poder subir a un avión
Puta, yo creo que si anda en metro, micro, auto, un avión es un transporte más
Y allá tenis quien la cuide
Allá me las arreglaré ¿me puedo duchar?
Sí, pero no ocupes este baño que el maestro lo está arreglando
Pa variar
Sí, pa variar po, si el otro heon lo dejó como el pico.
(EL DESAYUNO)
Mamá yo no como huevo
Chucha, y qué vas a comer
Un café no más
Por eso estay tan flaca
No, después me compro cereal 
Pero si aquí hay chocapic
No mami, no como chocapic
Ahhhh pero antes, te tenía que esconder la caja.
Oye mamá, te quiero preguntar algo, en caso de que no me resulte llevarme a la perra...
Ni cagando. Oye yo me voy a un departamento enano solo para mí, además no dejan tener perros
Ah, ya preguntaste
No, pero me imagino
(LA MICRO)
Camino al paradero pero ya no existe, o sea sí, aquí se toma la micro pero no hay infraestructura, ya no hay asiento ni basurero o quizás nunca hubo, lo olvidé. 
No puede subir con la perra señorita
Pero si va con arnés po, es chica
No puede subir con la perra le dije, bájate no más
Pucha señor, por favor, voy aquí no más
Ahhh ya, haz la wea que querai sabi
Ya, gracias. 
Me siento atrás, coloco a la perra en el otro asiento para que mire por la ventana, pero le da susto y vuelve a mis piernas. Unos niños se acercan para hacerle cariño pero la perra les hace un guapo, con dientes y gruñidos. Menos mal los niños entendieron el mensaje de la perra y se alejaron y yo, como interlocutora, les pido disculpas, les digo que es vieja y pesada, aunque la perra y yo sabemos que eso no es verdad, que son los pendejos intrusos que sin permiso traspasan los límites, porque si la perra fuera una humana, esto no pasaría. 
(LA VETERINARIA)
¿Cuánto es?
En total son 350 mil pesos.
¡Chucha!
Sí, es que la ficha, los exámenes... Igual podría hablar con el doctor a ver si te puede hacer una rebaja en estos tiempos
Sí, me gustaría hablar con él
Igual tu perrita se ve bien, cuántos años tiene
Siete
Ya, si, está en el límite. También hay que conseguir una psicóloga
¿Hay psicólogos para perros?
No, es para ti, para que te firme la carta de que necesitas a la perra
Pero si todos necesitamos a un perro en la vida 
Pero necesita un carta que lo verifique, que diga que su salud mental lo requiere
Chucha, ese papel debería venir en el acta de nacimiento.
(LA CASA)
Voy a necesitar una orden de una psicóloga
Pídesela a tu papá po
Psicóloga mamá, mi papá es kinesiólogo, qué hueá tiene que ver. 
Pero puede conocer a alguien, yo te digo, no me respondas así
Ya, perdón.
(LO ONÍRICO)
Oye perra, ¿tú te quieres ir del país?
Contigo po
Pero volar en un avión y toda esa volá
Mira, no te voy a mentir, me da miedo pero no voy a dejar de hacerlo, yo aquí sola no me quedo
No te voy a dejar sola
Ya me dejaste sola
Estabas con mi mamá
Sola
No seas mal agradecida
No me dejaba dormir adentro de la cama
No deberías
Tú no deberías haberme dejado aquí.
(VOLADA)
Yo sé que mi hermana dejó un pito escondido en caso de emergencia, por favorcito que lo haya dejado. Quizás en el cajón de mi mamá, quizás en el velador, quizás en la cocina, quizás en el arrimo, mira donde dejó la hueá, en el cajón de las fotos. 
Le pongo el arnés a la perra que ya no salta como antes, ya no le da tanto entusiasmo la calle, ahora la hueona no quiere salir, y todas las veces que se escapó y me hizo llorar. 
Ya, vamos no más.
Mamá, voy a dar una vuelta.
¿A dónde?
no sé, al metro y vengo, es para sacar a la perra
Pero hija, hay toque
Ya, voy a la plaza no más.
Mientras la perra husmea en los columpios, me fumo la mísera cola que me dejó mi hermana, veo instagram, hablo con las cabras, hagamos una junta, yo presto la casa, siempre me pongo cariñosa y social cuando fumo, me gusta hablar de hueás pero hace tiempo que no tengo a nadie para hacerla. 
Oye perra, ven. Perdóname, yo sé que ha sido duro, que vivir lejos ha sido difícil. No ha sido fácil para mí, siempre que iba a parques me acordaba de ti, de lo feliz que hubieses sido corriendo por esos lugares. Algún día iremos y te voy a sacar muchas fotos. ¿Perdoname ya?   
y en medio de esa conversación, llegaron los cabros de la plaza a tomarse una chela, me miraron feo porque estaba en su banca, pensé que me podían invitar a tomar con ellos pero me dijeron por favor señora, no llame a los pacos. Solo por dignidad me paré y los miré fijamente para gritar ¡maldita yuta!
(PAPÁ)
Toco el timbre, aparece la Maribel perfecta y sonriente, hace tanto que no la veía. Mi papá está en la cocina preparando café. Lo abrazo fuerte y siento mucha felicidad. Yo creo que el también, se le llenaron los ojos de lágrimas y yo solo he visto llorar a este humano una vez en la vida, cuando se murió mi abuelo. 
Se ríe cuando le cuento mis planes de llevarme a la perra, no puede creer que gaste plata en algo así, que mejor la deje aquí con mi mamá o que le consiga otra casa. Mi papá es un ser especial, pero a veces sus resoluciones son tan poco humanas. 
Y si no puedo, ¿te quedarías con la perra?
Yo no sé por qué tu mamá está tan desesperada por vender la casa
Ya la vendió
Chucha la hueá
Quiere vivir tranquila po
Va a tener que hacer varios papeleos, yo no sé si sabe en el tete que se está metiendo
¿Por qué siempre has subvalorado a mi mamá? Son unos trámites culiaos, obvio que los va a hacer
Ay no digas tantos garabatos
Pero no cambies el tema
Oye y Pedro, cómo está?
Bien
¿Sigue trabajando en lo mismo?
Supongo papá, con el Pedro terminamos. Pero sí, está bien.
...
Ya... y nopo, ¿dónde voy a tener a esta perrita aquí?
(LA AMIGAS)
Hay una junta con los cabres de la universidad, ahora que no estoy volá me da paja ir, pero ya me comprometí. Es que tengo que ir con la perra, cuidarla en un carrete, que no se escape, que no se vaya a cagar adentro, que no vaya a morder a alguien. 
¿Puedo ir con la perra?
Dale ¿pero no vamos a ir a bailar? 
¿Podemos bailar en el living?
La casa es bonita, la comparte con más amigos, mucha gente que no conozco y que me abrazan y besan a la perra. Que bacán que hayamos cambiado a los niños por los perros, no tengo que cambiar pañales, no tengo que dar leche, no llora. 
¿Y estay feliz? ¿Estay bien?
Les quiero decir que es raro volver, es una nueva ciudad, no sé si mejor o peor pero es distinta y hay algo de eso que me duele. No haber estado aquí para vivirlo y cooperar de alguna forma,  pero también sé que soy afortunada de haber estado lejos, por eso es raro. Muchos sentimientos encontrados, pero sentimientos fuertes, no es una hueá que se me pase, he estado viviendo así estos últimos días. Pero me da paja y respondo que sí. 
¿Te vas a quedar?
No, estoy haciendo trámites pa poder llevarme a la perra
La dura, brigido
Mi mamá va a vender la casa
Noooo, sácate la casa pa un último carrete
No sé.
(EL CARRETE)
Mi mamá me pidió que no rompiéramos nada, que cuidáramos las puertas y no ensuciáramos con copete, pero no le dio color cuando le conté que mis amigos querían venir a la casa como especie de despedida, le dije que carreteara con nosotras, que nos emborracháramos juntas y accedió, dijo que iba a comprar un pisco sour y unas papas para picar, yo le dije que no se preocupara, que yo compro todo. 
Mis amigas llegaron y se pusieron hablar con mi mamá, a acordarse de hueás del pasado, a reírse sin parar. La invitaron a fumar con ellas al patio que estaba tan bonito, lleno de plantas y asientos lindos. Todos le aplaudieron la casa, la tiene bonita, que pena que la va a vender, pero mi mamá no quería hablar del tema así que empezó a fumar pito.
Yo no tengo recuerdos de estar afirmando el pelo a una amiga mientras vomitaba, pero acabo de desbloquear esa insignia con mi mamá, que es como una amiga porfiá, de esas que igual llaman al ex, igual se hacen el tratamiento chanta de botox, igual venden la casa pa irse a la chucha. 
¿Cómo está la caña?
No me digai nada
te dejé un paracetamol
No, si tengo jaqueca
Pucha, pero duerme, yo preparo algo de comer
Ya perri, vamos a cocinar.
Prendo la tele chica de la cocina, pongo el TCM, están dando “Ghost la sombra del amor”, le digo a mi mami pero me dice que después la ve en Netflix, que me deje de huear.
Le hago albóndigas con arroz y salsa de tomate, dice que se acuerda de mi abuela con ese plato y se pone a llorar y le digo que ojalá me quedara tan bueno como el de ella y me pongo a llorar y mientras las dos sollozamos, la perra entra, se sube a la cama y se tira un peo, pero un peo real, con olor y sonido. Las dos lo escuchamos y nos entra tanta risa que me tiró al suelo de dolor de guata.
Qué chucha comiste perra oh
Yo creo que roba comida, no se puede cagar tan fétido.
La tomo en brazos y la aprieto contra mí, le doy besos es en esa guata manchada, le toco el ombligo, abrazo a mi mamá y terminamos de ver juntas cómo la Demi More se despide de su amor.
(NOS VEMOS)
Uso la misma mochila con forma de guagua, la cargo en brazos hasta la puerta, agarro la caja de plástico reforzada que cumple con todas las normas que me pidió la aerolínea con la perra adentro, el Uber me está esperando pero me falta algo. Voy a mi ex pieza, tomo una lata de spray y en la pared frente a la casa de mi mamá dibujo con letra grande:
Chúpalo Piñera. Por siempre y meando.
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