El nacimiento de Nephilim
Una excursión escolar lo llevó hasta ese lugar, han salido del país unas dos semanas, después de todo, estaba participando en unos concursos de declamación, aunque le sorprende que lo hayan tomado en cuenta, después de todo, su universidad es muy quisquillosa con la gente de “su condición”.
Antes de que comiencen las prácticas para las competencias, la escuela los llevó a un museo en la ciudad donde se estaban hospedando, Estados Unidos definitivamente era un país más urbano de lo que imaginó.
Todos en su clase iban platicando, haciendo cualquier cosa, pero no prestando atención, mientras Kurt Frank estaba fascinado con cada objeto en los mostradores, leyendo a detalle cada etiqueta en ellos y escuchando deseoso la explicación de su profesor. Parecía ser el único.
Kurt es más fanático de la época revolucionaria para los inventores, escultores y artistas, el renacimiento y la llegada del realismo junto al humanismo al arte es algo bellísimo para él, pero no negará que muchas de las más bellas pinturas, estaban dirigidas a la religión católica-cristiana-romana, y precisamente esa parte del museo estaban visitando.
Preciosas replicas de cientos de cuadros se abrían ante sus ojos, el joven estudiante no podía estar más encantado con eso; pero, el objeto que más llamó su atención de esa zona, llegaría casi al final de la misma, incluso se rezagó de su grupo un poco, quedando atrás al paso que ellos iban para poder observarlo resplandeciendo en su vitrina; una hermosa espada tipo claymore de color blanco, con bellos detalles tallados en su filo color rojo, casi parecía que era sangre escurriendo del mango a la punta. Nunca fue partidario de la violencia o fan de las guerras, pero la majestuosidad de esa arma lo superaba con creces. Incluso si no era usada, solo ahí, en una pulcra vitrina, su divinidad se mantenía intacta, y quizá debía ser así.
ꟷ ¿Sabes la leyenda de esa espada? – una joven voz sonó a sus espaldas, y, efecto, ahí estaba alguien.
Un joven, quizá algunos años menor que él, su cabello largo llamó su atención, así como la vestimenta tan vaga que tenía, ¿quién entra con capucha y una camisa sin mangas a un museo? Para él es extraño.
ꟷ No la conozco, no soy de aquí. – le respondió con algo de pena, mientras sus hombros se alzaban con inseguridad. El joven se acercó más a él, quedando hombro a hombro consigo, los ojos de ambos pasaron al arma expuesta.
ꟷ Se hice que, hace milenios, los humanos tuvieron una guerra sin igual entre ellos mismos, fue tan sangrienta y larga, que hizo enfadar al propio Dios; él, harto de la situación, mandó al más poderoso de sus ángeles para que diera fin a tanta muerte y miseria. Bajó con esa misma espada, se dice que sus estocadas dividieron los ejecitos, y cuando era blandida a la luz del sol, podía dejar a quien sea ciego, incluso los demonios y gigantes temían más a esa espada que su portador. Pero los humanos superaban en número al ángel, y consiguieron herirlo, él volvió al cielo, advirtiendo que no sería la última vez que lo verán, pero su espada cayó porque sus heridas alas no soportaron su peso. – Kurt estaba asombrado, y su mente hizo mil imágenes de tan llamativa y gloriosa historia.
Su interés sobre el arma ahora era mayor, era todo un cuento fantástico que le interesaría conocer más a fondo.
ꟷ ¡Frank, es hora de irnos! – pero la voz de su profesor interrumpió sus planes.
ꟷ Oh, no. – se quejó en voz baja, para observar con una sonrisa al chico junto a él. – Muchas gracias por contarme eso, definitivamente es algo increíble, sir. – hizo un silencio tras su última palabra, el cual fue entendido, por el contrario.
ꟷ Naib, un gusto. – le ofreció su mano como despedida.
ꟷ Naib, yo soy Kurt, ¡hasta nunca, joven! – y se fue a seguir a su maestro.
Kurt quería volver, quería seguir observando esa espada, quizá piense en hacerse una réplica, aunque sabe que no tendrán la misma belleza.
De camino al hotel, su cuaderno era victima de su inquieto lápiz, estaba dibujando la espada que había visto, seguro terminaba soñando con ella. Pero muchas cosas más pasaron en su vida, así que no volvió a ver esa espada.
A nada de su graduación, por alguna causa desconocida en ese momento, Kurt Frank fue detenido por daños a la propiedad tras incendiar su universidad usando gasolina y fósforos, por fortuna, hubo pocos heridos y ningún muerto, todo porque una amiga de Kurt logró alarmar a autoridades de la actitud extraña que tenía él.
“Estaba hablando solo, mencionó algo de una mazmorra y un dragón. Parece que no se dio cuenta que el bote de gasolina estaba roto, iba tirando todo de camino al jardín principal de la universidad, incluso parecía confundido cuando al querer vaciar el galón ya no había nada”. – Ella declaró para los medios.
ꟷ ¡Jodido asesino! – gritó alguna voz en la muchedumbre.
ꟷ ¡Ojalá te pudras en prisión! – exclamaban otros.
Nadie parecía prestar atención al shock que estaba presente en el rostro de Kurt, quien parecía entender menos que nadie la situación era él. Incluso los oficiales de policía que lo habían arrestado reclaman esa expresión.
ꟷ Pareces un puto loco. – insultó alguno de ellos, Kurt parecía querer decir tantas cosas, pero ni una sola salía de su garganta.
El interrogatorio no fue mejor, esos dos detectives gritándole y golpeando la mesa a cada oportunidad solo conseguían ponerlo nervioso, su cabeza dolía, daba punzadas.
ꟷ No quiero estar aquí. – fue lo primero que dijo tras muchas preguntas.
ꟷ Te quedarás aquí el tiempo que haga falta, dinos de una buena vez porque carajos incendiaste el campus entero. – el detective sentado tenía una voz profunda, le recordaba a su padre.
Padre. Eso suena lamentable, la voz de ese hombre le recordaba a como su progenitor le gritaba que despabile, que vuelva a la realidad y deje de poner su cabeza en las nubes, no es algo que él controle. Son esas estúpidas… perdón, odiosas mariposas.
Precisamente, ellas comenzaron a revolotear en la sala de interrogatorios, sus alas azules se movían con tanta gracia, pero Kurt podría jurar que se burlan de él, puede oírlas reírse de su miseria.
<< Deberías morir >>
Dice en voz baja una. Un golpe a la mesa lo hizo casi saltar de su silla.
ꟷ ¡Habla de una buena vez! – gritó un detective a su lado derecho, no lo quiere cerca. ¿Sus ojos se están humedeciendo?
ꟷ ¡No quise hacerlo! ¡No sé que pasó! ¡Deje de gritarme, por favor! ¡Eso no sirve de nada! – en efecto, está llorando, ya no puede con esos dos hombres gritándole.
Los cortos cabellos de su nuca fueron sujetados con fuerza por ese mismo detective, quejidos de dolor dio. Odia toda esta situación.
ꟷ ¡No me toque, por favor! – las mariposas volvieron para reírse, ¿en serio cree que diciendo “por favor” va a conseguir algo? ¡Ja, Ja! Se ríen en su cara.
ꟷ ¡Deja de evadir las preguntas y responde de una buena vez! – sus gritos y petición fueron brutalmente ignorados.
Algo dentro de él “se rompió” en furia, y respondió con violencia los tratos que estaba recibiendo. La mano en su nuca arrancó, y golpe propinó al detective sin cuestionarse nada. El compañero de éste se levantó al acto.
ꟷ ¡Te dijimos que no nos toques! ¡¿Acaso en tu cabeza solo hay mierda o por qué no lo entiendes?! ¡Eso duele, jodido bastardo! – se volvió a sentar, ignorando la mirada asesina que le dio el detective en el suelo, el otro quería enormemente golpearlo de regreso. – No pueden decirnos nada por esto, ustedes nos han golpeado a lo largo de este interrogatorio, sería muy hipócrita de su parte hacerlo. – la actitud de Frank había cambiado enormemente.
Una cínica sonrisa se dibujó en su cara, no parece importarle ya nada.
Kurt Frank fue encontrado culpable por daños a propiedad, pero no fue considerado una amenaza para la sociedad para el jurado porque la imagen que daba ese chico era demasiado inocente, parecía más una víctima que un victimario, y eso fue lo que permitió una sentencia menor para el chico. Incluso su historia concordaba con la actitud de una víctima.
El chico cuyos padres lo odian por no poder adaptarse a la normalidad de su propia sociedad, necesitaba cuidados especiales por culpa de unos extraños dolores de cabeza que parecían atormentarlo cada vez que siente un enorme estrés o sentimientos excesivos. Su energética, así como impresionable, personalidad lo llevaron a recibir muchas burlas y acosos; para sus compañeros de clases nunca fue más que un chiflado obsesionado con la lectura y las historias de exploradores.
<< Pobre chico >>
Pensaban algunos.
Algunos años en prisión le dieron, Kurt olvidaba cuantos a veces, los tenía apuntados en un cuaderno que le permitieron en prisión, así como el tiempo que ya llevaba ahí. La noción del tiempo que tenía Kurt era muy mala.
Los reos no se metían con él, por alguna razón. Unos lo veían con resentimiento, nunca entendió porque, no les hizo nada ninguna vez; otros lo veían como un pequeño niño perdido, pese a ser técnicamente un adulto.
Tras un tiempo ahí, rumores de otro “loco” llegando a la prisión se esparcieron, llegando a los oídos de Kurt, junto con algunos desagradables comentarios.
ꟷ Dicen que mató a un viejo por su dinero. – fingía leer su libro favorito en el comedor, mientras las pláticas se daban de una forma nada silenciosa.
ꟷ Creo que era su mentor, el chico era técnicamente un niño, pero también un inventor de renombre del otro lado del mundo. – la mente de Kurt ya estaba creando una imagen mental de ese hombre.
ꟷ ¡Patrañas! Es imposible que un mocoso haga algo así por su cuenta, seguro se tiraba al viejo y a cambio le daban la potestad de algunas cosas. – risas no tardaron en hacerse presentes. Que vulgares.
Tenía mucha curiosidad por ese chico, y también tenía el deseo de alejarlo de ese tipo de lenguas, no hablaban de él, pero vaya que le habían bajado la moral. Que hablen así de ti, sin siquiera conocer toda la historia, vaya que Kurt entendía ese sentimiento sin dudas, aunque a él lo llamaban “loco” por decirle a su profesora que mariposas azules se burlaban de él.
ꟷ Solo entra, ¿quieres? – gruñó uno de los guardias, empujando al joven adulto a su celda. Los gritos de la audiencia no se hicieron esperar un solo segundo, pero él intentaba ignorarlos.
Kurt leía, hasta que todo el escandalo llamó su atención, y pudo apreciar al chico ser llevado a su celda frente a la suya. Era alto, pero se miraba muy joven, entre 16 y 18 años seguramente, vaya que estaba golpeado, y parecía estar muy delgado. Por sus rasgos, Kurt intuía que no era inglés, en ese caso… ¿de dónde proviene?
Hora de ir al patio, el nuevo estaba recargado contra una pared, solo quería aire fresco, y buscar con que distraerse de los estúpidos comentarios que recibía. O esa era toda su buena intención, hasta que una bola de pasta con puré cayó sobre su cabeza, risas se oían de fondo.
ꟷ Imbéciles. – maldijo en voz baja, retirando los desperdicios de su largo cabello castaño. Junto a un suspiro, sus ojos cerró, para intentar relajarse nuevamente, hasta que…
ꟷ ¡Ey! Tú eres el nuevo, ¿no? ¿Cuál es tu nombre? – no podía creerlo. Debían estar de broma para hacerlo prestar atención a algo, aunque, a diferencia de todos los demás, el tono que usó ese nombre no era despectivo, estaba claro.
Sus ojos abrió, Kurt sonreía de oreja a oreja, sujetando con entusiasmo su libro, mano extendió al extranjero, quien miraba con demasiada confusión al otro.
ꟷ Luca Balsa. – respondió, con duda todavía.
ꟷ �� Luca, ése es un buen nombre, yo soy Kurt, un gusto. – Luca no se veía fiado de él, pero esa mano fue el gesto más gentil que ha recibido en mucho tiempo, así que lo aceptó.
ꟷ Un gusto también, Kurt. – le sonrió. – pareces un buen chico, quizá deba protegerte. – soltó su mano cuando vio que se quería sentar a su lado.
ꟷ ¡Gracias! – sonrió sin pensarlo, hasta que recapituló en sus palabras. – Creo. – ahora estaba apenado.
<< Luca Balsa;
Vaya chico más inteligente, siempre habla en voz alta de los inventos que hizo, o como mejoraría la prisión con sus ideas, incluso da sugerencias a los guardias de como podrían mejorar la seguridad, ¡este chico es fascinante! Aunque siempre se mete en problemas por mi culpa, tardo en entender las indicaciones que me da y terminamos montando un alboroto, por fortuna, nunca ha pasado de unos regaños. >>
ꟷ Solo coloco este pedazo de cinta aquí y. – el libro favorito de Kurt estaba reparando, la pasta se había arruinado por culpa de que unos matones tiraron su comida sobre Luca, y el pobre libro estaba de paso.
La pasta fue cambiada totalmente, por una color rojizo, detalles dorados brillaban en él, vaya milagro que ninguna hoja se haya visto dañada.
ꟷ Seguro estará feliz con esto. – entre sus manos lo tomó, para darle vueltas como Kurt solía hacerlo, debe asegurarse de que no se vaya a caer a los cinco minutos.
Falta de coordinación tuvo por culpa de un repentino dolor de cabeza, y el libro perdió el equilibro que la inercia le había dado, encontrándose con el suelo finalmente.
ꟷ Ah, mierda. – se quejó en su lengua madre, viendo como el libro estaba abierto de par en par.
Rápidamente fue a levantarlo, deseando que su trabajo no estuviera dañado, pero sorpresa se llevó, nunca había visto que las páginas del libro tenían algunas notas.
La primera hoja tenía la cantidad de tiempo que Kurt debía pasar, y bajo ella, una cuenta regresiva para su salida, a medida que la historia avanza, hay notas diciendo que cambiaría del libro, y algunos insultos muy suaves a personajes que hicieron enojar a su amigo. La última hoja en blanco tenía los pensamientos de Kurt, todos escritos en letra minúscula, pero legible, el como Kurt maldecía a algunos que se quisieron sobrepasar con él, ahí comenzó lo extraño; Kurt le había dicho que nadie se mete con él por alguna razón…
“E” tenían escritos algunos de esos pensamientos en morado, “D” tenían escritos otros en rojo, esos, en específico, tenían manchas de algún liquido rojo sospechoso… Luca no es tonto, eso claramente es sangre.
ꟷ Kurt… ¿qué de todo lo que me has dicho es verdad…? – pensó en voz alta, para su desgracia.
ꟷ ¿A qué te refieres? – el sonriente muchacho entró a la celda con confianza, observando como su colega cerró el libro con violencia, para ofrecerle una de sus típicas sonrisas.
ꟷ ¡Nada, nada! Pensaba demasiado, no te preocupes. – con su derecha le regresó el libro, sonriendo más todavía al ver la fascinación en la cara de Kurt al ver la mejora.
ꟷ ¡Dios, Luca! ¡Eres maravilloso, solo mira esto! – muchas vueltas le dio, estaba muy feliz con la nueva apariencia de su libro.
Luca estaba satisfecho con esa reacción, pero no con lo que ha visto, ¿qué se supone que es todo eso? ¿A quienes menciona como “E” y “D”? Kurt es bastante popular en la prisión, quizá algunos compañeros suyos le pidieron usar el libro como desahogo, sería normal, parece funcionarle a él. Tiene demasiadas preguntas referentes a ese hombre.
<< Bitácora de investigación; ¿? / ¿? /¿?
He podido tomar el libro de Kurt mientras dormía en el patio, y parece que tanto “E” como “D” son personas diferentes, pero “D” tiene la costumbre de hablar de “nosotros”, es muy violento y no parece tener paciencia alguna, las notas en el libro son de peleas que ganó por mucho, e incluso burlas a todos los “imbéciles” que creyeron que Kurt sería castigado por sus acciones, cito:
“¿Quién les va a creer que un enfermo mental logró apalizar a tres sujetos que le llevan una cabeza cada uno? ¡Es absurdo! Deberían dejar de lloriquear”
Prosigo, según las notas: no le gusta el contacto físico, las cosas dulces, o que le den órdenes; mientras “E” si habla en primera persona, parece ser más tranquilo, sus notas son más que nada consejos y observaciones sobre rutas de escapes o cosas que podrían gustarle a Kurt, explícitamente así, cito:
“Zona norte del jardín, 50 metros después del árbol viejo, hay unas violetas creciendo sanamente, seguro Kurt agradecería leer en un lugar así”
Se preocupa por la salud de Kurt, así como evitar conflictos, menciona que algunos de los agredidos por “D” regresan por venganza, pero jamás lo atrapan. Parece tener una condición física maravillosa. No le gusta el contacto físico tampoco, las cosas saladas, el calor, ser observado o hablar. Quizá él sea al que pueda encontrar primero, después de todo, solo debo buscar a quien hable menos en la prisión.
Hasta aquí mi reporte por hoy, seguiré investigando. >>
ꟷ Y, con esto debería andar. – Luca salió por debajo de la máquina de lavado, sus manos llenas de grasa y la cara llena de polvo. – Háganla andar. – sonrió con confianza, y fue obedecido.
Los guardias no escondieron su asombro al ver que esa vieja máquina volvía a la vida, definitivamente la inteligencia y habilidades del chico no debían ser subestimadas.
ꟷ ¡Eres increíble, Luca! – Kurt estaba muy asombrado también, y Luca sentía una extraña felicidad cuando recibía halagos de él específicamente.
ꟷ No es para tanto, este tipo de cosas teníamos en casa, las conozco, me sorprende que haya aquí, es todo. – sus manos limpió con su propia camisa, ya después la lavaría.
ꟷ Pide que te abran el baño, realmente apestas. – una leve mueca de asco se dibujó en la cara de Kurt, pero el chico sabe que es una broma, por lo que solo reirá con él.
ꟷ Quizá, quizá, solo vámonos de aquí, no quiero tener que reparar nada por un tiempo. – y se fueron de ese lugar tranquilamente.
<< Bitácora de investigación: ¿? / ¿? / ¿?
Creo entender a quienes son “D” y “E” … pero estaba esperando una respuesta más lógica. ¿Qué me fallo? ¿Qué factor no tome en cuenta? Esto no puede ser… >>
Era noche, las luces ya iban a ser apagadas, Luca había dejado su celda solo porque olvidó su toalla en donde había reparado la radio de unos guardias. Siempre solía pasar frente a la celda de Kurt para desearle buenas noches, pero en ese momento, solo observó asqueado, asombrado… consternado… la imagen del gentil y frágil Kurt Frank se despedazó en segundos… justo en la celda de Kurt, éste tomaba del cuello a su compañero, quien ya tenía la cara hinchada de tantos golpes, así como un labio roto, y la nariz destrozada, risas se oían, claramente venían del agresor.
ꟷ ¿No te hemos dicho ya que no toques nuestras cosas, bastardo? – su cabeza pareció ladear, su voz era diferente a la de Kurt. Pese a verse mayor, Kurt tenía una voz suave, pero profunda; la voz de quien estaba ahora era un poco más aguda, y sus palabras eran cantadas.
ꟷ ¡Por favor, perdóname! ¡Juro que no volverá a pasar! – fue azotado contra la pared, pero no soltado por el castaño, quien volvió a reír.
ꟷ Ese dinero se lo ganó el otro imbécil apostando, y planeábamos usarlo cuando un amigo cumpliera años, y ahora resulta. – el agarre fue a su cuello, lo estaba estrangulando. – Que nuestro estúpido compañero de celda lo usó para comprar drogas, ¿crees que podemos perdonar algo así? – rodillazo dio al abdomen de su víctima. – Dime, ¿por qué lo tomaste? Tú ya nos habías conocido, ¿por qué te arriesgaste a robarnos sabiendo que no dejaría pasar esto? – lo estaba sujetando con fuerza del cabello.
ꟷ ¡Perdóname! ¡Por favor, te pagaré! – bufido de burla se escuchó.
ꟷ Ninguno de nosotros te cree. – y un golpe más fuerte que los anteriores se hizo sonar.
Luca había tardado en irse de ahí corriendo, no quería ser visto por esa persona, sea quien sea…
<< Ese tipo no puede ser llamado “Kurt”, no lo es, es imposible que sean la misma persona… >>
Casi podía jurar que tuvo pesadillas con ese suceso, pesadillas muy reales. Quizá todo fue eso, una simple y mundana pesadilla… o eso quiso pensar, hasta que un enorme grito despertó a la mayor parte de la prisión en la mañana.
ꟷ ¡Ayuda, por favor! ¡Alguien, quién sea! – venía de la celda de Kurt… malamente, no había sido una pesadilla.
Les dieron permiso para salir al patio, pero todos fueron sacados obligatoriamente. Luca tardó un poco en salir, quería ver si lo ocurrido era igual que lo visto anoche… había demasiada gente, no podía ver nada, maldecía eso… pero lo que sí vio, fue el rostro de Kurt, sus ojos se veían más rojizos, y una burlona risa se mantuvo en su cara hasta que los enfermeros de la cárcel se llevaron a su compañero de la celda. Entonces, se perdió entre la multitud.
Recordó las notas, debía ir 50 metros después del árbol viejo. Y ahí lo encontró. No se sentía listo para afrontarlo, sabía que todavía estaba ahí por el tono en sus ojos, y esa incomoda sonrisa en sus labios.
ꟷ Así que tú eres “D”. – no sabía si el rostro de Kurt tomó forma de odio o frustración, quizá ambos. – No hay forma de que no lo seas, eres el único que si se mancharía las manos de sangre así. – casi podía sentir como lo estaba asesinando con la mirada.
Pensó por un momento que iba a ser golpeado, pero vio como “Kurt” se quejó de un pequeño dolor, y solo comenzó a reír, de una forma bastante exagerada y falsa.
ꟷ Bravo, nos descubriste, ¿qué deseas? ¿Un premio o algo así, niño? – intentó acercarse, pero Luca quería mantener distancia con él, ni loco lo dejaría acercarse demasiado. – Queremos aclarar algo, no vamos a lastimarte, no es nuestro estilo lastimar a quienes nos importan, solo no hagas nada estúpido y tendremos la fiesta en paz. – ambas manos mostró, señal de sumisión.
ꟷ Tú… debes ser “D”, ¿verdad? – la relajada expresión cambió a una de seriedad absoluta.
ꟷ ¿De dónde mierdas sabes eso? – su voz sonaba más profunda ahora, definitivamente lo hizo enojar con eso.
ꟷ Creo que son terribles escondiendo secretos, están en el libro, ¿lo olvidas? – bufido obtuvo en respuesta, pero soltó una risa, golpeando con suavidad su frente.
ꟷ Le dijimos que era terrible idea, pero él insistió, vaya que vamos a fastidiarlo por haberse equivocado. – un minuto guardó silencio, para observar sonriente a Luca. – Gracias por las risas, niño, si me disculpas, nos están molestando, así que me iré, Kurt jamás sabrá lo que pasó. – una mano a su pecho guío, y una pseudo reverencia le dio, pero el serio gesto en el muchacho lo hizo chistar. – Parece que no tendremos tu confianza. Solo piensa esto, nos necesitamos mutuamente, por mucho que odiemos la idea, no tenemos porque hacernos daño y evitamos hacerlo. – vaya que se estaba tomando tiempo con ese niño.
ꟷ ¿Lo mataste? A su compañero. – una ceja alzó el adulto, pero su apática expresión volvió demasiado pronto.
ꟷ Por supuesto que no, un muerto no puede contar la historia, ¿no lo crees? Solo le arrebatamos las ganas que querer intentarlo nuevamente, supongo que nos darán otro compañero pronto en lo que ése se recupera, quien sabe. – de hombros se encogió, realmente no parece importarle en lo más mínimo.
Como “D” dijo, el sujeto seguía vivo, pero solo repetía que no volvería a robar, y que no quería volver a su celda, al parecer, “hay un monstruo en ella”, por supuesto, nadie le cree.
<< Bitácora de investigación: ¿? / ¿? / ¿?
“D” se quedó algunos días, y pude comprobar algo con su presencia: “E” es más fuerte, de cierta manera, parece tener más control sobre el cuerpo de Kurt y su voluntad, cada vez que “D” hará una estupidez, un dolor de cabeza lo sacude, también ha alegado y maldecido “mariposas azules”, lo que me hace pensar que es un mecanismo que tiene “E” de controlarlo.
“D” es toda la agresividad en Kurt, reacciona de forma muy violenta, demasiado. “E” … ¿cómo debería describirlo? >>
Milagrosamente, la comida fue en silencio, Kurt estaba llamando demasiado la atención, no había cantado sus historias como siempre, se mantenía en silencio, una actitud muy pasiva de su parte, demasiado.
<< Él es muy, muy pasivo, no hace nada a menos que le sea ordenado, o busca estar bien y sin problemas, no creí que realmente fuese así, pensé que sería más dominante o gruñón, algo por el estilo, pero parece solo querer tranquilidad. No es dañino para Kurt >>
Kurt y Luca se encontraban platicando tranquilamente en el muro de siempre, hasta que unas risas detuvieron su momento de armonía.
ꟷ No deberías estar con este extranjero, Kurt, ni siquiera sabemos como es la higiene de ese lado. – claramente, Luca estaba disgustado con el comentario, pero no le sorprendía.
Frank pudo ver su notable, y justificable, incomodidad, estaba cansado de que lo hicieran sentir menos. Sabe que el chico es americano, aunque no de que parte, no quiso preguntar, sabe algo de su historia y dramas que tuvo que pasar, no merece ser tratado así en un lugar desconocido. De pie se puso.
ꟷ Por favor, basta de eso, Luca no tiene por qué recibir esas palabras de ustedes. – pero, una de las voces en la cabeza de Kurt tenía razón, nunca obtiene nada diciendo “por favor”.
Luca estaba sorprendido, halagado también, pero la sorpresa si era excesiva. Desde que llegó, nadie lo había tratado con tanta amabilidad desde que llegó a Europa, todo eran golpes e insultos, y solo por no pertenecer “a la misma raza”, vaya tontería.
Pero su sana sorpresa se volvió horror, al ver como Kurt fue golpeado por uno de los fastidiados sujetos, tirándolo al suelo con violencia.
ꟷ No debieron hacer eso. – murmuró Luca, sabe lo que significa golpearlo, pero en esos momentos, le daba más risa que temor, sabe que no irá contra él.
ꟷ ¿De qué diablos hablas, niño? – claro que no tenían consciencia de eso, no hasta que uno cayó al suelo súbitamente.
El mayor de los presentes logró incorporarse, mientras su labio limpiaba por un poco de sangre que brotaba de él, burla risa se escuchó.
<< “D” ha salido >> pensó el joven inventor.
ꟷ Odiamos que nos toquen, no lo vuelvan a hacer. – parecía, por primera vez, querer dejar el asunto ahí, una sorpresa viendo de quien hablamos.
Pero el acompañante no tenía los mismos planes que “D”, cobardemente, quiso atacarlo estando de espalda. Iba a responder a esa inadecuada actitud, pero pronto también estaba en el suelo. Ojos desvió al muchacho, Luca sacudía su mano, mientras sea cercaba al alter ego de Kurt.
ꟷ No te metas en peleas que no te incumben, niño. – más que molesto, “D” parecía intrigado, ceja alzó con su burlona sonrisa de siempre. Luca le devolvió el gesto.
ꟷ Venga, no voy a dejar que golpeen a la única persona que me ha tratado bien frente a mis narices. – piso un poco al bastardo que tenía más cerca, y ambos comenzaron a caminar lejos de ahí.
Meses estuvieron así, se cuidaban mutuamente. Kurt a veces no entendía porque Luca lo protegía de los pocos que querían golpearlo, y Luca solo se unía a las peleas que “D” empezaba cuando lo insultaban por su origen, poco a poco, se hicieron más cercanos, era como si toda la vida hubieran estado juntos.
Kurt leía tranquilamente en voz alta para él, mientras Luca estaba recostado en la suave grava, con tal de estar en esa posición, en ese preciso momento, no le importaba la incomodidad de las piedras en su espalda.
<< Bitácora de investigación: ¿? / ¿? / ¿?
Mi relación con “D” y “E” están surtiendo frutos, ya confían en mí, y puedo decir lo mismo, al menos un poco. Sigo vigilando mucho a “D” por petición de “E”, ninguno de los dos queremos que Kurt sea herido de nuevo por su culpa.
Ellos no quieren que Kurt tenga tantos recuerdos de su tiempo en prisión, parece que tienen un sistema; cada uno cuida una semana, se van turnando, y Kurt solo siente que ha dormido mucho tiempo, a muchos les parece extraño, pero no vale la pena explicarles a ellos.
“D” me está enseñando a pelear, dice que necesito defenderme mejor, y “E” me está enseñando inglés, todo aquí está en ese idioma y quiere que me sepa guiar solo, totalmente entendible >>.
ꟷ No es así. – la voz de “E” es casi como un murmuro, como si tuviera pena de ser escuchado. Luca estaba frustrado en la mesa del comedor común de la prisión, ¿el motivo? Conjugación del verbo “to be”.
ꟷ ¡Es que no entiendo! ¡¿Cuál es la necesidad de agregar una “s” a las acciones de terceras personas?! ¡Solo es un desperdicio de tinta! – casi estaba jalando sus cabellos, “E” solo miraba su berrinche.
ꟷ Gramática básica, solo hazlo. – ordenó, golpeando con su índice el cuaderno que Luca tenía entre sus manos.
ꟷ Lo que digas, papá. – “E” no parece sorprendido, pero cuando Luca cae en cuenta de como lo ha llamado, su cabeza azota contra la mesa. Palmadas en la espalda se llevó por parte del otro. – Eso no me ayuda, no lo hagas. – murmuró, apenado.
Tranquilos meses de paz, armonía, y bastante fluidez. Para Luca Balsa y Kurt Frank, estar así les hacía pensar que no estaban en prisión todo el tiempo, quizá sus sentencias pasen rápido si siguen juntos.
ꟷ Yo saldré antes de aquí, y cuando lo haga, voy a ejercer mi carrera. – era de noche, Luca era el nuevo compañero de celda de Kurt, a su antiguo compañero lo dejaron libre por alguna extraña razón.
La noche era tranquila, ya no había luz alguna en la prisión, solo lo poco que los rayos de luna atravesaban en sus paredes. Kurt estaba acostado, observando la litera sobre él, mientras Luca construía un aparato algo semejante a una lampara en la litera de arriba.
ꟷ Te sacaron de la universidad antes de terminar, ¿no? – su voz sonaba ahogada, sostenía un destornillador entre los dientes.
ꟷ Sí, pero haciendo cuentas, cuando yo salga, habrá un curso igual de avanzado que yo estuve, y podré retomarlo, me voy a graduar y ejerceré, ¡ganaré algo de dinero viajando por el mundo! – nuevamente él con sus fantasías, Luca mecía su cabeza en compasión, como le gustaría ser así de optimista. – Y comparé una casa, una grande, la llenaré de finos muebles y libros, tendrá dos habitaciones solamente, una para mí y otra para mi invitado de honor. – el aparato del chico dio un chispazo, el destornillador sacó de su boca, lo necesitaba.
ꟷ Eso suena muy bien, Kurt, ¿quién será tu invitado? - la duda pareció ofender al adulto, quien pucheros hizo al acto, levantándose de su cama, solo para asomar la cabeza hacía la superior.
ꟷ ¿Quién más? Claro que tú, Luca. – y ahí va de nuevo ese chico, tratándolo como si fuera de su familia, como si se creyera tener el rol de “padre” solo por algunas veces que lo ha llamado así accidentalmente.
La sorpresa de Luca fue mucha, así como su felicidad, pensar en tener a donde ir saliendo de ese agujero lo hacía muy feliz. El aparato dejó un momento, para ver a Frank.
ꟷ Será todo un honor, lamento de una vez si pongo tu casa patas arriba. – ambos comenzaron a reír.
ꟷ ¡No importa! Podrás hacer lo que quieras, y tendré listo un estudio para ambos, donde tú podrás trabajar en tus inventos, y yo hacer diarios de mis viajes, será maravilloso, ¡te traeré componentes de todo el mundo! – volvió a su cama, soñando otra vez con los ojos abiertos.
O esa era la idea que tenían, los planes que ya habían creado juntos. La superación de ambos estando unidos incluso fuera de ese odioso y aprovechado lugar.
Un día de esos, Luca despertó con un mal presentimiento en su estómago, algo muy dentro de él le decía a gritos que todo su pequeño mundo se descompondría en un segundo. Haciendo muchas uniones de pensamientos, llegó un nombre a su cabeza.
ꟷ Kurt. – y se dispuso a buscarlo al acto.
Nadie lo había visto en horas, aunque algunos aceptaron verlo salir de su celda temprano, había sido voluntario en la cocina ese día, pero ahí tampoco estaba, solo una persona le dijo algo: “unos guardias se lo llevaron hace como veinte minutos”.
La ansiedad en Luca solo le provocaba dolores de cabeza, no quiere pensar que algo malo le pasó, no a él, golpeó el muro más cercano a él, mientras su cabeza seguía punzando con furia, como le gustaría tener a “D” cerca para agarrarse a golpes con él.
Horas, horas, horas. O así lo sentía Luca, no pudo comer, no pudo salir al patio; regresó a su celda algo pesimista, y ahí vio el libro de Kurt, con cuidado lo tomó, definitivamente sigue ahí, Kurt jamás se iría sin su libro.
Después de un poco más de espera en la celda, comenzaba a dormirse, hasta que el sonido de su celda siendo abierta consiguió hacerlo reaccionar, una felicidad y alivio inmensos inundaron su cuerpo, Kurt iba entrando escoltado por unos guardias. De un salto se tiró hacia él, abrazándolo con fuerza. Casi estaba llorando.
ꟷ ¡No vuelvas a desaparecer así, idiota! – Kurt reía, le daba ternura verlo actuar como el niño que es. Y también lo abrazó. Los guardias apenas se fueron, Kurt soltó al muchacho, para sentarse en su cama.
Su optimismo se había desvanecido, parecía incómodo. Ese horrible sentimiento volvió a aparecer en el estómago de Luca.
ꟷ ¿Ocurrió algo…? – se sentó a su lado, Kurt hacía intentos de sonrisa, pero no podía.
ꟷ Inició una guerra, Luca, en lo que estábamos aquí, la gente allá afuera se está masacrando entre ellos… y, el país quiere soldados, pero también quiere descartar a la gente incapaz de pelear por la patria. – le dolía tener que decir todo eso, era un martirio para un pacifista como él. – Me llevaron ha hacer unos “exámenes” con algunos doctores, y todos ellos concuerdan en que no soy una persona “sana mentalmente”, así que, me van a llevar a un lugar diferente. – el horror se apoderó del niño presente. – Según ellos, pueden curarme… bueno, tampoco es que me hayan dado la opción de ir o no, me están obligando. – risas nerviosas dio.
ꟷ No. – soltó de forma tajante, Kurt estaba asombrado, realmente Luca estaba molesto. – Tú no te puedes ir, estás bien, eres la persona más cuerda que conozco en este basurero, ¿por qué mierda no se llevan a los asesinos o violadores que están aquí? Esos infelices seguro si están mal de su jodida cabeza. – hablando de, su cerebro lo estaba matando con punzadas, así que sujeto su cabeza con ambas manos, frustrado.
Silencio se hizo entre ambos, era un tema bastante complicado, y Kurt tampoco lo entendía del todo.
ꟷ Tienes toda la razón, pero la gente de arriba no escucha a nadie, muchacho. – una rápida mirada le dio, no quería dejarlo solo tampoco. – Debo irme en tres días, darán inauguración al asilo donde me mandarán en cinco días, y ya quieren a la gente ahí para entonces. – Luca se puso de pie, no podía aceptarlo. Algunas vueltas dio por la celda, alarmando un poco a Kurt.
ꟷ ¡Huyamos! – fue su magnifica solución. – ¡Podemos huir y hacer los planes que ya teníamos pensados! ¡Algo se me ocurrirá, Kurt! ¡Una huida maestra! – la incómoda expresión de Kurt lo hizo desmotivarse también.
ꟷ Eso solo nos meterá en problemas, Luca, yo también quiero cumplir todo lo que ya habíamos dicho, pero si no hago lo que me dicen, solo alargaré mi sentencia, e intentar huir podría convertir la tuya en sentencia de muerte. – nuevamente el maldito silencio.
Fueron los días más pesados de su existencia, iba para ambos. Kurt intentaba animar a Luca, pero no lo consiguió, sus mejores historias, sus mejores anécdotas, sus mejores bromas, nada funcionaba. Luca estaba recio a dejarlo ir, y, a escondidas, planeaba la huida maestra que haría libre a su padre también, ya pensarían en como huir de la guerra estando afuera, algún país debería estar lejos de ese conflicto que les la bienvenida.
Cuando todo estuvo listo, todavía quedaba un día para la partida de Kurt. Luca iba emocionado a la celda, debía contarle y explicar todo rápido, si tenían suerte, todo estaría en tiempo y forma para el escape perfecto.
ꟷ ¡Kurt, escucha! – pero, al llegar, no había nadie. – Kurt. – no de nuevo ese sentimiento.
En otro lado, Kurt estaba forcejeando con los guardias que lo arrastraban, sus manos y pies esposados, mientras un tercero llevaba sus pertenencias, entre ellas, su libro.
ꟷ ¡Déjenme ir! ¡Debo despedirme! ¡No me despedí de mi hijo! – se agitaba lo más fuerte que podía, pero ninguno de los guardias hizo caso a sus gritos.
La sala de espera lo recibió, y fue liberado en ella, se le proporcionó un cambio de ropa, no podía procesar todo, estaba yendo todo tan rápido, le habían dicho que tres días, ¿por qué aparecen de la nada para llevárselo?
ꟷ ¡Kurt! – escuchó un grito fuera de la sala, la puerta de entrada estaba siendo golpeada con furia, sabía de quien era esa voz. – ¡Hijo de perra, no se te ocurra irte! – muchos golpes seguidos estaban siendo dados. – ¡No puedes irte! ¡No puedes! – los ojos del adulto estaban al borde del llanto.
ꟷ ¡Tampoco quiero irme, Luca! ¡No sé que pasó! – quiso abrir la puerta, necesitaba explicarle a ese chico lo ocurrido, pero, nuevamente, guardias lo sujetaban.
Luca pudo ver eso por la pequeña ventana en la puerta, estaba furioso.
ꟷ ¡Dejen ir a mi padre, bastardos! – no podía abrir desde afuera, podía ver como Kurt forcejeaba con ellos, pero no era escuchado. – ¡Kurt! – gritó una última vez, observando con impotencia como era sacado de ahí.
Kurt Frank fue desplazado de la prisión al Asilo de la calle Arena Blanca, nombre formal del nuevo psiquiátrico inaugurado en Inglaterra, mucha gente con conductas anormales fue llevado ahí, gente que no podía participar en la guerra, padres de hijos demasiado desinteresados en ellos, hijos cuyos padres no querían tratar con ellos. Entre más gente tuviera el lugar más dinero podían conseguir del gobierno, así que el filtro para entrar ahí era muy pobre y poco sofisticado.
Casi le recordaba a la prisión, todos vestían de rayas, tenían horarios, aunque los tratos aquí son incluso más bruscos que en la prisión.
Nadie se conocía, eso dejaba ver el ambiente, tardaron algunas semanas en abrirse y más en formarse grupos. Kurt no se sentía del todo cómodo en ese lugar, había más agresividad ahí que entre sus compañeros de prisión. Normalmente, sus días consistían en quedarse en su habitación leyendo, o buscar alguna esquina en el lugar para hacer exactamente lo mismo. Eso, hasta que cierto hombre muy alto interrumpió su lectura.
ꟷ Quizá no seamos la gente más sana del mundo, pero creo que estaríamos mejor si al menos nos dijeras tu nombre. – el castaño cabello de ese hombre era largo, y sus verdes ojos muy lindos, Kurt no negará eso, pero le extraña que se haya acercado a él específicamente. – Mi nombre es Jack, ¿cómo te llamas tú? – una mano le ofreció.
¿Qué es ese sentimiento tan familiar que siente…?
ꟷ Mi nombre es Kurt, un placer, Jack. – pudo sonreír después de tanto tiempo.
Jack era un hombre amable y gentil, bastante cordial y muy observador con los demás, para Kurt, no sorprende que su popularidad en el psiquiátrico subiera como espuma, era un hombre carismático. Sin darse cuenta, era Kurt quien iba detrás de él, atento a lo que hacía, le fascinaba como interactuaba con los demás, ¿cómo es posible que alguien así estuviera en un asilo? Si parece ser solo un hombre de clase alta, debe haber un malentendido con él, no le sorprendería si lo sacan al poco tiempo de ahí.
ꟷ ¿Qué es ese libro que siempre tienes contigo? – estaban en la sala común del hospital, Jack desparramado en un sillón individual, mientras Kurt estaba recostado en un sillón.
ꟷ Se llama “los viajes de Gulliver”, es mi libro favorito en todo el mundo, pero este en específico tiene una historia larga. – acarició las pastas con cariño, hacía lo que podía para cuidarlo y mantenerlo intacto.
ꟷ Tiene valor sentimental, ¿eh? – ambos sonrieron, definitivamente la respuesta era “sí”.
ꟷ Mi hijo arregló el libro, es un chico muy listo. – sus ojos dejaron el libro para llevarlos al artista, pero Jack estaba en shock tremendo. – Jack, ¿pasó algo? – estaba muy confundido.
ꟷ ¿Tienes un hijo? ¡No te ves mayor que yo! ¡¿Cuántos años tienes realmente?! – la carcajada que Kurt soltó por todos sus comentarios solo lo hicieron sentir como un tonto, pero pronto el castaño oscuro se incorporó, buscando calmar su risa.
ꟷ No, no, no “tengo” hijos, no propios. Dios, no me veo en una relación, bueno, una vez le gusté a una compañera de clases, pero se hartó de mí porque no me despegaba de mis libros. – el gesto de Jack se calmó, acomodándose también en su silla. – Lo conocí el tiempo que estuve en prisión, era un niño cuando entró, nos llevamos muy bien, aunque él me vio como un padre antes, así que. – se detuvo, nuevamente Jack parecía estar en shock.
ꟷ ¡¿Estuviste en prisión?! – Kurt solo podía reír por la actitud tan impresionable que tenía ese hombre.
En su estancia, Kurt conoció más gente gracias al gran carisma de Jack, gente en iguales condiciones que él, como una chica llamada Tracy, que sufría de un “trastorno de la risa”, y Robbie, quizá el más joven de todos los que estaban en el lugar, era un niño muy energético y gentil, él solo quería una familia, así que todos eran llamados “hermano” o “hermana” por él, sin discriminación.
Pronto, con Kurt abordo, el lugar se volvió una fiesta a tiempos. Mientras los doctores no estaban, Kurt y Jack dirigían todo un festival, a ninguno les gustaba ver como todos se deprimían con el pasar de los días, cada ocurrencia que tenían se volvía una idea para hacerlos reír o dejar de pensar en sus problemas.
Jack veía con alegría como una fila de “conga” se formó sin darse cuenta, con Kurt a la cabeza, quien cargaba al pequeño Robbie en sus hombros, todos reían y aplaudían cantando alguna canción que él no conocía. Era feliz así, solo observando como todos ellos eran felices, y como el tímido Kurt se había vuelto parte de toda la movida.
<< No durará >>
Una voz en su interior le recordó la verdad. La idea era solo estar un tiempo en ese lugar, aunque no quiere dejar a todas esas personas solas, no tiene el corazón para eso.
ꟷ Parece que todo está correcto. – la doctora favorita de todos había terminado de revisar los signos vitales de Kurt, quién solo asentía con la cabeza y una sonrisa, como un niño bueno esperando una recompensa. – Aunque deberías considerar afeitarte, la barba te está creciendo. – no era un detalle importante, pero la broma hizo reír a Kurt.
ꟷ Quizá me la deje, lady Lydia, quiero probar algo nuevo. – acarició su mentón, comprobando la existencia de algunos vellos ahí.
ꟷ Es hora del examen físico, por favor, retira tu camisa, solo es una revisión para asegurarme que no tengas algo dañado o alguna complicación física. – tras esa explicación, el hombre hizo caso.
Pese a verse delgado, Kurt parece tener un buen físico, bastante trabajado, así como resistente, pero Lydia estaba confundida, no veía posible que un chico con tan poca actividad física pudiera tener dicha condición o anatomía, además, hay claros rastros de desnutrición, hubo temporadas donde el hombre se negaba a comer, entonces… ¿A qué se debe…?
Otra cosa que notó, todo el rostro de Kurt tenía diferentes tipos de heridas, y todas eran provocadas, no veía una sola que pudiera tener como respuesta un accidente u otra situación.
ꟷ ¿Te metías en peleas durante tu tiempo en prisión, Kurt? – la mujer estaba preocupado por él.
ꟷ No que yo recuerde, todos me trataban bien o no se metían conmigo. – sus hombros encogió, Lydia prosiguió a hacer la evaluación.
El peso estaba por debajo de la media, pero nada peligroso, su altura correcta a su peso, así que no hay nada de que preocuparse, pero sigue sin estar tranquila… Kurt es una contradicción andante, al menos hablando en lo físico. Era un chico de casa y libros, además de un pacifista, no hay manera…
Para retener a más gente, Lydia fue obligada a dar diagnósticos fuertes a los pacientes. En el caso de Kurt, la mención de las “mariposas azules” la hizo creer que él si podía tener algo; diagnostico: esquizofrenia, pero ella duda ahora que sea solo eso…
La noche llegó, todos debían ir a sus habitaciones. Jack caminaba con una linterna en sus manos, los pasillos se miraban tan lúgubres de noche, un suspiro daba al andar, su habitación era de las últimas, por ser de los mayores en el lugar.
La serenidad fue interrumpida por una voz, una tranquila voz estaba recitando un cuento, algo muy infantil. “N°93” decía la puerta de donde provenía esa voz, la habitación de Kurt. Abrió con cuidado, el más joven estaba sentado en su cama, con somnoliento Robbie recostando su cabeza en sus piernas, la cual era acariciada por el narrador. Algo tenía la voz de Kurt, Jack se sentía inmerso en ese cuento, los viajes de ese hombre llamado Guilliver tomaron forma en su cabeza, así que formó parte del espectáculo, se sentó frente a la cama. Kurt le dirigió la mirada al hacer una pausa por un punto y aparte, pero le sonrió, una cálida sonrisa que decía “eres bienvenido”. La noche se fue devorando capítulos de ese libro.
Jack lo tenía decidido, debía mostrarle a Kurt que él también podía congeniar con la gente, que su introvertida actitud no podía marginarlo, un lindo detalle que tendría antes de irse. Tomando varias sillas de las salas comunes del asilo, Jack, junto a Robbie, Tracy y Lisa, hicieron que el lugar se asemejara los más posible a un escenario. Kurt los veía con nerviosismo de fondo, no sabía bien que buscaban sus amigos con todo eso.
ꟷ No entiendo por qué. – murmuraba, llamando la atención de sus anfitriones.
ꟷ ¡Hermano Kurt es muy bueno contando cuentos! ¡Queremos que hermano Kurt cuente cuentos a todos! – el pequeño Robbie comenzó a dar saltos de alegría.
Kurt estaba sorprendido por eso, y sus ojos paseó a todos los presentes, parecen tener la misma opinión que el infante. Un suspiro dio, no tenía claro como terminaría todos, pero se ven confiados, confían en él…
ꟷ Veamos que sale. – su sonrisa temerosa generó energúmenas sonrisas provocó en sus acompañantes. El espectáculo daba inicio.
Los cuentos de Kurt Frank se hicieron populares más pronto de lo que habían previsto, muchos se acercaron a oír al pseudo explorador contar sus maravillosas anécdotas, leer su clásico libro o algún otro cuento que trajera un paciente. La narrativa de Kurt permitió que muchos pudieran salir del asilo sin dejarlo físicamente. Por una vez en su vida, Kurt sintió que podía comerse al mundo.
ꟷ ¡Deberías venir, lady Lydia! ¡Todos aman lo que hago! ¡No me explico porque, pero les gusta! – la dedicada doctora sonreía ante la emoción infantil de Kurt, pero ella estaba con su atención en otra cosa.
Una nueva herida, el brazo de Kurt tenía algunos cortes por cristal, así como su puño.
ꟷ Quizá vaya algún día, salir del consultorio no estaría mal. – sonrió con gentileza, sin embargo, todavía tenía preguntas por hacer. – Kurt, ¿podrías decirme como te ocurrió esto? El único cristal con el que tienen contacto es el espejo de su baño, pero. – se detuvo al ver la confusión en el rostro del hombre.
ꟷ Yo tampoco lo tengo claro, me dio mucho sueño en la noche, así que caí dormido en mi cama, pero desperté en la madrugada precisamente porque escuché el cristal romperse, yo estaba en el baño y mi mano sangraba, no sé que pasó. – cada vez más, las sospechas de Lydia solo crecían.
<< Estimados administrativos:
Solicito su autorización para hacer nuevamente exámenes psicol��gicos al paciente número 93: Kurt Frank, pues creo firmemente que su condición no es una simple esquizofrenia, puede que haya algo más complicado en la mente del paciente que necesite una ayuda urgente, así como tratamientos diversos que no puedo darle por su anterior diagnóstico.
Espero mi petición sea escuchada, gracias por su atención.
Firma, Lydia Jones. >>
Nuevamente, todos estaban reunidos alrededor de Kurt, la historia casi llegaba a su inminente final, estaban sentados al filo de sus asientos por la expectación de los sucesos. Entonces…
ꟷ Tracy Reznik, necesitamos que nos siga. – los ojos de todos los oyentes estaban en los doctores, de ellos, fueron a la pequeña castaña, cuya confusión era igual a la de quienes observaban su ser.
Ella se levantó temerosa, pero no avanzó un solo paso, al contrario, volteó con ansias a ver a Kurt, él no podía estar más confundido.
ꟷ No necesitas temer. – a pasos cortos, el hombre inglés buscó acercarse a ella. – Todo lo que hacen aquí es para hacernos mejorar, así que no necesitas tener miedo. – con inseguridad, ella lo sujetó del brazo.
ꟷ No quiero ir. – murmuró, los doctores se impacientaban por eso, pero Kurt no quería permitir que le hicieran algo.
ꟷ Escucha, te voy a acompañar hasta donde me permitan, ¿de acuerdo? – él sonreía, y quizá algo de confianza le dio a ella.
Al acercarse al quirófano señalado por los médicos, los sonidos de estática provenientes de él formaron la imagen de Luca en la cabeza de Kurt, hasta que la chica estrujó su mano con algo de nervios.
ꟷ Cuando salgas, te leeré una historia, la que tú quieras. – ella afirmó, para ser llevada a esa blanca sala.
Literalmente, en un abrir y cerrar de ojos, un destello violeta se marcaba en sus iris color miel, así como una mirada algo más rasgada. Las muñecas de su uniforme abotonó como deberían estar, y el botón superior de su camisa igual. Gritos comenzaron a sonar, claramente, eran de la pequeña que acaba de entrar.
<< No necesitas saber esto, chico >>
“E” llevó a Kurt a su habitación, el espectáculo de lectura se había terminado hasta que Tracy saliera sana y salva de su tratamiento.
Como muchos sospechaban, la niña llegó con heridas, algunas quemaduras, Kurt al acto llamó a Lydia, mientras los demás intentaban darle la atención que merecía.
ꟷ Kurt Frank, tú eres el siguiente. – el muchacho se llenó de temor. Jack quiso oponerse a eso apenas escuchó, pero ya lo habían arrastrado con ellos sin esperar resistencia.
Quería correr, algo le decía muy dentro de su ser que eso dolería demasiado, no quiere, y solo entró en pánico al entrar a la sala, una camilla metalizada ya lo esperaba, y pudo ver con sus propios ojos la máquina que generaba la estática. Dos doctores lo sujetaron, mientras una doctora se acercaba con una gran jeringa entre sus manos, inyectando un líquido cremoso en su cuerpo.
Negro.
El destello morado volvió a sus ojos, inadvertido para cada presente ahí, solo les pareció extraño que el chico que estaba pataleando y llorando hace segundos, ahora solo obedeciera y se dejase hacer con ellos.
Una mordaza fue colocada en su boca, y fue recostado en la mesa de metal.
<< Mantén dormido a Kurt >>
Fue su último pensamiento, antes de que un sueño profundo se apoderara de su cuerpo.
Tras el tratamiento, todos estaban preocupados por Kurt, igual que Tracy, él regresaba con quemaduras, algunos golpes, y moretones, todo por las convulsiones que sufría a causa de los choques eléctricos que generaba esa máquina. Iban a felicitarlo por haber sido valiente, pero el hombre solo desvió la mirada, y fue directamente al despacho de Lydia, debían tratarlo rápido.
Incluso la doctora veía algo malo en Kurt, su actitud era más pasiva y evasiva, solo respondía asintiendo o negando con la cabeza, no había contacto visual, totalmente diferente a Kurt, era lo que ella temía.
ꟷ Kurt. – incluso eso, a “este” Kurt le costaba reaccionar a ese nombre. – Ya puedes irte, descansa, por favor. – él afirmó, para retirarse del consultorio.
Lydia tomaba muchas notas del comportamiento de Kurt y sus heridas, todo estaba siendo tan raro… Notó pequeño orificio profundo cerca de su cuello, quien haya inyectado la insulina no tuvo cuidado alguno con él, quizá le enojó eso, o los tratos que recibió… No, Kurt no es así, a él no le duele lo que le suceda, por otra parte, él llevó a Tracy a que le hicieran lo mismo, solo que con proteínas diferentes inyectadas.
Y esos cambios se mantuvieron en él, de forma extraña, y sin un tiempo aproximado entre ellos, solamente sucedían, sin contexto o detonante repetitivo, nada. La joven doctora estaba contra la espada y la pared, pero deseaba ayudar al chico, así que no se detendría.
ꟷ ¿Lobotomía…? – leer el expediente para el nuevo tratamiento que recibiría Kurt la hizo temblar, sobre todo, al tener consciencia de que iba ese procedimiento.
ꟷ Una introducción de la aguja por el ojo derecho para perforar el lóbulo frontal, si todo sale bien, la operación no debería durar demasiado. – el superior le informó, ella seguía sin creerlo.
ꟷ Pero… ¿esto ha sido comprobado que funciona? Claramente habrá efectos secundarios en Kurt si algo sale mal en una cirugía así. – el doctor parecía fastidiado con tantas dudas por parte de Lydia.
ꟷ Es un método experimental, acaba de salir de las más sofisticadas universidades de Inglaterra, se reportan reducciones de comportamientos anormales y más obediencia a las normativas, es todo lo que necesitamos, así que vamos a someter al paciente N° 93 a esa operación. – ella se puso de pie, ¿experimental? ¿qué es esa basura?
ꟷ Lo siento, señor, pero me niego a permitir que hagan esto con uno de mis pacientes. – el jefe no parece nada satisfecho, pero dicho eso, tenía una idea de como jugar con ella.
ꟷ Bien, de no ser el N° 93, podría ser uno de los más jóvenes, su masa cerebral es más suave, seguro podrán mejorar más rápido. – el sujeto estaba jugando muy sucio, y ella odiaba eso, pero… tampoco podía exponer a uno de los niños. Ellos se veían más sanos que los adultos. – Entonces, doctora Jones. – y volteó a verla. Ella estaba resignada a lo que ocurriría.
ꟷ Prepararé al paciente N° 93 para la operación, señor. – y él sonrió.
Ella fue por el chico, diciendo que participaría en su nuevo tratamiento. Kurt se veía igual de entusiasta que siempre, siguiéndola sin dudar lo más mínimo de ella, hasta que las puertas del quirófano fueron abiertas. Lydia fue a prepararse para ser parte de la operación, mientras Kurt esperaba ver algún aparato eléctrico nuevo, vaya alivio sintió al no verlo, quizá no sería tan malo como esperaba… o eso creyó, hasta que fue sujeto a la cama con correas de cuero.
ꟷ ¿Lady Lydia…? – los ojos miel del hombre reflejaban tanta impotencia y temor, la doctora podía apreciar como pequeñas lágrimas aterradas. – Lady Lydia, ¿qué es esto? – comenzaba a forcejear, todavía esperando alguna palabra de apoyo por parte de ella.
Los forcejeos aumentaros su violencia, mientras la enfermera metía a la sala el cincel y el martillo que se abrirían paso en su cabeza. La sonrisa miedosa de Kurt se desvaneció, estaba en total shock.
ꟷ ¡Doctora Lydia, diga algo! ¡Por favor! ¡¿Qué van a hacerme?! – sus manos temblaban, quería ayudar al chico, quería sacarlo de ahí, abrazarlo y decirle que estará bien… pero solo preparaba el sedante que iba a inyectarle en breve.
ꟷ Paciente N°93, Kurt Frank, diagnostico; esquizofrenia. – leyó el malvado doctor. – El uso de este nuevo tratamiento nos va a generar más fondos, deberías estar más feliz por ser parte de esto. – casi se estaba burlando de todo el horror que experimentaba.
Lydia al fin se acercó a él, sujetando con su característica gentileza el grueso brazo del narrador, para inyectar con cuidado el sedante.
ꟷ Hará efecto en 5 minutos, es solo un relajante, vas a seguir sintiendo dolor, pero tu cuerpo tardará en recibirlo. – como protocolo, debía decirle lo que sucedería con él, pero como deseaba no hacerlo, en especial, al ver la nueva mueca de temor que se formaba en su cara. – Terminaremos pronto con esto, lo prometo, Kurt. – tomó su mano, para dar paso al temor del inglés.
El cincel y el matillo se aproximaban a él, del miedo, ya no podía moverse, solo observó con abiertos ojos como ambos objetos se acercaban a su ojo derecho. “Volvió” en sí, para volver a forcejear como le era posible, estaba desesperado, temeroso.
ꟷ ¡Inmovilícenlo hasta que el sedante haga efecto! – ordenó el superior, y algunos guardias hicieron acto de presencia.
ꟷ ¡Solo van a asustarlo más! – exclamó Lydia, preocupada por su niño.
Para incapacitarlo como era debido, quitaron las correas de su cuerpo, cambiándolas por grandes manos alrededor de su cuerpo. Al ver que sus movimientos eran menos, la operación volvió a su curso, pero apenas iba a darse el primer golpe para la introducción del cincel, Kurt movió su cabeza, repetidas veces y de forma violenta.
Rojo, entonces, un grito.
Por un segundo, la doctora vio algo que seguro sus colegas ignoraron. Entre los forcejeos de Kurt, ahora parecía tener más fuerza que antes, y quizá sea por la sangre que brotaba de la gran herida que le hicieron cruzando su ojo, pero puede jurar que la mirada de Kurt se ha teñido de rojo.
Golpeó doctores y enfermeras hasta ser libre, pero solo estaba sintiendo dolor, el sedante estaba funcionando, fue hasta la persecución que realmente los golpes significaron algo en su contra, se estaba cansando. El dolor terminó debilitando sus piernas, y de cara cayó al piso, dando una salpicada con el líquido vital que salía de la herida. Todo había sido un desastre.
Horas tuvieron que pasar, la cirugía se detuvo, parece que la gente veía con muy malos ojos el estado en que terminaban los pacientes a quienes se les aplicaba, así que debían ser discretos.
Kurt estaba encerrado en su habitación, no quería salir para nada. Se la pasaba leyendo o jugueteando con los nuevos vendajes que cubrían su rostro, parecía demasiado deprimido.
ꟷ ¿Qué día es hoy? – se cuestionaba, llevaba horas observando el techo de su habitación.
ꟷ Kurt, ¿quieres salir un momento? – la voz del joven artista sonó tras su puerta, el muchacho solo suspiró con pesadez, ese hombre era de los pocos que iban a intentar sacarlo de su cueva.
<< ¿Para qué vea nuestra horrible cara? Ni locos >>
ꟷ Respeto tu privacidad, Kurt, en serio, pero todos estamos preocupados por ti, así que entraremos de todos modos. – confusión suprema en la cara del explorador se hizo, levantándose de la cama.
Pudo ver como unas chispas salían de la manija de la puerta, estaba bastante preocupado por lo que sucedería después. Cayó la manija, con ella, el cerrojo, y pudieron entrar Jack, Lisa, Robbie y Tracy, la última tenía entre sus manos un aparato raro, seguramente, el causante del destrozó a su puerta.
ꟷ ¡Hermano Kurt! – el pequeño infante no podía entender el desastre que acaban de causar, para él, solo intentaban animar a Kurt.
ꟷ ¡No debieron hacer eso! ¡Los van a castigar a todos! – solo se levantó de la cama, pero su actitud sembró algo de tristeza en sus amigos.
Kurt jamás les había alzado la voz, y ahora hasta estaba enojado con ellos, ¿qué le habían hecho al optimista y aventurero Kurt Frank?
ꟷ ¡Devuélvenos a nuestro hermano Kurt! – gritó Robbie, alzando sus pequeños puños. Los jóvenes presentes estaban confundidos, pero entendían al niño.
ꟷ ¡Cierto, nuestro Kurt estaría feliz! ¡No encerrado en este agujero! – Jack reprochó, tomando papel en el drama que Robbie había empezado.
ꟷ ¡Estaría contando historias a todos para que estemos felices! ¡Eso haría Kurt! – ahora Tracy se unió al borlote, mientras Lisa dudaba, pero sus risas eran presentes.
ꟷ ¡“Su Kurt” está cansado del dolor! ¡Ya no quiero ver a nadie sufrir! ¡Pero en este maldito lugar solo eso sucede! – el joven estaba al bode del llanto, y la broma de sus colegas se desvaneció en muecas de incomodidad. – Yo… estoy cansado, estoy cansado de verme como un idiota, llevé a Tracy a que la electrocutaran muchas veces, tuve que sedar a Robbie varias veces, quiero ayudar, pero todos terminan heridos, y ahora esto. – señaló su rostro, específicamente, a los vendajes en él. – Quiero dejar de sentir dolor… déjenme solo, por favor. – lágrimas comenzaron a caer.
Jack fue el primero en hacer algo. A paso lento, se acercó al muchacho, para darle un fuerte abrazo, quizá era algo que necesitaba. El pecho del más alto secó las lágrimas del castaño oscuro, quien solo se aferró a él por inercia.
ꟷ No seas tonto, Kurt, nadie aquí te culpa por lo que tuviste que hacer, está bien, siempre creíste que era lo que necesitábamos, ¿o no? – entre sus manos tomó el rostro del más bajito.
El infante entre los presentes también fue a abrazarlo, seguido de las dos castañas, Kurt solo secaba cada lágrima que salía de sus ojos, ahora él sentía pena.
ꟷ Parece que esos vendajes tienen alguna maldición o algo así que te impide ser feliz. – confusión nuevamente gobernó a Kurt. – Chicos… ¡Hay que quitarle esas vendas! – a un poderoso grito de guerra, los cuatro presentes se lanzaron contra él.
Entre Tracy, Robbie y Lisa, tumbaron a Kurt contra su cama, mientras el artista buscaba quitarle los dichosos vendajes con la mayor precisión posible, y lo consiguió, pese a todo el forcejeo que Kurt opuso a eso.
Y ahí estaban, los cuatro estaban sorprendidos, la cicatriz de Kurt era más grande de lo que creyeron, así como algo gruesa. El joven adulto estaba muy incómodo, no soportaba las miradas de todos, creía en sus adentros que lo estaban juzgando, así como la voz en su cabeza decía de vez en cuando.
ꟷ ¡Se ve muy genial! – la joven Tracy exclamó con entusiasmo, y algo de ánimos volvieron al chico.
ꟷ ¡Pareces un pirata, un aventurero! – el niño brincaba de felicidad, mientras sus brazos extendía a él.
Y el aire se llenó de amor, comprensión. Kurt testaba asombrado, halagado y muy desubicado con todo, volteó a Jack con muchas dudas, pero él solo sus hombros encogió, diciendo en su cabeza: “es lo que mereces”.
Los días casi fueron iguales de ahí en adelante. Muchos preguntaban por la ausencia a Kurt, quien respondía con pena que había pasado por un momento complicado. Muchos halagos recibió por su cicatriz, aparentemente, todos tienen comentarios ingeniosos sobre lo que parece o como se la hizo. Kurt Frank volvió a ser el mismo de siempre al tiempo.
Lydia también estaba feliz por el muchacho, su niño había vuelto a ser el rayo de solo que siempre fue, aunque todavía tenía muchas preguntas que hacerle al chico, pero no las haría, no quiere invadir totalmente la privacidad de Kurt.
ꟷ ¡Chicos, ¿quieren leer historias?! – gritó Kurt con alegría, pero vio que algunos de sus escuchas iban a otra sala con entusiasmo.
Vaya sorpresa para nuestro narrador. Con curiosidad, y algo de tristeza, fue hasta donde su publico se estaba reuniendo; la habitación estaba lleno de caballetes, lienzos y pinturas, teniendo como figura principal al artista favorito de todo el asilo. Tras haber llegado a todos, Jack notó la presencia del lector, quien veía consternado todo el lugar.
ꟷ ¡Oh, Kurt! ¿Te nos unes? Justo íbamos a empezar. – se acercó a su amigo, quien salió del transe gracias a su voz.
ꟷ No, no, solo estaba de paso, no te preocupes. – sonrió con algo de pena, solo siente que incomoda al hombre. – Suerte con todo esto, supongo que me perdí el inicio por estar en mi habitación. – su nuca rascó con ansias.
Jack estaba muy desconfiado, definitivamente el aislarse hizo daño a Kurt, pero no tuvo oportunidad de preguntar, él ya había salido corriendo de ahí.
Nuevamente su cuarto, nuevamente ese agujero, ¿por qué volvió ahí?
<< ¿Por qué saliste? En primer lugar >>
Se preguntó a sí mismo, una penosa risas salió de sus labios, mientras la cabeza hundía entre sus rodillas, buscando contener un poco el llanto.
Y todos los días se volvieron eso; Kurt salía de su cuarto para intentar leer a los otros, igual que antes, como lo hacía sentir feliz, pero las alegres pinturas de Jack se robaban la atención de todos, ¿por qué nunca les dijo que era tan bueno pintando? Al menos debía haberle dicho a él, eran amigos… ¿no?
Otra vez esos tontos pensamientos, quería golpear su cabeza contra la pared, pero no lo haría. ¿Desde cuándo está buscando tantos detalles a las cosas? Él se encerró mucho tiempo por miedo, y las pinturas de Jack eran algo novedoso, claro que la gente se siente atraída por lo nuevo, además, el arte era más interactivo con la pintura, todos querían tener algo que hacer en ese lugar tan monótono, entonces, ¿por qué se queja? ¿por qué se siente tan mal por desear que todo vuelva a ser igual si es su culpa?
ꟷ ¡Oh! ¡Dibujas muy bien, Kurt! – el joven hombre estaba distraído, llevaba dibujando una pequeña mariposa en la pasta de su libro, el lápiz ya ni punta tenía de tantos “detalles” que le había dado.
ꟷ Eso, en mi universidad necesitas saber algo de dibujo realista para mi carrera, tengo algo de “experiencia con eso”. – Tracy, fascinada, veía el dibujo con cuidado.
ꟷ ¡Tracy, vamos! ¡Ya comenzaron a pintar! – y la chica fue sin más con ellos, dejando al castaño bastante pensativo referente a su situación.
<< Querido diario:
Odio sentirme solo, odio tener celos de que Jack ahora sea quien alegra a los demás, yo no soy así, no sé que me pasa, no sé porque estoy teniendo todo esto atorado en mi garganta, ¿por qué repentinamente deseo todo eso para mí?
Lo odio, lo odio, lo odio, lo odio, lo odio, lo odio.
Pero odio más no tener el coraje para hacer algo, no me acerco al grupo de Jack, no busco integrarme, ¿por qué diablos me siento así si tampoco hago nada para que cambie? Me siento tan inútil ahora mismo. >>
Se había vuelto una extraña costumbre el ir de aquí allá sin su libro, se sentía vacío, no tenía ánimos ni para leer, solo veía a la gente irse a la misma desde el comedor hasta la sala de usos múltiples. Escondía la mitad baja de su rostro entre sus dos brazos, los cuales estaban cruzados sobre una mesa en la sala de estar.
ꟷ Si lo deseas, puedo decirle a Jack que te agregue al grupo. – la sutil voz de la doctora hizo voltear a Kurt, pero él solo había movido sus ojos, para volver a hundir la cara en la mesa.
ꟷ No, por alguna razón no deseo estar ahí, siento que haré incomodar a todos. – ella estaba preocupada, su niño se había apagado tanto. Unas caricias le dio en su espalda, entiende un poco ese sentimiento con él.
ꟷ Podrías buscar un pasatiempo diferente, Kurt, algo que nunca hayas hecho, así podrías dejar de estar pensando tanto, solo te harás daño. – un pequeño golpe se escuchó sobre la mesa, mientras sentía como las manos de la doctora lo dejaban atrás.
Frente a él, había un pequeño plato de cristal con dulces en él, las envolturas eran de colores muy brillantes. Los ojos de Kurt destellaban casi tanto como las envolturas, dudando un poco, tomó uno de los dulces, para comenzar un festín individual con ellos. A un poco de distancia, Lydia veía con una triste sonrisa que su acción había funcionado.
Tras algunas horas, todos los envoltorios de papel plástico se habían convertido en diferentes figuras: aviones, barcos, corazones, intentos de flores, y ahora, su obra maestra; intentaba una estrella ninja, usando varios envoltorios doblados en gruesos triángulos.
ꟷ Te notas muy entretenido con eso, Kurt. – la voz del artista lo hizo alzar la mirada, le sonrió, para cubrir su boca, tiene un dulce todavía.
ꟷ ¡Me sorprende tener manos tan hábiles! – terminó de pegar los triángulos, para mostrarle orgulloso su estrella a Jack. El hombre solo reía en voz baja, definitivamente era un niño.
ꟷ Es una grandiosa figura, Kurt, deberías guardarlas si quieres que te duren. – tomó con cuidado una de las creaciones del contrario, para verla de cerca.
Realmente se miraba feliz, y un peso se quitó de sus hombros por un tiempo. La mañana siguiente, todo volvió a repetirse. Kurt vio con tristeza como dejaba de formar parte, poco a poco, de ese lugar, y le frustraba tanto que algo en su interior le dijera la misma frase, frase que terminaba obedeciendo contra su voluntad: “no los necesitas”.
Estaba llenándose de tanta impotencia, incertidumbre, casi se maldecía a sí mismo por todo eso, como deseaba no ser así, como deseaba que todo volviera a ser como antes, o al menos, deseaba tener el valor para hacer todo eso que desea.
Negro.
La noche había llegado al asilo, todos estaban comenzando a dormir, nadie debería estar a esas horas fuera de su habitación, pero él necesitaba hacerlo, necesitaba hablar con alguien, quería quitarse de encima todo lo que Kurt estaba sintiendo. Ver a su anfitrión así lo dejaba… muy mal.
Varios golpes recibió la doctora en su puerta, estaba confundida por la hora, ella solo estaba terminando algunos reportes de rutina al recibir esa intromisión, pero no podía dejarla sin atender. Y vaya que fue una sorpresa ver el rostro de Kurt al abrir la puerta, sus ojos lagrimeaban demasiado, y destellos morados podían verse en ellos. Kurt no estaba bien, y por eso mismo, ese “Kurt” estaba tan devastado.
ꟷ Señorita Lydia… ¿hay cura para la soledad? – no podía soportar ver a su hijo con esa cara, sea o no el “original”, quiere ayudarlo, siente esa necesidad. Le dio su más gentil sonrisa, para abrir la puerta de su consultorio.
ꟷ Si eso existiera, Kurt, yo sería la primera en tomarla. – el hombre entendió el mensaje, entrando con algo de pena al pequeño cuarto.
<< Bitácora de investigación: ¿? / ¿? / ¿?
Parece ser que Kurt tiene algún tipo de trastorno de personalidad fusionado con sus alucinaciones. Esta personalidad de presentó como “E”, y me comprobó muchas de mis ideas, hay más como él, pero no me dijo el número exacto. Es un chico tranquilo fanático de los dulces y el arte realista, pero no habla mucho, le di una pequeña pizarra para que pudiéramos comunicarnos, pero solo daba respuestas cortas: sí, no, tal vez, aquí, allá, Kurt, verdad, mentira. Tiene un vocabulario amplio, sabe leer, escribir, dibujar y parece que él es el motivo por el físico de Kurt, me dijo que no le gusta comer, pero tiene muy buena condición física ya que odia el contacto físico y huye de todo el mundo.
Seguiré investigando de él, aunque puede que no saque mucho, sabré como lidiar con él si vuelve a aparecer. >>
ꟷ ¿Puedo preguntar algo, E? – el chico comía con emoción una dona de fresa, pero sus ojos fueron a la doctora, quien tomaba discretas notas del comportamiento de “E”, llevaba varios días viéndolo en su puerta por las noches. – Es sobre… la personalidad de ojos rojos. – la seriedad de “E” se notaba hasta en el ambiente cuando mencionó ese color.
Borró la pizarra, para hacer dos simples trazos en ella, el gris blanco solo mostraba una letra: “D”.
ꟷ ¿Ese es su nombre? – afirmó con la cabeza, dando otra mordida a la dona. “E” comenzó a escribir en la pizarra otra vez. La palabra “violencia” se dibujó, alarmando un poco a Lydia con eso. Debían tener cuidado…
Ya no quería hacer más preguntas, quizá todo se saliera de las manos de ser así. Esas pequeñas sesiones ayudaron un poco a Kurt, y a ella le hacía feliz eso, pero… no duró nada.
Esa misma noche, “E” iba de regreso a la habitación, hasta que su mirada logró divisar otra silueta, ¿quién más estaría despierto a esas horas…? Una linterna, sujeta de la mano por el artista, dejó clara la respuesta a eso.
ꟷ ¿Kurt? ¿Qué haces fuera de tu habitación a estas horas? – logró ver un pedazo de dona en su mano, no pudo evitar reír por eso. – Un bocadillo nocturno, me imagino, provecho. – silencio incómodo se hizo entre ellos, “E” por no ser fan del habla, Jack por la pena de tener algo que decir.
Kurt terminó su dona, y pronto se iría, pero el repentino agarre de Jack sobre su brazo lo detuvo, e hizo enfurecer a la otra “parte” de Kurt. Furia roja desprendían sus ojos.
ꟷ Escucha, Kurt… estos días han sido algo tensos, y creo que te sientes mal por el asunto de que ahora yo tengo el taller, pero. – Kurt se arrebató de él, primer signo de alarma que notó el más alto. – Kurt, ¿te ocurre algo? Has actuado muy raro últimamente. – intentó tomarlo con cuidado del hombro, pero todo giró muy rápido.
Estaba contra la pared, el antebrazo de Kurt se empujaba contra su garganta, y una sucia e hipócrita risa salió de sus labios.
ꟷ No hables de algo que no conoces, pequeño. – podía verlo, ese brillo rojo no era normal en Kurt… quizá… solo le sostuvo la mirada. – Solo calla, lo que nosotros sintamos es cosa nuestra, pero me sorprende que sigas sin entender que todo esto es tu culpa. – una ceja alzó, el enojo en Jack crecía.
ꟷ ¿Mi culpa? ¿Qué dices? ¿Quién eres? ¿Dónde está Kurt? – sus preguntas fueron detenidas por más presión sobre su cuello.
Algo dentro de Jack quería salir, golpear hasta dejar inconsciente a este individuo, rabia burbujeaba en su estómago.
ꟷ Nos robaste todo, idiota, ¿realmente creías que nos íbamos a quedar callados? Estamos hartos de esta soledad inmunda. – su antebrazo fue cambiado por su propia mano, Jack estaba entre furioso y confundido con la actitud de ese sujeto, y asqueado de esa falsa sonrisa. A Kurt no le queda sonreír así. – Eres un estúpido hipócrita, solo querías eso, supongo, ¿tanto necesitabas atención, querido artista? – Jack forcejeó, sujetando con fuerza el brazo ajeno.
ꟷ ¿Quién fue… el que aisló a Kurt todo… este tiempo…? – el rostro en “D” cambió totalmente, a uno de frustración. Con rabia, un golpe dejó en la cara del artista, para bufar con tirria.
ꟷ Eres un jodido idiota, solo aléjate de nosotros, estamos hartos de vivir solos por tu culpa. – tras su numerito, se fue de ahí sin escuchar las objeciones de Jack.
Si algo así está dentro de Kurt, Jack no quiere preguntar, pero definitivamente lo odia, Kurt jamás se sentiría así, es una de esas personas que te cuenta hasta lo más tonto, si se sintiera desplazado, lo diría… ¿no?
<< Quiero a ese estúpido muerto >>
Algo dentro de él gritaba, pero no podía hacerse, de hacerlo, lo dejarían en ese lugar más tiempo, además, le guste o no, es parte de Kurt, no matará a su amigo por culpa de sea quien sea ése…
Pronto, más días de soledad se adueñaron de Kurt, pero ella lo impediría, podía hacer algo para detener ese sentimiento en Kurt… hasta que cierta noticia termino devastando sus esperanzas en eso.
ꟷ ¿Dejar que se vayan…? – la noticia la tenía en shock. – No podemos dejar que pacientes sin el tratamiento finalizado se vayan, eso solo provocará que se hagan daño allá afuera. – ella quería detener a sus superiores, quienes se llevaban sin piedad todos los registros que ella había escrito.
ꟷ Lo sentimos, doctora Jones, pero es lo necesario, después de todo, la guerra sigue, necesitamos soldados, quizá no sean cuerdos, pero si pueden obedecer órdenes, servirán. – frustración, dolor, furia, impotencia… Lydia Jones se sentía en el infierno con todo eso.
Muchos registros de salida tuvo que firmar falsamente, tuvo que ver como el asilo se iba vaciando poco a poco, se veía tan vacío…
ꟷ ¡No te vayas, hermano Jack! – el pequeño Robbie lloriqueaba, aferrándose a la pierna del más alto.
ꟷ Lamentablemente debo hacerlo, ya dijeron que estoy sano, así que me toca hacer mi vida afuera. – parece que nadie quería que se vaya.
Con una triste atmosfera, Jack se despidió de todos, pero sonriente, nunca olvidará todos esos rostros, quizá los plasme en pinturas cuando vuelva a su trabajo habitual. Tracy, Lisa, Robbie y Kurt lo fueron a despedir hasta la puerta, claro que no fue fácil… y no sería el último en irse.
Uno a uno, o varios a la vez, el lugar se fue vaciando. Había demasiadas sillas vacías, y muchos de los doctores ahí comenzaban a ser despedidos, el lugar comenzaba a colapsar a un ritmo alarmante.
Ya no quedaba casi nadie, más doctores y agentes que pacientes, entre ellos, Kurt, quien intentaba hacer una figurita con la envoltura de un dulce que estaba degustando.
ꟷ Kurt. – Lydia llamó su atención, tenía una triste noticia que darle… un papel rosado estaba entre sus manos. – Kurt, yo… ya no podré atenderte más. – y el horror se dibujó en su rostro.
ꟷ Pero, señorita Lydia. – de pie se puso al acto, quería detenerla, eso no puede ser verdad, sin embargo, la pena en su rostro le decía lo contrario.
ꟷ Casi no hay pacientes, tantos doctores no son necesarios… pero te prometo que estaré afuera, esperaré por ti, y buscaré a los demás, hay quienes no han terminado sus tratamientos. – una gentil sonrisa le dio, pero no pudo calmarlo en lo más mínimo.
Los ojos del adulto estaban llenos de lágrimas que se negaba a dejar salir, a Lydia solo le dolía el corazón verlo así. Con cuidado, fue hasta a él, para darle el que sería, seguramente, su último abrazo.
ꟷ Sé fuerte, pequeño, nos veremos en el mundo real, puedo asegurarlo. – acarició su espalda, para dejarlo libre de ella.
¿Por qué todos se iban? ¿Por qué sus amigos fueron sacados de ahí? ¿Por qué siempre le quitaban a la gente que era buena con él? Se hacía esas preguntas recostado en su cama… ya no quería vivir.
Un enorme grito de frustración salió de su boca, todos en el asilo consiguieron escucharlo, su llanto ya no contenía, con ira golpeaba su rostro.
ꟷ ¡Estoy harto! ¡Estoy harto! ¡Odio esto! ¡Odio todo! ¡Me odio! – sus gritos se volvieron jadeos por el llanto, no quería ni secar sus lágrimas, ¿qué más debe perder? – Vida… ¿qué más quieres de mí? – estrujó sus manos contra sus ojos.
Los doctores que restaban en el asilo eran crueles, los obligaban a seguir ahí, así que se desquitaban con los pocos pacientes que quedaban, los cuales se siguieron reduciendo, hasta que solo quedó el paciente N°93, Kurt Frank.
Su cuerpo lleno de moretones, heridas, cicatrices que nadie cuidaba, que nadie veía con preocupación, que nadie asistía, a esos médicos solo les importaba su paga a fin de semana, no el cómo se sentía Kurt.
Nuevamente viendo a la nada en su cuarto, un nuevo moretón en su ojo le impedía encender la luz. El alegre explorador Kurt Frank… se había extinguido hace tiempo. Se sentó en la cama, para observar sus pies sin propósito alguno.
ꟷ Me quiero morir. – soltó sin más, mirando sus dañadas manos.
<< Mátate >>
Sonrió ante esa idea, una risa muy falsa salió de su boca. Sus manos apretó en puños, para golpear algunas veces su propia cabeza.
ꟷ ¡No tengo el valor para algo así! – miró al techo, quizá era Dios quien le insistía en suicidarse.
<< Solo hazlo, al final del día, ¿para qué mierda te sirve seguir vivo? Solo sufres y te quejas, venga >>
Otra risa. Las luces se apagaron de forma súbita, dejando todo el asilo en una cegadora oscuridad.
ꟷ ¡Luces fuera! – se escuchó en el lugar.
ꟷ ¿Tanto deseo morir? – se preguntó, conociendo la respuesta a eso. Sonrió nuevamente, para ponerse de pie.
Difícil no fue tener la idea de que haría. En anatomía básica sabes que cualquier daño en el cerebro podría ocasionar la muerte.
Sabe donde está la oficina de los guardias gracias a que ellos suelen abusar de él seguido, solo por aburrimiento de ellos, no se le complicó llegar. Esos cerdos veían una diminuta televisión, se supone que deberían estar cuidando la seguridad de quienes están dentro de las instalaciones. Por esa misma negligencia, Kurt pudo fácilmente robarles una pistola, la cual corrió a esconder en su habitación.
La puerta cerró con llave, para volver a encerrarse en el baño de la habitación. El foco tintineaba, era complicado verse en ese espejo hecho fragmentos, pero le sonrió, de forma honesta en mucho tiempo. Había algo extraño, los pedazos que reflejaban sus ojos los mostraban de diferente color, uno de dolor totalmente morado, otro, de un color rojo casi fantástico.
Ignorando lo extraño de eso, y lo maravillado que estaba, el arma puso contra su sien derecha, conteniendo algunas lágrimas en el proceso.
<< No lo hagas >>
<< ¡Dispara de una buena vez! >>
<< ¡No escuches, piensa bien! ¡Lydia, Jack! ¡Tracy, Robbie! ¡Todos estarán perocupados por ti! >>
<< ¡Las mismas personas que te abandonaron! ¡Las mismas personas que te dejaron por un estúpido pintor de cuarta! >>
ꟷ ¡No hables así de Jack! ¡Yo sé que él no quería hacerlo! – las voces guardaron silencio… ¿él les había respondido? – Ya no quiero estar solo… estoy harto… me da asco esto en lo que me he convertido… solo quiero morir para dejar de sentirme como una lacra de quienes los demás se aprovechan… solo quiero dejar de sentirme así. – lloraba con fuerza, estaba en su límite.
<< Sabes lo que tienes que hacer >>
Y Kurt sonrió, una pequeña risa soltó, mientras secaba con poca fuerza de voluntad las lágrimas en su cara.
ꟷ Lamento ser tan penoso, chicos, seguro sienten asco de formar parte de alguien como yo. – las voces volvieron a guardar silencio.
<< Kurt… >>
<< Espera >>
ꟷ Lo siento… en verdad lo siento… yo quería ser el mejor explorador del mundo, seguro ustedes también, ¿no? Somos la misma persona, al fin y al cabo… - el seguro retiró del arma, las voces entraron en pánico. – Hasta nunca, E, D, los quiero, chicos… gracias por no dejarme totalmente solo. – y un retumbido fue lo último que se escuchó en el asilo, antes de que las sirenas se encendieran.
En un museo de Estados Unidos, esa misma noche, el guardia de seguridad del lugar cuidaba como habitualmente, hasta que una extraña figura se apareció en sus rondas… era un hombre alto, barba en candado adornaba su cara, su piel estaba algo quemada, pero era blanca, y vestía un traje negro muy elegante, junto a una camisa roja de manga larga.
ꟷ Señor, el lugar está cerrado. – fue ignorado brutalmente, así que decidió acercarse a ese espejismo. – Señor, debe irse. – pero no dijo nada más.
El lado derecho de ese sujeto… su ojo era totalmente negro, no había retina, iris o pupilas, todo era totalmente rojo, y una larga cicatriz asemejaba la fragmentación en el rostro de ese hombre… estaba sintiendo miedo…
ꟷ Esa espada es preciosa, ¿sabe? La vamos a tomar. – lo había dicho con tanta confianza, y con una gran sonrisa en su rostro. El guardia volvió en sí por eso.
ꟷ ¡No puede llevarla, señor! ¡Es propiedad del museo! – lo sujeto del hombro, tirando del sujeto para afuera del museo, o eso intentaba. – Llamaré a la policía, debe irse. – pero pronto ya no pudo moverse.
Frío, tenía frío, su cuerpo colapso en el suelo, mientras sentía como el largo filo de la espada de deslizaba fuera de su cuerpo. Aquel espectro veía el arma fascinado, y de dos zarpazos, logró quitar la sangre excesiva de ella.
ꟷ No es propiedad del museo, como puede apreciar, esta espada nos ha pertenecido todo este tiempo, así que nos la llevaremos. – solo se regresó por la blanca funda del arma, y abandonó el museo al momento.
Solo una hora después, el mismo espectro estaba llorando con la espada a sus pies, estaba recargado en el muro de algún pabellón estadounidense, su ojo rojo ahora era totalmente azul, igual que su traje, la camisa pasó a ser color blanco.
ꟷ ¿Qué hice…? Dios, soy un monstruo ahora. – seguía llorando, hasta que el tacón de unos zapatos de vestir logró hacerlo alzar los ojos con temor.
De pie se puso, tomando el arma entre sus manos. Era un hombre de traje, pero sabe que quizá sea como él… su piel pálida y esas marcas negras en su piel… no tenía otra explicación.
ꟷ Supondré que es la primera vez que matas a alguien, ¿no es así, Kurt? – el hombre de barba más grande no dejaba de acercarse a él.
ꟷ ¿Cómo sabe mi nombre? – estaba temeroso, ya teniendo a esa aparición a metros de él, se detuvo, y un pequeño sobre le entregó.
Confundido, el nuevo espectro lo tomó entre sus manos. El visitante parecía impaciente, así que se apresuró en leerla. Era una invitación, o algo semejante a eso, con su nombre, un mensaje de disculpa, y una dirección a un lugar que jamás había escuchado.
ꟷ ¿Vas a aceptar la oferta? – el otro ladeó la cabeza, Kurt seguía procesando todo.
ꟷ Yo… no lo sé, no sé que hay en ese lugar para mí, preferiría estar muerto. – bufó, su acompañante suavizó su gesto, quizá entendía ese sentimiento.
ꟷ La mansión es un lujo de aventuras y cuentos, puedo asegurarte de que jamás te vas a aburrir, además. – media vuelta dio, para colocar sobre su cabeza un sombrero, del mismo café que su gabardina. – Algo me dice que te hará feliz ver a ciertas personas ahí. – un suspiro dio, solo era un mensajero, no tenía que esperar nada. – En fin, te dejo que decidas, yo me retiro, un placer, joven Frank. – se fue agitando su mano.
Kurt observó un segundo la carta… quizá, solo quizá… su muerte tendría más sentido que su vida… además, si hay personas que lo conocen, quizá así pueda conocer más de sí mismo, más sobre como murió, o quien fue en vida, fuera de los vagos recuerdos que tiene.
ꟷ ¡Espera, voy contigo! – y el mensajero obedeció, esperando que el más joven le alcanzara el paso.
Tras un tiempo de viaje, la mansión se abría ante sus ojos, estaba ansioso por saber de que iba todo ese misticismo con las invitaciones.
ꟷ Según el dueño, todos tenemos un “título”, por decirlo así, y debemos ser llamados así, al menos mientras el dueño así lo ordene, él fue quien los puso. – explicó Servais, antes de entrar al lugar.
ꟷ De acuerdo, ¿sabes cuál es mi título? – tenía mucha curiosidad. El Ilusionista sentía que habían traído un niño a la mansión.
ꟷ Nephilim. – fue lo único que dijo, para proceder a abrir las puertas. – Es hora de que te presentes con todos, ahora eres un cazador. –
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