Tumgik
#cagarendios
amargotropico · 4 years
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La ineficacia mordaz de vivir
Me preguntó de manera recurrente, en medio de este verano pandémico, si vivo una crisis en el encierro, una frustrante existencia de clase media, o, de otra manera, vivo solo simulaciones reales y cibernéticas que apenas delatan lo que es la realidad. Ir a la tienda o sentir los hoyos en la bicicleta parecieran a veces tan ilusorios momentos como comprar algo por internet o acceder a Youtube, la televisión abierta del siglo XXI.
Estas preguntas que parecieran no tener ningún sentido, ni pies ni cabeza, se han detonado en recurrentes momentos dado mi inevitable emocionalidad humana y añeja. Por ejemplo, cuando hace más o menos diez años limpiaba los pisos y las camas de un hospital ginecológico en el turno nocturno, de 8 de la noche a 8 de la mañana, tres veces por semana. Era un buen trabajo, pese a lo coprofílico que en ocasiones podía ser. Una noche llegué a la oficina donde se asignaba el trabajo por el resto de la jornada y me enteré que en las covachas de almacenaje, donde se guardaba escobas, trapos y demás utensilios para la limpieza, había muerto un jefe del turno anterior. Se había acostado y simplemente no despertó. Era común que los intendentes tendieran un cartón y tomaran una paca de jerga como almohada para echar la siesta. Todo eso me voló los sesos. Fui movido por el morbo a ver el lugar de su muerte, había unas flores y dos o tres veladoras. Alrededor todos bromeaban y reían, nada se detuvo por su muerte. La limpieza, el humor, el día siguió. Tal vez quien lo descubrió vivió una sacudida, seguro su familia estaba triste, pero la vida laboral no paró. El sujeto, a quien apenas vi un par de ocasiones, murió sin lamentaciones ni exabruptos, así como vivió. Burócrata durante 30 años hasta su muerte, a nadie le importó si fue libre o feliz, no era el mejor en nada, pero tampoco el peor. Y listo.
Estas miradas de lo más despiadadas, tanto mi juicio hedonista de la emoción, como la de una realidad que no acepta cambios ―en la cual nada ocurre ni nada perturba el orden mundial, ni la bolsa de valores, ni la gravedad, ni las leyes cuánticas―, estas miradas son lo que se puede denominar la ineficacia mordaz de vivir.
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Anonymous © Stuart Paton 
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