Mi corazón lage tan fuerte que a cada paso lo siento rodar por mi piel, entre tu aire. Te miro de reojo, mientras llevo entre mis mejillas el calor carmín de tus dedos cuando te inclinaste hacia mí a recoger mi llanto. Y mi boca baila entre respiros por el aire de tus labios. Es una calma y una inquietud la que me invade entre tus miradas. (Nos acercamos al portón de mi casa y en corredor hay unas amapolas que se mueven con la brisa entre la noche).. y solo quería detener el tiempo y estar así; cerca del aire que respiras, sintiendo el calor de tu vida y cuerpo al lado del mío, platicar entre silencios y algunas sonrisas. Busco palabras en mi boca, pero tú hablas y las tomas. Creo que es la primera vez que me siento en un hogar, y la fragildad me hace llorar y guardar silencio. Abri la puerta y te invitó a seguir con el alma en los ojos. Me miras y sonríes, -¡por Dios en tu sonrisa está mi corazón...! - mi voz se hace un tejido en mis dedos. Caminas hacia mí, doy unos pasos adelante, unos pasos más hacía mi propia desnudes. Tus ojos curiosos recorrer los cuadros, la piedritas y cada detalle que representa una porción de mi tiempo y gustos. Tus ojos curiosos e inquietos buscan los míos, ansías tomar mis palabras. Me acerco a la habitación, te invito con un rubor apresado a mi castidad e inexperiencia entre un mar de nervios tiernos. avanzas hacia mí. dulce me tomas en tus brazos, dejas caer tu nariz entre mis mejillas y respiras ahogando tus besos. Muerdo el aire que se nos escapa. Tus ojos prendidos de luz y oscuridad temen por mí, y yo temo por ti. Me adelanto a tus palabras que pueden hacer de mi un rosal prendido y a la defensa..
- "¡por favor no me llames angel.. no..! no me prendas luceros o me dictes destrezas o virtudes no humanas. Mira mis ojos y ve como arden entre huesos y piel, como me consume los vicios y males, como puedo ser celosa, vanidosa y egocéntrica. Vee en mí un corazón tan humano y lleno de poesía que ando despacio y recorro el silencio en las noches.. que atesoro algunas virtudes más aun son tan pocas para todo el mar que contengo. Por favor no me digas ángel que me llora el alma ansiosa y rota que te habla en esta suplica" -
Tus ojos curiosos comprendían sin saberse explicar,
- ¿pero como..?
Musitas dulcemente.
Lleve tu mano a mi corazón y te sonrio. tomas mis plumas en tu lengua y piel. Tus labios tibios danzaban en los míos, tus dedos suaves entre la seda de mis jadeos y suspiros. Sueltas mi camisa y sudadera, desabotonan tus manos los broches del sostén, lames mis pechos con la punta de tu lengua mientras tu nariz como un torrente de lluvia sopla entre cada poro, muerdes con delicia y ternura. Mi alma en tus labios. Mis dedos trenzados a tus cabellos, mis piernas tu cintura, tus manos desnudando tu piel y tu latir a tu alma. Busco tus labios y los beso nuevamente. El aire de tu boca como un clavel en mis orillas, el fuego de tu mirada. Apreso mis piernas a tus palmas, me llevas a ti. besas mis hombros, mientras mis besos caen en tus mejillas, te sientas sobre la cama. me tomas despacio, me trenzo a tu aire. Me acerco sin dejar espacio entre tus vellos y los míos, abro las piernas para sostenerme sobre tu cintura. El aire se vuelve tu latir. Mi corazón abierto en tu mira; (te cuento una a una las lágrimas que derrame en la soledad de mi infancia, las veces que desee morir por mis manos y como él dolor me redujo a la mañana siguiente. mis latidos te cuentan a medida que crecen de las sonrisas que aun guardo, de mis metas y ambiciones, de mis ideales y fe en la humanidad, de que me gusta el color del trigo cuando cae la tarde, que me hacen reír como caminan los patos y lloro con los finales felices, que soy terca, orgullosa y sombría, que no me gusta el color rosado y mucho menos ser un querubín, que soy de carácter recio, y que no sé cómo no ser de otra manera.. y tus latidos me dicen; que dedicas noches a la soledad, que te mantienes de sueños, de la brisa en las olas, que desde niño tienes la costumbre de cantarle a las odinas los poemas de tu alma, que guardas tu llanto en las hojas como perlas en la arena, que se te quema el último hotcakes, que te gusta el piano y tararteas sus notas mientras escribes, que tus enojos reducen todo a polvo y tu ardor es lo que sabe reverdecer, que prefiera una tarde entre libros que una día fuera de casa).. Sonreímos. Tus dedos por mi espalda como gotas de miel. Tus ojos en los míos, me aferre a tu cadera lentamente mientras en mi interior tu vida late con fervor y dulzura, me amarro a tus dedos y me guías, te abrazo a mis labios y te guío a mi aire..
Dormir a tu lado se convierte, entonces, en poesía
Te miro*
noventa y nueve veces al día
como si tú fueras lo único que se interpusiera
entre la realidad y mis ojos,
te conviertes en un filtro
y digo que a través de ti
el mundo se ve más bonito.
«Caminas descalza como si supieras de qué está hecho el mundo y quisieras darle forma con la curva de tus pies, bailándolo a tu antojo como bailas mis días, haciendo que al resto se nos claven tus huellas en lo que nos queda de ojos después de mirarte, y no podamos sino seguirte/ A veces sonríes, y el mundo se abre con tu boca, como cuando bostezas y tiras por la borda cualquier amago de abandonarte, porque la paz está ahí, entre tus dientes, cuando me muerdes el corazón y te lo tragas, y yo respiro/ Y son cien las veces que yo te miro de vuelta preguntándome qué diablos será eso que te convierte en cielo y despeja mis tormentas, que te hace sujetarme cuando decido precipitarme o dejarme la garganta en mil silencios/ — preguntándome qué diablos tendré para ser () lo que ves cuando miras al mundo —/ — así pasa ahora, que te llevo a todas partes —, te vuelves algo así como un animal salvaje pero tierno/ — tú que lo único que tienes de final es todo lo bonito que viene después — y entonces caigo rendida, vencedora, libre, con el alma aún entre tus dedos/ y es entonces cuando entiendo lo de soñar sin dormir/ Quién me iba a decir a mí que ibas a llegar a mi corazón entrando por la boca/ Conviertes las mil maneras que existen de huir en mil maneras de quedarse contigo».
*
Elvira Sastre, Cuarenta y tres maneras de soltarse el pelo
Taller1: Cartas para mi abuela que nunca supo (Camilo Mutis y Álvaro Benítez)
Taller2: Placer, oralidad y deseo: Una reflexión sobre la poesía y el sonido como dispositivos sexo-afectivos (María Ovelar, Sara Martínez y Celia Martínez)
Taller3: Bordando sexualidades: la lencería como segunda piel e intimismo textil (Colectivo Fibra)
A donde iré sin tu sonrisa
los días en que la vida no sea tan especial...
#Messieral #Poesía #Poema #Vida #Wordpress
Tanta paz quizás sea demasiada paz,tanto silencio al despertar,tanta gratitud, tanta claridad;tan escasa voluntad de aceptarque al dejarte me hubiese querido retractar,a donde iré sin tu sonrisalos días en que la vida no sea tan especial…
Tanta paz quizás sea demasiada paz,tanta soledad muerde la intimidad…
— MESSIERAL
Photo by mendez
Acerca de “Poesía Messieral”
Poemas, canciones e…
Quiero escribir un poema hasta que me alcance, un poema a estas horas de la noche, un poema que sea bien recibido y que se me entienda, un poema a estas horas de la madrugada y que sea bien recibido. Un poema a quien yo no conozca, un poema que se detenga cuando avance la muerte que pare en una ciudad extraña que llegue a cielos inocuos a solsticios inalcanzables a un espacio de gente rara que no…
Ahogame con tus piernas, y hazme volcar en las curvas que llevan a tu V.
Dame el sonido maestro, la melodía que se queda en el cerebro, y que no saldrá nunca.
Ámame y ódiame con todo tu ser. Escribí sobre mi, dale, sin miedo, hacelo sin temor; llámame daddy y también "mi amor".
Dame de tu heavy love. Haz que mi ansiedad tenga tu nombre, y que me vuelva loco ver tus fotos en rojo, y tus vídeos con sonidos celestiales.
Volveme loco, dame delirios, hazme poesía y también maldición.
Dame tus mejores sonidos de placer, aquellos que nadie puede escuchar.
Invitame a tu habitación en la tarde cuando nadie más está en casa y baja, llenate la boca, sé mi loca, mi zorra.
Dame de tu heavy love, don't let me down, fuck me meanwhile we are scaping far away.
Mi diosa, bendice con tus besos en mi cuello, y con tus manos halando mi cabello todo mi ser; sé mi mujer, también mi secreto. Consumemos todo en una noche de enero, para que en febrero seamos nosotros el mayor enigma del mundo.
Sé mía, de noche, también de día.
Sé mi lujuria, mi alegría.
Dale más color a mi vida.
Sé mi escape y también mi callejón sin salida. El todo y la nada; muerde mi almohada, nena, que nada te frena.
Anoona: -Tus ojos se llenan de lágrimas y a mí me duele haber sido la causa. Quiero ser tu deleite, tu sueño, tu realidad, tu piel, tu cuarto mundo... No quiero ser quien te haga llorar. Te muerdes el labio inferior y yo me caigo a un abismo sin final. Pero dices no olvidarme ni en siete vidas y eso me lleva a cerrar los ojos durante un segundo cuando la magia de la risa se me rompe en la garganta a la vez que las lágrimas. Aguanto todo lo que puedo, mirándote a los ojos después de recibir ese beso en la frente. Te tomo las manos, tan blancas y suaves, grandes, delicadas, curativas.- Ni en siete vidas se ha visto un gato con tanta suerte... -Digo porque siempre me lo dices, pero siento rabia porque no quiero dejarte aquí. Te llevo de las manos hacia el baño, mirándote con impotencia porque no sé cómo hacer para encontrarte en todas mis vidas. ¿Y si solo tengo hoy para vivirte hasta morir? Esto es una despedida.-
Alan: -Te ríes y yo sonrío porque tu risa es como la calma que precede a cualquier tempestad, o la calma que queda después de que una ola arrase con todo... Es espiritual, mágica, salvaje, real, pura, infantil... Tu risa podría ser descrita de mil maneras y a la vez de ninguna. Coges mis manos y yo cierro los dedos sobre las tuyas, apretándolas suavemente. Me recuerdas mis propias palabras, las que te dije el día que nos conocimos, y las que deseo que no olvides nunca. Tiras de mis manos y yo te sigo. Me gustaría pedirte que me esperes, que vueles conmigo a Londres, pero no soy nada tuyo ni tú eres nada mío, solo somos dos personas que se han encontrado en un lugar equivocado-. Eso no lo olvides nunca... -Digo pidiéndote así que no te olvides de mí-.
Anoona: -Esa es tu forma de pedirme que no te olvide y yo que no quiero olvidarte, siento que te estoy condenando al olvido.- Sabes que no debimos cruzarnos nunca, ¿verdad, daktari? -Pregunto aunque estoy saltándome esa línea al llevarte conmigo al interior del baño, donde cierro la puerta y te suelto las manos.- ¿Qué harías si hoy fuera el último día del mundo? -La ira se fusiona con el placer que siento, con el dolor, con la felicidad de que estés aquí. Todas esas sensaciones no encajan en ninguna palabra que conozca. Simplemente, existen.-
Alan: -Me dices que sé que no debimos cruzarnos nunca, y bajo la mirada, porque me duele esa pregunta, aunque sonrío cuando me llamas así-. Pensé que ya no ibas a llamarme así... -Digo volviéndote a mirar. Pienso en lo que me has dicho. Para mí todo el que se cruza en la vida de alguien es porque debe hacerlo, independientemente de lo que pase después. Me llevas al cuarto de baño y cierras la puerta-. Debimos cruzarnos. -Te digo sonriendo aunque siento que aún hay lágrimas en mis ojos. Sueltas mis manos y me haces una pregunta. Me gustaría aprender a quererte, estudiar como se cumplen tus sueños, leerte muy lentamente... Enseñarte a extrañarme, escribirte mi poesía más honesta, pero ante todo si me dejaras, darte una vida con más sumas que restas, pues solo quiero tenerte a mi lado. Por un momento, me imagino como sería mi vida contigo-. Amarte... -Digo sin pensar, poniendo mis manos en tu cintura, para cerrar los ojos y acercarme a tus labios. Esa palabra tiene muchos significados, pero entre todos ellos, tú puedes escoger el que más te convenga. El literal, o el que conlleva a un acto carnal-.
Anoona: -No te gusta oír que no debimos cruzarnos... pero la verdad a veces daña. Me hace sonreír escuchar que pensabas que no te iba a volver a llamar así. Ojalá alguien parase los misiles antes de que estallasen. Ojalá saltaran por los aires como estrellas fugaces que cumplen deseos en vez de destruirlos. Ojalá no existiera la pobreza en el mundo, ni el hambre, ni la ausencia... Ojalá no hubiera traficantes, ni explotadores, ni enfermedades... Ojalá. Pero todo lo que cabe en un "ojalá" son deseos de cosas imposibles. Y tú elegirías amarme si fuera el fin del mundo. Tus manos en mi cintura me dan el impulso y yo llevo las mías a tu pantalón porque te quiero aquí y ahora.- Es el último día del mundo. -Te digo aunque no te lo esté diciendo con claridad... Es la forma metafórica que tengo de decirte que me ames ahora porque no habrá más días: este, es nuestro fin del mundo.-
Alan: -Siento un escalofrío cuando siento tus manos en mi pantalón, pero sobre todo cuando me dices que este es el último día del mundo. El mundo se acaba todos los días, es algo que aprendí hace mucho, por eso no podemos quedarnos con las ganas de nada, debemos de atrapar cada momento, recolectarlo para que haga peso y de fruto en nuestra memoria, luchar contra cualquier adversidad, ser nosotros mismos siempre. Si se acaba el mundo yo quiero acabarlo contigo. Atrapo tus labios con los míos, y meto las manos bajo tu camisón de hospital para acariciarte la piel desnuda de los muslos, al mismo tiempo que hundo la lengua en tu boca para besarte, lenta pero intensamente, sintiendo los ojos llenos de lágrimas bajo mis ojos cerrados-.
Anoona: -No sé decir adiós... Da igual en qué idioma lo intente... Podría decírtelo en tu lengua y que me entiendas, en la mía y que nunca sepas qué significa... podría hablarte en árabe o en una lengua bantú... pero prefiero comerte la lengua sin más. Te desabrocho el pantalón sintiendo tus manos en mis muslos, los cuales separo para dejarte espacio dentro de mí. Ojalá tuviera tiempo para contemplarte desnudo otra vez y memorizar cada tramo de ti. Me ahogo en el apasionado beso que me das... el mismo en el que me siento de nuevo viva, fatigada y hambrienta. Te bajo los calzones preguntándome por qué tendrás que llevar tanta ropa.-
Alan: -Me desabrochas el pantalón el cual me bajas mientras me besas, separando los muslos, entre los que yo meto mi mano para acariciarte la piel sensible, suave y húmeda de tu sexo el cual percibo caliente y sedoso en mis dedos. No puedo respirar mientras nos besamos, y siento vértigo cuando me bajas los calzoncillos. Lo haces con tanta rapidez y fuerza que me haces daño, pero no importa. Tienes prisa, parece que crees que el mundo se acaba de verdad... Puede que se esté acabando fuera y que cuando salgamos, ninguno de los dos tengamos a donde ir, por eso aparto mi mano de entre tus piernas, y las saco de debajo de tu ropa para sujetarte por la cintura. Me suelto de tu beso aunque me cueste, y siento los labios adormecidos y latiendo, cuando abro los ojos. Cojo tu mano y tiro de ella al mismo tiempo que me muevo en el pequeño bajo para tomar asiento en la taza del wáter, cuya tapa bajo antes de hacerlo. Mirándote desde abajo vuelvo a tirar de tu mano para que te subas encima de mí-.