Esa noche el demonio de la lujuria llevaba un desastre emocional encima y no quería pensar mucho en ello, no obstante era inevitable hacerlo. Como muchas e incontables veces, había ido al encuentro de uno de sus tantos juguetes de entretenimiento y cabe decir que no la pasó mal, definitivamente sería delito decir que fue un día desperdiciado porque se le escapó entre las manos con rapidez y más por los hábiles dedos que lo tocaron, brindándole el mayor de los placeres y haciéndole llegar al éxtasis en poco. El problema vino después del acto sexual. ❝ No me interesa.❞ — fueron las palabras que repetía cual disco rayado y sin aportar nada nuevo, comenzó a prepararse para largarse de esa lujosa habitación de hotel. El chico era agradable, buen porte, elegante y bien dispuesto, hasta podría catalogarlo como el mejor de los amantes que ha tenido pero se volvió costumbre que echaba todo a perder cuando recitaba sus palabras cargadas de amor hacía un ser como él. No, no deseaba formar parte de ninguna fantasía amorosa con nadie y así lo había dicho desde cierta ocasión, una ley que se impuso por años y años; nadie se atrevió a llegar tan profundo en cuanto a lo sentimental... nadie además de Sara. Quería convencerse de eso. ❝ Me largo.❞ — el último veredicto salió por sus labios y se despidió con mala cara, poco usual en un ser que disfrutaba del dolor ajeno. El amor... qué tema tan complicado de describir, antes la sola mención del mismo le arrancaba carcajadas llenas de mofa pero los últimos años lo ponía de mal humor, cuando aparecía un nuevo interesado que se le confesaba, las memorias regresaban y aparecían en sus recuerdos un par de ocelos tan rojos como el fuego: Rafael. Qué asco, qué impotencia ¿Por qué no dejaba de pensar en el alado? Cada noche que pasaron juntos tuvo que escuchar sus dulces y suaves palabras, las que estaban cargadas de emociones fuertes, pero curiosamente nunca le molestaron y hasta admitía que se hubo acostumbrado a las mismas. En ese instante, un ardor se instaló en el centro de su pecho y tuvo que detener su andar, cerrando diestra con fuerza y formando un puño. ❝ Mierda, no de nuevo.❞ — conocía el dolor aquel, lo conocía tan bien que aun no concebía la idea de que pudiese estarle pasando de nuevo ¿Por qué ahora? ¿Era porque lo echaba de menos? ¿Era porque odiaba no recibir sus caricias como antes? No entendía, tanto tiempo estando sin verlo y debería ser suficiente para dejar de pensar estupideces, la ausencia tuvo un efecto opuesto en el demonio y el anhelo se volvió pan de cada mañana. Mordió su labio inferior y continúo caminando pero tomó un desvío por un callejón, iba tan concentrado en sus pensamientos que no se percató de que alguien venía de frente y chocó con el individuo, por suerte ninguno de los dos cayó. ❝¿Qué car-...?❞ — al dirigir la vista al hombre con el que tuvo la pequeña colisión, sus parpados parecieron abrirse más de la cuenta y el ardor que antes golpeaba su interior, ahora quemaba como las mismas llamas del infierno. { @daexhwita​​ }