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quiltrocl-blog · 7 years
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Al rock chileno le falta rock
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Por Andrés Urrutia.
Soy muy joven para decir “recuerdo cuando…”, pero hubo un tiempo en que el rock llamaba a las masas, un tiempo en que a través de sus letras hablaban los sujetos que estaban fuera de los círculos elitistas de poder, lejanos a los círculos artísticos que dominaban el plano cultural. Allí se incubaron revoluciones sociales, culturales, amorosas, nuevos estilos de vida, nuevos sentidos que dieron el ritmo de la sociedad post-industrial. Los Beatles experimentaron, los Who derribaron muros, Black Sabbath rompió el canon de lo que era considerado buena música con cada riff. Pero esos tiempos ya pasaron y nos quedan sólo las leyendas.
En una escala geográfica menor, aquí en Chile varios artistas también marcaron las páginas de la historia. Los Prisioneros gritaron lo que el país callaba. Los Tres usaron la recién ganada democracia para experimentar. Y es interesante que el mismo día en que sus legendarios vocalistas pisan el escenario, uno para despedirse de su público, se arme tanta polémica por la falta de rock en la Cumbre del Rock Chileno.
Alegato que tiene algo de razón. Es decir, en un festival que se debería haber dedicado principalmente a dicho tipo de música, contó con más expositores de pop. Raro pero entendible. Después de todo, aunque para algunos sea un misterio, hace rato que nació una gran camada de artistas pop chilenos. Un pop extraño, sin duda. Un pop que apela a las masas (a pesar de que las masas prefieran bailar reggaetón) un pop introvertido, más electrónico que hiphopero (como el pop gringo actual), un pop que le gusta también la trova, un pop que pertenece o que apoya las luchas de la comunidad LGBT y del feminismo. Este movimiento, a pesar de su diversidad, se tomó la Cumbre del Rock, expulsando a una miríada de bandas nacionales.
La reacción a este escenario llegó como ese ventarrón que te salpica de arena en la playa. Los principales argumentos consistían, según mi tremenda investigación etnográfica de un par de días, en lo siguiente: No tienen talento, no tienen discurso, su música es mala, son puros apitutados artísticos. No vengo a rebatir esos argumentos, porque tarde me di cuenta que no tenía sentido pelearlos. Porque no son esas razones las verdaderas, si no que tienen que ver con otro asunto.
Un asunto de vejez, queridos rockeros. De vejez del rock, no de ustedes, no se asusten. Esa vejez en el cuerpo musical hace del rock un ente pesado, como un mamut caminando entre jovenzuelos. Ese peso, esa altura, otorga ciertas conveniencias. Por ejemplo, la de mirar desde arriba, juzgar y etiquetar. “No, la música sólo puede tener las siguientes características: buena composición, buena ejecución, instrumentos analógicos. Todo lo demás no es música”. Entonces el punk no podría haber sido música, porque no tiene ni buena composición ni buena ejecución. Tampoco el electro porque usan sólo instrumentos digitales. Entonces, ¿qué es música?
La verdadera pregunta es: ¿por qué se creen con el derecho de juzgar qué es música y qué no?
El verdadero problema del rockero es que se volvió elitista. Cree que alcanzó la cumbre de la música, donde todo lo que juzgue bueno será bendecido por Euterpe, Musa de la Música. Cree que alcanzó la cima junto al Jazz y la Música Docta. La gracia del chiste yace en que la Música Docta rechazaba al Jazz y el Jazz rechazaba al Rock. Los rockeros olvidaron que su música no debería ser una música de elite, sino que todo lo contrario.
Si las bandas de rock nacionales han perdido espacios se debe a que empezaron a tocar para los nichos rockeros/metaleros. Empezaron a tocar para esa elite, para esos gustos. Así, hay tremendas bandas como Icarus Gasoline, Hielo Negro, Kuervos del Sur, Weichafe, Nuclear, que pasan piola porque son escuchadas por las mismas personas que juzgan un arte por las referencias de este. El epítome del snobismo. Y cuando las nuevas generaciones quisieron escuchar rock nacional no las encontraron, porque no aparecían en la radio, no aparecían en la tele, las podías conocer sólo si tenías amigos rockeros, conocías los géneros a los que pertenecen, o eras parte de alguna subcultura que los ligara. El rock olvidó tocar para las masas, para el público en general. Allí se perdieron los espacios.
Entonces aparecen otras voces que hacen más sentido. Aparecieron las Javieras Menas, los Alex Anflkdsjkl, que muchos acusan de falta de talento, o falta de discurso. De ser falsos, pencas, malos músicos, malos artistas. Yo creo que son los rockeros quienes están demasiado altos en sus torres de marfil, torres que empiezan a darse cuenta que son ilusiones intelectuales y no una realidad.
Hay que volver a las barricadas, compañeros, no quedarse sólo en el bar y en la Rockaxis. El trovador les cantaba a todos, no sólo a los monjes copistas, demasiado encerrados en sus trabajos corales que agradaran al señor. Los trovadores cantaban al vulgo y a los reyes, y con ese poder cambiaron la opaca música medieval. Los artistas están para derribar las murallas de lo cómodo. Jorge González entendía eso súper bien. Mea Culpa.
Nota al margen: nadie habla de los Chanchos, Los Miserables, Weichafe, que estuvieron buenos como siempre. Lucybell se fue a la B hace rato. Ases Falsos pa’ que decir. Que Manuel García se vaya pa’ la casa, porfa. Mon Laferte, te amo en secreto. A pesar de los problemas que tengo con Los Bunkers (Lopez), igual los cabros entendían eso de hacer temas para todos. ¿We Are The Grand suenan igual a Kings of Leon o es cosa mía? El saludo entre Jorge González y Álvaro Henríquez fue más tenso que la cresta. Adiós Jorge <3. Igual raro que el Mega se halla sacado streaming. Estoy desvariando. Tengo sueño y debería hacer mi tesis. ¿El Death Metal Melódico es real como género o es sólo un sueño vikingo? Ayuda.
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quiltrocl-blog · 8 years
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“Ya no somos los mismos”: Una cátedra de lo que no se habla
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¿Qué onda que este año ha sido tan mierda?  Debes haber pensado eso muchas veces. Cuando te echaste un ramo, cuando te multaron por no pagar la micro, cuando te robaron el celular. Acá en el equipo quilterrier es una pregunta recurrente, y  en Jani Dueñas también.
Resulta que este año ha sido terrible para la Jani, la despidieron, terminaron con ella (un pololeo de varios años) y se murió su papá. Inestabilidad, suicidio, drogadicción. Pero también, material de risas. Eso pensó Jani y lo transformó en un show de stand up, “Ya no somos los mismos”, que se ha presentado durante Octubre en el Teatro Ictus, y que fuimos a ver algunos quiltros.
Obvio que uno piensa, ¿cómo hacís reír con estas cosas? Es complicado articular un stand up en base a hechos tan tristes, tan recientes y no suicidarse en el intento. Aun así, esta es la idea que enlaza todo el show, creando así una historia en base al mismo proceso. Un relato sobre cómo salvarse a sí misma y así llegar al humor nuevamente.
La muerte es un tema complejo y Jani lo sabe: para partir con todo esto, utiliza el gran recurso de asomarse cual suricata y prender las luces del escenario mientras que implícitamente une lazos con el público. De fondo suena “I’m so excited” de The Pointer Sisters y se escucha una voz diciéndonos “ya somos como amigos”. Y es que es necesario, necesitamos la cercanía, sino cómo. Pareciera que solo entre amigos se tocan ciertos temas. El volverse un poco loca hasta empezar a creer en Pedrito Engel, intentar terapias místicas y terminar, como siempre, tirada en tu cama con un pucho y un vaso de lo que sea que tenga alcohol, vodka o colonia en el mejor de los casos. Y es bacán porque es transversal. Porque habla de corazones rotos y a todos nos ha pasado. Habían señoras, señoras-señoras de esas que podrían ser la tía Magaly, la que te comenta las fotos en Facebook con emoticones de flores y un “k lindo mi niño mándele un besito a su mami,,,,,” y comparte las cadenas con un AMÉN. Estábamos nosotros también, unas guaguas. Y todos nos reíamos y era lindo, faltaban unos unicornios Pegaso volando en la sala.
Entre medio de este manual para sobrevivir a un año de mierda, vemos crítica social, pero no desde la bandera de lucha simplista que tanto comediante ha tomado, desde el recurso básico de creer que diciendo oye es que las afps ladronas vas a tener contento al público. Hay una visión desde el género pero no de forma burda ni literal, porque amiga, el feminismo no se basa en buscar dejar de usar rosado y depilarnos. Hay política, pero no diciendo oye es que los políticos son todos corruptos, sino porque es un acto político en sí mismo. Habla desde lugares comunes (amor, relaciones de pareja, tener cuarenta años y ser mujer, por ejemplo) pero les da una vuelta de tuerca, un análisis más profundo pero no por eso desde la gravedad, siempre con un remate. Todo muy sutil y grotesco a la vez (ojalá hablar de semen y peos vaginales con tanta elegancia y soltura).
Se nos hace  inevitable pensar en el reciente programa de Chilevisión, Minas al Poder. Una especie de antítesis de lo que nos mostró la Jani. En un mundito en donde la mayoría cree que el stand up se encuentra en un hoyo negro entre el Bombo Fica y El Club de la Comedia, viene ella y es como un tsunami que te revuelca, te deja medio en pelota. Y no, no es que antes no haya sido una brisa refrescante en la comedia underground, no. Es sólo que ahora está cambiada, renovada, ¿pulida?, más dulce incluso y eso es algo nuevo. Porque habla desde otro punto de vista,  con otras formas. Sigue siendo la tía borracha, pero es la tía borracha que te compra un helado y deja que le hagas trencitas. Supongo que procesos que te dejan tan vulnerable explican esta metamorfosis.
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Jani Dueñas se pegó un salto gigante. Podemos afirmar que esto debe ser lo mejor que ha hecho. Se tiró a la piscina y no fue un guatazo, sino que un piquero hermoso, asimilado al salto mariposa. En casi todas las entrevistas que le han hecho, le han preguntado sobre la Nata Valdebenito (otro personaje muy querido acá en Quiltro), generalmente intentando ponerla en un lugar desde la envidia y la rivalidad (el lugar en que siempre intentan ponernos con otras mujeres). No es necesario,  no tiene que envidiarle. Ambas están haciendo cosas bacanes.
Ya no somos los mismos se autodenomina como una comedia estricta, y más que estricta, nosotros diríamos que media nerd y matea. Hay estudios, historia universal que complementan este relato y así nos enteramos de una reina rusa que dejó de bufón a su ex pareja, lo casó con una anciana y los mandó a morir de frío en un castillo de hielo. Después de eso, quizás debamos pensar que Jani es casi una santa. Una santa que definitivamente pareciera serlo y que presenta un stand up en que se baila, se canta La gata bajo la lluvia si lo requiere la situación, habla sobre sus problemas y deja en claro que está bien estar mal, en tono de superación y alegría (Elegí vivir, una alpargata), dejando en claro lo duro que es sobrellevar tanto,  todo en un tono más que acogedor. Critica con razón y fundamento, y no busca sólo risas, sino conexión con el público.
Los quiltros que fuimos nos reímos hasta el dolor de guata, quedamos pensando en todo lo que hay que valorar a esta mujer tan chistosa, y por lo mismo, como queremos que su vida sea un poco menos penca, les decimos que vayan. El show está en sus últimas funciones a realizar y la invitación queda abierta a quien desee pasar un buen tiempo después de una maravillosa copa de vino.
Ya no somos los mismos
¿Cuándo?: Viernes y sábados de Octubre,  22:30 horas (quedan dos funciones)
¿Dónde?: Teatro Ictus, sala La Comedia. Merced #349, Barrio Lastarria
Precios: $7500 adultos, $5500 estudiantes
Reservas al +56 2 2 639 1523 o al +56 2 2 639 2101
Escrito por Maximiliano Cisterna, Paula González e Isidora Páez.
Foto extraída desde el facebook del Teatro Ictus
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quiltrocl-blog · 8 years
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Danger Danger Maipú
Frente al devastador escenario de la política corrupta y mafiosa de esta nación lagartija, una doncella de dorados cabellos y brillantes ropajes ha llegado a socorrer el porvenir de uno de los sectores estrella en las tierras capitalinas: Maipulandia. La comarca de Maipulandia posee su propio servicio municipal de agua y una batalla clave para la consolidación de la Independencia se lideró en sus dominios. Sin embargo, el reinado del perverso Vittori habría borrado toda virtud y salvación del pueblo, hasta que ella llegó.
Es Cathy Barriga: Mamá, esposa, emprendedora, licenciada en psicología, representante de la Unión Demócrata Independiente, miembro ilustre del Team Mekano, bailarina del Danger Danger Cuidado, el Taca Taca, la Mayonesa, y ex chica robotina. De punta en rosa como toda una dama, ríe como canario y se pasea por los callejones oscuros y desposeídos besando guaguas y sacándose selfies.
La promesa incluye niñas más femeninas y un puddle rosado como raza perruna oficial de la comarca. El triste pueblo de Maipulandia vuelve a creer. La Mistral dijo que todas íbamos a ser reinas. Ahora todas seremos, al menos, princesas.  
Por: Francisca Vidal.
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Ilustración por: Gabriela Baeza.
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quiltrocl-blog · 8 years
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Misandria & Misoginia: Desarmar la dictadura del género
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 A mí me gusta mucho ir al teatro. Ya no sé si es por costumbre, necesidad u obsesión. Yo sólo voy y esta vez fui a Misandria & Misoginia (y otras cosas de la internet), de la Compañía Efecto Desarme. 
Desde el primer momento me llamó la atención. Mi alma feminista obvio que estaba interesada por verla,debatir, criticar y sacar en limpio después. O más que alma feminista, alma interesada en el género. Especialmente porque teatro con esta temática no es tan común. No sé, pienso en Xuárez, obra demasiado buena de Luis Barrales, que desmitifica al personaje de Inés de Suárez, o en La noche obstinada, obra de danza que trata sobre las noventeras fiestas spandex, pero no mucho más y nunca tan literal, tan explícito.
 Es así que entre cinco personajes, canciones del odiado Arjona y la queen Beyonce, karaoke, virales de niñas reclamando tanto derecho que no tenemos y videos de gorditos bailando, transcurre la historia. O las historias. Porque son como imágenes, como cuando uno se cura y tiene lagunas mentales, flashes, luces de neón que te revientan en los ojos. Escenas que tienen como hilo conductor el género y las preguntas en torno a eso. ¿Qué es ser mujer?, ¿qué es ser hombre?, ¿qué nos hace ser lo que somos? Desde ahí partimos, una especie de deconstrucción del género llevada a escena.
La discusión más interesante puede rescatarse del título. Misandria: aversión a todo lo masculino. Misoginia: aversión a todo lo femenino. Es común saber qué significa misoginia, pero la misandria es un término menos conocido. La misma directora, Rocío del Pino, lo contó en una entrevista: le preguntó a siri qué significaba misandria y ella le respondió “mira lo que he encontrado para…” (cuando siri no sabe con claridad, como definición, te responde eso) Ni siri, imagínense.
Y es curioso porque la misandria está presente. Un ejemplo, cuando una mujer es masculina y la respuesta es que es marimacho. O a veces ambos términos se mezclan y terminan siendo una masa gris. Como si fueran de la mano y así le da paso a la misoginia. La obra deja en claro cómo afecta a hombres y mujeres (no por igual, nunca por igual. Las mujeres siempre estamos más cagadas, triste y real).  Porque en el fondo es la aversión a cualquier rasgo femenino, por más mínimo que sea, entonces perdemos las mujeres, los homosexuales, los trans, los travestis y una larga lista de cuerpos violentados. Porque la dictadura del Club de Toby nos está cagando, grupitos cerrados de hombres, los colegas de la oficina, los compañeros del colegio, los papás del curso de tu hija, los #niunomenos. Que si no quieres tener sexo con alguien erís maraca, y que si quieres tener sexo con quien quieras, erís maraca también. Que si naces hombre y escribes, usas cremas, tu mejor amiga es mujer o eres vegetariano, erís maricón. La fragilidad de lo masculino. Casi como que saber bailar te castrara. La masculinidad, o más conocido como chelas, minas y fútbol, es una construcción asquerosa que al mínimo estímulo se quiebra.
La obra está inserta dentro de una estética que parece haberse dado de forma natural, pelucas rosadas y una paleta de colores fluor enmarcan la historia. En algunos momentos uno se pierde un poco. El exceso de movimiento, luces, colores, muecas y ruidos, te confunden. Eso igual se justifica, la cotidianidad está llena de estímulos, entonces el barroquismo pasa a ser un fin. Lo otro sería desde lo técnico, hay varias escenas en donde se proyectan frases e imágenes en el escenario, y estas chocan con actores y escenografía, haciendo que uno no entienda algunas partes. Como cuando estás en clases, exponen con power point, alguien se cruza y no se lee lo que dice la diapositiva. Así mismo. Creo que también es importante rescatar las actuaciones, capaces de sostener una obra chistosa la mayoría del tiempo y con momentos de alta intensidad, una obra capaz de hacerte reflexionar desde el chiste. De repente un machito dice a modo de broma que todas las minas son maracas. Y nos reímos porque es un perrito zorrón que conocemos, que todos hemos conocido. Y uno piensa que qué mierda, porqué me reí de eso. Ese es el mecanismo. Funciona.
En el fondo, es un trabajo que habla fundamentalmente del queer, desde esta teoría como una forma de llegar a algo que se resume en la empatía y la libertad de ser quien uno quiera ser. Nos da una invitación a dejar las formas y reglas impuestas por quién sabe quién, hace probablemente muchos años. A cuestionarnos más lo que vemos día a día y tomamos por normal. En una de esas, algún día dejamos de reírnos del bullying de colegio de hombres y de los chistes sobre violaciones. Por mientras nos quedan estas obras.
 Misandria y Misoginia (y otras cosas del internet)
¿Cuándo?: Todos los martes y miércoles de Octubre (quedan sólo dos funciones)
¿Dónde?:  Teatro Sidarte, sala 2. Ernesto Pinto Lagarrigue 131
Precios: $5500 adultos, $3500 estudiantes y tercera edad
Por: Isidora Páez 
Foto extraída de teatrosidarte.cl
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quiltrocl-blog · 8 years
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LA VESTA
“Quiero hacer un imperio” figuraba con letras grandes en una revista de papel cuché, y ahí estaba ella, la rubia que no es chilena, pero que sí lo es cuando le conviene, y cuando no, es canadiense. Vesta Lugg. La Chicago Boy de la moda. El problema, Vesta, no es tu imperio, es que lo hagas aquí en Chile. Donde gente de tu edad ya le está debiendo más de 10 millones al Estado y no precisamente por comprar lo último de Fendi o los mismos autos que tú tienes. Porque mientras la mayoría nos preparamos para ir a la universidad, los programas de farándula matutinos insisten en embutirnos tus viajes a no sé dónde, con plata que ganas en un programa donde lo único que dices es quien se viste bien y quién no. No sé con cuál criterio, argumento ni derecho. Eres odiosa, Vesta. Te quejas de haber estudiado en uno de los mejores colegios del país; que Chile no entiende la moda; te paseas por las redes sociales con poleras de Metallica y Iron Maiden, y tienes el descaro de definir tu estilo como propio. Amiga no. Como consejo, de parte de quien sólo compra copias baratas de Louis Vuitton, mejor guárdate o emigra, querida. En este país tenemos varias cosas que solucionar antes que estar a la moda.
Por: Babra Fernández
*Foto extraída de futuro.cl
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quiltrocl-blog · 8 years
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[FICCIÓN] El asesinato de Baquedano 
Como una noche cotidiana de viernes, Manuel preparó sus cosas y viajó al centro de la ciudad para celebrar. Dentro de la semana había conseguido logros de carácter mayor, y demostrar alegría iba unido a la felicidad de los demás. Por la misma razón, y rápidamente cogió el primer bus que le permitiera llegar al barrio Bellavista, e incluso de no ser posible, Salvador.
Quedaría de juntarse con su novia y un par de amigos más. Se conocían de la escuela en los años de educación media, y desde ese instante el lazo generado jamás se volvió a destruir.
Gracias a que era fin de mes, todos contaban con dinero por las ganancias adquiridas en sus respectivos trabajos. En general, la economía del año 1997 iba bastante bien, y este grupo de amigos lo graficaba por completo.
Ya sentado, observó el paisaje que el viaje dictaba, y a través de su nuevo reproductor de cd portátil, programó su ida con las canciones de un álbum adquirido a través de un familiar externo. Miró el amarillo color de los buses, el blanco de sus tejados, el suelo metálico y por supuesto los siempre divertidos logotipos, calcomanías y osos felpudos de los choferes en cada micro, representando por completo los gustos de cada ser que conducía.
Esta en particular contaba con una serie de estrellas y un peluche blanco unido a la ventana por un plástico adhesivo que colgaba de su cabeza, además de una fotografía mal editada y el logo de un equipo de fútbol.
Sonrío para sí mismo, y en el traspaso de comunas llegó rápidamente a Plaza Italia, donde se encontró con sus compañeros y su tan estimada Francisca.
A nivel grupal cruzaron un par  de cuadras y rápidamente se encontraron Bellavista como tal. Para brindar decidieron un bar abierto, puesto que deseaban fumar cigarrillos y su intención no era molestar a los demás. Asieron entonces las  sillas e iniciaron el diálogo definitivo, que por alguna u otra razón siempre terminaría en la misma temática: el pasado.
- ¿Recuerdas al profesor Julio, ese de matemáticas?
- La verdad, no
- El que tenía los brazos cortos y por alguna razón siempre perdíamos sus clases
- Ah, sí
- Nunca me voy a olvidar de esa ocasión cuando nos dijo que sin las ecuaciones de segundo grado no se podía llegar muy lejos en las carreras. Bien mentiroso el hombre.
- Si tú me preguntas, hasta el día de hoy no las uso, pero bueno, el ministerio sabe lo que hace… o debería al menos
- Eso.
Pasaron las horas, y alrededor de las 02:30 a. m. todos decidieron retornar a sus respectivos hogares. Manuel le pidió a su amigo que llevara a Francisca a su departamento. Entonces, ella le miró insegura:
-  Pero Manuel, ¿No te parece ir con nosotros? Tú sabes que no tengo problema alguno con adoptarte por unas horas y dormir contigo. Ya es tarde y puede sucederte cualquier cosa. Recuerda que no vas en auto, y dónde vives no es del todo seguro.
- Tranquila, amor. No pasa nada, me sé proteger. Te llamaré al teléfono cuando llegue, así que tienes que estar atenta. Imagínate lo terrible que sería despertar a tu madre.
- Está bien, pero me llamas.
Tomó su abrigo, y se retiró. Aquella noche el viento era similar al de una ráfaga de tormenta invernal, por su clima y fuerza potente. No obstante, caminó contra la corriente porque el colectivo ya se hallaba en el paradero; y aunque corrió, simplemente lo perdió. Ahora debía esperar bajo los cielos nocturnos de Santiago Centro un nuevo bus que le cobijara momentáneamente y acercara a su ahora necesitado hogar.
En el sector, transitaba un hombre de chaqueta café con apariencia misteriosa. Vestía una remera blanca y un chaleco negro para cuidarse del frío. A través de sus jeans azules y olor evidenciaba la ingesta de alcohol. Su mirada era fría pero a la vez segura. Se acercó lentamente a Manuel y le realizó una serie de preguntas.
- Oye amigo ¿hace mucho que no pasa la micro?
- No sé, la verdad. Se me acaba de ir una.
- Buh, qué lata. ¿Y tenís’ la hora?
- Sí –dijo con miedo, y reveló entonces la presencia de sus pertenencias - Son las 2:56 de la mañana.
- Ah, buena… Oye, ¿sabís que? Te voy a ser bien sincero poh. Necesito plata y no tengo ni uno.
- ¿Y qué puedo hacer yo?
- No sé poh, darme lo que te estoy pidiendo o pagar el mote
- ¡Pero si no tengo nada!
- Di la verdad, hueón. Si te vi las cosas, ahora dámelas no más.
Intentó luchar contra él, pero fue imposible. Un par de puños jamás tendrían el mismo valor destructivo que una navaja.
Y con los brazos y manos rotas, cayó al suelo. Su sangre se disociaba del hombre en sí, y en un par de horas estuvo muerto. No tuvo fuerzas para hablar, mucho menos gritar.
                                              ***
A la mañana siguiente, y bajo la luz solar se demostró el asesinato. Gracias a los documentos que contaba en su bolsillo, se pudo descubrir que la víctima se llamaba Manuel Javier Rojas Contreras y vivía un poco más abajo del lugar acontecido. Además, el contar con una pequeña agenda de contactos significó el llamar a los familiares y corroborar la horrible suposición que se había convertido en un completo hecho.
Dentro de las 06:50 a. m., la parentela cercana ya pisaba los sectores de Baquedano. Completamente anonadados, pidieron explicaciones por la situación pero no se obtuvo respuestas.
Llegó la televisión e investigó lo que sucedía. Fue entonces cuando se decidió crear una nota del crimen para detener la violencia y así llegar al fin de estos capítulos sangrientos; sin embargo los testigos más cercanos no estaban allí.
Se debió esperar a que se presentaran, y cada uno de ellos se apareció ante los micrófonos y cámaras, pero sin duda el testimonio de Francisca manifestó el pensamiento general de los tres acompañantes en la noche del 30 de agosto del año 1997.
-  Esa noche nos juntamos en Plaza Italia a eso de las diez. Nos fuimos a Bellavista y ahí estuvimos conversando hasta las dos treinta y seis, si mal no recuerdo. Me fui con un par de conocidos, y le pedí que no estuviera solo, que podía venirse conmigo, pero extrañamente dijo que no, y a pesar de la insistencia, se negó. Entonces se devolvió al punto inicial de la junta y entonces no sé lo que sucedió. Lo perdí para siempre, y a estas alturas, lo único que puedo hacer es agradecerle y dar aviso de su funeral en el cementerio general dentro de dos días más, a las 13:00 p. m.
- Y dinos, Francisca ¿Qué piensas de los actos así? ¿Estás triste?
- Claro que sí. Todo esto debe terminar.
Odió el simple hecho de oír pregunta de tal carácter, pero se reservó todos los enojos y pataletas por su amor, pareja, amigo, su Manu. Y a través de las horas, y luego de armar todo lo que significaba velorio llegó a su habitación y prendió el televisor con fin de observar cómo había quedado la noticia en sí. Sin embargo, su sorpresa fue grande al momento de oír y presenciar la frase: “Lady Di ha muerto. Hoy, 31 de agosto de 1997, la princesa ha fallecido producto de un accidente automovilístico dentro de un túnel. El equipo da sus condolencias a toda la familia real y espera de corazón que su voz nunca se apague. Por lo mismo, tendremos un especial de sus actos y logros dentro del día de hoy y mañana”.
Bueno, pero también tienen que informar sobre el país –pensó-
Pero no fue así.
Se acabó el programa. Y al día siguiente la historia se repitió. Lloró sobre el velorio de su amado, y rezó. Rezó deseando hallar al hombre que había cometido tal acto de maldad y seguía libre por las calles. Su esperanza jamás se apagó, pero fue inútil. Al momento de retomar por completo la información nacional, el funeral había sido llevado a cabo con éxito, y ya no valía la pena hablar de un acontecimiento tan antiguo.  La monarquía sería por siempre recordada, más un insignificante estudiante solo permanecería en un par de corazones melancólicos, que jamás pudieron perdonar a los medios de comunicación por el hecho de cerrar las puertas a la información nacional y en sí, a sus emociones.
Por:  MAXIMILIANO C. JARMETT
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quiltrocl-blog · 8 years
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Yo tampoco nací para amar
Recuerdo haber estado sumida en la melancolía adolescente cuando conocí a Juan Gabriel. Tenía dieciséis años, una inexistente vida amorosa y una sensación de incomprensión que me mantenía cegada por completo. Tan bajo caí, que cambié mi repertorio habitual; Dejé de lado a Radiohead, The Cure, Bowie y todas esas bandas anglo-emo que me acompañaron en mi estado de juventud depresiva (o algo así) para dar paso involuntariamente hacia la música de aseo y señora promedio que tanto detesté en su momento. Dentro de todo, el haber hispanizado mi estrechez de corazón no fue un hecho tan terrible. Al contrario, estos artistas de la era del cassete lograban algo que ninguna de mis bandas favoritas podía generar, empatía. La cebolla es un género musical que nos cobija cada vez que estamos tristes, meciéndonos en letras de pasión, desamor y sufrimiento. La cebolla es más que música de mamá o abuela, es parte de nuestra cultura amorosa. Placer culpable de todo aquel que se ha sentido desdichado, sonido innegable de nuestra realidad.
Siempre me ha dado vergüenza decir que nunca he pololeado. Todos mis amigos de mi edad ya han experimentado al menos una vez ese afecto compartido y eso me hacía sentir un tanto peor. El miedo a no ser aceptado o simplemente discriminando era la tónica del asunto. ¿Acaso era yo la única? probablemente no, pero desconocía a alguien quien compartiera la misma dolencia; hasta que llegó Juan Gabriel al rescate.
Teníamos la misma edad, sufrimos la ausencia de la media naranja, dudamos de nuestra capacidad de amar y sentimos la tristeza de ser el amigo solitario. Yo no nací para amar, nadie nació para mí cantaba mi compañero de pesares, y es precisamente esta canción la que fundó oficialmente un nuevo playlist de corazones rotos, dedicado única y exclusivamente a Juan Gabriel. Porque sí, no sólo Taylor Swift puede ser mi pañuelo de lágrimas cada vez que sienta una pena amorosa. Encontré consuelo en un ídolo de otra generación y créanme, no me arrepiento de nada.
A medida que avanza la canción siento algo en el pecho, unas ganas intensas de abrazar a Juan Gabriel y decirle “Te entiendo, te entiendo tanto”.  Es como si ambos compartiéramos cierta complicidad, una congoja como común denominador. No me importaba que fuese un viejo medio andrógino, ni que existiera una inmensa brecha etaria entre nosotros; por primera vez la prédica de un adulto tenía sentido para mí y es más, se trata de un discurso simétrico y transversal.
Quizás la escribió realmente a los dieciséis, tal vez aún se siente joven o puede que aún no supere esa experiencia. No sé, me da igual. “Yo no nací para amar” vendría siendo mi primer encuentro con Juan Gabriel, pero uno de verdad. No es lo mismo bailar el Noa-Noa en alguna fiesta familiar que detenerse a escuchar con rigurosidad palabra a palabra una canción de JuanGa. Porque la cumbia y la baldada se gozan distinto, cada una con su propia finalidad.
A los dieciséis entonces conocí a Juan Gabriel, en un encuentro íntimo de corazón a corazón. No era un alcoholizado karaoke ni una improvisada pista de baile nuestros puntos de encuentro; fue más bien una sintonía a partir de la experiencia. Escuchar desde ahí a JuanGa fue distinto. Porque básicamente ya no era una caricatura rimbombante cantor de baladas de cebolla, era un hombre con el corazón de poeta, el recuerdo más dulce de Acapulco. 
por: Catalina García
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foto extraída de internet 
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