Cuando el primer rayo del sol se estrelló contra mis ventanas, ya yo estaba esperándolo con una expresión en blanco y los ojos a medio abrir. El café humeaba mientras mi gato se estiraba en el borde del respaldar del sofá antes de bajar y volverse un ovillo a mi lado. Me pregunté silenciosamente si así serían mis días. No pudo invadirme un terror más grande entonces porque odiaba el pensamiento mientras me levantaba del lugar y mi mascota agradecía el vacío cálido que ahora había solo para ella. Mis pies se arrastraron a través de la madera y la manta se mantuvo fija encima de mis hombros al trasladarme hacia nuestra habitación.

Los cuadros con nuestras imágenes se mantenían inertes, en el mismo lugar en donde los habíamos dejado al principio y su aire nostálgico denotaban el final en un susurro. Un lado del closet vacío, las sábanas desordenadas, el mismo pensar a cuando todo terminó. Miré nuestros rostros felices mientras nuevas personas pasaban en la noche y me desvestían, me intentaban hacer suya en nuestra cama pero ya me encontraba huyendo mentalmente al acabar, huía al mirarnos ahí en la mesita de noche, encapsulados en una memoria que quería alcanzar pero nunca podría. Una que otra lágrima salía cuando la cama acababa con un lado vacío en la mañana.

Y me cuestiono, por un ínfimo momento, si mis errores me hicieron pagar un precio muy alto. Había perdido otros amores, otras oportunidades pero jamás nada dolió como esto. Es tan extraño no conseguirle la vuelta o una forma de encontrarle un chiste pues tan solo acababa de vuelta en el punto de inicio, sin nada, con los labios sin tiras de dónde jalar por los nervios. Las uniones hechas por hilos delgados se deshacen cada vez que me tiran de lado y lado mis pensamientos.

Tomo los cuadros de nosotros en silencio, apilándolos en la caja que guardaba siempre en el final del closet para despedirme de ellos (quizás no por completo), preguntándome una última vez: ¿Es esto lo que vives tú? ¿O solo soy yo otra vez?

I never deleted your number. I never found the strength in me to do so. Sometimes I look up your name online and think: "How did we end up like this?". A few years ago, I never thought of living a life without you but now I go through the street wondering if I will ever see you again.

But I would be lying if I said that thought crosses my mind every single second through my day. It does when I'm alone, when I'm with my friends, when I wish so deeply in my heart that you were there, showing me your favorite TikTok of the day, singing some song randomly and your laugh resonating through the walls, filling up all the empty spaces. No company can replace the space that you had. I want to keep that laugh echoing in my head but I keep forgetting it.

I don't even remember your voice anymore, where did you go?

I wonder where did the person I knew go. Did that person ever exist? Do I have to mourn a person that never existed? How do I explain to my heart that I'm missing a person that never existed or that maybe it did, but only in my head? Or maybe the version that I loved just doesn't exist anymore. God, I miss you. I miss your texts when you told me you couldn't sleep, I miss how you loved me, I miss your weird comments over anything, I miss the little kid that was safe when I was with you, how I fell asleep listening to your voice, to you reading books to me.

I don't think I will ever experience that type of love again.

But maybe that's how it should be.