-- Creo que tu hijo simplemente quería correr -- le comentó alzando una ceja para luego reír con suavidad. Sabía que tanto su tía como la madre del moreno estaba al pendiente. Como para hacer las cosas peor, sus mejillas cambiaron a un color carmesí más oscuro gracias a su comentario y no pudo hacer más que negar  y agradecerle a la rubia que paraba el comportamiento de su hijo. -- Gracias -- miró a su amigo, el cual se veía bastante divertido. -- No tengo problema, ya que en realidad no teníamos planes -- comentó con amabilidad. 

Muy por el contrario de una nerviosa sobrina, a ella le divertía bastante toda la situación pero era la adulta y tenía que controlar cualquier comentario. -- Acepto la cena, siempre es bueno conocer gente nueva -- dijo con algo de entusiasmo en su hablar mientras miraba a todo quien se encontraba en la habitación. 

Alzó la mirada para ver a Olivia ahí y no pudo evitar reír ante su comentario  —  O tal vez mi hijo es un genio y estaba tratando de juntarnos — bromeó él, alzando las cejas varias veces, jugando con la castaña. Iba a saludar a su tía, pero su madre llegó a interrumpir, por lo que no se le fue posible, así que terminó por esperar a que ellas terminaran de hablar.  Cuando Juliette lo saludó, él estrechó su mano, saludándola  —Es un gusto, Juliette. — le dedicó una sonrisa a la mayor, y luego arqueó una de sus cejas al escuchar lo siguiente  —¿En serio? Eso me duele, porque yo definitivamente le hablé de mi madre sobre ti, Olivia… Madre ¿verdad que te dije que Olivia era la más bonita de todo el reality y que es mi futura novia? — se dirigió a Charlize, queriendo molestar ahora él a su compañera.

— Blass, déjala —  advirtió su madre, la rubia había tenido que lidiar tanto con su hijo y aún así no podía controlarlo del todo, sabía que estaba tratando de molestar a la estudiante.  — Es un gusto conocerlas a ambas, de verdad… De hecho, estábamos por ir a cenar, nos pusieron un lugar especial en el jardín ¿no gustan venir con nosotros? Sería bueno tener alguien más con quien compartir aparte de mis terremotos, y ahí también incluyo a mi esposo —  comentó entre ciertas risas.

La menor había estado dándole un recorrido a su tía por toda la fraternidad Jordan y luego de un descanso tenía pensado ir a las otras fraternidades. Se habían sentado recién en la cama para comer algo cuando sintió como la puerta se abría y un pequeño comenzaba recorrer la habitación. -- Mira, pero que pequeño más bello -- le comentó a su familiar y sonrió. Ya luego la puerta nuevamente se movió y la vista de la menor se dirigió a Blass. -- Creo que se quería escapar de ti. -- le comentó con diversión para luego mirar a su tía.-- Blass, ella es mi tía Juliette -- La presentó para luego levantarse y tomar la mano de quien era la madre del moreno, sonriendo. -- Un gusto, soy Olivia, una estudiante más. -- hizo una mueca de diversión mientras la miraba y luego al pequeño que se encontraba a su lado.

La mayor amaba los niños, por lo que no dudo acercarse al pequeño, el cual tenía toda la cara de ser algo maldadoso. -- Ya iba a decir que estaba perdido -- comentó con algo de diversión por el comentario de su sobrina. Se levantó al ver a la rubia e hizo el mismo gesto de tomar su mano en forma de saludo-- Juliette Hallstrom, tía y tutora de Olivia-- ya luego se giró para hacer el mismo gesto pero ahora hacía el moreno. -- ¿Blass, no? Un gusto. No se porque Liv no me habló de ti -- 

El moreno salió corriendo atrás de su hijo, Dante, el niño desde que aprendió a caminar no paraba, iba de un lado a otro. Vio que el infante se metió en una habitación, por lo que corrió hasta allí y abrió la puerta  —Hey, lo lamento… Dante es algo, muy hiperactivo — se disculpó el moreno, acercándose hasta el niño de apenas un año y seis meses e hincándose ante él  —¿Correrás por todo el lugar? Serás culpable de que a tu abuela le de un infarto — bromeó con el pequeño, riendo después de eso.

— Te dije que no era la mejor idea dejarlo con tu padre, Blass, ni siquiera te podía cuidar bien a ti —  lo reprendió su madre, apareciendo en el marco de la puerta. La rubia al ver a otra persona en la habitación se acercó y le tendió la mano  — Buenas noches, soy Charlize, mamá y abuela de estos dos terremotos de aquí, lamentamos irrumpir de esa manera pero terremoto número dos había escapado —  se disculpó tiñiendo sus palabras con diversión.

✿ ¿A quién de los dos padres se parece más Olivia?

Tiene esa mirada alegre de su madre, la que podía hacerle cambiar el ánimo a cualquiera. También sacó esa cabellera oscura tan bella que tiene. En personalidad siempre fue muy similar con mi hermana Luna, era la divertida, extrovertida y sociable, pero también podía ser una persona muy cerrada, tímida y algo seria. ¿Que sacó de Thomas? Esas ganas de seguir adelante a pesar de todo lo malo, a pesar de todas las adversidades. Y bueno, también saco el mal humor que él tenía cuando se molestaba. En definitiva, no te podría decir a quien se parece más, tiene lo mejor de los dos. 

Juliette (Tía)

Envíame ✿ + una pregunta, y un miembro de la familia de mi musa la contestará.

Siéntanse libres de especificar de qué miembro se trata.

Meme traducido. Original: rpmememaker.

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Los suaves y tiernos besos se habían convertido  en pocos minutos en una de sus cosas favoritas. Si no existiese la necesidad de aire quizás no tendría ganas de detenerse por un largo, largo tiempo. El comentario la hizo reír -- Si, creo que no fue un buen comentario -- le respondió con diversión y lo siguiente no se lo esperaba para nada. Abrió sus ojos más grande de lo normal y negó un par de veces a la pregunta del mayor, mientras se aferraba para no caer de su agarre-- No, en realidad nunca me he bañado en una laguna -- alcanzó a decir para luego pegar un grito al sentir como corría. Se aferró más a él y formó un puchero con su labio inferior, agradeciendo que no había llevado nada, además que unas pocas monedas. -- Solo si te tiras conmigo --. 

Disfrutó de los labios ajenos como si de un bien preciado se tratara, como si fuera un cristal tan frágil y delicado que un poco de brusquedad fuera capaz de romperla. Sin embargo, en el momento en el que la demanda de aire aumentó, la separación de sus labios llegó, provocádole una notable risa ante su comentario. Iba a hablar, mas el nuevo beso lo silenció momentáneamente. Así, lo correspondió de la misma forma anterior hasta que volvió a colocar una pequeña distancia entre ambos, para así posar de nuevo la mirada en los iris avellana de la más pequeña. “Me haces sonar como un pedófilo.” Le habló con notable diversión, sabiendo que la cosa no se quedaría así. “¿Alguna vez te has bañado en una laguna?” Adelantó sin abandonar el tono, para justo después, en un movimiento rápido, tomarla en brazos sin dificultad. Tras ello, corrió con ella en brazos hasta la orilla de la laguna y se detuvo en ésta. “Debería… ¿tirarte?” Volvió a cuestionar, sin poder contenerse las carcajadas que ya salían de su garganta.

Con su toalla en el hombro comenzó a caminar hacía la piscina y quedó mirando al castaño con una sonrisa. -- Bueno, tu vienes saliendo de ahí -- encogió sus hombros mientras se sacaba el vestido para quedar con un simple bikini color negro. -- Bueno, me arriesgaré al frío --. dijo y sin más se tiró con un piquero a la helada agua. 

― ¿Estás seguro/a?  ―Inquirió, volteando a ver hacia la piscina que estaba vacía después de que él saliera. Jugaba con la toalla que tenía en su regazo, la cual había ocupado para secar su torso segundos antes.― No sé si sea buena idea, el agua está algo fría.

Ya que habían terminado las clases, era normal que la cafetería estuviese repleta de estudiantes. Lo que no se esperaba es que todos los asientos estuviesen ocupados. Pidió su café como de costumbre desde que estaban en esa universidad y comenzó a caminar por el gran lugar esperando por si alguien se levantaba pero una voz masculina hizo que detuviera la búsqueda. Asintió con una sonrisa la menor y se acercó. -- Si, si gracias -- le dijo y se sentó frente a él. -- Estaba esperando por alguien que se levantara pero esto es mejor. -- 

Eran las 6 de la tarde y el día en la universidad había acabado, buen momento para empezar la hora del té, me encontraba en la cafetería dentro del campus el cual estaba lleno, chicos y chicas por todos lados algunos esperando una mesa, por suerte yo ya me encontraba en una disfrutando de mi té, un cigarrillo, un bocadillo y por supuesto mi libro favorito, miré aquella persona con su café entre las manos, vigilando si alguna quedaba desocupada, así que ¿por que no invitarla a sentarse en mi mesa?. -¡Hey!, si, tú, ¿Necesitabas lugar? Puedes sentarte aquí si lo necesitas.-

Para la suerte de Olivia todas sus clases y prácticas ya habían terminado, por lo que tenía toda la tarde libre para hacerlo que quisiese aunque en eso simplemente estaba la idea de irse a su habitación a dormir o mirar televisión. Iba mirando su teléfono sin percatarse de que alguien había literalmente corrido a su lado, al sentir la fuerte brisa que movió su cabello recién levantó la mirada y se percató de la escena. Frunció sus labios para no reír frente a la frustración de Dereck y se le acercó para golpear con suavidad su hombro, dándole “apoyo”. -- Creo que el profesor no tenía más paciencia y simplemente esperaba un minuto. -- se encogió de hombros. -- La vida es injusta, eso no te lo puedo negar. ¿Vas a esperar por si el profesor se apiada? No tengo nada que hacer --

...

Dereck Schnitzler nunca se había caracterizado por ser una persona responsable, por ende, las clases que le otorgaba la universidad no le resultaban placenteras en absoluto. Aquel día se había levantado a la hora acostumbrada y había acudido a su entrenamiento de fútbol americano, sin embargo, no contaba con que el tiempo le jugaría una mala pasada, justo cuando salía de los vestidores masculinos se percató de que ya era sumamente tarde y que probablemente no llegaría a su clase de Matemáticas. Salió rápidamente del lugar y apresuró el paso yendo directamente hacía el aula asignada para dicha clase, no obstante cuando estaba a punto de entrar…el profesor cerró la puerta. —!Maldición! —Exclamó y observó a una persona que pasaba por allí. —Es injusto ¿no?, solo he llegado un minuto tarde.

Había salido recién de la habitación, caminando para dar una vuelta reconoció a Dereck desde lejos y no entendía por que el más alto se acercaba a la menor con tanta decisión, en su momento pensó que era solo para saludarle pero al escuchar sus palabras, hizo que su ceño se frunciera -- ¿No deseo hacer qué? -- contestó a la extraña frase que salían de sus labios pero no se movió ya que la curiosidad le ganaba en esos momentos. La cercanía si que la hizo sorprender pero no pudo moverse cuando sintió los labios del mayor posarse sobre los suyos. Así fue solo unos segundos cuando dio un paso atrás al reaccionar sobre lo que ocurría y lo quedó mirando sin saber que decir. -- Espera, ¿que fue eso? --

[Reto: Besa a las tres chicas que más te atraigan.]

olivosolberg, maiadempeire y sheisamalia:

Dereck Schnitzler se encontraba dispuesto a realizar su reto tras escucharlo, inmediatamente buscó con la mirada a tres chicas que le parecieran atractivas y después de analizar todas sus opciones, decidió realizarlo.

Se levantó de su asiento y se acercó a una de ellas. —Ya sé que probablemente no deseas hacer esto… —Dejó de hablar por unos segundos y humedeció sus labios mientras se acercaba a la chica acortando la distancia considerablemente entre su cuerpo y el de la contraria. —Sin embargo, creo que al final terminarás disfrutándolo tanto como yo. —Prosiguió diciendo mientras inclinaba la cabeza y se acercaba más a ella para que ambos labios pudieran unirse en un suave pero efusivo beso.

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Tenía claro que hoy tocaban prácticas y más que debía llegar justo a la hora, pero a su profesor le pareció mejor idea hablar hasta por los codos y no dejarlos salir hasta terminar unas lecturas. Fue así como la castaña tuvo que correr a su habitación, dándose cuenta de que Joseph no estaba, sabía que estaría en problemas. Tomó su bolso luego de colocarse una vestimenta más deportiva y corrió nuevamente por su vida. Ya llegando al gimnasio, le sorprendió un poco que no hubiese nadie más pero al escuchar el obvio comentario de su compañero de habitación, soltó un suspiro. --Lo sé no me eches la culpa a mi ¿comenzamos? -- le consultó, sabiendo que tenían que trabajar duro. 

Se suponía que serían las practicas ese día. Joseph tenía al rededor de veinte minutos esperando por las demás personas; tanto chicas como chicos. Podía apostar a que todos estaban o pasando por una resaca, o tratando de limpiar su consciencia tras haber acabado en la cama de quién sabe quién. Suerte la de algunos, ¿no? Se dijo a sí mismo en su mente. Sentado en el suelo del gimnasio buscó su teléfono celular en el pequeño bolsillo de su morral para chequear la hora, gruñó dejando el aparato de lado justo de donde lo había sacado para ponerse de pie e ir al otro lado del gimnasio para poner la música. Bueno, si le tocaba entrenar solo, entrenaría solo. Justo en ese momento vio entrar a su compañera. “Llegas tarde.” { olivosolberg }

Asintió, feliz de que acept+p la idea de que ella iba a enjuiciar todo lo que ocurriera con él, también así como él lo haría con ella frente a cualquier cosa. El pasado era pasado a pesar de que a momentos este mismo podía causarle malos ratos, quería que se entendiera que ahora lo que valía era lo que estaba ocurriendo entre los dos. La mano que posó en su cuello hizo que un escalofrío recorriera toda su espalda, pero sonrió sin poder dejar de mirar los azulinos orbes que cada vez encontraba más hermosos. Su mano fue a parar al brazo del mayor acercándose más al sentir como sus cálidos labios besaban los suyos con tanta delicadeza y ternura, cosa que la hizo sonreír entre el beso, subiendo ahora su mano hacía el cuello del castaña disfrutando completamente de todo lo que ocurría. Así estuvieron unos segundos más y al sentir la necesidad de aire se separó, apoyando ahora su frente con la de él -- Se que mi rostro de doce años te conquistó -- lo molestó soltando una corta carcajada, dejando un último beso sobre sus labios. 

El volver a colocar la mirada sobre los ojos de Liv hizo que se sintiera totalmente dentro de la situación. Sí, estaba pasando. Lo estaba haciendo. Y hacía mucho tiempo que no había estado tan seguro de algo. “Está bien.” Concordó, optando por dejar a un lado sus pensamientos y su propia autocrítica, para dejar que fuera ella la que le hiciera su propio juicio cuando llegara el momento indicado. El saber que los sentimientos eran mutuos, una pequeña sonrisa involuntaria se posó en sus comisuras. Inmediatamente, soltó su mano y, con decisión, colocó la mano sobre el cuello femenino, haciendo contacto de nuevo con su piel. Mentiría si dijera que no sentía cierta felicidad emanar de sus adentros en esos preciosos instantes, no sabía exactamente de qué se trataba, pero ahí estaba. Así, se decidió a tomar la iniciativa y cumplir con el deseo que se había adueñado de su cerebro para romper la barrera entre ambos y chocar sus labios contra los femeninos. Le regaló un beso suave y tranquilo, uno de los más sinceros que había dado en toda su vida.

Rió con suavidad ante lo dicho y miró mientras negaba. -- Las bromas no se acabaran por nada al parecer -- dijo, tratando de evitar que su cabeza comenzara a a analizar todo lo dicho anteriormente por ella misma, no quería comenzar nuevamente a sentirse mal por los recuerdos que a veces atormentaban sus noches y no la dejaban dormir. Cuando sus palabras se detuvieron se formó un silencio que no era para nada incómodo, si no que era algo necesario para los dos, para analizar todo lo que ocurría a su alrededor y con ellos mismos, los sentimientos que recorrían su cuerpo. Lo siguiente no se lo esperaba por lo que su mirada fue directamente a las facciones del mayor, sabía que existía sentimiento entre los dos que era más que una simple amistad pero sus palabras la descolocaron por completo. -- Creo que eso lo tengo que ver yo. -- respondió, ahora con una sonrisa apretando un poco su mano para que le pudiese mirar. -- Esto no sé, es tan extraño-- comentó con diversión pero prosiguió hablando. -- También me gustas, Jer -- Estando tan poco tiempo en el reality nunca pensó llegar a este punto pero sus sentimientos eran reales y quería ver que ocurría con el castaño de ojos mar.

“Bueno, ya sabes que para mí siempre vas a ser pequeña.” Le quiso corregir, denotando un pequeño tono de diversión con el que pretendía consolarla, o por lo menos que no se hundiera en sus propias circunstancias. Su mirada se depositó en las manos de ambas, viendo ahora los dedos de ambos enredados, haciendo que inconscientemente la apretara para sentirse más cercano a ella. Sus palabras casi parecieron leer su propio pensamiento, sí, era algo extraño, tanto que nunca antes se había sentido de una forma parecida, sabiendo que todo aquello era tan novedoso que incluso hacía que dudara de si realmente era lo correcto. Sus palabras lo hacían reflexionar, cada una de ellas se quedaba en su cerebro y pasaban un ritual de análisis que garantizaría que se guardasen en su memoria para siempre. A pesar de que Liv fijó la mirada en el horizonte, sus ojos se colocaron en sus facciones y en los ángulos que éstos formaban. “Me gustas.” Confesó, casi sintiéndose como el adolescente de quince años que había dejado atrás hacía muchos años, aunque fue en ese instante cuando su mirada se fundió en el paisaje frente a sí, sabiendo que la humedad traería consigo alguna que otra lluvia en la noche o madrugada. “Pero, no sé si soy lo que esperas para ti.” Se lamentó, a fin de cuentas provenía de una familia compleja, tenía una hija de un año que había nacido de una relación sin amor y sólo había mostrado ser ese tipo de chico.

Claramente hablar de sus problemas era algo que aún le afectaba, por lo que trataba de no mirarle demasiado para no ponerse nerviosa ni tampoco ponerse tan emocional. Sonrió al sentir como jugaba con su cabello y también por las palabras del mayor. -- A veces me gustaría simplemente ser pequeña y no tan grande -- comentó con algo de diversión en su hablar, pero era verdad. Su infancia había sido abruptamente dejada cuando sus padres murieron y sus tíos tuvieron que cuidarle, nunca le falto nada si se hablaba de lo material, pero el luto lo llevaba hasta ahora y sabía que nunca lo iba a poder superar pero si vivir con ello. Al sentir su mano sobre la suya lo quedó mirando con una sonrisa algo nerviosa pero entrelazó sus dedos con los de él. -- Vaya, ¿en serio? -- consultó algo impresionada por la confesión, pero le gustaba saber lo que pensaba. -- Es extraño -- comenzó a hablar -- Vine a este reality a conocer gente, no se si exactamente encontrar el amor y terminar completamente entregada a alguien. Vine a este lugar para poder alejarme de mi realidad y pasar un grandioso momento. -- lo quedó mirando y sonrió. -- Pero te pusiste frente a mi, Jer y ahora el estar contigo es quizás uno de mis momentos favoritos -- terminó por confesar y al sentir nuevamente un poco de nervios volvió a mirar hacía adelante. 

La respuesta de Liv llegó de la misma forma que la suya, por lo que la escuchó y le brindó toda la atención que brindaba consigo. Sabía que las bromas que habían llevado consigo desde que se conocieron estaban completamente alejadas de la realidad, pero escuchar la confirmación gracias a su historia, era algo muy diferente. Sus dedos se trasladaron a las puntas de su melena, enredando sus dedos entre los cabellos castaños. No era nadie para juzgarla y tampoco lo hubiera hecho. “Eres pequeña, pero grande.” Fue lo que se le ocurrió decir, pues saltaba a la vista que con su corta edad había vivido más cosas que muchas personas que le triplicaban los años. “Yo tampoco sé explicarlo.” Desveló, aunque no podía dejar a un lado esa necesidad que sentía desde su parte más profunda de protegerla, preocuparse por ella y simplemente sintiendo que le importaba. Algo que no le había pasado con alguien ajeno a su hermana e hija, ni si quiera pudo sentir lo mismo con la madre de Elise, lo más parecido (aunque muy lejos de serlo) a una novia que había tenido en su vida. Dejó de jugar con el cabello ajeno para posar la mano en la femenina. “Creo que eres muy buena persona y que tienes buenas intenciones.” Confesó, tal vez incluso demasiado buena para él. “El tipo de persona con el que no me importaría criar a mis futuros hijos.”

Sus orbes pasaron de estar observando el movimiento del agua a quedar directamente sobre los del mayor, que en ese momento se veían hasta más claro que el mar de la laguna. Escuchó atenta todo lo que decía, por una parte le gustaba que estuviese contando una parte de su vida, que se estuviese “sincerando” de alguna manera con ella, todo por una explicación. Entendía a lo que se refería. La última frase la hizo sonreír, no era muchas veces y con muchas personas que se sentía especial pero él se notaba preocupado de la menor y eso le agradaba, aunque trataba de esconderlo. -- Cuando era pequeña, mi vida fue bastante feliz pero todo eso cambió cuando mis padres murieron, se podría que a tan temprana edad tuve que madurar y ser fuerte. Mis tíos me dieron todo pero yo les debía, por lo mismo me convertí en la chica perfecta, la cual no cometía ningún error y nunca se veía débil -- comenzó a hablar, ahora sin quitar la vista de él. -- Las drogas me envolvieron en un oscuro mundo durante dos años y mucha gente me hizo daño, también hice mucho daño. -- Sentía que teniendo diecinueve había vivido por tanto y eso le asustaba. -- Supongo que me da miedo cuando la gente se preocupa por mi -- terminó la frase con un suspiro, pero le sonrió como si todo lo dicho ya fuese parte del pasado y en parte lo era, pero los demonios siempre volvían en el peor momento. -- Pero no sé, supongo que contigo es diferente. No es algo que pueda explicar. -- se encogió de hombros.  

Aquél resumen de sus propias palabras que Liv hizo, provocó que apretara sus labios en una sonrisa más irónica que verdadera. “Justo ese tipo.” Concordó al final, aunque escucharlo de boca ajena sonaba incluso peor que en sus pensamientos. Aunque, sentir el tacto de su mano y las palabras de comprensión, provocó que aquella sonrisa inicial se fuera transformando en una más verdadera. A pesar de todo, su última duda, hizo que tuviera que detenerse a pensar, ya que se encontró con que era una duda que ambos compartían. Así, su mirada se trasladó a la laguna una vez más, analizando el paisaje a pesar de que su cerebro estaba en un lugar completamente ajeno al escenario. “Cuando era pequeño, solía ser el tipo de niño que hacía sentir orgullosos a sus padres. Destacaba en absolutamente todo, estudios, deportes, música… superaba todos los retos que mis padres me ponían porque sabía que eso era lo que esperaban de mí.” Comenzó, sacando a la luz partes de su vida que solía mantener ocultas a simple vista. “Pero un día, me di cuenta de que nunca sería lo suficiente para ellos y comencé a pensar que ellos tampoco lo eran para mí.” Admitió, teniendo en su cerebro las imágenes de su temprana adolescencia. “Decidí que mis éxitos serían míos y de nadie más, tal y como mis errores, sólo míos, no me interesaba lo que los demás pudieran pensar.” Prosiguió, pues el desentenderse de sus padres había sido una de las partes de su vida que definían el tipo de hombre que era ahora. “Y te puedo asegurar que el número de personas a las que no quiero decepcionar son menos que los dedos de una mano.” Explicó, para devolver la mirada a los orbes avellana que casi parecían más claros por la acción del sol. “Yo tampoco sé por qué me importa tanto. Sólo lo hace.”