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Rugby Game: Capitulo Cuatro/Obsesiones
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Resumen: UA. Es imposible negar la fuerte atracción entre un jugador de rugby de fines de semana y el asistente ejecutivo de Jason Johnson, el apuesto millonario que haría lo que fuera por una aventura con su secretario antes de casarse.
Nota: Esta historia es original de Orquídea Negra quien me dio su permiso para adaptarla a la pareja de Larry, espero les guste. Orquídea muchas gracias de nuevo por darme tu permiso. Pareja: Harry Styles / LouisTomlinson
Hola de nuevo, espero estén bien.
Les dejo nuevo capitulo, espero les guste. Y ya saben cualquier error o duda no duden en decírmelo. Que yo les contesto.
Cuídense oki y hasta la próxima ;)
Era media semana cuando Jason Johnson iba sentado en la parte trasera de su lujosa limousina negra. Como todo hombre, gustaba de los buenos automóviles. Y como buen descendiente del apellido Johnson, no conducía, de eso se encargaban los empleados. Si él necesitaba estar en cualquier lugar, a cualquier hora, siempre había alguien dispuesto a llevarlo a donde fuera.
Con una mueca de disgusto, miró como sus pantalones de un gris obscuro, se habían arrugado con el movimiento del vehículo. Su elegante y carísimo traje  era nuevo y parte del guardarropa que su madre se había empeñado en traer al visitarlo nuevamente.
Marcia Johnson había ido a verlo, después de unas paradas en Milán, Praga, París y Roma para adquirir “unas pocas cosas para su niño”. Marcia, como toda dama de sociedad, gustaba de hacer sus compras en las boutiques más prestigiosas del mundo.
Los más exclusivos diseñadores de ropa, contaban con las tallas de todos los integrantes de la familia entre sus archivos.
Y solo Marcia podría decir que Alexander Amosu, le había suplicado en persona para diseñar un traje único para su retoño, y pues no era desconocido que los Johnson se codeaban con la élite de Europa, incluyendo a los mejores modistas. Y al punto de vista de Marcia, a pesar de que la ropa australiana empezaba a hacerse de renombre en el mercado de la moda, siempre había tenido y seguido su propio ritmo.
Más ella siempre se había inclinado por lo clásico, lo elegante y lo costoso. Por esta razón, cada vez que se le antojaba visitar a su primogénito, no dudaba en llevar elegantes trajes para él y ahora, unos cuantos vestidos para su próxima adorable nuera, pues las marcas australianas no terminaban por gustarle.
Esto no era que molestara al joven heredero, pues él siempre que podía, visitaba la ciudad de New York por motivos más de shopping que de negocios. Y siempre agradecería— a su estilo— esas compras hechas por su madre. Además no podía negar que lo aliviaba, aunque fuera un poco,  tan oportuna visita porque mantendría ocupada a su actual prometida.
Sin embargo, cuando su madre le llamó desde la limousina que la había ido a recoger al aeropuerto, para informarle que acababa de llegar para pasar dos maravillosas semanas con él y su encantadora prometida, él no pudo sino respirar algo intranquilo. Su madre simpatizaba tanto con su futura nuera, que nunca sabía qué esperar. Y menos aún cuando Emily le había resultado más agobiante de lo que había esperado.
Así es como había llegado a esta situación de casi casado. Estaba muy molesto porque para empezar, disfrutaba de su vida de soltero y de sus múltiples conquistas.
Se suponía que dos meses previos a la boda, recibiría las riendas de la empresa y CEI. Más como los negocios siempre han sido prioridad para ellos, la boda se pospuso, hasta dentro de un par de meses donde quedaría atado de por vida a Emily. Pero no por eso pensaba en ser el más fiel de los maridos.
Y mucho menos, cuando conoció a aquel hombre que se inmiscuía en sus pensamientos, aún cuando se acostaba con su prometida. Nada digno de un caballero, pero inevitable para Jason. Así como se introdujo en su mente sin avisar, lo conoció por casualidad, pues su perfecto currículum lo llevaron a darle un puesto como su asistente ejecutivo.
Louis Tomlinson tenía el atractivo innato por el que muchos matarían. Al principio lo catalogó de común, un empleado más que no estaba a su nivel. Y como los  Johnson no juntan el placer con los negocios, no puso reparo alguno a la hora de contratarlo. Él era muy inteligente, sagaz y si servía para sus planes mucho mejor.
Pero no contaba con que empezará a sentir semejante atracción por ese castaño de grandes ojos y bonito trasero. Podía incluso contar con los dedos de su mano  las veces que habían tenido algún tipo de contacto físico, que si bien había sido escasos y sin relevancia, habían logrado encender en él un instinto tan salvaje y primitivo que a duras penas lograba controlar los temblores de su cuerpo.
Trás un largo recorrido hacia su oficina, ya se encontraba sentado tras su escritorio en su sillón de piel. Con fría mentalidad repasaba todos sus pensamientos. Por más que le daba vueltas al asunto, no lograba dar con una conclusión que lo satisficiera. Lo que sí, es que lo ponía de muy mal humor no entender y mucho menos explicar esa tensión sexual, que lo sofocaba cada vez que se quedaban hasta tarde a repasar algunos informes.
Por que eso era para él, simple y pura tensión sexual. Que lo frustraba al no saber si Louis sentía lo mismo en su presencia, al tiempo que lo irritaba el saberse y sentirse demasiado para tan insignificante jovencito. ¿Qué le había hecho?. Más eso no importaba ahora, lo único que le interesaba era saciar sus ganas de dar satisfacción a sus deseos carnales que no tenían nada que ver con amor. Pues para él, el amor no existía y nunca lo haría.
A su manera de pensar, solamente existían relaciones agradables que permitían la convivencia mutua en un matrimonio. Lo que lo llevaba a meditar de nuevo en Emily. Con ella sentía esa clase de relación, pues ambos tenían gustos afines, disfrutaban de los lujos de la vida y habían sido educados para representar dignamente sus respectivos apellidos. Y su asistente de clase media, no.
Tal vez eso era parte de lo que le atraía de Tomlinson. Las diferencias tan obvias en las escalas sociales, esa emocionante sensación que solo lo prohibido sabe otorgar, adjuntando que él era lo opuesto a todas las parejas que  había tenido en algún momento. Rió despóticamente al pensar en sus deslices; aventuras ocasionales con mujeres que daban la impresión, y en algunos casos así era, de ser mujeres de mundo.
Curiosamente, a su asistente le había tocado deshacerse de ellas —cubriéndolo con Emily — pues era el único que veía el interminable desfile de rubias, pelirrojas y morenas con cuerpo de modelos que no debían aparecer de nuevo después de una noche de placentero sexo con un hombre como él. No las culpaba. Nadie era como Jason Johnson en la cama, ¡por supuesto volverían por más!. Y esa era precisamente la reacción que esperaba que Tomlinson tuviera en algún momento.
Mientras meditaba, bebió un trago de licor que tenía en su escritorio.
«Amargo».
Así es como él se sentiría si no saciaba pronto su incandescente deseo, que rayaba en desesperada hambre por su asistente de ojos azules.
Nadie podía negar que Jason Johnson era un gran estratega. Cuando tomó las riendas de CEI, alrededor de un año atrás, su ya desorbitante fortuna dió un crecimiento del veinte por ciento, algo que ni su padre podía haber hecho. Probablemente a ello se debía que este no le hubiera prohibido el seguir manteniendo sus oficinas en Australia, en lugar de su ciudad de origen; Londres.
Aunque Johnson debía saber que a su hijo nadie lo manejaba. Las estrategias comerciales de Jason, así como un talento nato para predecir los movimientos de los mercados mundiales financieros, lo hacían el mejor. Y como el mejor siempre obtenía lo que quería, podía apostar sus millones de libras  a que Louis Tomlinson sería suyo, costara lo que costara. Desde ese momento comenzaría a tejer la red en la que Louis caería solo. Además que su experiencia y conocimientos en estrategias, le trasarian el camino fácilmente hasta el bronceado cuerpo de Tomlinson. Sonrió lascivamente, pues un buen estratega comienza por mentalizarse. E imaginar hundiéndose tan profundamente en él, lo enfocaba a alcanzar su meta; que era hacerlo suyo.
*****
Liam trataba de no pensar demasiado en su situación. Desde que Sam le dijera que estaba ya en algo serio con alguien más, se sentía más que triste, molesto e indignado.
—Solo es un sapo que no completó la transformación en príncipe  —Farfulló muy indignado para s�� mismo, mientras esperaba su turno de ser atendido en la oficina postal. Este era trabajo que él no hacía normalmente, pero necesitaba despejarse un poco, por lo que informó que  iría a depositar el correo que debía ser enviado.
—¿Por qué y quién es un sapo?. —Escuchó que alguien le dijo. Levantó la mirada para verlo y se quedó mudo de asombro. —¿Estás bien?. — Dijo de nuevo un atractivo chico de cabello negro , ojos cafes, pestañas largas,labios delgados, alto… todo un príncipe.
—Si. —Respondió  dándose cuenta de su propio sonrojo, no imaginó que alguien lo escuchara hablar solo —como hacía ocasionalmente— La fila avanzó un poco más y Liam respondió como mejor creyó que era lo correcto.  
—No creo que eso te importe, además no te conozco —El joven de ojos bonitos se carcajeo abiertamente, por la respuesta de ese chico tan adorable que hablaba solo.
—Tienes razón —concedió —soy Zayn, Zayn Malik — se presentó. tendiendole la mano y con una sonrisa de comercial de pasta de dientes.
—Liam Payne —Se presentó devolviendo el apretón de manos. Tardaron unos segundos en romper el saludo. —Mis amigos me dicen Li, pero tú puedes decirme Liam. —Soltó calmadamente.
—Ok. Y ya que nos conocemos, me dirás que te tiene hablando tan enojado  —Preguntó con curiosidad.
—No se... ¿Quién me asegura que no usaras lo que te diga en mi contra o algo? —inquirió Luna con tanta normalidad, que el chico volvió a reír.
—Tienes mi palabra de que no diré nada, lo prometo — dijo mientras cruzaba su pecho en forma de juramento.
Liam no estaba seguro de por qué pero decidió contarle a Zayn su drama con Sam después de todo  sería la única vez que lo vería.
*****
Eran cerca de las siete de la noche del jueves. El clima era cálido y perfecto. No por nada, el calor del verano entibiaba las noches en esta ciudad. Sydney, como muchas otras ciudades importantes del mundo, tiene sus rascacielos iluminados antes de que anochezca. Las brillantes luces de los parques y jardines, así como de tiendas y automóviles, permiten apreciar las cientos de calles y avenidas que se distribuyen como ríos y riachuelos por toda la urbanidad.
Pero no solamente en la tierra se pueden percibir los agradables colores. El cielo también es iluminado por cientos de minúsculas estrellas, pero que dan una sensación por demás agradable al oscuro espacio abierto en lo alto. Este firmamento despejado estaba siendo observado con interés en diferentes partes de Australia, al mismo tiempo.
—¿Sabes como le va a Harry, James?. —Inquirió un altivo Des, desde su cómodo sofá de color rojo. Estaban en su lujoso pent-house con grandiosas vistas, en uno de los lugares residenciales más fashion de Australia. Green Square era uno de los lugares donde Gregorian había colaborado en construir un proyecto del gobierno del estado de New South Wales.
—No he tenido la posibilidad de verlo. Temo que se haya enfadado con la tarea que pusimos en sus manos. —El rostro de James lucía un poco demacrado, pero sus facciones eran firmes y apesar de que en su  cabello asomaban unas canas, se le veía más  feliz que nunca en su vida. Agitó un poco su vaso con brandy y miró directamente a los ojos de su amigo, dejando de asomarse por un enorme ventanal. —Le dejé un mensaje en su celular, espero que lo conteste viniendo hoy.
Des resopló con fuerza.
—Por su bien que así lo haga. — Miró su vaso y gruñó al ver que de su licor de crema, ya casi no quedaba nada. Se levantó con esfuerzo de su cómodo lugar y caminó al bien surtido bar donde prosiguió a llenar su vaso. —Además no creo que se enfade más de lo que ya lo estaba. Sabe que hoy es noche de cena familiar y aquí tocaba. Y espero se acuerde de traer el postre.
—Deja de refunfuñar, Des. —Las puertas del ascensor que conectaban con el piso abría las puertas dejando pasar a un joven alto y atractivo, vestido muy casual y cómodamente. A su lado entró caminando la esposa de James. —Aquí está tu pastel de chocolate. —Le dijo alzando el brazo donde cargaba una caja que ponía Michael´s patisserie.
—¡Harry!. —Respondió a manera de saludo su padre, quien dejó su vaso con licor en la tabla del bar y se acercó a su hijo dándole un abrazo —Ya empezaba a creer que no vendrías.
—Al contrario de mí, que sí confié en tí. —Saludó James sonriendo al muchacho y acercándose a besar a su mujer, quien llevaba cargando unas bolsas con la cena. James las tomó y las llevó al comedor, donde se dispuso a poner la mesa. —Por cierto, Zayn ya llegó de viaje. —Le informó al rizado —dice que te envía los balances por e-mail.
—Vale. Lo checo después —le respondió. —¿Y qué toca hoy?. —Harry preguntó mientras caminaba hacia el comedor, donde depositó sobre la mesa la caja con el postre.
—Comida Mexicana. —Respondió James tratando de ayudar a su esposa, fallando cuando se le resbaló una de las copa de cristal importadas de Alemania.
—¡James, mis copas!. —Exclamó medio en broma, medio enserio Des cuando escuchó el sonido del cristal reventándose en el suelo. —Mejor siéntate, conmigo — dijo llevandose a su amigo.
—¿Y qué tal te ha ido, Harry?. —Preguntó James mientras empezaban a comer —Ya no pareces tan molesto como cuando te dejamos a cargo del arreglo de la casa de ese cliente tan insistente. —Hizo una pausa pensativo. —Cómo se llamaba... ¿Lewis?.
—¿Te refieres a Louis? —Preguntó alegre Harry y las tres personas frente a él alzaron las cejas al mismo tiempo.
—¿Ya lo llamas Louis?, ¿Que no era, el nerd? —Preguntó con mofa James, mientras su esposa soltó un chillido emocionada.
—¡Oh, Harry!. ¿Es lo que me imagino que es?. —Preguntó llena de emoción dejando caer su tenedor. —Sabía que ese trabajo rendiría sus frutos. —Aseguró sonriente disfrutando de sus enchiladas.
—¿Y bien?.
—¿Y bien qué — Replicó Harry haciéndose el desentendido bebiendo de su copa.
—¡Venga, Harry!. —Exclamó pícaro Des. James sonreía y miraba expectante, olvidándose de las enchiladas que tanto había esperado.
El joven de ojos verdes se detuvo un momento, perdiéndose en sus pensamientos. Mirando al vacío, no se dió cuenta que su familia captaba como sus orbes se entornaban. Y es que simplemente no podía dejar de pensar en él. «Louis». Su nombre que anteriormente le había parecido extraño, ahora sonaba como cánticos celestiales en sus oídos y salía naturalmente de sus labios...
Después de ese encuentro el lunes, sentía la necesidad de estar con él. No sabía como, no sabía porqué, pero todo el día martes se le hizo eterno lamentándose haber dicho que se presentaría hasta el miércoles. Y el miércoles. ¡Qué rápido se le fue el tiempo en la casa!.
Llegó más tarde como habían acordado y obviamente el castaño ya no se encontraba ahí. Harry se dispuso a trabajar parte del día en la cocina, sin prisa, pues tanto haber esperado el martes, no estaba dispuesto a irse sin haber visto al chico que ahí vivía solo. Estas sencillas palabras retumbaron en sus oídos.
Le gustaba estar metido en esa casa. Sin saber cómo explicarlo, sentía una especie de deja vú, algo así como que pertenecía ahí, algo no implícito que le indicaba que ese era su lugar. Nunca le había pasado antes, ni siquiera con, «¿cómo se llamaba?», ni siquiera se acordaba de nada cuando pensaba en ese chico tan especial. Podía incluso percibir el aroma de Louis en el ambiente, tan familiar, tan delicioso.
El verano le castigaba fuertemente ahí encerrado en la cocina. Era un calor muy sofocante, podía palparlo y casi veía los vapores que subían desde la tierra. En los jardines vecinos, amas de casa y niños que debían aprovechar sus vacaciones, se encontraban en los frescos interiores de sus acogedoras casas, refugiados de los intensos rayos del sol, que daba inicios de empezar a ocultarse.
Empapado en sudor, la camiseta se le pegó al cuerpo. Desde su frente, gotas de sudor salado escurrían interminables por su rostro hasta perderse en el inicio de su amplio pecho. Con su brazo izquierdo se secó un poco el sudor, mientras con el derecho seguía sosteniendo el martillo, que empleaba para colocar unos clavos en una pieza de madera. No escuchó cuando la puerta de la entrada se abrió y cerró, almenos hasta que sintió que alguien lo miraba profundamente.
Volteó lentamente, sabiendo quien sería, pues el delicioso aroma cítrico de su loción, se extendió hasta su nariz con más fuerza. Ahí, de pie en la entrada de la cocina, estaba el castaño mirándolo con la boca ligeramente abierta. Su cabello parecían más desordenados debido a la humedad del ambiente. Harry colocó el martillo en el suelo, para después levantarse con lentitud.
Sin pensarlo dos veces, siguiendo su instinto, volvió a secarse el nuevo sudor aparecido en su frente y sus grandes manos se dirigieron al borde de su camiseta. De pronto el calor se le hizo insoportable y la camiseta innecesaria. Con lentitud comenzó a deslizar la playera para deshacerse de esta. Extrañamente se sentía excitado al saberse admirado por el chico, quien no podía sacarle sus grandes y bonitos ojos azules de encima.
Él le sonrió disimuladamente, mientras poco a poco revelaba su bien marcado torso. Arrojó la camisa a la silla más cercana. Unas gotitas de sudor resbalaron por su clavícula. Sin romper el mágico momento, se acomodó frente a él estirándose en toda su altura poderosamente. Rió suavemente cuando el portafolios resbaló de las pequeñas manos de Louis hasta dar con el suelo.
Se permitió admirarlo de abajo hacia arriba con lentitud, deteniéndose en los  labios que permanecían ligeramente abiertos, tentadores. Fue incapaz de controlar sus ojos, que inconscientes lo traicionaron; mirándolo a él y después a la mesa de la cocina sugerente.
Podía pensar en las miles de cosas que podría hacer con el frágil cuerpo desnudo del castaño, bajo el suyo propio y sobre la brillante mesa barnizada. Estrenando la brillante tabla, pareciéndole que era el correcto uso, para lo que había sido diseñada.
Cada instante transcurrido, añadía calor al ambiente, siendo más agobiante, electrizante. La tentación de recorrer con sus manos ese menudo cuerpo bronceado le hicieron reaccionar en su entrepierna. Sintió como sus instintos se adueñaron de él, cegándole la razón, enloqueciendo cuando la pequeña mano de Louis, se colocó sobre su pecho con suavidad.
Sus rostros se acercaron lentamente. Pegó su cuerpo atrevidamente al del chico, que seguía parado ahí con su mano descansando sobre él.
Con firmeza pasó su brazo por la pequeña cintura de Louis, cada vez acercándose más. Podía sentir su pecho latiendo desbocadamente como si estuviera en su más importante partido de rugby. Apenas rozó los labios del castaño, fue como probar la más dulce miel. En ese mismo momento lo más lógico era hacerlo suya, poseerlo hasta que perdieran la conciencia en ese mar de indescriptibles pasiones; fusionarse en uno…
—Harry... Harry...
—¡Harry!. —Escuchó una voz lejana que lo llamaba persistente, volviendo a la realidad.
—¿Que?. —Respondió algo perdido, sonrojado y respirando con dificultad. Con vergüenza, sacudió su cabeza y se disculpó para retirarse al lavabo, donde con urgencia se refrescaría. Si así se ponía con el mero recuerdo, ¿qué diantre haría cuando el viernes lo tuviera frente a él de nueva cuenta?. ¿Sentiría Louis lo mismo?.
Espero les gustara, cuídense mucho y hasta la próxima.
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Rugby Game: Capitulo Tres/ Primer Touché
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Resumen: UA. Es imposible negar la fuerte atracción entre un jugador de rugby de fines de semana y el asistente ejecutivo de Jason Johnson, el apuesto millonario que haría lo que fuera por una aventura con su secretario antes de casarse.
Nota: Esta historia es original de Orquídea Negra quien me dio su permiso para adaptarla a la pareja de Larry, espero les guste. Orquídea muchas gracias de nuevo por darme tu permiso. Pareja: Harry Styles / LouisTomlinson
Hola de nuevo, espero estén bien.
Les dejo nuevo capitulo, espero les guste. Y ya saben cualquier error o duda no duden en decírmelo. Que yo les contesto.
Cuídense oki y hasta la próxima ;)
Cuando la puerta de su casa fue aporreada con insistencia esa mañana tan temprano, debió haber imaginado que llevar puesto su más pequeño y ajustado boxer no era muy adecuado para abrir la puerta a un completo desconocido. Y tal vez hubiera acomodado, aunque fuera solo un poco su  cabello castaño que evidenciaba que acaba de levantarse.
Pero siendo las siete de la mañana del lunes, la muy fría lógica de Louis Tomlinson, no trabajaba hasta llegar a las nueve a su oficina, que era donde empezaba a funcionar como era debido. Y dado que acababa de terminar el fin de semana, refunfuñó al ser molestado tan temprano.
«¡Cielo santo!, ¡todo el mundo en Australia trabaja a las nueve!, ¿acaso no es el lema de los australianos: No worries?».
Todo el fin de semana fue de locos para él. En tiempo récord se dispuso a cambiarse de casa. No tenía muchas cosas que trasladar, o al menos es lo que pensó hasta que vió las columnas de cajas de cartón balanceándose amenazadoramente frente a él. Cuando se le presentaban problemas peliagudos,  siempre buscaba soluciones simples y soluciones simples son el equivalente a...
«llamemos a Liam».
Y así hizo. Llamó a su amigo, el viernes bien entrada la noche, quién no lo pensó dos veces y de inmediato canceló la cita que tenía con Sam Evans para ir a las Blue Mountains. Louis lo había olvidado y se lo hizo saber a su amigo, pero Liam lo tranquilizó diciendo que su amistad estaba primero y que si Sam realmente quería algo serio con él tendría que aceptarlo, además para Liam era evidente que el chico quería que algo más pasara durante ese fin de semana y  no estaba dispuesto a tener sexo sin compromiso.
Pues era un chico educado a la antigua.
Esta explicación que le dió su amigo, ayudó a Louis a sentirse algo menos culpable y lo enfocó nuevamente en el reto que cambiarse de casa le presentaba. Con la afortunada y entusiasta ayuda de Liam y su automóvil, se ahorró los gastos de mudanza, gastos que pensaba invertir horas más tarde en una pizza grande con extra queso y  su última botella de vino tinto, para compensar a su amigo en una tranquila noche de chicos.
Hubiera contado con más ayuda, pero lamentablemente, ese fin de semana, todos los inquilinos de su casa ya tenían planes y con disculpas torpes se excusaron de no ayudar a tan atento y amable casero a mudarse. No los culpaba de estar él en su lugar, se hubiera inventado un compromiso, preferiría mil veces estar en la playa tomando el sol con la única preocupación la de asegurarse de tener suficiente bronceador, a pasarse el día cargando cajas y poniendo en orden ambas casas.
Como la noche del viernes se dedicó a empacar las cosas que se llevaría con él, el sábado hicieron los viajes necesarios hasta la nueva casa. Cuando llegaron, sonrió con satisfacción al ver la cara de su amigo. Este estaba encantado con la casa, que aunque algo pequeña, era muy atractiva con sus dos palmeras en el jardín trasero. No resistiendo las ganas, comprobaron que estaban a quince minutos exactos caminando desde la casa hasta la costa.
Después, Louis tuvo que llevarse a jalones y empujones a su amigo de la playa, quién exclamaba que le gustaba mucho más ese lugar que la legendaria Bondi beach. Louis no se dejó convencer, pues sabía que Liam no se perdía por nada los capítulos de sus series favoritas de televisión: Bondi Rescue y Bondi Vet. Además que Louis pudo comprobar que lo decía mirando a los  surfistas que aprovechaban el oleaje del mar provocado por la refrescante brisa marina, brindándoles las mejores olas de la temporada.
Una vez que Liam y todas las cajas correspondientes estaban en la casa de Manly beach, empezaron a desempacar algunas cosas, no todo, pues Louis tenía planes de amueblar su propiedad con el bono de fin de año, cuando lo recibiera en unas cuantas semanas, así que pusieron el lugar lo más habitable posible con las pocas cosas disponibles que tenían a la mano.
Louis no pudo evitar ver con un poco de lástima, la colchoneta en la que dormiría unos días, pues no había tenido tiempo de comprar su nueva cama con anticipación, ya que el viejo colchón debía ser usado por la nueva inquilina de la casa de sus padres. Cuando miro la hora en su reloj de pulsera, se sorprendió ya que eran las siete de la noche, pero apenas se estaba ocultando el sol.
Las tiendas siempre cierran a las cinco y media de viernes a miércoles, a excepción de los jueves cuando los comercios cierran a las nueve de la noche, por lo que Liam opinó que lo mejor sería comprar la pizza en algún restaurante por ahí, tal y como Louis había planeado. Louis llevó una botella de vino y optaron por cenar y pasar la noche en la casa de Liam, pues el chico no estaba dispuesto a dormir en la simpática colchoneta de segunda mano de su amigo.
El domingo en la mañana, ambos chicos despertaron con una ligera resaca, que tuvieron que aliviar con un par de aspirinas cada uno. Y continuaron donde  habían quedado. Aún faltaba arreglar la vieja casa de Louis, porque el nuevo inquilino llegaría el lunes por la noche y no habría tiempo de ordenarla durante ese día. Manos a la obra, limpiaron, acomodaron y pintaron la vacía recámara, le pusieron una bonita cortina y colocaron sábanas limpias a la desgastada cama.
De ahí todo su cansancio físico. Por eso el domingo en la noche, una vez que Liam se ofreció a dejarlo en la nueva casa y partió, Louis deseó estrenar, muy merecidamente, su pequeña bañera. El bonito baño tenía opaca piedra rosa y todo combinaba armoniosamente con las ligeras luces, pero eran evidentes los detalles que hacían falta.
El mueble del lavabo estaba completamente abierto, dejando ver parte de la tubería del desagüe. El espejo seguía en su caja recargado en una de las paredes. El pedazo de pared, donde se suponía iba la repisa para las toallas, solamente tenía los hoyos donde se instalaría, pero de ahí en fuera, lo demás estaba en perfecto estado y lucía agradable (ignoró las vocecitas en su cabeza que le decían «eso dices porque es tu casa»).
Con todo y esos molestos pensamientos, se dispuso a tomar un relajante baño, usando los jabones con aromas frutales que Liam le había traído de su último viaje a las islas de Fiji. Ahí en medio de burbujas, se permitió soñar con la vida en su nueva casa, deseando tener con quien compartirla. Después de media hora se dispuso a dormir, vistiendo solo un boxer, pues el calor esa noche era insoportable. Durmió profundamente con el aire acondicionado encendido…
El golpeteo cada vez más insistente en la entrada principal, lo despabiló y le hizo moverse para ir a abrir la puerta, antes de que quien quiera que fuese la echara abajo.
Frente a él, estaba el hombre más atractivo que hubiera tenido la ocasión de tener tan tentadoramente cerca. Al menos quince centímetros más alto que él y el doble de ancho, Louis no pudo evitar recorrerlo con la mirada. El varonil hombre parado en el umbral de la puerta, le despertó un fiero deseo que recorrió cada pulgada de su cuerpo.
Bronceado, alto y musculoso. Su mandíbula cuadrada enmarca perfectamente su atractivo rostro. Cabello largo castaño oscuro y además rizado,nariz recta, labios gruesos y de un color rosa indebido uf… ojos verdes, dios, quien había hecho a este hombre.
El desconocido frente a la puerta, vestía unos jeans negros que se pegaban a sus poderosas piernas. La camiseta revelaba un vientre duro perfectamente plano y a los bien trabajados músculos de su amplio pecho. Los fuertes brazos colgaban a sus costados. Parecía la encarnación de un dios griego cargando un maletín negro.
Semejante visión la había dejado sin respiración. Reuniendo todas sus fuerzas e ignorando el salvaje calor de su estómago, pudo apenas murmurar débilmente.
—¿Si? —deseando escuchar la voz del desconocido.
—Buenos días. —Su voz profunda, ligeramente ronca y en extremo agradable, le sonó melodiosa a sus oídos. —Vengo de inmobiliaria Gregorian.
—¿Es usted el carpintero? —se felicitó a sí mismo al escuchar que de su boca salía una voz firme y no el gemido que había temido escaparía de sus labios.
—Preferiría que me llamara técnico especialista —bromeó el guapo chico con un guiño y agregó —pero supongo que sí, soy el carpintero.
«¡Y vaya carpintero!».
Le hubiera gustado expresar una respuesta, pero simplemente se quedó un poco más mirándolo, hasta que él hizo seña de querer entrar. Lo que le puso el rostro rojo de vergüenza a Louis. Torpemente, se hizo a un lado y le permitió el paso. Sin querer, el pecho del hombre rozó su hombro desnudo, provocando placenteras cosquillas en todo su brazo.
«¡¿Hombro desnudo?!».
Una mirada evaluadora del hombre frente a él, lo hizo mirar hacia abajo, suplicando que no llevara solo puesto... su boxer.
«¡Rayos!, ¿cómo había podido olvidarlo?».
Deseó con todas sus fuerzas echar a correr, pero eso lo hubiera delatado. Así que con toda la dignidad que pudo reunir, alzó el rostro sonriente, pero apenas pudo abrir la boca cuando el hombre se le adelantó.
—Por cierto, necesito que el señor Louis Tomlinson me firme estas hojas. —Calló para sonreír y decir —¿podrías llamarlo, pequeño? —remarcando lentamente y con la voz cargada de intención.
Louis pasó rápidamente del rojo vergüenza al rojo indignación. ¿Qué le hacía pensar que él no era Louis Tomlinson? y peor, ¿porqué se atrevía a llamarlo pe-que-ño?. Soltó un bufido de indignación y se acercó al moreno extendiendo su brazo (olvidando de nuevo que solo estaba en boxer).
—Dame, ahorita te las regreso firmadas, primero hay que leerlas.
Él le tendió los papeles de la carpeta que llevaba en el maletín con el que había entrado. Louis no pudo evitar notar, que el técnico —pensó sarcásticamente — echaba un vistazo despistado a la casa,  incluyendolo a él descaradamente en el recorrido.
Eso lo molestó  así que con el tono de superioridad que usaba, para ahuyentar a las amantes que su jefe ya no quería ver, agregó —mientras tanto puedes empezar con la cocina, con permiso —murmuró entre dientes, tomando las hojas de mala gana y con la nariz apuntando hacia el techo, se retiró a su habitación, para posteriormente irse a la ducha porque tenía que ir a trabajar.
El rizado se quedó viendo como se iba el chico. Su actitud lo había tomado desprevenido, pero lo que le inquietó, fue lo rápido que reaccionó su cuerpo ante la presencia de ese jóven. No era posible que a su edad, se dejara dominar por sus hormonas de esa manera. ¡Ya no era un adolescente, por todos los cielos!. Pero era culpa de ese jóven y su... vestimenta.
«¡¿Quién abre la puerta a un desconocido vestido solo con ese pequeño boxer ?!»
Al despertar esa mañana tan temprano, fue con la intención de "mientras más pronto comiences, más pronto terminarás". Por esa razón, se fue directamente a las instalaciones donde se daba el mantenimiento a los camiones de carga y transportes de Gregorian. Ahí tomó una camioneta de las que más le agradaban y se pasó a las bodegas, donde almacenaban  los materiales que empleaban para sus construcciones.
Antes de que dieran las siete de la mañana, se encontraba manejando camino a la casa del “nerd”  —como ya se había acostumbrado a llamar al quejumbroso cliente — Al tocar unos minutos persistentemente la puerta de madera, que él mismo había diseñado y sugerido para ese tipo de casa, se había preparado para todo, menos para lo que sucedió.
Su mente estaba centrada en la imagen que había imaginado  del sujeto, así que era obvio que esperando encontrarse con un cuarentón, gordo, pelón y cuatro ojos, su impresión fue grande al encontrarse con «¡diablos!, ¡un sexy  castaño en un  boxer que no dejaba mucho a la imaginación.   
Maldijo nuevamente por lo bajo, probablemente era sobrino, o algo así, de Tomlinson, por eso se había atrevido a coquetear un poco con él llamándole pequeño. Molesto consigo mismo, sacudió su cabeza, repitiéndose mentalmente que era un profesional y que estaba ahí para arreglar la casa del cliente fastidioso. Además de haber estado con hombres más guapos. ¡Sí, eso es lo que pensaría cada que viera a este chico, para alejar esos cándidos pensamientos, que tan rápido le abordaron en cuanto le abrió la puerta de la casa!.
Mejor sería que fuese por el material para empezar a trabajar. Estaba seguro que el trabajo limpiaría su sucia mente. «¡Apenas las siete y ya pensando en desahogarse, ni tan rápido pensaba en finanzas!». Así que salió a la calle para tomar su ropa y equipo de trabajo, que seguía estando en el asiento del copiloto, en el lado izquierdo. Debía cambiarse, aunque ya no estaba seguro de querer terminar tan pronto ese trabajo. Cargando la pesada caja de herramientas, se dirigió a la cocina para ponerse a trabajar.
Para cuando Louis salió del baño, tras una veloz ducha, se vistió con un traje de color gris que dicho sea de paso enmarcaba muy bien su figura, se peino el cabello con algo de gel en forma de tupé, luego  reviso rápidamente las hojas que debía firmar. Ya conforme con lo estipulado, estampó su firma y nombre.  Como ya se le había hecho un poco tarde, tomó su portafolios y se apresuró a agarrar sus llaves porque ya debía retirarse si no quería perder el ferry.
Supuso que vería a aquel gigante en la cocina. Y no se equivocó. Ahí estaba de pie y dándole la espalda, decidiendo por dónde empezar. Ya llevaba puestas unas bermudas gastadas, una amplia playera con colores fluorescentes y botas de trabajo. Aún así le pareció muy atractivo. Carraspeó la garganta para darse a notar.
—Aquí tiene las hojas firmadas —dijo Louis cuando este se giró a mirarlo. Trató de no ver los intensos ojos verdes que lo inquietaban demasiado.
—Gracias —respondió el moreno sin aparente interés, lo recorrió de arriba a abajo y esbozó una cínica sonrisa que Louis alcanzó a ver.
—¿Qué le hace tanta gracia? —interrogó el castaño alzando las cejas, pero prefirió no haberlo hecho.
—Ya no lleva solo el boxer, ¿eh? —respondió sin inmutarse y disfrutando mirándolo, como acariciando descaradamente su cuerpo. Está de sobra decir que esto le sacó colores a Louis. —se veía mejor —murmuró y antes de recibir una palabra en respuesta, agregó queriendo romper la tensión que desprendía el castaño —¿El señor Tomlinson, tambien saldra o solo tú?.
Louis hizo una mueca y respondió.
— Sí. —Añadió aguantándose las ganas de gritar. —Porque el señor Tomlinson y yo somos la misma persona. —Con esta última frase dejó congelado y con la boca abierta al moreno. Con una sonrisa de satisfacción y su tono natural ya sin rubores, abandonó la estancia dando el primer azote a su nueva puerta. Sintiéndose victorioso se fue a trabajar.
«¡Idiota!». Pensaron ambos al mismo tiempo y sobre la misma persona.
Mientras el técnico-carpintero-especialista se quedaba en su casa a trabajar, Louis se apresuró a llegar al muelle de Manly para tomar el ferry que lo acercaba a Circular Quay.
Disfrutaba mucho de esta jornada, aunque le tomara cuarenta y cinco minutos de su tiempo llegar hasta su trabajo. Vivía un poco más lejos ahora que desde su vieja propiedad, pero adoraba su primer compra inmobiliaria hecha con sus propios recursos. Con todo y el contratiempo de la mañana, llegó diez minutos antes de su hora normal de entrada, gracias al horario del nuevo ferry que debía tomar.
Se pasó por la oficina de Liam y quedaron de salir a comer juntos. Estaba a punto de contarle de su "pequeño percance matutino", cuando a lo lejos vio que Johnson acababa de llegar. Rápido se despidió de su amigo y se dirigió a su área de trabajo. Esperaba que el jefe estuviera de buen humor, porque no tenía deseo alguno de soportar sus arranques de inicio de semana.
Todo el día transcurrió de manera normal y tranquila, pues Jason había decidido ir a la oficina por solo un par de horas. Él no acostumbraba informar sobre lo que hacía en sus ratos libres y mucho menos a su  asistente. Aunque él estaba al tanto del porque su jefe pasaría ese día fuera, pues la distinguida madre de Jason había llegado ese fin de semana, puesto que Louis se encargó de arreglar y enviar una limusina a recogerla.
Cada vez que la señora Johnson aparecía por aquellos lugares tan alejados de su cómoda vida en Europa, era para quedarse estrictamente dos semanas. Dos largas semanas que Louis tenía planeadas en la agenda de su jefe. La señora Johnson no era para nada de su agrado, así que lo molesto de aquellas esporádicas visitas eran tres cosas:
La primera era que, para el miércoles seguro, la señora, aburrida de no hacer nada en esa ciudad se presentaría en las oficinas a visitar a su hijo. Donde se dedicaría a mirar con superioridad y un tipo de asco a todos los empleados que pasaban por sus ojos, para colmo era Louis quien siempre estaba ahí y quien tenía que escucharla quejarse de la decoración de la oficina, insistiendo que deberían buscar algún edificio mejor o comprar algún rascacielos en Tokio.
La segunda era que, la señora no iría sola, no señor. Iría, como siempre, con la odiosa prometida del jefe. A quién todos  se quedaban mirando nada más al pasar. Y esta se dedicaría a atosigar a Louis con preguntas sobre las actividades de Jason y a obligarlo a agendar citas extra para que el jefe pasase más tiempo con ella, al tiempo que lo miraba con desprecio y criticando junto a su futura suegra la vestimenta de Louis; "no es posible que el asistente de Jason  ande por allí con esas fachas".
La tercera y aún peor de las razones que tenía para sentir molestia por las visitas de la señora Johnson, era el estado en que el jefe terminaba después de ello. Tener a dos mujeres posesivas rondándole cerca, era algo que no podía soportar y curiosamente, prefería pasar más tiempo en la oficina, obligando a Louis a trabajar horas extra. Él sabía bien que eran pretextos para no estar en la compañía de aquellas encantadoras damas, pero como fuera, lo afectaba a él.
Así que suspiró aliviado cuando dió la hora del almuerzo y el jefe le dijo que se iba para no regresar hasta la mañana siguiente y que a primera hora, esperaba recibir los contratos con los últimos acreedores de CEI. Lo único grandioso de las visitas de la reina del hielo, era que cuando el jefe decidía pasar el resto del día afuera, fuera para comer o fuera para alguna reunión, ni por asomo regresaba a la oficina, permitiéndole a Louis disponer de algunas horas libres.
Por eso sonriente, salió con Liam a comer tal y como habían quedado. Fueron a un food court donde ordenaron fetuccini y lasagna. No era la mejor que hubieran comido, pero pasaba cuando solo tenían una hora de almuerzo. Ahí Louis le puso al tanto de lo que había pasado en la mañana.
—Por lo que me dices, ¡ya hasta quiero conocerlo! —exclamó Liam con una pícara risa. —Imagino los colores que te sacó al verte con en boxer.
—¡No digas tonterías!. El que me mirara así, me... —No terminó de hablar, pues recordó cómo se tensó cuando lo miró de forma tan ardiente, casi salvaje. Ni siquiera notó la mueca burlona de Liam. —Me pareció un tipo arrogante. —Finalizó decidiendose por esa descripción de aquel  hombre.
—Oh, ¡vamos Louis!, ¿esperás que me crea que no lo encuentras atractivo?. —Preguntó Liam con esa mirada que tanto fastidiaba a Louis, parecía expresar que Liam sabía y veía cosas que los demás no.
—No se trata de eso Li, debió portarse como una persona educada, aunque, ¿qué se puede esperar de un carpintero?.
—Sexy carpintero , solo para aclarar. —Tosio el ojimiel y sonrió. —Lo que más bien quieres decir, es que lastimó tu ego, al insinuar que Louis Tomlinson no podía ser tan jóven.
—¡Claro que no! y no insinuó eso —alegó el castaño indignado cruzándose de brazos.
—¿Qué insinuó entonces? —defendió Liam  evitando reír por el apuro en que había metido a su amigo, mientras bebía tranquilamente su jugo de frambuesas y manzanas.
—¡Nada!. —Exclamó molesto jugando con su pasta y sintiéndose atacado.
—Entonces te molesta que no se te haya insinuado.—Declaró Liam para después soltar una carcajada por el rostro colorado de Louis. —Ya Louis, mejor cambiemos de tema.
—Me parece bien… ¿Qué te dijo Sam?.
—Lo que era de suponerse. Qué como me había ido. Al principio pensé que se iba a lamentar el que tuviera que cancelar la invitación, pero me salió peor. —Contó Liam  sin querer darle demasiada importancia.
—¿Cómo que te salió peor? —indagó Louis suponiendo que no le agradaría lo que iba a escuchar.
—Pues como yo supuse, ¿recuerdas que te dije que yo no estaba dispuesto a tener sexo sin compromiso? — Louis asintió  —Pues al parecer era lo que esperaba para este fin de semana. En mis narices me restregó que había pasado un increíble fin con Leonard Lipea de marketing.
—¡No!. —Gritó Louis haciendo que varias personas voltearan a verlos. —No... —volvió a decir en un susurro. —con ese tarado, oh por dios —exclamó Louis sintiéndose algo culpable, pues por él Liam no había acudido a su cita.
—Ni siquiera pienses en culparte —lo interrumpió con severidad inusitada, al ver el cambio de semblante del castaño. —Ha sido lo mejor, ¡me has librado de salir con un idiota!.
—Tan decente que se veía el inútil —insultó Louis estando muy de acuerdo. La indignación de su  amigo valía para Liam mucho más de lo que se podía imaginar. —¿Cómo te sientes?. —Le preguntó a Liam acariciando su mano con cariño.
—Pues... pensé que esta relación podría ir en serio, siempre fue tan atento y amable...—Suspiró. —En fin, él se lo pierde. Por eso Louis, no importa si el tipo de la mañana es un carpintero, estoy seguro que con un hombre así, un buen revolcón no te haría daño.
—¡Liam!. —Exclamó el castaño. No pudieron aguantar y se soltaron a carcajadas. Pero las palabras de Liam quedaron grabadas como un tatuaje en su mente.
Esa tarde, cuando Louis regresó de la oficina, su mano tembló un poco al empuñar el pomo de la puerta de entrada. La enorme camioneta de aquel hombre estaba aún estacionada afuera. Abrió la puerta tratando de no hacerse notar, pues no quería un acercamiento directo. Llegó al vestíbulo. Nadie. «Tal vez ya se iba y no me dí cuenta». Más tranquilo depositó algunas bolsas con las compras del supermercado que había hecho y fue a su habitación donde se cambió el traje por un pantalón de pijama y una sudadera holgada, se dirigió descalzo a la cocina a prepararse un sándwich y acomodar su pequeña despensa. Agradecida de que la casa tuviera los indispensables electrodomésticos, como la estufa y el refrigerador. Entonando una alegre cancioncilla que escuchó en la oficina, abrió la puerta del refrigerador y se inclinó acomodando hasta el fondo, algunos lácteos y buscando el paquete de jamón, el queso, la lechuga y la mayonesa que le serían útiles.
—Hola. —Escuchó nuevamente esa varonil voz hablando detrás de él. Se levantó con brusquedad al sentir algo rozar ligeramente con su trasero y soltando el paquete de jamón que tenía en las manos. «¡Maldición!». Masculló Louis entre dientes y se giró para enfrentar molesto al hombre que lo había espantado, quien inocentemente dijo —Lo siento, ¿Te asusté?. —Inquirió alejándose dos pasos.
—¡¿Qué hace aquí?!. —Bruscamente exigió saber. Pasaban de las seis, el carpintero no debiera seguir ahí. Louis estaba muy indignado y curioso a la vez. Verlo le provocó esa sensación de la mañana y las palabras de Liam continuaban repitiendose en su mente.
—Bueno, fuí por un par de cosas que necesitaré más adelante y acabo de dejarlas en el jardín trasero. —Lanzó una mirada extraña a Louis, quien se puso rojo al escuchar la palabra trasero. —Y como ya me iba, quería informarte que no vengo mañana, sino hasta el miércoles. —Respondió el moreno alzando las manos en un tono conciliador.
—Bien. Entonces hasta el miércoles. ¿A qué hora irá llegando, señor?. —Empezaron a caminar hacia la entrada. —Digo, no quiero que me tome desprevenido nuevamente. —Además de recordar el bochornoso momento de la mañana no pudo evitar notar que su enfado con ese hombre no le duraba demasiado. Lo que lo sorprendió.
—Supongo que vendré más tarde, hoy fue el primer día. —Le guiñó un ojo y abrió la puerta para salir. Hizo una pausa y dudó un instante. —Creo que si vamos a vernos dos semanas, al menos podríamos tutearnos. No soy tan viejo, ¿sabes?. —Rió tan despreocupadamente que Louis no pudo sino sonreír y asentir. —Edward. —Pronunció su segundo nombre y le tendió la mano.
—Louis, pero ya lo sabes. —Le respondió el saludo y fingió resentimiento.
—Si. —Alzó su brazo a su nuca frotándose. Parecía algo apenado, pero se repuso de inmediato. —Bien, me voy. Hasta el miércoles... Louis.
Y así se fue. Dejándolo en la puerta, mirando como se iba aquel hombre. «Edward». Apreció la amplia espalda de él, sus estrechas caderas y su paso elegante al andar. «No parece un carpintero común». Se dijo mentalmente. Las palabras de Liam volvieron a resonar en su cabeza.
«Estoy seguro que con un hombre así, un buen revolcón no te haría daño"».
Y no se irían tan fácilmente.
Cuídense y hasta la próxima :)
xx.
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Rugby Game:  Capitulo Dos /El Rugby Player
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Resumen: UA. Es imposible negar la fuerte atracción entre un jugador de rugby de fines de semana y el asistente ejecutivo de Jason Johnson, el apuesto millonario que haría lo que fuera por una aventura con su secretario antes de casarse.
Nota: Esta historia es original de Orquídea Negra quien me dio su permiso para adaptarla a la pareja de Larry, espero les guste. Orquídea muchas gracias de nuevo por darme tu permiso. Pareja: Harry Styles / LouisTomlinson
Hola de nuevo, espero estén bien.
Les dejo nuevo capitulo, espero les guste. Y ya saben cualquier error o duda no duden en decírmelo. Que yo les contesto.
Cuídense oki y hasta la próxima ;) 
—¿Qué diablos fue todo eso? —exclamó Harry  molesto. James acababa de colgar el teléfono una vez que uno de sus clientes. Louis Tomlinson. Se despidiera agradeciendo su tiempo y la solución a su problema.
—Harry, no deberías hablar así con tus mayores. —Dijo su padre con la seriedad contrastante a la diversión que delataban sus brillantes ojos.
—¡Oh no! No me vengas después de tantos años con clases de moral. —Alegó el muchacho a su padre en medio de sus refunfuños y alegatos. Y poniendo, por supuesto, mala cara.
—¿Ves? —interrumpió James que les miraba pacientemente, tal y como era su  personalidad. —Te dije que debías ser un buen ejemplo para tu hijo desde que limpiabas su trasero. —Añadió sin poder evitar hacer un poco de bulla, lo que no ayudó ni tantito a calmar el temperamento del muchacho.
—No importa si me limpiaron el trasero o no, lo que sea que hayan planeado, no quiero saberlo. —Se negó rotundamente, sintiendo como empezaba a impacientarse y cruzando los brazos en un gesto de directo desafío.
—Me lo debes —argumentó Des recordando los malos ratos que pasó cuando Harry era una bolita de ojitos verdes, cabello rubio y cara redonda. —Vieras cuantas mujeres me cerraron la puerta en las narices cuando llegaba con un bebé a la cita.  Des había quedado viudo poco tiempo después del nacimiento de Harry y obviamente a cargo de su único hijo—Sonrió rememorando aquellos tiempos de juventud, no muy lejanos según él. —Después de todo, también hubo buenos momentos. —Agregó con una leve risa.
El aludido hizo como que no lo oía, se levantó y empezó a caminar por la oficina como un león enjaulado, con las manos en su cintura. James aprovechó el momento de silencio. Conocía más a Harry que a su propia esposa, para saber que terminaría aceptando. —Escucha el plan, antes de que te niegues rotundamente.
—¿Negarme?, exactamente, ¿a qué te refieres?. —No hizo falta seguir preguntando, repentinamente entendió todo. —¡Ah, no!, no pienso ir a la casa de ese ñoño. James, tú te comprometiste, tú lo solucionas.
—No seas terco, Harry —replicó amablemente James sin perder pizca de su paciencia. —Solamente serán un par de semanas. Todos saldremos ganando. —Al último segundo comentó —Harás lo que tanto te gusta y te vendrá bien.
Y eso era algo muy cierto. Desde que Harry  tenía memoria, había descubierto muchas cosas que disfrutaba haciendo. Le gustaba probarse a sí mismo.
—Anda cervatillo. —Volvió a hablar su padre con esa voz cariñosa con la que lograba todo. Después de cuidar al muchacho por años, sabía que puntos tocar, pues como su padre, podía asegurar que conocía a la perfección el carácter de su hijo, tan similar al de su difunta esposa. Anne —Eres el mejor en esto y estoy de acuerdo en que unos días lejos de la oficina te caerían muy bien, has estado bastante estresado. Y no queremos que te sientas presionado, pero el proyecto más importante del año arrancará en algunos meses y necesitamos que estés al cien.
—Bien, ¿Qué tengo que hacer?. —Preguntó tras un segundo de duda. Se odiaba cuando no podía negarse a una petición directa de su padre. Los hombres mayores sonrieron, sabían que sus palabras ya habían calado.
—Pues es sencillo. —Explicó james con rapidez, antes de que el joven tuviera otro arranque de molestia, mientras Des sonreía imperceptiblemente. Todos sabían que Harry era tan capaz como explosivo. —Terminas los detalles de la casa de este cliente. Nada de trabajo de oficina. Y como sabemos que no te gusta tomar vacaciones, por eso de "perder el tiempo en trivialidades", pues ayudarías a la empresa. Además que la carpintería se te da muy bien, prácticamente estamos enviando a nuestro mejor general al mando.
—Querrás decir al más manipulable soldado razo. —Gruñó el chico y asintió no muy convencido, pero cediendo a fin de cuentas. Trabajar con madera era una actividad que disfrutaba mucho y quería comprobar que no había perdido el toque. Sonrió. Por lo que sabía, la carpintería era también una de las aficiones de su propio padre. Una afición que dejó de hacer debido a sus responsabilidades en la compañía. Donde, a pesar de su éxito, no encontraba ese sentido de pertenencia.
—Ya todo acordado, ¿vámonos a comer, no?. —Sonrió Des poniéndose de pie revelando toda su altura.
La muerte de la madre de Harry había sido una pérdida muy grande para todos aquellos que los conocían. Había sido una mujer extraordinaria
La empresa que habían iniciado Des y Anne siguió avanzando de bien a mejor. Y aun sin la presencia de su madre Harry creció y se desarrolló como cualquier otro niño. Descubrió muchas actividades donde enfocar sus talentos. Aprendió a nadar y posteriormente a surfear. Pasó la adolescencia sin mayores dificultades. Se inmiscuyó en algunos deportes de equipo y deportes de riesgo. A los dieciséis, obtuvo su permiso de manejo y con ello su primer automóvil.
No satisfecho con ello, entró al mundo de las motocicletas e hizo un poco de motocross, afición que compartía con James. Trabajó en Gregorian, durante sus periodos vacacionales. Aprendió a dibujar planos y a conquistar chicas y chicos con mucha facilidad, pero no profundizó en ello. Además el matrimonio no estaba entre sus opciones. Pasar un buen rato con personas interesantes sí.
Empezó a probar la carpintería cuando estaba cursando la preparatoria, tomó el taller de carpintería y el automotríz sobresaliendo en ambos. En sus ratos libres y entre semana, llegaba a hacer pequeños trabajos de carpintería con el equipo encargado de eso en la compañía familiar. Pero en la universidad, estudió para ser licenciado en finanzas. Su futuro estaba en Gregorian. Sin llegar a ser como su padre, quién en materia de libertad le ganaba al mejor abogado del mundo, Harry era un alma más libre, con el horizonte como límite.
Esta personalidad suya estaba impregnada más que evidente, en el tatuaje de su brazo izquierdo (que se hizo después de ganar la competencia interestatal de rugby entre las universidades del estado), y su cabello  largo y rebelde. Aún así, nunca dió mucho problemas y como decía Des: Dejemos que se divierta, un par de broncas no le van mal a nadie.
Harry, como toda persona, tuvo sus ocasionales romances. ¿Qué podía decir?, amaba el amor. Se diría que su relación más sobresaliente había sido en la preparatoria, con una chica de nombre Naomi, quien cursaba la universidad por ese entonces y que con su descendencia asiática y piel un poco tostada, había enamorado al jóven Styles. Irresistible mujer para cualquier hombre. ¡Y vaya que lo fue!. Pues con más de uno se vió cornudo. ¿Pero qué podía esperar después de su primer y más patético beso húmedo?.
Pasó el tiempo y llegó a la Universidad. Donde intentó mantenerse alejado de esas relaciones amorosas, pero cayó de nuevo y varias veces, pues todas las chicas del campus universitario soñaban con el capitán del equipo oficial de rugby. Pero la relación más relevante fue con él. Su nombre:Adam Ferguson . Si, nadie lo creería. Tal vez fue su cabellera pelirroja o... su sentir de aventura. Pero de ahí en fuera...
Después de ocho meses de salir a escondidas de su familia —por cosa de la familia de Adam, que no sabían que su hijo era gay — Adam tuvo la oportunidad de realizar un viaje de varios meses, algo con lo que había soñado desde hacía mucho tiempo, tomó la oportunidad y medio año después, regresó y le informó que había conocido a alguien. Y por vez primera, Harry pudo apreciar en los ojos del chico, el verdadero amor que siente alguien hacia otra persona, no la idealización de una larga admiración, mezclada con la camaradería tan familiar para ambos.Terminaron en una mejor situación que con Naomi, y siguieron siendo amigos.
Como sea, esto le afectó un poco a Harry pero de inmediato volvió a la carga, pues al entrar de lleno al ámbito laboral conoció a más personas.
Mantuvo relaciones superfluas, relaciones sin compromiso, porque ya no deseaba formalizarlas. Su vida continúo, como todas, sin parar. Y ahora, la idea, o complot como él prefiere llamarlo, de James y Des, quienes se supone ven por su felicidad—en sus propias palabras— lo han atado al arreglo de una casa librándolo de sus responsabilidades de un tirón y sin importarles si tiene una vida propia.
"A veces parece que olvidan que ya no soy un crío y que ya no deben cambiarme los pañales. No es que no se los agradezca, pero me aseguré de aprender a ir solo al baño, (algo urgente, considerando el vivir con un hombre soltero por aquel entonces) y antes que la mayoría de los niños normales".—pensaba Harry
Se obligó a volver a la realidad actual y se percató que no tenía ni idea de cómo llegaron a ese restaurante. Le gusta ese lugar, la comida italiana que preparaban allí era bastante buena, así que mejor no hizo preguntas y se dedicó a observar el menú, a fin de elegir algo que satisficiera a su paladar.
La comida pasa sin mayores contratiempos que un problema con el vino, el cual provocó que Harry se ahogara, ya que estaba más seco de lo que había creído.
Luego durante el postre la esposa de James llegó de sorpresa, haciendo que los tres hombres se levantarán para recibirla, la mujer los saludo de forma alegre como siempre y se sentó  también. Ya estando bebiendo el té helado que había pedido comenzó a hacer preguntas sobre la vida amorosa de Harry, alegando que ya era tiempo que el chico encontrará pareja, pues ya iba a cumplir veinticinco años y nada más no quería sentar cabeza. Harry se hizo como el que no entendía nada y  se puso a leer mensajes en su celular, mientras tanto James y Des  le seguían la platica a la esposa de James. Harry se disculpó con la mujer y se levantó para irse, pues no estaba dispuesto a seguir escuchando como su padre y amigos hablaban de él como si no estuviera ahí presente. Además  tenía que preparara las cosas que llevaría a la casa del tal Tomlinson al dia siguiente.
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Rugby Game:  Capitulo Uno / El Contrato
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Resumen: UA. Es imposible negar la fuerte atracción entre un jugador de rugby de fines de semana y el asistente ejecutivo de Jason Johnson, el apuesto millonario que haría lo que fuera por una aventura con su secretario antes de casarse.
Nota: Esta historia es original de Orquídea Negra quien me dio su permiso para adaptarla a la pareja de Larry, espero les guste. Orquídea muchas gracias de nuevo por darme tu permiso.  Pareja: Harry Styles / LouisTomlinson
Hola a todos, espero estén bien y pues aquí les dejo el primer capitulo de esta historia. Espero les guste y ya saben que cualquier error o duda que tengan me lo pueden decir y yo con gusto les respondo.
Bueno, cuídense y hasta la próxima :)
El río de la cosmopolita ciudad de Sydney relucía sus tranquilas y destellantes aguas bajo el calor del verano. Los miles de turistas caminaban tranquila y alegremente en el paso entre las tiendas y restaurantes de la estación de tren y los embarcaderos. Algunos turistas yendo hacia el Ópera House y los jardínes botánicos y otros disfrutando de la caminata rumbo a The Rocks pasando frente al Museo de Arte Contemporáneo. O los más agotados, tomando el sol tumbados en los jardínes o sentados en las bancas de los alrededores.
Del otro lado de la estación de Circular Quay, se apreciaba la Biblioteca de Sydney y sus dos restaurantes con las mesas colocadas en la calle. Del lado derecho, una cadena de restaurantes de comida rápida estaba a reventar de jóvenes que querían saborear un sencillo helado o clamaban sedientos por una soda con hielo. Pues eran las vacaciones de verano a finales del año y muchos aprovechaban para salir a divertirse en el Summer Festival.
En el muelle número cuatro, llegaba con tranquilidad uno de los famosos ferries de esta bella ciudad. Siendo más del medio día, los pasajeros salían caminando lentamente, a excepción de una persona que pedía disculpas a todos aquellos con los que chocaba en su intento por rebasar la multitud que ese día el ferry llevaba.
Sus zapatos oscuros le eran muy útiles en esta ardua tarea, porque a pesar de llevar su ceñido traje negro, podía moverse con la rapidez requerida, todo para poder llegar a su lugar de trabajo después de su hora de almuerzo.
Con inusitada velocidad, se abrió paso entre la transitada Pitt street hasta el edificio Westmead, el cual se levantaba imponente frente a sus ojos. Cuando atravesó sus altas puertas de cristal y llegó hasta el elevador, pudo dar un largo respiro para recobrar el aire que había perdido en la carrera desde el embarcadero. Sentía un dolor punzante en el costado, pero no le dió mucha importancia cuando escuchó el pin del elevador anunciándose.
Otras cinco personas entraron al ascensor junto con él. Todos iban mirando al frente y viendo distraídamente sobre las puertas, donde había unas pantallas con anuncios. "Atrévase a probar el irresistible sabor de la comida Tailandesa de Satang Thai, encuéntranos en el food court más cercano".
Después de muchos anuncios similares y varias paradas del ascensor, al fin llegó al  último piso del edificio. Al abrirse las puertas, pudo apreciar la recepción con su gran escritorio de caoba. Detrás de este, unas elegantes letras  brillantes y plateadas formaban el nombre de la empresa: Consulting Enterprises International.
Saludó a la recepcionista de la entrada y se fue siguiendo el camino del lado derecho. Dió un pequeño rodeo cruzando algunos vitrales y esquivando muchos escritorios. Alcanzó las puertas automáticas de su oficina y casi corriendo, se controló para no aporrear las puertas inmensas de roble que daban paso a la oficina del hombre más importante de la compañía.
Cuando no hubo respuesta del otro lado, decidió abrir una de las puertas suavemente. Sintió un tremendo alivio al ver que no se encontraba su jefe esperándolo como había temido. Un poco más alegre, cerró con sumo cuidado la puerta y se dirigió a su escritorio para continuar con el trabajo que estaba haciendo antes de ir a su descanso.
Louis Tomlinson era considerado por la mitad de la empresa, la segunda persona de más poder en la escala corporativa de una compañía como lo era Consulting Enterprises International. Y no es porque fuera accionista mayoritario. No. De hecho, él era simple y sencillamente el asistente del temido y respetado Jason Johnson, dueño de un poco más del cincuenta por ciento de CEI (por sus siglas).
Por eso, nadie que lo hubiese escuchado soltar un ruidoso suspiro de alivio lo habría juzgado. Trabajar para el señor Johnson requería un enorme compromiso, más aún trabajar con él directamente. Todos y cada uno de los empleados, desde los directivos de los muchos departamentos, hasta los ejecutivos y aún los encargados del mantenimiento y la limpieza, conocían el frío carácter del único heredero de la familia Johnson.
Motivo suficiente para que tres minutos de retraso fueran imperdonables hasta que enmendaras tu impuntualidad con esfuerzo o bien, hasta que suplicaras de rodillas tu renuncia, todo con tal de librarse del infierno que podría crear un descuido. Claro que esto raras veces sucedía, porque la cultura empresarial de la puntualidad la llevaba impregnada y solo los mejores conseguían trabajar en CEI.
Y Louis era uno de los mejores.
Se había graduado con honores en la prestigiosa Universidad de Oxford, en administración de empresas y con un promedio máximo en todo su historial académico. Fue premio anual en su último año de carrera y fue catalogado como el alumno más brillante de su generación.
Si bien su currículum no fue impresionante ni único, sus habilidades y conocimientos, en conjunto a su compromiso, dedicación y esfuerzo, le abrieron las puertas a una corporación tan recatada como lo era CEI. De esto ya habían pasado cuatro años. En cuanto se graduó y quedó más o menos estable económicamente, sus padres tomaron la decisión de pasar su vejez en un lugar lejos de Inglaterra, tomando como destino final Australia.
Y aquí estaba lo penoso del asunto. Año y medio después de que se mudaron a Australia y Louis decidiera quedarse en Londres por motivos de trabajo e independencia, su madre enfermó gravemente a pesar de los magníficos estándares médicos de aquel país tan avanzado. Y los resultados médicos arrojaron que no había mucho que se pudiera hacer.
Por este motivo, Louis pidió entonces un traslado a la sucursal extranjera de CEI Australasia. Algo que no fue muy complicado dado su excelente desempeño en todo ese tiempo trabajando ahí. Lamentó bastante abandonar a su jefe inmediato, porque era un hombre que le exigía lo mejor de sí y con él se había mostrado benevolente en ciertas ocasiones y había aprendido muchísimo de él. Pero la familia estaba primero.
Le informaron que podía continuar con su puesto de ese entonces, pero ajustando su sueldo a lo correspondiente a las leyes australianas. Louis no puso ningún reparo en ello y más pronto de lo previsto, se vió sentado en el avión rumbo a ese salvaje y exótico país tan alejado de todo lo que conocía y era familiar para él.
No tuvo tiempo para sorprenderse de tal ciudad como lo es Sydney. Inmediatamente se instaló en la casa de sus padres y pusó, en dos días, todo el lugar en orden, pues con su madre hospitalizada y su padre al pendiente de su mujer que ya no podía valerse plenamente por sí misma, la casa era la evidencia viva de la existencia del caos que había llegado a sus vidas.
Se turnaba con su padre los cuidados hacia la buena mujer que era su mamá, quien soportaba todo con impresionante entereza. Mark Tomlinson era quien pasaba la mayor parte del tiempo en el hospital junto a su esposa, ya que Louis tenía que trabajar porque no quería tocar el dinero de sus padres y además con su empleo, tenían acceso a un muy buen seguro médico que cubría todos los gastos.
A pesar de todos los esfuerzos realizados por la familia Tomlinson y los doctores, no se pudo hacer nada. Su madre falleció ocho meses después de que Luis llegará a Sydney. Un par de meses después, su padre le dijo que necesitaba que le ayudara a arreglar algunos asuntos, ya que, tanto como amaba a su mujer, sentía que no iba a vivir mucho tiempo. Bromeando le dijo que no soportaba la idea de estar una hora más, lejos del amor de su vida.
Y cuando Louis se derrumbó en lágrimas de tristeza, su padre lo tomó en sus brazos y le exhortó a vivir su vida al máximo. Recordandole que la vida no solo está formada de cosas inverosímiles como las materiales, sino también de cosas tan maravillosas como el amor, el cariño, el respeto y demás para alcanzar la plenitud. Y aunque su padre partió dos meses más tarde de aquella conversación dejando este mundo, él no se sentía tan mal como pensó que lo haría, pues sabía que sus padres habían sido felices y ahora estarían juntos para siempre.
Decidió no regresar a Londres. Como todos los que visitan Sydney alguna vez, se enamoró para siempre de esa gran ciudad,  del estado de Nueva Gales del Sur, para precisar. Trabajó con más ahínco y un año después le informaron que la administración de la compañía cambiaba de manos. Al parecer el señor Johnson había decidido que tenía suficiente de llevar las riendas de CEI y ahora quería retirarse.
La noticia corrió en todos los medios de comunicación en materia de negocios y en todas las sucursales de CEI alrededor del mundo. El legendario Patrick Johnson, que a pesar de sus sesenta y tres años se conservaba muy bien, dejaba el imperio en manos de su único hijo y heredero absoluto;Jason Johnson.
Por un hecho desconocido para todos, excepto por el involucrado, Johnson Jr. decidió instalar su puesto de mando en, precisamente, Sydney. Se lanzó una convocatoria en todas las CEI del globo, para buscar a su nuevo equipo de trabajo con el que se dedicaría a llevar a CEI a nuevas alturas y mayores alcances, posicionándose como la empresa líder en materia financiera de su rubro.
Louis tenía una estrecha relación con el subdirector del departamento de recursos humanos y empresariales, Liam Payne. Fue él quién introdujo el ahora más impresionante currículum vitae de Louis. Por azares del destino, y a un muy discreto Payno (para los amigos), Louis se enteró de ello cuando fue llamado a la oficina del accionista mayoritario, el mismísimo Jason.
Sonrió al recordar como las piernas le temblaban ese día. Había sido una suerte que llevará su traje más impecable en ese momento. Así que temblando y con su poca experiencia, se dirigió al despacho en el último piso del edificio.
Se sonrojó ligeramente cuando recordó la mirada evaluadora que el heredero Johnson le había echado en cuanto entró. Y él... Bueno, él quedó muy, muy sorprendido. Cuando escuchó por primera vez algo sobre la decisión del señor Patrick de dejar a su primogénito a cargo, él se imaginó instantáneamente a un hombre de unos  cuarenta y tantos años. El jóven que tenía frente a él indicando donde tomar asiento mientras él hacía lo mismo en la sobria silla de cuero negro detrás del fino escritorio oscuro, no podía tener más de treinta años.
Cuando se recuperó de la impresión bien disimulada, obedeció y se dedicó a escuchar y observar al nuevo jefe. Parecía algo más alto que él, de amplia espalda, esbelto. De rasgos decididamente ingleses. Algo pálido, fríos ojos grises y cabello rubio-platino. Un porte de excesiva seguridad se dibujaba en cada gesto que hacía.
Prontamente le hizo saber el por qué había sido llamado a su oficina. Le comentó que estaba impresionado con su currículum académico y con su rápido ascenso en CEI. Pero que lamentablemente, no contaba con la experiencia ni el perfil necesarios para ocupar un puesto en los altos mandos, pero que él lo quería trabajando en su equipo y que en un futuro, cuando él tomara  la experiencia necesaria, podrían reconsiderar su puesto.
Louis al principio se desilusiono porque sabía que no contaba con la experiencia necesaria y probablemente ni con la edad, pero al pensar a largo plazo, re consideró la oferta que le hacía el magnate. Ser el asistente a cargo de lo más importante en la compañía: él mismo. Prácticamente sería un secretario, pero con título pomposo y más ventajas.
Él aprendería de los mejores y estaría al tanto de todo lo relevante que pasase en CEI. Su sueldo sería mayor y había posibilidades de un ascenso. Como el señor Johnson diría; sería el segundo al mando. Y ahí se encontraba  ahora. Trabajando de cerca con Jason, como su asistente ejecutivo.
El repiqueteo suave pero constante del teléfono lo sacó de sus recuerdos, levantó el auricular y atendió la llamada como exigía el protocolo, pero la voz al otro lado del teléfono lo hizo relajarse.
—¿Louis? Soy Liam ¿anda  "pim pom" por ahí? —ellos habían decidido nombrar así í a Jason en honor a la canción del muñeco,  ya que pim pom era un muñeco muy guapo y de cartón. Jason era guapo y su personalidad algo acartonada. Si, le quedaba  perfecto.
—No, Li. Aún no regresa, ¿qué ocurre?.
—Nada, simplemente quería charlar un rato. —La voz entusiasta de Liam no ocultaba la alegría que tenía después de una hora maravillosa de almuerzo con Sam Evans, el chico de la oficina de asuntos jurídicos.
—¿Qué ha pasado? —inquirió Louis sonriendo y cerciorándose que el jefe no se apareciera por ahí y lo encontrara holgazaneando, ¿todos tenían sus momentos, no?. —¿Te ha pedido que seas su novio  al fin?.
—¡No, Louis!... No, aún no... Quiero decir... ¡Hey! —exclamó Liam y Louis supo de inmediato que su amigo se había sonrojado. — Sam me invitó a pasar este fin de semana en las Blue Mountains.
—¡Wow! Sabía que era cuestión de tiempo para... confirmar la cita que tenemos con ustedes la próxima semana.
—¿Que? —preguntó Liam pensando que su amigo se había vuelto loco, pero de pronto comprendió. — Pim pom está ahí ¿cierto?.
—Por supuesto señor Thomas nos estaremos viendo, hasta pronto, que tenga un buen fin de semana. —Louis se apresuró a colgar el teléfono y de inmediato se puso de pie tomando los papeles que tenía en su escritorio. —Señor Johnson.
Hasta ese momento, el apuesto hombre se había quedado mirándolo desde la entrada. Hizo una seña de que lo siguiera. Louis se apresuró obediente detrás de él hasta entrar al despacho que estaba detrás de las puertas de madera.
La oficina estaba lujosamente decorada. Fría y que invitaba a la astucia. Las paredes rocosas de granito oscuro eran elegantes. Amplios ventanales tenían un asombroso panorama de la ciudad y parte de la zona costera. Una gran chimenea en el lado izquierdo y el sofá del lado derecho combinaban a la perfección. La alfombra era maravillosamente exquisita y permitía que el escritorio y el mini bar a juego lucieron sin parecer excesivos.
—¿Tiene los informes que le pedí esta mañana, Tomlinson? —interrogó el rubio a Louis, que entraba apresurado y cerraba la puerta tras de sí mientras él tomaba asiento en la gran silla de piel negra.
—Sí señor, aquí los tiene. —Sintió como se ponía nervioso cuando su jefe lo escudriñaba con la mirada. Había tenido un par de fantasías donde el involucrado era el tirano de su jefe. No podía negar que el rubio, a sus treinta años tuviera lo suyo, pero dudaba mucho que fuera amor. Simplemente estaba en la edad de sentir esas... necesidades.
—Bien. —Con un ágil movimiento se puso de pie y metió sus cuidadas manos a sus bolsillos. Con el andar de una fiera, rodeo el escritorio que le separaba del guapo joven que estaba parado a la mitad de la oficina, al parecer esperando instrucciones. Hubo unos segundos de silencio, donde él se colocó detrás de Louis cuidadosamente. A su fina y respingada nariz llegó el aroma embriagador que el chico desprendía. No sabría describirlo.
—Señor —murmuró Louis sin evitar tensarse un poco al tenerlo tan cerca, pero guardando la compostura, se alejó de él hasta llegar al escritorio y poner los papeles que cargaba. —Le recuerdo que tiene programada para hoy una cita con su prometida a las siete en el restaurante de la Sydney Tower, en el 360° bar and dining.
—Mmm —gruñó el hombre con un deje de frustración. Se dirigió de nuevo a su escritorio y con molestia se puso a leer la carpeta que su asistente le había entregado. Pasados unos instantes sintió la presencia del jóven. —¿Algo más, Tomlinson?.
—No... No señor. —Se disculpó el castaño algo confundido, pues él era quien lo había llamado al despacho. Salió sin prisa alguna, pues ya no tenía deberes para al menos el resto de la tarde. Sonrió eficiente y satisfecho consigo mismo. No vió como su jefe miraba su andar hasta la salida.
—Me va a volver loco. — Pensó Jason mientras una sonrisa se dibujaba en su rostro. Louis Tomlinson le intrigaba mucho. Se le hacía tan... apetecible. Con esa espalda y muy pero muy bien formado trasero. De seguir así no tendría control. Y él estaba a meses de casarse con la hija de uno de los socios de la compañía. Además de que Tomlinson era un empleado, muy por debajo de su nivel.
Una relación con él no le traería nada bueno. ¡Pero cómo lo ponía el sabor de lo prohibido!. Además era evidente que Louis rechazaba todo pequeño contacto que rayaba más allá de lo profesional, pero su instinto le decía que intentara algo y su instinto nunca le había fallado. Tal vez, sólo tal vez, podría permitirse tener una aventura antes de casarse. Sí. Louis Tomlinson sería suyo, al menos por una sola noche.
Si Louis hubiera tenido la capacidad de leer la mente de las personas a su alrededor, quedaría con el rostro completamente rojo por el resto de su vida, pero como no poseía poderes mágicos, se dedicó a hacer una llamada pendiente desde la mañana.
—Inmobiliaria Gregorian , habla  Perrie Edwards de servicio al cliente, ¿en qué puedo ayudarle?. —La amable voz del otro lado de la línea, le indicó a Louis que era una chica jóven quien lo atendía.
—Perrie, habla Louis Tomlinson
—¡Oh, sí! Señor Tomlinson, ¿que puedo hacer por usted?
—Escucha, tengo un problema. Hace dos meses compré una casa con ustedes a crédito, en Manly beach. Y se supone que la recibiré el próximo mes, pero me urge mudarme ahora mismo.
—Ya veo, ¿quiere saber si es posible hacerlo de inmediato?. —Preguntó la tal Perrie amablemente.
—Así es, ¿Habría algún inconveniente?. —Mientras decía esto, cruzaba los dedos debajo del escritorio, rápidamente añadió. —Recibí las llaves dos semanas atrás, me he pasado por ahí y únicamente faltan algunos ajustes en la cocina y el baño de la recámara principal. Y se todo ese problema de lo que estipula el contrato, como amablemente me informó otra chica hace unos días, pero es que enserio me urge cambiarme de domicilio ya. Y no pienso dejar de molestar hasta que me den un sí por respuesta.
—De acuerdo, trataré de comunicarlo con un superior para ver qué podemos hacer, porque esto se sale de mis manos.
—Perrie, me urge para este fin de semana. —Presionó Louis no dándose por vencido.
—Esta bien, trato de comunicarlo, pero no le prometo nada, ¿le parece bien? —preguntó tranquila la rubia desde su cubículo en Gregorian. Al escuchar que Louis aceptaba presionó el botón rojo para que se escuchará una melodía en el teléfono. Después, presionó el botón verde. Una voz masculina le contestó del otro lado.
—¡James!. Que suerte tengo al encontrarte.
—Edwards, estoy ocupado, ¿qué sucede?. —respondió James Corden, el  encargado del departamento de entregas  con impaciencia a través del altavoz del teléfono en su oficina.
—¡Vaya! Se ve que el trabajo de oficina te pone de mal humor. —Reprochó la chica por la seca respuesta del hombre. —Tengo un caso esperando, su nombre es Louis Tomlinson, dice que su casa se le entregará en un mes, pero que le urge tomar posesión para este fin de semana.
—Dile que el contrato estipula que la casa se entrega en tres meses a partir de la fecha de compra. Maldición Perrie,conoces el protocolo. —Exclamó impaciente otra voz.
—No me hables así Styles—amenazó Perrie y los hombres que la escuchaban sonrieron al imaginarla haciendo su singular gesto de enfado.
—Lo siento.
—Es lo menos que puedes hacer. Pero bueno,  Louis insiste en que debe mudarse y que aún sin autorización piensa hacerlo.
—¿Louis?—preguntó escéptico Harry Styles —ya te cayó bien, cierto —no era una pregunta, era una afirmación que comprobó cuando Perrie emitió un sonidito. —Ahora no vas a dejarnos en paz hasta que él esté satisfecho, ¿Verdad?.
—Si, asi sera. —Admitió Perrie sin reparo. —Además ya conoces el lema de la empresa.
—Si, lo conozco Edwards, te recuerdo que...
James escuchaba divertido la conversación que al principio le competía a él. Y al saber que el cliente debía estar esperando en la línea, se apresuró a interrumpir a Harry. —Comunícame con él, ya lo arreglo yo.
—Gracias James. Y dile a Harry de mi parte que es un cabezota y que le urge un novio aunque sea inflable. —Y colgó antes de que el muchacho de rizos contra-atacará y de inmediato comunicó a Louis con James.
—Buenas tardes, señor Tomlinson, le atiende James Corden, me han comunicado su situación. —Contestó con humor James al oír el último comentario de la rubia. Su  tono de voz agradó a Louis y presintió que llevaba las de ganar.
—Si. —Y se dispuso a darle una rápida explicación. Su casa actual, que le dejaron sus padres al morir, era una vieja casa de madera. Esta casa tiene cinco habitaciones, dos baños, una cocina, comedor y una estancia. Un cuarto de lavado y un pequeño jardín trasero. En fin, era una típica casa australiana. Para permitirse unos ingresos extra, decidió que la casa era muy grande para él y puso las habitaciones a la renta, quedándose un solo cuarto para él y rentando los demás a estudiantes extranjeros.
El problema, es que rentó hasta su última habitación, pero a la persona a la que lo hizo adelantó su viaje y llegaría el lunes y la estancia a un año ya estaba pagada, de hecho fue parte del enganche para su nueva casa. Le urgía cambiarse y no le importaban los últimos detalles que hicieran falta.
“¿Quién rayos hacía tal cosa?”. Eran los pensamientos del joven que escuchaba junto a James el parloteo interminable de ese tal Louis. Y por su forma de hablar deducía que está desesperado.
“ Ha de ser un nerd de oficina. Ya lo imagino. Un nerd  en toda la extensión de la palabra. ¿Qué hacemos? Es evidente que no va a dejar de hablar hasta que James de una respuesta positiva.
—Eh... ¿Señor Tomlinson? —preguntó James aprovechando una pausa que el chico había hecho —Usted sabrá que en Gregorian. nos tomamos en serio nuestro trabajo y parte de ello es que usted quede satisfecho con ello. Por esto, es aceptable que se mude cuanto antes a su nuevo hogar. —La mirada inteligente y pícara de James hizo que Harry lo mirara con desconfianza. En ese instante entró su padre por la puerta de la oficina de James. Era un hombre adulto con un magnífico gusto para vestir. Se sentó junto a Harry quien le puso al tanto del problema que estaba tratando James.
—Aquí señala el computador que son simples trabajos de carpintería. Colocar las puertas a la cocina integral, poner el decorado final del techo. Y en el baño es terminar de instalar los muebles y el barnizado de la repisa. Permítame un segundo. —Presionó un botón y miró a su amigo Des, el cual había fruncido el ceño.
—¿Qué pasa?.
—Ahora no hay personal de carpintería disponible, ¿recuerdas?.
—Lo se. —Respondió James tranquilamente cruzando una mirada de entendimiento con Des. Quien sonrió al instante asintiendo. Harry los miró confundido. —¿Señor Tomlinson?, si, es un hecho que usted puede cambiarse de inmediato. Veamos, le urge mudarse este fin de semana, así que le propongo lo siguiente. —Le fue inevitable no sonreír, sobretodo por la cara del joven al que consideraba como a un hijo —Nos gustaría más que nada, entregarle la casa terminada. Así que... ¿Le importará que envíe a alguien a finalizar los detalles? Quiero decir, que durante dos semanas, una persona irá a terminar lo que falta de hacer, que son los detalles en la cocina y en el baño.
—Por supuesto que me parece bien. —Respondió Louis sin querer demostrar la inmensa felicidad que sentía. Acordaron que el enviado iría a su nueva casa las siguientes dos semanas para concluir el trabajo restante. —Entonces así quedamos señor Corden. Gracias, ahora debo colgar. Hasta luego.
Y colgó.
Al fin se trasladaría a su nueva casa. ¿Quién imaginaría que un simple cambio de casa, cambiaría su vida para siempre?.
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Rugby Game : Un Romance en Sydney
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Resumen: UA. Es imposible negar la fuerte atracción entre un jugador de rugby de fines de semana y el asistente ejecutivo de Jason Johnson, el apuesto millonario que haría lo que fuera por una aventura con su secretario antes de casarse.
Nota: Esta historia es original de Orquídea Negra quien me dio su permiso para adaptarla a la pareja de Larry, espero les guste. Orquídea muchas gracias de nuevo por darme tu permiso. 
Pareja: Harry Styles / LouisTomlinson
Capitulo Uno: El Contrato
Capitulo Dos: El Rugby Player
Capitulo Tres:Primer Touché
Capitulo Cuatro:De Obsesiones y Príncipes Sapos
Capitulo Cinco:Casi
Capitulo Seis:Jugada Estratégica
Capitulo Siete:Casi el Final
Capitulo Ocho:Casa Terminada/ Final/ Parte Uno
Capitulo Nueve; Final Parte Dos / Rugby Game
Epilogo 
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Tú o Nada /Capítulo Siete / Final
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Resumen: Louis Tomlinson está por casarse con Liam Payne, pero Liam decide escapar con su enamorado un día antes de la boda, involucrando a Harry Styles, su primo en el proceso. Cuando Louis se entera. Todo cambia.  Especialmente para Harry.
Nota: Este fic es  una adaptación, de la novela de Julia Quinn  que tiene el mismo nombre. Aunque yo la ambientare en el presente.
Pareja: Harry Styles / Louis Tomlinson
Mil, pero mil disculpas por tardar tanto en  actualizar.
Espero les guste y que lo disfruten :)
Una semana después, Harry era el nuevo vizconde y se despedía de todo lo conocido para él, puesto que Louis se lo llevaba a Middlewood  su pequeña hacienda que estaba a tan sólo cinco millas del hogar de Harry. Louis no quería pasar su noche de bodas en la casa de los Payne, le había dicho.
Sus intenciones requerían privacidad.
Harry casi no recordaba su boda.
Estaba tan atontado por la repentina proposición de Louis, que no había podido concentrarse en nada, solamente acertó a decir "sí acepto" en el momento preciso.
Algún día, estaba seguro se enteraría de todos los chismorreos que circularon entre todos los asistentes a la boda, cuando esperaban que un novio diferente apareciera por el pasillo, pero ese día no oyó nada, ni un susurro.
Él y Louis no hablaron mucho durante el viaje, pero era un silencio confortable. Harry estaba nervioso, y aunque debía haberse sentido torpe, no era así. Había algo en la presencia de Louis que lo tranquilizaba.
Le gustaba tenerlo cerca.
Incluso si no hablaban, era agradable saber que estaba cerca. Era divertido cómo una emoción tan profunda se había podido arraigar en él en tan poco tiempo.
Cuando llegaron a lo que supuso era su nuevo hogar – uno de ellos, al menos – Louis lo tomó de las manos y preguntó.
—¿Estás nervioso?
—Sí, mucho —respondió sin pensar.
Louis  rió, un cálido y rico sonido, que llenó el interior del auto, mientras el chofer abria la puerta del mismo. Louis salió y ayudó a Harry a hacer lo mismo.
—Qué afortunado soy de haber conseguido un esposo tan honesto —le murmuró, dejando que sus labios se deslizaran por su oreja.
Harry tragó, intentando no notar el tembloroso calor que ondulaba a través de él.
—¿Tienes hambre?— le preguntó Louis, mientras lo conducía al interior.
Harry negó con la cabeza. Le era imposible pensar en comida.
—Bien, yo tampoco.— respondió
Harry miró alrededor mientras entraban en la mansión. No era una vivienda excesivamente grande, si no cómoda y elegante.
—¿Vienes a menudo?— le preguntó a Louis.
—¿A Middlewood?
Harry asintió.
—Pasó más tiempo en Londres — admitió — Pero podemos venir más seguido, si quieres estar cerca de tu familia.
—Me gustaría — dijo Harry, mordiéndose el labio inferior por un instante, antes de añadir —si tú quieres.
Louis lo condujo hacia las escaleras con una suave sonrisa en sus labios.
—¿Qué sucedió con el chico independiente con el que me case? El Harry Styles que yo conozco dudo que me pidiera permiso para nada.
—Ahora ese chico es Harry Tomlinson — respondió — y ya te dije que estoy nervioso… por eso no hagas mucho caso de lo que diga.
Llegaron a lo alto de las escaleras, y Louis lo tomó de la mano conduciendolo por un pasillo.
—No hay nada por lo que estar nervioso — le dijo.
—¿Nada?
—Bueno, no mucho— admitió el castaño.
—¿No mucho? — preguntó Harry, dudando.
Louis le ofreció una sonrisa traviesa. "
—Muy bien. Hay mucho por lo que estar nervioso. Voy a mostrarte algo — lo hizo pasar a través de una puerta abierta y cerró tras ellos —que es muy, muy nuevo.
Harry tragó con dificultad. Él era un chico  ingenuo algunas veces, pero no era tonto ni tan inocente como creian,  y sabía  lo que pasaría a continuación, pero de alguna manera parecía un poco más atemorizante, con su marido parado delante de él, devorándolo con los ojos.
—¿Cuántas veces te han besado?— le preguntó Louis, quitándose la chaqueta.
Harry parpadeó sorprendido por la inesperada pregunta.
—Una vez — contestó.
—Fui yo, supongo — dijo Louis suavemente.
Harry asintió.
—Bien —dijo, y solamente entonces Harry se dio cuenta de que se había desabrochado los puños de la camisa.
Harry miró como sus dedos se deslizaban hacia los botones frontales de la camisa, y al sentir que se le secaba la boca, le preguntó,
—¿Cuántas veces te han besado?
Louis curvó los labios.
—Una —Los ojos de Harry lo miraron con suspicacia — Ya que una vez que te bese — dijo roncamente —me di cuenta de que los anteriores no eran dignos de llamarse besos.
Fue como si un relámpago estallara en el centro de la habitación.
El aire se electrificó y Harry no confiaba en poder seguir manteniéndose en pie por sí mismo.
—Pero confío— murmuró, acortando la distancia entre ellos, y llevándose las manos de Harry a los labios — que no terminaré mis días habiendo sido besado una sola vez.
Harry se las arregló para hacer un pequeño gesto de negación con la cabeza.
—¿Cómo ha sucedido esto?—  pregunto en un susurró.
Louis ladeo la cabeza, con curiosidad.
—¿Cómo ha sucedido que?
—Esto — repitió Harry, como si la palabra lo explicara todo. —Tú. Yo. Ahora eres mi marido.
Louis sonrió.
—Lo sé.
—Quiero que sepas algo— dijo Harry, las palabras precipitándose de su boca.
Louis parecía levemente divertido por su seriedad.
—Lo que quieras — dijo tranquilamente.
—Luché contra esto— dijo Harry, consciente de que era un momento muy importante. Su matrimonio había sido precipitado, pero estaba basado en la honestidad, y él quería confiarle a Louis lo que había en su corazón. —Cuando me dijiste que ocupará el lugar de Liam…
—No es así — lo interrumpió Louis, con voz baja, pero intensa.
—¿Qué quieres decir?
Sus  ojos azules se clavaron en los de Harry, ardientemente.
—Nunca he querido que sintieras que estabas ocupando el lugar de otra persona. Tú eres mi esposo. Tú, Harry. Tú eres mi primera elección, mi única elección.
Sus manos se cerraron alrededor de las de él, y su voz cobró intensidad. —Doy gracias al universo, por el día en que tu primo decidió que necesitaba un poco de poesía en su vida.
Harry entreabrió los labios sorprendido. Sus palabras lo hicieron sentirse más que deseado, se sentía querido.
—Quiero que sepas,— continuó Harry, temiendo que si se centraba demasiado en las palabras de Louis y no en las propias, acabaría derritiéndose en sus brazos, sin terminar de decir lo que necesitaba.
—Quiero que sepas que sé, con todo mi corazón, que tomé la decisión correcta cuando me casé contigo esta mañana. No sé cómo estoy tan seguro, y pienso que es una insensatez, y el cielo sabe que no hay nada que valore más que la sensatez, pero… pero…
Louis lo abrazó.
—Lo sé — le dijo, las palabras aún flotando en el aire. —Lo sé.
—Creo que estoy enamorado de ti — susurró Harry, contra su camisa, sólo capaz de encontrar el coraje de pronunciar tales palabras, ahora que no lo miraba a la cara.
Louis se quedó inmóvil.
—¿Qué has dicho?
—Lo siento — dijo Harry, sintiendo que sus hombros se hundían ante su reacción. —No debería haber dicho nada. Aún no.
Las manos de Louis se posaron en sus mejillas y le elevó el rostro hasta que Harry no tuvo más remedio que enfrentarse a su mirada.
—¿Qué has dicho?— volvió a preguntar Louis.
—Que creo que te amo — susurró Harry — No estoy seguro. Nunca he estado enamorado antes, así que no estoy muy familiarizado con este sentimiento, pero…
—Yo si estoy seguro— dijo Louis, con voz áspera e inestable. —Estoy seguro. Te amo, Harry. te amo, y no sé lo que habría hecho si no hubieras aceptado casarte conmigo.
Los labios de Harry temblaron con una inesperada risa.
—Habrías encontrado alguna forma de convencerme — le contestó.
—Te habría hecho el amor allí mismo, en la biblioteca de tu tío, si eso hubiera sido necesario para atraparte.
—Estoy seguro de que lo hubieras hecho — le contestó suavemente, su boca curvada en una sonrisa.
—Y te prometo — le dijo Louis, besándole suavemente el lóbulo, mientras hablaba, —que  hubieras quedado muy, muy convencido.
—No lo dudo,— dijo Harry, sin aliento.
—De hecho —murmuró Louis, sus dedos trabajando en los botones de la camisa de Harry — creo que necesito convencerte ahora.
A Harry se le cortó la respiración al sentir un soplo de aire fresco en la piel. En un momento él estaría parado delante de Louis, como sólo un esposo lo estaba delante de su marido.
El estaba tan cerca que podía sentir el calor que se desprendía de su piel, oír su respiración.
—No estés nervioso — le susurró, sus palabras rozando su oreja como una caricia. —Te prometo que haré que sea bueno para ti.
—Lo sé — dijo Harry, con voz temblorosa. Y luego, de alguna manera, sonrió. —Pero aún así estoy nervioso.
Louis lo  abrazó con fuerza contra su cuerpo, su  risa sacudiéndolos a ambos. —Puedes estar como quieras — dijo —siempre que seas mío.
—Siempre, solo tuyo siempre — prometió Harry.
Louis retrocedió un paso para deshacerse de la camisa, dejando a Harry allí parado, no muy seguro de que hacer. Al notar la conducta de Harry, Louis se acercó nuevamente a él y tomándolo  en sus brazos le dijo.
—Quiero quitarte cada prenda de ropa ya mismo — Harry tembló —Y después quiero tenderte en la cama y contemplarte — Su corazón comenzó a palpitar más rápido —Y entonces — dijo Louis, dejando besos por todo el rostro de Harry — creo que podría besar cada centímetro de tu cuerpo — Harry dejó de respirar — Si no te importa —agregó, con una sonrisa traviesa.
—No me importa — balbuceó Harry, y se ruborizó de los pies a la cabeza, cuando se dio cuenta de lo que había dicho.
Pero Louis sólo rió bajito, mientras que sus manos se deslizaban por los brazos de Harry.
Él contuvo la respiración mientras lo desnudaba, incapaz de apartar sus ojos de la cara de Louis o de contener el orgulloso rubor que sintió cuando vio su expresión.
—Eres precioso — dijo Louis, sin aliento, y su voz contenía un toque de reverencia, un tinte de temor. Sus manos se pasearon sobre él, probando su consistencia y su tacto y por un momento lo miró casi como si sintiera dolor. Sus ojos se cerraron y su cuerpo se estremeció con una sacudida cuando volvió a mirarlo. Había algo en sus ojos que Harry no había visto nunca anteriormente.
Algo más allá del deseo, más allá de la necesidad.
Entonces, a una velocidad que no parecía posible, Louis  se despojó del resto de sus ropas y posicionándose sobre la cama lo cubrió con su cuerpo.
—¿Sabes lo mucho que te necesito? — susurró Louis, gimiendo, mientras presionaba íntimamente sus caderas contra las de Harry. —¿Realmente puedes entenderlo?
Los labios de Harry se abrieron pero la única palabra que salió de ellos fue el nombre de Louis.
Louis respiraba desigualmente mientras deslizaba las manos a lo largo de las caderas de Harry, hasta que las introdujo debajo, aferrando su trasero.
—He estado soñando con este momento desde que te encontré, deseándolo desesperadamente, incluso cuando sabía que estaba mal. Y ahora eres mío — gruñó, girando el rostro para poder mordisquearle el cuello —Mío para siempre.
Arrastró los labios a lo largo de la  línea de su garganta hasta las clavículas, y después hasta su pecho.  Era suave e increíblemente irresistible.
Se forzó a detenerse un momento, apenas lo suficiente para saborear el momento y entonces no pudo aguantar más. Capturó un pezón en su boca, sonriendo apenas cuando Harry lanzó una exclamación de sorpresa.
Harry pronto gemía de placer y se retorcía debajo de Louis, claramente anhelante de algo que desconocía. Sus caderas empujaban hacia arriba, contra las de Louis, y cada vez que Louis movía las manos, apretándolo, acariciándolo, Harry gemía.
Harry era lo que siempre había soñado.
—Dime lo que te gusta — susurró contra su piel. Le rozó el pene con la palma de la mano —¿Esto? —Harry asintió — ¿Esto? — Esta vez tomó su miembro por completo en su mano y lo oprimió suavemente.
Todo lo que Harry pudo hacer fue dejar escapar un ¡Oh!
Pero fue un Oh perfecto.
Y es que el era perfecto en sus brazos.
Lo tocó profundamente, insertando un dedo en su cálido interior, preparando su penetración. Lo deseaba desesperadamente, nunca pensó que podría sentir una necesidad tan increíblemente intensa.
Era mucho más que lujuria, más profundo que el deseo. Quería poseerlo, consumirlo, mantenerlo tan estrechamente pegado y apretado contra él que sus almas se fundieran.
Esto, pensó Louis, enterrando su rostro en el cuello de Harry, era amor.
Y era algo que él nunca había experimentado antes. Era más de lo que había esperado, mucho más grande de lo que había soñado.
Era perfecto.
Más allá de la perfección. Era la felicidad total.
Era duro contenerse, pero controló su deseo hasta que estuvo absolutamente seguro de que Harry estaba preparado para él. E incluso entonces, cuando sus dedos estaban mojados, tuvo que asegurarse, tuvo que preguntarle.
—¿Estás preparado?
Harry lo miró con ojos interrogadores.
—Creo que sí — susurró.  —Necesito algo. Creo que te necesito a ti.
Louis había pensado que no podía desearlo más aún, pero sus sencillas y honestas palabras hicieron que su sangre bullera, e hizo todo lo que pudo para no hundirse precipitadamente en él en ese mismo momento.
Apretando con fuerza los dientes, luchó contra la necesidad que lo consumía por entero, colocándose en su entrada, intentando ignorar la forma en que su cálido interior lo llamaba.
Con movimientos cuidadosamente controlados, empujó, adelante y atrás- No tenía ni idea de si iba a hacerle daño, sospechaba que sí, pero no había forma de evitarlo. Y puesto que parecía absurdo advertirlo de esa posibilidad – seguramente sólo lo haría sentirse más preocupado y tenso — simplemente empujó hacia delante, permitiéndose, finalmente, sentirlo completamente alrededor suyo.
Louis sabía que debería parar para asegurarse de que Harry estaba bien, pero, por Dios bendito, él no habría podido dejar de empujar ni aunque su vida dependiera de ello.
— Harry gimió. —¡Oh, Dios mío!.
La respuesta de él igualó a la suya — empujando con sus caderas, gimiendo — y Louis supo que se sentía igual que él, inundado de placer, cualquier dolor olvidado.
Sus movimientos se aceleraron y ganaron ritmo, y pronto cada uno de sus músculos estaba tenso, concentrados en impedirse a sí mismo la liberación hasta que no estuviera seguro de que Harry hubiera alcanzado el clímax. No estaba seguro de poder seguir viviendo si no se aseguraba su placer.
—Louis — jadeó Harry, su respiración más y más rápida. Estaba tan hermoso que se le llenaban los ojos de lágrimas. Las mejillas ruborizadas, la mirada desenfocada, y Louis no podía parar de pensar, lo amo.
Él estaba cerca, podía verlo. No sabía cuánto más podría aguantar antes de rendirse a la rabiosa necesidad que recorría su cuerpo. Y entonces, en una perfecta coreografía, ambos se tensaron y arquearon al mismo tiempo, deteniendo todo movimiento, conteniendo la respiración, hasta que se derrumbaron, exhaustos y agotados.
Y dichosamente felices.
—Te amo — susurró Louis, necesitando decir las palabras, incluso si se perdían contra la almohada.
Y entonces sintió, más que oyó, su respuesta.
—Yo también te amo —  susurró Harry contra su cuello.
Louis se apoyó en los codos. Sus exhaustos músculos protestaron, pero tenía que ver su cara. —Te haré feliz —  le juró.
Harry le ofreció una serena sonrisa.
—Ya lo haces.
Louis pensó decir algo más, pero no había palabras para expresar lo que estaba en su corazón, así que se acostó de lado en la cama abrazando a Harry, y encajándolo contra su cuerpo como si fueran dos cucharas.
—Te amo —  dijo de nuevo, desconcertado por su deseo de decir esas palabras a cada minuto.
—Bien — dijo Harry, y Louis pudo sentir como reía bajito contra él.
Entonces se giró, en un movimiento repentino, quedando cara a cara. Parecía sin aliento, como si se le hubiera ocurrido un pensamiento absolutamente asombroso.
Louis alzó una ceja, interrogante.
—¿Qué supones — le preguntó  Harry — qué estarán haciendo Liam y Zayn ahora?
—¿Debería importarme?
Harry le golpeó el hombro con una mano.
—¡Oh, muy bien! — suspiró — Supongo que me importa, dado que Liam es tu primo, y Zayn me salvó de casarme con él.
—¿Qué piensas que estarán haciendo?— insistió Harry.
—Lo mismo que nosotros —dijo — Si tienen suerte.
—Su vida no va a ser fácil — dijo Harry, con tono apagado — Las personas hablaran...
—Oh, no sé —dijo Louis, con un bostezo. —Pienso que saldrán adelante bastante bien.
—¿Sí? —preguntó Harry, cerrando los ojos mientras se recostaba profundamente contra las almohadas.
—Ajam
—¿Por qué?
—Eres un muchacho muy insistente ¿no te lo han dicho nunca?"
Harry sonrió, aunque él no podía verlo.
—¿Por qué? — preguntó de nuevo.
Louis cerró los ojos.
—No preguntes más. Así nunca recibirás una sorpresa.
—No quiero recibir sorpresas. Quiero saberlo todo.
Louis rió entre dientes ante su respuesta.
—Entonces, es mejor que aprendas esto, mi querido Harry: te has casado con un hombre sumamente inteligente.
—¿Eso he hecho? — murmuró Harry.
Ese era un desafío que no podía ignorar.
—Oh, sí — dijo Louis, rodando y quedando nuevamente encima de él. —Oh, sí.
—Muy inteligente, o sólo un poco inteligente?
—Muy, muy pero muy inteligente —dijo Louis malvadamente. Su cuerpo puede que estuviera demasiado agotado para una repetición, pero eso no significaba que no pudiera torturarlo un poco.
—Podría necesitar pruebas de esa inteligencia— dijo Harry coqueto y Louis no lo pensó dos veces antes de comenzar los movimientos con sus ágiles manos sobre el cuerpo de Harry.
—¿Suficiente prueba?
—¡Oh!
Fue lo único que obtuvo de respuesta.
Semanas después…
Zayn y Liam se encontraban tranquilamente en el jardín de su nueva casa, cuando la mujer que los ayudaba con  las labores domésticas llamo su atencion junto con una gran canasta de regalos.
—Señores, siento molestarlos pero acaba de llegar esto para ustedes — dijo la mujer llegando hasta donde ellos estaban y poniendo la canasta sobre la pequeña mesa del jardín.
—¿Qué es eso? — pregunto Zayn
—Lo acaban de traer, dijeron que era un regalo de bodas — respondió la mujer.
—¿Regalo de bodas? ¿Quien sabe que nos hemos casado? — intervino Liam.
La atención de Zayn, sin embargo estaba  en la canasta y la nota que esta contenía.
Con movimientos cuidadosos liberó el envoltorio de las cintas y deslizó un dedo bajo el lacre del sello.
Con dedos impacientes rasgó el sobre y sacó el contenido poniéndolo de forma que pudieran leerlo los dos a la vez:
"Con este obsequio  les doy mis más sinceras gracias, ya que cuando decidieron fugarse me hicieron un favor. Ya que gracias a eso me dieron la oportunidad de tener a un hombre y  esposo excepcional. Disfruten de los regalos, pero sobre todo de su nuevo hogar, que ya es suyo. Si, las escrituras de la propiedad en la que residen están en el fondo de la caja. Espero sean felices y de nuevo muchas gracias. Les deseo felicidad, salud y amor — Louis Tomlinson, Vizconde de Burwick —
Liam y Zayn no se esperaban esa reacción, por parte Louis, pero estuvieron de acuerdo en que Harry tuvo que ver mucho en esa acción.
Mientras tanto en Middlewood…
—¡Oh lo hiciste! — dijo emocionado Harry, cuando Louis le dio una copia de la nota que les había mandado a Zayn y Liam.
—Te lo prometi no es así, y yo siempre cumplo mis promesas.
—Es muy generoso por tu parte —  dijo él, intentando parecer solemne.
—Sí lo es¿verdad? — murmuró — Entonces deberías mostrarme tu gratitud¿no crees?
Harry sabiendo las intenciones de su esposo, comenzó a caminar hacia las escaleras
— Bueno, eso será  si me alcanzas — Y se echó a correr. Louis lo siguió y de nuevo dio las gracias que Liam haya querido mas poesía en su vida.   
Bueno, después de meses aquí les traigo el capitulo final de esta historia. Espero les haya gustado. Cuídense mucho y ya saben cualquier error, duda o cosa que encuentren no duden en decirme que yo les respondo.
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CUAL QUIEREN
Como les dije aquí les voy a dejar las sinopsis de dos historias que tengo permiso de adaptar, espero les gusten y me digan cual prefieren que suba primero. Bueno cuídense y espero sus votos :)
RUGBY GAME
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Resumen:  UA. Es imposible negar la fuerte atracción entre un jugador de rugby de fines de semana y el asistente ejecutivo de Jason Johnson, el apuesto millonario que haría lo que fuera por una aventura con su secretario antes de casarse.
Pareja: Harry Styles / Louis Tomlinson
Best Man
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Resumen:  A veces se tiene la relación de cuento perfecto y no te das cuenta. Y a veces te das cuenta que estás enamorado de tu mejor amigo justo antes de que te pida ser  su padrino de bodas. Eso le paso a Harry,  y esta es la historia de como inicio todo. 
Basada en la película Made of Honor UA
Pareja: Harry Styles / Louis Tomlinson
Cuídense y hasta la próxima :)
 xx 
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No me he olvidado, lo prometo
Hola, espero que esten bien, yo solo vengo con este mensaje para decirles que no me he olvidado del blog, lo que sucede es que pase por una etapa de depresión debido a la enfermedad que padezco y pues no tuve ganas de nada. Por fortuna ya me he estado sintiendo mejor y he decidido regresar al blog para terminar las historias pendientes que deje. 
Y tambien voy a traerles nuevas historias, ya tengo el permiso de dos, así que en los proximos dias les dejare los resúmenes de cada una para que ustedes decidan cual quieren que suba primero.
Bueno, cuidense mucho y muchas gracias a quienes preguntaban por mi salud y a los que querían ver de nuevo movimiento en el blog.
Gracias 
xxx<3 <3 <3 
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Tú o Nada / Capítulo Seis
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Resumen: Louis Tomlinson está por casarse con Liam Payne, pero Liam decide escapar con su enamorado un día antes de la boda, involucrando a Harry Styles, su primo en el proceso. Cuando Louis se entera. Todo cambia.  Especialmente para Harry.
Nota: Este fic es  una adaptación, de la novela de Julia Quinn  que tiene el mismo nombre. Aunque yo la ambientare en el presente.
Pareja: Harry Styles / Louis Tomlinson
Mil, pero mil disculpas por tardar tanto en  actualizar, solo les puedo decir que intentare que no vuelva a pasar. 
Bueno, cuidense y ya saben cualquier error o duda que tengan no duden en decirmelo. 
Espero les guste y que lo disfruten :)
xx
Capítulo Seis
Harry estaba seguro de que ahora sabía lo que se sentía cuando uno se ahogaba.
 — ¿Qué... — jadeó, intentando hablar, a pesar de la sensación de opresión que sentía en la garganta — significa eso exactamente?
  — ¿No está claro?
 — Louis…
 —Mañana por la mañana, nos casaremos… espero el traje de Liam te quede… aunque si lo quieres podemos mandar por uno a tu gusto, aun tenemos tiempo — Le dijo con una mueca traviesa  mientras caminaba hacia la puerta.  — No llegues tarde.
  Harry se quedó mirando la espalda de Louis antes de decir.
  —No estás hablando con razón… quizás deberías dormir… yo no me puedo casar contigo…
  Louis se volvió lentamente. — ¿Y por qué no? ¿No me digas que también tú tienes  a algún poeta idiota esperándote por ahí?
  —No, pero… — Harry luchó por encontrar palabras. Por encontrar razones. Por encontrar cualquier cosa que le diera fuerzas para entender la más ilógica y surrealista noche de su vida.
  —En ese caso, ya esta todo listo, te veo en la mañana —Dijo Louis saliendo de la biblioteca y caminando a las escaleras.
 —Louis — dijo Harry alcanzándolo a media escalera — Tú pareces de  la clase de hombre que apreciaría una argumentación sensata y razonada.
  —Cierto — Louis cruzó los brazos y se apoyó  contra el barandal, al lado de Harry. Cadera con cadera. No contribuía demasiado a su concentración.
 —Louis —volvió a decir Harry, bastante serio y tenso, pues no sabía que decir para detener la locura que Louis quería cometer.
  —No estés tan serio —  dijo Louis, sus ojos brillando con diversión — Y mejor ve a dormir que mañana nos espera un día muy, pero muy largo.
 —No estás hablando en serio ¿verdad? No piensas que en verdad nos casaremos.
  —Vamos a casarnos.
  Dios bendito, ciertamente Louis era obstinado.
  Harry solo suspiro y bajo la cabeza. Louis  rozó su barbilla, alzándola hasta que sus ojos se encontraron. — Di que en verdad no te interesa casarte conmigo. Y me voy ahora mismo — pidió suavemente.
  —Apenas intercambiamos unas palabras antes de esta semana — Fue la respuesta de Harry — No me conoces. — Dijo con voz suave y sin mirar a Louis.
  —Te conozco malditamente mejor de lo que conocí a Liam… e iba a casarme con él.
  — ¿Pero lo quisiste? —susurró Harry.
  Louis dio un paso más cerca de Harry y le respondió — Ni la mitad de lo que te quiero a ti — murmuró.
  Sus labios se entreabrieron, pero ninguna palabra salió de ellos, sólo una suave exhalación cuando Harry jadeó.
  Louis tiraba de Harry, acercándolo más…y entonces sus brazos se deslizaron alrededor de su cintura y pudo sentirlo contra él, en toda su emocionante longitud.
  —Louis —  se las arregló para susurrar, pero él le colocó el dedo índice contra los labios, con un Shhh seguido por — He estado deseando hacer esto durante días.
  Sus labios encontraron los de Harry, y si todavía sentía algún enojo contra él, no estaba en su beso. Fue suave y gentil, sus labios rozando los de Harry con el más sutil de los toques. Pero Harry lo sentía hasta en los dedos de los pies.
 — ¿Me detengo?
  Harry negó con la cabeza.
   —Bien —  dijo, antes de volver a capturar sus labios.
  Excepto que este beso era de posesión, de deseo, de necesidad. Su boca reclamaba la de Harry con hambre, y sus manos se movían por su espalda, tirando firmemente de su cuerpo  contra el de él. Harry se encontró totalmente pegado a él, derritiéndose ante la sensación. Hasta que… ¡Liam!
  ¡Dios bendito! ¿Qué estaba haciendo? Harry se escapó de sus brazos. — ¡No podemos hacer esto!
  Los ojos de Louis brillaban, y su respiración era jadeante, aun así se las arregló para preguntar controladamente  — ¿Por qué no?
 — ¡Estás comprometido en matrimonio con mi primo!
 Louis alzó una ceja ante el comentario.
  —Bueno… supongo que ya no están comprometidos… pero aun así — replicó Harry desesperado
  —Harry
  —Sería demasiado pedir...
  —Harry — dijo Louis de nuevo, en un tono un poco más alto.
  —Que conservaras algún tipo de  lealtad hacia él en este momento…
  — ¡Harry!
 Cerró la boca.
Los ojos de Louis se clavaban en los suyos con tal intensidad que habría sido incapaz de desviar la mirada, aunque cinco elefantes bailaran polca en el jardín tras la ventana.
  —Hay tres cosas que deberías saber esta noche — dijo Louis — Primero, Liam se ha ido y tú  ayudaste a eso. Segundo, voy a casarme contigo por la mañana…
  —No estoy seguro de eso…
  —Yo sí estoy seguro.
  —Pues yo no —  murmuró Harry, en un patético intento de tener la última palabra.
  Louis se inclino hacia él con sonrisa lobuna.  — Y tercero, he pasado los últimos días consumiéndome en la culpabilidad, porque cuando me iba a la cama por las noches, nunca, ni una sola vez, pensé en Liam.
  — ¿No?
  Louis negó con la cabeza lentamente.
 —Sólo en ti — respondió Louis  
  Los labios de Harry se entreabrieron por voluntad propia, y continuo sin poder apartar la mirada de la de Louis, ya que él se inclinaba aun más cerca, su respiración susurrando a través de su piel.
  Su corazón, que era claramente un traidor, comenzó a cantar de alegría.
  —Todos mis sueños eran sobre ti y nadie más...
  — ¿De verdad? — preguntó Harry, sin aliento.
  Las manos de Louis se amoldaron sobre su cintura, y se encontró íntimamente presionado contra él. —Oh, sí, de verdad — respondió Louis, apretándolo contra él aun más firmemente — Y cómo puedes ver — continuó, con su boca dando suaves mordiscos a la de Harry — que finalmente estemos juntos, es más que agradable, por lo que — su lengua trazó el contorno de su boca — no hay ninguna razón en la que pueda pensar, para no besar al hombre con el que planeo casarme en menos de diez horas, especialmente si he sido lo suficientemente afortunado para encontrarme a solas con el — suspiró feliz contra sus labios — en medio de la noche.
  Lo besó de nuevo, su lengua resbalando entre los labios de Harry, en una deliberada tentativa de seducirlo —Especialmente — murmuró, sus palabras acariciando su piel —cuando he estado soñando con él durante días.
Louis soltó la cintura de Harry, para poner las  manos sobre las mejillas de este, que actualmente estaban teñidas de un adorable color rosa. Sostuvo su rostro con algo cercano a la reverencia, mientras volvía a clavar sus ojos en los de Harry.  —Pienso que debes ser mío. — dijo suavemente.
  Harry entreabrió los labios y sacó la lengua para humedecérselos, un movimiento extremadamente  inconsciente. Estaba precioso a la luz de la luna, precioso de una forma que Liam nunca podría esperar estar. Los ojos de Harry brillaban con inteligencia, con fuego y con una pasión de la que todos las demás carecían. Su sonrisa era contagiosa.
  Sería un maravilloso esposo. A su lado, en su corazón, en su cama. No sabía porque no se había dado cuenta de ello antes.
  Maldición, pensó con risa burlona, posiblemente debería enviar una caja del más fino brandy a Zayn. El cielo sabía que le debía al maldito  su eterno agradecimiento. Si no se hubiera fugado con Liam,  se habría casado con el equivocado.
  Y se hubiese pasado el resto de su vida lamentándose por haber perdido a Harry.
  Pero ahora él estaba en sus brazos, y sería suyo… no, él ya era suyo. Puede que Harry no hubiese aceptado la idea aún, pero lo haría. Claro que lo haría.
 De repente y sin poder evitarlo, se encontró sonriendo. Una gran sonrisa, en realidad, casi como un idiota, supuso.
  — ¿Qué ocurre? —pregunto Harry, cauteloso, casi como si temiera que Louis se hubiese vuelto loco.
  —Ocurre que me encuentro muy satisfecho por el reciente giro de los acontecimientos —le dijo, tomando sus manos y entrelazando sus dedos con los de él. —Tenías toda la razón antes, Liam no me hubiese satisfecho como esposo en absoluto. Pero tú, sin embargo…— Se llevó las manos de Harry a los labios y le besó los nudillos. Era un gesto de cortesía que había realizado cientos de veces con anterioridad. Pero esta vez era diferente. Esta vez era su deseo de romanticismo el que lo impulsaba.
  Cuando besó su mano y deseó demorarse allí; no porque estuviera pensando en seducirlo (aunque ciertamente lo deseaba), sino porque adoraba la sensación de su mano en la suya, de su piel bajo sus labios.
  Lentamente volvió la mano de Harry hacia arriba y depositó otro beso, más íntimo, en su palma.
  Lo deseaba, Dios, cómo lo deseaba. Era un deseo que nunca había experimentado anteriormente, perdido en su interior. Comenzaba en su corazón y se extendía por todo su cuerpo (no como antes, que se quedaba en el exterior.)
   Y no había forma de que él lo dejara escapar.
  Tomó su otra mano y entrelazándola también con la de él, lo hizo elevar los brazos. Los doblo a la altura de sus hombros y lo hizo apoyar las muñecas en ellos.
  —Quiero que me hagas una promesa — dijo con voz profunda y solemne.
  — ¿Qué? — susurró Harry.
  —Quiero que me prometas que te casaras por la mañana conmigo
  —Louis, ya te he dicho…
  —Si me lo prometes — dijo interrumpiendo su protesta — entonces permitiré que regreses a tu habitación a dormir.
  Harry dejó escapar una breve risa levemente histérica — ¿Piensas que voy a poder dormir?
 Louis sonrió. Esto iba mejor de lo que había esperado. —Te conozco, Harry.
  — ¿Sí? — preguntó él, dubitativamente.
—Sí, y mejor de lo que piensas, y por eso sé que tu palabra es garantía suficiente. Si me das tu palabra de que no harás ninguna tontería, como intentar escapar. Te dejaré marchar a tu habitación.
  — ¿Y si no lo hago?
  Su piel comenzó a arder. —Entonces tendrás que permanecer aquí conmigo. Toda la noche.
   —Está bien… te doy mi palabra de que no escaparé — dijo solemnemente. —Pero no puedo prometer que me casaré contigo.
 Louis consideró sus opciones.
  Estaba bastante seguro de que podía convencerlo de que se casara con él por la mañana, si se empeñaba. Ya que sabía que Harry  se sentía lo suficientemente culpable por su papel en la fuga de Liam.
  Eso era algo que, ciertamente, él podía utilizar como ventaja.
  —Y tendrías que hablar con mi tío, en todo caso — añadió Harry.
  Louis permitió que sus dedos se desenredaran, y lentamente le bajó los brazos hasta que reposaron a sus costados. La batalla estaba ganada. Si había sugerido que hablara con su tío, es que ya era suyo.
  —Te veré por la mañana — dijo, haciéndose a un lado.
  — ¿Me dejas marchar?— susurró Harry.
  —Me has dado tu palabra de que no escaparas. No necesito más garantías.
  Harry entreabrió los labios y sus ojos centellearon llenos de una emoción que Louis no pudo identificar. Pero era una emoción buena. Definitivamente buena.
  —Te espero aquí — añadió — a las ocho de la mañana. ¿Crees que tu tío podrá atenderme a esa hora?
  Harry asintió.
  Louis dio un paso atrás y ejecutó una elegante reverencia. —Hasta mañana entonces, Milord.
  Cuando Harry abrió la boca para corregirle el uso del título, Louis levantó una mano y dijo.
  —Mañana te convertirás en vizconde. Tendrás que acostumbrarte pronto a que la gente se dirija a ti por tal título.
  Harry hizo un gesto que indicaba que se marcharía —Debo marcharme.
  —Por supuesto — contestó Louis, torciendo irónicamente los labios. —No debemos ser encontrados juntos y a solas en medio de la noche. Podría dar lugar a chismorreos.
  Harry sonrió de forma desaprobadora. Como si no fueran a ser motivo de habladurías. Su matrimonio sería el centro de los cotilleos durante meses.
  —Anda — dijo Louis suavemente. —Ve a dormir.
  Harry le dirigió una última mirada, para luego dar media vuelta e irse por el corredor.
  Louis permaneció varios segundos mirando fijamente por donde Harry se había ido y entonces susurró
  —Sueña conmigo.
  Afortunadamente para Harry, su tío era madrugador, así que cuando entró en el pequeño salón del desayuno, cinco minutos después de dar las ocho, él estaba ya allí como de costumbre, con un plato lleno de jamón y huevos.
   —Buenos días, Harry — lo saludó — Excelente día para una boda ¿no crees?
  —Em, sí… creo que si  — respondió Harry, intentando sonreír, y fracasando estrepitosamente.
  —Muy inteligente de tu parte desayunar aquí. Tu tía ha reunido a todo el mundo en el comedor, para un desayuno formal… bueno, en realidad  a los pocos que se han aventurado a levantarse tan temprano.
  —De hecho, vi a algunas personas allí cuando pasé — contestó Harry, sin estar muy seguro de por qué se molestaba en contarle eso.
  —Hmm — gruñó evasivamente su tío — Como si alguien pudiera digerir un plato de huevos con jamón en medio de ese jaleo.
  —Tío —  dijo Harry, titubeante. —Tengo que decirte algo.
  El lo miró con las cejas alzadas.
  —Em, quizás sería mejor que simplemente te enseñe esto — Le tendió la carta que Liam había dejado para sus padres, explicando lo que había hecho.
  Después dio un cauteloso paso atrás. Una vez que su tío terminara de leer la nota, su enojo sería mortal.
  Pero cuando terminó de leerla, todo lo que hizo fue susurrar — ¿Tú sabías algo de esto?
  Más que cualquier otra cosa, Harry deseaba mentir. Pero no pudo, así que sencillamente asintió con la cabeza.
  El señor Payne permaneció inmóvil durante varios segundos, la única prueba de su cólera, eran sus nudillos tornándose blanquecinos, debido a la fuerza con la que se asía al borde de la mesa.
—Louis se encuentra en la biblioteca —  dijo Harry, con calma. El silencio de su tío era más terrible que cualquier grito. —Creo que desea hablar contigo.
  El señor Payne lo miró.  — ¿Sabe lo que ha hecho Liam?
  Harry asintió.
 Entonces su tío pronunció varias palabras que  jamás imaginó oiría salir de su boca, incluyendo una que nunca había escuchado. — Estamos arruinados — siseó, después de acabar de maldecir. — Arruinados. Y tenemos que agradecérselos  a Liam y a ti.
  —Quizás, si sólo hablaras con Louis… — dijo Harry, sintiéndose muy afligido. Él nunca había estado muy unido a su tío, pero al menos siempre había tenido su aprobación.
  El señor Payne se levantó precipitadamente arrojando su servilleta al suelo. Harry  se apartó de su camino y después lo siguió por el pasillo. Pero cuando su tío llegó a la puerta de la biblioteca, se giró y le espetó — ¿Qué crees que haces aquí? Ya has hecho suficiente. Regresa a tu habitación inmediatamente y no salgas hasta que yo te dé permiso.
  —Opino — se oyó una voz —que él debería quedarse.
  Harry miró hacia las escaleras. Louis descendía los últimos peldaños, apareciendo demasiado tranquilo y relajado, dada la situación.
 .
Su tío le dio un codazo disimulado en las costillas y dijo — Creí que habías dicho que ya lo sabía
  —Y lo sabe.
  — ¿Entonces por qué esta tan tranquilo?
  Harry se salvó de contestar ya que Louis había llegado junto a ellos.
  —Geoff — dijo, saludando con una inclinación de cabeza al señor Payne. — ¿Entramos? — indicó con la cabeza en dirección a la biblioteca
  Un momento después estaban todos dentro de la biblioteca, con la puerta firmemente cerrada tras ellos.
  —Milord — comenzó el señor Payne — le aseguro que no tenía ni idea…
  —Suficiente — dijo Louis, permaneciendo en el centro de la habitación, con un notable autocontrol. — No deseo discutir acerca de Liam o de su fuga con Malik.
  El señor Payne tragó dificultosamente, su nuez subiendo y bajando por su carnoso cuello. — ¿No?
  —Naturalmente la traición de su hijo me indigno… pero no habrá ninguna dificultad en solucionar el problema.
  —Cualquier cosa que pida se le dará — le aseguró el señor Payne — Lo que sea. Si está en mi poder…
  —Bien — dijo Louis, suavemente — entonces lo quiero a él — señalando a Harry  con un gesto
  El señor Payne no dijo nada, pero palideció. — ¿A Harry? preguntó finalmente.
  —En efecto. No tengo ninguna duda de que  será un esposo tan admirable como lo hubiese sido Liam.
  La cabeza del señor Payne se giró hacia su sobrino y el prometido de su  hijo varias veces, antes de volver a preguntar — ¿Harry?
  —Sí. Eso dije
  Y eso pareció suficiente para convencerlo.
 —De acuerdo, así será… cuando quiere que sea el enlace — dijo enfáticamente.
  — ¡Que!— dijo Harry. Estaban hablando de él  como si no fuera más que un saco de harina.
  —Será en los próximos días — dijo Louis — Tengo que arreglar algunos asuntos, como cambiar nombres y cosas así… pero no pasara de esta semana.
  —Maravilloso, maravilloso — dijo el señor Payne, con evidente alivio en cada uno de sus nerviosos gestos. —No tengo ninguna objeción, y… ¿las condiciones siguen siendo las mismas?
  La expresión de Louis se tornó irónica ante la impaciente mirada del señor Payne, pero sólo respondió — Por supuesto.
  El señor Payne no se molestó en ocultar su alivio. —Bien, bien, yo… — se calló de golpe, y se giró hacia Harry. — ¿Qué estás esperando? ¡Necesitas prepararte!
—Tío, yo…
  — ¡Ni una palabra más! — tronó él. — ¡Ya he tenido bastante contigo!
  —Debería considerar dirigirse a mi futuro esposo en un tono más amable — dijo Louis, con voz mortalmente suave.
  El señor Payne se giró hacia él sorprendido. —Por supuesto —dijo.
 Bien, en ese caso, deseo es un momento a solas. — dijo Louis
  —Por supuesto — convino el señor Payne, agarrando el brazo de Harry. — Andando dejemos solo al vizconde. Desea privacidad.
  —A solas con Harry — puntualizó Louis.
 —Oh, por supuesto, por supuesto — murmuró el señor Payne, y abandonó la habitación.
  Louis miró a su flamante novio mientras  observaba la salida de su tío. Parecía sentirse desamparado; podía verlo en su rostro. Y probablemente también manipulado. Pero se negó a sentir ninguna culpabilidad por ello. El sabía en su corazón, lo sentía en sus huesos, que casarse con Harry era, con diferencia, lo mejor que podía hacer.
  Lamentó haber tenido que forzar la situación para conseguir su objetivo, pero Harry no había sido del todo una inocente victima en el reciente giro de los acontecimientos ¿no?
  Louis dio un paso adelante y le acarició la mejilla. —Lamento que sientas que todo ocurre demasiado rápido —dijo en voz baja.
  Harry no dijo nada.
 —Te aseguro que hare todo por hacerte feliz… lo prometo
 —Te creo… es solo que me da tristeza saber que tanto Liam como yo solo somos un saco de papas para mi tío.
  Louis miró su rostro, lo miró mientras Harry intentaba mantenerse fuerte e inexpresivo. Vio su valor y la fuerza de su carácter y sintió el urgente impulso de hacer lo correcto por y para él.
  Puede que Harry Styles  se tuviera que conformar con una ceremonia de boda que había sido planeada para su primo, pero por Dios, que recibiría una oferta de matrimonio que sería de él, y sólo para él.
  Puso una rodilla en el suelo.
  — ¿Louis?— pregunto Harry, sorprendido.
  —Harry —dijo Louis, con voz repleta de emoción y necesidad — estoy pidiendo humildemente tu mano en matrimonio.
   — ¿Humildemente? — inquirió, mirándolo dudoso.
  Louis tomó su mano y la rozó suavemente con los labios. —Si no contestas que sí —dijo él —pasaré el resto de las horas de mi vida suspirando por ti, soñando con una vida mejor, agonizando de dolor…
  —Has hecho una rima — dijo Harry, riendo nerviosamente.
  —No fue a propósito, te lo aseguro.
  Entonces Harry sonrió. Sonrió realmente. No la amplia y radiante sonrisa que le dedicó cuando se había caído y se conocieron, sino una más suave y tímida.
  Pero no menos sincera.
  Y cuando Louis lo miró, sin separar jamás los ojos de su rostro, todo estuvo claro.
  Lo amaba.
  Amaba a ese hombre, y que el cielo lo ayudara, porque no concebía poder vivir sin él.
  —Cásate conmigo — dijo Louis, y no intentó ocultar su urgencia o su necesidad.
  Los ojos de Harry, que habían permanecido fijos en algún punto de la pared a su espalda, se clavaron en él.
  —Cásate conmigo — repitió
  —Sí —susurró Harry —Sí,  si me caso contigo.
Eso fue todo, espero les gustara, cuidense mucho y hasta la próxima :) xx
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Pronto Regresare
Hola, solo les quiero dejar este mensaje para decirles que no he dejado el blog, solo digamos que me tome unas vacaciones (estuve un poco mal de salud, además de que navidad y año nuevo se atravesaron) pero ya en los proximos dias volvere a subir los capitulos que faltan de Tú o Nada, que ya son pocos. También voy a subir unos OS que se suponía eran para navidad, pero por X cosa ya no los pude subir, asi que espero les gusten. Además de que ya tengo nuevas historias para ofrecerles, algunas serán adaptaciones como es costumbre y otras serán originales salidas de mi cabecita jaja.
Bueno, eso es todo, cuidense mucho ok y espero les agrade lo nuevo que vendrá.
P.D. Espero hayan tenido felices fiestas (algo tarde, pero el deseo es de corazón)
xxxx :D
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les dejo un cuqui comelon :3 
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Cambie el tema del blog, diganme si les gusta :)
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Papi...¡¿Eres Santa?!
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Resumen: Harry y Louis, en víspera de navidad  hacen que su pequeña hija haga un descubrimiento sorprendente.
Nota: Otro OS de Navidad, Espero les guste... es bastante fluff
Que lo disfurten :) 
  Esferas de brillantes colores se encontraban dispersas por todo el piso  de la habitación. Las había doradas, rojas, verdes, y había también otras, las favoritas de la pequeña niña que las miraba con gesto embobado, trasparentes con pequeños hombres de nieve con sombreros de copa mientras la nieve caía en ese pequeño universo esférico.
 La pequeña se encontraba sentada con las piernas entrecruzadas frente al árbol de Navidad que había ido a comprar junto a sus padres el día anterior. El abeto casi rosaba el alto techo de la sala de estar familiar, sus ramas verdes y alargadas inundaban la habitación de un fresco olor a bosque que contrastaba con el olor a  vainilla que reinaba en la casa. Uno de sus padres tomó una de las esferas que ella sostenía y la colgó en lo alto del árbol.
 —Danny, cielo, necesito tu ayuda. Es hora de preparar las galletas—llamó la voz de su otro papá desde la cocina. El hombre se encontraba en el umbral, limpiando sus manos en el  delantal de cocina que llevaba puesto, sonreía, mirando a los dos amores de su vida.
  —Harry, no es justo—dijo Louis asomándose desde detrás del árbol todavía a medio decorar— Danny esta ayudándome a decorar el árbol.
  — ¿Podemos seguir después, cierto pá? — el deseo de la niña de ser admitida por primera vez en la cocina superaba su fascinación por las esferas de colores que decorarían el árbol.
  Louis miró a su hija y a su esposo, simplemente sacudió la cabeza. Sabía que era una batalla perdida.  Danny llego hasta donde se encontraba Harry y le tiró del delantal para llamar su atención.
 — ¡Papi!
 —Cierto, las galletas… — Respondió Harry entrando a la cocina. Sobre la isla ya se encontraban dispuestos los ingredientes que necesitarían para elaborar las famosas galletas de Navidad. La receta había estado en la familia Styles por más generaciones de las que Danny podría contar. Y ahora, ella sería parte de ello— Antes de comenzar, ve a lavarte las manos.
  Danny rápidamente obedeció y fue hasta el fregadero y se lavó las manos con más fuerza de la necesaria.
  —Ahora solo te falta un delantal—dijo Harry, sacando un delantal bastante similar al suyo con diseño de renos saltarines y un fondo rojo, claro que del tamaño de la niña. Danny sonrió emocionada, las galletas iban directo a ganar el primer lugar como su tradición navideña favorita—. Será mejor que comencemos, cielo…
  Harry se dispuso a enseñarle a su hija como preparar las galletas, teniendo siempre presente dejarla realizar las cosas que eran seguras para ella, como espolvorear azúcar o aplastar la masa con un pequeño amasador. Cuando la masa estuvo lista, Harry saco diversos cortadores con diseños que iban desde renos, muñecos de nieve, pinos, estrellas y balones de futbol (esos  eran para Louis)
 Danny tomó su favorito, un muñeco de nieve, y lo apretó contra la masa que ella misma había estirado con bastante esfuerzo. Harry le sonrió y la felicitó por su trabajo, tomó la galleta y la dejó sobre la charola del horno a la espera de las demás galletas que cortarían.
Mientras esperaba a que las galletas salieran del horno y se enfriaran para ser decoradas, Danny fue a ayudar a Louis a terminar con la decoración del árbol de Navidad.
  Desde hacía años las Navidades del matrimonio Tomlinson-Styles eran así. Llenas de risa, alegría y con la pequeña niña gateando primero y  corriendo después de un lado para el otro de la casa, deseando participar de todas y cada una de las actividades que se realizaban durante aquella época.
  Cuando habían acabado de decorar el árbol, y rescatar todas las esferas que algodón —su gato mascota — había secuestrado, Harry anunció que las galletas estaban listas para ser decoradas. Mientras realizaban esta labor, Danny le revelo el plan que tenía ideado para Navidad.
  —Voy a hablar con Santa Claus—anunció con toda la seguridad que puede poseer una niña de siete años.
  — ¿Y cómo harás eso? —Pregunto Harry genuinamente interesado en los planes de su hija— La hora en que viene Santa Claus es mucho más tarde de tu hora de dormir.
  — ¿Y tú cómo lo sabes? ¿Ya lo has visto? — Harry asintió—. Increíble…
  —Bueno, pero aún no me dices porque tienes deseos de ver a Santa Claus.
  —Porque Tommy, el hermano de mi amiga Lucy dijo que no existía…—dijo frunciendo el ceño. Harry se recordó a si mismo que esa noche debería hablar con Louis sobre eso y las cosas que ese muchachito le estaba diciendo a su hija—. Pero yo no le creo mamá, Santa Claus es real y yo se lo voy a demostrar.
  —Por supuesto, tesoro. Mañana le dirás a Tommy que estaba equivocado porque tú viste a Santa Claus—respondió Harry. Un plan acababa de surgir en su mente y debía comentarlo con Louis y pronto. Si Danny quería ver a Santa Claus esa noche, Danny vería a Santa.
  Luego de terminar de decorar las galletas y repartirlas en los contenedores y en el plato que Danny había designado como exclusivo de Santa, Harry  dejo a la nena  jugando con algodón y fue en busca de Louis, pues necesitaban hablar a solas.
— ¿Qué quieres que haga qué? — dijo Louis, mirando a un Harry muy serio. Mientras estaban en su habitación.
 —Quiero que te disfraces de Santa Claus, para que Danny pueda verte esta noche y decirle a ese tal Tommy que Santa si existe—repitió desde su lugar en la orilla de la cama— por cierto, vamos a tener que hablar con los papás de ese muchachito, para que le advertían que no debe decirle ese tipo de cosas a nuestra bebé.
  —Sí, claro que vamos a hablar con ellos—respondió— pero… volviendo al punto de yo disfrazado de Santa Claus…
 —Louis, por favor, es por tu hija—le dijo frunciendo levemente el ceño. Acababa de cruzar los brazos sobre su pecho y Louis sabía que cada vez que Harry adoptaba esa pose significaba que estaba en problemas.
  —Pero ¿Cómo quieres hacer que me parezca a Santa Claus? —Preguntó—  ¡No tengo un traje como el suyo!  Harry rodo los ojos.
 —En serio me estás dando eso como un argumento “No tengo un traje como el suyo" ¡Louis  se trata de tu hija!
 —Esto es ridículo
  —Lo que es ridículo es que no quieras hacer feliz a tu hija
  Louis observó los centellantes ojos de su esposo, después bufó. Sabía que en realidad no servía de nada discutir porque él iba a hacer lo que Harry se proponía. Sería incapaz de decepcionar a su princesita y tampoco a su bebé. Conocía muy bien las consecuencias de enfadar a Harry y no le gustaban para nada.
  Harry ya le había dado la espalda caminando hasta la ventana para ver como comenzaba a nevar, de seguro para mañana en la tarde, cuando todos llegaran a  la casa para cenar juntos y celebrar la Navidad, el patio se encontraría cubierto por una gruesa capa de nieve. A los niños les encantaría, en especial a Danny. Harry sintió como los brazos de Louis le rodeaban la cintura, él acababa de apoyar su barbilla en su  hombro. Harry intentó no hacerle notar lo mucho que le gustaba sentirlo así de cerca. Estaba enojado con él, no creía que fuera a poner tantas trabas por algo tan simple como disfrazarse de Santa Claus para complacer a su hija.
  —Está bien, lo voy a hacer. Pero Harry…—susurró— no se lo digas a nadie, ya sabes cuánto festinarían Niall y Liam si se enteran que me hice pasar por el hombre panzón que reparte regalos a sus hijos.
  —Te lo prometo—respondió volteándose para quedar frente a él, cerca, tan cerca como a ambos les gustaba— no sabes cuan feliz se pondrá Danny con esto—agregó antes de darle un suave beso en los labios.
  Aquella noche después de cenar, Danny no se fue a dormir. La pequeña acostumbraba a irse a la cama alrededor de las diez de la noche. Eran las once con quince minutos y ella seguía en pie. Al menos, Harry había logrado que se pusiera su pijama de franela con diseño de estrellas de colores en un fondo rosa, pero de dormir, ni hablar. Danny Tomlinson-Styles se mantendría despierta hasta que llegara Santa Claus. De nada servía que Harry insistiera en que Santa Claus no vendría hasta que la viera dormida.
 — ¿De verdad? —Preguntó mientras Harry terminaba de trenzar su cabello
 —Podrías fingir que duermes—le sugirió este
 — ¿Y eso se puede?
  —Por supuesto.
 — ¡Que esperamos entonces!
 Y entonces entre los dos improvisaron una cama en el sofá, trayendo cojines y cobertores desde el segundo piso. El fuego de la chimenea aun ardía calentando la atmosfera, las luces del árbol seguían encendidas tintineando intermitentemente, Danny escuchó como algodón ronroneaba y daba vueltas por la sala antes de echarse frente a la chimenea a dormir.
 En la mesita de centro puestas sobre un plato decorado con motivos navideños había media docena de galletas y un vaso de leche y una pequeña nota que Danny había garabateado con ayuda de Louis para agradecerle a Santa por los regalos que le dejaría. Cuando todo estuvo listo, Harry arropó a su hija entre las mantas de su improvisada cama, le dio un beso en la frente y le recordó que cerrara los ojos y pretendiera dormir. Pero no debía apretarlos tanto, pues Santa sospecharía que en realidad no estaba dormida.
  Una vez que su hija cerró los ojos Harry subió en puntillas hasta el segundo piso para ayudar a Louis a terminar la segunda parte del plan. Louis se encontraba en su habitación, aun no acababa de ponerse el traje rojo característico de Santa Claus y en su rostro se adivinaba una expresión que a todas luces decía que no estaba complacido con tener que actuar como el hombre del gorro rojo y el ho – ho – ho.
 —Me siento ridículo—exclamó Louis mientras se miraba en el espejo, el traje le iba grande por varias tallas haciendo que su aspecto fuera francamente patético— parezco mas un elfo que Santa.
  —No empieces, Louis.  Esto lo estás haciendo por nuestra hija— dijo Harry con voz calmada, tal vez demasiado calmada—. Además, te olvidas del gorro—agregó ajustándole el rojo gorro en la cabeza, la algodonosa borla blanca de la punta cayó sobre su frente. Louis bufó, pero Harry se rió. Louis no podía creerlo… su esposo a veces era… maravilloso, si esa era la palabra —  Estas listo…Tal vez podría  fotografiarlos juntos…
  —Harry…—susurró en tono de advertencia.
  — ¿Qué?
  —Nada de fotos. Nadie debe saber esto, me lo prometiste.
 —Sí, sí, lo sé. Simplemente me deje llevar por la emoción. Ahora, será mejor que practiques.
  —  ¿Qué practique qué? —inquirió Louis, inseguro.
  — ¡Pues reírte como Santa Claus, claro!
  — ¿Tengo que hacerlo?
  —Por supuesto que tienes que hacerlo. Vamos, hazlo — respondió Harry con una sonrisa autosuficiente.
  —Ho-ho-ho…—rio Louis, con una voz tan baja, tan poco festiva y tan parecida a la suya que de seguro despertaría sospechas.
  —Así no, Louis. Tienes que hacerlo mejor, más alto, así: ¡Ho-ho-ho! —la entonación era la correcta, Harry era quien debió disfrazarse, pensó Louis.
 Louis lo intentó una vez más y otra y otra hasta que al fin encontró el tono indicado. Suspirando de alivio, fue momento de seguir con el plan. Harry tendría que salir por la puerta de la cocina y trepar por la chimenea… como todo buen Santa. Según Harry.
 Cuando Louis dejó la habitación, Harry no perdió tiempo. Fue hasta el armario y sacó la cámara fotográfica  que le había regalado su madre cuando nació Danny. Y luego bajó en silencio las escaleras para capturar el momento.
  Danny se había quedado dormida, y Louis la observo con ternura mientras vestido de Santa, caminó hasta la mesa de centro y  de las galletas que su nena había estado decorando, el glasé se había caído y mezclado mal, pero aun así estaban muy ricas. Cuando terminó de masticar le dio un par de sorbos al vaso de leche, respiró tres veces y espero ser capaz de reírse igual que el viejo panzón.
  —Ho-ho-ho…
  El sonido de inmediato alertó a Danny quien no estaba lo profundamente dormida que cabía esperar en una niña de siete años pasada la medianoche, de inmediato se incorporó de su improvisada cama y pestañeo intentando enfocar su vista entre la semioscuridad reinante. Y entonces, lo vio. De pie delante de la chimenea y con una de las galletas que ella misma había cocinado estaba Santa Claus. Al sorprenderla mirando, el anciano bonachón esbozó un gesto sorprendido. Se suponía que los niños no debían ver a Santa Claus, pero ella lo había conseguido. ¡Era real! Tommy se tendría que tragar sus palabras cuando ella le contará que había visto a Santa Claus.
  En su propia casa. Y comiendo sus galletas.
  — ¿Santa? —inquirió levantándose de su improvisado lecho, sus pies descalzos tocaron el suelo de madera.
  —Pero que tenemos aquí, ¿qué haces despierta a estas horas, Danny?
  — ¿Sabes mi nombre? —preguntó sorprendida.
  —Por supuesto que lo sé—exclamó el hombre—, es mi trabajo saber quiénes han sido buenos niños y quiénes no.
 —Oh—la pequeña lo miró expectante, esperando a que le dijera que era lo que había sido ella: una buena niña o una mala. Si era lo segundo, estaba dispuesta a recibir su trozo de carbón sin chistar.
  —Has sido una buena niña, Danny, no tienes que temer. Mañana cuando despiertes, veras tu regalo debajo del árbol.
  — ¿Por qué no lo dejas ahora? —inquirió con sincero interés.
 —Por qué no sería justo — comenzó a explicar Louis. Pues tanto  a él como a Harry no se les había ocurrido que su hija quisiera ver sus regalos en el mismo momento que conociera a Santa. Y los regalos estaban en la parte trasera de su auto… así que no, no había forma — para los demás niños que recibirán regalos, pero que se quedaron dormidos… así que mejor esperar a mañana y así los abrirás junto con tus padres —la niña asintió, y un bostezo escapó de sus labios en ese instante. Lo tarde que era, sumado a la emoción de descubrir que Santa Claus era real habían sido demasiado para ella— Estas cansada…—observó Santa.
  Danny negó.
  —Estoy bien, Santa… ¿tienes que irte ya? —preguntó vacilante. Louis debió decirle que sí, que habían miles de niños que lo esperaban e irse de allí antes de que Danny se diera cuenta de que era su papá y no el Santa real. Pero, no había nada que él pudiera negarle a su princesita, por lo que negó—. ¿Podrías contarme como es el Polo Norte?
  —Por supuesto—le dijo y le indicó que fuera hasta el sofá, él tomo asiento y puso a Danny sobre sus rodillas como había visto hacer al Santa del centro comercial—. Bueno, en el Polo Norte tenemos mucha nieve…
  —Eso ya lo sé—comentó Danny entre risitas.
  —Bueno, y también tenemos muchos árboles como el que tienes aquí solo que mucho, mucho más altos…—comenzó a relatarle todo lo que sabía, que no era mucho, para cuando terminó miró a Danny que dormía apoyada en uno de sus brazos. Con cuidado, para no despertarla, la acomodó mejor entre sus brazos. Él también estaba cansado, no lo había notado antes, pero ahora que todo se había calmado, bostezó y a los pocos segundos él también estaba durmiendo.
  Harry no había podido tomar ninguna fotografía por miedo a que la cámara interrumpiera el momento. Pero ahora no pudo evitar hacer unas cuantas fotos, para cuando terminó Louis había comenzado a roncar. Se mordió el labio, se sentía incapaz de despertarlo. Además, al hacerlo, podía despertar a Danny también y arruinaría todo. Lo mejor que podía hacer era esperar un poco. Louis se despertaría de un momento a otro. Se sentó en el pequeño silloncito junto a la chimenea, el cansancio y el calor que provenía de las pocas brasas que quedaban en la chimenea fue sumiéndolo lentamente en un profundo sueño a él también.
  — ¿Papi? —el sonido de la voz de Danny fue lo que despertó a Harry. El sol se colaba por entre el tejido de las cortinas señalando que ya era de día. ¡Se habían quedado dormidos! No habían puesto los regalos. Louis tenía la barba y los bigotes sobre las piernas ¿Qué podían hacer para remediar el error que acababan de cometer? Danny estaría tan decepcionada.
  Harry y Louis se miraron en silencio, ninguno de los dos se sentía capaz de decir algo.
  —Papi—insistió Danny— ¿tú eres Santa?
   —Ehh…—Louis no sabía que responder, miró nuevamente a Harry en busca de ayuda, el simplemente asintió. No había otra cosa por hacer, Danny los había descubierto—. Ehh, sí… yo soy Santa.
   — ¿Por eso querías que me fuera a dormir, verdad? — Dijo Danny, dirigiéndose a Harry, quien asintió — ¿Cómo? ¿Desde cuándo? ¿Alguien más sabe que eres Santa, pá? ¿O es un secreto?
  —Es un secreto, amor, nadie puede saber que soy Santa—le respondió Louis —ni siquiera los tíos Niall y Liam. Tienes que prometerme que guardaras el secreto.
  —Te lo prometo, papá.
  Pero eso no evito que durante el día Danny no parara de hacer preguntas. Esas preguntas iban desde ¿cómo papá se convirtió en Santa Claus? ¿A dónde guardas a los renos, pá? y ¿puedo ver a Rodolfo? y la infaltable… ¿Si tú eres Santa Claus, eso hace a mí papi  la señora Claus? ¿Y qué soy yo… una elfo o qué? ¿Y por qué nos llamamos distinto? ¿Y cuándo vamos a ir al polo norte?
  Para cuando fue hora de que llegaran los invitados a la cena Harry sospechaba que Danny le contaría a todo el mundo sobre que su padre en realidad era Santa Claus. Pero Danny sabía mantener sus promesas, o al menos eso pensó Louis… Hasta que Niall y Liam llegaron, acompañados de Gemma y Sophia respectivamente.
 — ¡Tío Niall, tío Liam a que no saben… mi papá es Santa Claus!
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Una Memorable Navidad / One Shot
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Resumen: Louis Tomlinson no había esperado pasar su cumpleaños y la víspera de Navidad apoyado en el respaldo de su sofá con Harry Styles jodiéndole hasta la conciencia, pero eso era exactamente lo que estaba sucediendo.
Nota: Hola :) espero que esten bien, yo aqui les traigo este OS el cual es una adaptación de la historia de Emma Grant espero les guste. Les digo que solo es una excusa para poner smut y cosas ñoñas así que ya están advertidos.
Ya saben que cualquier duda que tengan o error que encuentren no duden en decirmelo.
Cuidense mucho y que lo disfruten :)
Louis Tomlinson después de haber jurado no perdonar a Harry Styles, después de que este ocasionara que reprobara la materia de geografía.  No había esperado pasar la víspera de Navidad apoyado en el respaldo de su sofá con Harry Styles jodiéndole hasta la conciencia, pero eso era exactamente lo que estaba sucediendo. Pues como dicen las cosas cambian. Y entre ellos sí que habían cambiado durante esos meses.
 Con cada embestida que Harry le daba, sus pies aún con calcetines resbalaban en el frío suelo; tenía los dedos de los mismos enroscados y con los de las manos se agarraba firmemente de la  tela mientras gemía y jadeaba, desentonando con el festivo villancico O Christmas Tree, el cual luchaba por hacerse escuchar desde la radio  que tenía en la cocina en medio de un gran ruido de estática.
 — ¿Realmente es necesario escuchar eso justo ahora? —preguntó Harry haciendo gestos y con su rizado cabello pegándosele a la frente en mechones oscuros y sudorosos mientras sostenía la cadera de Louis y se empujaba en él… la espalda de Louis arqueándose como en una reverencia invertida y su culo reaccionando bruscamente a los movimientos: deseando más, deseándolo más duro, más profundo.
 —No sabía… ¡oh, dulce y jodido nombre de Jesús, sí, justo ahí, justo ahí!... No sabía que ibas a venir —jadeó Louis bravuconamente, con las gafas empañadas resbalándole por la nariz sudorosa.
 Harry lamió un poco  la nuca de Louis y luego chupó levemente, dejando con los dientes un círculo rosado —que se pondría purpura— impreso lindamente en la suave y bronceada piel.
  —Mierda Styles, eso me dolió —se quejó Louis, pero no dejó de presionarse contra su cuerpo.
 — ¿Qué…?. ¿Creíste que no vendría a hacer esto? —preguntó Harry ignorando la débil protesta de Louis; con una mano envolviendo totalmente la base de su desatendida polla y moviéndola hacia arriba en una lenta… lánguida caricia… Girando su palma encima de la húmeda y sensible punta y provocando que Louis emitiera guturales e incomprensibles ruidos desde lo profundo de su pecho — ¿Qué no vendría a hacer esto?... ¿O esto? Siendo tu cumpleaños.
 Cada cuestionamiento iba acompañado de un insoportable placer, llevando a Louis más y más cerca pero sin alcanzar a llegar; las yemas de sus dedos tocando levemente las pesadas bolas de Louis, haciendo bailar sus caderas; empujándose dentro de él de tal manera que la punta de su miembro pinchaba insistentemente su próstata… mandándole turbadores espirales de placer que tamborileaban y vibraban por todo su cuerpo en desesperantes y hormigueantes oleadas.
 —Si continuas haciendo eso, voy a terminar ahora mismo —avisó Louis sin aliento, con las rodillas fallándole durante un breve segundo y luego enderezándose de nuevo cuando logró recuperar el control de sus temblorosas piernas.
 —Si lo haces, nunca te lo perdonaré —siseó Harry, pero arruinó la advertencia al darle una mordida por todo lo largo de la oreja… su aliento fue un susurro helado sobre la húmeda línea que dejó ahí cuando dijo— ¡No te atrevas, Tomlinson!
 Louis tuvo que soltar su fuerte agarre del sillón para rodear su erección con una mano, oprimiéndose firmemente justo arriba de sus bolas; manteniéndose bajo control, evitando perderlo tan pronto…
  —Te ves tan jodidamente sexy cuando haces eso —gruñó Harry, oprimiendo su boca abierta contra el cuello de Louis con una satisfacción casi despiadada, pensando eres mío, eres mío mientras se movía dentro de él, su erección resbalando hacia dentro-y-fuera-y-dentro del aterciopelado y apretado calor de Louis.
 La enorme satisfacción del simple pensamiento hacía que su pecho le doliera, se expandiera… una sonrisa no deliberada e instintiva (salvaje y posesiva) curvando hacia arriba las severas y angulosas comisuras de su boca.
 Alguien golpeó la puerta.
 — ¿Louis?  ¡Louis! Ábreme, soy yo —gritaba Niall desde el corredor. El picaporte traqueteó.
 —Oh, no —dijo Louis, tensándose.
 —Mierda—dijo Harry horrorizado, pero también reaccionando a la manera en que el cuerpo de Louis repentinamente se había apretado más a su alrededor.
 — ¿Por qué tardas tanto? ¿Y por qué tienes puesto el seguro de la puerta?... ¡No puedo entrar!
 — ¡Dame un momento! Por favor… vete, no estoy… —empezó a decir Louis.
 — ¿Qué? ¡Louis!. ¿Qué está pasando? ¡¿Estás bien?!
 El picaporte se agitó aún más ruidosamente (ruidoso, más ruidoso, más rápido; un sonido irritante y de mal agüero), y entonces logró hacerlo girar al mismo tiempo que Louis gritaba
  — ¡Niall, no! 
La puerta se abrió y todo se congeló, esos pocos e impactantes segundos se alargaron indefinidamente: cada imagen se preservó con cristalina claridad y precisión.
 Niall abrió mucho la boca; la radio zumbó. La corona navideña que Louis tenía en la puerta se meneó ante el memorable impacto.
 Los pies de Louis, vestidos con calcetines de cascabeles, se movieron unos pocos milímetros por el piso; su trasero continuaba lleno de la polla de Harry, y los tres se quedaron sin poder moverse, sin poder pensar, y de repente Louis estaba orgásmico, su culo apretándose convulsivamente alrededor de la dureza de Harry, doblando la espalda y gritando, su encendido rostro contorsionándose —apretándose— mientras se agarraba fuerte pero inútilmente del sillón.
  Una caja de dulce Irlandés de mazapán cayó de las manos de Niall y aterrizó pesadamente en el suelo.
 Harry se derramó.
 No pudo evitarlo, no pudo hacer nada más que enterrar los dedos en la estrecha cintura de Louis y sostenerse, dejándolo salir, había llegando tan lejos que, él…
 Niall tomo lo más cercano que tuvo a la mano, levantándolo de la barra —el cordón voló de la toma eléctrica con un destello de chispas azules y blancas— y se lo arrojó a Harry a quemarropa.
 La tostadora se estrelló contra una de sus piernas, lastimándolo y asustándolo… provocando que se moviera hacia delante y empalando su pulsante erección aún más profundamente en Louis. Soltó una maldición mientras se vaciaba en él.
 — ¡Déjalo en paz, abusador! —exigió Niall con un estridente grito, buscando con la mirada otro objeto pesado con qué golpearlo.
 Harry se retiro limpiamente del cuerpo de Louis.
 Louis permaneció colgado encima del respaldo de su sillón, completamente sin aliento.
 Cuando consiguió incorporarse y voltear hacia atrás, se percató de que su plano y liso abdomen estaba pegajoso; también se había manchado de su propio semen al frente de su cuerpo.
 Apestaba a descaro, a salado sudor y a sexo. Completamente bien follado. Su cuerpo era una oda al desenfreno: lleno de moretones, usado, con semen cubriéndolo por todos lados, con el despeinado cabello cubriéndole la cara… el diseño de la tela del sofá impreso en las yemas de sus dedos, se había estado agarrando tan fuerte; y una preocupante línea color de rosa corría borrosamente por su estómago, a la altura de donde se había apoyado contra el respaldo apenas acolchado de su sofá. Nunca se había visto más tentador, más inalcanzable.
  Irradiaba tensión, sus ojos azules estaban turbios y brillantes y miraban consternados entre su amigo y su amante, y entonces…
 — ¡Niall, espera! —gritó cuando el rubio  tomó un globo de nieve e hizo una repetición de su anterior lanzamiento.
 — ¡Quítame a este loco de encima! —gritó Harry agachándose.
 — ¡No le digas así! —gritó también Louis mientras Niall buscaba a tientas en la mesa del café por el platón de arcilla con dulces navideños.
 — ¡Abusador! —Chillaba Niall—. ¡Pervertido!
 Para ese entonces, Niall ya tenía el platón en la mano y estaba arrojándolo, mandando chocolates a volar por los aires… un arco de azúcar cayendo en espiral se desparramó por el suelo mientras Harry se tiraba hacia un lado, justo a tiempo para evitar ser golpeado en la cabeza.
 — ¡Detente! ¡Detente! —gritaba Louis, agitando los brazos y colocándose enfrente de su amigo antes de que pudiera encontrar alguna otra cosa más que lanzarle a Harry— Niall, esto no es lo que parece… —comenzó.
 — ¡Quítate de en medio, Louis, estoy defendiéndote! —dijo Niall, habiendo alcanzado un cojín y contemplando muy seriamente la idea de rellenar la garganta de Harry con él.
 — ¡Niall, él es mi novio! —explotó Louis, liberando las palabras aún antes de saber qué era lo que estaba diciendo.
 — ¿Qué? —preguntó Niall.
 — ¿Qué? —preguntó Harry.
 —Es mi novio —repitió Louis, saboreando aquellas extrañas palabras en su boca.
 Lentamente, Niall bajó el cojín.
 —Pero; ¿cuándo…? —Comenzó él— ¿Cómo…? ¡Que!
 Niall de pronto se dio cuenta de la desnudez de Louis y se sonrojó hasta la raíz del cabello; sintiendo lo mismo, Louis se escondió detrás del sofá haciendo un raro ruidito ahogado y cogiendo deprisa la primera ropa que vio. Cuando desde su escondite en  la cocina Harry se asomó y le dijo.
  — ¿Me podrías dar una mano, por favor? — Louis le llevó el otro pantalón y la otra camisa arrugados que estaban en el sillón.
 Louis se había puesto la camiseta equivocada… una costosa y verde de cuello alto que le quedaba un poco grande, haciéndolo parecer más joven y pequeño de lo que era. Aunque sus ojos de repente parecían mucho más impactantes, vívidos y azules de lo que Niall nunca se había percatado.
 —Demonios —murmuró Harry cuando se vio obligado a ponerse la camisa de vestir roja de Louis. Le quedaba pequeña y más apretada de lo que a él le gustaba, mostrando todos los músculos de sus hombros y  pecho… dejando muy poco a la imaginación.
 —Creo que… Creo que necesitas explicarme esto, Louis —dijo Niall muy lentamente cuando Harry estuvo vestido.
 Louis se desplomó sobre el sillón, justo enfrente de Niall. El se había sentado en una butaca y deliberadamente no hizo ningún comentario acerca de la ropa que Louis se había puesto o del hecho de que él lo acababa de ver  follando justo encima del mueble donde estaba sentado. Louis intentó enterrarse entre los cojines del sofá de la vergüenza.
 —Así que, ustedes dos… ¿están saliendo? —comenzó Niall, todavía con la incredulidad sonando en sus palabras y pintada en la cara.
 —… Eh… claro, supongo que podríamos decir eso… —empezó Louis.
 —Más bien la situación es que yo he estado tirándomelo hasta el cansancio durante los últimos seis meses, pero tú puedes llamarlo como quieras —dijo Harry, subiéndose la bragueta de sus pantalones y saliendo de la cocina. Caminó hasta atrás del sofá para recuperar sus zapatos.
 El rostro de Niall se puso de un curioso color langosta.
 —Harry, cállate —dijo Louis. ¡¿Qué era lo que estaba haciendo?! Las cosas ya estaban lo suficientemente complicadas  y Harry  sólo las estaba empeorando más.
 — ¿Por qué tendría que callarme? —preguntó.
 — Porque Niall es mi amigo y estoy tratando de explicar algunas cosas aquí…
 — ¡El maniático me golpeó con una tostadora!
 — ¡Estaba tratando de defenderme! O al menos eso creyó… le debemos una explicación.
 — ¿Qué? No tenemos que darle nada. No necesitamos su bendición… ¡Esto no es de su incumbencia! —respondió Harry indignado, sentándose a un lado de Louis para colocarse rudamente los zapatos.
  — ¡Si mi amigo está involucrado, entonces sí es de mi incumbencia! —intervino Niall recuperándose de su sonrojo y dejando que su enojo dominara su abochornamiento.
 —Ustedes siempre, siempre hacen una tormenta de un vaso de agua —declaró Harry desdeñosamente, atando sus cordones quizá mucho más duro de lo que era estrictamente necesario—Louis ya es un hombre adulto… puede decidir por sí mismo a quién sí y a quien no mete en su cama.
 — ¿Aún si no fueras tú? —replicó Niall acertadamente.
 —Eh, chicos… —comenzó Louis.
 —Siempre seré yo, y solamente yo —espetó Harry, espantando brevemente a Niall con la intensidad de su verde mirada.
 — ¿Y cómo puedes estar tan seguro de eso, Styles? —le preguntó el rubio.
 —Chicos… —intentó Louis de nuevo.
  —Porque él es mío —dijo Harry.
  —Él no es…
 — ¡Chicos!  ¡Todavía estoy aquí! ¡¿Podrían dejar de hablar de mí como si yo no estuviera presente?! —explotó Louis.
 Hubo una incómoda pausa.
 — ¿Estás… estás enamorado de él? —preguntó Niall en voz muy baja, rompiendo el tenso silencio.
 Louis no estaba seguro de saber a quién le había hecho la pregunta.
 —Eh… —dijo Louis.
  —No tengo porqué soportar esto —bufó Harry— Me voy.
 Harry se levantó de golpe antes de que Louis hubiera procesado lo que acababa de decir; rápidamente caminó hacia la puerta, levantando su chamarra del suelo en el camino y saliendo a grandes pasos del departamento mientras Louis luchaba por ponerse de pie y seguirlo.
 —Niall, yo… volveré en un minuto… —dijo distraídamente al salir a toda velocidad detrás de Harry.
 — ¡Louis, tus zapatos! —protestó el.
 — ¡No tengo tiempo! —gritó Louis mientras salía a toda prisa por la puerta. Su edificio tenía dos salidas, así que esperaba que Harry hubiera ido por la principal, si no… no sabía que haría para alcanzarlo.
 — ¡Te resfriarás! —gritó Niall a sus espaldas, pero él ya estaba en el corredor e ignoró la advertencia de su amigo.
 Cuando Louis llegó a la entrada del edificio en el primer piso, Harry ya estaba afuera. Los largos pasos que daba eliminaban la distancia que le faltaba para llegar a calle mientras Louis corría detrás de él.
 — ¡Styles! —Gritó Louis, agradecido por el hecho de que sus vecinos se hubieran ido de vacaciones— ¡Styles! ¡Harry!
 Harry se mantuvo andando, poco dispuesto a hacerle caso.
 Louis hizo la única cosa que se le ocurrió. Tomó un puñado de blanca y crujiente nieve y la lanzó directamente a la cabeza de Harry.
 El helado proyectil dio en el blanco y salpicó de humedad todo el rizado cabello, chorreando agua congelada por la nuca de Harry, pasando su cuello y llegando hasta su camisa.
 Harry se detuvo pausadamente, y se giró sobre sus talones con expresión lívida.
 — ¿Me acabas de lanzar, nieve? —preguntó con tono peligroso.
  — ¡Puedes estar jodidamente seguro de que así fue! —respondió Louis, habiendo logrado enojarse un poco él también.
 Harry saco sus manos de los bolsillos de su chamarra, se agacho  y tomó un puñado de nieve —la aplastó entre sus palmas hasta conseguir un óvalo malhecho— y se la lanzó a Louis como respuesta, dándole justo en medio del pecho.
 La mandíbula de Louis casi cayó hasta el piso. Sólo había tenido intención de detenerlo… no había esperado que Harry le arrojara nada de regreso.
 —Ahí tienes —le dijo Harry — Ya estamos a mano —se burló con voz divertida.
 — ¡Eres… eres…! ¡Eres insufrible! —exclamó Louis agachándose para coger más nieve. Rápidamente, Harry hizo lo mismo.
 La bola de Louis le dio a Harry en un hombro y la de Harry le dio a él en la cadera, y entonces los dos chicos se tiraron al suelo para cubrirse, lanzándose enormes puñados de fría nieve el uno al otro y golpeándose en los mismos sitios, esquivando resueltamente los zumbantes misiles blancos.
 — ¡Te comportaste completamente fuera de lugar, y lo sabes muy bien! —dijo Louis dirigiendo una bola de nieve al pecho del chico más alto, pero que le pasó rozando el brazo cuando él se torció bruscamente hacia la izquierda.
 — ¿Yo? ¿Yo? ¿Yo fui el que estaba fuera de lugar? ¡Horan fue el  que empezó a interrogarnos!
  Le arrojó otra bola aplastada de hielo justo a un lado de la bonita y enojada cara de Louis, pero falló. Tal vez deseaba fallar.
 — ¡No estaba interrogándonos! — Replico Louis— ¡Sólo estaba… tratando de descubrir si eres bueno para mí! ¡Eso es lo que hacen los amigos!
 Gateó con rapidez para alejarse de una bola de nieve que lanzó Harry, dispuesto a desbaratarla con su pierna.
 — ¿Y lo soy? —preguntó Harry, virando bruscamente para evitar otro lanzamiento.
 —Yo…bueno… tú…
 —Louis ¿sólo traes puestos tus calcetines? —interrumpió Harry atónito, dejando caer al suelo pisoteado la bola de nieve que ya tenía lista.
 — ¡Sí! ¿Y qué? —replicó Louis desafiante; decidiendo por el momento a mantener un breve cese al fuego.
 — ¡Que eres un idiota! Te vas a enfermar. ¡Vete a casa! —exclamó Harry.
 — ¡No me des órdenes!... ¡No soy un niño! —respondió Louis enfurecido.
 — ¡Entonces deja de actuar como uno!
 — ¡No estoy actuando como uno!
 Se acercaron el uno al otro cada vez más, hasta quedar casi tocándose nariz con nariz.
 — ¿Ah, no? ¿Entonces por qué has venido corriendo sólo en calcetines a lanzarme nieve? —preguntó Harry.
 — ¡Porque te amo, y tú no hubieras volteado si no te hubiera arrojado la bola de nieve! —gritó Louis sin fijarse en lo que decía, y no tuvo tiempo para odiarse por haber dicho lo que había dicho, ya que las manos de Harry lo estaban sujetando de la cabeza —sus largos dedos ensartándose entre su cabello— y Harry lo estaba besando, ambos estaban mojados y temblaban —Louis se sorprendió de que los dientes no le castañearan porque se sentía congelado— y no podía creer que acabara de decir eso, no podía creer que eso hubiera pasado, era demasiado para asimilarlo.
 Y entonces la lengua de Harry estaba dentro de su boca y sus brazos alrededor de su cintura, y las manos de Louis se sostenían fuertemente de los hombros de Harry, cada nervio dentro de su cuerpo tratando de unirse más él.
 Todo al mismo tiempo en ese instante perfecto donde se estaban uniendo y fundiendo en algo diferente y nuevo, en algo mejor; y Louis no quería que acabara nunca —dejó de pensar y se permitió tener eso, mantenerlo, porque lo necesitaba, lo necesitaba: ambos lo necesitaban.
 — ¿Tú… tú también me…? —comenzó Louis a preguntar cuando finalmente tuvieron que respirar, pero Harry lo besó antes de que pudiera terminar la frase, tan cuidadosa, suave y tiernamente que nada más sería demasiado mucho, nada más podría separarlos.
—Si no, no estaría aquí —dijo Harry, lo cual significaba más para Louis que cualquier otra cosa que pudiera haber dicho.
 —Lo sabia —suspiró Louis, inclinando la cabeza hacia arriba, metiendo las manos bajo la camisa de Harry, encontrándose con sus labios.
Eso es todo, cuidense mucho y hasta la próxima :)
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Así Empezó / One Shot
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Resumen: Una broma pesada, hace que Harry descubra un gusto muy peculiar. Un gusto que involucra a Louis. Su mejor mejor amigo. 
Nota: Hola :) Aqui les dejo este OS que espero les guste. Honestamente creo que no tiene una historia como tal, pero aun asi quiero que lo lean.
Ya saben cualquier duda o error que encuentren no duden en decirmelo :)
Que lo disfruten 
xx :)
—El que decidió programar educación física para el primer periodo esta loco — murmuraba Louis mientras salía de las regaderas. Después de una cansada y estresante  clase de atletismo.  
 —Vamos, no es tan malo… así no tenemos que soportar el calor insoportable de medio día — dijo Harry mientras se ponía con suma facilidad sus pantalones de pitillo ¿Cómo lo lograba? —Y la verdad es que yo prefiero dar como un millón de vueltas en la pista, que tener un ojo morado o la nariz rota en un estúpido juego de quemados.
 Louis supo a que se refería Harry. Ya que su rostro aun tenía un enorme moretón que una semana atrás Liam le había provocado. Precisamente en el juego de quemados que habían tenido.
 —Es cierto, tienes... ¿Qué demonios? —se interrumpió Louis al abrir su casillero. Y comenzar a sacar todo lo que tenia. Se giro y siguió buscando, pero ahora en su maleta de deportes.
 — ¿Qué pasa? ¿Que buscas? —Harry le preguntó, con la voz un poco apagada desde el interior de su sudadera.
  —Alguien se llevo mi ropa — dijo Louis, con frustración y volviendo a buscar en el interior de su casillero. Creyendo —en vano — que no había buscado bien.
  — ¿Es en serio? —Pregunto Harry desconcertado. — Creí que eran mejores que eso.
  Y es que desde que Louis había decidido hacer público que era gay. Los chicos de su grupo habían comenzado a comportarse extraño con él. Si bien no le decían nada, tampoco se comportaban igual que antes. Eso no había afectado a Louis, pues él tenía a sus verdaderos amigos de su lado. Entre ellos Harry, que era tan adorable y comprensivo como siempre. Y algo más cariñoso, pero eso era otra cosa.
Pero ahora, al quitarle su ropa o escondérsela. Que venía siendo lo mismo. Habían logrado que Louis se estresara, pues como demonios iba a salir de ahí ahora. Ni modos de que anduviera desnudo por la escuela.
 —Dame un momento — dijo Harry, comenzando a buscar entre su casillero. Louis lo miro extrañado ¿Qué cosa estaba haciendo?
 —Toma — dijo Harry, dándole una sudadera y un pants que había sacado de su casillero. —Te van a quedar grandes, pero es mejor que nada.
  —Pero… ¿por qué tienes esta ropa? Digo, gracias… Pero — dijo Louis comenzando a vestirse.
  —Siempre tengo ropa de repuesto…. Ya que mi mamá siempre dice que nunca se sabe lo que puede pasar. Así que siempre tengo ropa y algunos víveres conmigo —dijo mostrándole la mochila que tenía en el interior del casillero.
 Louis se quedo pensativo, ya que no le sorprendió demasiado la confesión de Harry. Pues era Harry y eso tenía mucha lógica.
 —Crees que soy raro… —comenzó a decir Harry, pero Louis lo interrumpió.
 —Claro que no, al contrario creo que es genial —dijo terminando de vestirse. —tengo que empezar a hacer eso también.
 Harry solo le sonrió y termino de guardar sus cosas.
 Fue un poco extraño, vestirse con la ropa de Harry — Al principio — Ya que tendría que doblar los puños de la sudadera  y los pants le quedaban demasiado largos, pero por fortuna no se le caían. Se sentía como si estuviera nadando en la ropa, pero al menos estaba vestido.
 Mientras se enrolló las mangas para que pudiera ver sus manos, Louis preguntó:
 — ¿Cómo me veo? —Harry no respondió de inmediato y, cuando Louis  miró por encima, se encontró con su amigo que lo miraba con una expresión extrañamente intensa. — ¿Harry? — Harry parpadeó. 
 — ¿Qué? Ah, sí, te ves bien. Bien… Mmm… Tengo que ir a clase matemáticas. Pero te veo en historia. — Dijo y salió rápido.
 Louis se quedo extrañado por la actitud de Harry, pero no tenía tiempo quedarse a pensar por que había reaccionado así. Sacudió la cabeza, agarró su mochila y se dirigió a clases.
 Noto algunas miradas extrañas hacia él mientras entraba a su salón, pero trató de ignorarlas y se deslizo en su asiento sin decir o hacer nada.
  Después de la clase, se topó con Niall y Liam en la cafetería, ellos le sonrieron y lo invitaron a sentarse en su mesa.  Louis acepto, pues había buscado a Harry y no lo había encontrado por ningún lado. Eso era raro.
 —Hoy te ves… diferente… ¿Qué?... — dijo el rubio con una voz sorprendida y divertida — Te queda bien el look, aunque quizá un par de tallas menos serian perfectas.
 Niall le caía bien, siempre era amable. Pero a veces era realmente torpe.
 — ¿Que paso? ¿Por qué traes la ropa de Harry? — Dijo Liam levantando la vista de su plato con pizza.
 — ¿Cómo sabes que es de Harry?
 —De quien más podría ser — respondió Niall, antes de darle una súper mordida a su pizza.
 Louis tuvo ganas de preguntar, a que se refería Niall con eso, pero en verdad estaba tan decepcionado con lo sucedido que mejor decidió dejarlo pasar para después.
   —Alguien robó mi ropa mientras yo me estaba duchando después de educación física —dijo abriendo su sándwich y dándole una gran mordida.
 — ¡Que! Eso es indignante y estúpido… quien o quienes fueron. Anda, dime que me encargare de ponerlos en su lugar — dijo Niall con enojo.
  —Sí, dinos quien fue — dijo Liam
  —No lo sé… como les dije, cuando salí de bañarme ya no estaba mi ropa… y Harry me prestó la suya… ¿Saben que tiene un kit de emergencia, en su casillero? — les pregunto. A lo que sus amigos respondieron que sí.
 Siguieron hablando de lo atinado que era eso, hasta que el timbre sonó y tuvieron que regresar a sus clases. Harry no apareció.
  La clase de historia como siempre resulto letárgica. Y mientras el maestro continuaba hablando sobre la era Napoleónica, Louis  se acerco sutilmente al cuello de la sudadera de Harry e inhalo un aroma que  asociaba inmediatamente con Harry. Detergente de limón, algo de manzanas… si, esos aromas asaltaron sus sentidos. Tomó varias respiraciones profundas.
  Louis se podría dormir con ese olor… era tan tranquilizador, tan Harry.
  Después de historia, donde Harry había estado extrañamente alejado, Louis se sorprendió cuando Harry lo tomo de la mano y lo llevo a uno de los salones que estaban vacios.  
 — ¿Harry, que pasa. Llegaremos tarde a clas…?
 Su pregunta fue cortada por la presión de los labios de Harry sobre los suyos. Por un momento Louis  se quedó paralizado, hasta que sus reflejos lo hicieron rodear el cuello de Harry con los brazos, para tenerlo más cerca. El beso fue profundo y un poco desordenado en el mejor de los sentidos, los labios de Harry eran calientes e insistentes, pero tan suaves.
 Cuando se separaron, respirando con dificultad y con el corazón palpitante, Louis se recuperó y pregunto.
 — ¿De dónde viene eso?
  Todavía un poco ido y sonrojado, Harry murmuró.
  —Tú me gustas, y mucho… yo pensaba decírtelo... no hoy y no de esta forma, pero cuando  te vi llevando mi ropa…
  Algo hizo clic en el cerebro de Louis, sonrió. 
  —Harry, ¿acabas de ser todo un hombre de las cavernas en mí, porque estoy usando tu ropa?
 Si era posible, el rubor de Harry se hizo más brillante. 
  —Ahora si piensas que soy un bicho raro ¿verdad? —  murmuró, tratando de dar un paso atrás. —Es que... te vez tan pequeño y apachurrable… que  no podía ignorar más lo que se sentía.
 Louis no estaba seguro si sentirse alagado u ofendido con eso de pequeño y apachurrable. Pero viendo la forma en que Harry lo miraba, tenía que ser alagado.
  —Harry, no creo que seas extraño... bueno, no más de lo que normalmente hago — le aseguró con una sonrisa suave.  — Y si a rarezas vamos… tengo que confesar que a mi también me gusta cómo me veo con tu ropa y que también tú me gustas… mucho.
 — ¿En verdad? — Harry sonaba tan ilusionado, que  dolía.
 —Si
  — ¿Puedo besarte otra vez?
 —Eso estoy esperando desde hace rato.
 Harry solo sonrió y se acerco a Louis, pero antes de que sus labios se tocaran, Harry se alejo y pregunto.
 — ¿Puedo invitarte a cenar esta noche?
 —Sí, si puedes… pero sigo esperando.
  —Ya, ya lo siento — y volvió a acercarse, cuando de pronto —Una última cosa.
 —Harry… — dijo Louis con un puchero.
 — ¿Quieres ser mi novio? — pregunto Harry con suma seriedad y cierto nerviosísimo.
  —Pero creí que eso ya era obvio… digo, llevo tu ropa ¿no?
 Dijo Louis con una sonrisa coqueta, mientras tomaba a Harry del rostro y lo besaba. Harry por su parte solo hizo un ruidito de gusto y rodeo a Louis por la cintura. Sin importarles que aun tenían clases a las que asistir.
Bueno eso es todo, cuidense mucho y hasta la próxima :)
xxx
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Tú o Nada / Capítulo Cinco
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Resumen: Louis Tomlinson está por casarse con Liam Payne, pero Liam decide escapar con su enamorado un día antes de la boda, involucrando a Harry Styles, su primo en el proceso. Cuando Louis se entera. Todo cambia.  Especialmente para Harry.
Nota: Este fic es  una adaptación, de la novela de Julia Quinn  que tiene el mismo nombre. Aunque yo la ambientare en el presente.
Pareja: Harry Styles / Louis Tomlinson
Hola!! He regresado, espero me perdonen por la tardanza, pero aqui ya les dejo el siguiente capítulo. Espero les guste. Y ya saben cualquier error o duda que tengan no duden en decirmela.
Cuidense mucho ok
Y que lo disfruten :)
 Capítulo Cinco
  Más tarde esa noche, mientras Louis encontraba consuelo en una copa de brandy en la tranquilidad de la biblioteca, no podía sacudirse la impresión de que estaba a punto de saltar por un precipicio.
  Sabía que entraría en un matrimonio sin amor. Y creía estar de acuerdo con ese hecho. Hasta  esa semana  donde se había empezado a dar cuenta de que estaba a punto de sentirse desgraciado, o por lo menos, bastante descontento con esa decisión.
  Peo no había ya nada que pudiera hacer para evitarlo.
 ¿En qué había estado pensando? El no amaba al hombre con el que se iba a casar, y este a su vez no lo amaba a él. Y francamente no estaba muy seguro de que se conocieran el uno al otro.
  El no sabía — por ejemplo—  que Liam era tan aficionado a la poesía, hasta que Harry  se lo había contado durante el Juego de la Búsqueda (en el que ganaron, por supuesto ¿cuál era, si no, el encanto de participar en ese tonto juego?)
  ¿Y no era eso, una de esas clases de cosas que un hombre debía saber sobre la persona con quien se casaría? Especialmente si ese hombre se había negado siempre a incluir algún volumen de poesía en su  biblioteca.
  Y eso le hacía preguntarse qué se escondía detrás de los bonitos ojos cafés de Liam. ¿Le gustaban los animales? ¿Hablaba otro idioma? ¿Sabía tocar algún instrumento? ¿Sabía cantar?
  No sabía porque esas preguntas no lo habían preocupado antes de esta noche; ciertamente, parecía que debían haberlo hecho. Seguramente un hombre sensible debería querer saber más acerca de su futuro esposo, además del color de su pelo y de sus ojos.
  Así que estaba sentado en la oscuridad, sopesando su futura vida. No lo ayudaba, pero pensaba que eso era lo que Lottie había intentado decirle durante todos esos meses.
  Suspiró.
  Lottie podía ser su hermana menor, pero por mucha pena que le causara admitirlo, eso no significaba que en ocasiones no tuviera más razón que él.
   Él no conocía a Liam Payne.
  No lo conocía y se iba a casar con él de todas formas.
  Pero pensó con un suspiro, mientras sus ojos contemplaban distraídamente el montón de libros encuadernados en piel que había en una esquina, que eso no significaba que su matrimonio tuviera que ser un fracaso.
  Muchas parejas encontraban el amor después de la boda ¿no? Y si no amor, al menos satisfacción y amistad. Si, con eso es con lo que tendría que aprender a vivir.
  Durante la semana se dio cuanta tristemente que no podría enamorarse de Liam o  al menos no de la manera que se debe amar a un esposo.
  Y allí estaba Harry
  Harry, con quien  no había cruzado más de dos palabras  antes de esa semana ¿Cómo había sido posible? Harry que lo hacía reír, con  él  podía intercambiar tontos juegos de palabras sin sentirse avergonzado. Harry con esos hoyuelos tan adorables y esos ojos… Harry quien en menos de ocho horas seria su primo… se recordó a sí mismo.
  Bajo la mirada hacia la copa de brandy vacía en su mano, asombrado de haberse acabado la bebida. Estaba considerando seriamente servirse otra cuando oyó un sonido a través de la puerta.
  Se le hizo extraño ya que pensaba que todo el mundo se había retirado a sus habitaciones. Eran — echó un vistazo al reloj de la chimenea — casi las tres de la madrugada.
Antes de abandonar la fiesta oyó a los señores Payne expresar su intención de finalizar la velada a la inusual hora de las once, indicando su deseo de que todos los huéspedes estuvieran bien descansados para la ceremonia de la mañana siguiente.
 Louis no había cerrado del todo la puerta de la biblioteca, así que se deslizó hasta la apertura, y miró fijamente hacia fuera.
 No hubo ningún ruido de cerradura, ni chirrido de apertura de puertas que alertaran a nadie de su presencia, y así pudo satisfacer su curiosidad de saber quién estaba rondando por la casa.
  — ¡Shhh!
  Definitivamente había alguien afuera.
  — ¿Tenías que empacar tantas cosas?
  Frunció el ceño. Sonaba un poco como la voz de Harry. Había pasado bastante tiempo con él los  días anteriores, por lo que probablemente conocía su voz mejor que la de Liam.
  ¿Qué demonios hacia Harry rondando por allí  en medio de la noche?
 — ¡No puedo marcharme sólo con lo que llevo puesto! — Se oyó una segunda voz— ¿Quieres que parezca un indigente o qué?
  Oh, ese era Liam. Louis  supuso que después de todo conocía su voz mejor de lo que pensaba, porque lo había reconocido.
  Sus oídos zumbaron. Olvidando a Harry ¿Liam a dónde demonios pensaba que iba la noche antes de su boda?
  Acercó el rostro a la abertura de la puerta, agradecido de que hubiera salido la luna esa noche. Entraba suficiente luz a través de las ventanas, por lo que había decidido no encender ninguna lámpara cuando se sentó a disfrutar su copa de brandy. Sin ninguna luz en la habitación, nadie sospecharía que estaba ocupada. A menos que Harry y Liam se pararan a investigar en la biblioteca, no lo verían.
  Manteniendo los ojos fijos en la escalera, los vio descender, llevando cada uno de ellos una maleta grande. La única luz procedía de la lámpara del celular de Harry que sujetaba con su mano libre.
  Ninguno de los dos vestía con pijama y eso era raro ya que supuestamente tenían horas durmiendo. Liam vestía un pantalón de mezclilla y una playera blanca. Harry iba de un pantalón negro y una camisa de color pálido.
  Eso era raro, muy raro…
 — ¿Estás seguro de que Zayn te está esperando? — preguntó Harry.
  Louis no pudo oír lo que Liam contestó; ni siquiera sabía si había contestado o tan sólo movió la cabeza. El rugido que sentía en sus oídos bloqueaba todo sonido, eliminando todo pensamiento, excepto el más obvio.
 Liam iba a darle calabazas
 Fugándose en medio de la noche, apenas unas pocas horas antes de que se casaran. Se estaba fugando. Con el idiota de Malik.
 El había estado sentado allí, durante horas, resignándose a la idea de un matrimonio que no quería, mientras tanto  su flamante novio había estado planeando dejarlo tirado durante todo ese tiempo.
  Quería gritar. Quería estrellar sus puños contra la pared. Quería… Harry. ¡Harry lo estaba ayudando! Su rabia se triplicó. ¿Cómo podía él hacerle eso? Maldita sea, eran amigos. ¡Amigos! Lo había tratado durante pocos días, pero en ese tiempo el lo conoció, realmente lo conoció. O eso pensaba. Supuso que Harry no era tan leal y tan honesto como él había imaginado.
  Harry.
  Su cuerpo se tensó aún más, cada músculo tirante de furia. Louis había pensado que él era mejor que esto.
Harry tenía que saber lo que le estaba haciendo al ayudar a Liam a escapar. ¿O no había dedicado un pensamiento a lo que él sentiría a la mañana siguiente, plantado en el altar, frente a cientos de invitados, esperando a un novio que no llegaría?
  Los dos jóvenes se movían lentamente, debido a que no querían hacer ruido con las enormes maletas que llevaban. Liam estaba arrastrando la suya, obviamente no tan agitado como Harry… quien ya quería  terminar con todo ese lio. Louis esperó hasta que se aproximaron, su mandíbula tornándose más rígida por segundos, y entonces, justo cuando ambos alcanzaron el pomo de la puerta principal…
  Apareció de golpe.
  — ¿Van a algún sitio? — preguntó, sorprendido por el sereno tono de su voz. Estaba absolutamente seguro de que la pregunta le saldría como un rugido.
  Liam y Harry se quedaron estáticos, pues no esperaban encontrar a nadie a esa hora, mucho menos a Louis.
 Louis apoyó un hombro en el marco de la puerta de la biblioteca mientras cruzaba los brazos sobre su pecho, consciente de que necesitaba mantener firmes las riendas de sus emociones.
  Una chispa, y estallaría.
  —Es un poco tarde para andar paseando por ahí ¿no creen? — les preguntó, manteniendo un tono de voz deliberadamente suave.
 Los dos primos permanecieron mirándolo fijamente, sin decir nada.
  —Es de madrugada… yo pensé que estarían durmiendo como todos, o tal vez los nervios por la boda no te dejan dormir — dijo dirigiéndose a Liam.
  —Esto no es lo que parece —  balbuceó Harry.
  Louis no le quito la mirada de encima a Liam, por  si había encontrado su lengua, pero parecía demasiado sorprendido como para hablar.
 Bien.
  Entonces se giró hacia Harry, ya que obviamente, él era un oponente más digno.
   —Interesante, porque no estoy seguro de lo que parece esto. ¿Quizás podrías aclarármelo? —dijo refiriéndose al anterior comentario de Harry
  Harry tragó juntando las manos, y apretándolas fuertemente. — Bien — dijo, tratando evidentemente de ganar tiempo. — Lo que sucede es…
—Si yo fuera alguien menos inteligente — musitó Louis — podría pensar que estoy viendo como mi novio se fuga la noche antes de nuestra boda, pero entonces te encuentro con él  y sé que eso no sería posible… no podrían hacerme tal cosa.
  Lo había conseguido. Los había atrapado.
  Harry parpadeaba furiosamente. Louis casi podía ver en sus ojos como su cerebro trabajaba frenéticamente para encontrar una respuesta, sin conseguirlo. Liam parecía haber sido transportado a otro lugar.
 —Entonces dime Harry, que esta pasando aquí…
 Liam miró a Harry con ojos implorante. Harry tragó varias veces con dificultad antes de decir.
  —Bien, de hecho, yo… — Louis lo miraba expectante.
  Finalmente cerró los ojos y tras un largo suspiro dijo.
  —Si, Liam si se esta fugando
  — ¡Harry! — exclamó Liam, perforando con su voz el silencio de la noche. Se volvió hacia su primo con expresión irritada e incrédula. — ¿Cómo has podido?
  — ¡Oh por el amor de Dios, Liam! — Exclamó Harry — obviamente Louis ya lo sabe, no es idiota.
  —Oh, Gracias — dijo Louis con ironía
  —Sí pero dijimos que…
  — ¡¿Cuán estúpido piensas que soy?! —Dijo Louis interrumpiendo a Liam  — Dios bendito ¿creíste que no me daría cuenta de lo que esto significa? — abarcó con un gesto de la mano toda la escena.
 —Yo…
 Harry tomo del brazo a Liam y tiro de él hacia las escaleras.
  —Nosotros regresaremos a nuestras  habitaciones — dijo apresuradamente, sus ojos se cruzaron con los de Louis durante lo que le pareció un segundo eternamente largo —Liam lamenta lo sucedido… yo lo lamento y…
  — ¿Y piensas que con eso es suficiente? — exigió Louis.
Harry no contesto, solo se quedo a mitad de las escaleras sosteniendo a un Liam cada vez más pálido.
  —Te prometo que Liam estará listo por la mañana y te vera en la ceremonia… confía en mí — ¿Confía en mi? Había dicho confía. Como se atrevía a siquiera pensar en eso.
  —No lo creo — dijo Louis subiendo hasta ponerse al nivel de Harry y Liam
  Harry se dio la vuelta, sus ojos brillando con desesperación.
  — ¿Qué quieres? — Exclamó — Ya te he dicho que Liam estará temprano para la ceremonia. Nadie sabe lo que ha sucedido esta noche, así que no sufrirás ninguna vergüenza por esto.
  —Muy generoso de tu parte — dijo Louis — pero a la luz de los recientes acontecimientos, el matrimonio con Liam no me parece lo más apetecible.
  La boca de Liam se abrió ante tamaño insulto, y Louis tuvo que mirar hacia otro lado, disgustado por su reacción. ¿Qué demonios esperaba?
  Así que su mirada recayó sobre Harry, quien de repente parecía alarmantemente encantador a la luz de la luna, su piel capturando el matiz blanquecino del astro.
 —Entonces ¿Qué es lo que quieres? — susurró, temblándole los labios al pronunciar las palabras.
  Parecía extenuado, los labios entreabiertos, sus ojos se habían vuelto de plata en la penumbra. Louis había querido bailar de nuevo con él entonces.
  Y ahora, ahora que todo había cambiado, ahora que Liam casi había cruzado la línea, finalmente podía admitir que había querido más.
 Su cabeza se llenó de pensamientos  apasionados y de  algo a lo que no supo poner nombre.
  Miró fijamente a Harry. Directamente a esos mágicos ojos verdes que tanto le gustaban.
  —Te quiero a ti
 Por un momento nadie habló. Ni siquiera respiró.
  Y finalmente Harry consiguió decir
 —Estás loco
Pero Louis simplemente tomo las maletas de Liam y dio media vuelta.
 — ¿A dónde va con ellas? — dijo Liam en voz baja
 Louis no le hizo caso y llego hasta la puerta principal para abrirla y echarlas fuera.
  — Vete — dijo ásperamente —Y llévate tus cosas
  Los ojos de Liam se salían de sus orbitas.
  — ¿Me dejaras ir?
  La  respuesta de Louis  fue un gruñido impaciente, mientras se dirigía hacia él a zancadas, lo agarraba de un brazo y comenzaba a arrastrarlo hacia la puerta.
  — ¿Realmente  aun piensas que deseo casarme contigo después de esto? — Masculló Louis, con un tono de voz que gradualmente aumentaba de volumen — Ahora vete.
  —Pero Harry me llevaría a donde me espera Zayn… no puedo ir solo…
 Harry vio con horror como Louis se giraba hacia Liam con la expresión más malvada imaginable.
 — ¡Ay por favor! Eres un chico grande, estoy seguro que podrás llegar solo hasta allá…
   —Pero…
   —Pero nada, ya largo — Y entonces, mientras Harry observaba toda la escena con la boca abierta, Louis empujó a Liam a través de la puerta, para luego cerrarla de un golpe.
  — ¡Espera! — Dijo Harry —Tengo que despedirme de mi primo — dirigiéndose a la puerta, pero no pudo acercarse ya que Louis en ese momento lo tomo por el brazo a lo jalo hasta donde él estaba.
  —No lo creo, de ahora en adelante harás lo que yo diga...
   Harry no se atrevió a discutir. El era en parte responsable del drástico cambio de actitud de Louis, la parte agraviada en esta terrible escena, y por mucho que le molestara su ira, también sabía que tenía derecho a sentirla.
 —Por favor… solo un momento, no sé cuando lo volveré a ver — dijo con voz suave. Louis muy a su pesar lo soltó y le dijo.
  —Un minuto
  Harry asintió y salió en busca de Liam, mientras llegaba a donde su primo luchaba por meter sus maletas en el auto, no pudo dejar de pensar a lo que se había referido Louis cuando había dicho que lo quería a él.
  ¿Pero en qué demonios había  estado pensando Louis cuando dijo que lo quería a él?
 Basta.
  No podía pensar en eso ahora. No cuando su primo estaba a punto de marcharse en medio de la noche.
  No cuando el mero recuerdo del rostro de Louis lo hacía temblar. Sus ojos tan azules, tan intensos, cuando había dicho, Te quiero a ti.
  — ¡Liam! — Dijo acercándose.
  —No pensé que sería así — dijo Liam, mirándolo con ojos llorosos.
  — ¿Qué?
  —Se suponía que no me encontraría — protestó — Se suponía que estaría devastado… no aliviado
  — ¿Qué? Liam de que carajos estás hablando — Dijo Harry perdiendo la paciencia, pues él era quien tenía que regresar a enfrentar la furia de Louis. Y Liam era quien se quejaba y lloraba.
  —De que se supone que Louis no debería estar tan aliviado de que yo me vaya, de eso hablo.
  —Estás loco, deberías estar brincando en un pie, por el hecho de que Louis no despertó a todos y les conto lo que vas hacer.
  Lo dicho por Harry no pareció convencer a Liam, pero no tenía tiempo de seguir intentando, ya que conociendo a Louis no había mentido cuando le dijo que tenía un minuto para despedirse, así que decidió apresurar la despedida.
 —Escucha Liam, será mejor que te vayas… no tarda en amanecer y Zayn debe estar esperándote. Olvida lo que haya dicho Louis, y mejor preocúpate en lo que vas a hacer de ahora en adelante.
  Liam lo miro y tras un suspiro abrió la puerta del auto, y le dijo.
  —Lo haré, y Harry… muchas gracias por todo… entrégale mi carta a mis padres y diles que los quiero mucho, pero tenía que hacer lo que me hará feliz — Dijo mientras le daba un abrazo a su primo. Para luego subir a al auto  y alejarse por el camino.
  Harry  vio a su primo desaparecer  y entonces respiró profundamente, mientras intentaba prepararse para la batalla que con certeza se avecinaba.
  Podía oír a Louis aproximándose, sus pasos sonaban profundos y pesados en el silencio de la noche.
  Para cuando se dio la vuelta él ya estaba a su lado, tan cerca que Harry no pudo hacer nada, excepto contener la respiración.
  —Tenemos que hablar — dijo él desagradablemente, haciendo un gesto con la cabeza hacia la mansión.
  — ¿No podríamos esperar a que amanezca? — preguntó Harry. Le había concedido bastante más de un minuto para despedirse de Liam; quizás se sintiera generoso de nuevo.
  —Ni lo pienses — contestó Louis con un siniestro tono de voz.
  —Pero...
  —Andando  — gruñó él, tomándolo del codo.
  Y aunque prácticamente lo estaba arrastrando hacia la casa, su toque era sorprendentemente gentil. Antes de darse cuenta estaban en la biblioteca, con la puerta firmemente cerrada tras de ellos.
  —Siéntate — Le dijo señalando con la mano un sillón.
  —Prefiero estar de pie, si no te importa — respondió Harry con necedad.
  —Siéntate
  Harry se sentó. Parecía una tontería luchar esta batalla, cuando la guerra definitiva asomaba en un futuro inmediato.
  Por un momento Louis no hizo nada, excepto mirarlo fijamente, y Harry realmente deseaba que simplemente abriera la boca y le gritara. Cualquier cosa sería mejor que ese silencio.
  La luz de la luna apenas bastaba para iluminar el azul de sus ojos y Harry se sentía perforado por su cruda mirada.
  — ¿Louis? —  dijo finalmente, rompiendo el silencio.
  Eso pareció incitarlo.
  — ¿Tienes alguna idea de lo que han hecho esta noche? — exigió Louis, pero su tono era suave y de forma extraña, resultaba peor que si hubiese gritado.
  Harry no contestó de inmediato.
  Pensó que Louis realmente no esperaba una respuesta, y tres segundos después quedó confirmado cuando este continuó preguntando.
  — ¿Sigues planeando sentarte frente al altar, mientras yo espero allí de pie, a que Liam llegue?
  Harry se movió incomodo en el sillón ante la expresión del  rostro de Louis. Parecía furioso, pero también… dolido. Y estaba clarísimo que intentaba ocultarlo a toda costa.
  —Iba a contártelo — susurro — Te lo juro por lo…
  —Oh, en serio — le espetó Louis  rígidamente, empezando a caminar por la habitación con tal agitación, que a Harry no le hubiese extrañado ver que las paredes retrocedían ante su furia.
  — ¡Lo iba a hacer! — Insistió — Justo después de asegurarme de que Liam estuviera a salvo, iba a buscarte  y a contarte todo…
  — ¿Ibas a ir a buscarme a mi habitación? — preguntó.
  —Bueno… — empezó Harry evasivamente.  —De hecho, estabas en la biblioteca.
  —Pero tú no lo sabías.
  —No — admitió — pero… —  se tragó el resto de sus palabras. Louis acortó el espacio entre ellos en un segundo y plantó las manos en los brazos del sillón.
  Su rostro estaba muy cerca.
  —Ibas a ir a mi habitación — repitió Louis — eso habría sido muy interesante. ¿Como me abrías despertado?
  —Hice lo que creí correcto — dijo Harry, ignorando las preguntas de Louis.  
 — ¿Lo correcto? ¿Crees que esto es correcto? — preguntó Louis evidenciando su disgusto en cada silaba.
  —Bien, quizás correcto no — admitió Harry — pero era lo mejor.
  — ¿Lo mejor? — repitió Louis, casi escupiendo la palabra. — ¿Lo mejor es humillar a un hombre frente a cientos de personas? ¿Lo mejor es escapar en medio de la noche antes que hacer frente a la situación?
  — ¿Qué querías que hiciera? — Dijo Harry interrumpiéndolo.  
  Louis guardó silencio durante un largo momento, y  finalmente, intentando recuperar el control de sus emociones  se dirigió hacia la ventana y se inclinó pesadamente contra el marco.
  —No hay nada en este mundo — dijo, con voz extremadamente solemne — que valore más que la lealtad.
  —Igual yo — respondió Harry
  Los dedos de Louis apretaron tan fuertemente la madera del marco, que sus nudillos se tornaron blancos.
  — ¿De verdad? — preguntó, no confiando en girarse, ni siquiera para dirigirle una mirada.  — ¿Entonces cómo explica esto?
  —No entiendo lo que quieres decir — lo escuchó contestar tras de él.
 —Tú me traicionaste
  Silencio. Y entonces…
  — ¿Perdón?
  Louis se giró tan velozmente, que Harry se aplastó contra el respaldo del sillón.
  —Me traicionaste. ¿Cómo pudiste?
  —Lamento mucho lo que sucedió —  continuó Harry, con voz suave y serena, en la semipenumbra. — Pero Liam es mi primo. Tenía que ayudarlo a ser feliz.
    Sus palabras vibraron en el silencio de la habitación, y por un momento Louis no pudo ni siquiera moverse. Por supuesto, pensó, casi desapasionadamente. ¿Por qué había esperado que Harry hiciera otra cosa? El había conducido como endemoniado desde Oxford hasta Londres, para evitar que Lottie sufriera un engaño por parte de un idiota. Él, como todo el mundo, entendía la lealtad entre familia.
  ¿Por qué había pensado él que Harry le debía lealtad? ¿Por qué había creído que Harry podría considerar su amistad más importante que los lazos que la unían a su primo?
  —Iba a contártelo — volvió a decir Harry. Louis  escucho como se ponía en pie.  —Nunca habría permitido que te quedaras esperando inútilmente, pero…pero…
  — ¿Pero qué? — preguntó Louis, con voz cruda y desigual. Se giró. No sabía por qué, de repente era importante ver el rostro de Harry, era casi como si un imán tirase de su interior,  tenía que ver sus ojos, saber lo que había en su corazón y en su alma.
  —No habrían encajado bien — dijo Harry — Eso no excusa para el comportamiento de Liam, ni para el mío…  pero él no habría sido un buen esposo para ti.
   Louis sacudió la cabeza, y entonces todo encajó en su lugar. Algo empezó a burbujear en su interior, algo ligero y delicioso, casi vertiginoso.
  —Lo sé — dijo inclinándose cerca de Harry, tanto que casi podían respirar el mismo aire.  — Y es por eso me casaré contigo en su lugar.
Cuidense mucho y hasta la próxima ;)
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Engañando al Corazón / One Shot
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Resumen:Aunque no lo quieran aceptar Louis y Harry quieren ser mas que amigos.
Nota: Hola :) Se que he  dejado muy abandonado el blog, pero como les dije me opere y luego me enferme asi que estuve bastante alejada de la computadora. Pero ahora ya estoy mejor y por eso les traigo este OS que espero les guste.  Para los que quieran saber, el siguiente capítulo de ToN ya casi está listo, asi que tengan paciencia otro poquito :)  Bueno ya, cuidense mucho ok y que lo disfruten :)
Engañando al corazón
Siguiendo su costumbre Louis y Harry se  iban juntos a la escuela. Ellos estaban en su último año de preparatoria.  Habían sido amigos desde niños, siempre hacían todo juntos y para nadie a estas alturas era raro verlos juntos caminar por la calle.
  Al llegar a la escuela, ambos se dirigieron a su primera clase. Cuando una voz los aturdió.
  —Amor, que bueno que ya estás aquí… — Se trataba de Sara. La novia de Louis — con Harry — dijo sin disminuir el tono agradable de su voz, pero sin dirigirle al chico de ojos verdes una sonrisa.
   —Sara — respondió Louis, zafando los brazos de la chica de su cuello — No sé porque suenas tan sorprendida, Harry y yo siempre llegamos juntos — dijo Louis con seriedad.
  —Si lo sé, nada más fue un decir. No te enojes  y mejor dame un beso — dijo la chica acercándose a Louis para darle un beso.
  Harry desvió la mirada y se encamino a su lugar.    
  Sara volteo a verlo y sonrío con triunfo.
   —Hoy quiero salir, ir a algún sitio — dijo con alegría la castaña, mientras ella y Louis se sentaban unos lugares delante de Harry.
  —Bien, ¿Y a donde quieres ir? — pregunto Louis con una sonrisa.
  —Lo pensare durante las clases — dijo devolviéndole la sonrisa y dándole otro pequeño beso.
  Harry sabia que esa tarde como otras no tendría con quien pasar el rato, pues sus ratos  libres se la pasaba con Louis, pero desde que él salía con Sara estos eran cada vez menos frecuentes.
  Harry quería mucho a su amigo y se sentía feliz de que tuviera a alguien a quien amar.  Pero eso no quitaba el hecho de sentirse abandonado.
  Las clases transcurrieron sin grandes sucesos, y al terminar Sara se llevo lo más pronto que pudo a Louis — Rumbo al centro comercial —Louis no era muy aficionado a la idea, pero acepto de todas formas. Y mientras caminaba por las tiendas, recordó cómo es que había comenzado a salir con la castaña que iba a su lado…
 Esa tarde Louis y Harry no habían regresado juntos a sus casas, debido a que Louis se quedaría en la escuela para una práctica de futbol, pero se habían puesto de acuerdo para verse después y hacer sus deberes. Louis se encontraba recogiendo sus cosas, cuando escucho que lo llamaban. Era Sara, que gritaba con ganas desde las gradas. Esa manía por parte de ella le resultaba en ocasiones molesta, ya que no sabía porque se emocionaba como si no lo hubiera visto en años. Pero también había algo dentro de él que  le agradaba que ella hiciera eso. Era extraño.
  —Hola Louis, ¿ya te vas? — Pregunto Sara, acercándose a donde estaba Louis.
  —Hola… y si, ya me voy… ¿y tú, que haces aún aquí? Las clases terminaron desde hace rato — dijo caminando por la orilla de la cancha.
  —Te estaba esperando… es que quiero decirte algo… — dijo la chica con un poco de nerviosismo en la voz. Esto se le hizo extraño a Louis, pues ella solía ser muy segura a la hora de hablar.
  —Y eso sería…
Sara detuvo su andar y miro al chico de ojos azules. Él no dijo nada pero la miro también.
  — ¿Harry y tú están juntos? — pregunto la chica.
  —No, él ya se fue a su casa hace rato y…
  —No me refiero a eso, me refiero a que si están juntos… como pareja, si están saliendo.
  Louis no se esperaba eso y por eso no sabía que responder. Nunca había pensado en eso…aunque la idea no se le hacía del todo extraña… él y Harry…. No, ellos solo eran amigos y nada más.
  —No, solo somos amigos ¿pero por qué lo preguntas?
  —Porque no quería hacer algo y luego quedar en ridículo — dijo la joven con un leve tono rosa en sus mejillas.
  —Sara no se qué quieres decir, no te estoy entendiendo nada.
  —Louis — respirando hondo antes de continuar — creo que ha sido bastante obvio que tú me gustas mucho  — Louis no estaba seguro si quería escuchar lo que estaba seguro venia a continuación — y me ha tomado mucho tiempo armarme de valor y preguntarte… ¿si quieres ser mi novio? —dijo sin vacilar.
  Louis se quedo sin habla al escuchar la propuesta, jamás creyó que esta chica le preguntaría eso, a él no le gustaba de esa forma. Aunque le gustara la forma en que ella lo animaba no sería capaz de aceptarla como novia.
  —Sara… yo… — se detuvo al ver  tristeza en los  ojos de la chica.
  —Es Harry, verdad. Es por él que no puedes aceptarme… lo quieres  — dijo en voz baja.
  ¿Querer a Harry? Claro que lo quería, era su amigo. Su mejor amigo  y por eso no quería y no debía pensar en él de otra forma, además Harry no correspondería a sus sentimientos ¿sentimientos? Dios, se estaba desviando demasiado de la situación en la que se encontraba y esa era con Sara, esperando una respuesta a su pregunta.
—Louis, respóndeme… yo entenderé si quieres a Ha…
  —Si — dijo Louis cortando la declaración de Sara.
  — ¿Si qué?
  —Si… acepto ser tu novio, Sara — declaro Louis, con un pesado nudo en el estomago. Sabía que tal vez se estaba equivocando, pero también tal vez esta haciendo lo correcto. Solo el tiempo lo diría.
  —Oh Louis — lanzándose a los brazos del chico para darle un beso. El no tardo en responder, pero extrañamente un par de ojos verdes aparecieron en su mente y se separo de inmediato.
  — Vamos por un helado — dijo tomando a la chica de la mano y llevándola lejos de la cancha de futbol.
  Después de ir por el helado, Louis llevo a Sara a su casa, pues ya era tarde y no era conveniente que ella anduviera sola. Además de que ahora era su novia. Ese hecho aun parecía tan raro y fuera de lugar.
  Llego a su casa y fue recibido por su madre, que lo mira algo curiosa pues él no solía llegar tan tarde.
  —Louis, estas bien… ¿te ocurrió algo? — pregunto con seriedad.
  Él se quedo confundido por la pregunta.
  —Nada, no me ocurrió nada ¿por qué?
  —Porque Harry estuvo esperándote toda la tarde y como no llegabas tuvo que irse a su casa.  Estaba preocupado.
  Louis se quiso ahorcar. Había olvidado por completo que Harry lo iba a estar esperando. Tenía que disculparse.
  — Es cierto, voy a marcarle y disculparme — dijo mientras corría a su cuarto para llamarlo, se sintió culpable por haberlo olvidado, además de que no sabía cómo explicarle el porqué no había llegado a su casa para hacer los deberes, como habían planeado.
  Entro a su habitación, puso su mochila en el suelo, se  quito los tenis y salto a la cama, para después marcar el número de Harry. Quien respondió luego del primer repique.
  — ¿Lou?
  —Sí, soy yo.
  — ¿Que te paso? Te estuve esperando ¿Estás bien? — pregunto Harry desde el otro lado de la línea. La  preocupación en su voz era evidente. Louis se sintió muy culpable por hacerlo sentir así.
  —Sí, Haz… estoy bien y lamento no haber llegado a nuestra cita… digo  a nuestra reunión, como habíamos quedado. Pero pasaron cosas — no sabía si era buena idea o no decirle todo de una vez a Harry.
  — ¿Cosas? Qué cosas — dijo Harry con curiosidad.
  Louis dudo en decirlo, pero sabía que él lo entendería, ya que era su mejor amigo.
  —Sara… me pidió que fuera su novio — no hubo respuesta del otro lado.
  —Sabía que algún día te lo pediría, era bastante obvio  que tú le gustas… ella es linda y muy bonita —dijo Harry un momento después, su voz sonaba extrañamente tranquila.
  Louis  se dejo de sentir culpable por dejar plantado a su amigo, sin duda Harry no lo quería más que como un amigo… sí, eso eran ellos. Amigos y nada más.
   —Sí, ella lo es…
  — Y que fue lo que le contestaste… Sobre ser su novio.
  —Que si, le respondí que si quería ser su novio — dijo con rapidez, tratando no pensar.
  Del otro lado de la línea, Harry sintió un dolor dentro de su pecho.  Pues se había roto algo entre él y Louis. Aunque no sabía que era.
   —Harry, ¿sigues ahí? — pregunto  Louis al no escuchar palabra alguna por algunos segundos.
  —Sí, si… aquí sigo… y felicidades Lou, me alegro por ti y por Sara. En serio — dijo tratando de ocultar su tristeza.
  —Gracias — contesto de manera automática.
  —Bueno... te veo mañana, buenas noches Lou — se despidió Harry.
  —Buenas noches Haz — respondió Louis y luego la comunicación se corto.
    Harry estaba en la sala de su casa cambiándole de canal a la televisión, aburrido al no encontrar en que entretenerse, pero sobre todo se sentía triste al saber que ya no tenía cerca de su amigo como antes.
  Pero no sabía si lo que sentía era por la pérdida de su amigo o el saberlo cerca de ella. No le desagradaba Sara, pero no le gustaba que ella tuviera la atención de Louis más tiempo que él. Era estúpido e infantil, pero no podía evitarlo.
  Veía las muestras de cariño que Sara le daba a su amigo, y para todos eran sin duda eso "muestras de cariño", pero en el fondo Harry sentía que eran más como una forma posesiva por parte de Sara, para demostrarle a Harry que ella era más importante para Louis que él y eso le molestaba ya que no podía hacer nada.
 Tal vez los celos le hacían ver cosas que no eran. ¿Celos? Qué rayos estaba pensando. Él no tenía derecho a sentir celos. Él y Louis eran solo amigos y nada más.
  —Que estás viendo — dijo Gemma —la hermana mayor de Harry— mientras se sentaba a su lado en el sillón.
  —Nada, cámbiale tú si quieres — dándole el control remoto.
  — ¿Qué te pasa? Desde hace semanas  estas todo raro, estás enfermo o algo — dijo poniendo su mano sobre la frente de Harry, él solo se hizo a un lado.
  —No tengo nada, estoy bien.
  —No te creo.
  —No me importa… vas a ver la tele o que — dijo Harry de mal humor. Sabía que se estaba desquitando con quien no debía,  pero como desde hace tiempo no podía evitarlo.
  —Bien, me voy y te dejo solo con tu amargura. Pero déjame decirte algo — Harry no respondió  y solo la miro con el ceño fruncido — No es mi culpa que Louis y tú sean unos torpes que tienen miedo de hablarse con la verdad. —dicho eso, Gemma salió de sala dejando a Harry hundido en sus pensamientos.
  Verdad, ¿Qué verdad?
  Su hermana estaba loca.
    —Bebé, esta tarde no podremos estar juntos… le prometí a Lily que hoy la acompañaría a comprar un regalo de cumpleaños para su mamá  —dijo Sara, mientras ella y Louis salían de la última clase del día.
  —Está bien, entonces te veo luego — dijo Louis despidiéndose de la chica, que contenta le dio un beso en la boca para después irse a encontrar con su amiga que ya esperaba del otro lado de la calle.
   Harry vio  esa escena desde la distancia y lo hizo estremecerse, los celos eran cada vez más fuertes —porque si, si sentía celos y no podía hacer nada al respecto — y no sabía cómo pararlos.  
  — ¡Harry! — llamo Louis. Se veía feliz y Harry no tuvo el corazón para fingir no haberlo escuchado y dar media vuelta e irse.
  —Louis — dijo mientras veía a su amigo acercarse.
  —Hola — saludo Louis una vez que estuvo frente a Harry.
  —Hola — respondió este con una leve sonrisa.
  Un silencio extraño se extendió sobre ellos.
  — ¿Te parece si pasamos la tarde juntos? — pregunto  Louis, temiendo que Harry rechazara su propuesta.
  —Claro, eso sería genial — respondió Harry sin duda alguna. Después de todo, él y Louis seguían siendo amigos y no había razón para decir que no. Además él mentiría si decía que no extrañaba pasar las tardes con Louis.
  Esa tarde la pasaron como antes, pero esta vez ambos se sentían incómodos, hablaban de vez en cuando de temas absurdos solo para hacer más amena la tarde.
  — ¿Realmente te gusta Sara? — se atrevió a preguntar Harry después de un largo silencio, ambos estaban sentados viendo la tele en la casa de Harry.
  —Ya me lo habías preguntado — Dijo Louis tratando de evadir la pregunta, pero no funciono.
  —Si, pero no me respondiste…  en esa ocasión —mirando fijamente a Louis.
  — ¿Pues, salgo con ella no? — dijo sin quitar la vista de la pantalla.
 —Sí, pero no creo que te guste.
  — ¿Por qué crees eso? — volteando a ver a Harry.
  —Te conozco bien y sé que no estás diciendo la verdad.
 Louis guardo silencio un momento.
  —La verdad… tienes razón, ella  no me gusta — confeso.
  — ¿Y por qué sales con ella?
  —No lo sé — dijo alzando la vista.
  —Es muy malo de tu parte salir con alguien que no te gusta.
  —Lo sé
 — ¿Por qué no le dices la verdad?
 —Porque…— no sabía realmente como decirle a Sara que había aceptado salir con ella, solo porque pensó que así olvidaría sus extraños sentimientos hacia Harry.
  —Responde — lo apresuro Harry, pues él necesitaba una respuesta por parte de Louis. Del porque él seguía con Sara, cuando ella no le gustaba de verdad.
  Louis alzo los hombros y ahora bajo la vista.
 —No lo sé — contesto, pues no quería confesarle la verdadera razón.
  —Louis — dijo suavemente Harry — eso no es justo para nadie — Louis lo miro fijamente.
   —Eso también lo sé —  y volteo de nuevo su rostro hacia la televisión.
   Harry pudo ver como su amigo mostraba tristeza en su cara y en sus ojos, entonces él puso una mano sobre el brazo de Louis para llamar su atención de nuevo. Pues no podía verlo así y quería consolarlo.
  Cuando Louis volteo a ver a Harry sus rostros quedaron a escasos centímetros uno del otro.
  —Harry… yo...— Comenzó Louis,   las palabras amenazaban con salir y no estaba seguro  si debía arriesgarse a contarle todo y así liberarse de todo lo que tenia, pero su lógica y su miedo pudieron más. Así que se levanto  y dijo — tengo cosas que hacer— y se marcho.
   Harry se quedo en donde estaba, muy confundido por la actitud de Louis. Pero también se sintió más tranquilo al escuchar que él no quería a Sara. Quizá aun había posibilidades de que él y Louis… No, tenía que dejar de pensar en eso.
  Cuando Louis llego a su casa, él se encerró en su habitación y se puso a pensar en todo el mar de sensaciones que estaba sintiendo, siempre había sentido algo especial por Harry, pero esta era  la primera vez que reflexionaba concienzudamente sobre ello.
  Giro su rostro para ver el cielo, el sol entraba por la ventana permitiéndole ver las partículas que danzaban en el aire. Se concentro en todo el tiempo que pasaba con su amigo, en lo bien que se sentía con él, y la forma en que los ojos de Harry se iluminaban cada vez que lo veía  y en como estuvieron a punto de besarse ¡besarse! Ellos iban a besarse. Dios como fue tan estúpido y no darse cuenta antes. Se levanto y tomo el teléfono, no quería guardar lo que sentía, necesitaba que Harry lo escuchara.
  El teléfono sonó tres veces antes de que respondieran. Cuando lo hicieron fue Harry quien hablo.
  — ¿Hola?
  —Harry, soy Louis
  — ¿Lou? ¿Qué pasa? ¿Estás bien? — Pregunto Harry con preocupación. Louis por su parte solo sonrió, pues le encantaba que Harry fuera tan adorablemente preocupon.
  —Sí, estoy bien… no te preocupes. Solo que… bueno, quiero que hablemos, sé que es un poco tarde pero en verdad necesito hablar contigo —dijo, rogando para que Harry aceptara verlo.
  —Claro, donde quieres que nos veamos — respondió Harry, con curiosidad evidente en su voz. Louis pudo haber muerto de emoción y nervios en ese preciso momento.
  —Te parece bien, si nos vemos en el parque que esta por tu casa… en media hora.
  —Sí, está bien… ahí nos vemos.
  —Te espero, adiós
  Harry empezó a ponerse nervioso cuando se dio cuenta de lo que había hecho, un gran temor empezó a llenarlo, temor de que Louis le fuera a decir que ya podían ser amigos o que él en verdad estaba con Sara por que la quería… de que todo lo ocurrido en la tarde cuando casi se besaban  hubiera sido obra de su imaginación y… no, no podía dejar a Louis plantado por miedo, fuera lo que fuera a suceder él lo enfrentaría con dignidad.
  Salió de su casa con rapidez — eso  después de decirle a su mamá, a donde y con quien iba a estar, ella no se quedo muy convencida de los horarios que tenia Louis para hablar con su hijo, pero de eso ya le hablaría después— la emoción que había notado en la voz de Louis le dijo que era algo importante, y dentro de su corazón guardaba una pequeña esperanza llena de deseo.
  Louis esperaba desesperado a Harry, sabía que si tardaba mas en llegar ya no le diría nada. Escucho unos pasos y supo que el momento había llegado.
  —Hola — saludo Harry sonriendo con nerviosismo.
  —Hola…        
  Ambos se sentaron en una de las bancas que había en el lugar sin decir nada por unos momentos. Eso los puso más nerviosos.
  —Lou, ¿Por qué, querías verme? ¿Qué querías decirme? — Dijo Harry, al ver que Louis no parecía querer hablar.
   —No sé como lo vayas a tomar.
  —Dime lo que sea, sabes que puedes confiar en mí.
  —Bueno yo — fijo su mirada en esos ojos verdes que tanto le gustaban.
   Harry sintió el nerviosismo de Louis. Entonces por instinto llevo su mano hacia la mejilla del muchacho. Al sentir el tacto Louis cerró los ojos para disfrutarlo al máximo. Harry sintió alivio al no ser rechazado.
  Louis recordó entonces lo que tenía que decir, y ahora tenía el valor suficiente. Al abrir los ojos y ver que tenía tan cerca a la persona que le quitaba el sueño y que lo ponía tan nervioso, no pudo evitar llevar sus labios a su  boca para darle un rápido y tierno beso, para después separarse rápidamente.
  —Lo siento Harry, pero es que yo...— no pudo seguir hablando pues su rostro sintió ahora unos labios pegarse a los suyos, cerró los ojos y se dejo llevar y así compartir un sentimiento mutuo.
  Ambos se sintieron felices, correspondidos aun sin palabra, tanto tiempo separados, y por fin ahora disfrutaban de esto. Se separaron para tomar  aire.
 —Me gustas… no, no  solo me gustas, también te quiero… te amo — se escucho  como Louis dijo en un murmullo.
  —Yo también te amo — respondió Harry, para después dejar que sus bocas se juntaran de nuevo y los brazos  se unieran en un cálido abrazo.
  —Tenemos  muchas cosas que hablar —dijo Harry momentos después, cuando ya estaban más tranquilos y consientes de lo que habían hecho. — Y también esta Sara.
  —Lo sé, y te prometo que aclararé todo con ella. Pero ahora quiero estar aquí… contigo, sin pensar en nada. —Dijo Louis, mientras sostenía a Harry junto a su cuerpo.
  —Te amo, Louis
  —Y yo a ti, Harry
 Si, había cosas que aclarar, pero ya tendrían tiempo para eso.
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Note
En serio, ¡muero con tus fanfiction!, en verdad cada vez que los leo muero lentamente. Dejo mi tarea aun lado por leerlos. Seda y Acero fue tan asdfghjklña a la :') me haces pasas buenos ratos. Gracias :)
Aw al contrario gracias a ti por leer mis locuras... significa mucho para mi. Pero eso sí, no dejes tus deberes por leer lo que escribo, creeme que todas las historias aqui estarán para cuando termines tu tarea. Que bueno que te gusto SyA  :)
Cuidate mucho ok y de nuevo gracias por leer :)
xxx
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