soityd: Había estado presente cuando el accidente ocurrió, como toda coordinadora, acudió a ayudar al joven para que no se moviera. Gritó en ayuda para algunos otros campistas haciéndolos llamar a la enfermería o la ambulancia, lo que menos tomara tiempo. Luego los deslices del problema aparecía, algunos vomitando de la impresión, fueron llevados con rapidez a la enfermería para tranquilizarlos y los de otros problemas como la pequeña joven de cabellos marrones que desvaneció su consciencia y cayó sin supervisión de nadie, debido a que la perversión humana estaba estancada en la examinación de la extremidad en la superficie. Cuando el terror había pasado, ella quedó a cargo lado a lado con la enfermera, se acercó con suavidad a la muchacha que recobraba la compostura. — Shh — Susurró con suavidad mientras se sentaba en el borde de la camilla — No te preocupes, ya estás bien — Le dijo sonriendo suavemente — Fue un golpe suave pero ya estás bien — Aclaró y decidió pasarle una gasa húmeda por el pequeño raspón en su frente. 

De alguna forma las palabras que la rubia utilizó para relajarla y el tono de voz que le puso consiguió recordarle a su madre. Era capaz de recordar cada vez que abría sus ojos luego de un desmayo y el rostro de su progenitora estaba frente a ella pero la última vez que lo había visto fue hace años y debía centrarse. Esta no era su madre. — Golpe suave... siento que me dieron una paliza —contestó con suavidad, no quería sonar grosera. No con Sorcha que todo lo que estaba haciendo era cuidar de ella—. ¿Cómo está el chico de la fractura? ¿Ya murió desangrado? —bromeaba porque en el interior realmente esperaba que aquel campista se encontrara bien—. Debería tomar algo de hierro. No lo tomé ayer ni esta mañana y claramente me hace falta —informó a la rubia esperando hacer su trabajo más sencillo. Además de presión baja la castaña también era algo anémica y necesitaba ingerir pastillas de hierro tres veces a la semana durante... bueno, toda su vida.

thea-vladinov:

Lobreguez envolvente, cómplice de la fémina fugitiva en búsqueda de un silenciar en contra de aquel rumorear hipotético tras los propios muros mentales. Una silueta sin identidad merodeando entre rincones prohibidos, incumpliendo una amplia cantidad de cláusulas reglamentarias cuyas definiciones había leído y aceptado en un principio. Mas, ¿cuál era el punto de su existencia si alguien no las infringiría? No sería la primera ni la última en realizar tal acción. Aliándose a la iluminación lunar con confianza ciega tras unos cuantos minutos sobre el marco del ventanal — e ingiriendo sorbos del líquido de por medio —, descendió en un salto de mínimos centímetros de altitud fuera de la vivienda, procurando inicialmente que el licor entre sus dedos no recibiera el mismo impacto que obtuvo su cuerpo al colisionar con el ajeno. — Mierda. — Alcanzó a pronunciar previo a que una suave carcajada se entrometiera en su camino, acallada por su mismo dedo índice. — Prometo compartirte si no me delatas.

Frunció la nariz cuando el aliento de la chica chocó con su rostro y casi iba a matarla al momento en el que puso su índice sobre los labios de Giovanna. Le quitó la mano de un tirón y la miró con el ceño fruncido. — No, gracias. Y no voy a delatarte. Si quieres meterte en problemas a mi me da igual, es cosa tuya —contestó tajante. No le agradaba demasiado que burlaran las reglas del campamento así, menos con algo como el alcohol. Luego andaban borrachos por ahí y causaban accidentes a personas inocentes... como ella—. Y cuando una persona golpea a otra por accidente se dice: lo siento —agregó con desdén.

veekxdabrowski: Toda persona alguna vez tenía una mala noche, y esa había sido la del muchacho. Todo había comenzado en la cena, en el momento en que se dignó a probar el plato de la noche. Como era de esperarse, las cocineras habían evitado informarle sobre algunos ingredientes de menos importancia, ingredientes que le habían provocado una maldita alergia y hecho que terminara en la enfermería a la una de la mañana. Luego, al enfermero le pareció adecuado hacerle un rápido chequeo antes de darle cualquier medicamento, así que terminó abandonando el lugar una hora después de su llegada. Se despertó recién al oír la puerta de la cabaña abrirse con un chirrido. Dio un respingo y se irguió lo más rápido que pudo de su cama, justo a tiempo para escuchar una voz insistente llamarle. — ¿Qu… qué sucede? ¡Estoy despierto! —se excusó rápidamente, sin siquiera tomarse un minuto para ver de quien se trataba. Como la cocinera, el enfermero también había pasado algo por alto: el medicamento funcionaba a la vez como un maldito somnífero. — ¿Qué hora es? —inquirió mientras se frotaba la nuca con una de sus manos, algo perdido.

— Son como las doce de la noche —informó claramente mintiendo para ver la reacción del castaño aunque luego rió levemente y negó—. No, estoy jugando contigo. Apenas son las cinco pero me crucé al enfermero y me pidió que viniera a ver cómo estabas —caminó por la habitación mirando a su alrededor y se sentó en la cama del castaño apoyando el libro que traía consigo en su regazo—. Y deberías evitar despertar así. Puedes morir, hablo en serio, lo leí en alguna parte pero no puedo recordar dónde —suspiró y ladeó el rostro observando al castaño—. En fin, respiras, así que he cumplido mi misión. ¿Me acompañas a comer algo? Te hará bien alimentarte —sonrió a medias pero luego hizo una mueca señalando la cabeza del contrario—. Pero te peinas primero, que parece que traes un nido de pájaros encima —.

zekemoldoveanu: —¿Y con esa boquita comes? — alzó una de sus cejas, separando la espalda de aquel muro en el que se había dedicado a permanecer a la espera de que la fémina regresara a la realidad. Se llevó una mano al rostro, permitiendo que un suspiro escapara de entre sus labios. —En realidad no lo sé — entornó los ojos, decidiendo que aquella respuesta no ayudaba de mucho. —Te encontré así cerca del lago — admitió, recordando el gran susto al que se había enfrentado tras observarla en aquel estado.

— Sí. Y con esta boquita te puedo decir cosas muy bonitas si no cierras la tuya —contestó dejando en claro el mal humor que cargaba. Tener ese tipo de accidentes siempre la ponían más malhumorada de lo que ya era habitualmente. Intentó incorporarse pero cuando apoyó la muñeca en el colchón una fuerte punzada de dolor atravesó todo su brazo llegándole hasta casi el hombro obligándola a dejarse caer en el mismo sitio donde estaba. Soltó un quejido y trató de mover su muñeca lentamente para que el dolor desapareciera pero sólo se incrementaba—. Sí, me desmayé. Hay un campista por ahí perdiendo huesos en el camino, de ese deberían preocuparse —era lo cierto. Lo suyo no era nada en comparación a lo que sufría aquel desconocido.

misschamb3rs: Asintió  en modo de respuesta con una media sonrisa. Luego del ajetreo que había conmocionado a la única enfermera de guardia, la menor decidió aportar su ayuda decidiendo que cuidaría de la joven que padeció de un colapso al ser espectadora de primera fila de dicho accidente. Ante el quejido, enseguida remojó el paño blanquecino sobre la cacerola llena de agua, y como consiguiente se lo entrego a la joven. —Y te golpeaste la cabeza un poco fuerte al caer…—Explicó repitiendo las mismas palabras que había soltado la médica cuando Clara preguntó qué le había pasado a la cobriza. Se acomodó una vez más sobre el asiento y soltó un suave suspiro. —Oh, estamos en la enfermería, me dijo la enfermera que podrías estar algo desorientada cuando te despiertes. —Comentó suavemente, con aquella calidez tan suya, tan tierna. — ¿Te sientes muy mal, damita?

Tomó el paño húmedo que la rubia le ofreció y lo apoyó suavemente en el sitio sobre su cabeza donde más le dolía. Siseó y miró el paño imaginando sangre, pero por suerte no vio nada así que lo regresó a su sitio soltando un suspiro de cansancio. Estaba harta de los desmayos. Y últimamente le sucedían muy a menudo. — Algún día me romperé el cuello y no viviré para contarlo —murmuró molesta consigo misma y con su pequeña falla médica con la cual había nacido—. Estoy bien, estoy acostumbrada a esto. Me preocuparía más por el chico que podría perder un pie. ¿Has oído algo sobre él? —no estaba preocupada, más bien estaba curiosa e intrigada. ¿Cómo demonios se había fracturado así? De solo recordarlo el estómago se le encogía y podía sentir el mareo familiar que venía antes del desmayo llegándole así que prefirió quitar la imagen de su cabeza por un tiempo. O, mejor dicho, para siempre.

oasis-angelini:

Hey… al fin despertaste, por un segundo pensé que dormirías todo el día. —sonrió, intentando transmitirle tranquilidad, entendía que se encontrara completamente desorientada, por lo cual intentaba ser lo más delicada posible en sus palabras y su actitud. —Sí, te desmayaste, no entendí exactamente el porqué, cuando llegué ya te encontrabas en el piso. —hizo una pequeña mueca, no le agradaba darle aquellas noticias, pero era la verdad. —Tranquila. —colocó una mano en su brazo y luego observó a su alrededor. —Seguro que la enfermera volverá en cualquier momento, de todas formas, no quise abandonarte, por si llegabas a despertar… y eso. —habló con voz suave, suponiendo que le debía doler la cabeza. —¿Qué fue lo que sucedió?

Frunció el ceño al oír todo el palabrerío de la castaña pero no podía quejarse cuando era la responsable de que se encontrara en la enfermería y no tirada a mitad del campamento. — Tengo presión baja —escogió la versión corta ya que el dolor de cabeza apenas le permitía pensar. Eso y el dolor que también tenía en varias partes de su cuerpo como una de sus muñecas, su cadera y su antebrazo. Probablemente las partes que más se golpearon en la caída—. ¿Hay algo de agua aquí? Siento que me comí la caja de arena de un gato, mi lengua está pastosa —todavía no se acostumbraba del todo a los efectos co-laterales de sufrir un desmayo.

maxymaxine:

Esperó pacientemente a que la morena despertara. ¡Menudo susto le había dado! En mitad de su excursión por el bosque en busca de unas buenas imágenes que captar con su cámara de fotos, vio a una chica caer al suelo rendida, desmayándose sin más y, para más inri, golpeándose la cabeza con una pequeña piedra que había justo debajo. ¡Qué mala suerte! Por supuesto no lo dudó y dejó todo plan que tuviera en mente para socorrer a la joven, llamando a algún coordinador cercano y ayuda extra que pudiera llevar consigo a esa joven y, a su vez, al chico con la fractura (que ya parecía ser atendido por un grupo de amigos, supuso). Pasando las imágenes de su cámara, entretenida, escuchó la voz femenina que sacó a la australiana de sus pensamientos.— Hey, ¿estás bien? Sí… —Respondió aún preocupada, mirando a la chica con un claro deje de nerviosismo.— Y te diste con una pequeña piedra, pero nada grave. ¿Qué te pasó? Estás en la enfermería.

Se sentó con dificultad en la cama y apoyó su espalda en la pared detrás suyo. Una mueca de incomodidad y dolor permaneció en su rostro mientras hablaba brevemente sobre lo que le había sucedido. — Un chico se fracturó el tobillo en el lago. Fractura expuesta —especificó elevando ambas cejas, sintiendo que era necesario para que la rubia entendiera la razón de su desmayo—. Sufro de presión baja y soy algo anémica. Ver huesos saliendo de la piel, sangre a chorros y gritos desgarradores no es un escenario muy bueno para personas con una sensibilidad como la mía —no exageraba. Ni siquiera había podido ver una de las películas Saw sin perder los colores de su rostro al ver la sangre.

                          | knowledge is power |

→ Giovanna Allievi moodboard — [1/??]

@annallievi: El vestido es azul y negro. Quienes lo vean de otro tono están jodidamente ciegos #dealwithit

        Había caído desmayada en alguna parte del campamento luego de ver como un chico cerca del lago sufría de una fractura expuesta. Era capaz de recordar como el sudor comenzó a rodar por su rostro y su pecho y luego, sin siquiera una advertencia, se desplomó. Abrió los ojos desorientada y algo asustada todavía por la imagen que se había grabado en sus retinas. El hueso del talón del castaño salía de su piel y sus gritos desgarradores todavía le provocaban dolor de cabeza. Miró hacia ambos lados y se sentó notando hasta ese momento que se encontraba en alguna cama. Entonces divisó a una persona observándola en la habitación. — Oh mierda. Me desmayé, ¿verdad? —le preguntó al contrario llevando una mano hacia su cabeza y soltando un quejido cuando una punzada le atravesó el cráneo—. Auch —probablemente se había golpeado con la caída. 

radhxrani-s:

¿Cómo había terminado haciendo eso? Para variar, no estaba del todo segura.. Había encontrado el gimnasio abierto y vacío, lo cual habíallamado su atención. La enorme tela roja que colgaba del techo había llamado su atención inmediatamente, por lo que prácticamente se abalanzó sobre ella. Recordaba haber intentado hacer ese tipo de acrobacia en las calles de algún país latinoamericano y tomó algunas clases cuando su familia se estableció en Francia. Creía saber lo suficiente como para subir y hacer una que otra figura, pero una vez arriba, con la cabeza a centímetros del techo, no pudo recordar nada. Inventar un poco no parecía una mala idea. No lo parecía, pero sí lo era. Sólo necesito cruzar mal un pie para que uno de sus brazos falle y terminar colgada cabeza abajo con un pie enredado con la tela. Dejó escapar un bufido, mitad de fastidio, mitad para quitarse los cabellos que caían sobre su rostro. ¿Y ahora qué? Intentó reincorporarse y solucionarlo sola, pero no poseía la suficiente fuerza abdominal. ¡Asombroso! Para su suerte, se encontró con una figura humana que se dejaba ver por la ventana que estaba a pocos metros de su posición—Hey …Hey … ¡HEY!—Tuvo que gritar para poder ser escuchada—¿Te importaría darme una mano?—Ni de cabeza y con los brazos colgando podía borrarse esa sonrisa divertida, y en ese momento algo resignada, de su rostro.

Había estado dando unas vueltas en la cancha del gimnasio por una buena hora. Se sentía exhausta pero sabía que el ejercicio era necesario para cualquier ser humano que quisiera mantenerse saludable, y ella confiaba en que la base de su intelecto se basaba en la salud de su cuerpo y mente. Tenía que pasar por el interior del gimnasio para entrar a los vestidores y darse una ducha pero a mitad de camino escuchó unos gritos agudos que la obligaron a voltear. Al no encontrar a nadie frunció el ceño y cuando levantó la mirada encontró el foco de los gritos. Se cruzó de brazos y miró a la chica colgando con diversión. — ¿Qué demonios haces ahí colgada? —caminó en círculos bajo la chica sin quitarle la mirada de encima intentando comprender la situación—. Si yo me fuera y te quedaras ahí al menos dos horas, aparecerías en la próxima edición de mil maneras de morir porque tu sangre dejaría de circular y podrías tener un infarto cardíaco —habló con voz cantarina y una sonrisa pintada en el rostro. 

Frunció el ceño cuando una rubia se la llevó por delante y mordió su lengua para no soltarle algún insulto. — Acabas de masacrar mi pie, rubia —habló con tono poco amigable sosteniendo a la chica de los brazos para alejarla de su cuerpo... y su espacio personal—. ¿Qué demonios haces dando vueltas aquí sola? —la observó entrecerrando los ojos y no pudo evitar sonreír ladinamente ante su primera teoría la cual ya daba por acertada sin que la contraria se lo afirmara—. Estás drogada. Te recomendaría que des giros por allá, donde están los árboles que ahí no caerás de cabeza al agua y terminarás ahogada —. 

Vueltas y más vueltas, en conjunto con la reciente dosis de benzodiacepinas que la muchacha había ingerido por puro gusto, eran lo que hacían que su organismo cosquilleara y se sintiera vivo. Hacía siglos que aquellas pastillas habían sido revocadas del poder de a rubia, pues tras su última mejora con su problema de ansiedad e insomnio, creyeron que ya era suficiente. No obstante, nadie contó con que la menor se guardase algunas para sí, disponiéndose a utilizarla en algún momento, como lo era hoy y ahora que las había encontrado en algún escondite entre sus cosas. De cualquier forma, para el día siguiente poco sería lo que iba a recordar, así que sin interesarse mucho, siguió haciendo cualquier idiotez que la sensación de energía que tenía le permitiese. Créyendose la élice de un elicoptero, no paraba de girar en medio de la Zona de cascadas Oeste, lo cual provocó que en un pequeño descuido y sin percatarse de la intromisión de alguien más en aquél lugar, su cuerpo colisionara con el otro. Se aferró del contrario, pues de otra forma entre el golpe y el mareo acabaría cayendo, y miró el rostro de su victima, la cual se mostraba un tanto dividida ante su visión por la misma razón. —Opsie… —susurró risueña, mordiendo el interior de su mejilla para evitar las carcajadas que se aproximaban sin razón alguna.

cherxl:

— Te dije que con un el hielo se detiene, solamente ignora el tejido liquido, y déjame aquí — suplicó la castaña ante aquel accidente que no era nada nuevo en sus rutinas diarias, y sin embargo le había tomado ya bastante esfuerzo acostumbrarse a vivido evento. A pesar de que la joven resultaba ser una persona de carácter fuerte y con demasiado valor deambulando en su cuerpo, aquella situación era la única digna de derrumbarla y volverse vulnerable de manera abrupta, sin tener la capacidad para disimularlo.

— ¿Te has golpeado con algo? —preguntó con la voz calma, observando a la castaña por encima del libro que cargaba en sus manos—. A menos que lo hayas hecho te recomendaría que vayas a un doctor. Puedes estar enferma terminal si la nariz te sangra de la nada —informó con una leve mueca. Era algo impresionable con respecto a heridas, sangre y ese tipo de cosas, y el hecho de tener la presión baja elevaba las posibilidades de que cayera desmayada al suelo si la miraba por demasiado tiempo. Regresó rápidamente la vista a sus páginas y continuó su lectura. 

Danielle Campbell → Jesse Dittmar