Tumgik
blogdelacuarentena · 4 years
Video
A partir de la pregunta "Qué vería un vecino a través de tu ventana", nuestros alumnos crearon estas bellísimas ilustraciones. Esta es la segunda entrega, de las ventanas de nuestros alumnos.  
Animación: Gabriela Burin
Música: María Gabriela Epumer - “Quiero estar entre tus cosas”
0 notes
blogdelacuarentena · 4 years
Video
A partir de la pregunta "Qué vería un vecino a través de tu ventana", nuestros alumnos crearon estas bellísimas ilustraciones. Esta es la primera entrega, de las ventanas de nuestros alumnos. En breve, se viene la segunda...
Animación: Gabriela Burin
Música: María Gabriela Epumer - “Quiero estar entre tus cosas”
0 notes
blogdelacuarentena · 4 years
Photo
Tumblr media
La cuarentena... es epoca de levante? :)
Por Natalia Tramonti
0 notes
blogdelacuarentena · 4 years
Video
“Rendirse ante el presente” de Paula Walter
0 notes
blogdelacuarentena · 4 years
Photo
Tumblr media
Estado de cuarentena, por Yanina Fernández.
2 notes · View notes
blogdelacuarentena · 4 years
Photo
Tumblr media
Cumpleaños en cuarentena.
Leticia Mascotto
2 notes · View notes
blogdelacuarentena · 4 years
Photo
Tumblr media
Laberinto
Me pasaba lo mismo, no te culpo. La hoja en blanco cuestionaba mis intentos y yo, vulnerable, bajaba los brazos. Una y otra vez me despertaba con la intención de dibujar, de escribir, de inventar sueños. Pero al final del día, agotado, me quedaba con la sensación de no llegar, de no soportar el encierro, de no encontrar la salida. Para colmo, los fantasmas que venían de antes empeoraban las cosas. Sin embargo, cuando estuve a punto de rendirme, otras formas y colores salieron a mi encuentro, disipando la bruma y enseñándome a transitar paso a paso un laberinto de transparencias multicolor.
Cristian Franco
Taller de escritura
1 note · View note
blogdelacuarentena · 4 years
Text
Figuras
Tumblr media
Cuando empecé a ver las cosas de otro modo, desplegué las alas que había olvidado. Antes pensaba un montón de cosas que hoy veo al revés. Por eso quiero que sientas mis manos, aunque nuestros dedos aún no se toquen, y al mismo tiempo oigas el sonido de mis ojos como adelanto de los cafés que vamos a compartir. ¿Quién dijo que lo grisáceo es pura melancolía? Tal vez, si nos animamos a ver más allá del barbijo, los garabatos se convertirán en figuras que nos reciban con sonrisas abiertas.
Cristian Franco
1 note · View note
blogdelacuarentena · 4 years
Photo
Tumblr media
Valeria Ravecca
6 notes · View notes
blogdelacuarentena · 4 years
Photo
Tumblr media
¡Nadie presta atención! La chocolatada, por ejemplo, me gusta con más cacao que leche. Las galletas, con canela en vez de azúcar impalpable. El pan, con manteca y mermelada de durazno. La polenta, sin grumos y con mucha salsa de tomate. Pero están todos distraídos, están.
Cristian Franco
4 notes · View notes
blogdelacuarentena · 4 years
Photo
Tumblr media
Envueltos en aluminio, mis días corren en blanco y negro. No son tontos; saben que está por llegar el encuentro de lo que no fue posible. En realidad, lo admito, soy yo el medio por el que transitan las horas, aunque por momentos me gustaría ser una instantánea a todo color.
Cristian Franco
4 notes · View notes
blogdelacuarentena · 4 years
Photo
Tumblr media
Un momento de cuarentena
Yanina Fernández
6 notes · View notes
blogdelacuarentena · 4 years
Photo
Tumblr media
Vanessa Ceron
3 notes · View notes
blogdelacuarentena · 4 years
Photo
Tumblr media
'Cuando la ficción se asemeja a la realidad y viceversa' - Paula Walter En este período tan raro que estamos viviendo, recordé la película 12 Monos. Me pareció tan actual que asusta. A partir de ahí, fui sumando varios detalles que terminan de darle forma a esta representación que está situada entre el año 1997 y 2003 aprox., pero que tranquilamente podría ser de ahora.
4 notes · View notes
blogdelacuarentena · 4 years
Photo
Tumblr media
“Disfrutando del silencio de las calles de San Telmo”.
Luli Bonardi
3 notes · View notes
blogdelacuarentena · 4 years
Text
Ahora
por Gabriela Szejer
ahora que las calles se quedaron mudas de gente y de máquinas ahora que la lluvia cede después de lavarlo todo ahora que los días nos encuentran frágiles parados en la nada ahora que el paisaje se sacude la niebla que lo contamina ahora que las cosas no alcanzan para armar el mundo ahora que el otoño nos niega su serenidad mansa ahora que intentamos deshacer el nudo que se armó en el pecho ahora que intuimos la respuesta a la pregunta que no quisimos hacer ahora que soñamos que corremos libres con el sol de frente
yo abro la ventana y te busco
4 notes · View notes
blogdelacuarentena · 4 years
Text
Un día más
por Gabriela Benítez
La ciudad está detenida en el tiempo. Un silencio obstinado se desparrama en las calles. Los carteles son los mismos de hace un año. Como cada día, el niño sale a buscar comida. Los animales lo siguen, lo conocen, él los alimenta, es el líder de la manada. Tira una piedra en una veterinaria; cuando el vidrio cae, los animales se abalanzan a todo lo que se puede comer. El niño sale, hace lo mismo en un almacén. Come algo y otro poco lo guarda en la bolsa que lleva. Agarra plata de la caja. Pasa por una joyería con la vidriera rota, agarra un reloj bonito de mujer. Sigue caminando, los animales vuelven a unirse a su paso, no lo dejan solo.
Recuerda el día que entraron a su casa. Unos hombres vestidos con un mono blanco cubiertos de pies a cabeza, guantes, mascarillas y gafas. Se llevaron a sus padres y a su hermanita. Le vuelve a la cabeza la imagen del lugar donde siempre se escondía para asustar a su madre. El mismo lugar que le sirvió para refugiarse y que no lo llevaran. Al poco tiempo la comida comenzó a escasear. Sabía que tenía que decidirse a salir algún día. Se fue preparando, con un palo para defenderse y un cuchillo, aunque no sabía de qué manera le podía servir.
Al salir encontró la calle vacía. Los animales acampaban en los edificios casi abandonados. En algunas casas o departamentos se veían pequeños movimientos. Estaban los que vivían escondidos detrás de puertas y ventanas cerradas. La mayoría eran niños, temerosos de salir. Una vez se cruzó con unos chicos más grandes, intentaron golpearlo, pero los animales les saltaron encima para defenderlo. Huyeron como cobardes. Nunca más se metieron con él. Los animales lo acompañan, son perros, gatos, ratas y alguna que otra especie rara. Algunas veces son más y otras son menos.
En unas de esas salidas conoció a la Abuela Cristina. Se sentó a conversar. Desde ese día está con ella, necesita su compañía. Cristina le contó que vive en la calle hace veintitrés años. Que fue costurera, trabajaba en unos talleres, se quedó sin trabajo y sin plata para pagar la pensión. Así fue como terminó viviendo en la calle. Le mostró un diario Clarín de hace un año, cuando todo comenzó, donde le hicieron una nota. Le preguntaron “¿No cree en la gravedad de todo esto?” Ella contestó “Prefiero no creer”. Él decidió hacer lo mismo, no creer. Quizás ahí estaba la verdadera medicina: si no cree, no existe. Ahora la Abuela tiene 68 años y sigue viva, la única persona mayor que vio desde que salió. Todos los días le lleva comida y alguna que otra cosa que encuentra por el camino.
—Hola Abuela, mirá qué te traje. —Saca el reloj y el dinero junto con la comida, se lo da.
—Gracias querido. Pensar que la plata era importante, ahora no tiene ningún valor. —Tira los billetes a la lata con fuego que tiene cerca. Se pone el reloj levantando la mano—. Qué bonito. ¿Cómo me queda?
—Muy lindo. Abuela, ¿cuándo te vas a dejar convencer para que vayamos a alguna casa? Nos podemos meter en cualquier lugar, están vacíos. ¿Por qué seguir viviendo en la calle?
—No sé, no quiero entrar en esas casas o negocios, son de otras personas. Estoy bien acá. ¿Por qué tengo que cambiar?
—Tenés razón. ¿Cómo fue que te dijo el periodista que te hizo el reportaje?
—“Su pobreza es fotogénica”. —Los dos se tientan de risa—. Ese día me había lavado y cambiado de ropa para que me sacaran la foto esa.
Él agarra un libro que está en el piso, se lo da.
—¿Seguimos leyendo?
El niño se olvidó cómo era leer. Ella sonríe, asiente con la cabeza, lo acaricia. Los animales se acuestan a su alrededor. Un gato sube a las piernas de Cristina, el niño se abraza a un perro blanco y se acurruca junto a ella.
—Quiero saber qué pasó con Peter Pan. ¿Vos sabés dónde queda el País de Nunca Jamás?
—Sigamos leyendo. Quizás en alguna parte diga cómo llegar.
4 notes · View notes