¿Cortesana? Estamos en el siglo veintiuno --siguió con la broma y soltó una risa. --Estaba en Italia, estúpido.

—Esto está más vacío...

Si dices que no quieres discutir con cierta persona, significa que sabes que no estás apta para hacerlo o no ganarías la discusión --dijo, sin gritar, pero lo suficientemente alta como para que la chica lo escuchara, y dio media vuelta para retirarse.

...

Sé que lo he hecho --admitió, y se rió junto a ella.

Qué aburrido...

Suspiró. Detestaba ver a las personas tristes y no poder ayudarlas, y, de hecho, ese era el caso. --Y... ¿puedo hacer algo para hacerte sentir mejor o...?

Tragó saliva, sintiendo la manera en la que la presión que abarcaba su pecho jugaba con él. Bajo la mirada, mientras rascaba el bolsillo de su pantalón con el pulgar, desechando su nerviosismo.- Bastante mal, en realidad.- Asintió, todavía con la cabeza gacha.

Apretó ligeramente sus labios y soltó un suspiro. --¿Un poco mal o un poco... muy mal? --siguió preguntando. No quería hacer que el chico se sintiera incómodo, sólo quería ayudarlo.

Se sobresaltó por la voz de la chica interrumpiendo entre el sonido ensordecedor de las personas que seguían su camino a través del internado. Volvió la mirada a ella y asintió vacilante.- Me… me siento un poco mal.- Murmuró, moviendo su mirada con inseguridad, intentando ignorar el nudo que sentía en la garganta.

--No creo que mi apariencia defina si soy o no la reina del aire.

...

--Es que... --frunció el ceño. --Eso fue cruel.

...

--¿Te sucede algo? --preguntó, a pesar de que era obvio y el chico no le diría lo que le sucedería, de todos modos.

-Joder….- Murmuró, cerrando los ojos con fuerza.

Vio a la chica gritando y soltó una sonora carcajada. Se puso detrás de ella y gritó en su oído. --¡Creo que no!

Qué aburrido...

- ¿No hay nadie interesante en este lugar, o qué?- Gritó la pregunta al cielo.

Arqueó una ceja, sin borrar su sonrisa. Estaba acostumbrada a tratar con personas como la chica. --No, pero ¿por qué no lo sería?

...

--No me digas --ironizó. --Te juro que no me había dado cuenta --se encogió de hombros, sonriendo. --Tienes que adivinarlo.

—Esto está más vacío...

--En realidad, la batichica jamás es un piojo molesto, pero como quieras, Rubio --dijo con una sonrisa, enfatizando 'jamás'.

—Esto está más vacío...

¿Dónde se han metido todos? ¿Por fin han seguido mi consejo de no ser piojos molestos y quedarse en sus habitaciones?

Acogió a la rubia en sus brazos, sonriendo. --La pregunta es, ¿por qué no lo haría? --bromeó. --Ya, está bien. El punto es que tendré una sobrina o sobrino al que no podré cuidar porque no sé cómo.

...

Negó con la cabeza, bromeando. --No sé quién es Zoe.

...

--Y entonces, ¿por qué sigues aquí?

...

Se encogió de hombros, notando su incomodidad. --Nadie te está obligando a que te quedes.

...

Negó con la cabeza. --No lo soy. Soy Zoe, por cierto. Tú eres.. --dejó un espacio para que la chica lo llenara con su nombre.

...