después de mensaje enviado al mayor, utiliza su maravilla más desarrollada para trazar su camino. cuando puede ver que se encuentra cerca de hogar, se aproxima a la ventana que tiene su habitación en piso superior.  ‘ zexian. ’  le llama una vez, aunque su tonalidad era más bien un susurro alto.  ‘ ¡zexian! ’  reitera, para que le mire.  ‘ no vayas por la puerta de enfrente, está mi abuela. tienes que subir por aquí. ’  le indica propia posición, dándole a entender que por ahí era el pase directo.  ‘ espero que sepas transmutación o será un poco…  desastroso. ’  le dice, párpados entrecerrándose.   ( @zexi4n​ )

El primer llamado se le hace una ilusión. Al segundo llamado, es que mira en la dirección de la voz. Estudia sus posibilidades, y no le gustan, paseando su mirada por la pared del primer piso hasta llegar, pues, a Yeongsun. “¿¿Quieres que escale??” inquiere, susurrando un grito devuelta, incredulidad en su rostro. “¿¿Qué te hace creer que tengo transmutación??” reclama, encogiéndose de hombros y sacudiendo las manos, como si pudiera explicar algo con ellas. Ojalá pudiera explicar con eso lo poco diestro que era para una tarea como la que se le presentaba. “¿No tienes tú transmutación? Llévame contigo.”

— Una de varias partes —confirmó, alzando la vista y reconociendo rostro contrario. Ah, el conocedor de horrores tradicionales de feria—. No, no, no tendría nada sobre lo que escribir —y jamás escribiría ficción, estaba muy alejado a su estilo. Tampoco era que se lo hubiese planteado—. Ah, ¿porque consideras tu sonrisa como atrapante? ¿O porque quieres estrangular a alguien tan seguido que aprendiste a pretender lo contrario? —tal vez el contrario tuviese una expresión bonita, pero probablemente no podría ocultar sentimientos tan negativos. Aunque mejor desconfiar al respecto—. Ah —bajó mirada al tomo en sus manos, del cuál apenas había leído el índice—. Aún no la leí, pero el libro se centra en las primeras menciones del descendum en textos antiguos, hablando sobre cómo interpretaban las diferentes culturas ese poder, de dónde creían que surgía, si tenía connotaciones positivas o negativas, cómo aprendían a manejarlo… Esas cosas. ¿Sí tienes descendum, o sólo preguntas por preguntar?

“¿Y qué hay con ese, entonces?” Señala con el mentón al aludido por palabras ajenas, antes. No está muy seguro cómo es que entra en la ecuación. “No, no. Es porque creo que puedo sonreír atrapantemente en la situación de querer estrangular a alguien.” Se le viene una persona en concreto a la mente, y el momento que compartió con él, por consiguiente, pero prefiere no compartirlo. Por el contrario, sólo ríe, como quien se ha dado atributos que no merece y lo sabe. El tontito jocoso. Claro, pronto es capaz de prestar la atención debida a su compañera, y es que el tema sí le llamaba la atención. De una manera muy superficial, eso sí, pues no manejaba la maravilla. Ese tipo de poderes le rehuían. Dicho esto, responde, “Sólo pregunto por preguntar. ¿Tú sí manejas el descendum?” Asume. “Se me hace algo tan abstracto. ¿Cómo siquiera se sabe que alguien lo maneja? ¿Cómo te das cuenta que puedes manejarlo? ¿Cómo se puede perfeccionar?” Inquiere, a sabiendas de que tal vez no hubieran respuestas; de que ella, en específico, no manejara tales respuestas. Pero a fin de cuentas, sólo creaba diálogo, exponiendo su interés. “Esos poderes tan… exclusivamente mentales — se me hacen muy curiosos.”

“¡No es malo! Tengo muy buenos amigos allí, sólo pensé que todo en mí gritaba, bueno, Embla,” murmura, quizá pensando que calzaba en una especie de estereotipo hippie. “Pero es cierto, precisamente por eso pensaron que era parte de Omashu,” porque parecía que no era normal que una de sus cantantes fuese de otro lugar que del aquelarre que le funcionaba de casa. “Están en un almacén pequeño, atrás. Después de llevar estas tendremos que volver,” explica con la mirada que se le alterna entre el camino y su acompañante. No cometería el mismo error dos veces, mucho menos si esta vez suponía quedar en ridículo. “Mmmm, me distraigo muy fácil. Empiezo algo hoy, mañana lo olvido, y al mes siguiente, cuando recuerdo que leía un libro, ya no me acuerdo cuál página era ni nada,” alza los hombros en un movimiento corto. Y no es que no disfrutara de la buena lectura, es que su mente siempre se encontraba en las nubes. Aquellos títulos que sí habían absorbido toda su atención los había leído más de tres veces. “¡Vas a recitar poesía! ¡Yo lo quiero leer!” Exclama casi al mismo tiempo que él le invita, cosa que le hace morder una risita. “Lo siento, es que claro que me encantaría verlo. También pensé en hacerlo pero… Quizá no sean muy buenos. Pero antes de que digas algo, te los puedo mostrar a ti… en otro momento. Y ahí me das tu opinión sobre si merecen o no ser compartidos con más,” al mismo tiempo llegan al stand donde su amiga estaría repartiendo aquellos libros. Cuando las cajas abandonan sus brazos, Mijoo hace algunos movimientos circulares con los hombros. No habían sido muy pesadas y aún así resultó agotador. “Andando, ¡vamos con el otro viaje!” Allí deshace sus pasos, esperando que el hombre no tarde en seguirle. Cuando se trataba de ayudar a los demás era como una hormiguita trabajadora.

“Para mí, todo en ti grita Embla,” admite, y si no fuera por las cajas, tal vez le hubiera dado un empujoncito. Se limita a entregarle una media sonrisilla, casi una mueca. Entonces mira a sus espaldas. No sabe cuántas cajas faltan, pero si debían volver a traer más… pudieron ir allí primero, y llevar más cajas. Ser más eficientes. Pero claro, todo eso no estaba entre los planes originales. “La verdad yo no me hago mucho tiempo para leer.” Al menos puede decirlo sin fingir que no tiene el tiempo, porque siempre podía hacerse tiempo para cosas que no fueran el trabajo. La cosa es que simplemente no lo hacía. “Es que… parece una gran pérdida de tiempo a veces, pasan tantas horas. No me gusta pensar así, porque sí disfruto de algún que otro libro, pero…” se encoge de hombros. Acaba por soltar un suspiro mientras vuelve a encogerse de hombros, medio riendo. “No sé — ¡Oye, espera! No dije que lo haría, dije que lo estaba pensando,” corrige, juguetón. Ojalá se sintiera detenido por la vergüenza, pero es más bien otra cosa. Algo que no entiende. Pero eso no es algo que se atreva a compartir con Jojo. No es el momento, supone. Deja las cajas junto a las demás, y su atención se enfoca en aquel aparente dolor de hombros. “La verdad, no soy bueno con la poesía. No la entiendo,” ríe. Hace el ademán de tomarla por los hombros, pero ella es más rápida que él y al final termina por arrancársele, literalmente, de las manos. Acaba sólo por seguirla, entonces, sintiéndose una versión positiva de ridiculez. “Pero bueno, ¿sobre qué es tu poesía? Siempre me dejas curioso. ¿Sabes que no me puedo olvidar de estas cosas? Al menos dime ese detalle.” Esta vez, le choca con el hombro, juguetón. Se le escapa una risilla. “¿Por favorcito?”

*                     ‘ sólo tengo este libro para ofrecer en trueque, ’ sentencia elevando el ejemplar de « 1001 formas de matar a un hombre » a la línea de visión de la persona contraria. el ejemplar está gastado, se nota que ha sido leído más de una vez. ‘ sé que la portada dice hombre, pero te aseguro que la mayoría de las técnicas son unisex. ’ 

Alza las cejas, enfocando su mirada en los detalles. ¿Diría en algún lado que era sólo un nombre sugerente que trate de algo más inofensivo o sería exactamente lo que leen sus ojos? De Morgan, parece ser la segunda opción. “¿Le has escrito apuntes en los bordes?” Sólo entonces se atreve a coger el tomo entre sus manos, aún estudiando las palabras. “¿Alguna vez le has usado?” 

“Estoy aquí, sí,” responde con varios suaves, quizá deseando en segundo plano que no fuese tan obvio ese rubor poblarle las mejillas. La manera en que el contrario inquiere sobre la razón por la que está allí, y de ese modo, no tarda en robarle risas. Cuando intenta suprimirlas los hombros se le agitan un poco. “Estoy ayudando a una amiga, eso es todo. Aunque si supieras que no siempre creen que soy de Embla. ¿Puedes creer que una vez dijeron que era de Omashu? ¿Tú creerías eso?” Camina hacia él, doblando la dirección ligeramente para pasarle por un costado y animarle que le siguiera. “Además… Me parece que Alejandría hubiera sido el último aquelarre que me hubiera aceptado. ¿Pero cómo la andas pasando? ¿Te interesa alguna de las actividades del día?”

Se hace el que no ha notado el rubor de sus mejillas, mas de todos modos hay una sonrisa levemente chueca haciéndose de sus labios. “¿Una amiga?” pregunta, repite. Reprime, sin embargo, aquel deseo de preguntar quién por no sonar demasiado intenso. “Ya, no lo digas como si fuera algo malo. ¡Pasas metida en el Mitz! ¿Quién no lo creería?” O al menos, por esa razón él pensaría algo así. En sí, para él al menos, todo en Jojo grita Embla. Supone que si su relación se hubiera forjado dentro de su querido Mitz, tendría una opinión diferente. Le sigue, entonces, con las cajas encima. “¿Dónde están las otras cajas?” inquiere, deteniéndose por un segundo, antes de seguir, dubitativo. Quizás van en esa dirección. “¿Eres muy mala para leer? Si fueras de Alejandría tendrías ese superpoder, sí. Ese para leer con el tacto o no sé.” Intenta hacer algo con la mano, pero ya que la tiene ocupada no funciona. “Tenía pensado subirme al escenario. Ya sabes, a recitar poesía. ¿Me irías a ver?”

“¡¿quince minutos?!” tiempo le parece descabellado pero lo cierto es que lleva la cabeza con demasiados pensamientos que es muy posible, últimamente se encontraba muy distraído. deja salir una suave risita ante la confesión ajena. “ah sí, podríamos, no sé… fingir que todo este tiempo hemos estado hablado… así ninguno parece el loco” menciona sacudiendo su cabeza. “no recuerdo nada de su recomendación… solo, creo, dijo algo de la vida pero podría estar mintiéndote en este momento”

“Me parece… un plan sin errores.” Y se ríe, porque no hay más que hacer en una situación tan tonta como esa. Ambos despistados, viendo libros a pesar de que no entienden muy bien nada del mundo. Se pone a leer las espinas, buscando por algo que diga vida, por último. “La vida del Lazarillo de Tormes… El amor, las mujeres y la vida… La vida invisible de Addie LaRue.” Lee los títulos que se encuentra, tocando cada libro. Vuelve al segundo mencionado, para sacarlo para él. “No sé, pero esa memoria tuya te la hizo bien difícil. ¿Estás seguro que quieres leer eso?”

Las risitas de los niños que atendían el pequeño espectáculos del cuentacuentos le distrajo lo suficiente como para no notar que se acercaba peligrosamente a alguien. Es a causa de ello que no se da cuenta cuando el par de cajas que lleva en brazos colisiona con la espalda de alguien. Una de ellas caer al suelo, mientras tanto Mijoo ya se está disculpando. “Uh– ¡lo siento! No veía por donde iba, de verdad,” los primeros segundos se muestra consternada… Cuando un pensamiento cruza su cabeza, su rostro sólo puede expresar esperanza. “Un momento, ¿sería mucha molestia si me echas una mano? Todavía me faltan otras cajas… Mis brazos se empiezan a fallar,” dedicó una sonrisa pequeña tímida, temerosa de recibir una negativa.

Antes de que ella se disculpe, Zexian ya se ha agachado a recoger la caja que cayó. No se había dado cuenta que era ella hasta oír su voz, pero ya cuando la tiene cara a cara le está dedicando una amplia sonrisa. “Estás aquí,” dice, contento de encontrársela. “Estás aquí, llena de cajas. ¿Por qué tienes tantas cajas? ¿Por qué tienes cajas, en absoluto?” Reprime una risa, pero mientras pregunta, ya le está quitando la otra caja de las manos para ponerla sobre la que ya rescató. “¿Es trabajo? Cielos, Jojo, pensé que eras Embla. ¿Vivo una mentira?” 

Una nube de polvo se alzó apenas sacó el tomo que deseaba, provocándole una serie de estornudos, los cuáles sonaron tan ridículos que ya iniciaron camino a mal humor. Era cada vez más sencillo lograr aquello— Veo que a poca gente le interesa la historia del descendum… Sea lo que sea que esté firmando aquél tipo, es claro que no tiene nada que ver con esto, con esa cantidad de personas esperando… —observaba al fondo de la habitación, donde un hombre sonriente se sentaba junto a una pancarta de él mismo—. Seguro escribe sobre alguna estupidez. ¿“Cinco formas de mantener una sonrisa atrapante pese a querer estrangular a alguien”, o algo por el estilo

“¿Y este tomo que tienes aquí es sobre la historia del descendum?” Inquiere, ahora que está con ella. Se vio atraído hacia ese lugar por la seguidilla de estornudos, sólo para encontrarse con su amiga del puesto, aquella que conocía tan poco sobre los insalubres manjares de la feria. “Cuidado, suena a que quieres tener tu propia seguidilla de lectores. ¿Eres autora?” Se interesa, genuino. “Yo podría escribir eso, lo de la sonrisa,” bromea, riendo en silencio mientras observa al mencionado. Parece muy orgulloso de su trabajo. “Y bueno,” voltea hacia la otra, media sonrisa en el rostro y manos en los bolsillos. “¿Qué hay con el descendum? ¿Cuál es su historia?”

          mueca displicente denota su incomodidad ante la situación que se presenta frente a él. por un lado, infante llora encaprichada con el juguete nuevo que rui le ha quitado; por el otro, el pequeño gato que servía de entretenimiento a la bebé ahora juega a romper la cadenita que decora su muñeca. él, se mantiene en una encrucijada: ‘ ¿debería darle el gato para que deje de llorar, o eso sólo le alentaría a creer que a través de estos escándalos obtendrá lo que desea? ’

De toda la escena, lo que roba la silenciosa carcajada que se disfraza en su sonrisa, es el rostro ajeno. “Pobre gatito,” dice, acercándose a Rui y, por consiguiente, al felino, sobre el cual van a parar primero sus dedos. “¿Por él llora la niña? ¿O le dijiste algo? Es que en ciertos niños las palabras funcionan, pero no mucho si ya le has dicho algo que le hizo llorar.” O al menos, así era en su experiencia, que no era mucha. Sólo la suficiente para poder decir con certeza que le gustaban los niños. También le gustan los gatos. “Pero igual es conocido que los niños y los gatos no se llevan muy bien, a menos que tengan cierta conexión.” Entonces le mira, un semblante relajado a pesar de lo tenso que le hace sentir la niña llorando cerca. “Espero que no te dé mucho la impresión de que sé exactamente de lo que estoy hablando, pero supongo que te puedo ayudar, si quieres. Apostaría cualquier cosa a que quieres un poco de ayuda.”

suspira bajando su brazo, altura no siendo suficiente para alcanzar tomo que desea sin importar cuántos intentos ofrezca a la tarea. vista no se aleja de objetivo, aunque logra dar con sonido de pasos cercanos. ‘ oye. ’ intenta llamar atención de recién llegade. ‘ ¿podrías alcanzarme ese libro? ’ indaga a persona en cercanía, señalizando  hacia arriba y dejando que finalmente vista se dirija a facciones compañeras.

“¿Este?” Pregunta, pero antes de conseguir una respuesta, ya está sacando el que cree que le ha pedido. Se lo ofrece, sosteniéndolo de una esquina, con una pequeña sonrisa. “¿Cómo es que sabes que es ese el que estás buscando?” Inquiere, de curioso. “No quiero insultar tu altura, no es por eso que pregunto, pero el título está muy desgastado... ¿Cómo lo leíste desde ahí?” Él mismo mira al lugar que ahora está vacío. Un libro en los estantes más altos, tenía una espina similar y él no podía distinguir las letras. Tal vez se estuviera quedando ciego. “En este lugar sí que es útil la telekinesis. ¡Mira esa altura!” 

‘ no…no pretendo juzgar a quienes se suben al escenario, pero — uh… ’ atención se concentra en pareja recitando un poema acompañado de algo que se podría describir como mímica ‘ no…no entiendo qué pretenden expresar. ’

“Creo que es como cuando bailas en alguna fiesta sintiendo que sigues el ritmo de la música, pero luego te ves en algún video y te das cuenta de que... no te mueves como crees que te mueves.” Asiente lentamente, su mirada no se ha despegado, de momento, de la persona sobre el escenario. “Estoy seguro que sabe y siente lo que dice, pero su cuerpo ha dicho: Nope, hoy no. Igual le aplaudo por intentar.” Y no habla figurativamente. Alza los brazos y le dedica algunos aplausos. 

“perdona pero… ¿cuál era el nombre del libro que me dijiste?” vuelve a preguntar por tercera vez con la mirada fija en la estantería. la lectura nunca había sido lo suyo pero se prometió a sí mismo mostrarse más interesado en ello por razones personales. aún así, pese a ser su cometido estaba demasiado distraído y aunque pidió recomendación a alguien de aquelarre anfitrión, no prestó mucha atención. por ello ahora se encontraba hablándole a la nada o bien, dirigiendose a alguien que no era. “¿hm, la vida de qué…?” se gira al no obtener respuesta y se encuentra con alguien completamente diferente.  “ah… juraría que había alguien más aquí antes, ¿cuanto tiempo llevo hablando solo?” 

Zexian mira a su alrededor. No recuerda haber dicho ningún nombre, pero sí ha estado pensando en suficientes títulos como para convencerse de momento que ha dicho uno involuntariamente. El tema se soluciona, sin embargo, cuando no hay título que se le venga a la mente que empiece con esas palabras. Las carcajadas al final llegan cuando la confusión ajena se revela. “Mira, desde que estoy aquí no veo a nadie más... Así que ¿Unos quince minutos?” responde. “Pero, si te hace sentir mejor, pensé que yo te había hablado y no me acordaba, así que... no te estuve creyendo loco todo este rato. Más bien al revés.” Cierra el libro que había estado leyendo por encima, para hacerse de uno nuevo. “Creo que hay muchos títulos con eso de La vida. ¿No te acuerdas de algo del autor o algo?” 

💌 [zexian]

haram: no lo sé, ¿unos 3 años?

haram: tal vez lo hago...

haram: pero tienes esta curiosa habilidad de siempre encontrarme

haram: es broma, ¿cómo podría huir de ti?

haram: vaya... ¿y pudieron deshacerse de él? seguro he leído algo en la biblioteca al respecto...

haram: no estuvo mal... me embriagué un poco, vi las medusas, en realidad no puedo quejarme

zexian: Yo diría que unos 5, como mínimo

zexian: No lo olvidaré, Haram... Esto será una herida en nuestra amistad por la eternidad SNIF

zexian: La abuela de mi amigo nos ayudó, una bruja muy interesante.

zexian: ¿No cometiste ninguna estupidez con el alcohol? La verdad es que estuvo muy bien como descanso

zexian: ¿Nada de resaca?

💌 ( zexian )

Jojo: Intento hacer control de daños pero parece que no me ha salido muy bien jajajaja

Jojo: Tengo cosas por decirte pero no me gustaría que fuese ebria... Sólo quiero que sean en un momento decente

Jojo: Ay Zexian TT

Jojo: La resaca está... moderada. No moriré!! Eso ya es una ganancia. ¿Cómo te sientes tú? Lo último que recuerdo es que tenías mucha carita de sueño...

zexian: ¿Control de daños? Suena a que te portas muy mal cuando bebes, Jojo. ¿Qué escondes? 😏

zexian: ¿Qué tipo de cosas? No me dejes pensando en eso, por favooooor~

zexian: Yo me siento fantástico. Te puedo mandar algo de poción anti-resacas, si gustas. No es porque la haya hecho yo, pero me queda perfecta 👌.

SMS / número desconocido.

hyungsik: buenas tardes, me gustaría ordenar una pizza mediana.

hyungsik: que sea napolitana, y queso extra.

hyungsik: ¿tienen postres?

zexian: En nuestra carta consideramos una pizza napolitana como tomate, queso y albahaca, pero por elegirnos le permitimos añadir un (1) ingrediente más!!

zexian: El más popular entre nuestros clientes es pollo!!

zexian: Como parte de nuestra carta de postres, tenemos variedad de helados, tortas, mousses y cheesecakes.

💌 ( zexian )

Jojo: Dios mío, lamento mucho todo lo que dije anoche TTTT

Jojo: Bebí tanto y seguramente hice el ridículo...

Jojo: ¿Dije algo vergonzoso? ¿Inapropiado?

Jojo: No!!!!!! No me digas

Jojo: No recuerdo la mitad de las cosas, y creo que estoy parcialmente agradecida de que así sea...

zexian: No puedes simplemente lamentar lo que dijiste y luego preguntarme qué fue

zexian: ¿O acaso tienes cosas por decirme que sabes que lamentarás? 👀

zexian: De todas formas, no acepto ningún tipo de disculpa

zexian: ¿Cómo está la resaca?

💌 [zexian]

haram: no te vi anoche

haram: ya se me hace raro no verte cuando busco un rato de soledad en estos eventos

haram: ¿pasaste un buen rato?

zexian: ¿Desde hace cuánto no nos vemos?

zexian: Comienzo a pensar que huyes de mí

zexian: :((((((

zexian: Pero sí, supongo que pasé un buen rato

zexian: Aunque con un amigo encontramos un amuleto con mala suerte...

zexian: ¿Qué tal tú?