bueno aprovecho mis 5 minutos de pc para despedirme de ustedes, gracias por tolerar a mis giles en este tiempito~ mi indie actualmente está vacío y poco serio y me da vergüenza dejarlo, pero lo haré de todas formas por si alguien quiere rolear algo (excepto eunjae)~ @defrps

Lin Yanjun - Self Introduction 

¡Buenas tardes! Somos tus locutores favoritos de las cinco, dados los últimos acontecimientos, ¿estás a favor o en contra de las protestas en el interior del campus? ¿por qué?

“Me gustaría apoyarlos, porque creo que los talleres que necesitan más atención podrían utilizar bien la ayuda extra que ofrecen los directivos.” Son éstos últimos los que están actuando mal, desde el inicio, y que continúan haciéndolo con el modo en que deciden negarse a ofrecer una solución que deje a todos contentos. Hasta el momento, sólo los ha visto actuar para proteger a los estudiantes, pero no para evitar que sigan atacándolos. “Sin embargo, no puedo hacerlo, porque no coincido con los métodos que algunos de ellos están utilizando para manifestarse.”

kngjiae‌

“Estamos en un espacio completamente abierto, por lo que estoy segura de que como tú, muchos otros han visto a quienes dejan estos mensajes. Y también otros se acercan a los miembros para hacerles comentarios, o cargan carteles con ellos. Por cierto, algunos muy originales.” estaba segura de que quienes estudiaban arte o se encontraban en aquel club eran los responsables de aquellos. De hecho, había tomado videos y fotografías, y tan fresca como se la notaba con todo el asunto, volvió a tomar su teléfono mientras pronunciaba: “Tengo aquí algunas imágenes para que compruebes.” a la joven le resultaba imposible tomar con seriedad el hecho de recibir comentarios negativos, miradas de repudio o incluso pintadas contra su persona; para ella no eran más que situaciones cotidianas que todos habían enfrentado en menor o mayor medida a lo largo de su vida. “¿En verdad deseas poner de ejemplo a Dasom, Yu Bin? Deberías enterarte de que tuvo palabras pocos felices para quienes no tienen oportunidad de presentar su talento tan abiertamente.” no pudo evitar resaltar el claro error del muchacho, su sonrisa ensanchándose ante la oportunidad de resaltar las actitudes que tanto le desagradaban (tal vez porque entonces no pertenecía al grupo de privilegiados). “Ha tratado de poco inteligentes a quienes hasta ese momento se mostraban inconformes con los tratos de los directivos, y hasta ha hecho referencia a neuronas ajenas. Tampoco puede culparse a quienes hayan decidido ser más rudos para con sus comentarios sobre ella.” lo observa por un momento como triunfante, y en realidad su mirada no abandona rostro ajeno siquiera ante movimientos cercanos (al acecho de cualquier muestra de mayor alteración en carácter). “¿Y por qué no se habla algo más de la razón tras todo esto? Todos colocan el foco sobre sufrimiento de hasta quienes el momento no han pensado demasiado en los ignorados. Si no fuese por todo este alboroto, seguirían en las sombras, pero vemos que nadie está dispuesto a tener ese tipo de conversación.” de pronto su mirada se desvía a pantalla de móvil, una nueva notificación distintas a las de su kakaotalk llamando su atención. “Y tampoco a otorgar posibilidad de nuevos actos, porque siendo parte de los grupos es claro que tienes alguna llegada a dirección.” y si era (una porción de) demagogia lo que hablaba, jamás llegaría a conocerse. 

Está al tanto de que lo que dice la contraria no resulta del todo cierto. La residencia fue pintada de madrugada, uno de los integrantes de la squad tuvo que enfrentarse a alguien que susurraba cosas a sus espaldas — es evidente que, si bien puede que no sean todos, el grupo de protestantes está lleno de cobardes. Y sin embargo, está claro que la postura ajena, tanto como la propia, resultan firmes. Le parece una pérdida de tiempo contradecir todo lo que diga, no hará más que convertir aquello en una discusión eterna. “En verdad pareces estar disfrutando todo esto — supongo que no todos podemos simplemente ignorar a la gente que no nos agrada.” Ensañarse con ellos hasta el punto de la obsesión parece ser una opción que varios eligen, puede apostar que se está manteniendo entretenida gracias al grupo que afirma repudiar. “¿Lo dices por sus comentarios en la radio?” Tuvo la oportunidad de escucharlos, al fin puede sentirse en sintonía con la cantidad de información que parece manejar la contraria sobre otros miembros del alumnado. “Es tu interpretación, supongo — yo lo tomé como una crítica a sus acciones, que no están siendo las más acertadas, además.” Las noticias que más trascienden son aquellas que hablan sobre la actuación agresiva de los protestantes, opacan por completo su causa, y fallan al capturar la simpatía del resto de los estudiantes. “Exacto, y eso demuestra que no son los más hábiles a la hora de organizar cosas como esta.” Y es que, para empezar, sospecha que ni siquiera están organizados. Actúan por separado y como le parece mejor, lo que sin duda alguna termina perjudicando a aquellos que, afectados por los privilegios de los que se quejan, defienden la causa y repudian los actos de violencia. “Si fuesen los directivos los que están recibiendo pintadas fuera de sus despachos, o si se estuviera exigiendo que ellos abandonaran la universidad y renunciaran a sus cargos, todo esto tendría un poco más de sentido.” No puede más que pensar que aquellos que atacan a la segunda squad tienen razones distintas para hacerlo, motivos personales, un desprecio que poco tiene que ver con la muestra artística o los talleres que representan. “¿Y qué les impide formar un nuevo grupo?”

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si  se  esforzaran  más  en  sus  respectivos  talleres  en  vez  de  ir  por  ahí  queriendo  cortar  cabezas,  quizás  se  darían  cuenta  que  las  supuestas  injusticias  son  inexistentes.  ¿privilegios  por  cargar  con  los  nombres  de  su  familia?  probablemente,  pero  no  quita  el  hecho  de  que  también  se  esfuercen  por  salirse  del  apellido  y  brillar  por  ellos  mismos.    ❛  no  he  tenido  tiempo,  tampoco  me  resulta  cómodo  comer  con  tantas  personas  juzgándome.  ❜    debería  estar  acostumbrado  a  ser  el  foco  de  atención,  pero  resulta  extraño  serlo  cuando  está  a  mitad  de  su  almuerzo.    ❛  ¿estás  seguro?  puede  que  impriman  una  foto  tuya  y  le  dibujen  cuernos  también  si  te  ven  con  el  enemigo.  ❜

“Deberías apresurarte a comer algo, entonces — te sentirás mal si no lo haces.” Su cuerpo se encarga de recordarle, cada vez que olvida o retrasa el almuerzo, que necesita ingerir algo de glucosa. La idea de imaginarse con cuernos rojos y críticas a un costado de su rostro no puede sino causarle cierta gracia, logrando que una sonrisa se forme en sus labios. "Tan infantil”, comenta, en referencia a las fotografías decoradas y a la imagen que se forma en su cabeza; niega, esperando que aquellas ideas se borren de su mente. “Me vendrían bien, a decir verdad — un cambio para esa imagen angelical que parezco haberme creado sin darme cuenta, ya son varias las personas que se decepcionan al conocerme.” Eleva los hombros, lo cierto es que no podría importarle menos que se lo considere partidario del grupo que todo el mundo se encuentra acosando. 

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Un bajo suspiro escapa de entre los labios carmesí de la muchacha, incrédula de estar perdiendo su tiempo con alguien que no tiene conocimiento alguno del asunto que había sido abordado. “Debe gustarte mucho el tono de tu voz entonces, ¿no crees?” ella, al menos, habla con fundamentos. “Aguarda, ¿en realidad no me conoces? Porque pareces hacerlo por todo lo que mencionas.” supuestos y más supuestos la rodeaban, pero Jiae encuentra placentera la reacción que comienza a notar en el muchacho (se ha rendido al fin con su fotografía), aquello quedando claro en la curva que ahora adornaba sus labios. Creía humor contrario alterado, y es que lo que había logrado escuchar sobre el deportista no coincidía en absoluto con quien le hablaba. “Pero una vez más, descuida, ayudaré en algo a tu pensamiento tan lineal.” y entonces finalmente deja que su mano descienda para guardar teléfono móvil. “Un enamoramiento sería la única causa inteligente por la que defender tan fervientemente a estas personas.” después de todo, dichos sentimientos eran imposibles de controlar. “¿Sabes que la mayoría se encuentra en contra de las becas o les da igual? Es decir, si fuera por ellos tú no estarías aquí. Además nadie está atentando contra su integridad física, no hacen más que exagerar.” alza la mano en un gesto que resta absoluta importancia a la cuestión, su tono tan liviano como la acción. “Esto no es más que temporal, y si no pueden con tanta presión lo mejor es que se hagan a un lado.” existían mayores problemas en la vida que actos de rechazo.

“Bien, si lo que dices es cierto, ¿no te parece igual que el hecho de que hagan pintadas y otras cosas cuando nadie está ahí para verlo?” Aunque no se encuentre hablando del mural que se haya a espaldas de la muchacha, alza la mirada hacia él; de igual forma, resulta un buen ejemplo. “Bueno, supongo que soy tan culpable como el resto por eso — no dejaré que eso defina si amo u odio a nadie, sin embargo.” Se puede llegar al extremo de convertirse en fanático u opositor de alguien a quien ni siquiera se conoce, y si debe pecar de lo que se le acusa una vez más, asumiría que ese es el caso contrario. “Aprecio tu opinión, pero seguiré actuando de la manera en que me gustaría que lo hagan conmigo.” Y cree que no provoca ningún daño al hacerlo, como quizá lo haría al abstenerse a opinar (que es casi como avalar aquello con lo que no concuerda).” ¿Y cuál es una razón válida para atacarlos?” Más que invitarla a reflexionar, intenta en verdad comprender cómo piensan los que minimizan los efectos de sus propias acciones. “Y algunos de ellos también son becados — Dasom, por ejemplo.” No sabe si ese dato se escapa a aquellos que aparentemente ha logrado recolectar, o si elige a propósito ignorarlo. “Y la vi bastante afectada por todo este asunto, hablando de ella — lo cual, por cierto, me parece válido.” Son innumerables las maneras de reaccionar ante una misma situación, y no considera una más válidas que las otras; después de todo, nunca puede saber por completo qué es lo que lleva a los demás a experimentar las cosas de cierta manera. Otra vez, considera que la contraria escasea empatía en su forma de analizar la situación. “Honestamente no creo que lo hagan, pero espero que puedas disfrutar de cualquiera sea el beneficio que te traiga que los sometan a presión.”

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Él no es un tipo de peleas, pero tampoco es un tibio que no cuestiona ni se enfrenta a sus privilegios cada que puede. Las acusaciones y desafíos a su intelecto en base a abusos de poder que ni como grupo, porque no lo necesitan, efectúan probablemente sea un motivo para atosigarlo. Pero nunca para descarrilarlo. Toma unos cuantos pasos hacia el frente, guardando las manos en sus bolsillos. No se inmuta del alrededor, sólo de quien muy valeroso reafirma sus palabras: Que ahí va el niñito inútil que sólo recibe lo que tiene por guapo y adinerado. “Genial. ¿No estarás intentando pelear porque no cumples con los factores que según tú determinan mi lugar? No estás siendo diferente a ellos. Qué pena…” Alza los hombros y extiende las comisuras en una sonrisa ladina muy tenue, dándole un último vistazo antes de dar otra vuelta sobre su eje y seguir su camino. Pero se detiene un momento frente a la única otra voz que se ha hecho clara en su campo sensorial; “Tiene toda la razón, no lo vale ni un momento. Gracias por recordármelo” dedicándole una sonrisa un poco más cálida.

Están bastante claros, para Bin, los motivos que han dado origen a aquella pelea. Personas que se manifestaran en contra de las squads e, incluso, de miembros específicos de éstas, siempre han existido. Puede que aquella sea, sin embargo, la primera oportunidad que hayan encontrado de alzar la voz para oponerse a ellos. Le tranquiliza descubrir que el contrario no parece dispuesto a llevar la situación a un terreno de mayor agresión, a pesar de los evidentes intentos por parte del otro involucrado. “Es bueno saber que lo entiendes — eh, ¿necesitas que te acompañe?” Conociendo los últimos sucesos, no puede evitar ofrecerle su compañía. Puede que sea completamente innecesario, o hasta exagerado por parte de las autoridades, pero también es posible que las cosas se estén saliendo de control y que seguir sus instrucciones y recomendaciones sea una buena idea.

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❛  lo  normal,  que  deberían  expulsarnos.  ❜    como  si  no  fuese  por  el  dinero  donado  por  sus  familias  el  que  mantenía  todo  en  orden.  da  vueltas  a  la  lata  un  par  de  veces  antes  de  guardarla  en  su  mochila;  deshecharla  cerca  podría  terminar  en  alguien  más  utilizándola.    ❛  no,  gracias.  no  tengo  apetito.  ❜    sacude  su  cabeza  para  darle  más  fuerza  a  sus  palabras.    ❛  imagino  que  tu  habitación  no  fue  arruinada  también,  ¿o  sí?  —  como  sea,  no  dejes  que  te  retenga  aquí.  ❜

“Es... completamente exagerado.” Ni siquiera intentando ponerse en el lugar de aquellos que padecen la frustración de ver sus talleres al borde del cierre consigue comprender los motivos que desatan tanta ira en contra de los del grupo contrario. “No sabía que los talleres eran tan importantes para algunas personas”, admite, frunciendo el entrecejo. La expresión se relaja después, pero sus labios forman una fina línea. “¿Ya has comido algo hoy?” Es fácil sentirse observado en cada rincón de la universidad, no le extrañaría que no se haya sentido lo suficientemente cómodo en el comedor o en la cafetería. “Ah, no — les costaría un poco de trabajo llegar hasta ahí”, sonríe. “¿No quieres venir conmigo? Tal vez te sirva para comenzar a habituarte, sospecho que la residencia será de ustedes el mes que entra.”

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Su mirada vuelve a detenerse de forma fugaz en el colorido mural tras ella, algo que en su opinión vuelve pintoresca la fachada de la facultad. “Humillante es la forma en que algunos miembros se escabullan en público mientras que por detrás de los demás realizan comentarios varios.” una actitud hipócrita que más de un alumno compartía con quienes en la vida diaria no creían sus pares o formaban parte de su grupo. Sin embargo, ella no estaba libre de pecado. “Pero no te preocupes, entiendo que no todos puedan apreciar el arte y algo de entretenimiento.” claramente, el joven frente a ella pertenecía al grupo de aburridos e insulsos estudiantes que paseaban por el campus con cara larga. Jiae consideraba que faltaba vitalidad en el ambiente, y los actuales sucesos (junto con ocultas intenciones) animaban su espíritu inquieto. “Queda claro porqué no existen comentarios junto a tu retrato tampoco.” en lugar de guardar su teléfono, volvió al intento por hacerse con una foto decente, comentando al pasar: “¿O es que acaso no quieres que algún enamoramiento tuyo tenga rumores sobre su persona en las redes?”

Como primera reacción a las palabras ajenas, eleva los hombros. “No sé de qué estás hablando, no estoy tan enterado de lo que los demás hacen con sus vidas.” No cree que haya motivos por los que deba saber lo que ocurre entre los miembros de otros grupos, y en realidad, duda que pueda estar hablando del suyo. “Sí, puedo notar que diferimos en un aspecto o varios.” El que acaba de mencionar, por ejemplo — no se podría imaginar a sí mismo interesado en lo que sucede en la vida de desconocidos. "¿Ves? Ahí hay otro — yo no estoy tan enamorado de la idea de llamar la atención, pero... las cosas están funcionando a tu favor, si tu plan es hacerte conocida a través de otros.” Ser una fanática más no es suficiente para llamar la atención, si es lo contrario lo que se propone, puede que consiga ser exitosa. “Ah, por supuesto, los enamoramientos son otro asunto de interés para los chismorreos, ¿no?” Asiente, creyendo comprender en parte el razonar ajeno. “Es algo más aburrido, lamentablemente — empatía.”

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“¿…Por unas gotas de agua?” Deja de mirar aquel tipo para ahora fijarse en el recién llegado. Poco a poco su expresión pasa de la indiferencia a la incredulidad, llevando consigo ambas dejas arqueadas y unos labios entreabiertos a punto de vomitar cualquier verborrea. Pero no puede. Quizá en el momento son tantas cosas las que le revolotean en la cabeza que es imposible filtrar un sólo hilo de ideas. Dasom vuelve a mirar hacia adelante, baja el termo, y una vez más hacia Bin. “No son sólo unas gotas de agua. Mira su actitud” la mandíbula tensa y las palabras apuradas entre sus dientes son signos de que la molestia no hace más que aumentar. “Porque al fin y al cabo es lo único que esperan todos, ¿no? Que me lo tenga que tragar para seguir siendo blanco de media universidad porque hasta defenderse está mal.”

No es difícil que note el hartazgo que parece cargar consigo la integrante del squad que se encuentra recibiendo la peor parte de aquel conflicto. “Lo sé, perdona, hey — estoy de tu lado, ¿sí?” Puede que sus palabras hayan dado a entender lo contrario, y es por ello que cree necesaria la aclaración. “Sé que sus intenciones no fueron buenas, y que ninguno de los que están aquí tiene buenas intenciones, ¿verdad? ¿Qué es eso tan interesante que esperan ver, o grabar?” Alza la voz, ahora dirigiéndose a las personas que permanecen atentas a los movimientos de los involucrados. “¿Vas a darles el gusto?” La atención ahora se vuelve hacia Dasom, y como si esperara una respuesta negativa, ladea ligeramente su rostro en dirección a la salida. “No sé hacia donde estabas yendo, pero te puedo acompañar.” 

Le llama la atención, inevitablemente, ver a la contraria posar frente a un cartel que no puede sino considerar infantil. No logra comprender del todo el sentido del humor que mueve a aquellos que se oponen al sistema que caracteriza a la universidad (está seguro, después de todo, que no todos cuentan con motivos personales para ello). “¿Quieres que te relacionen con ese cartel?” Frunce los labios, no considera aquello algo que nadie querría: “Sería como... auto-humillarte.” No le parece una obra de la que estar orgullosos, después de todo. Y sin embargo, su opinión y su posición en el conflicto que se ha desatado tiene mucho que ver con aquello. Es posible que los autores de las protestas y pintadas en distintos puntos de la universidad coincidan o incluso celebren la creación.

Con su móvil en alto, la joven buscaba el mejor ángulo (y una impecable iluminación) para la que se convertiría en su más reciente actualización en redes sociales, fantasma de una sonrisa curvando sus labios en forma pícara. Un enorme cartel con los rostros de miembros de squad se encontraba detrás de ella, cada uno decorado con reciente tinta roja formando cuernos, distintas figuras y/o chismes recolectados al azar (en su bolso una pluma con misma tonalidad). “¿Podrías tomarme una fotografía?” termina por rendirse y llama atención de contrario en tanto ofrece su móvil, insatisfecha al observar que no podía lograr que el llamativo mural se viese por completo. “No quiero arruinar la estética increíble. Ah, y si es posible, que se observe bien este comentario.” señala a uno en particular a su derecha; comentario sobre vergonzosa actitud en fiesta.

Ha perdido la cuenta de la cantidad de situaciones similares que se repiten en cada corredor. Basta con tener opiniones opuestas para dar lugar a un debate, y pocos son los que logran mantenerse en el tono calmo de un simple intercambio de opiniones. Intenta no interferir en la mayoría de ellos, no es hasta que las cosas están a punto de ir un paso más allá que decide interceder, como es el caso de la escena que logra presenciar. “Hey, tranquilo, no creo que esto valga la pena.” Apoya una de sus manos en el hombro de quien resulta víctima en la situación, dándole la espalda a la otra persona involucrada. Un murmullo se alza alrededor, proveniente de los curiosos que se detienen a observar la escena. Sospecha que aquello no puede sino empeorar la situación, es más difícil retractarse cuando hay tantos ojos atentos a lo que ocurre, y adivina: el tercero repite una vez más las palabras que ha dicho a espaldas del contrario, casi como una provocación.

Luego de la fiesta de San Valentín, y los consumos desmedidos que la fiesta trajo consigo, su cuerpo le jugó una mala pasada que acabó en una visita a sus padres, el médico y tres días de reposo. Frente a los sucesos que no ha podido visibilizar con sus propios ojos, al llegar a su habitación y ver el desorden que ni su compañero ni él han provocado desata en él una furia que no muchas veces le habita. Pero no es ese el problema, cuando con el día restante de descanso puede dedicarse a reacomodar los interiores y limpiar con el líquido pertinente, sino el caos que atesta los corredores de la universidad en contra de los suyos los días siguientes. Con lo confrontativo que es, al primer susurro que oye sobre sí lo hace dar media vuelta y encarar al dueño de la voz poco estable. “¿Serás tan audaz de repetir lo que dijiste o la falta de agallas para enfrentar a la dirección tampoco te deja ser frontal conmigo?”

A más de uno le molestaría descubrir lo mucho que se aburre en la residencia golden. Más allá de tener una amplia variedad de cosas por hacer ahí, últimamente se encuentra tan desierta que la siente más grande de lo que es, demasiado para una única persona. Es por eso que, desde hace días, ha tomado la costumbre de visitar a amistades y conocidos en la residencia estándar. Su más reciente compañía se ha dormido, y en la tarea de regresar al encierro es que se cruza con una posible excusa para demorarse. "La imagen de aliado de la ley me perseguirá de por vida, huh.” Es consciente de que ni siquiera lo ha mirado, haciendo difícil que lo reconozca, y mucho más que lo asocie con su rol en la última fiesta. “No creo que puedas contar con el silencio de todos los que pasen por aquí — ah, creo que ahí viene alguien.”

La incomodidad persiste donde sea que vaya. Y, para alguien que ignora sus problemas esperando a que (los) desaparezcan por arte de magia, encuentra dificultades para llevar a cabo su táctica cuando un graffiti la recibe cada vez que entra en su dormitorio. No puede fingir que no está ahí. Pese a jurarse inmune a lo que lee, ingresa sólo para recoger la pintura en aerosol que guardaba en su armario (entre los materiales para el taller de pintura) y, en cuestión de minutos, sale para posicionarse delante de su habitación. “Ni se te ocurra amenazar con delatarme.” la seriedad no es habitual en su voz, pero en esta oportunidad está ahí. Desconoce a quien pertenece las pisadas que acaba de percibir o qué propósito la/o motiva a pasar ahí, pero imagina que sus materiales hablan por sí solos respecto a propias intenciones.

Logra presenciar el instante en el que el incidente se produce. Momentos como aquel dejan en evidencia las claras tensiones que últimamente se viven en los corredores de la universidad. Está seguro, en otra oportunidad, un poco de agua no habría generado una discusión como la que presencia. Sin poder evitarlo, opta por acercarse tan pronto como reconoce a una de las partes. “¿Todo en orden?” No pretende inmiscuirse o subestimar las capacidades de la muchacha para defenderse por su cuenta, quizás demasiado acostumbrado a encontrar a otras jóvenes incómodas con la idea de ser relacionadas con el tradicional papel de damisela en apuros (y ella tampoco parece encajar con él). Sin embargo, desea mostrarle apoyo. “No armemos un problema por unas gotas de agua.”

Cuando la cinta caminadora pitó marcando el tiempo establecido, Dasom pudo abandonarla de un salto. Tomó entonces la toalla que había dejado colgando de uno de los brazos y, dirigiéndose hacia los vestuarios, se frotó la tela contra el rostro para retirar el exceso de sudor. Bien podría tomar una ducha antes de salir, pero la idea de seguir soportando las miradas insistentes del resto del alumnado hizo que lo pensara dos veces, sacara sus pertenencias del locker y abandonara el gimnasio con la mochila colgada al hombro. Sin embargo, no contaba que en su camino hacia la salida un leve tropezón le hiciera detenerse y que, además, lograra que vertiera agua de su propio termo sobre su camisa. Antes de levantar la vista escuchó quejas, palabras como ‘¿tú otras vez?’ que le hicieron tensar la mandíbula. Los acontecimientos de la protesta estaban poniendo a prueba su paciencia. “¿Y qué quieres que haga si no puedes ver por donde caminas?”

“Ah, a este ritmo toda la universidad aparecerá pintada — ¿qué estaban pintando?” Ha sido una suerte que haya logrado interceptarlo, pero le parece difícil que logren encontrar y detener a todos los que se dispongan a hacer algo como aquello. “No, me senté aquí a terminar mi merienda”, señala la caja de rosquillas en su regazo. Ha probado una, y ha decidido que es suficiente para reponer la falta de almuerzo. “Ya estaba por irme, en realidad — últimamente voy desde mis clases a la residencia, y viceversa. Se siente incómodo estar en... cualquier otro lado”, admite. “¿Quieres?”

intenta  mostrarse  calmado,  despreocupado,  pero  en  el  interior  sólo  puede  preguntarse  cómo  lidiarían  su  abuelo  y  su  padre  con  una  situación  como  tal.  él  está  al  borde  de  explotar,  por  supuesto,  su  paciencia  rozando  los  límites  del  pequeño  vaso  imaginario  que  la  representa.  con  la  mirada  puesta  sobre  la  lata  de  aerosol  que  le  ha  quitado  a  alguien  minutos  atrás,  se  deja  caer  sobre  una  banca  cercana.    ❛  ¿qué  sentido  tiene  arruinar  un  espacio  público  que  todos  utilizan?  ❜    pero,  en  realidad,  poco  le  interesan  las  instalaciones  del  establecimiento.    ❛  ah  —  ¿estabas  esperando  a  alguien?  ❜

Separa la mirada de las hojas desparramadas frente a él en cuanto aquella voz interrumpe su lectura (no es que pensara que Starbucks era un buen lugar para ponerse al día con aquella materia, de todas formas). ”¿Uhm?” Tarda en comprender a qué se refiere, su mirada tardando en encontrar los famosos carteles que decoran la cafetería. “Ah, sí — entiendo por qué les parece injusto, aún así.” De estar en su lugar, se sentiría del mismo modo: tienen que esforzarse el doble para conseguir lo que a ellos les es ofrecido en bandeja. “Lo peor de todo esto es que a los directivos no parece importarles — ¿esperarán a que las cosas se salgan de control para hacer algo?”

ve carteles que decoran rincones de la universidad, escucha fuertes vociferaciones, mensajes cargados de odio que en cierta parte comprende, pero ¿son ellos quienes deben pagar por consecuencias administrativas? no le parece. un suspiro pesado se escapa de sus labios, antes de beber un sorbo de opaca bebida. ‘ es un desastre todo esto, ¿no?  — ’ pronuncia, cayendo sobre asiento al costado de interlocutor, acomodando ambas manos sobre la mesa de madera de la famosa marca de cafeterías. ‘ los carteles tienen anotados a los culpables equivocados ’  continúa, poco le importa entrar en una disputa verbal con el tercero, sabiendo que seguir escondiendo sus pensamientos sólo la haría cargar más estrés. 

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“Ah, claro, eso ha sido muy superficial de mi parte–” pero realista, ¿no? Cuando la gente no se interesaba en lo que ellos pensaban que podías ofrecer, era más que obvio que te abandonarían. La rubia sabía bastante de ello si llevaba la metáfora hacia otros aspectos. Sólo recientemente se había deshecho por completo de la necesidad por complacer. “Bueno, está bien, no he dicho nada. Cero fanclubs, cero chocolates por montón.  No sé por qué iamginaba que serías diferente. Un poco menos… ¿honesto? ¿quizá?”

“¿Abandonarías a tu ídolo porque tiene un par de granitos, uhm?” Es claro, por el tono que emplea al hablar, que no aprueba demasiado aquella (sospechada) actitud por parte de la muchacha. “Supongo que lo lamento”, entrecierra los ojos, porque no está seguro de estar tomándose aquello del modo en que debería: ¿acaba de decepcionarla? “Tal vez ese es el peligro de que tu nombre circule por allí libremente, es fácil hacerse con la idea equivocada y luego acabar desilusionándose con la realidad.”