Tumgik
yaeslahoradevolver · 2 hours
Text
Día 18. 17 de mayo de 2024
Vengo haciéndome la boluda con esto. Recién vengo de ver Camila en el CCK. Debo admitir que un poco me retorció una fibrita el final. Logré entrar en la película a pesar de los doblajes y los pasos sincronizados horrible. El señor de al lado lagrimeó al final. Salí con la sensación de estar adentro de la peli, como me pasa muchas veces después de ir al cine; siento que tengo sus bocas, sus miradas, su caminar, siento su amor y su pena. Creo que le dicen identificación a eso jaja. Salí y quise tomarme una birrita en botellita de vidrio, por qué, no hay por qué. Estaba helado afuera. Compré en un carrefour de Alem y pagué 1.600 una botellita de morondanga. El cajero me ofreció abrírmela y le respondí secamente "no"; nunca un "no, gracias" con una sonrisa, no? En fin. Salí de nuevo a la vereda, entre frazadas arrugadas, cajas, sábanas de techo, paquetes de papitas y galletitas por doquier. Sentí el olor a quemado, a camping, a viaje, y vi una chica tirándole maderitas de cajón de verduras a un fuego precario bajo la recova de Alem, que solo se ilumina por las luces de la calle y del fuego (por dos o tres cuadras no hay lámparas funcionando); entre las arcadas que sostienen la recova se ilumina de fondo un edificio rosa, hermoso y elegante, distinto al sabanerío que me rodea, seguro adentro de la Casa Rosada no pasan frío, no tienen hambre. Me da mucha bronca volver a lo que ya habíamos pasado, hace poco más de veinte años, y de lo cual costó tanto volver a salir. Me quema un poquito estar tomándome una heineken de 1600 pesos en este contexto. Pienso en mi casita del campo, la que estoy diseñando todos estos días y por la que abandoné esta red. Me pregunto qué puede costar que haya políticas para que cada ser humano de esta tierra pueda acceder a lo que yo quiero hacer, tener el sueño de una casita, diseñarla, construirla con sus manos, dormir calentito y tranquilo. No puede ser tan difícil hacerlo, no regalarlas, pero sí facilitarlas muchísimo, a la vez que ellos se las construyen con sus propias manos, nada puede salir mal de ahí. Pero la desidia es total. Me tomo un sorbo de birra y llego a la Plaza.
"Y al llegar a la plaza de mayo me dio por llorar, y me puse a gritar ¿dónde estás?"
Sea como sea, quiero irme. Pienso en que quiero irme a vivir a una casita con luz tenue y cálida, quizás alguna luz fuerte pero puntual. Algo en mi mano derecha sosteniendo rígidamente una botellita, heladísima, mientras la izquierda está cómoda y calentita en el bolsillo, me da alguna clase de placer. Caminar con la botellita me hace sentir que la gente que me cruzo me mira, y también me hace sentir un poco lesbiana, no sé por qué. Siento que ser libre es ser lesbiana, que caminar cómodamente es caminar lesbianamente, que no tensar ninguna parte de mi cuerpo me convierte en lesbiana. Sea como sea, sentirme lesbiana no me molesta, un poco de hecho me gusta, me hace sentir extrañamente bien. Hoy a la tarde escuché "Mardy Bum" y me acordé de J., que ahora está embarazada, la recordaba mientras barría ensimismada la pieza, pensaba si estaría bien saludarla y ¿felicitarla?, después pensaba que seguro que es mala idea, quizás sea una cheta y todo lo que recuerdo de ella, con toda la imaginación que la rodea, un poco se rompa, un poco se estropee, y no sé si quiero estropear ese recuerdo. El recuerdo de esa fiesta de disfraces. Yo, Janis, ella no sé bien, creo que nunca me importó. Qué loco que me gustaba un montón y yo no me daba cuenta. No me daba cuenta porque no tenía en mi cabeza esa posibilidad, la de tener sentimientos homosexuales. Me quemaba todo, la puta madre, la acompañé, ya de día, a la parada de su bondi y al toque llegó uno de los pibes, que se quedó con ella y yo me fui... No sé cómo volví, no me acuerdo, fue hace mucho. Y después, cada vez que se conectaba... ¿Qué será lo que me atrae? Creo que hay algo de la forma de mirar, quizás miran una milésima de segundo más que otras mujeres, miran fijamente, ¿quizás alguna inclinación de la cabeza al mirarme? No sé. P. en Uruguay sí registré que venía por el lado de la mirada, qué mirada la puta madre. En fin. Qué triste nunca habérselo dicho a esas personas. Me acuerdo que fue gracias a P. y ese regreso en micro escribiendo en el celular desde Uruguay, escuchando "Paloma" de calamaro, que me di cuenta: ah, me gustan las mujeres también. También.
Todo esto de recién lo pensé recién, en la vuelta del CCK no lo estaba pensando. Me quedé en la Plaza, o en los primeros metros de Bolívar, pensando en el placer extraño de sostener la botellita con la mano congelada. Me acuerdo de unos dedos finos, fríos y blancos y rosados, con un sweater oscuro con pelotitas, un pelo oscuro medio con frizz, una barba, unos ojos medio caídos, unos jeans negros medio justos, y entre esos dedos, el pico de una botella de litro de cerveza. Miro hacia abajo y veo mis zapatillas de lona, quizás la mochila berreta que compré en la costa en el verano. De repente un chiste y risas, levanto la cabeza y los veo a ellos, a los tres amigos y amiga. A mi izquierda está la botella sostenida por FF (AC/DC), estiro la mano para empinarla en mi boca. Distraídamente FF me mira y sonrío, no sé bien de qué hablan, pero no quiero parecer colgada. Estamos sobre Independencia, en lo que bautizamos con el poco original nombre de "El Tomadero", una entrada rara de edificio con verja y jardín delantero que nada tiene que ver con un edificio de principios de siglo o con la torre del Hogar Obrero de la otra cuadra. De esa entrada nos echaron ya varias veces, desde una ventana y a los gritos, y años después voy a venir a este edificio a que me acomode los huesos un osteópata, con el que internamente y muy a mi pesar, voy a fantasear cuando presiona mi vientre o me acomoda una pierna, yo, con los ojos cerrados, voy a desear en el plano de la fantasía que me acaricie despacio una pierna, desde la rodilla hacia arriba, pero desde el plano real, espero que no lo haga. En fin. Estamos en 2009 o 2010, es mi segundo o tercer año tomando cerveza (antes me daba un asco tremendo), y al lado mío está FF riéndose. Yo salí con uno de los chicos que está parado, E, y mi amiga sentada al lado salió con el otro que se pasea parado frente a nosotrxs, J; pero a mí en este momento me quema el cuello el que no salió con ninguna, pero que gustó de otras amigas.
Una madrugada ya de sol, en la que robamos un bidón de 20 litros de agua de la puerta de un edificio, volviendo de un boliche por Congreso, y antes de pasar por una panadería a desayunar, venía caminando con FF adelante del grupito, éste se estiró hasta alcanzar una hojita de un ficus, la cortó y me la acercó, al tiempo en el que me decía "una flor para otra flor". Adivinen si me quemó todo. Si esa pelotudez atómica me prendió fuego. Y adivinen si por los nervios esa hojita llegó hecha pedacitos a San Telmo. Me acuerdo que se lo mostré, no sé para qué. Pero claro, esa fui yo habiendo besado a 2 personas, o quizás 3 en toda mi vida, todavía nunca había estado de novia ni salido seriamente con nadie, por más que en ese entonces yo consideraba haber salido con un pibe con el que nos dimos un beso de 10 segundos de despedida en la esquina del parque y nada más. Bueno, no sé si nada más, pero es todo lo físico que pasó entre ambos. Yo estaba enamorada de él, no sé si lo sabía a ciencia cierta. Pero qué importa. Otro día voy a hablar de N. Y de cuando nos volvimos a encontrar más de 10 años después, durante la pandemia.
De nuevo me fui por las ramas. Igual está bien, un poco es la idea. Después de FF, me puse a pensar, con un dejo de sentir algo inquietante: qué voy a hacer en el campo? Si no me cruzo con personas volviendo de un cine, escuchando gente que habla en muchos idiomas, con realidades tan distintas, con tantas miradas, de qué mierda puedo escribir? Me gusta la ciudad de noche, la ciudad de noche con birrita (que me acabo de dar cuenta que me pega filósofa pelotuda divertida), odio la ciudad de día, el encargado dando vueltas, etc. Pero la ciudad nocturna tiene mucho, mucho para dar, para inspirar, para nostalgiar. Y me dio ese miedito, esa incomodidad: si salgo de noche y tengo alquilada mi casa, caipi de qué se disfraza? dónde duermo después? Cosas que tengo que resolver y pensar, quizás hablar con mi amiga C que vive en Martínez y antes en Tristán, jaja. O quizás podría dormir en lo de ma y pa. En fin.
Y para ese momento yo ya estaba entrando a casa.
0 notes
yaeslahoradevolver · 3 days
Text
Día 17. 14 de mayo de 2024
Hoy es mágicamente un día luminoso. No me vino todavía, pero se ve que el día hormonalmente comprometido fue ayer. Ayer me vi con U. y estuvo lindo, vimos una peli de Woody Allen, misty woman, y me quedé dormida creo que en los últimos cinco minutos. Las pelis de Woody tienen algo medio boludo que no me termina de gustar, que creo que es lo que todxs a los que les gusta Woody, admiran de sus películas. Pero en fin, estuvo lindo, charlamos y me apoyó con mi idea de hacerme una casita en el Pato. Creo que eso es lo que más me envalentonó, que pienso que puede ser real si me pongo aún más firme. Me dijo una cosa que no contemplaba: que además de probar vivir en el campo, y de probar hacerme una casa, es el mismo hecho de construirla lo que me atrae. Y es cierto: paso mucho tiempo de mis días mirando casitas, pensando cómo hacerla lo más piola en relación al medio ambiente, al clima. De cara al norte y protegida del sur y de los otros puntos cardinales: por eso me interesa hacerla en C, para resguardarme del viento oeste, sur y este. Tengo que ver bien cómo aislar bien las ventanas de las habitaciones para que tampoco sea un problema el chiflete, ya que tengo ventanas a todos lados, menos al sur. Le voy a decir a papá, concretamente, que quiero que me done un lote de 1000 metros. Que no quiero más ni menos, quiero que me dé un lote de 1000 metros donde yo quiera, si es que a mis hermanas no les interesa construirse nada ni quedarse un lote -en ese caso charlaría cuál con ellas.
Hoy también pensaba que podría averiguar en la maderera, si hacen talas de árboles, y en ese caso, ver si es posible, pagando la tala, que me den el equivalente de lo talado, o más o menos, en madera estacionada, como para ahorrarme de comprar madera de eucalipto, y de paso sacar algún eucalipto. También pensaba que tengo que ir al inta a comprar plantines de árboles y plantas nativas, para llenar el terreno, el orden creciente en dirección al sur. Sacar exótica, plantar nativa. Quiero hacer una casa un poco elevada del piso, no sé si con aire circulando abajo, pero me gustaría que esté separado del suelo, como para ganar un poquito más de sol. La parte de medio (la recta que da al sur), estaría un poco más elevada, o con el techo unos treinta o cuarenta centrímetros más alto, para poder hacer una ventana al norte (considerando en ángulo del sol en verano y en invierno), para que ingrese luz en el pasillo. Techo con piedritas en vez de chapa, que lo haga transitable. Techo del baño con claraboya. Se ingresa por la cocina. Antes de entrar, hay una plataforma de madera, con una planta de hoja caduca en una especie de pérgola (el mburucuyá será de hoja caduca? una parra?): esto es copiado 100% de Lule. Casi toda la casa es copiada de ella jaja. Creo que no puedo poner su nivel de puertas porque el pato no deja de ser medio conurbano.
Creo que el lote ideal es el que está cerca del gallinero, o quizás el siguiente, hacia el este, alguno de los dos del medio. Creo que si la casa da al norte, no va a ser tan fría. Depende mucho de la aislación también. Pero recuerdo que en pleno invierno nos sentábamos frente a la huerta, de cara al sol y protegidas del sur con los árboles y arbustos, y estábamos re bien. El problema más grande es la noche. Y que la habitación queda bastante desprotegida. Pero de última, si hace mucho frío, podría tener un sillón cama en el comedor, donde voy a tener una salamandra. Igual no está mal dormir con la cara fría, tapada el cuerpo y con la cara fría.
Bueno, vamos a dejar acá.
Tumblr media
0 notes
yaeslahoradevolver · 4 days
Text
Día 16. 13 de mayo de 2024
Qué raro!! Acabo de escribir 13 de mayo de 2016. Mientras escribía la fecha, pensaba ligeramente en G., quizás por la similaridad con la fecha de su cumpleaños, que es el mismo día pero de marzo. No sé, después me voy a fijar qué pasó ese día.
En fin.
Me da bronca todos los meses atravesar momentos de bajón hormonal, ganas de no hacer nada, comer harina y estar en la cama llorando por todo y por nada. Querer estar sola, sentir esta molestia que no llega a ser dolor en la panza. Ganas de bañarme y a la vez paja de desvestirme y después secarme y ni hablar vestirme de nuevo. Hoy me bañé y me metí en la cama, vi dos videos y me dormí una siesta. Una larga siesta. Y me levanté sin ganas, directo a la compu a seguir viendo videos de bioconstrucción. Ahora me veo con U., medio sin ganas. Medio con paja. Pienso indefectiblemente en todo lo que está mal en mi vida: con U., en mis vínculos, en mis actividades, mi casa, mi perra malhumorada que se pelea con todos los perros y esta ciudad de mierda, con el encargado insoportable de mi edificio, con la misma gente de siempre, gente que es muchísima más de la que tengo ganas de ver cada vez que salgo a la calle. Quiero ver solo a los que quiero.
Y también pienso en la inutilidad de estos momentos para lo que viene siendo mis proyectos de vida: no voy a maternar, no voy a tener un pibe y sin embargo tengo que padecer esta mierda, que ya sé, es salud y está buenísimo, pero los tipos tienen salud sin estar padeciendo estas cosas. En fin. Estoy enojada y todo me parece que está mal en estos días, ya lo dije?
Tumblr media
Quiero vivir en el campo, en mi casita de barro. O por lo menos quiero tener mi casita de barro y alquilar mi casa (y vivir de rentas, por supuesto, ah re). Y no tener que ver gente todo el tiempo. Me asusta el frío pero a la vez sé que el frío es saludable (mi amiga M. en valparaíso se está metiendo chapuzones todos los días, en esta época del año, un poco me da envidia).
Bueno, fin. Me voy a bañar. O quizás no.
0 notes
yaeslahoradevolver · 5 days
Text
Día 15. 12 de mayo de 2024
Hoy fuimos al Barrio Chino con mis viejos y S., que se está quedando esta semana porque C. y A. se fueron a Río. Me preguntaba por qué no podía tenerlo su padre, pero no lo exterioricé, ya que mil veces mejor que no esté con él. Llovió con frío, un poco extrañé todo el día mi casa, con calefacción, y pensé en mi deseo de vivir en Córdoba. Amiga, sufrís este frío chiquito y extrañás la calefacción, de qué hablás? Pero bueno, creo que puedo volver a acostumbrarme al frío, tal como en 2019 hice el viaje por Neuquén en octubre. Mi amiga M., en Valparaíso, se está metiendo todos los días al mar un chapuzón porque dice que eso la llena de energía. Me da un poco de envidia. Me da un poco de envidia su cambio de vida: renunció a todo y se fue de viaje en bici, la idea era que iba a estar cruzando San Juan en esta época, pero, muy bien por ella, se quedó donde lo sintió y donde le convino. Este es un pésimo momento para ser y vivir en Argentina. Y aún así tengo tantos proyectos por delante, tantos deseos...
Tumblr media
Hoy hablé con mis viejos, más que nada con él, que es el que toma las decisiones, y le planteé lo del pato. Por supuesto que la idea que estuve dibujando el viernes muchas horas en mi casa no le gustó y ni siquiera la consideró. Nada de lo que le dije lo consideró. Todo lo tomó a la ligera, noté que por momentos se puso nervioso, lo vi ponerse un poco colorado y sentí que se le secaba la boca. Toda su lógica se basa en "después igual te lo pueden subdividir y revender". Él prefiere tener ese rol. Me parece un pensamiento tan del siglo pasado, pero OK, te lo respeto. Vendé cajitas de zapatos en un lugar donde lo único que tiene de lindo es la tranquilidad y el verde: no hay sierras, ni ríos, ni montaña, ni playa, ni nada. Solo tiene para ofrecer eso que él quiere explotar. "Te lo pueden ocupar y cagaste". Mientras unxs compran lotes aledaños, en la montaña, imposibles de usar, solo para asegurarse la vista, los no vecinos y la tranquilidad, otrxs explotan cada rinconcito por miedo o plata, que en definitiva es un poco lo mismo y a la vez lo contrario. Le dije: hablá con tus hijxs. Se rió un poco soberbiamente y no dijo nada. Se lo dije muchas veces. ¿Cómo se le dice a una persona de 72 años que lxs que van a vivir y se van a hacer cargo de ese lugar en, no sé, 20 o 25 años, quizás menos, sin ser cruda, vamos a ser nosotrxs? Mañana voy a seguir insistiendo, con los dibujos que hice. Le voy a volver a decir que hable con nosotrxs. A no ser que de repente todxs hayan cambiado de parecer; más de una vez C. y C. me dijeron: a mí me encantaría vivir ahí. Este verano, mientras poníamos el revoque de una de las paredes de la casa de F., sonaba la canción de las simples cosas, interpretada por mercedes sosa. Y F. me preguntaba, adivinando la respuesta: ¿vos en qué lugar pensás con la frase "uno vuelve siempre a los viejos sitios donde amó la vida"? Nos miramos y ambas dijimos "el pato". Entonces, estimo que debería hablar con nosotrxs. A mí me interesa mantener un pedacito de ese lugar, posiblemente construir una casita de cara al norte. Donde sentarme a tomar un cafecito o un mate, reparada del viento sur. Y estimo que por lo menos Ca. y quizás Ce., también lo piensan.
Qué difícil conciliar con gente que piensa cosas tan diferentes a una, pero más difícil si no es considerada ninguna de mis ideas. Un poco agrio pensar en U. con esto. Ayer nos íbamos a ver, pero se me fueron las ganas, pero él no se enteró porque no me preguntó sino hasta las 22 horas si quería que nos viéramos. Qué paja me da pensar siempre en lo frustrante de nuestro vínculo. Debería cerrar ese capítulo y chau.
Tumblr media
Estoy recorriendo fotos y haciendo una especie de duelo, por lo que todavía no pasó pero que va a terminar pasando...
......
0 notes
yaeslahoradevolver · 6 days
Text
Día 14. 11 de mayo de 2024
¿Frustrada quién? Creo que siempre tuve mucho más miedo a ser una mujer frustrada que a la vejez. Siempre me da miedo quedarme con cosas atragantadas, cosas que no me animé a hacer o que se me pase el tren... Se ve que lo que tememos lo atraemos, y el otro día terminé mi sesión con la pregunta: ¿por qué elegimos lugares frustrantes? ¿por qué elijo vincularme con U., con sus tiempos, sus deseos, sus miedos, sus frenos? No son míos; no es mi tiempo, mi deseo, mi miedo ni son los frenos que yo pongo. Más bien yo me pongo freno para caminar a su velocidad y en su dirección, girando en círculos alrededor de él. Soy yo la que elije esto a costa mío, la pregunta es por qué. ¿Por qué elijo estar enojada y frustrada con él, en vez de dar un paso al costado? ¿Acaso le tengo miedo a la soledad, a no encontrar a nadie que coincida más conmigo? ¿O le tengo miedo, por el contrario, a encontrar a alguien y no poder poner excusas en mi vinculación, incomodidades en el otro (quizás sea todo un autoboicot)?
Voy a romper mi cotidianeidad de escribir acá, y voy a copiar algo que escribí en septiembre, que creo que me sigue representando:
_Lo que extraño_
La terraza del edificio era uno de los pocos paseos de pandemia. La autopista casi no rugía, y casi siempre había vecinos del edificio haciendo ejercicio, tomando mates o mirando videos de receta de masa madre en un celular. Otro de mis paseos, quizás mi preferido, era una terraza de la vereda de enfrente, con franuis, fernet y olor a humo. Mientras sonaba The Cure o Beck adentro. La estrategia era siempre la misma: sacar la basura al contenedor ubicado frente a su puerta y esperar a que me abra rápido, antes de que venga la policía de la pandemia. Durante meses se evitaron algunos espacios de la casa, por eso prefería la terraza o el sillón frente a una salamandra. Pasó casi un año hasta que me animé a abrirle mi casa, con una cocina todavía amarilla y llena de polillas. Una noche, tiempo después, cuando nos despedíamos en su puerta, le dije que lo quería. Tímidamente hicimos algún que otro viaje (desmayo incluido). Conocí a su perro -antes gordito-, y su hijo me enseñó que no hay que enroscarse tanto (todavía intento aprenderlo)… Hoy hacemos otros planes, pero la terraza quedó olvidada, como tantas otras cosas.
Tumblr media
0 notes
yaeslahoradevolver · 7 days
Text
Día 13. 10 de mayo de 2024
Ya es más de la medianoche. A la tardecita había empezado a escribir un texto inventado de cosas porque no tenía de qué escribir, y al final lo borré porque era una truchada total. Me puse a armar un posible loteo sin romper todo, me copé bastante y estoy conforme, ahora solo se lo tengo que plantear a mi familia.
Por otro lado, empecé a escuchar Enya y ahora María Elena Walsh, recordando ese primer viaje a Córdoba a visitar a F. Recordando Luyaba tengo una sensación muy parecida al jardín selvático de Itacaré, la primera casa donde nos quedamos con F. y su ex. Una ilusión por estar viviendo, aunque temporalmente, en un lugar completamente nuevo, con paisajes, olores y sonidos nuevos. También fue la ilusión por el primer viaje en el auto-cama, con Caipita. Desde que lo conocí, ilusiono con vivir en Luyaba, más que otros lugares de Trasla. Tiene una mezcla de tranquilidad y de acceso a lugares hermosos, cerca de muchos puntos más poblados (pero sh, yo quiero vivir medio aislada, siempre me gustó la posibilidad de salir y no cruzarme con nadie). Pero qué va, esta música principalmente me recuerdan a I., jugar y pasear con él, fascinarme con sus ocurrencias, su memoria, su juego concentrado de alinear autitos, reconocer plantas nativas. Cuando tiró el vasito al río, y después la odisea de pescarlo desde una olla cuando se iba el sol, llegar de noche al auto, y pasear, pasear. Y escuchar las peleas de F. y P., cuando se fue todo a la mierda después de las paso, y ellos en plena construcción de su casita.
Pero también es U., las noches frente al fuego, hablando muy bajito, con Enya en la otra pieza sonando suavecito. Riendo solo con suspiros ahogados, tirando ramitas al fuego, inventando personajes en inglés: de repente estamos en 1850 y yo ordeñaba vacas. De repente estoy con mis manos sobre las suyas, y nos las estamos frotando. Me tiro en el piso, con los pies en medias cerca del fuego porque está helado, él se reclina a mi derecha, nos miramos intensamente. Escucho su respiración, que es medio contenida, veo sus ojos vidriosos de vino y sueño, que se van agrandando lentamente, toda su cara se va acercando a la mía, siento de repente unas cosquillas alrededor de mi boca, su barba es suave y de repente nos estamos besando, muy lentamente. De a poco se van sumando al encuentro un par de manos, una recorre mi cintura, otra su mejilla y se derrite hasta su cuello ancho. Me incorporo hasta sentarme, sin soltarnos, ahora se duplican las manos; cuando una se posa sobre mi pecho -quizás muy rápido para mi gusto- entiendo lo que está pasando y sin embargo no quiero parar. De repente el fuego del hogar no es la principal fuente de calor, y eso me sienta bien. Por un instante nuestras bocas se sueltan, dibujamos sonrisas en espejo y cuando volvemos a acercarnos escucho una tocesita al otro lado de la pared. Me acuerdo del contexto: estamos en un living a una puerta de distancia de F. P. e I. que duermen y ya son casi las 4; mientras tanto, su respiración cambia un poco de ritmo al tiempo en que baja su mano con una suavidad arrolladora. Inspiro profundamente su olor, su perfume, su ligero olor a chivo del trekking de la tarde -que de repente me parece rico-, y me alejo lentamente, inclinando mi cabeza con una sonrisa contenida, odio estar haciendo esto pero le digo de irnos a dormir. Cada uno a su cama... Noche siguiente va a pasar casi lo mismo, con mismo desenlace. De repente somos adolescentes en casa familiar, contenidos y en silencio, ocultándonos.
Tumblr media
0 notes
yaeslahoradevolver · 8 days
Text
Día 12. 9 de mayo de 2024
Hoy hubo paro general e hizo mucho frío. El día jueves de otoño se veía como un sábado o domingo de invierno. Me acordé de esa vez, creo que en mayo de 2022, cuando salimos a caminar por La Boca con U., hablamos mucho de mudarse y cuando volví me hundí en publicaciones de casas hecha mierda en venta a precios muy accesibles -no para mi, igual, obviamente-. Estuve hasta largas horas de la madrugada viendo una casa por San Cristóbal que tenía una distribución bastante clásica: un patio central techado del que se desprendían las habitaciones, la cocina y el baño, y una escalera que llevaba a una terraza. Me acuerdo que salía algo así como 50 mil verdes. Un mes atrás había conocido una casa con esa misma distribución, que también, el dueño, había refaccionado casi completamente. Esa noche habíamos comido en el patio techado, en una mesa muy bajita. Saqué dos alfajores comprados en Mar del Plata, los comimos y de repente G. se acercó frente a mí de forma un poco rígida y empezamos a besarnos. Esos días venía prendida fuego con nuestras conversaciones post viaje en bici de fin de semana (más adelante cuento de eso). Me arrastró a una de las habitaciones y me desarmé sobre el sillón, boca abajo y dejé que me desvistiera mientras me retorcía con una electricidad inusitada. En un momento sentí frío así que nos hundimos bajo un edredón rojo en la cama que tenía en el entrepiso. Estábamos con la luz prendida y me sentí bastante bien. Tenía unas formas muy fogosas y era sucio para hablar; nunca más que con él me gustaron esas cosas, quizás porque fue solamente un polvo. Ese amanecer me fui en colectivo, era día de semana y viajé con mucha gente yendo a trabajar y yo toda trasnochada con olor a saliva. Dormí en casa cuando ya era de día. Mentí: fueron 2 veces que nos vimos. La segunda preferí quedarme y terminamos desayunando en la terraza; esta segunda vez no fue tan fogoso. Después no volvimos a vernos.
Pero me queda pendiente el viaje en bici. Fue un finde de abril. Un día scrolleando vi que iba a haber un encuentro de astrofotografía en Las Flores, nosotros veníamos diciendo que queríamos salir a pedalear y G. se prendió al toque. Así que una mañana, a las 5 am, pasó a buscarme por casa, fuimos a Constitución, combinamos trenes y bajamos en San Miguel del Monte, de donde arrancamos a pedalear. En el camino me contó parte de su historia de vida oscura, de adicciones y desastres paternales, en otro momento me contó de sus abusos intrafamiliares de infancia y del suicidio de su hermano más chico. Había cosas que inevitablemente me recordaban a I.: conectar con la oscuridad. Igualmente el viaje fue maravilloso. Llegamos y armamos carpas, y salimos a tomar mates al otro lado de la laguna al atardecer. Nos sentamos al lado de un árbol hueco, que no sé bien por qué, pasamos a llamar "pirincho hueco". Cayó el sol y descubrimos que de ese lado de la laguna no había alumbrado. En cierto momento nos paramos en la oscuridad a contemplar el cielo, creo que llegué a mostrarle un par de constelaciones. De alguna forma, terminó contándome de la primera vez que se había masturbado en su pubertad, de repente inspiró fuerte con los dientes apretados, seguramente hundiéndose en el recuerdo de ese momento, y abruptamente se acercó a mí y empezamos a besarnos, un poco bruscamente. Me giró hasta ponerme de espaldas a él y metió su mano por debajo de mi ropa, yo actué en espejo. Todo esto en el lapso de 2 minutos. De repente caí en la cuenta de que habíamos pedaleado toda la tarde y no nos habíamos bañado, así que saqué su mano de ahí. De repente, me volvió el frío, un frío tan helado que no podía evitar tiritar las muelas. Un poco nos reímos y todo quedó ahí.
Al día siguiente, nos levantamos con la idea de volver ese mismo día, pero la mañana estaba tan agradable que decidimos quedarnos a comer y tomar un helado en una heladería que nos habían recomendado. Al lado del pirincho hueco, dibujamos la ruta: volver por otro camino a San Miguel, dormir, y tomar el primer tren de la mañana de vuelta a la ciudad. Salimos tranquilos, con un par de gotitas. El atardecer nos agarró en uno de los lugares que me dio más terror de toda mi vida: el cruce por el puente ferroviario del río Salado. Para los que no lo conocen, el Salado es un río caudaloso, ancho y ruidoso. Y el puente lo cruza como a 7 metros de altura. Y si no conocen los puentes ferroviarios, solo tienen las tablas y las vías, además de los hierros estructurales; no hay piso propiamente dicho y a veces faltan durmientes.
No había otra forma de cruzar más que por ahí, el camino estaba cortado y habíamos tenido que cruzar una tranquera, levantando las bicis, en una nube de mosquitos, yuyos de medio metro de alto y cardos por doquier. Cuando llegamos al puente, fue subiendo un terraplén empinadísimo, que obligaba a mantener los frenos apretados para dar un paso y así levantar la bici un poco más. Él pasó primero, caminando despacio, con la bici sobre uno de los rieles. Yo empecé a caminar y cuando vi el río rugiendo ahí abajo me aterroricé. Grité para llamarlo, pero no me escuchaba, él seguía caminando calmadamente hacia el otro lado. Yo me giraba para atrás, para ver si venía el tren. La bici ya estaba sobre los rieles, así que era más difícil pegar la vuelta que intentar cruzar. Por mi cabeza se me cruzó la idea de desmayo desde esa altura. Me temblaban las piernas y sentía que no podía confiar ni en mi propia estabilidad. No había más que hacerlo aún con ese nivel de miedo. Empecé a llorar y a caminar. Llegando al final del puente lo escuché decirme, mientras filmaba: "arranca o no arranca?", a lo que le respondí con mi peor cara de odio, porque sentía eso, que lo odiaba profundamente. Llegué al final y empujé la bici contra los yuyos y en esa caída rompí uno de los espejitos. Lloré temblando de frío y miedo. Él no se percató, sino hasta llegar abajo del terraplén. Hablamos un poco de eso y lo abracé hasta que mi nivel de estrés se normalizó.
Empezamos a rodar por el camino rural que empezaba ahí, con una luna creciente que aparecía y desaparecía de atrás de las nubes.
Tumblr media
En cierto momento nos asustamos con una "manada" de vacas y toros, que andaban cortando el camino amenazantemente, mirándonos con sus ojos desorbitados solo iluminados, ahora sí, sin luna, por nuestras linternas. En un momento miré al cielo, nos descubrí en esa inmensidad negra con agujeritos de luz, algún molino se movía con el viento a lo lejos pero nada más, solo nuestras respiraciones y el aire de campo. Miramos las estrellas y deseé que se acercara de nuevo y tener el polvo más increíble en la inmensidad del cielo y el vacío terrorífico del campo, en la plena oscuridad. Pero ninguno se acercó. Pedaleamos, ya al final con dolor cervical, en dirección a las luces de sodio que empezaban a iluminar una atmósfera citadina. La ciudad, sin embargo, a las 3 am de un lunes de abril, era una ciudad fantasma, sin autos, sin pescadores en la laguna, sin nada abierto. Llamamos incansablemente a todos los campings de la ciudad pero no recibimos respuesta en ninguno. Estábamos agotados, así que entramos por la tranquera de uno de esos campings fantasma, armamos una sola carpa a toda velocidad, nos metimos (afuera estaba helado) y tomamos té con galletitas. Nos acostamos en nuestras bolsas y yo prácticamente no dormí del frío, quería que me abrace pero no me animé a despertarlo.
La alarma sonó cuando ya había logrado conciliar un poco el sueño, todavía era de noche. Desarmamos todo y nos fuimos a la YPF, que tenía la calefacción al nivel sección neonatología de un hospital privado, tomamos algo caliente y fuimos a la estación. Me acosté sobre sus piernas en ese primer tren, mientras un sol rasante del amanecer nos inundaba las caras de un calorcito demasiado incipiente, demasiado insuficiente. En Ezeiza combinamos, creo. El tren estaba lleno, pusimos nuestras bicis y nos sentamos en el piso. Casi llegando a Capital, con su brazo izquierdo abrazó mi pierna derecha, y apoyó su mano derecha sobre mi rodilla. Distraídamente, con el dedo medio de esa mano, dedos finos y largos tiene, empezó a acariciar el hueco interno de mi rodilla, haciendo una leve presión. En esa época todavía usábamos barbijos en transporte público, y eso me ayudó a esconder mi sonrojamiento de estar prendiéndome fuego; mi mente, simplemente, estaba volando. Llegué a casa y después de bañarme, tuve que enroscarme, metida en la cama, soñando con ese dedo haciendo presión en mi rodilla.
Tumblr media
0 notes
yaeslahoradevolver · 9 days
Text
Día 11. 8 de mayo de 2024
Ufffffffffffff. Acabo de terminar de ver Bebé Reno. Esta vez fue pensar mucho en el vínculo con I. En la parte acosadora. En la parte dependiente. Dependencia mía. Que me cueste muchísimo no contestarle un mail cargado de odio al que entro demasiadas veces. Borrarlo y bloquear su mail en un envalentonamiento, pero aún así seguir entrando a la carpeta de spam por meses, viendo si volvió a escribirme. Engolosinarme con la historia del día que me llamó en mi cumpleaños, yo enferma en la cama, atendí un número que me sonaba pero que no tenía agendado, ruidito y cortó. El llamado fue casi un año después de haber dejado de tener un vínculo, sacando un par de mensajes aislados hasta el mail, que fue a los 5 meses del corte. Y el mail fue posterior a una llamada que le hice, cuando vi que los tachos de mi cuadra y los alrededores tenían sticker de su marca. Lo llamé enfurecida, y le dije que lo iba a denunciar si volvía a enterarme que andaba merodeando: para qué, fue revolverle un recuerdo que lo tenía cargado de odio. Su ex lo había denunciado por violento, me lo dijo la segunda vez que nos vimos, y le creí que era una falsa denuncia. Tiempo después me contó, algo borracho, parado junto a la ventana de mi casa, cómo había derivado todo en la denuncia: él le había vaciado una botella de cerveza en la cabeza, después de que ella le dijera que no quería tenerlo más en su casa. La segunda vez que nos vimos, tenía clasificadas por fechas las grabaciones que había hecho de sus discusiones. Yo también grabé la discusión de diciembre, post stickers. Todas las conversaciones, con el tiempo, las borré. Porque volvía a releerlas, y en esos mensajes encontraba el regocijo, o el deleite, de saberlo psicópata y yo víctima. Un día de sesión, en mi cabeza se armó el pensamiento: "ser víctima es ser pasiva". No se puede dejar de ser víctima. El psicoanálisis, y esta es mi segunda bisagra consciente, me ayudaron a dejar el vínculo a tiempo. Muchas veces volví; en cinco meses volví por lo menos tres veces. Nuestras discusiones eran chispeantes y violentas, nos decíamos -considero que él más a mí- cosas hirientes y agresivas, muchas veces yo pedía perdón, con la ilusión de que él reconociera también su culpa, su parte. Pero por supuesto eso nunca ocurría. Volvía para entender, y quizás aún más, para que él me entendiera a mi, que entendiera lo que me lastimaba, que entendiera mi punto de vista, pero siempre era imposible. Las discusiones siempre se terminaban con un bloqueo o una distancia, y muchas veces volvía mandando una foto, una canción -"Mundo agradable" fue una de esas, adivinen si la escuché muchas veces pensando en él, en nosotros, en su dolor-. No sé si es la palabra, pero algo de su dolor, de sus partes rotas, me interesaba. Durante la relación, me decía cuánto le atraía, teníamos un payaseo parecido, y yo, que venía de tener un sexo bastante pobre, me sorprendía que alguien aún más grande que mi ex tuviera ese desempeño.
Durante meses después de terminar, me daba miedo cruzarlo en bicisendas, por más que sabía que él casi no las usaba, prefería ir por calles o avenidas. Me daba miedo de que me lastimara, que un día apareciera en la bicisenda de camino a mi sesión. Pero nunca pasaba, y me da vergüenza admitirlo, eso un poco me decepcionaba. Un par de veces pasé con el auto cerca de su casa, yendo a la maderera, y lo buscaba, esperaba cruzarlo y verlo. No sé para qué, quizás para sentir ese golpe de adrenalina, de miedo, de saberme víctima de nuevo. Un día volví a pedalear con la Masa, más porque necesitaba despegarme esa obsesión de volver a verlo, que por querer pedalear con el grupo: grupos hay miles. Fui con un amigo que, si yo estaba descosida, él estaba roto, pedaleamos una cuadra y de repente lo perdí, se había ido porque le dio un ataque de pánico. Ese día lo vi llegar a I. sin casco y desde una calle perpendicular se unió a la Masa que venía por la 9 de julio. Sentí que muchas veces me miraba y por momentos tenía miedo, pero sabía que con tanta gente no estaba bueno hacer nada. También me hice un poco la linda, pasaba cerca, lo ignoraba. Después de esa vez, empecé a ir con U., y a veces también con su hijo. Nunca hablamos, ni nos saludamos. Tiempo después, o por ahí, empezó a trabajar con uno de los que organiza unas bicicleteadas a las que siempre iba yo. Sé que un par de veces fue, y empezó a frecuentar ese grupo.
Con el tiempo fui dejando de hablar de él, o de mencionarlo como "el psicópata" hablando con amigxs. Mucho lo crucé en eventos de bicis, y siempre mantuve la distancia, aunque internamente siempre estaba prestándole atención a encontrar en la multitud la mancha de color de su ropa, siempre armando en mi cabeza la zona por dónde andaba.
Un día le conté a U. mi historia resumida con él, sin decirle que muchas veces compartieron tiempo y espacio. Él me decía que no cree mucho en el acoso, en la manipulación, y un poco estoy de acuerdo. No tanto en lo que piensa de la "víctima", pero sí creo que la "víctima" siempre es una persona propensa, como yo, a tener estos mecanismos, estos imanes internos hacia estas personas, que nos identifican. Hay una dependencia de mi parte a esa oscuridad, a ese maltrato, a esa violencia, y nunca entiendo bien de dónde viene exactamente. Es también un poco de histeria, no querer que se acerque, alejarlo y cuando no está, pensarlo, buscarlo un poco pasivamente, internamente. Un poco pero en realidad bastante histeria. Me quedo con lo que aprendí del vínculo: poner límites, por más que sean desde la fuerza y no desde mi deseo genuino, porque si no fuera porque un día, después de tres o cuatro veces que volví a hablarle, mi psicóloga me amenazó: "o dejás de hablarle, o dejo de atenderte". Me dijo que me veía retroceder, y que no se podía trabajar así. Sea como sea, creo que fue de los momentos más necesarios de mi terapia: el cachetazo. Lamento que mi psiquis funcione a fuerza de golpes o amenazas, pero su frase me quedó grabada, sin medias tintas ni tibiezas. Al que nos hace mal y nos hace sentir víctimas: ley de hielo, contacto cero. Por más que nuestro subconsciente más profundo nos empuje a seguir en ese espiral sin fin, en volver a sus zonas, su recuerdo.
También estuve un poco del otro lado, pero reprimida. En mi adolescencia no tanto. Ahí era acosadora. Hace un tiempo, cuando descubrimos que con una amiga habíamos salido en nuestra adolescencia con el mismo pibe, N., mi amiga me contó que el pibe había quedado muy herido con alguna de sus ex, pero mi amiga nunca me pudo decir quién fue. Con él solo nos vimos una sola vez, pero hablamos mucho tiempo, siempre amagábamos con vernos pero por miedo a mis catorce años no lo hice; imaginen que recién me animé a dar mi primer beso a los diecisiete. Pero cuando nos peleábamos, le mandaba mensajes anónimos diciéndole torpezas agresivas, violentas y terriblemente hirientes. Un tiempo me quedé medio obsesionada con él, hasta que le perdí un poco el rastro. Es verdad que él igual desde que lo conocí era un poco depresivo, pero a veces pienso cuánto mal le habré causado. No solo a él, a otros también.
Con otro, F. con quien nunca admití haber tenido una especie de fascinación y enamoramiento encubierto durante muchísimo tiempo, y del que me reía con mis amigas, y que terminé besando en su sillón más de diez años después de todo eso, también tenía algo parecido. En nuestra adolescencia solo salimos un par de veces en plan amigos, quizás cuando ya estaba más apaciguada nuestra llama de años anteriores. Si habré fantaseado con él, besando una pared del baño en duchas eternas hasta que salía el agua fría y me pegaban un par de gritos de afuera del baño. Citas en un famoso shopping, en escaleras oscuras, que él me acompañaba a la parada, que otro día me lo cruzaba de casualidad en la calle, que nos admitíamos lo que nos quemaba por dentro y nos fundíamos en un jodidamente caliente beso. Y después nos peleábamos, en la vida real, o bueno, por chat, y le dedicaba eternas carillas de word, con fondo de color oscuro y letras claras, con cuentos homicidas de encuentros décadas después, con amorosos mensajes viejos de chat que me carcomían de angustia, con sueños de los que nunca quería despertar y que me dejaban todo el día flotando en una ilusión tan irreal como triste. Cuando nos peleábamos un poco se me desarmaba en silencio el mundo, mis amigas ni nadie sabían de mi penar, a veces hundía mi cabeza en algún almohadón en casa de alguna amiga y se me escapaba alguna lágrima. Mi adolescencia, y hasta que empecé terapia a los 28, fue guardar silencio, fue ocultarme en la risa, el todo bien, y dedicarme a escuchar: escuchaba todos los problemas amorosos de mis amigas, aprendía los nombres y los gustos de los chicos que les gustaban, vivía un poco sus vidas, y a nadie le importaba mucho qué me pasaba a mí. Por supuesto que siempre me acomodé en ese lugar, nunca me gustó mucho hablar de mí. Por lo menos en ese momento de mi vida. Mi adolescencia fue ese lugar incómodo, intenso, doloroso y angustiante al que nunca quise volver. Para mi la adolescencia no fue divertida, fue triste y no fui del todo yo misma. Fue muy virtual y morbosa, fantasee con gente de otros países que me hablaba de sexo, algunos usando cámara. Dejar la virtualidad, evidentemente, todavía no me sale del todo bien, pero al menos es más equilibrada con mi vida real.
Tumblr media
A veces me pienso y me veo, con esas posturas tímidas, muerta de miedo, débil, oculta, y me dan ganas de abrazarme y acompañarme un rato. Me quedo con eso.
0 notes
yaeslahoradevolver · 10 days
Text
Día 10. 7 de mayo de 2024
Ayer me olvidé de escribir. No quiero matarme, pero me da un poco de tristeza que rompí la racha, por más que no esté jugando más que conmigo misma. Hoy me dolió, y todavía me duele siendo las 21 horas, la cabeza, no sé bien por qué, pero llegué a pensar que estaba incubando algo, porque también siento molestias en la garganta.
Siempre que se queda U. a dormir, y me despierto en medio de la noche, me sorprendo, pero de alguna manera me gusta, en mi pieza oscura y más silenciosa. Anoche soñé que aparecían dos personas en mi casa, detrás de una pared que había supuestamente en el living, así, de la nada se asomaban medio con su cuerpo en diagonal. La primera persona venía a avisarme algo, era una vecina, pero es todo lo que recuerdo. La segunda persona era un chabón flaquito, muy morocho y bastante tímido, tenía el pelo medio larguito y lacio, medio onda Snape. Se asomaba y también venía a avisarme algo del edificio, me decía que era del 5to y me invitaba a comer a su casa, me decía que siempre se había sentido atraído por mí. No sabía qué contestarle, estaba dentro de mi casa y a mí no me gustaba, entonces le decía que tenía novio; esto era raro, porque le decía que tenía novio como excusa y no como si realmente fuera la razón, como que estaba inventando mi noviazgo. Corte a: salí de casa, camino por la calle, parece Florida o alguna peatonal, lo veo sentado sobre una especie de escalón, hablando con otra chica, me mira pero no me da bola, no me importa y sigo caminando.
Me puse a ver Bebé Reno, me sentí medio identificada con la tibieza de los límites que le puse a mucha gente medio acosadora, a veces me duele pensar esto porque es una persona que aprecio, pero siento que el vínculo con S. de Z. inició y continuó a partir de una disparidad medio así, de "por qué vamos a dejar de vernos si la pasamos bien?", y ni hablar de la vez que le mencioné el "todo o nada", refiriéndome al "nada", él interpretó el "todo" y me dio cosa decírselo y terminamos siendo pareja casi dos años más. Pareja dispareja, abriéndonos al mundo solo en su mundo y escondiéndonos en el mío. No era acosador tóxico a este nivel, pero muchas veces yo le cortaba alguna conversación y amanecía con conversaciones y conclusiones que había sacado solo en la madrugada, cosas a las que no podía seguirle el ritmo del todo. Después, también era reír muchísimo y comer, beber y fumar sin límite, fue mi época menos saludable. Compartíamos un amor por los perritos, por eso me dolió tanto cuando un día le dije a I. que íbamos a ir a pasear y le dije que iba a llevar a Caipi y él me dijo que no, me sorprendió de repente estar con alguien que no compartiera ese mismo amor. A S. nunca lo amé, ni siquiera me calentaba tanto, muchas veces usé de excusa querer dormir con lxs perritxs para cambiar el aire sexualizado de una cama. Con S. me quedó un poco de culpa, por mantenerlo en las sombras, en el silencio, porque me daba vergüenza, pánico su aspecto físico, sus rutinas, sus vicios, sus horarios, sus pensamientos medio disparados para cualquier lado. Le fui infiel con U., muchas veces, con G. una vez, seguramente con alguien más que no recuerdo también. Ah, Cuba fue en nuestra relación.
Tumblr media
Fuimos muchas veces al país vecino, en auto, por agua; ahí tenías una casa que te recuerda a mí; ahí está Luna que siempre te espera, una vez fuimos con Caipi, fuimos con frío y con calor, comimos piroks, tomamos cerveza, vino, fumamos puchos un montón, un día con Coto fumamos del suyo y yo no podía hablarle porque pensaba que era G., con quien te fui infiel y con quien estuve obsesionada años, con quien había salido antes que vos, y que un lunes a la mañana cruzamos por la calle, vos no lo viste, venías manejando y yo mirando tristemente por la ventana cuando lo vi a él, caminando por la vereda de esa calle, cabizbajo como yo, con auriculares al cuello, seguramente queriendo volver a su ciudad natal, porque el cbc no funcionó, capoeira y el amor tampoco: allá lo espera una novia con la que todavía, como 8 años después, sigue. En mis momentos de obsesión, entraba horas a scrollear el perfil de la madre, a ver si entre tanta basura facha que subía 24/7, se colaba alguna foto o novedad tuya. Por suerte hace mucho no hago eso, no tanto por lo loca que me siento, sino porque me hace mal enterarme de esa forma sus cosas, verlo avejentado y medio pelado, por momentos medio triste y por otros más alegre. Hace un par de meses le hablé, después de años le escribí. Había subido un video de su trabajo en el mar, y justo unos días antes, dos o tres, en un recital de Divididos le habían hecho una canción de homenaje al recientemente difunto Iorio. La tristeza fue total en ese momento, estaba con mi hermana y se me retorcía el estómago de una angustia que no imaginaba. Es verdad, estaba borracha, pero también duelando algo que no termino nunca de cerrar del todo, por más años que hayan pasado, algo en G. todavía me pesa, en parte porque lo dejé, él tieso parado frente a mí, diciéndome que no le molestaba seguir viéndome si yo estaba conociendo a alguien más -ese alguien más era S.-, y yo le decía que no me había entendido: que no quería seguir viéndolo. Qué raro me resulta a veces pensar que con uno no me costaba decir que no me había entendido, que me refería a todo lo contrario, y con el otro significaba seguir 2 años de novios. Me acuerdo que en ese recital, de repente "spaghetti del rock" hacía tanto sentido con él -tiempo, voy a ponerlo para seguir escribiendo-. Solo le encuentro algo a esto:
Remontar El barrilete en esta tempestad Solo hará entender Que ayer no es hoy Que hoy es hoy Y que no soy actor de lo que fui
Se ve que estaba bastante borracha y sugestionada con él. -Pausa: no puedo escribir escuchando letras-. No soy actor de lo que fui: esa noche sentí que yo no era yo en esa época, ni con él ni con nadie; era mucho más inmadura, apuntaba mucho con el dedo más que mirarme en el espejo; incluso dejé que alguien, que me había dejado bastante trastornada, le dijera "gastonto". Me acuerdo que cuando terminé con ese alguien, un 22 de julio de 2013, me costó horrores volver a vincularme, sentí durante años que estaba siéndole infiel, e incluso me costó 10 años volver a decirle a alguien que lo amaba. Pero volvamos a G. Me acabo de acordar que un día él subió a Facebook una foto nuestra besándonos, que no sé si la tendré en algún lado; me enteré a través de una amiga, y automáticamente le pedí que la borrara. Qué raro me resulta todo ahora, le pedí que la borrara porque yo ya salía con S., que era bastante stalkeador. G. todavía no lo sabía. Me pesa mucho que nunca me comprometí con ese vínculo, que era bastante horizontal; compartíamos edad, sueños de viaje, bicicleta, capoeira. Me acuerdo la primera vez que salimos, en agosto creo que fue, vino a casa, mamá y papá no estaban, hicimos una tarta y me contó de sus viajes y sus deseos, fue todo tan hermoso, muchas veces yo estaba sorprendida de la magia de habernos encontrado. Después de comer salimos a caminar por el barrio, dimos una vuelta y volvimos. Nos paramos al lado del globo terráqueo y le mostré ese huequito en la costa del norte de Brasil que era Itacaré. Después nos quedamos parados uno frente al otro, en un silencio interminable, mirándonos estáticos. Creo que me acerqué yo, nos besamos y lo arrastré de la mano a mi pieza. Ahora me suena la historia de que hubo unos temitas al principio por nervios pero que después todo fluyó hermosamente. No me acuerdo el momento a la mañana cuando le bajé a abrir, pero sí recuerdo estar parada frente al espejo alto de la pieza, al lado de la cama, y llamarla a mi amiga, para contarle lo mágico que había sido todo. Siempre me sorprendió la frialdad con la que me dijo que él le parecía un boludo. Yo estaba en las nubes y sentí que de su lado intentaba bajarme de un hondazo. Al principio no lo logró, y seguimos saliendo. Después, más o menos en noviembre, fui a su ciudad natal, donde iba a conocer a su familia. Por alguna razón, sentirme tranquila me hizo pensar en que algo de él me chupaba un huevo, aunque no era así, pero lo creí. Y empezó a resbalarme un poco vincularnos. En el verano fue a trabajar a una playa de un río bastante sucio y contaminado, fui a visitarlo una o dos veces; una vez se inundó, otra pescamos por diversión y le dábamos pececitos a los gatos del predio, otra me intoxiqué con cerveza y antibióticos. Pero siempre tomábamos mate con bizcochitos de la proveeduría frente al río escuchando música de capoeira. El sol, las olitas de río, gente pescando y la música de capoeira. -pausa para buscar si hay videos de eso-. Por supuesto que había, también había otros de nuestras verticales patéticas, o bueno, poco habilidosas.
Hacia el final de nuestra relación hice esto (en realidad ya no era legal nuestra relación, porque tiene fecha de creación el 12/06/2016):
Tumblr media
Y después hice un word con las paradas, desde misiones en adelante, buscando gráficos de lluvias por mes, viendo street view de los lugares por donde íbamos a pasar. Una etapa de planificación ansiosa como tantas otras que he tenido, como la que tuve ayer dibujando el plano de mi futura casa. A veces pienso, y ahora escribiendo de todo esto se potencia (encima que acabo de poner música de capoeira), si algún día voy a poder sentir un amor nuevo tan intenso, tan conectado en tantas cosas, con planes a futuro alucinante; qué miedo el futuro, saber que tengo casi 34 años, y sueño con viaje largo desde los 18, casi media vida soñando algo que no terminé nunca de concretar. Uruguay con las chicas y Brasil con las mismas fueron mis dos momentos más alucinantes en ese sentido: "¿y si no volvemos?". Pero volvimos, y vaya que volvimos. Ese viaje a Brasil me resulta tan fascinante porque fue bisagra de mi vida: un momento en el que dejé un pedacito de mi y dejé ser a otro pedacito de mí, más liberado, más auténtico (hasta ahí, después tuve otra bisagra). Y además es fascinante porque conocí la capoeira, me sentí en la selva, el mar y el empedrado, la noche y el calor, los tragos de Favela, la gente de esa primera semana alucinante, y sin duda, la distancia con todo lo conocido, mis problemas, mi desamor, mi toxicidad, la familia pegada, el barrio.
Me puse a ver fotos, se angustiaron los ojos; saber tantas cosas diferentes me angustió, ni hablar de las edades. F. lejos, con otra vida definitivamente, una vida igualmente hermosa, pero lejos; M. también lejísimos. Y Chamado de Angola de Boa Voz sonando... El otro día estaba en la oficina, haciendo lo de siempre, cuando de repente, muy de la nada, cruzó mi cabeza el nombre "rio das Contas". Lo googleé, ahí estaba serpenteando desde la selva hasta terminar en el mar, entre Itacaré y Maraú. Lo cruzamos en botecito, con mochilas, un atardecer. Empezamos a caminar por la península y enseguida empezó a oscurecer, armamos carpa e hicimos fueguito.
Tumblr media
Hubo varios días que no vimos a nadie caminando por la playa, dios mío! Esas playas eternas, paradisíacas, casi vírgenes que tiene ese país! Y vacías... Un día, en Algodões, un señor, el único que encontramos cerca de la playa, nos dio agua de pozo, un agua con muchísimo gusto a hierro. Ese día conocí, en el camino de vuelta a la playa desde su casa, el fruto de cajú. Otro día armamos carpa cerca de una casa, que estaba aparentemente abandonada, o al menos vacía en ese momento; esa noche dormí con miedo de que apareciera el dueño -nadie nos podía escuchar si gritábamos ahí. Un día nos llovió caminando por la playa, esa lluvia que se agradecía recibir, refrescaba sin dar frío, y con las chicas nos pusimos a cantar Shakira. Una mañana nos despertamos con bocinazos, la noche anterior habíamos encontrado un lugar plano para armar las carpas, ya era entrada la noche, y cuando abrimos la puerta de la carpa a la mañana, descubrimos que las habíamos armado en un camino. Muchas veces cosechamos cocos de las palmeras más bajitas que nos íbamos cruzando: qué rica y reponedora es el agua de coco! Cuando llegamos, 5 días después, a Maraú, se sintió raro volver a ver tanta gente. Volvimos en un micro.
Bueno, basta, ya es 8 de mayo. Si bien me comí el 6 de mayo, siento haber escrito muchísimo más que los otros días. Me siento bien.
0 notes
yaeslahoradevolver · 12 days
Text
día 9. 5 de mayo de 2024
es una noche neblinosa y con gotas muy finitas, y la cantidad de gente en el hall del malba lo reflejan bien. Es un festival gratuito de La mujer y el cine, y, si bien vine cincuenta minutos antes, somos menos de veinte, aún contando a la directora que vino con su grupo de amigxs que está sentada en el banco de enfrente. Están todxs en un banco y parecen la hinchada, me da ternura y ya me caen bien. Debe ser rarísimo y lindo para ella hacer su primera peli y que gente que no conoce venga a verla un domingo lluvioso a las 22hs.
Hoy volví del pato y me senté a proyectar posibles construcciones de barro de mi casa futura, es acaso esa una actividad con algún tipo de productividad? Que no sea pura ansiedad, y que tenga alguna posibilidad de realidad.
Me gusta haber venido sola, por más que resulte incómodo estar sola medio sin saber qué hacer, mordiéndome la piel de los dedos, no queriendo mirar al grupo de la directora que tengo enfrente. Al lado mío tengo dos pibxs charlando de sus laburos. No puedo concentrarme en otra cosa. Están sentados bien enfrentados, uno esta vestido como para ir a bailar arriba de una tarima, con botas con plataforma, y lo escucha medio nervioso, a juzgar por sus silencios y sus movimientos. Sigue llegando la hinchada al banco de enfrente. Vine re temprano lpm jaja. Y no venden café, ya está todo cerrado.
Acaban de caer dos tipos, uno creo que es el que organiza bafici y otro no sé quién es, pero me suena mucho su cara, tiene una colita, pero creo que me recuerda a un actor español. Pero ni idea.
Tumblr media
0 notes
yaeslahoradevolver · 13 days
Text
día 8. 4 de mayo de 2024
casi es la medianoche. Se escucha el vaivén del sonido de un avión pasando, en esta época no hay grillos. Por ahora no ladra ningún perro y caipi duerme en su cucha sobre el suelo. Hace frío. Ya todos duermen, escucho un zumbido del silencio. Hoy pensaba que, con el proyecto de loteo en 35 lotecitos, este lugar ya no va a ser tan hermoso, tan tranquilo. Alguien puede hacer un mural y de repente ver una pared donde antes había bosquecito. Ya no sé si me va a interesar poner plata y construir algo acá, que es algo que fantaseo más de una vez. No entiendo la ambición de querer hacer algo sin idea, escuchando más a un agrimensor que lo único que le interesa es ganar plata, obviamente, que a nosotras, porque ni siquiera nos consultó si nos interesaría hacer algo distinto. La sensación de que estaba más comunicativo, compinche, un poco se me volvió a pinchar con esto. Un poco, porque hoy me ayudó a terminar de armar la mesa de la ingletadora. Me resulta muy loco que no considere la tranquilidad que va a desaparecer no solo con la venta de los treintipico de lotes, sino con las topadoras abriendo una calle, los nuevos dueños construyendo sus chocitas, la música, los cumpleaños, los griteríos. En vez de armar un proyecto con terrenos más aptos casa de fin de semana, terrenos con casas alejadas entre sí, incluso algún tipo de código de, por ejemplo, no cercar con un mural; no, quiere llenarse de guita a costa de arruinar un lugar que significaba y significa mucho para todxs. Y la frialdad con la que dijo que el gallinero habría que tirarlo, que está lleno de humedad, que está entre dos o tres lotecitos, el gallinero me ilusiona a mi ahora, le estoy metiendo fichas y para él solo es un espacio choto que habría que demoler si se vende. No me enoja en realidad, me pone triste y no sé cómo decirle sin pisotear su interés que es válido porque está a su nombre y él es el que paga...
Tumblr media
0 notes
yaeslahoradevolver · 14 days
Text
Día 7. 3 de mayo de 2024
Si algo tuviera que destacar de J., algo que extrañe de esa, mi primera relación sentimental, serían las caminatas nocturnas, mirando la arquitectura de los edificios de Santa Fe o avenida de Mayo, caminando de la mano por Corrientes, entrando en las librerías, sentarnos en algún escalón de entrada de edificio a tomar una fresca. Fue una de las cosas que más extrañé cuando un buen día decidí irme por la puerta de su departamento, casi 11 años atrás. También me dolía esa entrada en la calle Suipacha y Córdoba, ese primer piso donde pasábamos el tiempo acostados, escuchando música, mientras por el departamento circulaban Salva o Martín con Luna, fumando y tomando. El departamento donde comí el arroz con zanahoria más rico de mi vida, también debo decir eso; tan rico era que muchas madrugadas o mañanas o mediodías abría la puertita del kitchinette para raspar de una cacerola de aluminio un poco de arroz con zanahoria. O los completos, qué cosa más rica eso, no entiendo por qué todavía no hay un restaurante que se dedique a fondo a preparar esos panchos maravillosos. Hace 14 años más o menos estábamos empezando a salir, creo que nuestra primera cita fue una tardecita fresca post clase de francés, un 26 de abril de 2010. La noche anterior nos habíamos quedado chateando hasta tarde y jugando al ajedrez, después de intercambiar unos mails de propuesta de juntadas de estudio del idioma. Ese día, como decía, salimos de la clase de Trude y caminamos hasta un bar que más tarde fue conocido como el lugar donde vendían cerveza adulterada. Tomamos bastante de esa y después volvimos caminando, fue la primera de tantísimas caminatas. En la esquina de ¿Defensa y Moreno? se frenó a intentar enseñarme a bailar no me acuerdo qué ritmo. Finalmente llegamos a la esquina de Independencia y Defensa, donde había un gran mural. Nos despedimos ahí, nos quedamos mucho tiempo en silencio y él me preguntó "sabés cómo se besan los esquimales?", de a poco se acercó y chocamos suavemente nuestras narices de un lado al otro: fue la segunda vez en mi vida en que la mente se me puso completamente en blanco. Muy lentamente acercamos más nuestras caras y nos besamos tan suave y dulcemente... Después fue en los fuegos artificiales del final de los actos del bicentenario que él me preguntó, sonrojado y tímido "querí pololear?", a lo que respondí con un abrazo y un "no...". Lo cierto es que moría de miedo y era algo que nunca me había pasado y todo lo nuevo a mí siempre me dio mucho miedo, necesito mis tiempos para pensar. Así que más de un mes después, casi dos meses ahora que me doy cuenta, le dije que sí, un 13 de julio de 2010. Fue después de haber conocido a su mamá que andaba de visita, con quien fuimos creo que al bar Gibraltar. Después fue una noche en ¿agosto?, después de escuchar stir it up, que la música se termine y hundirnos bajo las sábanas. Ya era de madrugada, recién volvíamos de la casa de Sofía Paula, la brasilera que había preparado unos fideos con bolognesa muy cargados de aceite y habíamos tomado creo que vino -pero estaba todo delicioso. Lo disfruté sin dolor, fue maravilloso, muy distinto a experiencias de otras personas. Después nos fuimos a Rosario, fuimos en micro, volvimos en un tren que saltaba en las vías, la gente dormía en el piso, saliendo de Rosario nos hicieron cerrar las ventanillas porque normalmente apedreaban los vagones. Fue un viaje raro, nunca supe si lo disfruté realmente, muchas cosas fueron hermosas pero otras fueron bastante malas, como estar una hora y media bombeando todas las noches.
Tumblr media
0 notes
yaeslahoradevolver · 15 days
Text
Día 6. 2 de mayo de 2024
R.
Estamos en el segundo piso de una cabaña. No hay muebles. Hablamos, caminamos, nos miramos intensamente. Me sonreís, caminamos un poco más. Me acuerdo que el viernes pasado también nos vimos en esa misma cabaña y había empezado entre nosotros algún tipo de tensión, que hoy está más suelta pero a la vez más intensa. Me acerco a la escalera y me abrazás por atrás, mientras me decís que querés estar conmigo. Siento algo ahí atrás, y te acaricio las manos sobre mi panza al acercarme al hueco de la escalera. Se asoma un pibe rubio y ruludo abajo, automáticamente te suelto y me giro hacia la derecha, corriéndome de la visión del primer piso. Me seguís un poco y nos enfrentamos, te agarro la cara con las dos manos y estoy a punto de besarte cuando me levantás en el aire por las axilas, por un momento me veo desde afuera, y vuelvo a tu cara, tu flequillito, bigote y cara sonriente de fumado y nos besamos un poco y en silencio.
...
Estamos en una sala blanca, hay un colchón sobre el piso, nos estamos besando. Me soltás y te vas por atrás de una pared, perdiéndote de vista, y en esa momentánea soledad no puedo creer lo que está pasando, estoy contenta y nerviosa. Aparecés sin ropa y sin erección, pienso que es un poco aburrido que te hayas desvestido solo, pero decido actuar en espejo: intento sacarme el par de remeras que tengo puesto y la más cercana a mi cuerpo se engancha y no puedo sacarla, me siento medio boluda. Nos acostamos en el colchón. De repente el colchón es una mesa y estamos sentados en un banco largo, vos dándome la espalda y yo atrás tuyo, ambos con el banco entre las piernas. Te acaricio. Empiezan a aparecer personas, creo que casi todas mujeres. Tenés una frazada finita sobre las piernas, meto mi mano izquierda por debajo y te acaricio, la frazadita empieza a caerse hacia la derecha y te descubre, entonces te agarro con las dos manos para taparte, se siente gordita y linda en el calor de mis manos. La chica de la punta de la mesa se ríe y hace algún comentario.
...
Tomo un tren que parece un subte, busco asiento y solo veo unos vacíos en una punta del vagón al lado de una especie de carpa hecha con frazadas contra una de las paredes: sé que son gitanos y me alejo. De repente hay muchos asientos libres hacia la mitad del vagón, incluso algunos de cuero negro súper acolchonados, me siento en uno de ellos e intento dormir.
...
Estoy en una especie de galería y zona verde, hay varias personas. Estoy con Maca en una clase de gimnasia. El profesor es R., yo tengo una camisa verde que no me permite hacer muchos de los ejercicios, me cuesta levantar los brazos. Cuando él se va, intento contarle a Maca lo que pasó con R.
...
Empiezo a ver luz, me muevo y Caipi se ubicó en mis pies, por lo que no puedo estirarme completamente. Cierro medio desesperadamente los ojos porque necesito seguir el sueño, necesito compartir más intimidad con R., pero es imposible. Mi cerebro se quedó sin material. Todo el día voy a estar pensando en R., en que realmente todo lo que soñé fue real. Quiero hablarle y verlo. No va a suceder.
--------
Cuando hablo con gente nueva estoy más metida en mirarme a mí que en pensar lo que está sucediendo. Me asusta lo que van a pensar o lo que ven en mi lxs otrxs, me asusta la imagen que armo de lxs otrxs. En realidad todxs somos imperfectxs, todxs tenemos claridades y oscuridades. Durante un tiempo, en mis encuentros con gente que no conocía y me daba miedo conocer, me recordaba pedaleando en las inmediaciones de Pino Hachado, para empoderarme. Quizás se trataba de pensar menos, de compararme menos, evidentemente hay gente más evolucionada que yo por todos lados, también lxs hay menos evolucionadxs, y como si eso fuera a cambiar algo de lo que pueda darse en un intercambio vincular...
--------
Tumblr media
0 notes
yaeslahoradevolver · 16 days
Text
Día 5. 1 de mayo de 2024
Son casi las 8 de la mañana, el sol está recién saliendo. De las bocas se dibujan nubecitas de vapor, que suben en círculos y desaparecen. Cuando tenía 9 o 10 años aprendí que no hay que correr con las manos en los bolsillos para no terminar con una barba de sangre, pero hace tanto frío que voy intercalando una y otra adentro del canguro del buzo. En la segunda vuelta alrededor de la rudimentaria cancha de cemento me parece verte llegar a contraluz del sol rasante. Nunca pensé que ver un piluso me daría semejante subidón de energía. Tercera vuelta y volvemos al centro, vos todavía estás dejando tus cosas, como siempre llegando un poco tarde. Me ves, yo te estoy mirando y en las caras de ambos se dibuja una sonrisa grande, te acercás y musitás un hola medio tosco.
-------
La casa de repente estaba llena de gente, en su mayoría jóvenes de entre 20 y 35 años, gente que tranquilamente podría ser amiga de los sobris. Pero no conocía a nadie. La tía estaba en la silla entre la pieza y el comedor, mirando a toda la gente pero no estaba asustada. No entendía bien pero estaba tranquila. En un momento le acariciaba la espalda alta, donde tenía una protuberancia. Salía y me iba a la habitación del fondo, donde está el piano, me acercaba a 2 que estaban sentados sobre una cama y les pregunto "disculpame, ¿te conozco?" y me empezaban a explicar con otro que estaba por ahí que ese de ahí era amigo de Pablo, y como la chica que me estaba contestando y el pibe ahí parado eran los dos rubios, le preguntaba a ella "ah, ¿y ustedes dos son hermanos?"; ambos se miraban y reían, la piba me decía que eran pareja. Les pedía perdón por la equivocación y me iba a la pieza de la tía, donde encontraba varias ménsulas bastante separadas entre sí, con zapatillas medio viejas -pero que supuestamente eran nuevas- colgadas. Caro estaba colgando una de estas ménsulas con zapatillas, y decía que le había parecido una buena forma de ganar un poco de plata, aprovechando que la casa de la tía era de repente un punto de encuentro de jóvenes, aparentemente. Me acuerdo que pensé "¿cuánto habrá gastado en comprar todos estos pares de zapatillas? ¿recuperará la inversión?" Me iba de ahí hacia el pasillito y veía a Mai, que había caído ahí por unos amigos, hablábamos de algo que no me acuerdo. Iba a la cocina para subir a la terraza por una puertita en el techo. Me subía a la mesada y la abría, de abajo un par de personas me empujaban a subir, una de ellas era Yani, la compa de carpintería, que me empujaba al tiempo en que enterraba un dedo, y cuando lograba subir la veía desenterrarlo y mirarlo.
-------
Hay un pajarito detenido en la medianera, mirando hacia afuera. Se escucha el mar a lo lejos, está ventoso y hay olor a sal y pescado. Nos mojamos los pies en ojotas con agua demasiado fría hasta que se borra la arena que traíamos pegada. Se escucha el golpe del caño de la sombrilla contra la pared para vaciarlo de arena, y si prestamos atención, se escuchan los granitos cayendo ásperamente sobre las baldosas del patio fresco. El pajarito voló el algún momento, quizás ahora esté sobre una lámpara sobre la calle costanera, que de noche se va a prender, redonda y de sodio, junto con todas las demás. Quizás salgamos a la noche y después de las maquinitas de algún sucucho sobre la principal, volvamos caminando por la costanera a la luz de las lámparas de sodio, con las olas golpeando la arena al otro lado de los arbustos que crecen en la arena justo antes de chocarse con la vereda. Quizás crucemos algún perro negro deambulando por ahí pidiendo mimo a cuanto bípedo con ropa se le cruce, y hoy pienso en Caipi, si hubiera sido callejera más tiempo. Sería la perrita cascarrabias aún si no durmiera, como está haciendo en este preciso instante, sobre mi cama, de mi lado de la cama, hecha bolita? Pediría mimos aún si no fuera yo quien casi siempre se acerca a pedirle si puedo mimarla? No puedo escribir más esto, necesito ir a buscarla y mimarla.
Tumblr media
0 notes
yaeslahoradevolver · 17 days
Text
Día 4. 30 de abril de 2024
Hacía frío ahí arriba. Había empezado a llover con unos gotones helados. No había nadie más que nosotros, quizás solo esa viuda negra que vimos cruzar la ruta. Las nubes eran bajas y cubrían el horizonte más bajo que nos rodeaba. Estábamos en la parte más alta del cerro. Fuimos a buscar una piedra para datarla históricamente, llevaron pico y maza y en menos de veinte minutos ya la habían encontrado: una piedra con motas de granate. Todos se fueron a charlar cerca del auto, nosotros nos quedamos atrás, él explicándome pacientemente todo el proceso que iba a sufrir esa piedra: llevarla a Suiza, pelar una capa finísima de la parte moteada para poder verla en microscopio y con unos isótopos hacerle un proceso que iba a dar como consecuencia una fecha estimativa en millones de años de la formación de la roca. Al día de hoy, la roca ya debe tener fecha de nacimiento, pero no lo sé. No siento frío, a pesar de haber dormido poquísimas 2 o 3 horas y de la baja temperatura y agua cayendo, quizás porque la conversación me interesa demasiado o porque tu voz paciente me entibia las entrañas. Las chicas tienen frío y quieren meterse al auto caliente, pero yo espero, pregunto sobre unas piedras fracturadas al costado del camino. No quiero llegar al punto post almuerzo en el que tomemos caminos diametralmente opuestos, quiero seguir viajando pero quisiera cruzarte en la camioneta en cada pueblo en el que paramos, pero no es posible. Todavía no lo sé, pero cuando vuelva del viaje me voy a anotar a estudiar Geología, aunque solo voy a hacer la materia de química a medias y voy a abandonar mi sueño, porque es muy largo y tedioso, y no estoy dispuesta a invertir tanto. Después de este encuentro, voy a pedalear de camino a Merlo y voy a ver una montaña a lo lejos, con el dibujo del surco de un río, y me voy a emocionar, me van a caer literalmente lágrimas de emoción mirando una montaña, en parte porque sé que es la misma montaña donde nos conocimos. La misma donde compartimos vino en la cena y después, cuando apagaron las luces y se pusieron a bailar, nosotros nos sentamos a ver un mapa en una tablet, y me explicaste cómo leer realmente un mapa. Mirarte cerca, la piel medio curtida por el sol y por la edad, compartirte un vaso de agua. Un día quisiera volver, cruzarte y subir un cerro los dos, que me hables de piedras y compartir un mate o un vino, acariciarte las manos y decirte cuánto bien me hiciste en esa primera mitad del año en la que volví a ilusionarme fuertemente con algo, con una vida distinta, emocionante, nueva.
0 notes
yaeslahoradevolver · 18 days
Text
Día 3. 29 de abril de 2024
Técnicamente, ya es 30 de abril.
Ayer me quedó medio apresurado el cierre. Hoy no tuve tiempo de ponerme a escribir, y en realidad debería estar ya dormida, pero tenía la necesidad de seguir con la lógica de escribir cosas todos los días.
Hoy a la noche tuve una clase de columna. Hay una persona que me mira mucho, hoy se puso al lado mío y un par de veces giraba la cabeza para mirarme. Vamos a decirle J., porque no me acuerdo cómo se llama. Llegamos al mismo tiempo hoy, me miró normal y me dijo que era muy difícil este horario para ir, pero que igualmente le gustaba quedar así -mientras abría los brazos e inclinaba la cabeza en señal de derretimiento o relajación-. Nos abrieron y entramos. Pasó la clase, con las ya contadas miradas, y salió adelante mío. Empezó a disminuir la marcha, y miró varias veces de costado, no exactamente hacia mí pero sí sentí que registró por dónde venía y a dónde iba yo. Agarró el celular, abrió un chat al tiempo en que la adelanté y empezó a grabar un audio, no le presté demasiada atención pero sí registré que hablaban de alguna especie de reunión el miércoles (que es feriado por el día de lxs trabajadorxs). Doblamos por Humberto primo en la misma dirección, y en ese momento me pareció escuchar un tintineo de llaves; cuando llegué a la otra esquina, me pareció que ya no estaba atrás ni enfrente, parece que vive literalmente a la vuelta. Pensé que quizás me conoce, su cara me resulta conocida, pero puede ser del barrio. Quizás me conoce de haber votado en mi mesa. Quizás mira así a todas las personas. O tal vez algo le llama la atención. Quizás quiere conocerme, o quizás le caigo mal.
A veces pienso qué aburrido siempre escribir sobre las mismas cosas, ser tan monotemática en mi escritura. Mi objetivo, creo, sería aprender a escribir sobre otras cosas. Cuando pienso en una peli, siempre pienso temáticas medio darkis y/o tensión sexual. Nunca se me ocurren temáticas medio policiales, el otro día iba a escribir un sueño, pero era tan vago todo que no lo escribí. Lo voy a hacer muy resumidamente ahora:
Una pareja de jóvenes, tipo 30 años; ella planifica con su tía asesinar a un familiar, no me acuerdo o no sé bien por qué. Ambas lo planifican, ella y el novio de ella van a la casa del familiar y él ejecuta el asesinato. La tía provee el refugio para que ambos se escondan: es una fábrica o galpón no tan grande con muchas cajas de cartón. En esas cajas deben esconderse durante la jornada laboral de la fábrica. Las cajas tienen en el fondo algunos restos de lo que evidentemente se transporta o embala en esa fábrica: granos de arroz. Están ahí escondidos dos semanas, hasta que la tía les dice que ya pueden ir a vivir a una casa, pero no en la ciudad donde vivían, sino en la costa. Viajan en tren a la costa un fin de semana. El lunes, mirando las noticias desde la casa donde ya estaban instalados y viviendo tranquilos otra vez, se dan cuenta de que están siendo buscados por la policía. La policía ató cabos y se dio cuenta de que los familiares de la persona asesinada casualmente desaparecieron en ese mismo momento. Él decide irse a una barbería a cortarse el pelo y sacarse la barba para parecerse lo menos posible a los identikits que están circulando en las noticias. Cuando vuelve a la casa, su novia no está en la casa y ve que la televisión sigue encendida: su novia está en las imágenes, y en el graf se lee que se entregó y con ella entregó también a su tía. Cuando le preguntan por su novio, ella dice que ellos se pelearon y él decidió irse a vivir a otro lado, porque no estaba de acuerdo con lo que estaban por hacer. Él duda en si debe ir a entregarse o no, ya que él fue el que ejecutó el asesinato. Ahí me desperté.
Me voy a dormir.
0 notes
yaeslahoradevolver · 19 days
Text
Día 2. 28 de abril de 2024
Mañana es el día del animal, creo.
Hay algo de D. en su forma de ser, de moverse, de desenvolverse en las actividades, que me da mucha comodidad, me siento bien, aunque un poco tímida. Quisiera hablar más, D. habla mucho, casi demasiado, pero aún haciendo silencio me siento cómoda. Lo que me da timidez y no me gusta es muchas veces no saber qué responder, no saber cómo seguir una conversación. Muchas veces no agrego bocado de alguna historia por pura ansiedad de ser el centro un segundo. Anoche me pasó lo mismo, pero con más intensidad porque había muchxs más desconocidxs y R. tiene algo que me atrae muchísimo (y al mismo tiempo algo que me repele). Además el arma de doble filo que significa el alcohol en personas medio tímidas como yo: en su justa medida, libera y suelta; un poco más y traba la lengua y te vuelve demasiado estúpidx. Qué extrañeza cruzar el taller de noche, tildar los ojos en una baldosa del baño porque pegó el vino. Un lugar tan conocido y en el que siempre intento estar lo más fresca posible, de repente lo cruzo en otro estado. Parecido me pasaba cuando volví en otro plan al taller de I. Pasar al fondo, donde cocinaba, y cruzar la ¿cortina? al espacio donde dormía. No me acuerdo nuestro primer beso; qué raro pensar un beso con I. hoy, después de todo lo que pasó. Por alguna razón, muchas veces vuelvo a 2019. Fue un año bisagra, no volví a ser la misma después de ese año. Qué lindo pensarme hoy, tan distinta a la otra yo.
Qué lindo recorrer la ciudad, qué linda es la amistad, qué lindo el otoño con sus hojas de plátano amarillas, el empedrado en una calle ancha, una fábrica, un sol oblicuo, el cielo azul y alguna paloma que se cruza de repente. Qué lindo el silencio, el barrio, alguien haciendo un fuego en un tacho y niñxs jugando a la pelota en la calle. Unos grafittis que se reflejan en el parabrisas de un auto viejo sin ruedas y mucho polvo y telas de arañas, algún pibe que pasa escuchando cumbia demasiado rota en el celular al palo. Alguna viejita que quedó atrapada en un barrio que antes era tranquilo y ahora solo se anima a salir de tarde, en las tardes como esta, porque con lluvia el bastón no aguanta, con lluvia la calle está más vacía y solo salen los que están pasados. Pero qué linda que está esta tarde, fresca tarde soleada de otoño. Pasa un colectivo medio roto con luces azules, siento el perfume de basura quemándose en algún lado y no puedo evitar pensar en los domingos volviendo del Pato. Y eso que se escucha a lo lejos también me lo recuerda: una radio transmitiendo un partido. Qué raro recordar también que mañana arranco la escuela después de las vacaciones, mientras salimos por la tranquera. Estoy ansiosa por estrenar los útiles y el cuaderno, ver de nuevo a mis amigas, ansiosa por lo que voy a aprender. Quizás arranco cuarto grado, me acuerdo de G., la maestra que no sé bien por qué, porque tampoco era maravillosa, yo siempre quería tener cerca y llamarle la atención de alguna forma. Es raro, pero a veces siento que fue el primer acercamiento a lo que después sentí con J., en quinto, con J. en el secundario, con P. en Uruguay, y finalmente con A. en 2019.
0 notes