Tumgik
tramduccion · 4 years
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Emma Ramadan es una traductora literaria de poesía y prosa, proveniente de Francia, el Medio Oriente y Norteamérica. Recibió la beca Fulbright de traducción otorgada por NEA, el premio PEN/Heim y en 2018 el premio Albertine. Sus traducciones incluyen obras de Anna Garréta como Sphinx y Not One day; Pretty Things de Viginie Despentes, The Shutters de Ahamed Bouanani y My Part Of Her de Javad Dhavahery. Recide en Providence, Rhode Island en donde es co-propietaria del la librería/bar Riffarff.
 Identidad, historia cultural y el poder del lenguaje.
 La traductora literaria Emma Ramadam comparte las complejidades de crecer en un hogar multilingüe, el valor cultural de una buena traducción, y cómo nuestra propio entendimiento del ser se encuentra envuelto en el lenguaje.
 ¿Creciste en un hogar multilingüe?
 La lengua materna de mi madre es el inglés. Es británica. Pero también habla un francés fluido, y al parecer también habla alemán, aunque nunca la he escuchado hablarlo. La lengua materna de mi padre es el árabe, luego el francés y luego el inglés. Mis padres sólo nos hablaban a mi hermano y a mí en inglés. Toda la familia de mi padre vivía in el sur de California con nosotros. Cada fin de semana hacíamos una gran reunión familiar en casa de mis abuelos, acompañada de mucha comida libanesa y en la cual había demasiado árabe y demasiada transición entre el árabe, el inglés y el francés. Pero yo sólo hablaba inglés.
 ¿Entonces no entendías lo que decían en árabe?
 En absoluto. Probablemente había algo con respecto a que mi mamá no pudiera entender árabe, por lo que mi papá no quería que tuviera un idioma con él que la excluyera. Pero no sé si él quiso alguna vez enseñarme árabe. Nunca me habló de Líbano. Mis padres hablaban francés y pasamos mucho tiempo en Francia. Este era el idioma que mis padres tenían sin mí y mi hermano, así que cuando querían hablar de algo enfrente de nosotros, tenían su lenguaje secreto. En cuanto pudo, mi hermano empezó a aprender francés en la escuela y yo también. Queríamos poder entender y responder a lo que decían. Lo disfrutaba mucho, así que continué haciéndolo. Mi mamá hablaba muy bien francés y me ayudaba a practicar y con mi tarea. En algún punto, por ejemplo con mi trabajo de traducción, ya no fue capaz de ayudarme. Se hizo muy claro muy rápido que su francés no era un francés literario complejo. Comencé a hacerle preguntas de proyectos de traducción en los que estaba trabajando y me decía “no tengo idea.” En algún punto mi francés se volvió diferente al de mis padres.
¿Cuándo decidiste ser traductora?
 Cuando estaba en la universidad. Estaba estudiando Literatura Comparada y la verdad no sabía qué hacer con eso. Sabía que me gustaban mucho los libros y me gustaba mucho leer, el francés y el lenguaje, pero en Brown no había tronco común y literalmente todo lo que hacía era tomar clases en donde leía y escribía ensayos acerca de los libros. Disfrutaba hacerlo, pero también se sentía súper insatisfactorio. No estaba interesada en convertir los libros en tarea, algo que estás diseccionando y  analizando con el mero propósito de conseguir una A. Ese esquema le consumía la esencia que tenía para mí. Estaba compartiendo esto con alguien, y ella dijo, “¿no sabes que hay un área de traducción? Es un área de Composición literaria donde tomas talleres de escritura y clases de lingüística y básicamente usas tu amor por los libros y tu amor por el lenguaje para traducir y crear algo nuevo en inglés.” La traducción, para mí, era una manera de conectar con la literatura, en una manera satisfactoria y en la que no matas la magia de la literatura, sino que le das más vida. La idea sonaba increíble.
Estudié en Francia e intenté traducir por mi cuenta y luego regresé a Brown. Tan pronto como regresé, me cambié al área de traducción en Literatura Comparada. Tuve grandes mentores en Brown: Cole Swensen, Forrest Fander, Robyn Creswell. Después de graduarme, comencé inmediatamente la maestría  en Traducción Cultural en la Universidad Americana de París, donde aprendí cómo ser consciente de lo que significa traducir de una cultora a otra, y de las disparidades entre culturas. Ese tipo de preguntas no se me habían preguntado en Brown, preguntas que no me habría forzado a pensar de haber intentado traducir por mi cuenta. Era perfecto porque estaba viviendo en un país franco parlante practicando más el idioma. Leíamos acerca de teoría de la traducción, teoría literaria y teoría cultural y participábamos en talleres. Formábamos parte, traducíamos libros. Teníamos un consejero. Sentía estar puliendo algo. Tenía la posibilidad de hablar mucho acerca de la traducción y la filosofía de la traducción, y todos estábamos intentando descubrir qué tipo de traductores queríamos ser. Me llevó a un nuevo nivel en el que me sentía más preparada para traducir.
 ¿Qué tipo de preguntas hace n traductor cuando están traduciendo cultura?
Extranjerizar contra domesticar, que es lo opuesto a extranjerizar, es hacer algo familiar para acercar a los lectores. En los 80s se estaban realizando muchas traducciones y en  los libros que se estaban publicando se borraban las referencias culturales con el fin de hacerlos más legibles para el público estadounidense. Yo creo que la gente ya dejó de hacerlo, o por lo menos está pasando menos. Además ahora tenemos notas al pie, tenemos glosarios, ahora tenemos esto y aquello. Pero también se trata acerca de ser generoso con el lector y con la cultura que estás traduciendo, y no borrar nada solo por la comodidad del lector al que va dirigido.
 A veces, en tu trabajo, por ejemplo, traduciendo Pretty Things de Virginie Despente’s Pretty Things, traduces subculturas ¿cómo es eso?
Es bastante difícil para mí porque yo no me proclamo como parte de esa subcultura. Seguido, traduzco cosas de alguna subcultura o cultura en específico, de la cual no soy parte y a la que no tengo acceso.  Pero la manera en la que las traducciones funcionan sin importar su contenido, es por la investigación. Tu trabajo es familiarizarte con esa cultura, aprender acerca de esa cultura o subcultura y luego reproducirla de manera precisa. Recuerdo cuando comencé a traducir a Anne Garréta, en donde casi todo toma lugar en discotecas, y mi consejero me dijo “necesitas ir a antros. Estás en París y tienes que ir antros”. Y yo como “okay…” porque era investigación. Y con el libro de Despentes, fue más preguntarle a mis amigos ciertas preguntas. Hay referencias a ciertas bandas. Así que preguntarle a algún amigo conoces a esta banda, quién escucharía a esta banda, qué edad tienen estas personas?” Y la jerga…O sea, si existe algún tipo de jerga usada en una subcultura en Francia, eso no significa que sea similar a la jerga de la subcultura de aquí. Sólo intento hacerla sonar auténtica. No siempre significa recrearla. Para mí, era como ver a una subcultura de personas de veintitantos en París, preguntarme “¿cómo hablan los veinteañeros en Estados Unidos?” no “¿cómo hablan en Francia?” y luego imitarlo.
Además de ir a antros ¿qué otras maneras de investigación se requieren?
Eso depende de cada lubro. Con la poesía marroquí en los que estuve trabajando recientemente, de Ahmed Bouanani, estuve en Marruecos  por un año. Involucró ir a su casa, ir a los lugares a los que él iba y hablar con su familia. Su poesía tiene muchas referencias culturales, de leyendas marroquíes, cuentos marroquíes, edificios, los colores de las calles. Puedes acceder a mucha de esta información si eres un académico con acceso a diferentes fuentes. Pero no soy estudiante, así que estar en los lugares, ser capaz de ver que él está hablando de este color, es de mucha ayuda. “Okay, está hablando acerca cómo los minaretes ver hacia el cielo, está hablando acerca de esta leyenda que nada que googlee me va a ayudar a descifrar”. Pero si voy a preguntarle al bibliotecario de este lugar, él me va a poder decir de qué se trata.
Eso está genial. Debe ser muy emociónate, graduarte de la universidad y volverte traductor, viajar y vivir todas estas cosas nuevas como parte de tu investigación.
Sí. También es importante para mí traducir del francés a autores que vivieron en otros lugares además de Francia. Hay muchos lugares en el mundo donde se habla francés; donde la gente está escribiendo en francés. Eso es algo impresionante acerca del francés. O sea, es desafortunado que esto ocurra por la colonización, pero significa que como francoparlante, tengo acceso a mucha más literatura que si hablara húngaro, por ejemplo. No quería enfocarme sólo en Francia y quería encontrar trabajos que vinieran de una perspectiva diferente y de una nación diferente. No hay muchos libros en Marruecos que estén siendo traducidos. No hay muchos libros de Argelia que estén siendo traducidos. No hay muchos libros de Senegal que estén siendo traducidos. Todos estos lugares donde hay escritura en francés, hay mucha reticencia o, no sé, tal vez falta de iniciativa por parte de traductores y publicistas. Si presentar y tener un libro marroquí más publicado que de otra manera no lo hubiera estado, es algo positivo.
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