ERIN.

“¿Por qué no?” preguntó recogiendo su cabello en una coleta alta que le permitía caminar sin molestas hebras golpeando su frente. “No me estás dejando muchas opciones” respondió suspirando con fuerza a la vez que comenzaba a caminar. “Intenta no matarte ¿sí?…yo sé que puedes lograrlo.”

“Porque podría pasarte algo, ¿acaso no has visto la película 127 horas?” Comentó, meneando su cabeza. “Lo siento, pero es que es mejor estar seguros de que no te vas a perder y vas a estar bien. - Hey, no soy tan torpe como puedo parecerlo, voy a estar bien.” Dijo, entrecerrando sus ojos para luego seguirle el paso. “¿Cómo has seguido?”

YOO SEON.

        Pensó que lo más sensato era guardar energías para intentar pedir ayuda una vez más en un par de minutos más tarde, porque claramente nadie se encontraba en los alrededores luego de que hubiera gastado bastante aire en gritar al viento sin recibir respuesta alguna. Pero escuchó a alguien, y pese a no comprender sus palabras, siguió gastando aliento con aquella palabra que se había convertido en su mantra. “¡Ayuda!” 

Tanteó por el camino, volteando a cualquier lado con la intención de localizar de dónde venía la aquella voz, que aunque no comprendía ni una de sus palabras, parecía como si estuviera pidiendo ayuda, y los vocablos en su mismo idioma reafirmaron sus pensamientos. Cuando encontró a la fémina, corrió hacia ella para ayudarle a salir de la trampa. “¿Estás bien? ¿Cómo te pasó esto?”

MILES.

    ❝ Estamos en una mala situación, Pocahontas ❞ le respondió, señalando a su alrededor como para probar su punto  ❝ Pero si tanto te importa mi bienestar y el del ambiente supongo que podría dejarlo para otro momento ❞ añadió con resignación guardando el paquete de cigarrillos y mechero para luego mirar a la rubia  ❝ ¿mejor así?❞

“Por eso mismo,” habló como si fuese algo obvio, asintiendo con su cabeza. A su parecer, no veía la razón por la que, en la situación que se encontraban, debía consumar algo tan dañino. “Mejor, muchas gracias.” Volvió a asentir, esbozando una sonrisa más amigable. “Pero ¿de verdad estás consciente de lo mucho que eso hace daño? Mata tus pulmones, literalmente.”

ooc.

si alguien quiere seguir alguna convo, avíseme por im pls

YOO SEON.

Enorme ironía el haber caído en una de las trampas que había ayudado a colocar. La falta de sueño, el ensimismamiento en su cabeza y la fatiga la jugaron una mala pasada en medio del bosque. Se encontraba en un hoyo, una de las trampas para animales que habían hecho, al cual había caído. “¡A-yu-da!” Gritaba, la frustración tiñendo las sílabas; era una de las pocas palabras en inglés que había aprendido. “똥” Mierda, gruñía. “나 여기 붙어있어.” Estoy atrapada aquí; olvidándose de que las probabilidades de qué alguien la entendiera eran escasas. 

La fémina planeaba dar un pequeño recorrido por los lugares más cercanos alrededores de la playa, sin lograr adentrarse mucho en el bosque que se levantaba poderosamente frente a ellos. Mas no estaba entre los mismo, escuchar aquel grito de ayuda, por lo que aceleró el pasó según la que creía la dirección correcta. “¿Dónde estás?” Gritó, colocando sus manos alrededor de sus labios para así causar que su voz sonara más alto. 

MILES.

   Habían pasado siete días desde el accidente y aunque no lo mostrara frente a otros le estaba poniendo cada vez más ansioso el hecho de que no había señal alguna de que fueran a ser rescatados. Sacó uno de los pocos cigarillos que aún le quedaban y batalló unos segundos con el encendedor antes de notar la figura frente a el.  ❝Estás bloqueando el paisaje❞ comentó sin mirar a la persona y siguió batallando con el mechero que al parecer estaba quedándose sin combustible.

Usualmente Thea no era el tipo de persona que solía meterse en los asuntos ajenos más de lo que debía, pero en ese caso sentía la necesidad de que debía hacerlo. “¿Puedo preguntar por qué, de entre todas las cosas que podrías hacer, estás fumando? O al menos intentando. Es malo para ti y para el ambiente.”

ERIN.

Se estaba poniendo muy nerviosa luego de varios días rodeada de desconocidos en una maldita isla en el medio de la nada, aunque quería fingir que no tenía miedo de estar perdida allí, ya no lo estaba logrando. Se puso de pie y tomó su navaja. “Voy a caminar” murmuró comenzando a mover los pies, aunque no era la mejor idea andar sola en aquel lugar, no toleraba mantenerse quieta de brazos cruzados.

“¿Y vas a irte sola?” Preguntó, sus ojos bien abiertos,para luego realizar menear su cabeza como respuesta negativa a su propia pregunta, cruzando sus brazos. “Te acompañaré y espero eso no te moleste, aunque de ser ese el caso igual iré contigo.” Continuó, levantando sus hombros y empezando a caminar, intentando seguirle el paso.

KYLE.

-¿Toda tu confianza? Eso es mucho para acabar de conocernos, esta relación va demasiado deprisa  - se permitió el lujo de bromear a pesar de la situación, después estrechó la mano de Thea con cuidado y un asentimiento de cabeza -Te libras del apodo porque es demasiado pronto para que me odies - era obvio que con ese nombre acabaría llamándola Alteza -Aguantar dos días aquí no creo que sea complicado pero hay que conservar la calma. Me vendría bien recuperar mis cosas - observó los restos desperdigados del avión. Sus pertenencias poco tenían que ver con simple ropa o aparatos tecnológicos como la mayoría.

Una carcajada se deslizó por su garganta, causando que se produjera un pequeño cambio en su humor; si bien no estaba de lo mejor, pequeñas bromas como aquellas le ayudaban a despejar su mente. “Sí, es lo único que puedo hacer en estos momentos, además lograste convencerme con lo que dijiste.” Terminó por sincerarse. Al final, el argumento del muchacho le había logrado calmarle sus nervios. “Vale. Prefiero que así sea.” Volvió a esbozar una sonrisa, esta irradiando un poco más de alegría. “No, pero creo que deberíamos recoger un par de cosas y poder hacer algún refugio con palmeras o algo. -¿Necesitas ayuda con eso?” 

VICENTE.

  ‘ Tendrás que acostumbrarte. Aquí habrá mucha sangre… definitivamente. ‘ Vicente contestó a las palabras de la castaña, tomando la camiseta entre sus manos para luego amarrarla donde se suponía que debía estar para frenar la hemorragia. ‘ Lo tengo. No te preocupes. ‘

“Ya lo sé, pero tú eres el que está más cerca y quien tiene más sangre.” Contestó, antes de volver a insistir.  “¿Seguro? Porque yo no sabré mucho de eso, pero sí sé cómo hacerlo.” Continuó, ahora observando la herida ajena.

VICENTE.

  ‘  Todo es mejor que tener un vidrio clavado en la jodida piernas, créeme. ‘ Observó la lesión recién dicha en su propia pierna y soltó un ahogado bufido. ‘  Quizás el avión venía con fallas y los incompetentes de mierda no hicieron caso alguno.  ‘

“Tienes razón.” Habló, ladeando su rostro igual que la mueca en su rostro. “Deberías hacer que alguien que sepa, te la vea, se te podría infectar o encajar más.” Sugirió con las mejores de sus intenciones. 

JAEBUM.

Deseaba tener una respuesta para la joven, pero no lo hacía. Él mismo estaba apretando los puños para mantenerse en una pieza. “No tiene caso… Preguntar,” formuló lo mejor que pudo tras rascarse la nuca. Le frustra no poder crear oraciones completas y más efectivas. “Calma. Ven, siéntate conmigo.”

Caminó de un lado a otro un par de veces, mostrándose un poco ansiosa pero decidiéndose al final, tomar asiento a su lado y tomando un mechón de su despeinada cabellera, jugando con el mismo. “¿Cómo es que andas tan calmado?” Murmuró, “¿tú te encuentras bien, uh?” Creyó que era pertinente preguntar por su estado, al parecer era lo único que creía correcto hacer durante ese momento.

when you were little you held your mother’s favorite glass figurine in your fingers & you loved it so tightly that you snapped it in your palms & since then you’ve let go of beautiful things before you get around to breaking them.

Excerpt from my chapbook and charity fundraiser, Phobic // r.i.d (via inkskinned)

FLAVIA.

— M-me he roto la frente —responde—. N-no creo que sea grave, pero duele —dice, cerrando sus ojos con fuerza para evitar que el mareo se intensifique—. ¿Tú? ¿E-estás bien?

Entrecerró sus ojos para poder ver mejor la herida de la que hablaba, examinándola vagamente como la inexperta que era con lo que respectaba a asuntos médicos. “¿Y te duele mucho? Yo creo que sólo deberías echarte agua ahí, así no se te infecta. - Oh, yo estoy bien, un dolor en el codo que no es nada.”

SIENNA.

Le puso una mano en el hombro, solamente por si ocupaba algo de apoyo en algún momento. Recordaba que minutos atrás, cuando se levantó por primera vez, casi perdió el equilibrio. “También todo eso,” Dijo en afirmación, claramente estaba en acuerdo. Si pasarían la noche al menos debían intentar hacerlo de la mejor manera. “No es apropiado que cargues cosas con el codo lastimado, pero yo puedo ir levantando lo que pueda,” Ofreció sin estar dispuesta a escuchar un no como respuesta. Comenzó a caminar sin dirección certera, tensando la mandíbula para controlar el túmulo de emociones interno. “¿Cuál es tu nombre?” 

Negó con su cabeza, no planeaba dejarle todo el trabajo a la fémina sólo por el pequeño dolor que se extendía en su codo. “No, sería injusto. De todas maneras ya se está quitando, de aquí a que empecemos a recoger cosas, ya habrá desaparecido por completo.” Soltó aquella mentirilla blanca, ofreciéndole una sonrisa que podría ser una especie de soporte a la misma. “Tampoco es que vayamos a cargar cosas súper pesadas.” Y con eso se dispuso a seguirle, esperando que pudiera mantenerle el paso. “Soy Thea - bueno más bien, Althea pero prefiero que me digan de la otra manera. ¿Y cuál es el tuyo?”

VICENTE.

   ‘   no te quedes mirándome la pierna como idiota y búscame una camiseta dentro de las maletas que están allí para poder detener la hemorragia, joder.  ‘

“Vale, vale, lo siento. Es que es demasiada sangre.” Mareándose un poco, dio unos pasos torpes en dirección al equipaje y tomar una de las camisetas, para luego dársela al chico. “¿Quieres que te ayude a hacer el torniquete?”

ADAM.

No era muy bueno consolando personas pero la chica parecía tan perturbada que lo intentó de veras. “Una falla, probablemente.” Se encogió de hombros. Acercándose levemente, ojos verdes buscaron los de la chica. “Intenta respirar profundo, cuenta hasta diez…” 

“Una falla que debieron haber notado antes de salir y ponernos a todos en peligro.” Sin negarse al consejo del moreno, le siguió la corriente empezando a contar hasta dicho número en su cabeza, sintiendo como este ejercicio realmente le ayudaba. “Eso de verdad sirve, gracias. Soy Althea, por cierto.”