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#teocoyohuehualoyan
milkaloloart · 2 years
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“La casa de los jaguares. Nivel 7”/ “House of the jaguars. Level 7” This piece is part of my show THE WALK HOME II at @cactusgallery . Check it out! link in bio #house #jaguars #casa #jaguares #thewalkhome #mictlan #milkalolo #mesoamerican #mythology #aztec #mitologia #mesoamerica #azteca #neomexicanismos #underworld #afterlife #teocoyohuehualoyan #heart #corazón #mexicanart #artemexicano #latinamericanart #womanartist #figurativeart #soulsjourney #acrylicpainting #mexicanfolklore #méxicomágico #ancientgods #mexicanculture https://www.instagram.com/p/CiyqiqxDLWf/?igshid=NGJjMDIxMWI=
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rios-jakenov · 5 years
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Mictlán
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Para los antiguos mexicas, la muerte no era el final, era solo el inicio del largo viaje hacia la tierra de los muertos, donde nuestros ancestros nos esperaban con amor.
La travesía no era fácil, el alma debía cruzar nueve terribles pruebas. Morir en ellas significaba perecer para siempre.”
Francisco Eusebio acababa de fallecer, su esposa le dejaba flores de cempasúchil y claveles blancos en su tumba. Ella todavía tenía que estar en Tlaltipac. Más adentro de las tierras que cubren el ataúd, Eusebio despertaba en izcuintlan, los coloradas tierras del Mictlan decoraban antes sus ojos y veía la tierra seca adornada con pencas de agaves; su esposa lo extrañaba y Eusebio lo sabía.
“De noche cuando Cruz duerme, gotitas caen desde el cielo. Eusebio le está llorando de lluvia manda sus besos, jazmines crecen de noche los más hermosos del pueblo son flores que él le manda llorándole, ¡Ay! Llorándole, ¡ay! Llorándole.
No le llores más Eusebio, dicen las flores del huerto, tu amor vivirá por siempre en Cruz y su corazón doliente.”
En la noche de Coyolxauhqui, día de muertos, cruz ponía al centro  del altar: su foto, velas, pétalos de cempasúchil, calaveras de azúcar y amaranto, pan de muerto, mezcal, pulque, naranjas, guayabas y un sahumerio con copal y mirra.
Eusebio pasaba el río Apanohuaia, su xoloescuincle de cuando era un niño lo esperaba con ansias desde hacía una década, pues su chucho era su barca hacia el otro lado del caudaloso río. Dándole cariños, su can lo seguía y le daba un abrazo, unas lágrimas salían de los ojos de Eusebio.
Rumbo hacia Tepectli Monamictla, Eusebio veía el baile de las montañas, con valentía corría hacia el fandango de las sierras, saltando ante los movimientos tectónicos de las piedras, mientras su perro corría detrás de él y metiéndose a un morral que tenía Eusebio colgando de su cuello. Eusebio dejaba detrás las montañas aplastantes
Después ambos subían al Iztepectetl, a Eusebio se le rasgaba la ropa y la carne, y sus huesitos tilicos iban rozagantes bajando de la montaña de vidrio negro.
En Itzehecayan pasaba el paisaje de hielo y nieve, entre las sierras de piedra negra, cubriéndose el esqueleto con una manta que cruz le dejó en el altar, pues hasta los huesos tienen frío. Y volaba como papalote en el Paniecatacoyan planeando con su chucho sobre los aires.
Ya en Timiminaloayan las flechas de los antiguos guerreros proyectadas hacia los viajeros por manos invisibles trataban de empalar a los pasantes, en un bosque de árboles negros con olor a copal, las saetas pasaban sobre Eusebio y la comida que este  traía le hacía de amortiguado, a trompicones Eusebio llegaba hacia Teocoyohuehualoyan, donde las zarpas de los jaguares de piel de runas los esperaban ansiosos y con sus ojos de fuego ponían decisión sobre cuál era la siguiente  víctima, así un jaguar del doble de tamaño que uno de Tlaltipac se lanzó sobre Eusebio y le quitó la última parte humana que aún le quedaba. Su corazón latiente ahora era comida de estos guardianes.
 Mientras tanto Eusebio veía con asombrosa fascinación el firmamento, pues veía las constelaciones o los templos flotantes de Quetzalcóatl o Huitzilopochtli o Tláloc construidos en Tlaltipac sobre  montículos de tierra que reposaban con fina suavidad sobre el aire e incluso pudo ver de reojo a la  gran serpiente emplumada. Una vez que Eusebio entró a Izmictlan Apochcalolca la laguna de aguas del color de la obsidiana, su cuerpo quedó completamente limpio  de la carne humana y su alma purificada, en Chicunamictlan debía de nadar las nueve aguas de Chiconauhhapan, y así con su can a lado, iba nadando con mucha fuerza ante los rápidos filosos del río, hasta que llegó al templo de Mictlantecuhtli y Mictecacíhuatl, un templo de luces guinda y ornamentos de flores de cempasúchil.  Mictlantecuhtli  con un penacho de plumas de guacamaya y quetzal  los observaba entrar, sentado en su trono y con un cetro de oro y demás bisutería en su cuerpo de dios.
Mictlantecuhtli le pidió una prueba para dejar pasar a Eusebio hacia el eterno descanso. Eusebio sacó un reloj de platino pero el señor de los muertos le hizo un ademán con el dedo de que eso no le servía y señaló un montículo de oro y joyas preciosas y uno de cráneos que probablemente no pudieron pasar. Con una mirada fúnebre Mictlantecuhtli lo tomó en sus zarpas y su perro empezó a ladrar. En ese momento su esposa puso un camafeo en el mantel del altar, y Eusebio ante la boca de Mictlantecuhtli le enseñó  el camafeo, cayendo Eusebio al suelo y Mictlantecuhtli abriendo las puertas del eterno descanso  con una mirada de ternura y una lágrima de ámbar que salió de sus cuencas negras, Eusebio estaba arrodillado ante las puertas,  veía de nuevos a sus antepasados y a una ciudad alegre de muchos colores, trajineras, edificios alegres y fuegos artificiales, una ciudad que siempre estaba en fiesta. Sus abuelos y sus tíos iban a darle un abrazo, con vestimenta revolucionaria y cananas cruzadas en x.
Su esposa lo recordaba en Tlaltipac, recordaba con tristeza el novenario de Eusebio, las noches de luto y su marcha funeraria.
“Por Cruz y sus ojos negros, dolor llevaba en el pecho, Cuando él se fue pal cielo.”
Un año después convenció a Mictlantecuhtli de que por piedad lo dejara estar un día en Tlaltipac, el dios siendo condescendiente se lo permitió, despertó en su ataúd  y salió de la tierra del panteón, movía sus huesos gozosos pues iba por su esposa, desde una miranda vio a lo lejos al pueblo y se dirigió hacia el pueblo.
Camino por las veredas de las calles adoquinadas y lo primero que hizo fue entrar a una cantina para ver si veía a sus viejos amigos, pero los borrachos casi se les salen los ojos de ver al muerto en la puerta. Paso a lado de la gente y la gente salía corriendo y gritando blasfemias. A un viejo casi le da un infarto, en eso una niña no le dio miedo y  ayudó a Eusebio pues ella sabía a quién estaba buscando, lo dirigió hacia el quiosco central donde una banda de calacas  con su acordeón, bajo, gaita y flauta tocaba cumbia: la cumbia calavera. Estrafalarias y locas, las calacas movían sus pies como si fuera polca o zapateado e iban tocando y marchando, Eusebio las siguió, unas catrinas se unieron al jolgorio contoneando sus huesitos al son de los platillos. Eusebio no era el único que tenía derecho a estar en Tlaltipac una vez más.
Eusebio llegó a la vieja casa donde la veía cuando eran novios, y en una de esas tantas ocasiones le tocó serenata, ahora la casa se veía descolorida, sola y con las paredes cuarteadas, siguió avanzó hasta que de reojo vio un altar, entró en aquella casa y vio a la foto de su esposa en un marco de madera y una ofrenda a su alrededor así como la que ella hacía.
Miró con tristeza la foto pero ella apareció detrás de él tomándole las manos y sacándole una enorme sonrisa, felices los dos, bailaron la cumbia calavera y abrazados se fueron caminando de nuevo hacia la última tierra del Mictlán.   15.-
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v66mx · 6 years
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Aquél lugar llamado Mictlán
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Las 9 regiones del Mictlán o Chiconauhmictlán, en la mitología mexica es concretamente la cosmovisión de las creencias nahuas referentes al espacio y al tiempo; en un universo estructurado mediante parcelas o regiones determinadas por unas fuerzas vivashecha posterior al nacimiento de los "dioses primordiales" (Omecíhuatl y Ometecuhtli), por los llamados "dioses creadores" (Xipetótec, Tezcatlipoca, Quetzalcóatl y Huitzilopochtli). Según la Wikipedia universal.
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Lo que sí sabemos o al menos creemos saber, es que desde el principio de los tiempos ha existido una necesidad de justificarnos cosas como la muerte para poder sentirnos de alguna forma más tranquilos y darle tranquilidad a los nuestros, ya que las preguntas nunca van a faltar.
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El viaje a Mictlán se compone de 9 niveles:
Primer nivel: APANOHUAIA
También llamado Itzcuintlan o “lugar de perros”, este sitio estaba a la orilla del caudaloso río Apanohuaia, que el muerto debía atravesar con la ayuda de un xoloitzcuintle de color pardusco.
Segundo Nivel: TEPECTLI MONAMICTLAN
El “lugar de los cerros que se juntan”. En este nivel se dice que existían dos cerros que se abrían y se cerraban, chocando entre sí de manera continua. Los muertos, por lo tanto, debían buscar el momento oportuno para cruzarlos sin ser triturados.
Tercer Nivel: IZTEPETL
En este lugar se encontraba un cerro cubierto de filosísimos pedernales que desgarraban los cadáveres de los muertos cuando estos tenían que escalarlos para cumplir con su trayectoria.
Cuarto Nivel: ITZEHECAYAN
El “lugar del viento de obsidiana” era un sitio desolado de hielo y piedra abrupta. Se trata de una sierra con aristas cortantes compuesta de ocho collados en los que siempre caía nieve.
Quinto Nivel: PANIECATACOYAN
“El lugar donde la gente vuela y se voltea como banderas”. Se dice que este lugar se ubicaba al pie del último collado o colina del Itzehecayan, donde los muertos perdían la gravedad y estaban a merced de los vientos, que los arrastraba hasta que finalmente eran liberados para pasar al nivel siguiente.
Sexto Nivel: TIMIMINALOAYAN
“El lugar donde la gente es flechada”. Aquí existía un extenso sendero a cuyos lados manos invisibles enviaban puntiagudas saetas para acribillar a los cadáveres de los muertos que lo atravesaban. Estas eran saetas perdidas durante las batallas.
Séptimo Nivel: TEOCOYOHUEHUALOYAN
Aquí los jaguares abrían el pecho del muerto para comerse su corazón.
Octavo Nivel: IZMICTLAN APOCHCALOLCA
En esta “laguna de aguas negras” (Apanhuiayo), el muerto terminaba de descarnar y su tonalli (su alma), se liberaba completamente del cuerpo.
Noveno Nivel: CHICUNAMICTLAN
Aquí el muerto debía atravesar las nueve aguas de Chiconauhhapan y, una vez superado este último obstáculo, su alma sería liberada completamente de los padecimientos del cuerpo, por Mictlantecuhtli y Mictecacihuatl, esencia de la muerte masculina y femenina respectivamente.
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Una vez terminado el viaje, el muerto podía presentarse ante Mictlantecutli (Señor de la muerte) y Mictecacihuatl (Señora de la muerte). Estos dioses del Mictlán comparten la función de regir y administrar a los que han muerto.
En este lugar de la muerte, según la mitología, no existían puertas y ventanas. El México antiguo no temblaba ante Mictlantecutli; lo hacía ante esa incertidumbre que es la vida del hombre, la llamaban Tezcatlipoca (los dos significados más aceptados para esta palabra son: Los brujos y Dios de la noche. Este dios representa la maldad y fue una de las deidades más temidas del México prehispánico).
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Y ya para terminar les dejo una roilita del buen Jorge Reyes.
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conexionrock · 5 years
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El misticismo que gira en torno a la Celebración de Día de Muertos en nuestro país, ha llamado la atención de mucha gente en diferentes partes del mundo. El culto a la muerte estuvo presente en distintas culturas a lo largo y ancho de México y a la fecha es una de las celebraciones más importantes y de mayor tradición que tenemos.
Tláhuac se viste de gala para recibir a sus invitados de honor, sus fieles difuntos… ¡Ven y se testigo de la comunión entre la vida y la muerte, vive con sus habitantes una tradición que da identidad no sólo a los tlahuaquenses, sino a todos los mexicanos a nivel mundial!
La alcaldía Tláhuac, presidida por el Profesor Raymundo Martínez Vite, hace pública la realización de la Celebración de Día de Muertos EL CAMINO AL MICTLÁN 2019, que se llevará a cabo los días Octubre 31, Noviembre 1 y 2, en el pueblo de San Andrés Mixquic, tradición de origen mesoamericano, que se verá aderezada en ésta segunda edición de EL CAMINO AL MICTLÁN con talento musical de primer nivel:
Aleks Syntek, el gran espectáculo multimedia Cantares de México de Laura Díaz que incluye cantantes, danzas, bailes, fino vestuario, performances y proyección de imágenes, Guillermo Zapata “El Caudillo del Son”, Leones de la Sierra Xichu, Parientes de Playa Vicente, Banda Rey Condoy de Faustino Vázquez, Exposición de Fidogónio Naxin (artista plástico Mazateco con su exposición “Calaveras Eróticas”), entre muchos artistas más.
Además, Cine, Teatro, Artesanías, Gastronomía típica, Ofrendas y una gran diversidad de actividades culturales en torno al Día de Muertos en un evento gratuito y apto para público de todas las edades.
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    Acerca del Mictlán:
De acuerdo a la cosmovisión mexica, el Mictlán (“Lugar de los muertos”) era el nivel inferior de la tierra de los muertos. El camino a este recinto, según Bernardino de Sahagún en su “Historia general de las cosas de la Nueva España”, era largo y peligroso: tenía nueve niveles verticales y descendientes. Se creía que el viaje duraba cuatro años y que, al llegar a Mictlán luego de haber superado todos los obstáculos, el alma del difunto era recibida por Mictlantecuhtli y Mictlancihuatl, las deidades del inframundo, quienes le anunciaban el final de sus pesares.
Al Mictlán se dirigían por igual nobles y plebeyos, sin distinción alguna de rango ni de riquezas, pues la muerte no discrimina a nadie.
Parte de los rituales funerarios para despedir a los difuntos en el México prehispánico era la confección de un discurso fúnebre de gran significado. Acto seguido, el difunto abandonaba este plano terrenal y despertaba a la orilla de un río, que sería la primera de las pruebas para encontrar el descanso eterno de su alma. Este viaje no era una tarea sencilla, pues cada nivel ponía a prueba su carácter, convicción y resistencia.
Primer nivel: CHICONAHUAPAN También llamado Itzcuintlan o “Lugar de perros”, este sitio estaba a la orilla de un caudaloso río, que el muerto debía atravesar con la ayuda de un xoloitzcuintle de color pardusco.
El color era importante, puesto que si se le pedía ayuda a un perro de color blanco, este se negaría y si se le pedía ayuda a un perro negro, este no aceptaría la tarea.
Segundo Nivel: TEPECTLI MONAMICTLAN El “Lugar de los cerros que se juntan”. En este nivel se dice que existían dos cerros que se abrían y se cerraban, chocando entre sí de manera continua. Los muertos, por lo tanto, debían buscar el momento oportuno para cruzarlos sin ser triturados.
Tercer Nivel: IZTEPETL En este lugar se encontraba un cerro cubierto de filosísimos pedernales, que desgarraban los cadáveres de los muertos cuando estos tenían que escalarlos para cumplir con su trayectoria.
Cuarto Nivel: ITZEHECAYAN El “Lugar del viento de obsidiana” era un sitio desolado de hielo y piedra abrupta. Se trata de una sierra con aristas cortantes compuesta de ocho collados en los que siempre caía nieve.
Quinto Nivel: PANIECATACOYAN “Lugar donde la gente vuela y se voltea como banderas”. Se dice que este lugar se ubicaba al pie del último collado o colina del Itzehecayan, donde los muertos perdían la gravedad y estaban a merced de los vientos, que los arrastraba hasta que finalmente eran liberados para pasar al nivel siguiente.
Sexto Nivel: TIMIMINALOAYAN “El lugar donde la gente es flechada”. Aquí existía un extenso sendero a cuyos lados manos invisibles enviaban puntiagudas saetas para acribillar a los cadáveres de los muertos que lo atravesaban. Estas eran saetas perdidas durante las batallas.
Séptimo Nivel: TEOCOYOHUEHUALOYAN Aquí los jaguares abrían el pecho del muerto para comerse su corazón.
Octavo Nivel: IZMICTLAN APOCHCALOLCA En esta “laguna de aguas negras” (Apanhuiayo), el muerto terminaba de descarnar y su tonalli (su alma), se liberaba completamente del cuerpo.
Noveno Nivel: CHICUNAMICTLAN Aquí el muerto debía atravesar las nueve aguas de Chiconauhhapan y, una vez superado este último obstáculo, su alma sería liberada completamente de los padecimientos del cuerpo, por Mictlantecuhtli y Mictecacihuatl, esencia de la muerte masculina y femenina respectivamente. Para transitar estas pruebas, el difunto debía ir surtido de algunos amuletos y pertenencias para facilitar su camino, entre agua, mantas, armas y papeles que dos oficiales le colocaban diciendo:
“Veis aquí con que habéis de caminar, y poníanle entre las mortajas, y así amortabajan el difunto con sus mantas y papeles que estaban aparejados, poniéndolos ordenadamente ante él, diciendo; Veis aquí con que habéis de pasar en medio de dos sierras que están encontrandose una con otra ; y más le daban al difunto otros papeles, diciendole: Veis aquí con que habéis de pasar el camino donde está una culebra guardando el camino. Y más daban otros papeles diciendo: Veis aquí con que habéis de pasar a donde está la lagartija verde, que se dice Xochitonal, y más decían al difunto: Veis aquí con que habéis de pasar ocho páramos; y más daban otros papeles diciendo: Veis aquí con que habéis de pasar ocho collados; y más decían al difunto: Veis aquí con que habéis de pasar el viento de navajas”. (Bernardino de Sahagún)
Al final de este largo viaje al Mictlán, el difunto debía entregar a Mictlantecuhtli los tributos que se le habían entregado antes de despertar a la orilla del río, pues no sería justo llegar ante el mismísimo señor de la muerte con las manos vacías.
¡Tláhuac invita a vivir esta gran experiencia y a preservar nuestras tradiciones!
El Camino del Mictlán 2019 en Mixquic
El misticismo que gira en torno a la Celebración de Día de Muertos en nuestro país, ha llamado la atención de mucha gente en diferentes partes del mundo.
El Camino del Mictlán 2019 en Mixquic El misticismo que gira en torno a la Celebración de Día de Muertos en nuestro país, ha llamado la atención de mucha gente en diferentes partes del mundo.
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