Tumgik
#red scharlach
keep-it-light · 2 years
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Just made these, so I’m just gonna leave them here. Enjoy. 👍
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lafcadiosadventures · 7 months
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are you a Lönnrot x Red Scharlach girlie or more of a Richard Madden x Yu Tsun girlie?
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jessebeckerms · 8 months
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Weingut Bischel Riesling Bingener Scharlachberg GG Rheinhessen 2022
Weathered slate rock is heterogeneously scarlet red (scharlach) colored due to its high iron oxide content. This site first appeared in documents dating 1248. Fragrant and spicy but underlying gunflint aromas. A very different smoky reductive character not present in the previously tasted Scharlachberg wines. Very good. ***+
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CHRISTOPHER ECCLESTON as RED SCHARLACH in DEATH AND THE COMPASS (1992)
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cupids-loveletter · 3 years
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Red Scharlach from the movie Death and the Compass
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sem-piterno · 3 years
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La muerte y la brújula
Jorge Luis Borges (1899–1986) (Artificios, 1944; Ficciones, 1944)
A Mandie Molina Vedia
De los muchos problemas que ejercitaron la temeraria perspicacia de Lönnrot, ninguno tan extraño —tan rigurosamente extraño, diremos— como la periódica serie de hechos de sangre que culminaron en la quinta de Triste-le-Roy, entre el interminable olor de los eucaliptos. Es verdad que Erik Lönnrot no logró impedir el último crimen, pero es indiscutible que lo previó. Tampoco adivinó la identidad del infausto asesino de Yarmolinsky, pero sí la secreta morfología de la malvada serie y la participación de Red Scharlach, cuyo segundo apodo es Scharlach el Dandy. Ese criminal (como tantos) había jurado por su honor la muerte de Lönnrot, pero éste nunca se dejó intimidar. Lönnrot se creía un puro razonador, un Auguste Dupin, pero algo de aventurero había en él y hasta de tahur.          El primer crimen ocurrió en el Hôtel du Nord, ese alto prisma que domina el estuario cuyas aguas tienen el color del desierto. A esa torre (que muy notoriamente reúne la aborrecida blancura de un sanatorio, la numerada divisibilidad de una cárcel y la apariencia general de una casa mala) arribó el día tres de diciembre el delegado de Podólsk al Tercer Congreso Talmúdico, doctor Marcelo Yarmolinsky, hombre de barba gris y ojos grises. Nunca sabremos si el Hôtel du Nord le agradó: lo aceptó con la antigua resignación que le había permitido tolerar tres años de guerra en los Cárpatos y tres mil años de opresión y de pogroms. Le dieron un dormitorio en el piso R, frente a la suite que no sin esplendor ocupaba el Tetraca de Galilea. Yarmolinsky cenó, postergó para el día siguiente el examen de la desconocida ciudad, ordenó en un placard sus muchos libros y sus muy pocas prendas, y antes de medianoche apagó la luz. (Así lo declaró el chauffeur del Tetrarca, que dormía en la pieza contigua.) El cuatro, a las 11 y 3 minutos A.M., lo llamó por teléfono un redactor de la Yidische Zaitung; el doctor Yarmolinsky no respondió; lo hallaron en su pieza, ya levemente oscura la cara, casi desnudo bajo una gran capa anacrónica. Yacía no lejos de la puerta que daba al corredor; una puñalada profunda le había partido el pecho. Un par de horas después, en el mismo cuarto, entre periodistas, fotógrafos y gendarmes, el comisario Treviranus y Lönnrot debatían con serenidad el problema.          —No hay que buscarle tres pies al gato —decía Treviranus, blandiendo un imperioso cigarro—. Todos sabemos que el Tetrarca de Galilea posee los mejores zafiros del mundo. Alguien, para robarlos, habrá penetrado aquí por error. Yarmolinsky se ha levantado; el ladrón ha tenido que matarlo. ¿Qué le parece?          —Posible, pero no interesante —respondió Lönnrot—. Usted replicará que la realidad no tiene la menor obligación de ser interesante. Yo le replicaré que la realidad puede prescindir de esa obligación, pero no las hipótesis. En la que usted ha improvisado interviene copiosamente el azar. He aquí un rabino muerto; yo preferiría una explicación puramente rabínica, no los imaginarios percances de un imaginario ladrón.          Treviranus repuso con mal humor:          —No me interesan las explicaciones rabínicas; me interesa la captura del hombre que apuñaló a este desconocido.          —No tan desconocido —corrigió Lönnrot —. Aquí están sus obras completas—. Indicó en el placard una fila de altos volúmenes; una Vindicación de la cábala; un Examen de la filosofía de Robert Fludd; una traducción literal del Sepher Yezirah; una Biografía del Baal Shem; una Historia de la secta de los Hasidim; una monografía (en alemán) sobre el Tetragrámaton; otra, sobre la nomenclatura divina del Pentateuco. El comisario los miró con temor, casi con repulsión. Luego, se echó a reír.          —Soy un pobre cristiano —repuso—. Llévese todos esos mamotretos, si quiere; no tengo tiempo que perder en supersticiones judías.          —Quizás este crimen pertenece a la historia de las supersticiones judías —murmuró Lönnrot.          —Como el cristanismo —se atrevió a completar el redactor de la Yidische Zaitung. Era miope, ateo y muy tímido.          Nadie le contestó. Uno de los agentes había
encontrado en la pequeña máquina de escribir una hoja de papel con esta sentencia inconclusa La primera letra del Nombre ha sido articulada.          Lönnrot se abstuvo de sonreír. Bruscamente bibliófilo o hebraísta, ordenó que le hicieran un paquete con los libros del muerto y los llevó a su departamento. Indiferente a la investigación policial, se dedicó a estudiarlos. Un libro en octavo mayor le reveló las enseñanzas de Israel Baal Shem Tobh, fundador de la secta de los Piadosos; otro, las virtudes y terrores del Tetragrámaton, que es el inefable Nombre de Dios; otro, la tesis de que Dios tiene un nombre secreto, en el cual está compendiado (como en la esfera de cristal que los persas atribuyen a Alejandro de Macedonia), su noveno atributo, la eternidad, es decir, el conocimiento inmediato de todas las cosas que serán, que son y que han sido en el universo. La tradición enumera noventa y nueve nombres de Dios; los hebraístas atribuyen ese imperfecto número al mágico temor de las cifras pares; los Hasidim razonan que ese hiato señala un centésimo nombre. El Nombre Absoluto.          De esa erudición lo distrajo, a los pocos días, la aparición del redactor de la Yidische Zaitung. Este quería hablar del asesinato; Lönnrot prefirió hablar de los diversos nombres de Dios; el periodista declaró en tres columnas que el investigador Erik Lönnrot se había dedicado a estudiar los nombres de Dios para dar con el nombre del asesino. Lönnrot, habituado a las simplificaciones del periodismo, no se indignó. Uno de esos tenderos que han descubierto que cualquier hombre se resigna a comprar cualquier libro, publicó una edición popular de la Historia de la secta de los Hasidim.          El segundo crimen ocurrió la noche del tres de enero, en el más desamparado y vacío de los huecos suburbios occidentales de la capital. Hacia el amanecer, uno de los gendarmes que vigilan a caballo esas soledades vio en el umbral de una antigua pintorería un hombre emponchado, yacente. El duro rostro estaba como enmascarado de sangre; una puñalada profunda le había rajado el pecho. En la pared, sobre los rombos amarillos y rojos, había unas palabras en tiza. El gendarme las deletreó... Esa tarde, Treviranus y Lönnrot se dirigieron a la remota escena del crimen. A izquierda y derecha del automóvil, la ciudad se desintegraba; crecía el firmamento y ya importaban poco las casas y mucho un horno de ladrillos o un álamo. Llegaron a su pobre destino: un callejón final de tapias rosadas que parecían reflejar de algún modo la desaforada puesta de sol. El muerto ya había sido identificado. Era Daniel Simó Azevedo, hombre de alguna fama en los antiguos arrabales del Norte, que había ascendido de carrero a guapo electoral, para degenerar después en ladrón y hasta en delator. (El singular estilo de su muerte les pareció adecuado: Azevedo era el último representante de una generación de bandidos que sabía el manejo del puñal, pero no del revólver.) Las palabras en tiza eran las siguientes: La segunda letra del Nombre ha sido articulada.          El tercer crimen ocurrió la noche del tres de febrero. Poco antes de la una, el teléfono resonó en la oficina del comisario Treviranus. Con ávido sigilo, habló un hombre de voz gutural; dijo que se llamaba Ginzberg (o Ginsburg), y que estaba dispuesto a comunicar, por una remuneración razonable, los hechos de los dos sacrificios de Azevedo y Yarmolinsky. Una discordia de silbidos y de cornetas ahogó la voz del delator. Después, la comunicación se cortó. Sin rechazar la posibilidad de una broma (al fin, estaban en carnaval), Treviranus indagó que le habían hablado desde el Liverpool House, taberna de la Rue de Toulon —esa calle salobre en la que conviven el cosmorama y la lechería, el burdel y los vendedores de biblias. Treviranus habló con el patrón. Este (Black Finnegan, antiguo criminal irlandés, abrumado y casi anulado por la decencia) le dijo que la última persona que había empleado el teléfono de la casa era un inquilino, un tal Gryphius, que acababa de salir con unos amigos. Treviranus fue enseguida al
Liverpool House. El patrón le comunicó lo siguiente: Hace ocho días, Gryphius había tomado pieza en los altos del bar. Era un hombre de rasgos afilados, de nebulosa barba gris, trajeado pobremente de negro; Finnegan (que destinaba esa habitación a un empleo que Treviranus adivinó) le pidió un alquiler sin duda excesivo; Gryphius inmediatamente pagó la suma estipulada. No salía casi nunca; cenaba y almorzaba en su cuarto; apenas si le conocían la cara en el bar. Esa noche, bajó a telefonear al despacho de Finnegan. Un cupé cerrado se detuvo ante la taberna. El cochero no se movió del pescante; algunos parroquianos recordaron que tenía máscara de oso. Del cupé bajaron dos arlequines; eran de reducida estatura y nadie pudo no observar que estaban muy borrachos. Entre balidos de cornetas, irrumpieron en el escritorio de Finnegan; abrazaron a Gryphius, que pareció reconocerlos, pero que les respondió con frialdad; cambiaron unas palabras en yiddish —él en voz baja, gutural, ellos con las voces falsas, agudas— y subieron a la pieza del fondo. Al cuarto de hora bajaron los tres, muy felices; Gryphius, tambaleante, parecía tan borracho como los otros. Iba, alto y vertiginoso, en el medio, entre los arlequines enmascarados. (Una de las mujeres del bar recordó los losanges amarillos, rojos y verdes.) Dos veces tropezó; dos veces lo sujetaron los arlequines. Rumbo a la dársena inmediata, de agua rectangular, los tres subieron al cupé y desaparecieron. Ya en el estribo del cupé, el último arlequín garabateó una figura obscena y una sentencia en una de las pizarras de la recova.          Treviranus vio la sentencia. Era casi previsible; decía: La última de las letras del Nombre ha sido articulada.          Examinó, después, la piecita de Gryphius—Ginzberg. Había en el suelo una brusca estrella de sangre; en los rincones, restos de cigarrillo de marca húngara; en un armario, un libro en latín —el Philologus hebraeograecus(1739), de Leusden— con varias notas manuscritas. Treviranus lo miró con indignación e hizo buscar a Lönnrot. Este, sin sacarse el sombrero, se puso a leer, mientras el comisario interrogaba a los contradictorios testigos del secuestro posible. A las cuatro salieron. En la torcida Rue de Toulon, cuando pisaban las serpentinas muertas del alba, Treviranus dijo:          —¿Y si la historia de esta noche fuera un simulacro?          Erik Lönnrot sonrió y le leyó con toda gravedad un pasaje (que estaba subrayado) de la disertación trigésima tercera del Philologus: Dies Judaeorum incipit a solis occasu usque ad solis occasum diei sequentis. Esto quiere decir —agregó—, El día hebreo empieza al anochecer y dura hasta el siguiente anochecer.          El otro ensayó una ironía.          —¿Ese dato es el más valioso que usted ha recogido esta noche?          —No. Más valiosa es una palabra que dijo Ginzberg.          Los diarios de la tarde no descuidaron esas desapariciones periódicas. La Cruz de la Espada las contrastó con la admirable disciplina y el orden del último Congreso Eremítico; Erns Palast, en El Mártir, reprobó “las demoras intolerables de un pogrom clandestino y frugal, que ha necesitado tres meses para liquidar tres judíos”; la Yidische Zaitung rechazó la hipótesis horrorosa de un complot antisemita, “aunque muchos espíritus penetrantes no admiten otra solución del triple misterio”; el más ilustre de los pistoleros del Sur, Dandy Red Scharlach, juró que en su distrito nunca se producirían crímenes de ésos y acusó de culpable negligencia al comisario Franz Treviranus.          Este recibió, la noche del primero de marzo, un imponente sobre sellado. Lo abrió: el sobre contenía una carta firmada Baruj Spinoza y un minucioso plano de la ciudad, arrancado notoriamente de un Baedeker. La carta profetizaba que el tres de marzo no habría un cuarto crimen, pues la pinturería del Oeste, la taberna de la Rue de Toulon y el Hôtel du Nord eran “los vértices perfectos de un triángulo equilátero y místico”; el plano demostraba en tinta roja la regularidad de ese triángulo. Treviranus leyó con resignación ese argumento more
geometrico y mandó la carta y el plano a casa de Lönnrot, indiscutible merecedor de tales locuras.          Erik Lönnrot las estudió. Los tres lugares, en efecto, eran equidistantes. Simetría en el tiempo (3 de diciembre, 3 de enero, 3 de febrero); simetría en el espacio también... Sintió, de pronto, que estaba por descifrar el misterio. Un compás y una brújula completaron esa brusca intuición. Sonrió, pronunció la palabra Tetragrámaton (de adquisición reciente) y llamó por teléfono al comisario. Le dijo:          —Gracias por ese triángulo equilátero que usted anoche me mandó. Me ha permitido resolver el problema. Mañana viernes los criminales estarán en la cárcel; podemos estar muy tranquilos.          —Entonces, ¿no planean un cuarto crimen?          —Precisamente, porque planean un cuarto crimen, podemos estar muy tranquilos.          —Lönnrot colgó el tubo. Una hora después, viajaba en un tren de los Ferrocarriles Australes, rumbo a la quinta abandonada de Triste-le-Roy. Al sur de la ciudad de mi cuento fluye un ciego riachuelo de aguas barrosas, infamado de curtiembres y de basuras. Del otro lado hay un suburbio donde, al amparo de un caudillo barcelonés, medran los pistoleros. Lönnrot sonrió al pensar que el más afamado —Red Scharlach— hubiera dado cualquier cosa por conocer su clandestina visita. Azevedo fue compañero de Scharlach; Lönnrot consideró la remota posibilidad de que la cuarta víctima fuera Scharlach. Después, la desechó... Virtualmente, había descifrado el problema; las meras circunstancias, la realidad (nombres, arrestos, caras, trámites judiciales y carcelarios) apenas le interesaban ahora. Quería pasear, quería descansar de tres meses de sedentaria investigación. Reflexionó que la explicación de los crímenes estaba en un triángulo anónimo y en una polvorienta palabra griega. El misterio casi le pareció cristalino; se abochornó de haberle dedicado cien días.          El tren paró en una silenciosa estación de cargas. Lönnrot bajó. El aire de la turbia llanura era húmedo y frío. Lönnrot echó a andar por el campo. Vio perros, vio un furgón en una vía muerta, vio el horizonte, vio un caballo plateado que bebía del agua crapulosa de un charco. Oscurecía cuando vio el mirador rectangular de la quinta de Triste-le-Roy, casi tan alto como los negros eucaliptos que lo rodeaban. Pensó que apenas un amanecer y un ocaso (un viejo resplandor en el oriente y otro en el occidente) lo separaban de la hora anhelada por los buscadores del Nombre.          Una herrumbrada verja definía el perímetro irregular de la quinta. El portón principal estaba cerrado. Lönnrot, sin mucha esperanza de entrar, dio toda la vuelta. De nuevo ante el porton infranqueable, metió la mano entre los barrotes, casi maquinalmente, y dio con el pasador. El chirrido del hierro lo sorprendió. Con una pasividad laboriosa, el portón entero cedió.          Lönnrot avanzó entre los eucaliptos, pisando confundidas generaciones de rotas hojas rígidas. Vista de cerca, la casa de la quinta de Triste-le-Roy abundaba en inútiles simetrías y en repeticiones maniáticas: a una Diana glacial en un nicho lóbrego correspondía en un segundo nicho otra Diana; un balcón se reflejaba en otro balcón; dobles escalinatas se abrían en doble balaustrada. Lönnrot rodeó la casa como había rodeado la quinta. Todo lo examinó: bajo el nivel de la terraza vio una estrecha persiana.          La empujó: unos pocos escalones de mármol descendían a un sotano. Lönnrot, que ya intuía las preferencias del arquitecto, adivino que en el opuesto muro del sótano había otros escalones. Los encontró, subió, alzó las manos y abrió la trampa de salida.          Un resplandor lo guió a una ventana. La abrió: una luna amarilla y circular definía en el triste jardín dos fuentes cegadas. Lönnrot exploró la casa. Por ante comedores y galerías salió a patios iguales y repetidas veces al mismo patio. Subió por escaleras polvorientas a antecámaras circulares; infinitamente se multiplicó en espejos opuestos; se cansó de abrir o entreabrir ventanas que le revelaban, afuera, el mismo desolado
jardín desde varias alturas y varios ángulos; adentro, muebles con fundas amarillas y arañas embaladas en tarlatán. un dormitorio lo detuvo; en ese dormitorio, una sola flor en una copa de porcelana; al primer roce los pétalos antiguos se deshicieron. En el segundo piso, en el último, la casa le pareció infinita y creciente. La casa no es tan grande, pensó. La agrandan la penumbra, la simetría, los espejos, los muchos años, mi desconocimiento, la soledad.          Por una escalera espiral llegó al mirador. La luna de esa tarde atravesaba los losanges de las ventanas; eran amarillos, rojos y verdes. Lo detuvo un recuerdo asombrado y vertiginoso. Dos hombres de pequeña estatura, feroces y fornidos, se arrojaron sobre él y lo desarmaron; otro, muy alto, lo saludó con gravedad y le dijo:          —Usted es muy amable. Nos ha ahorrado una noche y un día.          Era Red Scharlach. Los hombres maniataron a Lönnrot. Este, al fin, encontró su voz.          —Scharlach, ¿usted busca el Nombre Secreto?          Scharlach seguía de pie, indiferente. No había participado en la breve lucha, apenas si alargó la mano para recibir el revólver de Lönnrot. Habló; Lönnrot oyó en su voz una fatigada victoria, un odio del tamaño del universo, una tristeza no menor que aquel odio.          —No —dijo Scharlach—. Busco algo más efímero y deleznable, busco a Erik Lönnrot. Hace tres años, en un garito de la Rue de Toulon, usted mismo arrestó e hizo encarcelar a mi hermano. En un cupé, mis hombres me sacaron del tiroteo con una bala policial en el vientre. Nueve días y nueve noches agonicé en esta desolada quinta simétrica; me arrasaba la fiebre, el odioso Jano bifronte que mira los ocasos y las auroras daban horror a mi ensueño y a mi vigilia. Llegué a abominar de mi cuerpo, llegué a sentir que dos ojos, dos manos, dos pulmones, son tan mostruosos como dos caras. Un irlandés trató de convertirme a la fe de Jesús; me repetía la sentencia de los goim: Todos los caminos llevan a Roma. De noche, mi delirio se alimentaba de esa metáfora: yo sentía que el mundo es un laberinto, del cual era imposible huir, pues todos los caminos, aunque fingieran ir al Norte o al Sur, iban realmente a Roma, que era también la cárcel cuadrangular donde agonizaba mi hermano y la quinta de Triste-le-Roy. En esas noches yo juré por el dios que ve con dos caras y por todos los dioses de la fiebre y de los espejos tejer un laberinto en torno del hombre que había encarcelado a mi hermano. Lo he tejido y es firme: los materiales son un heresiólogo muerto, una brújula, una secta del siglo XVIII, una palabra griega, un puñal, los rombos de una pinturería.          El primer término de la serie me fue dado por el azar. Yo había tramado con algunos colegas —entre ellos, Daniel Azevedo— el robo de los zafiros del Tetrarca. Azevedo nos traicionó: se emborrachó con el dinero que le habíamos adelantado y acometió la empresa el día antes. En el enorme hotel se perdió; hacia las dos de la madrugada irrumpió en el dormitorio de Yarmolinsky. Este, acosado por el insomio, se había puesto a escribir. Verosímilmente, redactaba unas notas o un artículo sobre el Nombre de Dios; había escrito ya las palabras La primera letra del Nombre ha sido articulada. Azevedo le intimó silencio; Yarmolinsky alargó la mano hacia el timbre que despertaría todas las fuerzas del hotel; Azevedo le dio una sola puñalada en el pecho.Fue casi un movimiento reflejo; medio siglo de violencia le había enseñado que lo más fácil y seguro es matar... A los diez días yo supe por la Yidische Zaitung que usted buscaba en los escritos de Yarmolinsky la clave de la muerte de Yarmolinsky. Leí la Historia de la secta de los Hasidim; supe que el miedo reverente de pronunciar el Nombre de Dios había originado la doctrina de que ese Nombre es todopoderoso y recóndito. Supe que algunos Hasidim, en busca de ese Nombre secreto, habían llegado a cometer sacrificios humanos... Comprendí que usted conjeturaba que los Hasidim habían sacrificado al rabino; me dediqué a justificar esa conjetura.          Marcelo Yarmolinsky murió la
noche del tres de diciembre; para el segundo “sacrificio” elegí la del tres de enero. Muró en el Norte; para el segundo “sacrificio” nos convenía un lugar del Oeste. Daniel Azevedo fue la víctima necesaria. Merecía la muerte: era un impulsivo, un traidor; su captura podía aniquilar todo el plan. Uno de los nuestros lo apuñaló; para vincular su cadáver al anterior, yo escribí encima de los rombos de la pinturería La segunda letra del Nombre ha sido articulada.          El tercer “crimen” se produjo el tres de febrero. Fue, como Treviranus adivinó, un mero simulacro. Gryphius-Ginzberg-Ginsburg soy yo; una semana interminable sobrellevé (suplementado por una tenua barba postiza) en ese perverso cubículo de la Rue de Toulon, hasta que los amigos me secuestraron. Desde el estribo del cupé, uno de ellos escribió en un pilar La última de las letras del Nombre ha sido articulada. Esa escritura divulgó que la serie de crímenes era triple. Así lo entendió el público; yo, sin embargo, intercalé repetidos indicios para que usted, el razonador Erik Lönnrot, comprendiera que es cuádruple. Un prodigio en el Norte, otros en el Este y en el Oeste, reclaman un cuarto prodigio en el Sur; el Tetragrámaton —el nombre de Dios, JHVH— consta de cuatroletras; los arlequines y la muestra del pinturero sugieren cuatro términos. Yo subrayé cierto pasaje en el manual de Leusden: ese pasaje manifiesta que los hebreos computaban el día de ocaso a ocaso; ese pasaje da a entender que las muertes ocurrieron el cuatro de cada mes. Yo mandé el triángulo equilátero a Treviranus. Yo presentí que usted agregaría el punto que falta. El punto que determina un rombo perfecto, el punto que prefija el lugar donde una exacta muerte lo espera. Todo lo he premeditado, Erik Lönnrot, para atraerlo a usted a las soledades de Triste-le-Roy.          Lönnrot evitó los ojos de Scharlach. Miró los árboles y el cielo subdivididos en rombos turbiamente amarillos, verdes y rojos. Sintió un poco de frío y una tristeza impersonal, casi anónima. Ya era de noche; desde el polvoriento jardín subió el grito inútil de un pájaro. Lönnrot consideró por última vez el problema de las muertes simétricas y periódicas.          —En su laberinto sobran tres líneas —dijo por fin—. Yo sé de un laberinto griego que es una línea única, recta. En esa línea se han perdido tantos filósofos que bien puede perderse un mero detective. Scharlach, cuando en otro avatar usted me dé caza, finja (o cometa) un crimen en A, luego un segundo crimen en B, en 8 kilómetros de A, luego un tercer crimen en C, a 4 kilómetros de A y de B, a mitad de camino entre los dos. Aguárdeme después en D, a 2 kilómetros de A y de C, de nuevo a mitad de camino. Máteme en D, como ahora va a matarme en Triste-le-Roy.          Para la otra vez que lo mate —replicó Scharlach—, le prometo ese laberinto, que consta de una sola línea recta y que es indivisible, incesante.          Retrocedió unos pasos. Después, muy cuidadosamente, hizo fuego.
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livila · 5 years
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Black Sails Anniversary Appreciation
I’m not sure this’ll work but here goes...
World of Soto - Portraits Love these, great simple style
Finnguala - Flint Portrait This 2016 piece is still one of my favs
Laska Psy - Fox Flint I love the humour and style of these
queenstardust - Anne Bonny Lovely ink piece, makes me think of Bunty comics.
iliadele - Silver & Flint I love the movement in this, that kiss is just lost.
riisinaakka-draws - Flint & MIranda The atmosphere in this one is amazing, composition, reflection: so good.
wrecked-fuse - Flint Caught those eyes, that look. Love the loose style, tight in the place that matter.
fzzzzzzzz - Flint Ink sketches, lovely style.
mrborsch - Thomas and Flint Loose sketchy style with dusky colours, love
shipping dragons - Flint Lovely ross hatching style, focus with the frame
luluxa - Flint This first piece is still may favourite because it’s loose and intense... and I used almost the same moment in my first black sails piece - although this has way better colours.
Red Scharlach - Mini McGraw/Hamiltons I just bought this in t-shirt form. I love the little characters.
Kambarbay - Silver and Flint This subtle piece conveys much - nice colouring on sketch.
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Note #37: Jorge Luis Borges’ “Death and The Compass”: the poison in the logic
(This note contains major spoilers for Jorge Luis Borges’s “Death and The Compass” short story)
Jorge Luis Borges’s “Death and The Compass,” translated by Anthony Kerrigan, is my first exposure to old-school metaphysical detective fiction, and it certainly has left me with a memorable experience.
Despite its short length, “Death and The Compass” incorporates a lot of anti-detective elements in its narrative. Whereas the traditional detective story revels in the detective's triumph over the culprit, “Death and The Compass” begins by summarizing the failure of the detective figure, Lönnrot, in preventing the final crime. By revealing the conclusion before the mystery even gets revealed, the short story puts the detective figure into the spotlight typically reserved for the culprit; the narrative is not about an investigation into the culprit’s faults, but the detective figure’s instead. As if to put the final nail to the reader’s expectation of a typical story, the source of his failure comes not from any physical source, but from the detective’s ultimate tool of the mind—ratiocination. Ratiocination has always been prevalent in the genre: Sherlock Holmes uses ratiocination to reveal the truth behind the “speckled band”; Hercule Poirot uses ratiocination to unmask Roger Ackroyd’s murderer; and even modern detective figures such as Athena Cykes still use ratiocination to solve their cases. With how integral rational logic has been to the core of the genre, the reveal that the rational methodology is what led Lönnrot into his downfall becomes a powerful statement about the genre’s blind reliance on ratiocination as answer to everything. This infection of Borges’ anti detective element continues down to the end with its ambiguous ending; It is a huge departure from the clear-cut ending found in most Golden Age detective novels. No longer does the ending have to spell out the answers to every mystery within a novel; the end of “Death and The Compass” only leaves readers with more questions than answers. Does Red Scharlach really shoot Lönnrot? If he does, does Lönnrot survive? What will happen next for Treviranus?—These unanswered questions open up endless possibilities for outcomes.
Just as order in narrative’s structure has always been a big topic of interest in the detective genre, the downsides of such focus on narrative is the anti-detective story’s main interest. Even though “Death and The Compass” is only a few pages long, it dismantles the rigid structure that has long been established in the genre by inverting the genre’s recurring dual narratives, enclosement, and most importantly, ratiocination. But in undermining this limited arrangement, this anti-detective story also showcases new possibilities detective stories could become: one that does not have to confine the puzzle pieces to the fair play rule; that does not need to have the detective undefeatable; that does not have to end with a concrete solution. An anti-detective fiction may work against a lot of the detective fiction’s conventions, but it remains a detective story nonetheless. At the end of the day, “Death and The Compass” still features major plot elements of the genre with Lönnrot’s investigation and prediction of crime, and while ratiocination may have caused Lönnrot’s downfall, it nevertheless exists and leads to the end. The anti-detective elements are there not to dismiss genre’s enduring legacy, but to showcase a potential branch of the genre’s future.
I still have a lot more tangling thoughts about this short story, but I think it is best if I revisit it later.
My next reading plan is to check out some of Borges’ other short stories such as “The Garden of Forking Paths” and “Ibn-Hakam al-Bokhari, Murdered in His Labyrinth”.
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what-nathan-did · 6 years
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Spiderweb - ★★★
Watched this as a special feature on the DVD for Death and the Compass (Alex Cox had it included as it adapts the same story), and I think the "anti-detective story" throughline comes out much clearer in this one. In part I think that's because Nigel Hawthorne, in one of his very first film roles, better fits the archetype of a detective too easily drawn into conspiracy of the occult and esoteric. I had to double-check if he'd ever player Sherlock, for example, since he absolutely gives off those vibes (he has not).
Speaking of Sherlock, was Borges being playful by naming the villain Red Scharlach? The word as spoken isn't very similar, but written on the page it definitely has a bit of an echo. Hmm.
I think my favorite touch in this is an overhead shot of a symbolic chess game. Nice summation of the state of the case/mind-game, as well as being a clever visual gimmick to neatly express that moment reaching its ultimate end.
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keep-it-light · 2 years
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Our beloved Red Scharlach.
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backlinkcomtr · 6 years
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Es ist der ganze Zorn: Mahagonifarben
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Es ist der ganze Zorn: Mahagonifarben
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Diese an dunkle Bitterschokolade erinnernde, lockige Lockenpracht zeigt eine elegante, brünette Farbmischung Farbtöne beginnen und wo sie sich so mühelos vermischen. Wenn Sie etwas Einfaches und Süßes suchen, suchen Sie nicht weiter! Wir geben dir Deckung. Wenn es um Brünetten geht, kennen wir unsere Haare.
# 2: Tiefe Aubergine
Tief, reich, lebendig, verspielt … Brauchen wir mehr? Das sind alles Worte, die einem in den Sinn kommen, wenn dieser wunderschöne Kopf durch eine Menschenmenge läuft. Umhüllt von der wahren Bedeutung von Mahagoni, überbietet sich dieser Look mit ein wenig lila Schattierung.
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# 3: Deep Wine Red Hair
Irgendwo zwischen offen und subtil , dieser Stil geht die Linie der steigenden Popularität … und schnell! Wo beginnt der rote und der violette? Wer weiß? Wen interessiert das schon? Alles, was zählt, ist, dass es bei diesem frischen Look darum geht, in der eigenen Haut frech und behaglich zu sein.
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# 4: Vibrant Merlot Curls
Diese mahagonirote Haarfarbe ist wahrlich "DYE" für. Die sanfte rote Farbe ist nicht so wie bei anderen Rotweinen, teilweise aufgrund der braunen Basis. Die Mischung der zwei Farben bringt diesen Look auf seine Höhe, verstärkt durch weiche, leichte Locken, die immer noch der Kühnheit entsprechen.
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# 5: Dunkle Schokolade zu Kastanie
Diese schöne Balayage ist ein perfekter Übergang von dunkel zu hell in einer Farbe, ohne in Bezug auf modernen Stil zu verrückt zu werden. Beginnend mit einer tiefen mahagonibraunen Haarfarbe und fließen in eine süße Kastanie ist der perfekte Weg, um Ihre Lieblings-rotbraun aussehen.
# 6: Dark Violet on Black [19659012] Dieser Look ist für ein kantiges Mädchen, das keine Angst vor der ungerechtfertigten Meinung von irgendjemandem hat. Mit einem frischen Bob, der durch eine perfekte Mischung aus Lila und Rot mit einem Hauch von Blau getönt wird, verlässt du den Salon wunderschön und bereit, jede Mauer, die dir im Weg steht, niederzureißen.
Sind Sie bereit, die scharlachroten Töne abzukühlen und auf einen weicheren Violett-Ton zu setzen? Sogar auf etwas Silber hinweisend, ist diese Farbe winterlich genug, um jemanden in Bewunderung und Ehrfurcht erstarren zu lassen. Stellen Sie sicher, dass Sie sie aufwärmen lassen, damit Sie alle Geheimnisse Ihrer Haarfarbe teilen können!
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# 8: Shining Chocolate
Glänzend mit dem Glanz eines neuen Besuchs zu der Schönheitssalon, ist diese Mahagoni-Haarfarbe wirklich einzigartig. Während es auf den ersten Blick wie ein klassischer Schokoladenton aussehen mag, mag man von den eisigen blauen Untertönen überrascht sein, die die exquisite Farbe noch faszinierender machen.
# 9: Dark Mahagoni
Diese Farbe ist so tief und passt wunderbar zu Schwarz. Die Locken betonen den glänzenden Mahagoni-Ton, der ein Glühen bekommt und dunklen Haaren die gewünschte Dimension verleiht.
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# 10: Burgunder und Mahagoni-Mischung
Things are Mit dieser Mahagoni-Haarfarbe werden wir definitiv eine Stufe höher, wenn wir das Braun zurücklassen, um unsere karmesinroten Wurzeln vollständig zu umarmen. Buchstäblich mit den Wurzeln beginnend, kaskadieren die rotvioletten Farbtöne sanft in einen echten Mahagoni-Schatten, der all die Bewunderung der Welt wert ist.
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# 11: Klassisch und Weich
Dieser Farbton aus Mahagoni ist weich und süß, perfekt für all jene, die einen klassischen, brünetten Look haben, den viele Mädels auf der Straße heute rocken! Mit einem zarten Glanz der Blondine wird dieser unschuldige Blick garantiert ein paar Köpfe drehen!
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# 12: Aubergine Waves
Wow, sieh dir diese Schönheit an! Für Mädchen, die mehr daran interessiert sind, mit ihrem "Do" eine mutige Aussage zu machen, ist dies der neue Look, den Sie brauchen! Diese spezifische Farbe ist reich und lebendig und zieht die violetten Aspekte des Schattens hervor, den wir hier diskutieren.
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# 13: Tiefes Crimson Balayage
Balyage ombre it is! Dieser Look wird definitiv in die Ombre-Kategorie eingeordnet, beginnend mit einem ziemlich dunklen Mahagoni und mit einem lebhaften rötlichen Purpur versehen. Etwas unordentlich gestylt, haben sie eine "Teufel-kann-Spiel-Einstellung", um von einem frechen Mädchen gezogen zu werden. Aber die wahre Schönheit dieses Looks ist, dass es nicht übertrieben, sondern eher einfach ist.
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# 14: Mahogany Balayage
Diese wunderschöne Stil mag ziemlich abgeschwächt erscheinen, aber siehe da, es fällt immer noch in die mahagonibraune Haarfarbe Kategorie! Ein weiterer frecher Balayage – Look, der dich glücklich sitzen lässt und dich schön fühlt!
# 15: Light Mahogany Brunette
Dieser Stil ist besonders für diejenigen geeignet, die auf der Suche sind eine Frisur, die sanft, klassisch und nie aus der Mode kommt. Mit einem leichten Farbton von Mahagoni kann ein Mädchen mit diesem gedämpften Schatten, der sich perfekt kräuselt, nichts falsch machen.
# 16: Lebendige Crimson Curls
Eine Mahagoni-Haarfarbe bezieht sich normalerweise auf einen rötlich-braunen Ton, aber Sie können das Braun fast vollständig mit diesem wilden Blick rauswerfen! Umfassen Sie den leidenschaftlichen Karmesin in Ihrem Leben und gehen Sie für diesen unverschämten Blick, der Ihre innere Diva ermächtigen wird, Ihre rote Fahne fliegen zu lassen.
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# 17: Mahagonibaum mit Himbeerakzent
Dieser klassische All-Over-Auftrag aus Mahagoni wird mit einigen kräftigen Streifen Himbeerrot aufgepeppt, die das Gesicht umrahmen und die Hauptfarbe so schön zur Geltung bringen. Die Enden enden mit Burgundernoten. Einfach wunderschön!
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# 18: Sassy Medium Mahagoni-Farbe
Die ultimative freche Frisur ist gerade besser geworden – ein langer Bob gepaart mit einer rotbraunen Farbe ? Vollkommene Perfektion! Dieser Look, der sich mehr auf die kastanienbraune Seite des roten Spektrums lenkt, gibt Ihnen garantiert das Gefühl, Sie selbst mit einem Hauch gehobener Raffinesse zu sein.
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# 19: Medium Violet
19659012] Und diese Mahagoni-Haarfarbe nimmt den Kuchen. Die Lösung ist an der Spitze unserer Haarfarbkarte mit einer Basis aus tiefem Mahagoni, die leicht rötlich-braun verblaßt, um die Enden der Schichten nur auf einer Seite hervorzuheben. Dieser Stil wird makellos aussehen, wenn jemand auf der Suche nach einer schönen Veränderung ist!
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# 20: Leichtere Mahagoni-Schicht
Dieser Look zeigt, dass die Trends von heute extreme sind – unnatürlich Pastellfarben oder Subtilität und Klasse von natürlich aussehenden Farbtönen. Noch einmal, diese Farbe balanciert irgendwo zwischen Schokolade und Scharlach mit einem schwachen Hauch von Lila, der nur zum Grinsen geworfen wird!
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Die Schönheit von Mahagoni ist da! Versuchen Sie schon, eine bestimmte Vielfalt an Mahagoni-Haarfarben zu probieren und die Massen mit Ihren üppigen Locken zu blenden? Nie wieder dein braunes Haar herunterspielen. Es ist Zeit, mit Zuversicht zu streunen … denn deine Haare sind es wert!
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jessebeckerms · 8 months
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Weingut Wagner-Stempel Riesling Bingener Scharlachberg GG Rheinhessen 2022
Weathered slate rock is heterogeneously scarlet red (scharlach) colored due to its high iron oxide content. This site first appeared in documents dating 1248. Deeper shade of fruit when compared to the Kruger-Rumpf tasted previously. The fruit takes us into peach territory, fragrant and ripe. A more salty, grippy palate sensation, perhaps from a short skin maceration? Serious and well-structured. ***++
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Gartenbau 101: Rot Zweig Hartriegel has been published on Dekor Mobel
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Gartenbau 101: Rot Zweig Hartriegel
Rot Zweig Hartriegel, Cornus sericea: Rot Willow
Es gibt alle Arten von Pflanzen, die Sie verwenden können, um dringend benötigte Farbe in Ihren Garten im winter. Aber für einen Ruck, der Scharlach, die ungewöhnlich ist und skulpturale, sollten Sie erwägen, rot Zweig Hartriegel, um Ihre Landschaft.
Lassen Sie mich klar sein, wenn ich sage rot ich meine nicht Rost-oder rotbraun oder dunkelrot Rotwein. Ich meine, leuchtend rot. Denken, Herz-förmige Kästen von Valentine ‚ s Day candy:
Oben: Foto: Steven Depolo via Flickr.
ich verspreche dir, du wirst aufhören zu staunen, wenn Sie sich für einen winter-Spaziergang und zufällig auf einen stand von Cornus sericea. Die glatte, leuchtend rote Stiele irgendwie scheinen erleuchtet zu werden, vielleicht sogar heller und rötlicher als die Umgebung, dann haben Sie tatsächlich sind, gegen die Allgemeine Tristesse der anderen Pflanzen. Sie sind besonders Auffällig, wenn Himmel Grau sind und der Schnee auf dem Boden.
Oben: Foto von Jerry Kirkhart via Flickr.
Cornus sericea ist eine breit angelegte nativen Strauch gefunden von Alaska und den Norden Kanadas hinunter durch das südliche Kalifornien und Virginia, und sogar Mexiko. Es ist hervorragend geeignet für ein breites Temperatur-Spektrum, einschließlich der strengen Kälte und erscheint oft als ein Unterwuchs pflanze, die in den Wäldern und Wäldern. Im Garten ist es verbindlich, bietet vier-Jahreszeiten-Interesse, Herstellung von flachen Cluster von duftenden weißen Blüten im Frühjahr, gefolgt von weißen Beeren, die ziehen viele Arten von Vögeln. Im Herbst seine Blätter setzen auf eine spektakuläre show drehen orange-rot und Burgund. Aber es ist im winter, nachdem die Blätter gefallen sind, dass die roten Zweig Hartriegel kommt in seine eigene.
Oben: Foto von Audrey Zharkikh via Flickr.
Es ist eine bemerkenswert einfache pflanze zu pflegen, aber seine Unterschrift hell Farbton beginnt zu verblassen, wie Stämme Alter, so etwas vernünftigem Rückschnitt erforderlich ist. Es gibt zwei Möglichkeiten, es zu tun. Sie können schneiden Sie die ganze Sache nach unten auf den Boden alle 2 oder 3 Jahre. Geben Sie viel Farbe, aber Sie opfern die Blüten im Frühling, die auf der letztjährigen Wachstum. Alternativ können Sie entfernen Sie etwa ein Viertel der Stiele jedes Jahr aufm bunte neue Wachstum, während noch die Beibehaltung der meisten der Blumen.
Oben: Rot Zweig Hartriegel-Zweige sind ein heller Kontrast zu white birch trunks und Schnee. Foto von Wewon31 via Flickr.
Cheat Sheet
Während dieser pflanze ist nicht aggressiv, es tut senden Sauger. Wenn Ihr Speicherplatz begrenzt ist, müssen Sie möglicherweise die Kontrolle Breite durch entfernen der neuen Triebe.
Verwenden Sie diese einheimische pflanze in Ihrem Garten, um Vögel anzulocken, und andere Wildtiere. Red Zweig Hartriegel als solitärpflanze im Laufe des Jahres und kann auch verwendet werden, als informelle Hecke oder Bildschirm, wie es ohne Formen Dickicht.
Eine Besonderheit des red Zweig Hartriegel ist, dass es ist Flut tolerant; pflanze in Gärten Regen, in Mulden oder entlang Strom Banken, wo es gedeihen und helfen, die Kontrolle erosion.
Lebendig zu Halten
Hardy in USDA wachsende Zonen 2 bis 9, red Zweig Hartriegel ist eine Feuchtigkeit liebende, schnellwüchsig, erreichen Sie schnell einen beachtlichen 6 bis 8 Fuß in der Höhe und Breite.
Es ist nicht wählerisch, Boden und gedeihen auch in Ton oder in sumpfigen Bedingungen.
Wachsen C. sericea in voller Sonne bis Halbschatten, aber es ist am besten vermeiden Sie es, red Zweig Hartriegel in eine Website, die ist heiß und trocken.
Oben: Foto per Unterschrift Pflanzen. Gelb-gestielter Hartriegel ist eine Sorte mit roten Zweig Hartriegel. Cornus Stolonifera Flaviramea ist £4 von einzigartigen Pflanzen.
Wenn rot ist nicht Ihre Farbe, Cornus sericea unausweichlich kommt in strahlendem gelb. Gelb Zweig Hartriegel oder Cornus sericea ‚Flaviramea‘ belebt die Winterlandschaft ebenso dramatisch wie Ihre roten verwandten. Der Anbau gelten die gleichen Anforderungen, einschließlich der Beschneidung, aber es neigt dazu, eine etwas kleiner Strauch, wächst zu einem maximum von 5 bis 6 Meter hoch und breit. Es lässt sich gut mit der roten version und die beiden zusammen sorgen für eine brillante winter-display.
Looking for ein Strauch hinzufügen winter Interesse an einer Landschaft? Siehe auch unsere früheren Beiträge:
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jessebeckerms · 8 months
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Weingut Kruger-Rumpf Riesling Bingener Scharlachberg GG Rheinhessen 2022
Weathered slate rock is heterogeneously scarlet red (scharlach) colored due to its high iron oxide content. This site first appeared in documents dating 1248. Very fragrant, elegant nose, floral and spice aromas are persistent and carry through to the the delicate but linear palate. ***++
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thatfineline · 13 years
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Hobbit genius by Red Scarlach
This woman is a genius.
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