#que pasa a todas horas se lo reconozco....pero he visto cosas las 3 veces que me lo tome
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in la linea 307 they have no word for love
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¡Nosotros también nos mojamos! - Nuestras respuestas
Cómo sabéis, esta semana hemos planteado un entretenido cuestionario para crear debate y sacar cosas en claro. Hemos recibido varias respuestas a las preguntas formuladas y la verdad, nos han sorprendido para bien. ¿Puede que hayamos encontrado el equilibrio perfecto para un foro de Final Fantasy?
A continuación, os dejamos la opinión de los cuatro miembros de nuestro staff:
Hydaelyn, Zodiark, Hyth y Philia.
Hemos respondido de forma sincera y sin dobleces. No os cortéis si queréis dar vuestra versión ya sea de las preguntas del cuestionario que aún siguen activas o vuestra opinión a nuestras palabras. El feedback siempre es bienvenido.
¡Atrévete a darle a seguir leyendo! (ò.ó)
1) Qué opinas de la ficha de personaje. ¿Para ti es importante o algo secundario?.
La ficha de personaje debe ser una pequeña guía con la que mostrar tu personaje al resto de los jugadores o una herramienta sencilla para que el staff controle que no tengamos dioses caminando entre mortales. Hablar de cosas como apariencia o psique me parece una pérdida de tiempo porque son cosas que pueden cambiar con el rol.
Agregarle demasiado contenido sólo crea personajes encorsetados que no son capaces de evolucionar conforme lo pida el rol, por lo que sí, para mí la ficha es algo secundario, pero no se puede negar que es un elemento necesario para facilitar el funcionamiento del foro. Todos tenemos nuestro personaje en la cabeza, la mejor forma de mostrarlo es rolear con él y que sean los demás quienes saquen sus propias conclusiones.
Philia
2) ¿Eliges el físico de tu personaje antes o después de haber leído la ambientación?
Seamos sinceros, yo sería muy feliz en un mundo ideal donde todos venís y decís que no se os ocurriría diseñar un pj sin antes haberos empapado de la ambientación en que vais a jugarlo. Y ojo, que hemos recibido una respuesta así: me alegró el día.
Pero la realidad es que actualmente casi nadie lo hace, y los niveles de cangureo son tan altos que no es raro ver el mismo pj con el mismo avatar y nombre en tres foros recién abiertos a la vez. Spoiler: no se queda en ninguno.
Es importante encontrar un punto medio aceptable. No me importa que alguien use su pb favorito mientras cuadre con la ambientación. Yo lo he hecho. Por otro lado, estamos un poco cansados de ver siempre las mismas 4 fuentes de pbs, cuando hay más y mejores. Por eso esta vez hemos metido mano en ese punto concreto.
Zodiark
3) ¿Crees que es necesario que exista una trama global para incentivar el rol?
¿Necesario? No, para nada, lo único necesario es la creatividad e iniciativa de los usuarios individuales. ¿Puede estar bien tener una trama global de la que guiarse? Por supuesto, pero para eso tiene que ser una buena trama que no tenga a los jugadores como espectadores.
Tener por tener suele empeorar las cosas, y cuando se espera o exige una trama sin más, sin pensar en la calidad o el propósito, a menudo lo que viene es decepción.
Hydaelyn
4) ¿Qué opinas de que existan personajes canon pero solo utilizados por el staff para enriquecer ciertas escenas?
Me parece que es muy importante que este tipo de personajes influyan un poco en la vida de los jugadores del foro. Tanto a nivel básico como si se quiere como objetivo del personaje. El staff de un foro es quien mejor conoce, o así debería ser siempre, a este tipo de personajes y cómo se deben utilizar. El sistema que hemos creado para este proyecto me parece muy atractivo.
Nadie podrá quejarse de abuso de poder tanto por parte de un player como parte del staff y existirá la posibilidad de tener una escena épica; esas que a todos nos gustan.
Philia
5) Qué es más importante: ¿un sistema con bases fuertes o libertad interpretativa?
A mí me encantan los sistemas complejos que ofrecen muchas posibilidades y con mil opciones de combo. Pues bien, eso no es lo que vais a encontrar aquí.
Con el tiempo nos hemos dado cuenta de que los sistemas densos echan para atrás a mucha más gente de la que atraen, y no necesariamente se trata siempre de jugadores vagos sin ganas de leer.
Esta vez voy a apostar por un sistema principalmente interpretativo, donde prima la libertad narrativa. Al fin y al cabo, estamos hablando de FF, se trata de fantasía épica y vuestros personajes no van a ser el panadero del pueblo. O sí, si queréis, claro.
¿Quiere eso decir que no hay ficha numérica? La hay. Totalmente opcional y muy básica, pero con un pequeño sistema (adelanto que es un guiño al FF7, y eso que la cuarentena aún no me ha dejado ir a por mi copia del remake) que permite una gran personalización y pelearse de vez en cuando con dados con algunos bichos. Por no perder de vista los turnos, HP y MP, que a algunos nos encantan.
Zodiark
6) ¿Qué opinas de las multicuentas?
Completamente a favor. A veces, sencillamente, apetece rolear más de un personaje. ¿Por qué no darse el gusto? La variedad de registros interpretativos no sólo es divertida, sino que también resulta muy útil para "descansar" después de una escena intensa probando algo diferente, que aporte matices distintos. Y eso por no hablar de que, con más de una cuenta, tienes la oportunidad de explorar tanto lugares como situaciones que posiblemente hubieran quedado fuera de tu radar si llevaras a un único personaje.
¿Que hay quien se dedica a crear decenas de moñocos para ponerles un avatar, escribir un par de posts sin sustancia y luego si te he visto no me acuerdo? Desde luego que sí, y cuando esto ocurra tomaremos medidas. Pero este problema, como tantos otros en foros de rol, depende de la responsabilidad individual de cada jugador. No sería justo que tú no puedas darle vida a tus ideas por el hecho de que otros suelan abusar del sistema.
Hyth
7) ¿Prefieres un foro con chatbox o sin él?
Aunque esto es más a gusto personal, en mi experiencia la chatbox sirve el mismo objetivo que la sección de off-topic en un foro moderno: paja. Puede ser útil a la hora de explicar sistemas complicados, pero siendo francos a día de hoy no vamos a encontrar sistemas así viendo cuáles son los que se han vuelto populares.
A mucha gente ya le cuesta concentrarse para rolear en general y darles más distracciones como chats o juegos off-topic no ayuda con ese problema, y al final del día a un foro de rol se tendría que ir a rolear primero y a todo lo demás después. Y sonará frío pero... cuanto menos contacto off-rol tiene la gente, menos dramas hay. Esto es lo que yo he observado.
Hydaelyn
8) ¿Qué opinas sobre qué los usuarios puedan crear sus propios eventos importantes?
Que un jugador se tome la molestia de invertir su tiempo y su ingenio en crear oportunidades de rol para la comunidad en la que participa es siempre una buena noticia. Pero, evidentemente, hay ciertos límites que deben tenerse en cuenta antes de lanzarse a diseñar eventos. Seamos claros: no tiene el menor sentido plantear escenas que desbordan tanto la capacidad de los jugadores como la ambientación del foro.
Sin embargo, existe un margen de maniobra bastante amplio dentro del cual los usuarios pueden dar rienda suelta a su imaginación y montar algo que despierte el interés del resto de personajes. No es una competición de divas para ver quién es el que más destaca: es cuestión de actuar con cabeza, comprometerse con el propio proyecto y tratar de ofrecer algo que merezca la pena. Si alguien está de verdad dispuesto a a ello, adelante.
Hyth
9) ¿Crees que los eventos estacionales son importantes en un foro de fantasía? (Navidad, San Valentín… etc.)
A mi me encantan todas estas chorradas con tal de poder cambiar la skin del foro y poner premios. Pero reconozco que a día de hoy cansa ver tanto trabajo para acabar roleando lo de siempre. O que, como pasa muchas veces debido al timing del rol, que se pisen festividades con otras como sucede con Halloween, Navidad y San Valentín.
Para evitar que todo el foro esté pendiente de estas cosas en lugar de rolear lo que realmente le importa de su pj, se me ha ocurrido un sistema opcional donde, sin renunciar del todo a ellos, cada cual podrá rolear lo que más le interese. Por lo que en definitiva, los eventos están bien, pero con mesura.
Philia
10) ¿Qué esperas de un foro basado en la saga Final Fantasy?
Empecé a rolear por culpa de esta saga. Sus historias y personajes me parecieron absolutamente adictivos. Tener la oportunidad de crear un personaje en el entorno que ofrecen estos juegos para mí es un regalo. Así que lo que espero en un foro de Final Fantasy es encontrar un entorno muy rico. Me encanta conocer lugares nuevos, sorprenderme con sus historias y cruzarme con mil personajes.
Sé que los Final Fantasy son un parte de los llamados Classic RPG, pero creo que no es necesario llenarlo de sistemas secundarios para que sea apasionante rolear en un foro con esta ambientación. Después de todo es un foro de fantasía, las restricciones deberíamos ponerlas nosotros mismos a la hora de crear al futuro héroe. ¿No? ^^
¡Has conseguido una cola de fenix!
¡Gracias por leer hasta aquí, viajero!
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“Siempre parece imposible, hasta que se hace” Jaime Viñals
De cómo hace más de 15 años, Jaime Viñals el primer centroamericano en subir los 7 picos más altos del mundo, me enseñó a enfrentar lo que hoy es este confinamiento por la Pandemia del COVIID-19.
De esto también vamos a salir, pero hoy manda la vida a tener paciencia.
Hace muchos años asistí a una conferencia dictada por Jaime Viñals, guatemalteco que por aquellos tiempos tenía pocos años de haber alcanzado los 7 picos más altos del mundo, el último había sido el Monte Everest.
Fueron 3 intentos, en el primero de los 10 que formaban el equipo de escalada murieron 4 y en esa ocasión no alcanzaron la cima.
En el segundo intento, 5 años después del primero, el mismo Viñals cayó en una grieta y se fracturó varias costillas, tampoco llegó. Fue hasta el tercer intento que finalmente logró, como se dice en lenguaje de alpinistas: Hacer cumbre.
De aquella conferencia lo que más se me quedó grabado es algo que en estos días ha venido a mi mente con mucha fuerza, Jaime Viñals nos dijo, que aparte de tener más experiencia y madurez para ese tercer intento, él había aprendido en aquella montaña que en el camino uno debe aprender tanto a avanzar como a detenerse (incluso a veces a retroceder) y que como en la vida misma, eso también es sinónimo de avanzar, porque de lo contrario corre el riesgo de morir en el intento.
Cuando los alpinistas suben una montaña como el Monte Everest, las tormentas de nieve están a la orden del camino y son tan intensas que a veces les obliga a parar días enteros metidos dentro de una tienda de campaña donde sin mayores opciones la gente habla, duerme, come, espera. En esas esperas hay quien lo vive mejor y quien no, y fue así como en el primer intento de Viñals para llegar a la cima, varios alpinistas decidieron seguir solos en medio de condiciones todavía no óptimas para seguir, y murieron.
Nunca lo he olvidado, tampoco he olvidado que nos dijo, que entre el primer intento y el tercero él había aprendido que uno de los errores más comunes es anteponer una fecha de llegada a la meta en sí, ya que en la desesperación por llegar en el tiempo acordado, puede perderse el camino y en lugar de acercarnos, alejarnos de la meta irremediablemente. En el caso de la montaña, el precio puede ser la vida misma.
Otro aprendizaje que nos compartió fue que cuando uno va con un equipo, debe seguir el ritmo del equipo, ya que intentar ser más fuerte, más rápido, más listo etc., no conduce ni más rápido, ni más acertadamente a la meta, más bien, otra vez tomando el caso de la montaña, puede costar un accidente fatal a uno mismo o a alguien más del grupo.
En estos días Jaime Viñals y su historia de cómo logró en el tercer intento llegar a la cima del Monte Everest vino a mi memoria, tal vez por sentirme detenida como él con sus amigos en medio de aquellas tormentas, dentro de lo que para cada quien constituye nuestra propia tienda de campaña, mientras afuera una pandemia mundial ha logrado detener el mundo.
He pensado en estos días que a decir verdad, una tienda de campaña es apenas una barrera sin demasiada fuerza frente a la naturaleza, pero sin embargo protege a sus moradores del frío, del viento, del agua, de la nieve y de otros peligros que puedan acecharles, pero no es ella solamente lo que les salva sino su disposición a quedarse quietos todo el tiempo que sea necesario hasta que un buen día la tormenta ya haya pasado y todos estén listos e invitados a seguir el camino hacia la cima.
Parar es a veces sinónimo de avanzar. La meta no va a moverse, pero si no sabemos andar el recorrido respetando los tiempos de avanzar y los tiempos de detenernos, podemos alejarnos de ella indefinidamente.
El guatemalteco Jaime Viñals alcanzó por su cara norte, la cima del Monte Everest -techo del mundo en la cordillera de los Himalayas-, el 23 de mayo del año 2001, en el tercer intento, con varias costillas rotas, amigos muertos en el camino y sólo después de haber aprendido que para llegar a la meta es necesario empezar a caminar, pero que en el camino es probable que a veces se necesite parar como sinónimo inexplicable de avanzar.
A esta fecha ha subido también la 7 cumbres alpinas y las 7 cumbres más altas que están dentro de una isla, entre muchos otros.
Y pensando en estas enseñanzas, hoy oficialmente me doy permiso de parar y me declaro detenida, como Viñals en aquella tienda de campaña, hoy paro junto a mi gente, a los habitantes del mundo, frente a una enfermedad que nos ha puesto a valorar la vida y a las personas que amamos por encima de otras cosas que hace tan solo unas semanas constituían las urgencias y prioridades de nuestro mundo particular.
Mientras todo pasa, cada quien sabe si aparte de lo que le toca hacer ya sea de trabajo (desde casa) y todo lo que se hace para seguir erguidos y que no se caiga ni la casa, ni el resto de la familia, leerá todos los libros que nunca leyó, si aprenderá otro idioma o a bailar o a cocinar. Yo me declaro en estado de impotencia y de parada obligada y en medio de esto me dispongo a vivir el día a día con lo que traiga, porque oiga sí, también se vale en medio de toda cuarentena mundial que estamos viviendo que a pesar de la sobre oferta de opciones, simplemente no nos den ganas de ponernos a hacer nada, o al menos nada demasiado extraordinario.
Yo llevo una semana de estar en casa en cuarentena como mucha gente y de pronto empiezo a leer listas de quehaceres de medio mundo y me pregunto qué debería decir la mía, y como no la tengo decido ponerme a limpiar y a ordenar para demostrarme a mí misma que soy capaz de seguir a pesar de todo lo que se dice sobre lo que pasa alrededor del mundo, y más allá de si me impacta o sobrecarga enterarme de que Italia y España desbordan sus sistemas de salud, o que algunos gobernantes están haciendo como si no pasa nada, hace días que me he venido haciendo una pregunta que con sólo hacérmela me daba un poco de vergüenza, sí, vergüenza, porque soy hija de este tiempo global que me dice: Produce, produce, produce.
La pregunta que me venía haciendo cada que veo que dicen: Libros para leer, música para escuchar, clases de cocina, clases de baile, etc., es ¿y si no quiero hacer nada?
No pretendo que estén de acuerdo, sólo quisiera compartir que fiel a mi principio de honrar mis duelos, yo me reconozco en absoluto estado de duelo por las vidas que cada día se apagan en el mundo debido a esta pandemia, por la pérdida de mi libertad de movilidad bajo estas medidas, que si bien entiendo, no tienen por qué ser de mi agrado y por tanto me joden, por las personas que perderán sus empleos cuando todo esto acabe, por quienes en medio de este encierro pasarán hambre, verdadera hambre, por eso y tantas otras cosas, a partir de este momento:
- Me reservo el derecho a estar bien o estar mal, según sea el día y la hora y el desarrollo de los acontecimientos.
- Me reservo el derecho a llorar si es lo de lo que tengo ganas.
- Me reservo el derecho a decir que tengo miedo y que esta situación por ratos me pone ansiosa, me pone nerviosa, me causa angustia y que sentir y pensar todo eso en medio de lo que vivimos me parece normal.
- Me reservo el derecho a seguir hablando de la pandemia porque existe, no quiero ignorarla, así como no ignoraría que alguien querido se ha contagiado.
- Me declaro en duelo y para honrar este duelo, le quiero permitir ser, y que mi estado de duelo me dicte cada día cómo me voy a sentir hoy: ¿muy alegre, animada, con energía y ganas de hacer muchas cosas? ¡Perfecto! ¿Con un poco de desánimo, con decaimiento y sin muchas ganas de hacer y hacer y hacer? ¡También perfecto!
Vendrán otros días y épocas para exigirme dar la milla extra, si todo va bien, las voy a vivir con mi tanate de sueños bajo el brazo, con mis aciertos y yerros, con mis metas, objetivos y mis fuerzas para conseguir lo que me propongo en la vida. Si Dios quiere en esa vida de ese nuevo tiempo estarán las personas que amo, las que voy a amar en el futuro, las que ya están y las que van a ir llegando en su momento, y encontraremos no sé si la normalidad, pero sí la manera de volver a la vida con las enseñanzas y las huellas que a cada quien le haya dejado esta pandemia y este tiempo de encierro.
Me parece genial que el espíritu guerrero motive a la gente a decir, no me dejo vencer y este tiempo lo voy a aprovechar para hacer cosas, mil cosas, diez mil cosas, cien mil cosas, perfecto. Pero si al final de este camino, no hemos hecho todo lo que a las listas de metas diarias les cabe, y no hemos aprendido otro idioma, y tampoco hemos visitados los mejores museos del mundo, ni visto todas las series y películas que solo se iban a poder ver en medio de esta cuarentena, yo quiero decirles, desde la sala de mi casa, sentada en mi sillón verde, mirando hacia una ventana que me muestra las luces de una ciudad engañosamente en calma, que no pasa nada, tenemos derecho a vivir esta cuarentena y el distanciamiento social de la manera que mejor nos salga y al final del camino, nadie lo habrá hecho mejor o peor, simplemente, ojalá, habremos salido vivos e iremos al encuentro del resto de nuestra vida y de la gente que amamos. Mientras tanto que sea lo que Dios quiera y llegado el momento como me lo dijo alguien un día de estos, será lo que nosotros queramos.
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Querido yo: (01/2017)
Mi nombre es Shin HyoSeob, más conocido por el apodo de Crush, y tengo veinticuatro años. Aunque por poco tiempo ya que el 3 de mayo cumpliré los veinticinco... Veinticinco, se dice mucho, un cuarto de siglo, cada vez me siento más viejo. La gente dice que solo se envejece si uno quiere; yo soy más de los que piensan “otro día que pasa siendo desaprovechado, sin nada nuevo, nada invertido, siempre la misma rutina”, solo pasan los días, los años, y envejeces si haber logrado nada en esta vida. Se que puedo parecer de lo más negativo, no es necesario afirmarlo, pero bajo mi punto de vista solo soy realista. Si echo un vistazo a lo largo del empinado camino de mi vida se puede confirmar lo que digo.
Remontémonos al 3 de mayo de 1992, una linda señorita, que había encontrado el amor a una edad temprana con un apuesto varón de clase alta, se disponía a darme a luz en un acogedor hospital de la comarca. Todo salió bien, todo fue bonito, vine al mundo de parto natural. Mis familiares festejaron por días. Yo era el primogénito de mi familia por parte paterna, el que heredaría el legado familiar, la tradición y, en mi madurez, mantendría el nombre de la familia ejerciendo como uno de los mejores médicos del país, que era lo que llevaban haciendo estos por casi 4 generaciones. Solo siendo una pequeña criatura que casi no podía mantener los ojos abiertos ya me juzgaron. Una estúpida predicadora y “adivina”, conocida de la familia, confirmó que mi futuro sería brillante. Yo nací con un rasgo muy peculiar, mis enormes orejas, a las que, para que negarlo, les tengo mucho aprecio, aunque, claro, no por esto. Aquí, en mi país, tener orejas grandes es símbolo de buena suerte y prosperidad. La anciana mujer aseguró que sería el más triunfal de todos mis antepasados; ya se ha demostrado lo muy equivocada que estaba la pobre mujer, que en paz descanse.
Crecí y pasé mis primeros años en el seno de una cálida familia. Mi abuela materna era la que más tiempo pasaba conmigo, ella me enseñó casi todo lo que hoy día sé y reconozco como persona. Era una mujer humilde y sencilla, con una vida, hasta poco antes de nacer yo, complicada. Sufrió mucho teniendo muy poco y aprendió muchos de los importantes valores de este mundo que ya están olvidados. Realmente, yo la apreciaba. Mamá y papá trabajaban casi siempre aunque en sus pocos ratos libres que tenían para estar conmigo se aseguraban de que mi formación profesional y emocional fuera favorable. Siempre trataban de hacerme feliz, aunque, a veces, quizá no de la mejor forma.
Estudiaba continuamente, mis días de una infancia más avanzada los recuerdo únicamente rodeado de libros. Escuela, clases particulares, clases de apoyo, refuerzos... todo para poder estar a la altura de esa esperada carrera que todo el mundo a mi alrededor esperaba que cursase. Lo único que podía considerar una ligera distracción era una bonita, ordenada y completa colección, que comencé a reunir en la secundaria, de vinilos de música R&B “Old School”. Me pasaba horas simplemente escuchando los sonidos que salían del viejo tocadiscos que me dejó mi abuela como herencia. Esta murió el mismo año que comencé secundaria de un cáncer terminal que, por desgracia, le localizaron demasiado tarde. Casi no me pude despedir de ella.
Mi vida en la secundaria fue algo triste y solitaria. Los poco amigos, si es que se les podía llamara así... más bien “compañeros de clase”, que tenía en la escuela primaria desaparecieron. Se mudaron, fueron a otros colegios o simplemente dejaron de existir para mi. Solo había estudios en mi cabeza. Una rata de biblioteca que solo iba de su habitación a la escuela, casi que ni si quiera pisaba otras salas de su propia casa. Comía y dormía solo para poder continuar estudiando. Solo desconectaba, de cuando en cuando, con mi único hobby, el de escuchar música, aunque a mis padres les molestaba que lo hiciera. No lo decían pero se lo notaba. Mi curioso hobby fue el que provocó mi único, trágico y extravagante acercamiento a una persona durante mis 4 años de enseñanza secundaria obligatoria.
En tercer año, conocí a un chico el cual escuchaba el mismo tipo de música que yo y también estaba interesado en las mismas cosas. Me sorprendió tanto que decidí acercarme a él por cuenta propia. Aunque parezca una tontería fue algo de lo más extraño. Yo, a demás del tema de casi no sociabilizar por tener que centrarme únicamente en los estudios, también era una persona con una vergüenza y timidez descomunal, cosa que he ido cambiando poco a poco, con los años, por mi bien. Ese muchacho me abrió los brazos al ver todo lo que ponía de mi parte para relacionarme con él. Nos hicimos buenos amigos... demasiado. Para antes de que comenzara el cuarto y último año de nuestra enseñanza ya habíamos comenzado una relación. Mi primera relación, mi primera vez, mi primera distracción, la primera vez que me sentí vivo de verdad. Nunca me había planteado si salir con un chico estaba bien o mal... nunca me había planteado una relación a secas. Surgió. Como todo surge. No le dí muchas vueltas, cosa que mis padres si que hicieron. El simple hecho de “tener un amigo” con el que pasaba tiempo, hablaba, reía, salía; era una fuerte infracción de mi ajetreada vida de estudiante explotado. Nunca lo vieron bien, por no hablar de cuando sospecharon, ya que no lo llegué a afirmar por mi propio bien, de que eramos pareja. Por poco me quedo sin casa, sin herencia, y casi que sin padres. Aun así, yo continuaba respetándolos, escuchándolos y siendo obediente por el bien de mi futuro.
Este chico era músico, la dulce vida bohemia. Pasar con él todo el tiempo que pasé sirvió para abrirme la mente completamente. En esa época, ya cerca de mi primer curso de bachillerato, comencé a hacerme preguntas sobre mi vida; ¿Quién era yo? ¿Quién quería llegar a ser? ¿De veras lo estaba haciendo bien? ¿Era esto, por lo que estaba apostando, acertado? Continué estudiando esos dos años de bachiller por calmar la angustia de mi familia que comenzaba a ver mi tremendo cambio. Haesol, que era como éste se llamaba, me enseñó, pacientemente, a tocar el piano, cosa que le agradeceré eternamente. Cada vez que iba a su casa casi que me pasaba más tiempo tocando que haciendo cualquier otra cosa. También cantábamos. Ahí descubrí que tenía una voz verdaderamente poderosa que nunca había podido mostrar debido a mi estricta educación desde la infancia.
Pasaban las semanas y los meses y yo practicaba cada vez más, alejándome lentamente de mis estudios, los cuales veía cada vez más inútiles. Comencé a componer y escribir letras por mi cuenta, llegando hasta a grabar algún que otro tema propio, cosa de la que estuve realmente orgulloso. Firmaba bajo el nombre artístico de Crush, que es con el que me he quedado para el resto de mi inexistente carrera artística. Este nombre se debe a la sencilla razón de que cuando estaba en el jardín de infancia era la mar de brusco y todo lo que tocaba acaba rompiéndose. Por esa razón tanto mis compañeros como profesores comenzaron a llamarme Crushie, de forma cariñosa. Ese nombre me trae recuerdos felices por eso lo vi apropiado.
Finalmente, antes de que mi último curso de bachillerato concluyera, decidí plantarle cara a mi padres y dejar los estudios de una vez. Podría acaba bachiller al menos, pero ¿para qué? ¿seguir estudiando después? Hasta aquí había llegado. No aguantaba más. Tras 18 años de estudios intensivos mi paciencia se había agotado en tan solo unos días. Me reuní con ellos y les conté toda la verdad, todo lo que me guardaba; “papá, nunca quise ser médico, odio la medicina, no me atrae en absoluto”; “mamá, estoy saliendo con Haesol, llevamos juntos desde tercero de secundaria”. Frases como esas salían por mi boca en un momento de tensiones, rebotes y miradas que cortaban la respiración absolutamente. Después de todo el discursito, la verdad, no se si lo imaginé lo suficientemente bien como para que se hiciera tan real, por suerte no acabé en el hospital. Unos cuantos puñetazos, alguna lesión leve y el quedarme de patitas en la calle ante un mundo que no había sido muy justo conmigo que digamos. El único apoyo que me quedaba era el de mi preciado novio, aunque... esto también duró poco.
De la noche a la mañana Haesol desapareció del mapa. Todo el apoyo que prometió darme, cuando decía que me iba a cuidar, a proteger, vivía hasta bajo su propio techo, todo se desvaneció con su figura. No volví a saber de él. Solo me dejó una pequeña notita en la que se leía de forma borrosa “te quiero”.
Después de ese último incidente dejé de comer, dejé de salir, hasta dejé casi de cantar y componer. Me pasaba los día en la cama, tirado, sin salir de ella, con unas ganas ínfimas de existir. Me había quedado completamente sin nada. Ocupaba el piso que este me “había cedido” con su marcha, pagando con mis ahorros lo que podía del alquiler, comida, lo necesario para mantenerme con vida, aunque no fuera por aprecio a esta. Era, verdaderamente, un despojo humano. No hacía ni producía nada. Era como si mi existencia en el mundo fuera mucho menos que innecesaria. “Nada cambiaría si yo no estuviera” era mi pensamiento a todas horas. Escuchaba música o tocaba el piano de vez en cuando mientras lloraba, eso era de las pocas cosas que me conseguía desahogar, por unos instantes al menos.
Un día, pasado ya un par de meses de todos los problemas que se habían acontecido en mi vida, caminaba por la calle dirigiéndome a casa tras salir a comprar uno de los nuevos mangas de una de las colecciones que seguía desde hacía poco tiempo, cuando me crucé con una tienda de animales. El pequeño reflejo de la vida que se me cruzó por los ojos me hipnotizó por completo. Un cachorro de pelo blanco, con la mirada más profunda e inocente que había visto en mi vida, me atrapó el corazón al instante. Tardé segundos en salir de la tienda ya con él animalito en mis brazos. En ese momento, por primera vez en mucho tiempo, me paré, viendo mi pasado pasar fugaz por el interior de mis ojos y me dije a mi mismo “Es momento de cambiar, Hyosub”.
Tan pronto como pude busqué trabajo. Conseguí uno medianamente bueno en un restaurante de comida rápida el cual acepté de cabeza. No era mucho pero me daba para sobrevivir. Cambié el contrato de vivienda a mi nombre una vez que el de Haesol concluyó. Crié a Shindoyou, mi perrito y el mejor compañero que he podido tener hasta el momento, dándole todo el cariño posible que podía proporcionarle y continué con la música, lo único que de verdad me hacía sentir vivo en este mundo. Sabía perfectamente que no iba a conseguir nada importante con ella, pero ¿qué importaba? Así estaba bien, era feliz. Frecuentando uno de mis bares favoritos de la ciudad, conocí a un grupito de muchachos tan apasionados por la música como yo y comenzamos a tocar alguna que otra noche en los bares de la zona. Era el mayor acercamiento a la fama que tendría nunca, pero para mí era perfecto.
Y ese es mi día a día en la actualidad. La verdad, no me quejo, prefiero la rutina al caos. Al menos la fatigosa rutina no me lastima.
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