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#mientras iba camino a Jerusalén. Alguien le pregunto: SEÑOR
eduardoskipper · 2 years
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En los pies de San José.
Lecturas del día: Jr 23, 5-8 / Sal 72(71), 1-2.12-13.18-19 (R. cf. 7) / Mt 1, 18-24
¿Te alcanzas a imaginar lo que sintió José al encontrarse que su prometida, María, estaba encinta? El titulo del Evangelio de hoy (Mt 1, 18-24) es: José asume la paternidad legal de Jesús (Biblia de Jerusalén, Desclée De Brouwer). 
Quiero hacer especial énfasis en dos palabras: paternidad legal, y aquí, surge una pregunta, ¿Que es para ti la adopción?. Y es en este punto, donde te voy a contar mi experiencia de José.
En el año 2005 (hace 14 años, 6 meses y un día), contraje matrimonio con el amor de mi vida, luego de una relación de amistad de 2 años más 8 años de noviazgo. Como te podrás imaginar, me pusieron un ultimátum. Eramos muy jóvenes y ambos estábamos estudiando nuestras carreras y trabajando al mismo tiempo, por eso demoramos tanto tiempo en dar el paso hacia el altar.
Ya de casados, a los dos meses, mi esposa queda embarazada, y la alegría era inmensa. Vivíamos en un quinto piso en un edificio sin ascensor, y de cariño, a ese primer nido de amor, le llamábamos la jaulita, porque era pequeñito, justo lo que necesitábamos para empezar este bello camino del matrimonio. Todo iba muy bien, hasta que a las 11 semanas de gestación, el embarazo se interrumpió, y ya te podrás imaginar el dolor que sentimos ante esta perdida. Si era niño, le íbamos a llamar Juan José, aunque en el fondo de mi corazón, quería una niña.
En esa ocasión, le echamos la culpa a la jaulita, por aquello de tener que subir y bajar 5 pisos todos los días, varias veces al día; para nosotros, era la causa lógica.
Luego de ese intento, vinieron 4 embarazos más, y al igual que el primero, el embarazo se interrumpía entre la semana 10 y 12 de gestación. Cada vez el dolor era más y más grande. En ese entonces, pusimos toda nuestra fe en la ciencia medica, y para el cuarto embarazo, fue toda una preparación: pasamos por todas las especialidades medicas, hasta el  punto, que tenemos impresión de nuestros mapas genéticos, al igual que de nuestro ultimo Juan José. Los médicos nunca encontraron una explicación a lo que nos sucedía, y yo, me fui llenando de muchos sentimientos negativos y llegue hasta “romper relaciones con Dios”. Hoy comprendo que todo esto, era parte de un plan perfecto.
Mi esposa sumida silenciosamente en el dolor por un lado, y yo por otro. Le tenía prohibido hablarme del tema de intentar nuevamente ser padres, pero ella, en su profundo amor, me insistía: Adoptemos amor.
Mi respuesta siempre era un frió ¿Como se te ocurre?. Y hay que ver cuan frió me había vuelto: mis palabras, mis expresiones, mis gestos eran como delgados pétalos de hielo.
Pero un día, Jesús me alcanzo, me llamo por mi nombre y me hizo bajar del árbol en que estaba trepado muy alto entre las ramas de la frustración, la soberbia, el egocentrismo, en medio de mi “pelea con Dios”. En esos tiempos, poco me importaba la ley de Dios cumplir, y me dedique a trabajar sin descanso día y noche, de lunes a lunes, y el fruto de mis esfuerzos, económicamente se veía, pero mi vida emocional y espiritual era un caos. 
Jesús empezó a hacer de las suyas conmigo, gracias a una ventanita que deje abierta en mi corazón, y no se si a propósito o por mera voluntad de Dios, pero esa rendijita basto para que Él, Jesús, sedujera mi corazón. Empece a enamorarme más y más de la Palabra de Dios, y fue cuando empece mis estudios teológicos, porque sentía una sed tan grande, que tenía que buscarlo más y más.  
Mientras tanto, mi vida seguía y las corazas de mi corazón, cada vez eran menos, porque eran quemadas sutilmente por ese fuego de amor que Jesús encendió en mi corazón. Toco guitarra desde hace muchos años, mal tocada, pero la toco, con desafinadas, desentonadas y demás, pero hago mi mayor esfuerzo por poner mis manos al servicio del Señor en cada Adoración Eucarística, en cada Eucaristía dominical, en cada retiro al que el Señor me llama a servirle, pero sobre todo, en el lugar donde Él me ha plantado, en mi Parroquia Inmaculado Corazón de María en mi natal Barranquilla. 
Y entre ires y venires, con un par de desahuciados más por la Cristianititis aguda, con la guitarra al hombro y un par de cables, mi nueva vida transcurría de servicio en servicio, con alegría y con mucho amor, pero aun había un gran vació en mi corazón, el vació de no ser papá. 
Y un día, en un concierto de otros desahuciados más, mi esposa recibe el anuncio en su corazón de que va a ser mamá. Fue un momento demasiado hermoso, pero a todas estas, yo no creía de a mucho. Fueron pasando los meses, y el Señor, me llevo a servirle en un retiro en Medellín, y fue ahí, donde el Señor me revelo su plan perfecto para nosotros.
Ese fin de semana, un sábado, sentados en el comedor con otros hermanos servidores, otra manada de desahuciados por la Cristianititis aguda, uno de ellos, que había venido de fuera del país a servirle al Señor, empezó a contarme: Parse (porque es paisa), casi no vengo. Deje a mi esposa internada en la clínica, pero mi hijo mayor, me dijo: Ve tranquilo papá, que yo me encargo de mamá. Pero ahí empezaba todo para mi, y empezó a hablarme de su hijo todas las bellezas que un padre puede hablar, y termino diciéndome: ¿y sabes algo parce? ¡Mi hijo es adoptado!... y empiezo yo a llorar. Luego este man me abraza y me dice: y mi hijo menor también es adoptado, y son lo mejor que me ha pasado en la vida. Y fue en ese momento cuando comprendí el porque el Señor me había llevado lejos de mi tierra a servirle, que no fue a servirle, sino a darme un anuncio, así como se lo dio a San José: <José, hijo de David, no temas tomar contigo a María tu mujer, porque lo engendrado en ella es del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados.> (Mt 1, 20-21).
No bastándole al Señor con ese anuncio que me dio, ese mismo fin de semana, el domingo, me lo confirma, esta vez de voz de otro desahuciado por el amor de Jesús, que también me contó con todo ese amor de padre, sobre su hijo adoptado de nueve años, y el complemento todo diciendo: <Nacerá del corazón.> 
Cuando regrese a Barranquilla, lo primero que le dije a mi esposa fue: te tengo un anuncio amor. Venía super cansado de un largo viaje en carretera, y ella manejo de regreso a casa; ya avanzados en el camino, me pregunta: ¿Que es lo que me tienes que decir?. Solamente le dije: Vamos a adoptar amor. Y se podrán imaginar su reacción: freno en seco y fueron las lagrimas más hermosas que he visto en mi vida.
Fueron pasando los días, y a pesar del anuncio, yo no daba realmente el paso, y vuelve el Señor y me lleva a servirle en otro lugar. Y esta vez, fue alguien muy cercano a mi, que sin yo saberlo, había vivido un proceso muy similar y hasta el momento no habían podido tener hijos y que habían decidido adoptar. Y Ese fue el impulso final para dar el paso, porque el Señor, me confirmo tres veces que iba a ser padre a través de la adopción.
Pasaron pocos días luego de ese retiro, y un miércoles, 18 de abril de 2018, orando con unos hermanos desahuciados por el mismo virus, muy cercanos, el Señor me regalo una tarjetita que decía: <Adoptar es incorporar legítimamente al seno de una familia, como hijo, a alguien ajeno a ella. Es elegir a una persona para otorgarle un parentesco que no le pertenecía.> Los que recibimos a Jesús en el corazón no creemos en las coincidencias, sino en las Diocidencias, y ya con esto, definitivamente Dios me estaba gritando.
Al día siguiente, 19 de abril de 2018, a las 6:30am, recibimos la llamada más inesperada, con la noticia más hermosa que hemos recibido en toda la vida. Pasaron un par de meses más y hoy esa llamada tiene un año, cinco meses y un día, se llama María Gabriela, en honor a nuestra amada Madre y Reina del Cielo y a ese bendito mensajero del Señor, el Ángel Gabriel, que anuncio a María Santísima que iba a ser la Madre de nuestro Señor. 
A la semana de tener en nuestros brazos, en nuestro hogar, la más grande bendición de Dios, la bendición que hoy me llama papá y me da muchos besos, mi esposa me pregunto: ¿Como te sientes? y yo le respondí: Como San José amor, no por lo justo, sino por lo bendecido.
Cuando llamo a mi princesita, no la llamo con diminutivos, no le hablo chiquitico; la llamo María, porque ella lleva ese hermoso nombre en honor a la Madre de nuestro Señor, que hizo su gran milagro de amor en nosotros. 
El Señor te bendiga y te guarde, haga de ti un hombre justo a ejemplo de San José, te conceda sus preciosos dones y la gracia de ser papá. 
Por: Ricardo Sánchez Martínez - Agente para la Evangelización, Arquidiócesis de Barranquilla
Agradecimientos: Foto de Andreas Wohlfahrt en Pexels, licencia de uso gratuito.
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diostehabla · 7 years
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Marcos 11
En nuestro relato estamos llegando a los últimos días de la vida terrenal de nuestro Señor. He dividido este capítulo de la siguiente manera:
 1. Jesús se presentó públicamente a Su nación como el Mesías (vv. 1-11)
 2. Jesús pronunció un juicio contra una higuera (vv. 12-14)
 3. Jesús purificó el templo (vv. 15-21)
 4. El discurso de Jesús sobre la oración (vv. 22-26)
 5. Jesús perturbó a los dirigentes religiosos (vv. 27-33)
 Este capítulo 11 se ocupa de los 3 días en los cuales Jesús vino a Jerusalén. Yo he adoptado el punto de vista de que Su llamada entrada triunfal no tuvo, en absoluto, ese carácter. Fue la llegada de Jesús a Jerusalén de una forma pública, al finalizar su ministerio en la tierra y como tal se presentó en la ciudad. En realidad, equivalió a un rechazo hacia Su propuesta. De hecho, el entró en la ciudad en 3 días diferentes, y no solo en un día. Creo que cada Evangelio presentó un aspecto diferente de Su llegada a Jerusalén. El primer día, llegó en el día del reposo, en el sábado. Regresó el domingo y limpió el templo. Luego, regresó el lunes y lloró sobre la ciudad.
 Leamos el versículo 1:
 "Cuando se acercaban a Jerusalén, por Betfagé y Betania, cerca del monte de los Olivos, envió a dos de sus discípulos"
 En los últimos capítulos Jesús se estaba encaminando hacia Jerusalén. Se estaba desplazando geográficamente y, cronológicamente, se estaba acercando al momento de Su muerte. Esta era la última semana de su vida en la tierra. Betania y Betfagé eran dos pueblos pequeños al otro lado del Monte de los Olivos, desde Jerusalén.
 Continuando nuestra lectura, veremos que el Señor Jesús estaba impartiendo instrucciones a dos de Sus hombres. Leamos los versículos 2 y 3:
 "y les dijo: Id a la aldea enfrente de vosotros, y tan pronto como entréis en ella, encontraréis un pollino atado en el cual nadie se ha montado todavía; desatadlo y traedlo. Y si alguien os dice: ¿Por qué hacéis eso? decid: El Señor lo necesita; y enseguida lo devolverá acá."
 Hay dos explicaciones posibles en relación con el asno que Jesús iba a montar para entrar en Jerusalén. El Señor Jesús pudo haber sabido acerca de él, ya que era Dios y, por lo tanto, omnisciente. Por lo que éste pudo haber sido un milagro desde el principio hasta el fin. Por otra parte, todo esto pudo haber sido arreglado de anTemano tratándose, en consecuencia, de una operación enteramente humana. No parece necesario ver aquí un milagro, cuando una explicación natural resulta razonable. Yo creo que el Señor había hecho los arreglos correspondientes con anticipación, y creo considerándolo de esta manera le encontraremos un mayor significado. La característica importante fue que Jesús estaba afirmando Su autoridad, porque si alguien les hubiera preguntado por qué soltaban al asno, ellos debían decir que el Señor lo necesitaba.
 Mientras algunos estaban tramando Su muerte, otros le rendían su lealtad y le obedecían. Esto ha sido cierto por más de 2.000 años. En la actualidad hay incluso 2 clases de personas. Al continuar nuestra lectura veremos que fueron al pueblo y encontraron todo justamente como el Señor había dicho. Leamos los versículos 7 al 9:
 "Ellos fueron y encontraron un pollino atado junto a la puerta, afuera en la calle, y lo desataron. Y algunos de los que estaban allí les dijeron: ¿Qué hacéis desatando el pollino? Ellos les respondieron tal como Jesús les había dicho, y les dieron permiso. Entonces trajeron el pollino a Jesús y echaron encima sus mantos, y Jesús se sentó sobre él. Y muchos tendieron sus mantos en el camino, y otros tendieron ramas que habían cortado de los campos. Los que iban delante y los que le seguían, gritaban: ¡Hosanna! Bendito el que viene en el nombre del Señor"
 No estoy seguro de que aquello fuese muy impresionante para los que estaban en Jerusalén, especialmente para alguien que hubiera estado en Roma en el momento en que uno de los emperadores regresaba de una campaña militar y efectuaba una gran entrada triunfal como César victorioso. Se ha dicho que el tamaño del botín era tan grande y los prisioneros tan numerosos que el desfile podía durar por 2 o 3 días y noches. Esas sí que eran entradas triunfales.
 En el caso de la entrada de Jesús había algunos galileos, campesinos, pero lo realmente emocionante e importante era que el Señor Jesús se estaba ofreciendo públicamente. Leamos el versículo 11:
 "Y entró en Jerusalén, llegó al templo, y después de mirar todo a su alrededor, salió para Betania con los doce, siendo ya avanzada la hora."
 Hay 2 detalles importantes para observar. Era evidentemente el sábado, el día del reposo y los cambiadores de dinero y los bueyes no se encontraban allí. En este primer día que entró en Jerusalén, vino como el Sacerdote, y El mismo era el sacrificio. El vino como el gran Sumo Sacerdote para ofrecer el sacrificio que era aceptable para Dios, por tus pecados y los míos.
 Observemos que no pasó la noche en Jerusalén sino que volvió a Betania al atardecer. Jesús se había introducido públicamente en la ciudad demandando una decisión. Por lo que sabemos, no pasó la noche en la ciudad que le había rechazado. Continuemos leyendo los versículos 12-14.
 "Al día siguiente, cuando salieron de Betania, Jesús tuvo hambre. Y viendo de lejos una higuera con hojas, fue a ver si quizá pudiera hallar algo en ella; cuando llegó a ella, no encontró más que hojas, porque no era tiempo de higos. Y Jesús, hablando a la higuera, le dijo: Nunca jamás coma nadie fruto de ti. Y sus discípulos le estaban escuchando."
 Esto ocurrió en la mañana del segundo día, cuando ellos venían de Betania. Este era el segundo día en que Jesús entró en triunfo. Este pequeño incidente había causado una gran controversia. En este día El limpió el templo y pronunció un juicio sobre la higuera.
 En mi opinión, la nación de Israel esta representada por la higuera. Aunque reconozco que otros pondrán objeciones a esta idea. Lo que realmente me interesa en este punto, es que hay aquí una gran lección espiritual. Los israelitas tenían las hojas exteriores de una religión dada por Dios, pero no había fruto espiritual. Me pregunto si podríamos decir los mismo de la iglesia actual. Ese fue el mismo mensaje que en el futuro sería enviado a la iglesia de Laodicea, en Asia Menor. Sus miembros tenían abundancia de recursos materiales, pero según el diagnóstico divino eran pobres y ciegos, y necesitaban colirio para aplicárselo a los ojos y así poder ver. Eso quería decir que el Espíritu Santo no estaba con aquella iglesia. Creo que es la misma idea que expresaba el profeta Isaías en 29:13:
 "Dijo entonces el Señor: Por cuanto este pueblo se me acerca con sus palabras y me honra con sus labios, pero aleja de mí su corazón, y su veneración hacia mí es sólo una tradición aprendida de memoria,"
 Yo creo que estas palabras describen la condición de la iglesia actual. En aquel incidente, el Señor maldijo la higuera y ésta se secó.
 Pasemos a un nuevo incidente. Leamos el versículo 15:
 "Llegaron a Jerusalén; y entrando Jesús en el templo comenzó a echar fuera a los que vendían y compraban en el templo, volcó las mesas de los cambistas y los asientos de los que vendían las palomas;"
 En esta ocasión El limpió el templo. El Evangelista Juan nos dijo que El limpió el templo al principio de Su ministerio y ahora lo estaba limpiando al final de Su ministerio. Esto ocurrió durante el segundo día, que no era sábado sino domingo. Los cambistas estaban entonces en el templo. Ellos tenían su lugar en mercado de valores y se encontraban allí para que los extranjeros que llegaban de otros países pudiesen cambiar su dinero. Los extranjeros no podían utilizar su propia moneda, sino que necesitaban las monedas legales del templo. Cuando los cambistas efectuaban el cambio de divisas, por supuesto, cargaban a la gente un cierto porcentaje. En cierto sentido, ese beneficio servía a una buena causa, pero el problema fue que nuestro Señor dijo que el lugar se había convertido en una cueva de ladrones, con el consiguiente alboroto que podemos imaginar.
 Como puede verse, Su presentación pública como el Mesías no fue precisamente una entrada triunfal en Jerusalén. El fue rechazado. No me agrada el término y es ajeno al vocabulario Bíblico, llamar a esta entrada "triunfal". Esperemos hasta verle en un día futuro, cuando El regrese a la tierra, y como dice la carta primera a los Tesalonicenses 4:16, y los muertos en Cristo se levantarán primero. Y entonces nosotros, los que estemos vivos y que permanezcamos, seremos arrebatados juntamente con ellos. Veremos a aquella enorme multitud de personas que han confiado en Cristo durante más de 2.000 años, millones de santos. Estimado oyente, aquella sí que será realmente una entrada triunfal. Creo que durará un prolongado período de tiempo. Aunque la resurrección ocurrirá en un momento breve, en un abrir y cerrar de ojos; pero el desfile durará bastante más. Y el Señor les guiará a un nuevo lugar, a una nueva creación, a un nuevo hogar llamado la Nueva Jerusalén, preparado para este nuevo grupo. ¡Aquella sí que será una entrada triunfante y gloriosa!
 Ahora llegamos, en nuestro relato, al tercer día. Leamos los versículos 20 y 21:
 "Por la mañana, cuando pasaban, vieron la higuera seca desde las raíces. Entonces Pedro, acordándose, le dijo: Rabí, mira, la higuera que maldijiste se ha secado."
 Lo sucedido, que provocó el asombre de los discípulos, hizo que el Señor pronunciase un discurso sobre la oración. Comencemos leyendo el versículo 22:
 "Y Jesús respondió, diciéndoles: Tened fe en Dios."
 Resulta interesante que este discurso sobre la oración de fe surgiese del hecho de que Pedro llamase la atención sobre la higuera seca. Es que el primer paso de la oración debe ser depositar la fe en Dios. El escritor de la carta a los Hebreos 11:6, declaró el mismo principio, diciendo: Y sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que El existe, y que recompensa los que le buscan.
 Tengamos, pues, en cuenta que la fe en Dios constituye el primer paso. Continuemos leyendo el versículo 23:
 "En verdad os digo que cualquiera que diga a este monte: Quítate y arrójate al mar, y no dude en su corazón, sino crea que lo que dice va a suceder, le será concedido."
 Este versículo ha sido mal interpretado en la actualidad. El cristiano no tiene que andar literalmente removiendo montañas. Pero él sí necesita poder para vivir y hacer frente cada día a las montañas de las preocupaciones y los problemas. Es por ello que el apóstol Pablo oró por los creyentes de Efeso en su carta, 3:16, de esta manera: que Dios os conceda, conforme a las riquezas de su gloria, ser fortalecidos con poder por su Espíritu en el hombre interior; Por supuesto que no tendría sentido mover literalmente montañas. Pero, sinceramente, me gustaría ser fortalecido interiormente con poder por el Espíritu Santo. Creo que ésta es la idea importante y central de la cual El estaba hablando, cuando les proveyó esta ilustración visible para mostrarles lo que la oración podía lograr. Continuando con el mismo Tema, leamos el versículo 24:
 "Por eso os digo que todas las cosas por las que oréis y pidáis, creed que ya las habéis recibido, y os serán concedidas."
 Tenemos que tener fe en Dios. Sí. Pero ello no nos proporciona la capacidad de satisfacer nuestros propios deseos egoístas. Se trata de tener fe en Dios para que Su voluntad se haga realidad en nuestra vida. Y añade lo siguiente, en los versículos 25 y 26:
 "Y cuando estéis orando, perdonad si tenéis algo contra alguien, para que también vuestro Padre que está en los cielos os perdone vuestras transgresiones. Pero si vosotros no perdonáis, tampoco vuestro Padre que está en los cielos perdonará vuestras transgresiones."
 Aquí tenemos una condición que el individuo debe cumplir antes de que su oración sea oída y respondida. Un espíritu no perdonador interrumpirá la provisión del poder de la oración y ello es de suma importancia. Como nos dice la citada carta a los Efesios 4:32, Dios nos perdona en Cristo. De esa manera fuimos salvos. Pero si tú y yo hemos de tener poder en nuestras vidas, tendrá que haber primero perdón. Esto es no solo importante sino también esencial.
 El relato trae nuevamente a los principales sacerdotes, los escribas y los ancianos para intentar hacerle caer en una trampa. Leamos los versículos 27 y 28:
 "Llegaron de nuevo a Jerusalén; y cuando Jesús andaba por el templo, se le acercaron los principales sacerdotes, los escribas y los ancianos, y le dijeron: ¿Con qué autoridad haces estas cosas, o quién te dio la autoridad para hacer esto?"
 Aquellos enemigos estaban aun tras sus huellas, los que anteriormente llamamos los sabuesos del odio. Le resistían en todo momento. Desafiaban Su autoridad. Eran los líderes religiosos, los representantes oficiales de la religión de su época, y a El no le habían delegado ninguna autoridad. Así que quisieron saber de dónde procedía Su autoridad. Leamos entonces, los versículos 29 y 30:
 "Y Jesús les dijo: Yo también os haré una pregunta; respondédmela, y entonces os diré con qué autoridad hago estas cosas. El bautismo de Juan, ¿era del cielo o de los hombres? Respondedme."
 Aquella era, por cierto, una buena pregunta, a la vez que una devastadora pregunta para los líderes religiosos. Es que si ellos admitían que el bautismo de Juan era del cielo, entonces la pregunta que obviamente resultaría sería: "¿entonces por qué no le creísteis?" Si, por el contrario, ellos repudiaban a Juan el Bautista, entonces tendrían que enfrentarse a la oposición de la gente, que había aceptado a Juan. El relato continúa exponiendo aquel dilema, Leamos los versículos 31 al 33:
 "Y ellos discurrían entre sí, diciendo: Si decimos: Del cielo, El dirá: Entonces, ¿por qué no le creísteis? ¿Mas si decimos: De los hombres? Pero temían a la multitud, porque todos consideraban que Juan verdaderamente había sido un profeta. Y respondiendo a Jesús, dijeron: No sabemos. Y Jesús les dijo: Tampoco yo os diré con qué autoridad hago estas cosas."
 Al fin los jefes de los sacerdotes, los maestros de la ley y los ancianos del pueblo, no tuvieron más remedio que escabullirse para evitar responder a la pregunta de Jesús y lo hicieron alegando ignorancia. Podría argumentarse que la actitud de ellos no le proporcionó a Jesús una razón suficiente como para no haber respondido a su pregunta. Pero tenemos que ser realistas y darnos cuenta de que ellos no estaban buscando una respuesta. Estaban tratando de colocarle en una situación difícil y conflictiva, haciéndole caer en una trampa. No tenían ninguna intención de seguir Sus enseñanzas, en caso de que El hubiera accedido a responderles. El no les respondió precisamente por eso, para no dar lugar a que lograsen hacer efectivas sus malas intenciones. La hora de su entrega, detención y humillación aun no había llegado. Esta es, al menos para mí, una de las grandes pruebas de la deidad de Jesús. Me refiero concretamente a la forma en que de desenvolvía ante Sus enemigos, llevándoles ante realidades indiscutibles y controlando la situación.
 Al finalizar un incidente como éste, en que la actitud de Jesús, sus preguntas y sus respuestas, estuvieron orientadas teniendo en cuenta las intenciones de aquellos enemigos que le acechaban constantemente, viene bien recordar, como un gran contraste, a otras personas que se acercaron a Jesús individualmente, con un corazón sincero, habiendo recorrido algunos de ellos enormes distancias. De todas las edades, sexo y condición social, vinieron con una actitud de fe para escuchar sus enseñanzas, a buscar, alivio para sus interrogantes, sanidad para sus cuerpos y liberación de las fuerzas del mal. Eran como un rebaño de ovejas dispersas, que no tenían pastor. Es por eso que al llegar el Buen Pastor, se sintieron atraídos hacia él. Muchos le siguieron abiertamente, otros, en secreto. Otros dudaron, y quedaron atrás. Pero nadie sería el mismo, la misma, después de haber hablado con El.
 También vemos el contraste en la actitud de Jesús hacia todos los que le buscaron con hambre y sed espiritual. A ellos les dio el alimento que necesitaban, porque El era el Pan de la Vida; les ofreció el agua de la vida eterna el día en que les habló del Espíritu Santo, para convertir el pozo estancado de cada ser humano en una fuente eterna.
 Dios te ama y el que ama, sabe esperar. Tú también puedes acercarte hoy con confianza, con fe, para iniciar una relación con El. Recuerda que después de Su muerte y Resurrección, el camino a Dios ha quedado abierto. Y si te quedase alguna duda, algún temor, recuerda lo que El mismo dijo: al que viene a mí, de ningún modo le echaré fuera.
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diostehabla · 7 years
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Marcos 14:1-21
Hemos llegado al capítulo más extenso de este Evangelio y de los 72 versículos que lo forman, solo comentaremos 21. Este es un pasaje Bíblico que refleja mucha acción. Sin embargo, ya no fue Jesús el que tomó la iniciativa sino que fueron otros, tanto amigos como enemigos, los que ejercieron esa acción sobre El. Había llegado el momento de ser entregado a sus enemigos. Su ministerio y actividades en la tierra finalizaron como un cumplimiento de la profecía de Isaías 53: 7, que había predicho que sería llevado al matadero como un cordero. Así fue que se entregó El mismo en manos de los hombres. María le ungió con perfume, Judas le traicionó, Pedro negó conocerle y el Sanedrín, que era el supremo tribunal religioso de los judíos, le arrestó. Resumiendo, en todo el proceso El se sujetó a la Voluntad de Su Padre.
 Al aproximarnos a la sombra de la cruz, el corazón reverente percibe que estamos pisando una tierra santa. Había profundidades que no habían sido sondeadas y alturas aun no escaladas. La acción de aquellos momentos implicaba la angustia y agonía de Su alma. ¡Su hora había llegado! Recordemos que en la boda de Caná de Galilea (Juan 2:4), le había dicho a Su madre: "Todavía no ha llegado mi hora"
 En este capítulo y en el siguiente, hubo como un extraño acuerdo entre el cielo y el infierno. La luz y la oscuridad marcharon juntas en la misma dirección. La justicia y el pecado se dirigieron hacia la cruz, y Dios y Satanás decidieron que Jesús sería crucificado. Y hubo decisiones individuales convergiendo sobre la cruz, tal como las ha habido incluso hasta el día de hoy.
 Este es el bosquejo general de este capítulo:
 1. Los principales sacerdotes y los escribas tramaron la muerte de Jesús (vv. 1-2).
 2. María de Betania derramó perfume sobre la cabeza de Jesús (vv. 3-9).
 3. Judas planeó entregarle (vv. 10-11).
 4. Jesús se preparó para la última Pascua y la primera Cena del Señor (vv. 12-25).
 5. Pedro le prometió fidelidad (vv. 26-31).
 6. Jesús oró en el jardín de Getsemaní (vv. 32-42).
 7. Jesús fue detenido (vv. 43-52).
 8. Jesús fue sometido a juicio ante el Sanedrín (vv. 53-65)
 9. Pedro protestó declarando no conocer a Jesús (vv. 66-72)
 Comencemos nuestra lectura con los versículos 1 y 2:
 "Faltaban dos días para la Pascua y para la fiesta de los panes sin levadura; y los principales sacerdotes y los escribas buscaban cómo prenderle con engaño y matarle; porque decían: No durante la fiesta, no sea que haya un tumulto del pueblo."
 Tal como especificó Levítico 23:5, la Pascua se celebraba en el día 14 de Nisán, que es el primer mes del calendario judío y corresponde a nuestro mes de Abril. Y, continuando con Levítico 23:6, partir del día 15 del mismo mes y durante los 7 días siguientes, se celebraba la fiesta de los panes sin levadura. Creo que la intención de aquellos dirigentes religiosos era detener a Jesús al final de la fiesta de la Pascua, cuando las multitudes hubiesen abandonado Jerusalén, para luego matarle.
 Decidieron no hacerlo durante el período de la Pascua, que incluía los 7 días de la fiesta de los panes sin levadura. Al final de dicha fiesta, la gente comenzaría a salir de la ciudad y entonces le apresarían. El motivo para no detenerle durante los días de fiesta era su temor a que se produjese un alboroto y una alteración al orden público. Las multitudes que se encontraban en Jerusalén para la fiesta tenían a Jesús en muy alta estima. La gente del pueblo le escuchaba con gusto, porque El había alimentado y sanado a muchas personas. Leamos el versículo 3:
 "Y estando El en Betania, sentado a la mesa en casa de Simón el leproso, vino una mujer con un frasco de alabastro de perfume muy costoso de nardo puro; y rompió el frasco y lo derramó sobre la cabeza de Jesús."
 Aquí tenemos un incidente entrañable. El Evangelio de Juan 12:1 lo colocó 6 días antes de la Pascua. ¿Quiere decir que Mateo y Marcos se equivocaron al colocarlo justamente antes de la Pascua? No. Tenemos que recordar que ni Mateo, ni Marcos, estaban intentando presentar un orden cronológico de los eventos. Su propósito evidente era situar este grato incidente junto a la triste y sombría acción de Judas, en su intención de traicionar a Jesús. Estaban así retratando un vivo contraste y un conflicto entre la luz y las tinieblas y ésa era la razón por la cual unieron estos 2 incidentes en sus relatos. De esa manera podemos observar que tanto sus amigos como sus enemigos estaban moviéndose en dirección a la cruz, aunque por diferentes caminos. María de Betania actuó impulsada por la luz y el amor, mientras que Judas lo hizo arrastrado por sus oscuras motivaciones. Por cierto, fue Juan en 12:3 el que nos aclaró que esta mujer era María, la hermana de Marta y de Lázaro. Veamos las reacciones que se produjeron leyendo los versículos 4 y 5:
 "Pero algunos estaban indignados y se decían unos a otros: ¿Para qué se ha hecho este desperdicio de perfume? Porque este perfume podía haberse vendido por más de trescientos denarios, y dado el dinero a los pobres. Y la reprendían."
 Juan en su relato nos informó también de que fue Judas el que encabezó las protestas, impulsando a los demás a adoptar la misma actitud. La sugerencia piadosa de que el producto de su venta podría haberse utilizado para propósitos caritativos encubría sus motivos reales. Judas quería apropiarse de aquel dinero para sus propios fines. Continuemos leyendo los versículos 6 y 7:
 "Pero Jesús dijo: Dejadla; ¿por qué la molestáis? Buena obra ha hecho conmigo. Porque a los pobres siempre los tendréis con vosotros; y cuando queráis les podréis hacer bien; pero a mí no siempre me tendréis."
 En otras palabras, si ellos hubieran sido sinceros, se habrían dado cuenta de que tendrían muchas oportunidades de ayudar a los pobres. La pobreza constituye una realidad social de toda la época, que no será eliminada hasta que Cristo venga. La beneficencia y las obras de caridad alivian las penurias de muchísimas personas, pero esa generosa aportación de dinero, por supuesto, no puede suprimir las situaciónes de indigencia en que viven tantas personas. Es una de tantas realidades tristes e injustas del mundo, que deben ser corregidas. En los versículos 8 y 9 Jesús añadió:
 "Ella ha hecho lo que ha podido; se ha anticipado a ungir mi cuerpo para la sepultura. Y en verdad os digo: Dondequiera que el evangelio se predique en el mundo entero, también se hablará de lo que ésta ha hecho, para memoria suya."
 Aquella mujer hizo lo que podía, que es lo que Dios siempre ha requerido que el ser humano hiciese. El detalle importante que aquí se destaca es que María tuvo una percepción y un discernimiento espiritual que tristemente echamos de menos en los apóstoles en esos momentos. Ella ungió su cuerpo para su entierro. Esta mujer frágil formó parte de la cadena de acontecimientos que culminaría en la cruz, haciéndole saber a Jesús que ella comprendía lo que estaba sucediendo. Ninguno de los apóstoles lo percibió, pero ella sí. La fragancia del frasco que ella rompió en aquel día se ha extendido, por la obra del Espíritu Santo, hasta nuestros días. Y en medio de las sombras de los sufrimientos de Jesús hubo alguien que vio claramente los alcances de aquella situación.
 Este sencillo incidente se lee fácilmente, pero podría no tener significado para nosotros. Figurativamente hablando, ¿hay alguien que haya roto su frasco de alabastro sobre Jesús, para que de nuestras vidas se desprenda una fragancia que sea una bendición para otros? Jesús declaró que aquella mujer hizo lo que pudo. Me pregunto si los que se consideran miembros del pueblo de Dios han hecho lo que han podido.
 Tal como dijimos anteriormente, después de este entrañable acto, lleno de amor y de luz, se relatan los sombríos planes de Judas para destruir a nuestro Señor. Leamos los versículos 10 y 11:
 "Entonces Judas Iscariote, que era uno de los doce, fue a los principales sacerdotes para entregarles a Jesús. Cuando ellos lo oyeron, se alegraron y prometieron darle dinero. Y él buscaba cómo entregarle en un momento oportuno."
 Ahora sí que vemos a Judas moviéndose en la oscuridad y conspirando para que Jesús muriese. Su trama incluía esperar por el momento más conveniente para traicionarle. Pero Jesús trastornó sus planes. Según el relato de Juan en 13:27, Jesús le dijo: "Lo que vas a hacer, hazlo pronto". Así que es posible Judas haya ido rápidamente a informarles a los Fariseos para que éstos actuasen rápidamente, porque su plan había sido descubierto y Jesús podría intentar salir de la ciudad. En consecuencia, reunieron a los soldados inmediatamente y salieron para detenerle.
 Volviendo a nuestro relato en el Evangelio de Marcos, encontramos que, a continuación, se menciona la preparación de Jesús para la Pascua. Leamos el versículo 12:
 "El primer día de la fiesta de los panes sin levadura, cuando se sacrificaba el cordero de la Pascua, sus discípulos le dijeron: ¿Dónde quieres que vayamos y hagamos los preparativos para que comas la Pascua?"
 De acuerdo con el libro de Exodo 12:14-20, la comida de la Pascua debía comerse con pan sin levadura y después la fiesta continuaba con los 7 días de panes sin levadura.
 Aquí vemos que los discípulos fueron muy meticulosos en seguir literalmente las instrucciones de la ley de Moisés. Quisieron saber dónde iban a celebrarse la comida, porque querían hacer la cosas bien. Dentro de unas horas, Jesús iba a cumplir el significado de la Pascua. Dicen los versículos 13 y 14:
 "Y envió a dos de sus discípulos, y les dijo: Id a la ciudad, y allí os saldrá al encuentro un hombre que lleva un cántaro de agua; seguidle; y donde él entre, decid al dueño de la casa: El Maestro dice: ¿Dónde está mi habitación en la que pueda comer la Pascua con mis discípulos?"
 Creo que aquí, nuevamente, se revela no solo el lado humano del Señor, sino también el hecho de que, en aquellos momentos críticos, había quienes le amaban y le estaban ayudando a preparar la Pascua. Igualmente se revela la realidad de que nuestro Señor era el Dios omnisciente. Aparentemente, el dueño de la casa era un seguidor anónimo del Señor. No hay motivos para dudar de que hubiese habido un ofrecimiento previo a Jesús de una sala para huéspedes. En mi opinión, en algún momento de aquellos 3 años de Su ministerio y actividades públicas, aquel hombre había venido al encuentro de Jesús para ofrecerle esa habitación. Quizás le dijo lo siguiente: "Cuando Ud. venga a Jerusalén para la Pascua, tendré esta habitación reservada y preparada solamente para Ud." Fue una obra magnífica la que ese hombre realizó. Hay tantas cosas que podemos hacer hoy por el Señor Jesús, siguiendo el ejemplo de aquel hombre, que hizo lo que estuvo a su alcance. Continuando nuestro relato, vemos que Jesús continuó explicándoles a los discípulos lo que esperaba que hiciesen. Continuemos leyendo los versículos 15 y 16:
 "Y él os mostrará un gran aposento alto, amueblado y preparado; haced los preparativos para nosotros allí. Salieron, pues, los discípulos y llegaron a la ciudad, y encontraron todo tal como El les había dicho; y prepararon la Pascua."
 Observemos el detalle que Jesús celebró la Pascua en una sala prestada que, evidentemente, había sido especialmente preparada para El. No creo que se esperase que el anfitrión hubiera estado presente en la llegada del grupo para lavar los pies de los invitados, porque se trataba de una celebración privada de la Pascua. El Señor había dicho claramente, como expresaba el versículo 14: "¿Dónde está mi habitación en la que pueda comer la Pascua con mis discípulos?" Al ser una reunión privada, el dueño de casa se abstuvo de intervenir.
 Seguramente recordarás que destacamos una experiencia anterior similar a ésta, en la cual Jesús envió a su discípulos para traer un asno sobre el cual El montaría en ocasión de Su entrada en Jerusalén. Ellos lo encontraron en la forma en que El les había indicado. También creo que en ese caso se habían hecho preparativos previos para conseguir el asno. Ello nos indica que nuestro Señor no improvisaba sino que estuvo haciendo preparativos a medida que desarrollaba sus actividades.
 El relato nos lleva ahora a la llegada de Jesús y sus discípulos a la casa preparada para ellos. Leamos el versículo 17:
 "Al atardecer llegó El con los doce."
 Aquí leemos que llegaron al atardecer. La Pascua comenzaba al ponerse el sol y yo creo que El llegó a la casa protegido por la oscuridad. No iba a permitir a sus enemigos poner sus manos sobre El hasta que estuviese dispuesto a ello. En el momento apropiado se entregaría a sus enemigos y ellos le crucificarían. Pero esto no ocurriría de acuerdo con el programa humano, sino en conformidad con los planes divinos.
 Esta fue una ocasión entrañable, en la que El comió la cena de la Pascua con los suyos, sin prisas e informalmente. Después de compartir la mesa juntos en esta oportunidad, la próxima vez que estarían reunidos para comer sería para un desayuno, según el relato del Evangelista Juan 21, después de la resurrección de Jesús, cuando El apareció ante algunos de Sus discípulos en las orillas del Mar de Galilea. Así que esta cena de Pascua relatada aquí por el escritor Marcos, antes de su muerte en la cruz, fue un momento único y maravilloso de compañerismo. En aquella ocasión, El era el centro de atención ante los que le rodeaban. De la misma manera El debiera ser la figura central cada vez que los creyentes, como congregación o iglesia, se reúnen en la actualidad para comer o cenar. De otra manera, todo evento de ese tipo no dejaría de ser otra cosa que una fiesta meramente social. Por supuesto, el reconocer la presencia de Cristo, invisible pero real, no excluye el desarrollo de una auténtica amistad y el compañerismo cristiano, que crea unos vínculos sólidos, duraderos y solidarios que, material o humanamente hablando, no se pueden lograr.
 Continuemos leyendo el informe de aquella memorable cena, leamos los versículos 18 y 19:
 "Y estando sentados a la mesa comiendo, Jesús dijo: En verdad os digo que uno de vosotros me entregará; el que come conmigo. Ellos comenzaron a entristecerse y a decirle uno por uno: ¿Acaso soy yo?"
 Todos ellos se dieron cuenta de que habrían sido capaces de traicionarle. Si alguien aun no ha descubierto que está viciado por el pecado y que, delante de Dios, es un pecador, y que es capaz de permanecer alejado de Dios, aun le queda mucho por descubrir. Y tenemos que ser realistas. Hay creyentes, incluso, que no son conscientes de que serían capaces de volverle la espalda a Dios y de fallar en su lealtad hacia El. Todos y cada uno de nosotros, deberíamos reconocer nuestra debilidad, la incapacidad natural para confiar en nuestras propias fuerzas, nuestras limitaciones y la fragilidad de nuestras promesas de fidelidad. Tendríamos que situarnos como aquellos discípulos reunidos en aquella mesa, junto a Jesús, y hacernos la pregunta expresada en este versículo 14: "¿Acaso soy yo?" Veamos la respuesta directa del Señor en aquella ocasión, tal como la relataron los versículos 20 y 21:
 "Y El les dijo: Es uno de los doce, el que moja conmigo en el plato. Porque el Hijo del Hombre se va tal y como está escrito de El; pero ¡ay de aquel hombre por quien el Hijo del Hombre es entregado! Mejor le fuera a ese hombre no haber nacido."
 Como ya hemos adelantado en el principio de nuestro programa de hoy, en el bosquejo general de todo este capítulo, fue Judas Iscariote el que había tomado la decisión de traicionarle. La responsabilidad de Judas fue muy grande, porque él había tenido la oportunidad de estar con Jesús durante 3 años. Había escuchado todos los discursos de Jesús, sus lecciones públicas ante las multitudes y sus lecciones privadas recibidas en la intimidad, junto a los otros discípulos. Había visto enmudecer a sus enemigos ante la potencia de Su Palabra. Y había sido un testigo excepcional del poder de Jesús, revelado en muchísimos milagros. Las siguientes palabras, que bien pudieron ser la expresión de los sentimientos del Señor ante uno de aquellos a quienes El había amado y llamado amigos, fueron escritas por el autor del Salmo 41:9.
 "Aun mi íntimo amigo en quien yo confiaba, el que de mi pan comía, se ha vuelto en contra mía."
 Y así fue como Jesús señaló a Judas Iscariote quien, seguramente, se retiró de la reunión en aquel mismo instante.
 Como veremos en nuestro próximo programa, Jesús instituiría una nueva fiesta, sobre las brasas agonizantes de la antigua fiesta. Erigiría un nuevo monumento, no de bronce ni de marfil sino un monumento que colocara en el lugar central a elementos perecederos como el pan y el vino. La Pascua del Antiguo Testamento había sido establecida proyectándose como una esperanza hacia el futuro, a la venida del Cordero de la Pascua, a la llegada del Cordero de Dios que quitaría el pecado del mundo. Y ahora, la nueva fiesta, es decir, la cena del Señor, miraría retrospectivamente hacia Su muerte en la cruz a favor de cada uno de nosotros.
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