Y tengo que asimilar que si estuve, si en algún momento fui alguien importante en tu vida, ahora ya no. No estoy dentro de tu corazón, ni hábito en tu alma, ni me piensas, no me extrañas, ya ni mi recuerdo aparece en tu memoria. Soy fantasma que nunca se aparece.
"Es una derrota honrosa. Lo arriesgué todo —di todo lo que tenía— por primera vez. Si fui tan ingenua como para imaginar que la relación "debía" funcionar, por la inmensidad y la certidumbre de mis sentimientos, fue una ingenuidad honrosa y no hay de qué avergonzarse."
Entre la inmensidad que hay allá arriba en el cielo, que afortunada fui de encontrarte, entre tanta gente, tanto ruido y tantas cosas, que suerte tan buena la mía porque tú y yo coincidimos e hicimos lugar en nuestros corazones para amarnos.
¡Qué bueno fue que nos tomamos del alma y ya no nos soltamos, empezamos a caminar de a poquito y el sendero, a pesar de lo largo y estrecho, a sido magnífico compartirlo a tu lado!
Si, que buena suerte la mía encontrarte, enamorarme y que me hayas amado.