Fucked up

Después de cenar fuimos directamente hacia el auto. Continuamos con la conversación acerca de la provocación emocional de algunos artistas en el oyente. En el restaurante él me puso a escuchar una canción de Taylor Swift llamada tolerate it y eso nos llevó a hablar sobre el tema. Ya en el auto le expuse que Taylor Swift no tenía esa habilidad y agregué que incluso las canciones podían tener buena letra, pero no lograba conectar, al menos conmigo, como sí lo hacían otras artistas: Whitney Houston, Celine Dion, Christina Aguilera.

Durante el recorrido a casa, mientras escuchábamos música con provocación emocional, me comentó que un chico al que distinguíamos le había hablado en el hospital y que no necesitó más que un “hola” para empezar a contar su vida y hacer preguntas. Una de esas preguntas tuvo que ver con su exnovio. Le preguntó que si, de poder devolver el tiempo, tendría la misma relación. Él respondió que sí, y que incluso sin poder cambiar nada, en esa etapa de su vida no se imaginaba siendo otro ni estando con otro. No obstante, también dijo que volvería a pasar por lo mismo con la claridad de que iba a terminar. Yo le expresé mi sorpresa, y él me dijo que al chico también le había sorprendido su respuesta. Le pregunté que si pudiera devolver el tiempo se ennoviaría con su actual novio, me respondió que no.

A continuación, me preguntó qué habría hecho yo con mi exnovio. Desde que me estaba contando su respuesta me asaltaron los recuerdos y las emociones negativas de los malos momentos que viví. Le respondí, casi a punto de llorar, que no, que no volvería a vivir lo mismo incluso con todo el amor que le tuve, incluso si me engañara a mí mismo creyendo que para mi corazón las cosas buenas de la relación tenían más peso que las malas. Él reformuló la pregunta. Preguntó si me respuesta sería distinta si pudiera cambiar partes de la relación. Le dije que aún con esa posibilidad no lo sabía. Le sorprendió y no dijo mucho más porque fue evidente que quería evitar mi escena de llanto. Agradecí su cautela en mis adentros.

Quise cambiar el tema hacia algo más ligero y actual, así que le pregunté sobre su relación actual con su novio, pues el día anterior me comentó que las cosas no iban bien, que no lo tomaba en serio cuando le contaba sus preocupaciones y tristezas, y que a menudo recibía respuestas en tono de burla, un típico “jajaja, no estés mal”. Le pregunté si había habido algún cambio y no mencionó mucho más al respecto, solo dijo que no. No supe de qué otra forma preguntar sobre el tema sin incomodarlo, así que no me quedó de otra más que pensar en su relación pasada y en la mía. Las dos, incluso sin querer volver a pasar por ellas, tuvieron correspondencia. La correspondencia es una promesa mutua que solo el hombre puede hacer. Prometemos para no olvidar y no ser olvidados en tanto que creamos una deuda y una expectativa en otro. Esto trae consigo una proyección hacia el futuro, la posibilidad de trascender. Creo que, a pesar de todo, esto es lo que permite recordar nuestras relaciones pasadas: hubo una expectativa futura, los dos trascendimos en ellas. Esto no le iba a suceder en esta relación. Él lo sabía.

Nos despedimos y se bajó del auto. Continué con mi trayecto y no paré de pensar en las relaciones, en el amor, en la canción que me había puesto a escuchar. Al llegar a mi casa revisé la letra de la canción con detenimiento. La canción trataba sobre una relación en la que una persona se sentía ignorada y menospreciada por su pareja y cómo esta no llegaba siquiera a notarlo. La persona, entonces, creía que no había correspondencia con lo que esta entregaba y solo se preguntaba si lo que necesitaba era salir de ahí. Entendí por qué le gustó tanto. A fin de cuentas, cuando el amor se descubre en estafa, solo queda lugar para usar las falsas promesas y los engaños a manera de flotador, hasta que solo queda la costumbre. Me di cuenta de lo jodidos que estábamos.