Tumgik
#Te prometo que terminas muerte enseguida
haystarlight · 1 year
Text
Si tuviera un dólar por cada vez que mí vieja dice "este país", ya no tendría razón para quejarse
24 notes · View notes
Text
Fieldwork.
El día había comenzado tranquilo para la custode. Rayando lo aburrido pero con la sombra de la guerra pisándole los talones 𝘤𝘢𝘴𝘪 prefería eso que la adrenalina de la batalla. La rutina humana era una con la que estaba habituada luego de tanto tiempo deambulando por la Tierra. Su capacidad para adaptarse a los variados estilos de vida en los planetas que había habitado anteriormente le daba a su vez cierta capacidad de adaptarse también a los nuevos tiempos. Debía admitir que los humanos eran peculiares, demasiado arrogantes y orgullosos pero con una astucia que les salvaba el culo cada vez que se encontraban estrechando manos con la muerte. ㅤ Si se ponía a pensar, aquel sitio era uno de sus favoritos. Los planetas solían estar regidos por un único elemento, un único clima, una única especie. La Tierra, por el contrario, estaba llena de diferentes especies. Llamaban dioses a sus creadores y creían en la verdad absoluta. Soñaban sin dormir y dormían sin soñar. Animales, humanos... no-humanos. Era realmente interminable la cantidad de humanos diferentes que existían en ese planeta. Vivos, muertos, gigantes, pequeños, de carne, de barro, de vegetación, de rocas. De vida. De muerte. Aleksa, de pie en aquella tienda, se tomó un par de segundos para mirar a las personas que se encontraban allí al igual que ella y se preguntó en el interior de su mente por qué la mayoría estaban tan ciegos. ㅤ ¿No podían ver o no querían ver? ㅤ A unos metros de ella escuchó un quejido, luego un golpe seco sobre el suelo y finalmente una maldición en voz baja. La sonrisa en sus labios era imperceptible a simple vista y tan fugaz que era casi imposible verla. Se estiró sobre la punta de sus pies y vio al final del pasillo que seguía al suyo un joven de cabello oscuro agachado mientras recogía los libros que se habían caído. Rodeó los estantes y caminó tranquilamente, agachándose a su lado al llegar junto a él y tomó uno de los libros, observando la portada con interés. Sus dedos rozaron las letras doradas labradas sobre la tapa dura. ㅤ —Ritual del pesado del corazón —leyó con voz siseante, baja y un conjunto de diferentes acentos que hacían de su inglés uno bastante cerrado. Sus ojos se mantuvieron un poco más sobre la portada del libro antes de mirar con ojos inquisidores al muchacho que se había quedado mirándola—. ¿Qué es esto? —preguntó con genuino interés. ㅤ Ambos se colocaron de pie al mismo tiempo. El libro en las manos de Aleksa era el único que faltaba colocar en su lugar pero cuando el joven intentó tomarlo, la rubia lo apartó de su alcance con un ligero movimiento. Ésta vez, la sonrisa en sus labios era más notable y podía denotarse en aquel simple gesto un claro tinte de malicia. ㅤ —Es sobre el Libro de los muertos —la expresión en el rostro de la mujer lo alentó a seguir, no sin antes colocar los ojos en blanco—. Es un texto antiguo de los egipcios; una guía para conducir las almas al más allá, o algo así —explicó vagamente—. Encontraron ese tomo en un incendio y se perdieron varias páginas, ni siquiera sirve —concluye comenzando a caminar entre los pasillos. ㅤ Aleksa mira una última vez el libro y decide que el chico tiene razón. Ha descubierto lo suficiente sobre aquel tema pero aunque los rituales humanos, sobre todo los antiguos, le interesaban lo suficiente como para indagar en ello, lo cierto era que tenía prioridades en aquel momento. Con la tranquilidad que la caracterizaba termina de colocar el libro en el espacio vacío al que pertenecía y emprende su camino detrás del joven humano. Lo ve atravesar una puerta al final de todo y al ver que ésta queda entreabierta, se da cuenta que es una invitación. Vuelve a sonreír. Hubiera entrado allí de todos modos. Una vez dentro, el cambio es radical. Los techos son altos, las vigas de construcción que jamás nadie se había molestado en quitar, el olor de la humedad y la frialdad de los espacios cerrados y enormes como aquel. Un depósito amplio en el que la luz apenas alcanzaba para iluminar el gran espacio en el que se encontraban. ㅤ —Por aquí —oye la voz del chico un poco más adelante y debe guiarse por su voz al saberlo fuera de su campo de visión. ㅤ Lo encuentra con un cigarro encendido en la boca, perdido entre cajas de cartón y las manos llenas de hojas que va pasando sin descanso hasta que se detiene en una y la tiende hacia ella. ㅤ —Lo encontraron hace una semana en Nueva York junto con una mujer que según los informes nunca abandonó su lado —comienza a contar mientras Aleksa toma el papel con tres fotografías adjuntas a una serie de direcciones y datos que su equipo ha recolectado—. Los chicos no estaban seguros de que fuera la persona que buscas pero les he dicho que la duda es una oportunidad perdida. Tú dirás —ofrece, gesticulando con ambas manos y con la cínica sombra de una reverencia, antes de apoyarse en una de las cajas. ㅤ Aleksa mira con atención las fotografías que el chico le ha entregado. Se da cuenta enseguida que es una tarea difícil la de identificar al hombre al ver las tomas oscuras y poco nítidas, por lo que termina recurriendo a las cosas que reconoce por los años de experiencia. Se fija en la postura, intenta adivinar los movimientos que ha captado la cámara, la vestimenta y la expresión de la joven que lo acompaña son de mucha ayuda incluso cuando nunca antes los había visto. Hay un mínimo porcentaje de que esté equivocada, pero había algo que le decía al mismo tiempo que era lo más cerca que había estado de él en mucho tiempo. ㅤ —Quiero que continúen yendo detrás de él —ordena con una seguridad que contrasta en demasía con la apariencia dulce e ingenua que podía verse en ella a menos que le prestaran atención. Sus ojos eran algo completamente diferente. Su mirada—. Y quiero a esa mujer. Su nombre, sus antecedentes, quiero saber hasta cuántos pasos camina por día y cuántos son los latidos de su corazón cuando algo la aterroriza —demanda con frialdad—. Si es el hombre correcto, tenerla a ella significa tenerlo a él —menciona. ㅤ El joven hace un gesto que podría tomarse como desinterés mientras da una última calada a su cigarrillo. Aleksa lo observa en silencio cómo se toma su tiempo en echar el humo por la boca, tirar la colilla al suelo y aplastarla con el pie varias veces hasta que la última brasa se ha apagado. Piensa que podría ser un buen custode si no fuera tan arrogante, el segundo pensamiento que la golpea es que probablemente le iría mucho mejor como un arrasador, pero cualquiera de ambas opciones la tenían a ella como su mentora inicial y aquella actitud estaba comenzando a molestarla. ㅤ —Aprovecha el resto de la semana para descansar —responde él finalmente cuando ella le devuelve los papeles—, te prometo que la tendrás aquí en la mañana del lunes —agrega con una sonrisa pretenciosa. ㅤ Y si no lo conociera lo suficiente, se burlaría de él. ㅤ —Eso espero, Kellan —acepta, volviéndose hacia la salida para dar por concluida la reunión—, no me gustaría tener que asesinarte en su lugar. ㅤ ㅤ
Tumblr media
0 notes