“ oye, tú. ¿no has visto una playera negra por aquí? ” ese era el último lugar donde había pasado el rato, previo a ir en busca de algo para beber y olvidarse de cargar con mencionada prenda. “ es de cuero ” especifica.
He llegado a un punto en donde prefiero ya no conocer a nadie, ya no ilusionarme, ya no permitirme querer...
Porque cada que conozco a alguien que es para mí lo suficientemente atractivo, agradable o interesante.. pasa que tiene algún recuerdo, algún miedo o alguna estúpida idea, que le impide dejarse llevar por los sentimientos..
A estas alturas de mi vida, he conocido personas que solo buscan estar con alguien por qué no saben cómo estar solos (simplemente quieren llenar ese vacío emocional/afectivo).
Por otro lado, he estado con más personas que solo buscan cogerme, (porque es más fácil) que con personas con las que verdaderamente comparto un vínculo emocional.
Yo ya no quiero tener que esforzarme por gustarle a quien me gusta, o demostrarle que soy suficiente, (porque lo sería para cualquiera).. siendo sincera tampoco entiendo que sucede conmigo ni con las demás personas.. solo se que ya me resigne respecto a tener una relación con alguien o el coger de vez en cuando porque se que es demasiado efímero como para continuar haciéndolo.
En el tejido mismo de nuestra existencia, nos encontramos entretejidos con las tempestades y los rayos de luz que las siguen. Somos seres moldeados por las tormentas que azotan nuestras vidas, pero también somos testigos de la belleza que emerge de su furia.
En los momentos más oscuros, cuando las nubes grises cubren el cielo y el trueno retumba en nuestros corazones, es fácil perder la esperanza. Pero en medio de la adversidad, encontramos la fuerza para resistir, para aferrarnos a la promesa de un mañana más luminoso.
Porque en cada tormenta, hay semillas de cambio y renacimiento. En los días de lluvia, la tierra se nutre y las raíces se fortalecen. Y cuando el sol finalmente atraviesa las nubes, lo que emerge no es solo la belleza efímera de un arco iris, sino también la resiliencia de un alma que ha aprendido a florecer en la adversidad.
Somos testigos de nuestro propio poder de transformación, de nuestra capacidad para convertir la oscuridad en luz, el dolor en crecimiento y la desesperación en esperanza. Porque así como las flores encuentran su belleza en la lucha por alcanzar la luz, nosotros encontramos la nuestra en el viaje mismo hacia la realización.
Estamos hechos de tormentas, sí, pero también estamos hechos de la promesa de un nuevo comienzo. Somos la encarnación misma de la esperanza, floreciendo en los campos de la vida con la certeza de que, incluso en los días más oscuros, siempre hay un arco iris esperando al final de la tormenta.
La brisa nocturna refresca ese caluroso día de verano. Con manos sujetas y a paso lento, avanzan a través de calles, bajo la luz de las altas farolas. Es una costumbre de la época regresar a casa acompañada de Damian, quien siempre se ofrece gentilmente a dejarla en la puerta de su edificio para asegurarse de que esté bien. Y es gracias a eso que Crystal siente, por un instante, que sus noches son menos solitarias de lo que en verdad son. Aun así, una punzada de culpabilidad rompe la tranquilidad de sus pensamientos. La voz en el fondo de su mente le recuerda que es una mentirosa, que las verdades que oculta no hacen más que crecer como una peligrosa llama capaz de consumirlo todo. Pero tiene miedo, el pánico se apodera de ella al imaginar la clase de mirada con la que su novio la verá si se entera de ese horrible secreto que ha guardado. “Damian-kun...” Se atreve a llamarle, su mano liberando la ajena el momento en que detiene su caminar. El sonido lejano de los autos llega a sus oídos, el canto de las cigarras también; sus palabras se niegan a abandonar los labios pero intenta ser valiente, realmente lo hace, incluso cuando su corazón late desesperado y temeroso en su pecho. “Necesito hablar contigo. Necesito... decirle algo a mi líder”. ╱ ( @smileflowcr )
Hoy, justamente hoy te das cuenta que todo lo que hay que resolver está en ti, dentro de ti, afuera no.
Que no hay nadie que te tenga que juzgar, que no hay juez que decida si haces o no lo correcto.
Hoy, justo hoy te das cuenta que no hay corazón que pueda latir como el tuyo, porque el tuyo es único.
Que sólo tú respondes a esa luz, y que tu alma aunque a veces esté a trozos responde mejor de lo que pensabas.
Hoy, justo hoy te das cuenta que no tienes tiempo para esperar el tiempo de otros, porque tú tienes que seguir tu camino y tu ritmo.
Que necesitas respirar ganas, esperanzas, ilusiones, sueños. Y es entonces cuando te levantas, abres al puerta, quitas lo que estorba y entras en tu vida, sí, tu vida, para hacerte dueñ@ de ella, para pintarla a tu gusto, para llenarla de colores, para ponerle su banda sonora y para vibrar en positivo.
Porque a eso viniste, a sentirte tú, sin excusas, sin miedo, y sin culpas. Así que VIVE, vive en mayúsculas.