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#AsesinatoMasivo
lcorcuera · 6 years
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Los restos de FACHADA EUROPA / FAÇADE EUROPE (Displaced in Media, Zemos98, Centro Social Polivalente Hogar Virgen de los Reyes, Sevilla, 27 de febrero de 2018). Un conjunto de imágenes en acción para (re)pensar y (re)sentir durante 30 minutos cómo se construyen las narrativas en torno al llamado “control migratorio” y al negocio de las fronteras en el Sur de Europa.
Antigua capilla, Centro Social Hogar de Los Reyes, Sevilla. Hago una escultura gigante amontonando las sillas granates del HackCamp Displaced In Media en la parte delantera del espacio si miras desde la puerta. Cuelgo de las patas tiesas de las sillas varias cámaras de fotos European Souvenirs Remixed Media. En el centro de la capilla, un pie de micro con micro, una maleta negra de mano carcasa dura, un proyector que mira al techo y lanza en bucle el vídeo Burial Shoes (13′). En el fondo, otro proyector colocado a dos metros del altar proyecta sobre la fachada retablo en blanco de la capilla el vídeo en directo de una cámara conectada con un cable de diez metros. En el altar hay dos muebles que sostienen ocho letras gigantes HACK CAMP, cuatro a cada lado. en el centro del retablo, queda la pared pelada. Lucas graba detalles de la gente y del espacio con la cámara en directo. Nuria mueve el primer proyector haciendo que el mar Mediterráneo se mueva por el techo. Pedro dirige y mezcla los vídeos y audios desde un ordenador, ubicado en el primer arco izquierdo si empiezas a contar desde el altar. En total hay diez arcos laterales, cinco en cada lado, y arriba ocho balcones, cuatro y cuatro. Suena el audio de Burial Shoes (Trilogía de los Entierros I), las respiraciones y murmullos de la gente (unas cuarenta personas). Cinco niñxs juegan y corren por toda la sala. 
Camino por todo el espacio. Observo la composición. Observo los objetos, los sujetos. O al revés. Miro a las personas que están allí. Me acerco. Me desprendo de las botas, de las gafas, del reloj. Camino en cuadraturas hasta llegar al centro del espacio. Cojo la maleta de mano con la mano izquierda. Me giro hacia el altar. Miro fijamente al frente. Corro. Salto y me estampo contra la pared. Lo hago cuatro veces, in crescendo, cogiendo carrerilla cada vez, saltando los proyectores, esquivando a lxs niñxs, volando las dos escaleras del altar, me estampo contra la fachada. Está muy dura y me escupe hacia el suelo cada vez. La cal y el sudor en mi camisa blanca, en mis pantalones de pana negra, en mis manos en mis pies.
Llego al centro de la sala. Micro. “Hola. Me llamo Laura Corcuera. ¿Alguien habla francés? ¿Il y a quelqu’une, quelqu’un qui parle français, s’il vous plaît?” Un hombre se aproxima. Es Stefan Sao Nelet. Abro la maleta. Le doy un mapa enrollado. Lo despliega. Es la Declaración Universal de Derechos Humanos proclamada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en París, el 10 de diciembre de 1948 en su Resolución 217 A (III). La acción durará el tiempo que le lleve a Stefan leer por micro los 30 artículos de la Declaración.
Todo sale de la maleta. Nada será noticia. Quemo una rama grande de árbol de laurel de Hastebol. Circundo la escultura de sillas (Pedro me hablará de las sillas de ¿Escudero?). Echo los restos de la rama por Ee centro de la escultura. Sé que las sillas no pueden prender. No sé si el público comparte mi certeza. Me pongo unas gafas de sol cebra de cristal oscuro. El ojo derecho no tiene cristal. Me coloco en la boca dos mandíbulas de oveja con dientes. Agarro una bola de discoteca. Movimientos lentos. Escultura de cuerpo en movimiento. Siguen los vídeos. Sigue el mar en movimiento. Aumenta el desconcierto. La inquietud. Cae la bola de cristal de la punta de mis dedos. Rueda, se desmigaja por el suelo y se desplaza. Y lxs niñxs la siguen y juegan con ella. Y ya no dejará de desplazarse hasta que termine la acción. Cojo dos bolas doradas. Dos “bolas chinas”. Cada una del tamaño de una ciruela. Suenan como cuencos. Metales y agudos degradados a graves. De una mano a otra. Entre manos. ¿Qué tengo entre las manos? ¿Qué puede pasar? Paseo entre el público. Están alerta y abiertos. Regalo a un chico negro un espejo metido en un sobre transparente del Natural History Museum. Todo parece inquietantemente solemne. Hay atención. Interén, atenta. Ojos abiertos. Los cuerpos están presentes en quietud. Sólo lxs niñxs y la cámara se moverán por todo el espacio. Pienso muchas veces en mi responsabilidad sobre las acciones que hago para hacer que la gente se mueva de una zona de confort, se mueva y se suelte para intervenir en una performance. Pero esto está esencialmente en la mano de cada unx.
Suena la novena sinfonía de Beethoven. El Himno de La Alegría. Lanzo las bolas doradas desde las escaleras del altar hasta el fondo de la sala. Ruedan por el suelo y trazan líneas invisibles. Llevan trazando líneas desde el comienzo. Líneas que no son fronteras ni dividen. Líneas que rompen convenciones y unen. Relaciones inusuales para la norma del capital. 
Lxs niñxs siguen también las bolas doradas y juegan con ellas. Trazando un esquema de posibilidades. Un niño llamado Milo empieza a hacer ritmos chocando las dos bolas. Subo los peldaños. Partitura del desenfreno moral en Europa. La palabra “humanitario” es un despojo. ¿De dónde viene lo que siento? ¿Lo que pienso a dónde va? Cuerpo blanco electrizado. Tom Sawyer se rebela. Movimientos secos. Vibraciones. Espasmos, Giros. Beethoven a todo volumen. Europa Europa Europa. Mercadeo de ideologías. Asesinato masivo. Fortaleza esquizofrénica. Y tantas familias decentes. Tantas personas decentes. Y tantas estafas de cuatro. Remezcla de electrónica. Suena el mar, suenan las bolas, suena la gente, suena todo. Yo caigo fusilada en el suelo. Se oye la lluvia en Sevilla. Tumbada boca arriba, fondo electro. El cuerpo tendido. El mar rendido. 
La cosa se ha hecho ritual. Una narración espacial y corporal de imágenes, sonidos y formas superpuestas en una antigua capilla (¿cristiana? ¿musulmana?). Quizás alguien lo viera. Fue un ritual de disposición al quiebro. Un ritual de honestidad y decencia. La fachada se tumba. El horizonte se mira multifocal. Cambia el significado de las palabras, no de los hechos. Feliz A Compañamiento Hortícola Azul De Albaricoques Encuentra Una Rosa O Píntala Amarilla. Así que hagamos donde estemos para cambiar esta situación global de mierda. Lo que sea. Con lo que tengamos a mano (a culo). Desde el corazón. Sabiendo de nuestras propias fronteras, opresiones y privilegios. Con unx mismx. Con quienes elijamos, con quienes nos elijan, con quienes se crucen. Lo más pequeño se vuelve lo más grande.
Un niño llamado Simón se acerca despacio al altar, se tumba encima de mi cuerpo mirando el cielo. Dos cuerpos tendidos que son muchos. Los cuerpos boca arriba. Geometría. Veinte segundos. Simón se levanta de mi cuerpo. Desde el público, una niña llamada Ada se acerca al cuerpo. Y se tumba lentamente encima, boca arriba. Latidos vidas ensambladas generaciones la inocencia la justicia. Veinte segundos. Ada se levanta. La figura de una niña que se aleja de un cuerpo adulto. Queda mi cuerpo tendido. Cuerpo vivo, conmocionado. Sintiéndome niña y vieja a la vez. Termina la electrónica. Resuenan las bolas doradas de Milo y la mirada penetrante de Paula. Silencio. La acción termina. 
Imagino hacer en 2048 una serie de akelarres por Europa con esxs niñxs ya adultxs, y todxs lxs viejos que estuvieron siendo jóvenes (25-50) en el HackCamp Displaced In Media 2018 y otras muchas más personas todavía inexistentes en 2018. Si no morimos antes, claro ;-) Fachada Europa se cae, arde entre terciopelos granates. Cuatro estampadas masivas a cuatro mafiosos y un poco de laurel. Las plantas crecen, los árboles dan frutos y las personas, como no son árboles, viajan. Recetas de Ensueño, Hackcamps y akelarres. Gracias Zemos98. 
https://www.flickr.com/photos/zemos98/albums/72157666235606058
Imágenes de la acción: Gema Valencia 
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