“Por supuesto, estaría encantada” Ver la sonrisa iluminar el rostro ajeno, contagió de alguna manera u otra el rostro de la morena, hizo un pequeño ademán con sus manos “Olvídate de eso, Cress, no tienes por qué pagarme” Dijo al momento de escuchar el ofrecimiento de la contraria, los infantes era un factor que ponía una sonrisa en el rostro de Miranda y estaría más que encantada en ayudar “¿Y dónde está?” Inquirió algo más emocionada 

– Lo sé, pero debo ir a trabajar y sino tengo algo arreglado para esa hora no podre tomar un turno extra. – indicó, quizá dando demasiada información acerca de su vida. Tenía que encontrar a alguien, dar instrucciones de cuidado y notificar a la guardería que alguien más iría por él en menos de una hora, estaba casi segura que no lo lograría. – Oh, muchas gracias… – “de todos modos” terminó en su cabeza, porque cuando la muchacha menciono que podía hacerlo su rostro se ilumino con una sonrisa. – ¿De verdad?– preguntó. – Te pagaré tus honorarios y prometo que es un niño muy bien portado. 

Mantuvo su ceja alzada, forzó una sonrisa sin mostrar sus dientes y asintió levemente “Está bien, te daré quince minutos” Sentenció siguiendo el camino de la contraria.

“Por supuesto, no bromearía con una necesidad tan grande” respondió, hasta cierto grado ofendida. “¿Dudas ser eficiente para mí? Vaya sorpresa, olvida los sobre avisos, andando, acompáñame” insistió.

             Sonrió sin mostrar los dientes, esta era la versión de sí misma más relajada y espontánea, tan solo quería compartir unos momentos con la compañía de otro que no fuese su propia conciencia. Observó la reacción del contrario y encogió sus hombros “Si he interrumpido algo o llegado en mal momento, puedo irme, de veras” Dijo más por amabilidad que por otra cosa, rogando a que el contrario no cambiase de opinión, dio un paso hacia delante entrando al lugar y yendo directamente a la cocina.

Lo meditó un momento. Poco gustaba de recibir visitas imprevistas en su departamento, más sin embargo, las intenciones por parte de su vecina parecían ser tan desinteresadas, que negarse le parecía una falta de educación. Se rindió. Qué más daba. Dudaba que una taza de café pudiera prolongarse por más de veinte minutos. “Claro, no veo porqué no,” respondió finalmente, esbozando una sonrisa. “Hmm…” Vaciló un instante, echando un efímero vistazo hacia atrás por encima del hombro, como revisando el lugar. “Entra, por favor,” le indicó después, haciéndose a un lado y abriendo la puerta para permitirle el acceso.

                “¿No es nada?” Repitió la morena adentrándose en el lugar, dejó los objetos que traía en sus manos sobre la primera superficie sólida y plana que encontró que parecía ser un estante. “Estás sangrando bastante, ¿Por qué no has ido al hospital?” Inquirió ella, tratando de ignorar el hecho de haberse entrometido en una situación que no le correspondía y también ignorando a la vocecita que adulaba el perfecto abdomen del contrario “¿Cómo te haz herido?” Siguió con las preguntas esperando alguna respuesta.

No había sido consciente de qué tan notable era la mancha carmesí en la venda hasta que escuchó la pregunta ajena. Frunció el ceño levemente y negó, pasando rápidamente la mirada sobre su brazo. “No es nada.” mintió, aún sin soltar la perilla de la puerta. “¿Se te ofrecía algo más?” cuestionó, maldiciendo al ver como un par de gotas manchaban la alfombra de la entrada. “Mierda.” gruñó, ignorando la presencia de la castaña para dirigirse a la cocina del departamento y poder limpiar el desastre que producía la herida abierta. Culpa suya el no haberse curado correctamente la noche anterior. 

                  “¿Ah sí?” Miranda alzó su ceja, imitando el tono utilizado por la contraria, que podía reconocer en cualquier parte “Quizá sí, depende para qué me necesites” Espetó encogiéndose de hombros. 

“Que gusto que pases justo por aquí. Precisamente te he estado buscando por toda la mañana” introdujo. Menuda mentirosa. En realidad solamente necesitaba alguien que le salve la tarde en su vida laboral, cómo le era costumbre. “¿Tienes la tarde libre? ¿Te gustaría ayudarme en algo?”

Miranda inundó su mente con extrema paciencia, ya que por tan solo mirar el semblante de la contraria, sabía que “Porque trato de ser buena persona” Respondió de forma irónica, no permitiendo que la sonrisa se difuminase. Encogió sus hombros, frunciendo un poco los labios “Si quisiera hacerlo, sería un poco más elegante...” Intentó bromear, sin embargo, imaginó que no era un tema para indagar o reírse “Tan solo tiene azúcar, lo juro” Agregó “Como dije, intento ser amable” 

Una vez más, los residentes del lugar seguían sorprendiéndola de mala manera. En esta ocasión, una chica se presentaba a su puerta con dos tazas y un termo, cual girl scout en busca de vender todas sus galletas. “¿Por qué querrías ser tal cosa?” Preguntó incrédula, suponiendo que existían otro tipo de actividades más interesantes que esa. Observó nuevamente lo que llevaba en sus manos, esta vez con desconfianza. “¿Estás intentando envenenarme o algo así? ¿Qué fue lo que le pusiste a ese café tan especial?” Aún con la mano sobre la puerta, lista para cerrarla si fuese necesario, fijó sus ojos en los contrarios.

            La morena frunció los labios, ignorando el hecho de que ha sido rechazada y teniendo toda su atención en la herida vendada del contrario. Miranda no es de meterse en la vida de los demás, pero siempre ha sido curiosa y no pudo evitar preguntar “¿Qué te ha pasado?” Murmuró la pregunta levemente, volviendo su mirada a los orbes ajeno.

Soltó una sonora maldición al escuchar su timbre sonar. Debido a los suceso de la noche anterior, Bernhard había terminado con una gran herida en el brazo izquierdo, misma que parecía recién hecha por el insistente el dolor. La venda volvía a llenarse de sangre pero no le importó al abrir la puerta y encontrarse con la mujer. “Supongo que no es un buen momento, linda.” sentenció, haciendo una mueca de molestia respuesta al ardor de su brazo. 

Dejó la revista sobre su regazo, acomodó su posición cruzando sus piernas sobre el mueble para incorporarse y sentirse más cómoda. “Cada quién tiene su forma de sobrellevarlo. La histeria o el pánico es lo más común, es la reacción que todos esperan” Comentó sus pensamientos en voz alta “Espero que no aparezcan más personas muertas” Musitó mirando a su alrededor viendo como las personas que pasaban de aquí para allá, llevaban el mismo semblante alterado. La castaña frunció el ceño “No todos lo ven como una estupidez” Comentó suavemente.

❝ ABIERTO → todos.

Frunció los labios en una mueca y cerró su ordenador de golpe, dejando su labor de crear una base de datos para más tarde. Esa semana tenía mucho trabajo pero le era realmente complicado concentrarse con tanto alegato. “Y así seguiremos hasta que se olviden de lo que dijeron o aparezcan otras personas muertas.” Meneó la cabeza y se acomodó los lentes de nuevo, mirando a la castaña. “Es una estupidez. Como si no muriera gente todos los días.”

                      “Por supuesto que te creo, Pandora. Aquí, entre tú y yo, Criminal Minds es uno de mis shows favoritos” Mostrándole una leve sonrisa, mas cuando recibió aquél comentario,, las comisuras se relajaron un poco formando una fina línea “Vale, solamente estaba jugando”.

              “¿No me crees?” Estuvo a tres segundos de mostrarle un puchero a la joven. En cambio, entornó la mirada y la clavó en la ajena, soltando un pesado respiro por la nariz. “También soy una adicta a la adrenalina y ni rehabilitación podría curarme, ¿eso si es más válido?”

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send me a ✧ and i’ll bold all that apply to your muse.

I would kill you. ✧ I would physically hurt you. ✧ I would attack you unprovoked. ✧ I would manipulate you. ✧ I dislike you. ✧ You annoy me. ✧ You scare me. ✧ You intimidate me. ✧ I hope I intimidate you. ✧ I pity you. ✧ You disgust me. ✧ I hate you. ✧ I’m indifferent toward you. ✧ I’d like to get to know you better. ✧   I’d like to spend more time with you. ✧ I’d like to be friends with you. ✧  I’m unsure what to think of you. ✧ I’m unsure how I feel about you. ✧ You are my friend. ✧ You are my best friend. ✧ You are my mentor. ✧ I look up to you. ✧ I respect you. ✧ You are my hero. ✧ You inspire me. ✧ You are my enemy. ✧ You make me happy. ✧ I want to protect you. ✧ I would fight by your side. ✧ I consider you an equal. ✧ I think you are beneath me. ✧ I think you are above me. ✧ I would lie for you. ✧ I would lie to you. ✧ I would sleep with you. ✧ I would sleep by your side. ✧ I would hug you. ✧ I would kiss you. ✧ You are family to me. ✧ I would die for you. ✧ I would kill for you. ✧ I would trust you with my life. ✧ I would trust you with my most precious belonging. ✧ I would trust you with a secret. ✧ I would trust you with my biggest / darkest secret. ✧ I love you (platonically). ✧ I love you (romantically).

               Amplió su sonrisa al momento que el paso fue concebido, se adentró al departamento, observando a la contraria al momento de señalarle la mesa, “Aquí está perfecto” Miranda asintió colocando las tazas sobre la superficie, desenroscó el termo e inmediatamente la bebida dejó escapar nubes humeantes “Lo he preparado recién así que sigue caliente y también le he agregado el azúcar, así que no hay de qué preocuparse” Dijo y sirvió un poco en cada taza “¿Cómo has estado?” Inició la conversación.

               “Me alegra tener una vecina tan buena entonces..” bromeó ladeando su cabeza, con una mano sostenía la puerta y la otra se encontraba apoyada en su cintura. “Por supuesto que sí.” sonrió dándole el paso con una mirada divertida, parecía una buena chica. La verdad no le afectó tanto lo ocurrido, pero lo poco que sintió al respecto fue fuerte. Cerró la puerta detrás de ella para después caminar hacia la mesa que estaba cerca de una ventana. “Podemos tomarlo aquí y si ya se enfrío puedo hacer más.”

               “Oh, ya entiendo” Asintió levemente con un atisbo de ironía. Miranda alzó una de sus cejas, entendiendo el por qué de su curiosidad, aunque no era razón suficiente para invadir una escena del crimen “Sí, un muy valido justificante, Pandora” Comentó. 

                        “Suelo ver repeticiones de criminal minds cuando no hay nada más en la tele,” confesó sin mucho escándalo, rascándose la nuca. Además, la deliciosa idea de poner sus manos en las costosas pertenencias de la pareja hacía a su piel picar; vamos, que unas muertas no iba a necesitar su T.V. pantalla plana y sus joyas. “No lo sé, ¿morbo?”

“¿En la próxima hora? Es algo pronto” Murmuró, encarnando una ceja. Se quedó pensando un poco en su lista de contactos, tenía una numerosa cantidad de ‘alguien’s pero ningún ‘alguien’ dispuesto a cuidar niños. Encogió sus hombros negando levemente. “No creo que pueda encontrar a alguien” Comentó “Pero no estaré ocupada, si quieres, puedes dejar a tu hijo conmigo”.

Vale, llegar a alguien con la propuesta de cuidar a su hijo era un poco invasivo, pero estaba desesperada y eso indicaba acciones del mismo modo. Le dedicó una sonrisa a la muchacha, dudando un poco. – Necesito una niñera… ¿Conoces a alguien?– preguntó, mirando a la castaña. – Necesito encontrar una en la próxima hora. 

             “¿Es tuyo?” Señaló al canino que pasó por su pies segundos antes “Me acaba de cruzar entre los pies, si no soy lo suficientemente rápida, termino en el suelo” Comentó acercándose a la rubia “¿Necesitas ayuda para atraparlo?” 

Apurada en ‘joggers’ y una blusa suelta, la rubia apareció en la entrada hacia los jardines. Por la pinta que llevaba, parecía que iba a relajarse en su departamento pero esto no fue posible pues su cachorro pitbull se había escapado hacia los jardines. “¡Thor! ¡Ven aquí!” le exigía la rubia al animalito que no hacía caso, pues se había ido hacia las piernas de la persona que se cruzó en su camino, queriendo jugar.

            “Este es solamente otro intento en ser una buena vecina...” Explicó Miranda sosteniendo un termo con una mano y dos tazas con la otra, ya que no era típico de ella aparecerse en el umbral de la puerta así cómo si nada. “¿Aceptarías un café especialmente preparado por su servidora, osea yo?” Curioseó la morena con una sonrisa amable en su semblante, luego de los sucesos de aquél edificio, las personas parecían afectadas y esta era una manera suya se mostrarse dispuesta.

                  Miranda alzó sus cejas totalmente sorprendida por la aparición de la rubia que se opuso en su camino al salir del edificio. Frunció el ceño un poco “No pensaba tener compañía en un simple viaje al supermercado...” Comentó ella.

     “¿sabes cual sería una buenísima idea? acompañarte a donde sea. ” aseguró con una sonrisa tras acercarse & aventarse de un salto hacia la primera persona que logró reconocer a tan solo pasos del edificio. en realidad, un extraño sujeto la venía siguiendo hacía ya un largo periodo de tiempo, así que no le quedo otra que improvisar para poder deshacerse del susodicho.

Los tacones de la castaña tamborileando contra el piso del edificio, atrajeron un par de miradas, cosa que no le molestaba a la contraria. Con los hombros derechos y los ojos yendo hacia el espacio correspondiente de mensajería, Miranda revisó en su buzón en busca de algunas nuevas cartas. Escuchó los murmullos de la contraria a quien reconoció de forma inmediata. Ladeó la cabeza levemente alzando su ceja “¿Qué tipo de favor?” Preguntó Miranda.

Tenía que encontrar una niñera para esa noche ya que tenía que trabajar un par de horas extra, así alguien debía ir por Maxi a la guardería y después llevarlo a casa para darle de cenar. Barbara, su niñera de siempre, no estaba disponible por lo que había bajado al tablero de anuncios del edifico, Estaba revisando cada uno de los letreros, pero todos implicaban venta de muebles o de cosas de segunda mano. – ¿Donde voy a encontrar una niñera a esta hora? – suspiró, hablando para si misma. En ese momento observo un rostro conocido que se acercaba al hall del edificio  y una idea apareció en su mente. –Hola, vecino. – se acercó, saludando. – ¿Qué posibilidad hay de que pueda hacer un favor a una madre desesperada?