suddenlyyoubelong - Tumblr blog

suddenlyyoubelong · 3 years

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Nico

En el año 2017 uno de mis amigos de toda la vida, Edu Rodríguez, me contactó después de un buen tiempo perdidos y me enteré de una mala noticia: otro de mis grandes amigos de la infancia -de esos que no te olvidás ni aunque te corten la cabeza- había muerto en diciembre del año anterior: Nico Dosualdo.

A las pocas horas estaba hablando con Diego, el hermano menor desde Miramar, que es donde vive toda la familia. Con él también compartimos muchas tardes de bici y algunos picados en el patio de casa. Jugaba con borcegos y levantaba lo que se le pusiera adelante: piernas, pelota, toscas, lo que sea.

Lo apodamos Leñador. Nicolás corría atrás de la pelota con cara de loco y si tenía que darte un puntinazo o agarrarte del pullover tampoco lo dudaba. Eran pibes intensos educados en una familia hiper católica, donde se rezaba en una larga mesa de 8 hermanos y nadie se levantaba hasta que todos terminaran de almorzar.

Nico era un pibe a la vez gentil y temperamental. Podía hacer gala de buena educación y unos modales de caballero,

sobre todo en presencia de gente grande, o podía darle un ataque por cualquier cosa y ponerse rojo de furia y gritar hasta quedarse ronco, así es como lo recuerdo a veces, con un ataque de furia y casi sin voz y alejándose con paso hosco y la cabeza echada hacia adelante.

Anécdotas de pendejos a paladas: una tarde tirándonos en su bicicleta por Elflein desde Rolando, yo sentado en el manubrio y antes de llegar a la esquina me dice "no tengo frenos" "qué?" "eso no tengo frenos.." con cara de desquiciado. En la esquina cruzaban autos así que quiso subir a la vereda y rebotamos contra el cordón. Yo le pegué a un cobertor de chapa de un ducto de ventilación de algún hotel y me llevé una buena arrastrada. Me levanté con el codo sangrando y él enredado en la bici contra un paredón en pleno ataque de risa.

No recuerdo que nos hayamos fajado pero pudo haber sucedido. No eran nenes suaves, eran callejeros, desprolijos y siempre oliendo a grasa de borcegos y con las manos sucias de clavar rulemanes en los carros de madera o de arreglar las cadenas de las bicis. Eran impetuosos e impulsivos.

El padre, Alfredo, imponía una autoridad tajante en la que ellos se escamoteaban.

Un día estábamos diciendo la oración antes del almuerzo y Diego empezó a pelearse con la hermana, no recuerdo si Julieta o Lourdes.

- Diego terminala!. . -nada- Diego cortala te dije! .- Diego empezó a insultarla cada vez más alto hasta que Alfredo se levantó de la punta de la mesa y en dos zancadas lo agarró del cogote, lo llevó al baño, abrió el grifo y le metió el pan de jabón en la boca ahogándole los gritos. Nosotros nos doblábamos de risa.

Yo estaba fascinado con ese ritual que para la época ya no era nada común, porque semejantes proles no existían. En los 80 se imponía la familia tipo y si no, era raro que pasaran de 3 hermanos.

Me deleitaba con la fricción entre religión y vandalísmo que constituía la dinámica auténtica de la familia. O al menos de los varones. De hecho, Diego y Nicolás eran monaguillos en la misa del domingo en la Inmaculada y cuando alguien me llevaba los veía, las caras caídas sobre las manos en plegaria con la luz de los vitrales dándoles de espalda. De hecho también, la familia completa salía en un anuncio de Canal 6 en blanco y negro los domingos a la hora del almuerzo.

Los padres eran Pupi y Alfredo y el órden de los hermanos el siguiente: Gastón, Victoria, Nico, Diego, Julieta, Lourdes, Eugenia y Cristóbal, que era un bebé.

Tío Alfredo se llamaba la juguetería que el padre regenteaba en los bajos de la casa de la calle Juramento, donde hoy funciona una imprenta. De ahí salían los Temerarios, unos muñecos articulados que traían armas y ropa de guerra de los que todos teníamos uno o dos modelos. Uno de esos fetiches que se ponían de moda y con los que nos gustaba jugar.

Me acuerdo de estar en medio de una clase y torcer la cabeza y verlos a mis compañeros en la otra fila, agachados sobre sus carpetas con los muñecos encaramados en los pupitres, y a Fede Slunchtz jugando agazapado atrás del todo o hablando solo, que cuando me descubría se reía.

Tiempo después Alfredo compró BariToys, otra de las jugueterías emblemáticas de Bariloche y que estaba en el primer local de la galería que está abajo del hotel Nevada, en la calle Rolando antes de Mitre.

Cuando terminamos 7° grado ellos se quedaron un par de años más en la ciudad, pero ya empezábamos a dejar de vernos.

Me acuerdo que a veces pasaba y me lo encontraba a Nico atendiendo la juguetería él solo, que era un niño adolescente aún, y desde ahí no tuvimos más contacto. La última vez que lo vi fue una noche en Rocket, alrededor del año 2000, andaba de vacaciones recién divorciado y con otro amigo común, Javi Duarte. Hablamos un poco y me pasó el mail, pero nunca le escribí. Supongo que ya no hacía falta. Aunque varias veces lo recordé en relatos y apuntes sueltos y esa noche, cuando me enteré que había partido de este mundo poco después que su padre -al que estaba muy unido, según Diego me contó- los recuerdos comenzaron a fluir de nuevo.

En los días siguientes quise imaginarlo jugando una mano de poker contra sí mismo en uno de sus ratos libres en el escritorio de la juguetería, una partida enfrentando a sus dos personalidades: el responsable y juicioso caballero contra el monaguillo callejero y medio loco con el que compartimos tantos momentos de chicos. Mi amigo.

Lo que salió es la historia siguiente, que para mí es sobre todo un poema:

“Creo en Dios Padre todopoderoso, creador del cielo y de la tierra..” y sí, alguien debe haberlo creado todo, por más que se le escape a la ceguera de cacatúa de la razón, alguien debe haber intervenido comenzando a mover las fichas en tinieblas, colisiones y dolor, nacimiento y extinción a borbotones en el caos sin forma, cómo será sentirlo todo a la vez antes de existir? o después, vaya…” abrió el fichero Paulson que guardaba debajo del escritorio y que siempre le impactaba por los colores y repartió una mano contra él mismo de un lado y otro del mostrador mientras comentaba en voz baja, casi balbuceando. De un lado tenía un proyecto a escalera que pegaba en el palo con dos ases y la gente que pasaba caminando en la calma de la tarde con un sol que visto desde ahí lastimaba los ojos, aunque apenas entibiaba; del otro una dama, un rey, un as y dos sietes, y los bebotes sentados detrás y los aviones que había colgado la tarde anterior y le habían quedado tan bien, girando suspendidos de la tanza, de esos con una banda elástica enganchada a la hélice que juntaban la energía al enroscarla y salían disparados por el aire cuando la soltabas. El mismo que me iba a regalar mi viejo para Navidad. Trató de verse a sí mismo del lado del vendedor y pensó cómo engañarlo, quiso verle la cara que ponía cuando entraba la gente y esos modales de los que hacía gala (le encantaba ser sobrio y caballero). Cómo hacerlo jugarse al tipo responsable que hacía los bancos cada mañana, bien despierto de iniciativa adulta y tan joven: �� - Abro con 60.- desafío a la imagen de sí mismo que tenía en frente arrojando 3 fichas rojas –puusshhhh….-, le gustaba como sonaban contra el vidrio así que las agarró palpándoles los bordes y las arrojó de nuevo, haciendo un gesto con el brazo y flasheaba que caían en un agujero enorme .. “el abismo de lo increado era un paño de póker sobre el que el humo de un dios arrojaba las fichas”, orejeó sus cartas otra vez y las dejó boca abajo mientras iba del lado del comerciante, donde estaba el mazo, se puso los lentes de marco cuadrado que usaba en el cole para descansar la vista, levantó las suyas y miró los dos ases calculando con un gesto burlón. –Veo- y tiró 3 fichas del montón sobre la mesa levantando la vista hacia la sombra recortada contra el sol de la vereda, el monaguillo díscolo y vándalo por turnos, capo del cubo de rúbi al que había que tironearlo para que llegara con los deberes a tiempo y los borcegos lustrados. - Cartas?.- bajó las suyas, se quitó las gafas y corrió del otro lado del mostrador. –Dos- y arrojó las dos que le sobraban guardándose el rey y haciéndolas girar en el aire como en cámara lenta- chuuffff…- sacó dos del mazo y antes de volver, orejeo la primera haciendo temblar la mano hasta que apareció el gancho de otro 7 a la par de la figura. Volvió a mirar al responsable invencible que lo contemplaba del otro lado y corrió a asumir su lugar bajando las cartas como si escondiera un secreto, y sin sospechar lo que había en frente, consideró las posibilidades: “se quedó orejeándola fijo, aunque con el reflejo no estoy seguro… tardo un momento antes de bajarlas y..” miró a la vidriera de la entrada donde el temerario negro estrenaba su mameluco camuflado en cuerpo a tierra, de la misma manera en que solía acomodarlo sobre el pupitre Dani Gómez durante las horas de clase (casi oyó el eco de su risa) y apuntándole con el rifle como si le guiñara un ojo : “dale que podés”..Entonces tomó coraje para pedir 1 pero en cambio dijo: -3 –y dudó un instante sorprendido de sí mismo, mientras descartaba la escalera y se quedaba con los anchos. Se dio las 3 cartas con actitud condescendiente y un rastro de culpa hacia la sombra desarrapada y no pudo contener el entusiasmo (casi las lágrimas), cuando detecto una pata gemela de la pareja de ases, que ahora eran trillizos, y de reojo le devolvió el guiño al temerario.

–Vaa qué te hacés..-le dijo la sombra del otro lado, mientras él la ignoraba desenterrando la joroba de un 6 con la ceja levantada detrás de los cristales transparentes.

–Usted habla.- y corrió del otro lado.

-100 más!- gritó, saboreando el tirón.

-a 150.- contestó el otro con las gafas torcidas.

–Visto -y una mujer sorprendida en la vidriera lo miraba ir y venir hablándose a sí mismo y olvidado del negocio. Mandó los 50 cuando volvió a encontrar al rey que lo miraba con gesto admonitorio, había empezado a orejear la segunda pero se paró..- y otros 200.

El comerciante volvió a acomodarse las gafas con pulcritud mientras saludaba a la señora en la vidriera con un movimiento de cabeza y acomodando los montoncitos de fichas como si estuviera solo.

-Ehh! no toque mis fichas!.- lo frenó la sombra.

-200 más? – los tiró sobre la mesa y abrió el abanico a contraluz con los ases de frente y despacio fue aflojando la última baraja hasta que asomó la curvita de otro 6, como si lo espiara. Se tomó un momento para mirar a la sombra del monaguillo por encima, casi con la piedad de un ángel por ese alma gemela a la que tantas veces había visto desde adentro y le había robado los secretos alimentándose del mismo impulso.

-570 y jugado.- dijo empujando todas sus fichas hacia el pozo

-Eh ya no podés rebotar! tendrías que haberlo mandado todo antes..

-Sí que puedo, qué pasa no tenés huevos? La sombra sabía que era trampa pero tuvo que ceder, y empujó todas sus fichas al pilón.. “En el principio era el Verbo, y el Verbo era Dios, y el Verbo era con Dios..”.. -quién habla?.- preguntó la sombra resignada poniéndose las gafas detrás del mostrador.

–Full de ases y seis.- bajó el comerciante con la fría diligencia del que ejecuta. La sombra se vistió de monaguillo como si en la umbría de los estantes se extendieran los asientos de la congregación, dándole la espalda a la luz de los vitrales que caía desde el ábside encandilando al comerciante detrás de las gafas. Contempló las cabezas persignándose que se daban la paz al son de un hosanna mientras el Padre levantaba el pan partido entre los dedos, ofreciéndolo a los fieles:

-Que el cuerpo de Cristo esté con vosotros.

–Y con tu espíritu.- contestó la multitud mientras él pelaba la última carta con despunte minucioso.. “y con tu espíritu…” y el gancho del cuarto y último 7 asomó con un destello sobre el silencio postrado de los que al fin comulgan, poker de 7, símbolo bíblico de plenitud y perfección multiplicado a los cuatro vientos, razón y magnificencia del perdón prodigado sin medida y “hasta 77 veces”, como Jesús le dijo a Pedro..

–Tomáa! Poker de 7 gil! Tomá!..- le gritó al comerciante con la voz ronca y el rostro encendido, tirándole las cartas adelante y saltando por todo el local, mientras la mujer que seguía parada en la vidriera no daba crédito a lo que estaba viendo. “I´ll be back”.. le dijo el comerciante, evaporándose después de guardar las fichas.

ilustración: @juanpluma

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suddenlyyoubelong · 4 years

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Petrobras

Dijo Stephen Hawkins poco antes de morir que en 100 años al mundo lo dominarían las máquinas, y hoy que releo esta frase me hizo acordar de algo que me pasó una noche hace unos años cuando entré a la Petrobras a comprar cigarrillos, no me acuerdo si por encargo o para mí cuando todavía fumaba. Sería un rato antes de la medianoche, hacía frío y no andaba ni un alma. Detrás de la vitrina pulcra y glacial, insalvable como el estrado de un juez, un flaco alto y desgarbado de gorra enfrascado en su teléfono, me atendió mirando a cualquier parte:-Buenas noches. -Qué tal? un Camel 10 por favor.- el flaco estira un brazo arriba con su chaqueta colorinche y baja una cajita de Camel y la pasa por el escáner, tip! .. y se queda mirando la pantalla del ordenador, la pasa de vuelta tip! y de vuelta tip!-Sabés que no te lo puedo vender..-Qué pasa?-Es que deben haber actualizado los precios y no los cargaron en la máquina. -Y no me lo podés cobrar al precio de antes?..-se encogió de hombros como si me estuviera negando el último asiento en una patera- y bueno no sé cargale lo que corresponda, no lo podés calcular?-Disculpame pero no te puedo vender..-

Inmediatamente se me vino a la mente mi tía Porota, que junto con mi viejo tenían un kiosco en Elflein, entre Moralesy Quaglia, donde pasamos tantos momentos de críos, la vi parada delante de la estufa comiéndose una naranja de las que traía bolsas, riéndose con quien estuviera hablando en ese momento y me pregunté: ¿por qué razón se le hubiese ocurrido a mi tía negarle un paquete de cigarrillos a alguien?. . me acordé de los clientes de siempre: Tetesita de La Peña del Bebé, el librero de en frente, Mario, el mozo de Caza Mayor con su vocablo amanerado y siempre peinado hacia atrás y de un negro impoluto, la gente del edificio de enfrente y los viejos que eran vecinos de la cuadra, don Nikola trabado en su acento serbio y que tenía el restaurant en la misma vereda, Pezzuolli que era el dueño del local y el gallego Pedro de La Andina, catalán trasplantado y nunca devuelto y al que mi viejo lo gastaba con esa implacable picardía callejera que compartían con Raúl y que si te agarraban juntos era para desternillarse un rato largo. Todos se reían, hasta los más amargos. Más que transacciones eran charlas que podían estirarse horas, Quintana que acababa de abrir 1810 en la cuadra siguiente, Iván de la tintorería, me acuerdo de un borracho de apellido Vertero que siempre andaba listo y con un olor a escabio que volteaba, pasaba a comprar cigarrillos negros arrastrando una jerga inentendible con la cara roja, y cuando iba a pagar se metía la mano por el forro descosido hasta el fondo del saco y sacaba pedazos de queso y de salame que iba amontonando hasta que encontraba un puñado de papeles arrugados, la operación tardaba lo suyo mientras mi tío Galindo contenía la risa y le ayudaba a separar los billetes... Todos estos personajes cruzaron mi cabeza en unos pocos segundos y dejaron en mí una sensación de humanidad, de gente que era gente, que la extrañé como quien tira una mordida en sueños buscando un poco de esa miel, quise imaginarme a Nino Castro buscando su fascículo mensual de jazz con un vinilo adentro y a mi tía negándose a dárselo porque no se lo leía el escáner y fue tan incongruente y triste, que se me cayó algo adentro. Y ahí estaba el flaco mirándome como si estuviera loco, con su cara impersonal, en aquel cubículo impersonal de quien ya no habla el mismo idioma, él empleado del escáner metido en aquel uniforme denigrante y pensé que quizás no tengan que pasar 100 años para que nos dominen las máquinas, quizás ya somos sus esclavos y sin que tengan que hacer gala de ninguna fría perfección, sino tan solo hundiéndonos en el pantano de esta estupidez que amenaza con tragarlo todo. -Macho vos tenés un problema. . disculpame pero tenés un problema.- le dije y me di la vuelta para salir de allí. Me cerré la campera antes de salir al frío invernal, aunque adentro ya hacía frío. /

Ilustración: @juanpluma

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suddenlyyoubelong · 4 years

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El verano de 2017 lo pasé en Aluminé, donde escribía por la mañana y cuidaba el huerto por la tarde, y regaba y contemplaba el atardecer entre los álamos. A la mañana me levantaba a las 8 y media con la luz del día que me daba en los ojos penetrando en las lucarnas como una cuchillada. Los meses de verano son los únicos en que la temperatura a esa hora es fresca y soportable adentro de la cabaña, el resto del año te cagas de frío. Así que en otoño - invierno duermo enterrado bajo 5 frazadas, y tengo que abrigarme rápido y saltar encapuchado por todo el lugar haciendo ejercicios con las patas heladas. Pero ese verano me levantaba bien temprano, me iba a desayunar a al YPF, y volvía a sentarme a mi mesa en mi silla roja para escribir un par de horas.

Una mañana de esas fui a tomarme un café con leche y agarré el diario del mostrador, cuando lo di vuelta vi en la contra tapa una pequeña nota que hablaba del EDITOR DE GENES: el flamante invento de la nanotecnología llamado CRISPR o Prime Editing, la nueva promesa que erradicará un gran porcentaje de las enfermedades hereditarias sustituyendo partes concretas de la cadena de ADN o, hablando en criollo, van a meterse a manosear la partícula divina de las generaciones por venir con la excusa de curar lo que nunca curan.. ¿o es que acaso los avances científicos y tecnológicos se usaron alguna vez en beneficio de la raza? a lo sumo para esclavizarnos pero poco más. En ese momento me acordé de la famosa carta que Einstein le mandó a Roosevelt en 1939 (y que lo atormentó hasta el final de sus días) advirtiéndole de los avances alemanes en la investigación de la energía nuclear así como de sus planes para apoderarse de las minas de uranio y desarrollar La Bomba, y cómo en vez de prevenir, terminó provocando el efecto contrario con la destrucción completa de las ciudades de Hiroyima y Nagasaki, probando una vez más y a como dé lugar, que cuando la marioneta humana se pone a jugar al Demiurgo lo único que se manda son serias cagadas. Y esta noticia que acabada de leer, aunque presentada de manera pomposa y altruísta, no lo era menos. Se me quitaron las ganas de leer, me tomé rápido el café con leche, volví desencantado a mi cabaña y con todas mis ganas de laburar me senté y escribí este poema:

EL SOL

Cada mañana nos abre los brazos levantándose sobre los cerros, trayendo todavía la frescura de esta garúa amnésica: ha visto tanto ya que a veces pareciera que su ascenso puntual empalidece, abrió las ventanas de tantos ojos y se ha llevado consigo tantos sueños, tantas lágrimas ardientes lavaron su nombre que a veces desearía que flotara lejos y que se suelte al fin de sus cadenas, verlo alejarse entre la estela vaporosa que se tragará la tierra con un canto o un aullido; ya no más enseñarnos a nacer ni arrancar de sus entrañas manadas de rosas y bosques de alfalfa bajo el cortejo de la fertilidad, no, ahora mi padre se aleja ataviado de campo, haciendo una última reverencia con los colores del otoño para sus niños dormidos y despertamos entre las hojas muertas del conventillo universal como una taza volcada de café o un tiro que detuvo el corazón, no más canto encadenado de los teros en otro día forzado a repetirse, no más dolor que da vueltas incendiando el desierto para el amor de nadie ni estas cacofonías salvadoras en un trasbordador a la deriva, adiós padre, forjador de la vida para que la vida avance, sé libre, la cobardía rebalsó nuestro estupor con tus milagros sin consuelo, con tus magias para locos, con tanto dolor de parir fe entre esta raza consternada, fuimos demasiado, demasiado poco para lo que nos hizo vislumbrar tu luz: la bocanada de existir como brasas que se expanden sobre un agujero de papel antes de que la oscuridad nos trague, porque qué es la oscuridad sino el ansia de la luz? el ansia de tu luz que viene, la revelación que se mueve por el cielo escapando de la cruz sobre el rastro enceguecido de un ojo de sal, esta lágrima lavada a brasa viva descarrilando adrede contra la orilla sumisa de nuestro desengaño, encadenado en un plafón de observatorio como un antiguo rey, custodiado tras los vidrios sucios de la soledad humana.-

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suddenlyyoubelong · 4 years

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4 poemas de 20 delfines

CABEZA DE POETA

El poeta tiene una cabeza de cebolla

pues se le van cayendo capas

Las ilusiones se le caen una a una

como pieles de cebolla

y al final lo único que queda,

la única gran lección aprendida

es la paciencia

Eso es todo lo que queda.

El dolor agotado en sonrisa de inútil

reservorio

Placer de mascarón sin imágenes

y piélago al sol, que toca con los ojos

la Mañana.

Esa será la gran recompensa de ser poeta

Los poetas sacuden la cabeza como un

sonajero mágico,

sonajero marginado del universo del orden

pero al final, no más que un sonajero

abandonado por un niño en un cajón

de arena.

Y eso deberían ser las cabezas de todos

los poetas:

juguetes para chicos.

INSIDE

Cuando la soledad te alarga los brazos

y juntás el amor como papeles

la certeza se hace carga vagabunda,

luz dilapidada en tus añicos.

Cuando flotan tus ojos espantados

las delicias del diablo hacen estragos

con sus soplos:

"y serás un sol cansado de adorar

a la mañana, solo un astro descarriado

en la deriva pensante"

Y cuando veas pasar tu sombra en el asfalto como el alma de un insecto

sabrás que nunca hay apego suficiente

a esta vigilia,

que la membrana que te separa del

futuro es un conjuro débil,

el espejismo de un intruso retenido en

el coraje de tus huesos

y si la brisa te besa una vez más

los contornos de esa niebla son los tuyos.

De otro cielo caerán las miradas

para arrasar con el paisaje florecido

de las alas grabadas en el agua.

LA MUJER EN MI CAMA

(a Andrea)

La mujer en mi cama

es la miel que el amor libera,

miel blanca del amor retenida

en las entrañas de un bosque

que me abraza fundiéndome

en su boca al ritmo tenue

de una vela y escala

hasta la sombra de mi vientre

transportado y me abandona

de un salto cuando quiere mostrarme

las cosas que deben saberse

sin ser dichas.

La mujer en mi cama

finge no sentirme cuando llego

temprano ni oírme dormida si

al fin la despierto buscando sus labios

con mis besos

me acaricia al descuido sin saber

a cuántas leguas de su sueño hace

equilibrio mi paciencia sobre

el abismo de su perfil sereno.

Le cuelgan lunas de su pelo

y yo las froto, las hago

brillar con mis caricias

les doy mi corazón y mis colores de

esperanza tibia

buscando un hogar al final de las

lágrimas.

La mujer en mi cama cree fluir

cuando se escapa, siempre así

distracción que finge desafiarme

es toda ella

y su ternura sin piedad

devora las viejas razones que la encadenan

al dolor.

RÉPLICA A UN POEMA DE DYLAN THOMAS

(a su memoria)

Volvió de su hazaña más feroz

tendido en un diluvio,

contemplando hacia abajo, en derredor

tempestades afónicas

que roían el vientre del abismo

desde el centro de su ojo.

Él, capaz de abrir los mares

a golpes de campana,

quiso licuar el rostro de la luna

con su martillo de agua

y el viento saltando en sus cabellos.

Ahora, con los pelos de punta y el rostro

solar,

inclinado sobre zancos,

se dispersa en un puñado de semillas

a la luz desconocida.

El sol esparcido se inclina

y en la tarde el sendero espumoso de gaviotas

sobre el lecho zigzagueante,

se eleva y desemboca en un bramido.

Allí despliega

su huella de animales

y el rumor de la brisa colmada de caminos

se hace herida de recias campanadas:

Y el día como hundimiento del silencio

cicatriza en una jaula fabulosa,

pero la noche caerá como plegaria que sopla

golpeando los mástiles con su viento de estrellas

Golpeando los sentidos del niño como gotas

con su lengua de espuma entre ruinas salvajes,

hasta el fondo de sus cúpulas secretas

Volcando en remanentes su fe destartalada

hecha luz que cabalga

en la escarcha dormida.

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suddenlyyoubelong · 4 years

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suddenlyyoubelong · 4 years

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suddenlyyoubelong · 4 years

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UN VIRUS A LA MEDIDA DE LA DESIGUALDAD

En una vieja y típica película de acción-conspiración hollywoodense un obeso senador que bajaba de un helicóptero en medio de una cima cubierta de nieve, conminaba a un veterano de guerra y tirador con principios a que pusiera su talento a trabajar para él, pues esa era la única manera de acceder a una vida de beneficios, lujos y abundancia sin límites; de lo contrario lo perseguirían hasta matarlo. Las palabras que utilizaba el villano eran más o menos estas: "hijo tienes que entender que esto no sé trata de capitalistas o comunistas, de republicanos o demócratas, de derechas ni de izquierdas, acá lo único que cuenta es TENER O NO TENER, te estoy ofreciendo la oportunidad de sentarte a la mesa de los privilegiados y créeme, no hay muchos lugares.." Me hubiera gustado tomar la frase de alguna cita seria, pero es que ahora hasta las tramas de entretenimiento nos informan de cómo son las cosas sin necesidad de irnos mucho por las ramas. De hecho quedaba en claro que el poder está en manos de gente muy enferma que nos tienen rodeados en un mundo de leyes que no hacen más que ampararlos. TENER O NO TENER, barriendo de un plumazo los verbos del clásico dilema de Shakespeare, y este es uno de los hechos principales que me saltan a la cara en plena cuarentena: de un lado los barrios del alto con sus pobres más pobres aún, la gente que se quedó sin trabajo, sin dinero, sin derecho de ejercer la poca libertad que nos quedaba para asistir a un concierto o un partido de fútbol, para manifestarse libremente en una marcha o tan solo pasar un rato en el bar con los amigos, sometida a un régimen de cárcel incluso saliendo a la calle y en algunos casos hasta teniendo que dar explicaciones para buscar a los hijos, sufriendo las consecuencias económicas y sobre todo psicológicas que aún está por verse dónde nos llevan, sin que el gobierno se moleste en llevar a cabo un plan de salvataje y asistencia a la altura de las circunstancias. Del otro los que nos venden el show desde sus chozas de lujo, deportistas y parásitos periodísticos que engordan delante de la cámara, mánagers y empresarios mediáticos que nunca pierden plata y para los que cualquier salto a ciegas es una oportunidad de negocio; músicos, presentadores, futbolistas, que transmiten sonrientes desde alguna ventana paradisíaca de Hawai sus vacaciones forzadas: honestos y deshonestos, cultos e ignorantes, consagrados y efímeros, marcando brecha desde sus arenas blancas hacia este foso de cocodrilos donde manotean desesperados el resto de los mortales. Tener o no Tener, nunca más cierto. La cristalización de ese abismo sobre el que estamos suspendidos y que ahora tenemos que afrontar sin plazos, loterías ni créditos, pero sobre todo en un Estado de Derecho vulnerado por el encierro y la incomunicación, atentando contra las ganas y la voluntad de unión de las personas de una manera inadmisible, y dejando nuestras vidas en manos de los mismos políticos corruptos que negocian con la necesidad y la urgencia de la gente, que abdicaron de sus deberes cívicos y que la única responsabilidad que son capaces de asumir es la de la traición y el fraude.

Con todo y dicho esto, hoy comienzo a ver la realidad como una botella llena con dos mitades: la primera es el veneno con el que quieren acabamos, la segunda es el antídoto con el que podemos salvarnos. Nos corresponde a cada uno de nosotros empezar a tomar las decisiones que nos lleven a donde queremos ir. Vamos a morir envenenados? O vamos a salir fortalecidos hacia un camino nuevo?/

Collage: Eugenia Loli

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suddenlyyoubelong · 4 years

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CAUSA Y EFECTO

Hola a todos, en mis ganas de hacer de estos días difíciles algo que pudiera compartir, inicié este blog a modo de Diario como una especie de Ana Frank encerrado en el sótano de esta guerra sin misiles, y para despegarme un poco de la sobredosis de realidad o de esta realidad sobredopada, hoy les dejo este poema algo menos actual que es una mezcla de fantasía adolescente y reflexión quijotesca. Que el amor de la vida los haga brillar./

CAUSA Y EFECTO

La veo tirada bronceada en la arena blanca y la melena larga pelirroja y me suena en la cabeza la frase "causa y efecto": si el mundo se deslomó y se cayó en una grieta intentando evitar el momento en que ella levante una pierna para mí, quiero decir, si toda la historia del instinto combatió contra sí misma revuelta en cañerías mal enfardadas y a eso le llama "la Construcción del Hombre", déjenme decirles que todo el ayer ha llegado hasta mí para nada.

ahora que esa belleza juega con un puñado de arena como si estrujara el mundo levantándola y dejándola caer, los labios de un océano azul le besan los pies, la inmensidad contenida que apenas se desborda para llegar hasta ella en este universo donde todo ocupa su lugar "y después dicen que Dios trabajó mal!" pienso mientras no tengo más que hacer que observarla y sé que mis ganas están destinadas a volcarse en ella por puro magnetismo

por ese baile eterno en que el vacío siempre tiende a ser llenado y lo lleno busca un sueño en que volcarse para formar las cascadas de la vida, unos pocos pájaros surcan el cielo muy alto y sin necesidad, reemplazando la ecuación del hambre por un vuelo sin rumbo cuando ella me mira y sonríe, todo está sobreentendido y ella sigue jugando con puñados de arena levantándola y dejándola caer

la arena es el tiempo que vino a dormirse en la orilla del cielo y el sol de sus muslos me clava en los ojos agujas sabrosas, como patitos que juegan en los reflejos del agua con el gusto del aire y de la sal, la perfección nos es dada en el momento que vivimos y no cuenta las costillas de la necesidad, miro el cielo y pienso sin pensar donde el tiempo es un remanso

tiendo la mano y me deshago de mí en cada acto y cada camino posible, aquí la conjunción de la vida florece en un eterno ahora y lo perdido se restituye con cada impulso devuelto a sus brazos, aquí la ley de causa y efecto es un faisán desplumado en el aire, me acerco a ella sin siquiera decir hola sintiendo los límites de la sangre encendida que se dispara ciega

toda la historia del hombre es un artefacto para cazar este instante, para lincharlo y maniatarlo en el desván de las fantasías más feroces, ella deja que me acerque y estira un pie para tocarme./

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