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silviahabla · 1 year
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La Italia de Meloni retratada por Bizzarri
Italia está siempre de moda. En octubre de 2022 está, además, de actualidad. El presentador, cómico y periodista italiano Luca Bizzarri retrata diariamente en “Non hanno un amico” la actualidad política y social del país vecino bajo la más fina mirada satírica. Bizzarri redime al denostado género del infoentretenimiento de todos los pecados cometidos en su nombre, y demuestra que sí: es posible combinar actualidad, crítica social y humor sin establecer una dinámica de eterna tertulia de tarde. Todo esto, en cortos episodios de, en el caso de “Giorgia on my mind” -el programa del viernes 21 de octubre- 7 minutos.
A nivel temático, y aprovechando el contexto de la reciente formación de gobierno en Italia, “Giorgia on my mind” centra su narrativa alrededor de la figura de la ya primera ministra italiana, Giorgia Meloni, y de su partido, Fratelli d’Italia. Masculinidades arcaicas, patriotismo vendido al mejor postor, el resurgir del populismo de balcón o la situación del Colectivo LGTB+ en Italia son algunos de los subtemas que cabría destacar dentro del episodio.
Un episodio que, sin embargo, destaca por su cuidada esencia narrativa. Bizzarri juega a tres bandas y combina un discurso callejero -como herramienta de acercamiento al oyente- con un perfecto y cuidado tono informativo -como herramienta para situar la subtemática concreta-, que calculadamente rompe a su antojo para incorporar un tono satírico ocasional con el que establece metáforas y situaciones ficticias pertinentes al marco de lo comentado. La perfecta contraposición de los tres tonos establece un equilibrio -sin embargo- frenético, donde los cambios de registro sirven de estímulo constante y alimentan el deseo de escucha continua.
La clave, no obstante, del podcast, y de “Giorgia on my mind” en concreto, se encuentra en el montaje sonoro como elemento narrativo de cohesión. En 7 minutos, el equipo de “Non hanno un amico” introduce 33 efectos sonoros y 29 cortes musicales. En términos filosóficos, podríamos decir que Aristóteles y su “justa medida” estarían orgullosos de cómo el equipo de diseño sonoro ajusta metódicamente el discurso del presentador a los más pertinentes recursos auditivos -cambios en la melodía de fondo, efectos de eco o distorsiones en melodías y declaraciones- para lograr un perfecto equilibrio de extremos. Estos elementos no solo acompañan, sino que construyen la identidad del programa mediante la combinación de música diegética y extradiegética. El ritmo es frenético a la vez que calmado, irónico a la par que agresivo, y gracias a la composición sonora cobra un sentido narrativo total.
Como veredicto final: sí, merece la pena aprender italiano, aunque solo sea para escuchar diariamente las afiladas y pertinentes críticas de Bizzarri hacia el panorama político-social del país vecino.
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silviahabla · 1 year
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Las cloacas de las cloacas y el truhán que quiso ser señor
El documental narrativo como formato periodístico en audio o cómo resumir 40 años de democracia en un "Mira Pepe, es que me recuerdas mucho a Torrente".
V es Villarejo. Sentidas disculpas por mi parte a todos los potenciales oyentes de "V. Las cloacas del estado" por el spoiler. Aquí va otro: es casi irrelevante saberlo. Durante los 10 episodios que dura el podcast de Podium Podcast y Álvaro De Cózar, el periodista retrata las sombras de las 4 décadas de democracia española a través de la figura de un -ya no tan- misterioso hombre, V. En el episodio final -donde se centra esta reseña- la identidad de V se revela ante la atenta escucha del un oyente que, más que probablemente, llegado ese punto ya había entendido que Villarejo era una brillante excusa simbólica para mantener su atención mientras De Cózar desgrana los entresijos más oscuros de la España democrática de finales del XX y principios del XXI.
Así, "V. Las cloacas del estado" sigue un modelo de investigación periodística clásico con la adición de este relevante giro en sus formas y planteamiento, que en 2016 abre las puertas del audio español a la reinvención del modelo narrativo documental periodístico. Quizás a nivel general ese sea precisamente el secreto del podcast. El oyente reflexiona sobre los planteamientos y anécdotas de De Cózar sabiendo que conoce la identidad del misterioso V. Una simple búsqueda en Google o un vago conocimiento de la realidad política española son suficientes para dar con la identidad del sujeto en cuestión antes del tercer episodio. Pero De Cózar juega a crear una sensación de superioridad en el oyente, mientras de forma simultánea introduce la sorpresa general en este por cómo a partir de su figura refleja las grietas del sistema político, casi como si de un true crime se tratase.
"El currículum" es el último episodio de la serie. Tras 9 episodios donde entre especulaciones varias e investigación se evidencia el panorama español y la implicación de V en este, el episodio final explica el currículum del personaje a partir del propio archivo que Villarejo hace llegar a De Cózar. De agente operativo en el Cuerpo Nacional de Policía a investigador sobre la red extranjera del atentado del 11M, pasando por su época como detective de la beautiful people de Mario Conde o su apoyo en Irak al servicio de inteligencia de Estados Unidos. Conocemos todos los detalles contados desde su propia perspectiva.
A nivel narrativo cabe destacar este planteamiento como base de estrategia para este cierre final. ¿Qué ofrecer a un oyente que ha visto cumplida su especulación constante durante 9 episodios que compita con ese nivel de satisfacción? La perspectiva de V, de Villarejo. Así, De Cózar plantea un esquema narrativo simple pero eficaz: combina la lectura del currículum de Villarejo con múltiples "repasos finales" por parte de figuras de relevancia mediática del panorama español y conocidos de Villarejo, con cuyas declaraciones el oyente -más que probablemente- se sienta identificado a nivel conclusivo porque ha sido guiado para así sentirse a lo largo del formato por el periodista. De esta forma, la satisfacción final es conocer quién es V, pero también sentir que con los datos anteriormente impregnados inconscientemente, llegas a la misma reflexión sobre la figura de Villarejo que sus allegados o que, entre otros, Iñaki Gabilondo.
A nivel de expresividad el último episodio destaca por su simplicidad efectiva. Si en los episodios anteriores habíamos sido testigos sonoros de distorsiones en las voces, melodías cuidadamente escogidas, técnicas de ficción para proteger a algunos de los protagonistas del formato y una combinación de música diegética y extradiegética, el episodio final sigue un esquema de simplicidad sonora como forma de conclusión en paralelo a la narrativa. La estructura sonora es simple: ráfagas de declaraciones propias -leyendo el currículum- y ajenas -reflexionando sobre Villajero- entremezcladas con efectos de barrido y un silencio sepulcral como melodía de fondo. Estos elementos concluyen con el retrato, general y específico, de una figura disecada simbólicamente como muestra de las cloacas de la democracia española, que indirecta y románticamente es comparada de con Julio Iglesias a través de la introducción de una de las canciones del artista que da cierre al podcast.
Supongo que esto último es solo una interpretación, porque la que tiene tatuado "TRUHANA. SEÑORA." en el codo soy yo. Y a mi nunca me han invitado a las cloacas ni al Ritz. Igualmente, os invito a escucharlo.
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silviahabla · 2 years
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Mucho cuerpo, falta forma
2 chicas simpáticas con poca idea de hacer un podcast o lo que he aprendido en tres semanas de máster.
Si yo ya lo sé, que empecé el escrito anterior en primera persona y que estoy a punto de reseñar mi propio podcast: el tema del ego se da por descontado. Por eso quiero ser sincera, me siento muy cómoda en la posición de juez y muy desfamiliarizada con ocupar el punto de mira. Habrá que acostumbrarse a una misma. Llevo tres semanas analizando cómo distintos creadores ejecutan sus estrategias de narrativa, diseño sonoro, elección de temática o adecuación al formato audio, entre otros. Durante este tiempo no he parado de pensar "¡¡Te sobran ganas, te falta calle!!" -entendiendo "calle" como capacidad de aplicación de todas mis críticas dirigidas hacia material ajeno a mi propio formato-. Por eso hoy, y desde todo el cariño hacia mi marronera inocencia creativa, encarno la performance de la autocrítica en tercera persona y en reseña para plasmar por escrito todos los cambios que debería hacerle a mi -aun en pañales- podcast, ALIOLI, para ser un producto que yo misma disfrutaría no solo de hacer, sino de escuchar.
ALIOLI nace en 2021 de la mano de Clara Arnanz -historiadora y estudiante de psicología- y Silvia Muelas -periodista y humanista- como proyecto conversacional en formato audio de dos estudiantes que desean combinar alta y baja cultura y están cansadas de las formalidades académicas a las que se encuentran sometidas. El pretendido lenguaje convulso, los ceños fruncidos y la habitual desestimación intelectual fruto de la apariencia inocente de las dos interlocutoras, afirman, ha acabado con las ganas de entender problemáticas complejas en su círculo cercano. La consecuencia en estas dos veinteañeras precarias es la causa del nacimiento de ALIOLI: explicar temas de alta estima intelectual como si de una charla entre amigas se tratase. Todo ello con la pretensión de acabar con las barreras de entrada de problemáticas actuales de base filosófica, psicológica o sociocultural que rara vez se encuentran enfocadas desde esa doble perspectiva.
Centrando el análisis en "In corpore serrano" -capítulo escogido para la reseña- el episodio centra su temática en la historia filosófica mercantil del canon corporal y sus nuevas problemáticas en la era digital. Resulta confuso diferenciar las sub-temáticas concretas del episodio, pues abarca desde las nuevas aplicaciones digitales de modificación corporal, pasando por las problemáticas psicológicas asociadas a las prácticas históricas corporales, hasta la instrumentalización del cuerpo como herramienta de biopoder o el tratamiento teórico de la filosofía del capital de autores como Foucault y Tiqqun.
ALIOLI quiere abarcar mucho y que todo oyente entienda el sentido relacional de estos subconceptos teóricos. Resulta sin embargo complejo para el oyente desfamiliarizado con los términos filosóficos entender cómo estos conceptos adquieren coherencia práctica con respecto al tema central.
Quizás ese es el "Talón de Aquiles" de su narrativa. Si bien las dos interlocutoras resultan simpáticas en sus intervenciones y coherentes en sus afirmaciones teóricas, el hilo argumental se pierde eventualmente entre el disfrute de ambas, que verdaderamente se encuentran charlando como si de la hora del vermú un domingo de Rastro se tratase. El episodio no cuenta con un guion, sino con una serie de conceptos pactados entre Clara y Silvia, que previamente han realizado un análisis individual de la problemática y acordado no intercambiar opiniones hasta el momento de la grabación. ALIOLI e "In corpore serrano" combinan tono informativo con tono conversacional de forma puntualmente descontrolada, hecho que acaba por afectar a la coherencia general de la argumentación teórica. Al no existir una guionización estricta, son habituales las interrupciones involuntarias entre las interlocutoras o el desvarío hacia anécdotas personales. Si bien estas últimas pueden resultar en una empatía por parte del oyente, distraen a las propias presentadoras, que al carecer de guion olvidan la temática previa y avanzan hacia el siguiente punto pactado. La consecuencia es la posible pérdida de coherencia y constancia dentro del hilo argumental. Si bien el episodio resulta simpático por su aspecto naive y el evidente cariño mutuo entre Clara y Silvia, esta característica distancia ocasionalmente la función pretendida del formato -acercar conocimiento teórico a través un lenguaje accesible- de la función obtenida -constatar que las interlocutoras se encuentran interesadas en compartir esa problemática a través del respaldo de sus vivencias en argumentos teóricos-.
En lo que a expresividad se refiere, no existen elementos asociados a un diseño sonoro coherente. Llaman la atención los eventuales pitidos, que bajo la pretensión de diferenciar temáticas, se evidencian como último recurso de una -aquí presente- editora sin mucha práctica con Audacity ni conocimiento -hasta ahora- de la existencia de bancos de sonido libres de copyright. Otro elemento sonoro a destacar es la presencia de una voz robótica que da comienzo y fin al episodio, a través de la narración de una frase escogida por las creadoras para representar la temática tratada. Si bien en el plano teórico, dar comienzo y fin con una primera y última píldora de información puede resultar conceptualmente interesante, conviene mejorar la calidad técnica del recurso para lograr un entendimiento pleno de la frase, que se evidencia inaudible por la baja calidad de las herramientas utilizadas para su creación -el modificador de voz de Tiktok-. El diseño sonoro resulta sin lugar a dudas el punto de mejora más interesante para el formato. Siendo ahora consciente de la capacidad de cohesión narrativa que los sonidos diegéticos y extradiegéticos pueden aportar a los formatos en audio, no cabe duda de que ALIOLI se beneficiaría de una estrategia de edición centrada en la coherencia mutua entre sus discursos y su diseño sonoro.
Más allá de la teatralidad de esta crítica, y volviendo a mi papel en primera persona, no estoy segura de si recomendaría mi podcast como formato destinado al consumo más allá de a aquellos que compartan interés por las temáticas de nicho tratadas, pero desde luego recomiendo el ejercicio de propio análisis. Lo cierto es que sí, sirve de mucho, y espero que en forma de revisión periódica siga cumpliendo esa función.
Supongo que ser dos chicas simpáticas y amateur que hablan de sus cosas por internet tampoco es mal inicio.
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silviahabla · 2 years
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“El Grande” y el poder de las historias
La función social del podcast en la sociedad estadounidense a través de The Walk.
"And by the way, you guys should really listen to The Big One. You never know when is it gonna hit" repetía infinitamente mi profesor de Teoría filosófica de la moral en tercero de carrera. También mi tutor de grado, los padres de mi compañera de habitación o el jefe de mi equipo de debate. Descubrí The Big One de intercambio en Los Ángeles. Entonces, solo tenía claras dos cosas: que odiaba esa ciudad, y que iba a consumir todo recurso audiovisual que contribuyese a fomentar mi desdeñosa crítica diaria hacia la sociedad estadounidense y sus productos. Una sociedad, pensaba, construida a partir del utilitarista deseo de capitalizar las preocupaciones ciudadanas. A riesgo de un excesivo personalismo en esta reseña -y con una absoluta consciencia del pecado periodístico que supone empezar estos escritos en primera persona- lo confieso: mi actitud de post-adolescente rebelde en contra de su entorno no sirvió de nada, The Big One me encantó, y mi pretendido consumo irónico se esfumó a mitad del primer episodio. Y lo que es peor, me encantó en formato, en formas y en intención. Esta va por ti, Mr. Banick.
The Big One nace en 2019 como proyecto híbrido de ficción sonora y guía de supervivencia realista para el, más que probable, futuro gran terremoto de la Falla de San Andrés en California. Es por tanto deducible que su periodista y narrador de cabecera, Jacob Margolis, y el equipo de The Big One se enfrentaron a dos retos mayúsculos en la producción del proyecto que condicionan su narrativa: cumplir una función social informativa y mantener la atención del oyente como forma de incrementar la efectividad de este deseado servicio ciudadano.
El ser humano es un animal de historias. La neurociencia lo repite y The Walk -el segundo episodio de The Big One- lo aprovecha. Recordamos fácilmente la anécdota -a Silvia no le gusta la cultura capitalista estadounidense- pero no el dato concreto -el profesor que le recomendó a Silvia este podcast daba clase de Teoría filosófica de la moral-.  En esto se basa la narrativa de The Walk. De nada sirve mostrar planos secuenciados con índices de movilidad en la ciudad de Los Ángeles para especificar qué camino entre los más de 60 posibles debería escoger el ciudadano en función de su ubicación en caso de catástrofe sísmica. Por eso, Margolis recrea de forma ficticia los retos a los que el ciudadano de a pie se tendría que enfrentar en el supuesto de este gran terremoto en una ciudad donde realizar un trayecto de 10 kilómetros requiere habitualmente 40 minutos de conducción entre autovías sobrecirculadas. The Big One entra en cada uno de los detalles, lo hace a través de la historia ficticia como formato, presentada por diversas voces en ocasiones dialogantes, y adaptada al medio sonoro. El episodio combina, además, la historia con información pertinente presente en protocolos para afianzar el sentimiento de confianza del oyente.
Todo ello en un lenguaje simple, claro y accesible para aquel que necesite información práctica respaldada por expertos y ejemplificada en una historia. La combinación de ambos enfoques permite la retención de, en el caso de The Walk, episodio centrado en el camino de vuelta a casa tras la gran catástrofe, la información necesaria para poder regresar si el gran terremoto te pilla fuera. ¿Qué esperar de las autoridades y servicios de emergencia?, ¿Cómo conseguir recursos cuando la red eléctrica falle y las tarjetas de crédito resulten inservibles?, ¿Cómo transitar una enorme ciudad sin servicios de ubicación por satélite y lograr volver a casa?
En lo que a los elementos de expresividad se refiere, The Walk adapta todos y cada uno de sus recursos sonoros a las necesidades de su guion e historia. Desde música diegética simulada como sonidos y voces que -basados en la información presente en los protocolos de actuación- simulan las señales que los ciudadanos oirán en el momento de la catástrofe, hasta música extradiegética que formula el ambiente adecuado para cada consejo de base institucional presente en el episodio. Esta última es dramatizada en lo que a sus cualidades sonoras se refiere en función de la pertinencia del asunto tratado. Cabe además resaltar el uso del silencio de las melodías como elemento de ruptura y contraste en estos casos de información relevante. El diseño sonoro pretende mantener la atención del oyente a través de la estimulación, pero también incrementarla a partir del fin abrupto de una melodía dramática en aquellos casos donde sería de vital importancia para el ciudadano prestar atención.
Si bien, The Big One, y específicamente The Walk pueden resultar de primeras pretenciosos en sus intenciones, y asemejarse en exceso al esquema de capitalización sensacionalista que tanto esperaba en mi inicial consumo del formato, cumple con creces su intención informativa, que es potenciada por el gran trabajo necesario para lograr hacer accesible información teórica. Vestir estos tan relevantes datos de historia hace que la función social de The Big One se incremente porque mantiene al oyente enganchado, posicionándose casi como información de servicio y favoreciendo la recomendación entre miembros de una comunidad potencialmente afectada por un mismo fenómeno -como bien pude comprobar personalmente-. The Big One y The Walk modernizan en formato podcast la función social de la radio. Solo por eso me atrevería a decir que es de escucha obligada para cualquier aficionado del audio. Pero es que además sí, su historia engancha, y mucho.
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