Tumgik
psychoangelxx · 6 years
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jaehyun: poetic beauty | by cooshion (1,2)
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psychoangelxx · 7 years
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fashion bloggers johnten and the person taking their pictures~
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psychoangelxx · 7 years
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夢中夢 (몽중몽; Dream In A Dream) AU // MEANIE
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psychoangelxx · 7 years
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donghyuck how is your and mark's fantasy-like relationship going??
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swimmingly
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psychoangelxx · 7 years
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yadda yadda wow you must have similar tastes as i
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psychoangelxx · 7 years
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psychoangelxx · 7 years
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luscious
 El sonido de las gotas de lluvia impactar contra el techo resonaba por todo el penthouse mientras Johnny se adentraba en éste, su cabello goteando ligeramente por la misma lluvia que había caído sobre él en el transcurso de su auto hasta el imponente edificio donde vivía. El joven empresario se deshizo del saco de su traje al mismo tiempo que se percataba del olor dulzón y suave que inundaba el apartamento, pronto siendo consciente de las velas con esencia a canela dispuestas de forma estratégica por el lugar y del vino destapado que posaba sobre el mesón de la cocina, una copa usada junto a él.
Una sonrisa viperina y plácida se dibujó en el rostro del muchacho de inmediato. Si el mismo escenario hubiese sucedido un par de años atrás, el joven se habría alarmado de inmediato, pensando que se trataba de algún ladrón o algo por el estilo. Pero todo eso había cambiado desde que conoció a cierto pequeño de sonrisa pícara y ojos juguetones.
Ese pequeño adoraba darle este tipo de sorpresas.
Desabotonando las muñecas de su camisa blanca de vestir, Johnny se adentró en el penthouse, buscando al pequeño intruso que se encontraba dentro de su hogar. Bastaron con dar un par de pasos para percatarse del camino de prendas de vestir que conducían hacia el baño, el cual se encontraba con la puerta abierta y luz encendida.
Johnny siguió el camino como lobo sediento por la carne de su presa hasta llegar al marco de la puerta del baño, desde el que vio cómo la espaciosa y lujosa tina se encontraba llena de agua con sales, espuma y una pequeña figura que lucía como un ángel que se dedicaba a comer fresas con crema mientras jugaba con la espuma que rodeaba su cuerpo.
El recién llegado carraspeó la garganta, atrayendo la atención de chico que se encontraba en su tina. Los ojos del pequeño ángel brillaron en cuanto se enfocaron en él, y una sonrisa de diablillo se formó en sus labios.
Johnny nunca se cansaría de la dualidad de ese pequeño.
''Te tomaste tu tiempo para llegar'' comentó el ángel que se encontraba en la tina, su voz aguda y suave como la miel despertaron algo dentro de Johnny. Tenía ese efecto sobre él.
''La lluvia me retrasó un poco... pero parece que a ti no, ¿desde cuánto estás aquí?'' Habló el empresario mientras caminaba hacia la tina, tomado asiento en una silla posicionada cerca de ésta. ''Vi las velas, el vino y el camino de ropa...'' El estadounidense estiró una mano para acariciar el rostro del otro chico, recorriendo con su pulgar el camino de la mandíbula del pequeño hasta terminar en sus labios, los cuales se entreabieron de inmediato. ''Te gusta montar unos buenos shows, amas provocarme ¿no es así, Ten?''
Ten esbozó otra de sus sonrisas de diablillo y tocó con su lengua el dedo posicionado entre sus labios antes de rodearlo con sus labios y chuparlo un poco. ''Llevo un par de horas aquí... Oh, bien sabes que adoras mis shows y mis provocaciones''.
Una sonrisa oscura apareció en el rostro de Johnny antes de adentrar más su dedo entre los labios de Ten, quien cerró los ojos mientras sentía las ásperas yemas del dedo del mayor contra su lengua. El estadounidense sintió sus pantalones comenzar a apretar un poco su entrepierna mientras extendía su otra mano y acariciaba con esta la piel del tailandés, comenzando por su mandíbula, bajando por su cuello, clavícula y pecho que se encontraban rodeados de marcas y chupones viejos que él mismo había dejado pocos días atrás, sus manos recorrieron con suavidad los pectorales casi marcados del pequeño, estando seguro de rozar con sus dedos los pezones, causando que un pequeño gemido brotara de la garganta del chico, quien, por supuesto, no había dejado de chupar el otro pulgar de Johnny.
''¿Me extrañaste, pequeño?'' preguntó Johnny mientras sus manos se perdían por debajo de la espuma y agua, dirigiéndose hacia la parte inferior del cuerpo de Ten y recorriendo con sus dedos la tersa piel del vientre del otro. ''Vamos, quiero escucharte decir cuánta falta te hice''. ''Te he extrañado tant... ¡ah!'' las palabras del tailandés se vieron cortadas por un gemido causado por la gruesa mano que comenzó a hacer suaves movimientos sobre su miembro, acariciándolo y rozando el pulgar contra el glande.''¿Qué has dicho, pequeño?'' habló Johnny, comenzando a rodear con su mano el miembro del menor, cuya respiración comenzó a acelerarse mientras su pene se endurecía bajo los placenteros roces. ''Me hiciste mucha falta... mucha'' respondió Ten entre suspiros y pequeños jadeos, sus labios moviéndose desde el pulgar de Johnny hasta el palma de su mano, sus ojos centrados en los del mayor. ''¿Qué hay de mí... me has extrañado tú a mí?''
''Ni un poco'' respondió Johnny, dejando de acariciar el miembro de Ten, causando un pequeño quejido frustrado por parte del otro ante la falta de estimulación. Johnny, en su lugar, dirigió sus manos hacia los carnosos muslos del chico, acariciándolos y sintiéndolos con placer. Amaba el cuerpo de su pequeño, amaba la forma en cómo el solo sentirlo bajo sus manos causaba que su miembro se endureciera y su cuerpo gritara por tomar al menor y hacerlo suyo una y otra vez. ''¿Por qué extrañaría a mi pequeño juguete?''
''Mientes'' pronunció el tailandés en un tono de niño malcriado, mordiendo una parte de la palma de la mano de Johnny para acentuar sus palabras, el placer causando que éste último cerrase los ojos. La vista de Ten se dirigió hacia el creciente bulto entre las piernas del mayor. '' Siempre me extrañas, siempre te hago falta... tu cuerpo es adicto al mío. Soy un juguete, tu juguete, y sé que soy esencial para ti''.
Johnny abrió los ojos de nuevo y los clavó sobre los de Ten, quien disfrutaba las caricias proporcionadas sobre su muslos. El mayor amaba la seguridad del pequeño chico, cómo, a pesar de adorar ser un juguete, ser su sumiso, ser utilizado durante el sexo, no dejaba de estar consciente de que él era el punto débil de Johnny, el único que era capaz de derretirlo y hacer de él lo que quisiera.
A veces Johnny se preguntaba si era él quien realmente dominaba a Ten o era de la forma contraria.
Ten podía ser pequeño, pero el mayor sabía cuán poderoso podía ser.
Lo cual lo hacía desearlo aún más.
''¿Y bien? ¿Cuánto te tomarás para adentrarte en la tina conmigo?'' Habló Ten, quien tomó la mano de Johnny que se encontraba acariciando aún sus muslos e intentó moverla de nuevo hacia su necesitado miembro, sin embargo el mayor no le permitió hacer su jugada, lo cual causó que un sonido de berrinche brotara de sus labios. Ésta desobediencia siendo rápidamente respondida con las manos del mayor aferrándose lo suficientemente fuerte alrededor de su muslo derecho como para hacerle soltar un quejido. Ten le miró con ojos necesitados ''El agua está comenzando a enfriarse, ven a calentarla...''
La mano de Johnny que se había perdido debajo del agua salió de nuevo a la superficie y se dirigió hacia el marcado cuello de Ten antes rodearlo y sostenerlo con firmeza.''No puedes decirme qué hacer, pequeño'' Johnny hizo la presión necesaria sobre el cuello de Ten para causar que el chico jadeara un poco, pero sabía que  éste lo amaba, y que con tal presión no le causaría daño. El mayor acercó los labios al del pequeño ángel aún sumergido en la tina y los rozó, sus alientos mezclándose entre el espacio que los separaba antes de unirlos con los del otro, introduciendo su lengua en la humedad de la boca del otro, sintiendo cómo diminutos gemidos brotaban de la garganta de Ten. Sus labios sabían a fresa con crema y un toque de vino. ''Tócame, úsame'' jadeó Ten entre besos. ''Cógeme hasta perder la consciencia, hasta que esté llorando, como solo tú sabes hacerlo''. Los besos comenzaron a intensificarse, el tailandés mordiendo el labio inferior del mayor. ''Johnny Seo, he estado esperando durante toda la tarde y noche, si no comienzas ahora mismo juro que...''
Las palabras del muchacho se vieron interrumpidas por la repentina acción de Johnny, quien en un rápido movimiento lo tomó de la cintura y alzó su pequeño y delgado cuerpo, sacándolo de la tina sin mucho problema. Ten enrolló sus piernas alrededor de la cintura del mayor antes de atacar sus labios con deseo y lujuria, la tela de la camisa de vestir de Johnny sintiéndose bien contra su erecto y desnudo miembro.
De pronto, sin esperarlo, una fuerte nalgada fue directo hacia una de las nalgas de Ten, haciéndole al muchacho soltar un quejido ante el dolor y dejando una marca roja en su tersa piel. ''Vuelves a hablarme de tal manera insolente y vendrán muchas más de estas, y peores, ¿entendido?'' Pronunció el mayor al oído del tailandés. Ten asintió, una pequeña sonrisa pícara asomándose en sus labios.
Si había algo que Ten amara, era provocar y desobedecer a Johnny. Fuera o dentro del sexo.
Dejando un rastro de agua detrás de sí, Johnny comenzó a dirigirse fuera del baño, sus manos aferradas a los deliciosos muslos de su adorado juguete mientras éste último besaba su cuello y mordía ligeramente, encargándose de dejar marcas. Así como Johnny disfrutaba marcándolo a él, Ten disfrutaba dejar sus huellas sobre la piel de su amante para dejarle claro a cualquier otra persona que quisiera acercársele que él había estado primero allí, y por ende, era su territorio.
Una vez en la amplia y lujosa habitación de Johnny, éste mismo caminó hacia la cama y dejó caer el empapado cuerpo de Ten sobre ella, mojando las sábanas, almohadas y todo lo que se encontraba a sus alrededores, pero a ninguno de los dos pudo importarle menos. El cuerpo del más alto se posicionó entre las piernas del tailandés, enredando los dedos entre los cabellos oscuros del pequeño para jalarlos con suficiente fuerza como para dejar expuesto su cuello. Los labios de Johnny se aferraron a la garganta del otro, chupando, mordiendo, lamiendo, dejando marcas nuevas sobre la piel ya marcada del chico, haciendo su propia obra de arte sobre su cuerpo, al mismo tiempo que movía sus caderas contra las del otro, rozando su miembro aún encerrado dentro de los pantalones del trabajo contra el desnudo de Ten, quien no podía dejar de jadear y gemir bajo el placer que le era proporcionado.
Los besos de Johnny comenzaron a bajar poco a poco, dejando un rastro de marcas por donde sea que pasaran, encerrando sus labios alrededor de los pezones de Ten, mordiendo ligeramente, haciendo temblar el cuerpo del menor, su húmeda boca recorriendo el aún mojado cuerpo de Ten, que olía una mezcla de jabón y rosas, su sabor tan delicioso como siempre. Los dientes de Johnny recorrieron las caderas de Ten, dejando una marca perfecta en una de las esquinas, las jadeos del pequeño aumentando a medida que el mayor se acercaba cada vez más a la zona que tanto deseaba, la cual ya comenzaba a doler debido a la falta de cariños.
El tailandés soltó un quejido frustrado cuando la boca de Johnny siguió derecho sin parar en su miembro y, en su lugar, se dirigió a sus tonificados muslos, los cuales chupó y besó con fuerza, acercando su boca hacia el miembro de Ten pero nunca tocándolo, comenzando a desesperar a éste último.
''Johnny...'' susurró Ten, loco por sentir estimulación en su miembro, su voz casi una súplica. ''Deja de provocar tanto''. Aquellos pedidos, sin embargo, fueron respondidos con un azote fuerte hacia el muslo derecho de Ten, éste último soltando un quejido ante el placentero dolor, su piel enrojeciéndose al instante. ''Nadie dijo que podías hablar, ni mucho menos exigir'' advirtió Johnny. Ten mordió sus labios, decidiendo entonces hacer silencio. No porque quisiera obedecer a Johnny o porque temía de los castigos, puesto que, de hecho, lo disfrutaba, sino porque si el mayor no llegaba a darle la mamada que tanto deseaba, él iba a explotar.
Tras el silencio de Ten, Johnny volvió a su trabajo, recorriendo con su boca los muslos de Ten, aprovechando y apretando las carnosas nalgas del chico, quien no paraba de jadear. Y fue entonces cuando la boca de Johnny rodeó el miembro ya erecto de Ten, engulléndolo de un tirón, tomando por sorpresa al pequeño, cuyo gemido alto salió disparado de su boca.
Los gruesos labios de Johnny tomaron por completo el miembro de Ten, el cual derramaba pre-semen, la lengua del mayor saboreando los fluidos del pequeño mientras dirigía una mano a sus testículos, acariciándolos, causando estremecimientos en el cuerpo de Ten, quien sentía la caliente y húmeda boca del otro devorar su miembro. Éste último, desesperado por aún más placer, acercó sus manos hacia los sedosos cabellos de su amante, intentando empujarlo aún más hacia su miembro, sin embargo, antes de tener la oportunidad de llevarlo a cabo por completo Johnny tomó ambas de sus delgadas muñecas y las obligó a quedarse estampadas a ambos lados de su cuerpo.
''Tus manos deben quedarse justo donde las dejé'' advirtió Johnny, separándose de su miembro para hablar por un momento, ''si se mueven de su lugar habrá un serio castigo, ¿entendido?'' Ten soltó un pequeño sonido de protesta, uno que solo funcionó para endurecer un poco más el miembro de Johnny, pero aún así obedeció, dejando que el mayor volviese a su trabajo, devorando su pene con hambre y locura.
Los jadeos de Ten brotaban sin control de sus labios, su respiración acelerada mientras intentaba dejar sus manos en su lugar y no enredarlas alrededor de los cabellos de Johnny. Era tan difícil, tan pero tan difícil...
''Johnny... Johnny...'' habló Ten al cabo de algunos segundos, sus palabras confundiéndose con sus propios jadeos. El joven mirando cómo el mayor aún seguía enfundado con su traje del trabajo. Aquello no era justo, ¿por qué él era el único desnudo en aquel lugar? ''Johnny... déjame chupartela, quiero hacerlo. Por favor... extraño tu sabor''.
La boca de Johnny dejó de trabajar en el miembro de Ten y subió hasta el rostro de éste mismo para acariciar sus cabellos, jalándolos un poco, sus labios acercándose al del pequeño de forma provocativa.
''¿Qué tanto lo deseas?'' preguntó Johnny, sus labios rozando los de Ten. ''Dime pequeño, quiero escucharte, ¿qué tanto deseas chupármela?'' el hombre acompañando sus palabras con movimientos de caderas contra el miembro del menor, embistiendo a través de sus pantalones. Jadeos necesitados brotando de los labios de Ten.
''Lo deseo mucho, quiero que me cojas la boca, atragantarme contigo, quiero que dañes mi garganta con tu longitud, quiero seguir con tu sabor en mi lengua por días'' respondió Ten, y aquellas palabras fueron suficiente para apartarse de encima del menor y sacarlo fuera de la cama, ''Muéstrame lo que esa pequeña y sucia boca puede hacer'' susurró Johnny contra sus labios antes de hacerlo caer de rodillas frente a él.
Los labios de Ten se iluminaron con lujuria y pronto estiró una mano hacia el bulto ya bastante crecido en los pantalones de Johnny, acariciándolo, ganándose algunos suspiros por parte del mayor, quien no había sido tocado en toda la noche, y Ten acercó luego su rostro hacia el bulto, dejando su mejilla y labios rozarlo y adorarlo como si de un tesoro se tratase, sus manos acariciando los gruesos muslos del otro.
El tailandés luego desabrochó con rapidez el cinturón y pantalones de Johnny, bajándolos hasta sus pantorillas antes de acercar sus labios hacia el bulto que ahora solo estaba siendo cubierto por la fina tela de unos bóxers, la forma perfectamente marcada a través de esta. Los labios del muchacho lamiendo el pene a través de la tela, mojándola y marcando más el duro miembro que se escondía bajo ésta.
''Ten... deja de jugar'' habló Johnny, enredando sus dedos entre los cabellos del aludido y jalándolos con fuerza, sabiendo cuánto amaba el pequeño esto. Ten, sintiéndose más caliente y hambriento por el movimiento recién hecho por su amante, bajó entonces los bóxers del mayor, dejando al aire el furioso  y duro miembro de Johnny, éste se encontraba rojo y con hinchadas venas asomándose por debajo de la piel, el pre-semen emanando de su punta, loco por ser tocado. El pequeño lamió sus labios, encantado con la vista. El gran tamaño de Johnny nunca dejaba de maravillarlo.
Saludando a su nueva cena, Ten dio una lamida por toda la longitud al miembro de Johnny y luego se dedicó a darle pequeños pero mojados besos desde el inicio hasta el glande, atacando este último con pequeñas y provocadoras lamidas, su lengua comenzando un juego travieso, lamiendo y cerrando sus labios solo alrededor de ésta área. Los ojos del tailandés conectados a los de Johnny durante todo momento. El pequeño notaba cómo el mayor comenzaba a desesperarse por las provocaciones suyas, su fuerte pecho subiendo y bajando ante el placer que la pequeña boca del otro le estaba dando.
''Ten'' pronunció Johnny, mirándolo con ojos firmes. El menor sabía que estaba perdiendo la paciencia, sin embargo, eso no lo detuvo para seguir provocándolo, lamiendo con suma lentitud solo el glande, moviendo su mano por el tronco. Amaba ver al mayor desesperado, amaba frustrarlo y provocarlo. ''Ten, no lo repetiré'' volvió a pronunciar el estadounidense, su voz demandante, y el aludido no pudo evitar sonreír como diablillo cuando notó lo frustrado y molesto que estaba comenzando a ponerse Johnny.
Aquella era una clara venganza de Ten hacia Johnny por haberlo provocado tanto pocos minutos atrás.
Viéndose desobedecido, Johnny jaló con fuerza de los cabellos de Ten, sacando un quejido de los labios de éste antes de soltar una bofetada hacia la mejilla izquierda del menor. La fuerza aplicada en ésto fue una que Johnny sabía que el otro podía soportar y que no le heriría de verdad o dejaría algún moretón, pero una suficiente para poner los ojos del otro ligeramente llorosos.
Ambos estaban conscientes de lo que el otro amaba y podía soportar, de sus límites, peculiaridades y fetiches, habían pasado ya tanto tiempo conociendo y experimentando con sus cuerpos que ya conocían cada detalle del otro.
''Ya verás cómo pagarás luego cada una de tus pequeñas insolencias'' pronunció Johnny antes de empujar con su mano el rostro de Ten hacia su miembro, el tailandés esta vez se dejó de juegos y rodeó con su boca la longitud del mayor, su peligrosa lengua siguiendo el camino de las hinchadas venas y enrollándose alrededor del grueso tronco, el sabor ligeramente salado del líquido preseminal haciéndose presente.
La boca de Ten devoró el pene de Johnny como si de su manjar favorito se tratase, sus dientes haciéndose presente en algunas ocasiones, sacando gemidos de la boca del mayor, sus labios succionando, besando los testículos, haciendo cosas que solo su boca sabían hacer, y Johnny no paraba de acariciar su cabeza y decirle cuán bien lo hacía.
''Amo lo bien que tomas me tomas, lo cálida que es tu boca... mierda, Ten'' susurraba Johnny mientras el pequeño hacía su trabajo, complacido con los halagos.
No iba a mentir, Ten tenía un praise kink.
''Ten, voy a cogerte la boca'' anunció Johnny un par de segundos luego, su voz ahora raposa y gruesa de la excitación, causando estremecimientos por el cuerpo de Ten y endureciendo aún más su miembro. Amaba cuando el mayor hablaba con autoridad.
Ante el anuncio hecho por Johnny, Ten introdujo el pene del mayor por completo en su boca, ajustando su garganta muy bien al ancho y largo del otro, y cuando estuvo listo, miró al otro  a los ojos para indicarle que ya podía comenzar.
Las caderas de Johnny no tardaron el moverse, embistiendo contra la boca de Ten con firmeza una y otra vez, el tailandés acariciando los muslos del mayor mientras se concentraba en dejar su garganta relajada para no atragantarse y recibir el miembro del otro hasta el final. Los gemidos del joven empresario llenaban la habitación, sus manos acariciando los cabellos del pequeño mientras sentía su pene bien dentro de la garganta del pequeño, éste último tomándolo con ganas.
Johnny pronto aumentó aún más la fuerza de sus embestidas, su miembro abusando la garganta de Ten mientras éste gemía, enviando vibraciones a través del pene que hacían temblar de placer al mayor, causando más agresividad en sus movimientos. Lágrimas empañaban los ojos del menor mientras por su barbilla se derramaba una mezcla de saliva y líquido preseminal, formando una imagen gloriosa para Johnny, cuya lujuria y excitación aumentaba cada vez más.
Ten sintió su garganta un poco adolorida cuando el miembro de Johnny salió por completa de ésta y lo hizo ponerse de pie de inmediato, estampando un beso intenso y agresivo en sus labios, saboréandose a sí mismo en la lengua de su pequeño mientras lo hacía avanzar hasta la cama, a donde lo empujó, haciéndolo caer de espaldas. El mayor se deshizo por completo de sus pantalones con rapidez, su miembro duro reluciendo con la saliva de Ten mientras se posicionaba entre las piernas del menor, sosteniéndose con sus manos y rodillas para no dejar todo su peso sobre el delgado tailandés.
''Quiero cogerte'' pronunció Johnny en una voz tan grave y llena de lujuria que hizo temblar a Ten. Éste mordió su labio con ganas y estiró sus manos hacia la camisa del mayor, desabotonándola con rapidez y lanzándola a un lado de la habitación para luego acariciar el marcado pecho de su amante con hambre, sintiendo los músculos tensos bajo sus dedos.
Ten notó cómo Johnny estiraba la mano hacia su mesita de noche, buscando algo en las gavetas, y pronto un condón y lubricante en las manos del mayor. ''No...'' dijo el tailandés, tomando el condón de las manos de Johnny y lanzándolo al suelo, ''quiero sentirte Johnny, quiero que te vengas dentro de mí''.
Una sonrisa complacida se formó en los labios de Johnny antes de bajar hacia la boca de Ten y besarla de nuevo, su lengua y dientes jugando con los del otro mientras destapaba el lubricante y depositaba una generosa cantidad en sus manos. El pequeño tailandés abriendo sus piernas por completo, listo para recibirlo.
Johnny bajó su mano por el cuerpo de Ten, acariciando su pecho, abdomen y miembro hasta llegar hacia su ano. ''Pequeño travieso '' soltó el mayor con voz complacida apenas posicionó un dedo en la entrada del menor, ''estuviste jugando mientras yo no estaba, ¿no es así?''. El joven hizo un movimiento circular por el exterior del ano antes de adentrar un dedo en éste sin complicación alguna, el interior del tailandés ya mojado y relajado.
''Estabas tomando demasiado tiempo para llegar y no podía aguantar más'' confesó con un gemido mientras sentía el dedo de Johnny moviéndose en su interior. ''Necesitaba algo dentro, estaba muy necesita... ¡ouh!'' las palabras del pequeño interrumpidas por el placer causado por el mayor al introducir un segundo dedo en su ano, comenzando a abrirlos y moverlos dentro de él, estimulando sus paredes y adentros. ''Pero no es lo mismo sin ti, mis dedos no me llenan como los tuyos, te necesitaba a ti''.
Johnny lamió los labios de Ten antes de acercarse a su oído y, sin sacar sus dedos del interior del menor, pronunció ''cuéntame cómo lo hiciste, en qué pensabas cuando lo hacías, ¿pensabas en mí, cogiéndote hasta llorar?'' los dedos largos del mayor embistieron  dentro del pequeño, cuyo pecho subía y bajaba, agitado, mientras gemidos abandonaban su boca.
''Lo hice en la tina'' pronunció el menor, intentado mover sus caderas para mejor sensación pero Johnny se las sostuvo de inmediato, sin permitírselo, cosa que le hizo soltar un quejido de frustración, ''pensando en ti... en cómo lo hicimos la última vez en tu oficina, cómo me cogías con fuerza sobre tu escritori... ¡ah!'' Johnny introdujo un tercer dedo dentro del joven, abriéndolo un poco más, un pequeño dolor haciéndose presente en su parte baja antes de verse invadido por el placer, los dedos del mayor adentrándose, bien lubricados y haciendo movimientos circulares en busca de cierto punto especial.
''Quiero escuchar más, cuéntame tus travesuras, pequeño'' pronunció Johnny, moviendo su mano desocupada hacia el miembro de Ten, estimulándolo.
''Pensé en cómo dejaste tu cinturón marcado en mis nalgas ese día'' continuó Ten entre jadeos, ''en cómo tus manos me sostenían mientras me tomabas por detrás con fue..., ¡oh por Dios!'' soltó el joven cuando Johnny por fin encontró ese punto sensible dentro de él, el mayor acariciándolo y provocándolo por dentro. ''Johnny... oh... Johnny''.
''¿Qué sucede pequeño?'' pronunció el aludido mientras miraba a los ojos de Ten sin dejar de mover sus dedos dentro de éste.
''Johnny... por favor'' rogó Ten mientras su cuerpo se removía en la cama, el placer llenado cada pequeña partícula de sí, su respiración acelerada.
''Dime qué quieres, dilo'' demandó Johnny, ''no haré nada hasta que no lo digas en voz alta''.
Los gemidos de Ten aumentaron cuando Johnny volvió a acariciar su próstata, ese punto tan dulce dentro de él. ''Cógeme ya, Johnny, te necesito dentro ya'' suplicó entre jadeos.
El empresario no tardó tiempo en llenar de lubricante su miembro y de separar lo mejor posible las piernas de Ten, posicionándose en la entrada del menor mientras éste último enrollaba sus torneadas piernas en sus caderas.
Ten soltó una mezcla de chillido/gemido cuando Johnny se adentró en él con una fuerte embestida, el grueso miembro estirando sus adentros, sus paredes acostumbrándose al tamaño del mayor, el dolor durando solo unos segundos antes de darle paso al placer. El tailandés rodeó con sus brazos la ancha espalda de su amante antes de indicarle que estaba listo.
Johnny comenzó a mover sus caderas en movimiento lentos pero profundos, robando gemidos de los labios de Ten mientras clavaba sus dedos en la espalda del mayor. El tailandés apretó sus piernas posicionadas alrededor de las caderas del mayor, buscando aún más intensidad en las embestidas, y Johnny tomó con una mano ambas muñecas del chico, apartándolas de su cuerpo y manteniéndolas inmóviles por encima de la cabeza del pequeño para luego comenzar a cogérselo de manera intensa.
Ten gritaba mientras Johnny lo embestía sin piedad alguna, su miembro abusando de su ano, yendo muy profundo y saliendo casi por completo antes de volver a introducirse con fuerza, tanta así que el cuerpo del menor y la cama se movían de acuerdo a los movimientos del más alto, el sonido de la piel chocando contra piel haciéndose presente mientras el tailandés gritaba y gemía sin control alguno.
''Amo cómo me tomas, pequeño'' soltó Johnny mientras penetraba una y otra vez aTen, su voz rasposa y cumplidos eran música para los oídos del menor, ''estás... tan estrecho, tan caliente y húmedo... solo para mí''.
Ten gimió sin control, el pene de Johnny rozando de vez en cuando su próstata, pero no de forma inconsciente, sino totalmente a propósito. El muchacho estaba seguro de que Johnny lo provocaría y haría sufrir hasta el final, haciéndole saborear trozos de cielo y quitándoselos al mismo tiempo, dejándole claro quién mandaba allí.
Johnny movió una de sus manos hacia la boca de Ten sin dejar de embestirlo con fuerza, y éste chupó sus dedos son deseo, manteniendo el contacto visual con el mayor mientras sentía el grueso pene del otro abusando de su ano, cogiéndolo de esa forma salvaje que él tanto amaba.
Buscando adentrarse más dentro del otro, Johnny tomó a Ten por los muslos y los empujó hacia arriba, casi doblando por la mitad al pequeño mientras dejaba sus piernas reposar sobre sus hombros, esta vez las embestidas siendo aún más profundas y rozando de una forma peligrosa su próstata.
''¡Johnny, oh por Dios... Johnny ahí, justo ahí!'' gritó el tailandés con placer mientras el vientre del mayor chocaba contra sus nalgas, toda la longitud y grueso del otro dentro de él.
Jadeando con placer, Johnny movió la mano ubicada en la boca de Ten hacia el cuello de éste mismo, sosteniéndolo por ahí mientras hacía cada vez más presión en el área, causando que la respiración del otro comenzara a tornarse un poco más desesperada, el mayor ubicando sus dedos y haciendo presión sobre los puntos indicados para evitar cortar el flujo sanguíneo hacia el cerebro lo suficiente para multiplicar el placer. Johnny sabía cuánto amaba Ten ésto, cuánto placer le causaba el sentirse mareado por unos segundos mientras era penetrado sin control alguno.
Aquella era práctica delicada, y Johnny se aseguraba de ser extra cuidadoso cuando la llevaba a cabo.
Debía admitir, de paso, que le hacía sentir muy bien el hecho de que Ten confiaba lo suficiente en él para permitirle aplicar ésto en él.
Cuando Johnny levantó su mano del cuello de Ten, permitiéndole respirar de nuevo por completo, el cuerpo del pequeño temblaba ligeramente de placer, líquido preseminal emanando de su miembro desatendido.
Depositando un beso en los labios de Ten, Johnny salió por completo del cuerpo del pequeño y lo hizo voltearse en un rápido movimiento, dejándolo boca abajo, haciéndole alzar el trasero y posicionando una almohada bajo las caderas del menor para mantenerlo más cómodo. El mayor masajeó las carnosas nalgas del tailandés mientras las admiraba, éstas ya marcadas por las embestidas que acababa de darle, y lucían tan apetecibles que no pudo evitar dirigir su boca a ellas y morderlas, dejando pequeñas marcas de sus dientes a lo largo de éstas.
''Eres lo más delicioso que he visto en mi vida'' pronunció Johnny mientras acariciaba la espalda de Ten, su figura de bailarín era perfecta, sus caderas estrechas, sus muslos duros y carnosos, su piel tersa y brillante. El chico era exquisito en todo el sentido de la palabra.
Johnny no pasó por alto el gemido que el menor soltó ante el halago, y sonrió antes de separar las nalgas de Ten, admirando el abusado ano antes de agregar un poco más de lubricante tanto en su pene como en el interior del pequeño, preparado para atacar de nuevo. Johnny mantuvo las nalgas del menor separadas mientras se adentraba de nuevo en él, admirando cómo su miembro era tomado por el otro con deseo, era una imagen de lo más placentera.
Dejándose de rodeos, Johnny tomó al pequeño por el cabello y comenzó a penetrarlo una vez más sin piedad, sus caderas chocando contra las deliciosas nalgas de Ten mientras éste mismo chillaba del placer, su cuerpo siendo impulsado hacia delante con cada fuerte embestida del otro, la cama rechinando bajo ellos, su piel ya comenzando a secarse del baño que se había dado en la tina.
Ten gimió una y otra vez, el pene de Johnny abriéndolo cada vez más, tan agresivo que sentía que iba a partirlo en dos, pero lo adoraba, amaba cómo el dolor se mezclaba con el placer. El chico clavaba sus uñas en la sábanas y las apretaba entre sus puños mientras recibía el pene del otro por detrás, chillidos brotando de su boca mientras su amante lo acercaba aún más hacia su cuerpo, dejando su espalda contra el pecho de quien lo embestía sin control alguno.
''Ten...'' susurró de pronto Johnny a su oído. ''Quiero que guardes silencio mientras te lo hago por detrás'' exigió. Ten tembló ante tal orden.. dudaba ser capaz de cumplirla. ''Quiero que reprimas todo sonido que pueda escapar de tu garganta, si desobedeces habrá un castigo, ¿quedó claro?''
Ten quiso protestar, pero supo que el intentarlo solo empeoraría su castigo, así que solo asintió y se preparó para lo que venía. El tailandés fue empujado hacia la cama de nuevo, su trasero manteniéndose en el aire mientras su rostro estaba pegado a las sábanas, Johnny sosteniendo su cuello mientras comenzaba a penetrarlo de la forma más agresiva de todas, dejándolo abatido por un momento porque nunca antes había sido cogido de tal forma en su vida, ni siquiera por el mismo Johnny.
El tailandés mordió su labio con fuerza, tratando de reprimir sus gemidos de placer mientras pensaba en lo hijo de puta que era Johnny para ordenarle tal cosa.
Aquello era una tortura para él, y lo amaba.
Disponiéndose a obedecer a Johnny, Ten convirtió sus manos en puños y jadeó mientras sentía cómo el otro tomaba sus caderas con suficiente fuerza como para dejarlas marcadas. Apretó los dientes con fuerza, reprimiendo los gemidos, y trató de mantenerse así por unos pocos segundos más pero le fue imposible, el pacer era demasiado como para poder controlarlo, hundió entonces su rostro en la cama, demasiado desesperado. Las lágrimas comenzaron a nublar su vista, sus labios sangrando ligeramente por morderlos con fuerza para no gemir.
No podía, no podía aguantarlo más. Era demasiado placer, demasiada tortura, demasiado...
Un gemido brotó de los labios del chico, quien fue incapaz de detenerlo, y Johnny detuvo sus penetraciones de inmediato, sus manos viajando hacia el cabello del chico para jalarlo y hacerlo levantarse hacia su altura.
''¿Acabas... de desobedecerme, pequeño?'' pronunció el mayor con voz seria y mirada imponente.
Ten soltó un quejido. ''Es imposible... es imposible contenerse, no podía... Johnny yo-''
''Ya sabes lo que hacer'' le interrumpió el mayor con voz firme mientras se sentaba en la cama y acostaba a menor  en sus piernas boca abajo, las nalgas de Ten a su disposición. ''Contarás hasta diez en voz altas'' anunció Johnny, acariciando la tersa piel del trasero de su pequeño, '', y ten cuidado, porque si llegas a equivocarte comenzaré desde cero''.
Ten asintió, y antes de comenzar, Johnny preguntó: ''¿Palabra de seguridad?''
''Celeste'' respondió Ten, y entonces comenzó.
La primera nalgada fue placentera, apenas ubicada en el inicio de la escala de dolor de Ten, quien no pudo evitar gemir. ''Uno'' inició el pequeño con la cuenta, Johnny soltó entonces una segunda nalgada, soportable pero más intensa, la piel del tailandés tornándose roja al instante, la mano del otro marcada en ella.
''Dos''.
Una tercera nalgada, y un quejido brotó de los labios de Ten, el dolor expandiéndose por toda su piel mientras notaba cómo la mano de Johnny comenzaba a hacerse un poco más pesada. ''Tres''.
Otra, y Ten mordió su labio con fuerza, la palma del mayor cayendo con intensidad contra su nalga. ''Cuatro''.
La quinta nalgada causó que el muchacho se removiese sobre el regazo de Johnny, su cuerpo intentado escapar del dolor por instinto. ''Cinco...'' pronunció Ten mientras comenzaba a sentir sus ojos tornarse llorosos.
Cuando la mano de Johnny cayó una vez más sobre su nalga, Ten quedó sin aire por unos momentos, el ardor esta vez haciendo sentir su piel en llamas. ''Seis'' dijo entre respiraciones agitadas, y el otro no le dejó descansar siquiera unos segundos cuando azotó una vez más su nalga, Ten soltando un chillido, sus manos cerrándose alrededor de las sábanas mientras trataba de tomar el dolor, su miembro rozando las piernas de su amante de forma placentera cada vez que la fuerza de las mismas nalgadas impulsaban su cuerpo hacia delante.
''Si-siete...'' contó el tailandés, las lágrimas comenzando a derramarse de sus ojos mientras sentía cómo el solo roce de los dedos del otro hacían arder su abusada piel. Johnny volvió a azotarlo sin darle un pequeño momento para reponerse, y Ten soltó un chillido, hundiendo su rostro en las sábanas. ''...O-ocho'' pronunció entre sollozos.
Sin dejar espacio entre una nalgada y la otra, Johnny volvió a atacar la adolorida nalga de Ten, cuyo chillido se mezcló con sus sollozos, sus dientes mordiendo con fuerza la sábana antes de, con voz débil, decir un ''nueve...''.  
Y Ten no tuvo chance para prepararse para lo peor cuando el último azote cayó contra sus nalgas, el dolor expandiéndose por toda su piel, los sollozos y quejidos ahogándolo mientras trataba de buscar fuerzas para hablar, pero era tan complicado.... ''D... Di-diez'' logró decir en un hilo de voz mientras dejaba caer su cabeza contra la sábana, ahogando sus sollozos.
Johnny acarició las rojas y marcadas nalgas de Ten con cuidado antes de tomar al chico por ambos brazos y hacerlo sentarse en su regazo. El mayor rodeó con sus brazos al otro y depositó besos sobre las mejillas llenas de lágrimas del pequeño, acariciando la piel de su espalda y besando sus labios. ''Buen chico, lo hiciste muy bien'' pronunció el empresario sin dejar de besar a Ten, y se mantuvieron así por unos momentos, Johnny llenando de cumplidos y cariño al pequeño antes de despegarse de él y tirar de sus brazos mientras se levantaba de la cama.
Ten atravesó la espaciosa y habitación con los brazos de Johnny alrededor de él, el cuerpo del otro haciéndolo avanzar hasta llegar a la enorme ventana que cubría toda un área de la habitación, oprimiendo un botón para hacer subir los protectores de sol que las cubrían, dejándolas complementarte descubiertas, permitiéndole admirar el precioso paisaje de lo que era Seúl de noche, con sus brillantes luces casi cegándolo. El tailandés mordió su labio apenas fue consciente de las intenciones del mayor, y no tuvo tiempo para hacer mucho cuando su cuerpo fue empujado contra el cristal, los dedos de Johnny sosteniendo de nuevo sus cabellos, llevando una vez más las riendas.
''Ahora sí quiero escucharte gritar, gemir, quiero que seas todo lo ruidoso que desees'' susurró el mayor a su oído mientras pasaba un dedo por su entrada, probando qué tan húmeda se encontraba, adetrándolo en él y moviéndolo por unos segundos antes de retirarlo. ''Quiero que des un show para mí y para todo aquel que viva en los edificios vecinos y se atreva a asomarse por su ventana''.
Ten no tuvo tiempo para dar respuesta cuando Johnny jaló de sus caderas, dejando su abusado trasero a su disposición, e introdujo su miembro en él en un feroz movimiento. El pequeño gimió y apoyó sus manos en el cristal, siendo éste su único soporte, y separó muy bien sus piernas mientras dejaba que el otro lo penetrase con fuerza, las lágrimas aún resbalando por sus mejillas mientras su amante jalaba su cabello y hundía su pene tan dentro de él que lo hacía sentir lleno en todos los sentidos de la palabra.
Los gritos y gemidos de Ten fueron tantos que ambos estuvieron seguros de que podían ser escuchado hasta tres pisos por debajo de ellos, y el tailandés notaba cómo el vidrio se empañaba frente a su respiración mientras Johnny lo obligaba a pegar un lado de su rostro contra éste.
''Sé que esto es lo que te encanta, ¿no es así, pequeña estrella? Amas hacer shows para que todos te vean, adoras que los demás te observen mientras te tomo por detrás'' susurró Johnny en su oído, sus embestidas fuertes desatando gemidos de placer en el otro. ''Te encanta ser el centro de atención de todos, que todos te admiren y adoren como el príncipe que eres, amas que sientan excitación por ti, que admiren tu perfecto cuerpo y las marcas que lo rodean'' Johnny lamió su oreja, y Ten sintió que pudo venirse en aquel momento ante tal acto.
''Amo que me admiren, pero solo tú puedes tocarme'' susurró el menor, quien soltó un quejido cuando sintió las gruesas y callosas manos de Johnny se cerraban alrededor de su necesitado miembro, estimulándolo con esmero sin dejar de penetrarlo en ningún momento.
Ten gimió y soltó quejidos sin control, el placer calándole los huesos mientras Johnny abudaba de su ano sin piedad y su miembro era masturbado de forma experimentada. Un hilillo de saliva cayendo por la comisura de su labio mientras se veía incapaz de contener el placer.
''¡Johnny, oh... Johnny!'' soltó el menor con ojos llenos de lágrimas mientras apoyaba su frente contra el cristal. ''Johnny, voy a venirme en cualquier momento, no puedo... no pue... ¡ah, no!'' el último chillido del muchacho brotando de su garganta cuando Johnny dejó de estimular de inmediato su miembro, deteniendo su eyaculación.
Ten sollozó contra el vidrio mientras Johnny salía de él, sintiéndose frustrado por el arrebato de su eyaculación, su miembro adolorido, desesperado por venirse.
''No te vendrás hasta que yo lo diga, ¿queda claro?'' habló Johnny de forma imponente antes de dirigirlo de nuevo hacia la cama, empujándolo sobre ésta para ubicarse entre sus piernas y depositar un beso en sus labios, volteándose de pronto en la cama, quedando esta vez él boca arriba y Ten encima de sus caderas.
''Has sido un buen chico esta noche, pequeño'' pronunció Johnny mientras acariciaba los muslos de Ten y subía por estos hasta su pecho, rozando sus pezones y sintiendo su apenas marcado pecho. ''Mereces un pequeño premio...'' el muchacho rozó con su dedo pulgar los húmedos labios del menor y sus mejillas mojadas por lágrimas, ''puedes montarme, hacer lo que tú quieras, tocarme donde desees''.
Los ojos de Ten brillaron ante las palabras del mayor, y el pequeño bajó sus labios hacia los de Johnny, besándolos sensualmente, mordiendo y lamiendo, antes de acariciarle el pecho, sintiendo cada músculo de éste. El joven acarició los sedosos cabellos del empresario antes de lubricar un poco mejor su entrada y luego tomar el venoso miembro del otro y ubicarlo justo en ésta, provocando un poco, adentrando solo la punta y luego sacándola, adorando cómo Johnny suspiraba con cada una de sus provocaciones, antes de hundirse por completo sobre la longitud del otro, su tamaño abriéndolo por completo y llenado cada espacio dentro de sí.
Ambos jovenes gimieron cuando Ten estuvo completamente sentado sobre las caderas de Johnny, tomándolo entero. Hambriento de placer y lleno de lujuria, el menor comenzó a mover sus caderas de forma experimentada, de una forma que bien sabía que enloquecía a su amante, quien, efectivamente, comenzó a gemir y suspirar mientras Ten hacía movimientos circulares sobre su pene, manteniéndo sus paredes bien contraídas para una mejor sensación, soltando quejidos también mientras sentía el glande del otro acariciar su próstata, desatando todo tipo de sensaciones en su cuerpo.
Ten apoyó sus manos sobre el pecho de Johnny antes de comenzar a subir y bajar sobre el pene del otro de manera profunda, robándole gemidos al mayor. El pequeño sonrió, complacido de poder darle tanto placer al otro como éste se lo daba a él, y pronto comenzó a subir y bajar sus caderas con más rapidez, sintiendo su próstata ser estimulada de una forma deliciosa.
''Ten... pequeño, lo haces tan bien, tan pero tan bien'' soltó Johnny mientras le acariciaba la espalda, sus ojos conectados mientras las caderas de Ten subían y bajaban sobre su pene.
Ten bajó una vez más para besarlo a los labios, siendo más lengua y dientes que otra cosa, y entonces, sin poder contener más el placer que llenaba cada pequeña partícula de su cuerpo, Johnny embistió con sus caderas al menor, recibiendo un quejido por parte de éste. Ambos intercambiaron una mirada cómplice y entonces decidieron darle fin a todos los juegos y rodeos de la noche.
Sosteniendo las caderas del otro con fuerza, Johnny comenzó a penetrar a Ten con toda su energía, usando toda la rudeza y potencia que quedaba en su cuerpo, mientras al mismo tiempo el pequeño brincaba en su miembro, ambos sincronizándose para que las caderas de Ten bajasen cada vez que las del otro subían, y los gritos y gemidos que siguieron a partir de esto pudieron escuchar por toda la habitación, acompañado del de la piel chocar contra piel, las nalgas abusadas de Ten al rojo vivo, pero el placer del joven era demasiado como para preocuparse por aquello por los momentos.
Johnny subió una de sus manos hacia el cuello del menor sin dejar de penetrarlo, enrollándola alrededor de éste pero sin hacer presión, solo sosteniendo al chico, antes de hacer un ligero movimiento con sus caderas, cambiando el ángulo y causando que chillidos brotaran de los labios de Ten.
''¡Ahí, Johnny, justo ahí... por favor... no te detengas, por favor'' soltó Ten mientras sentía cómo el pene del otro llegaba a su próstata de forma perfecta, abusando de ella sin piedad, las lágrimas brotando de nuevo de sus ojos mientras él movía también sus caderas sin control alguno. ''Más fuerte, más, más...'' soltó el chico mientras se sentía al borde de la locura, ''Johnny, acaba conmigo''.
Y justo como había sido indicado, Johnny lo penetró con todas sus fuerzas, llegando tan profundo que Ten creyó que estaba a punto de desgarrarse desde adentro, pero fue la mejor sensación de su vida, sus propios movimientos acelerándose mientras apretaba sus puños sobre el pecho del otro.
Se sentía tan bien, tan pero pero tan bien...
Una mano de Johnny se movió hacia el desesperado y duro miembro de Ten que derramaba líquido preseminal de forma abundante, bombeándolo esta vez con todo el esmero del mundo, su cálida mano subiendo y bajando por la longitud de éste mientras su pulgar atormentaba el glande, sin dejar de rozarlo por ningún momento, y mientras ambos gemían con locura Johnny pudo escuchar el obsceno y húmedo sonido que hacía su pene dentro de Ten.
Ten sintió un cosquilleó especial en su vientre mientras seguía siendo cogido por Johnny sin control alguno, y el muchacho soltó un chillido. ''Johnny... no puedo tomarlo más, no puedo más, necesito venirme, por favor'' suplicó, pequeños sollozos brotando de su garganta.
''Puedes venirte Ten, hazlo para mí''.
Y tal como fue ordenado, Ten comenzó a correrse.
Sollozos, gritos y lágrimas brotaron del joven mientras su pene soltaba el caliente semen por todo el pecho de Johnny, éste último sin dejar de penetrarlo durante su orgasmo, y Ten sonrió entre sus lágrimas y sollozos, el placer llenando cada espacio de su cuerpo, formando la imagen más maravillosa de todas para el mayor.
Johnny adoraba verlo así, acabado en todos los sentidos de la palabra.
El estadounidense bombeó el pene de Ten hasta la última gota de semen, y el muchacho cayó sobre su pecho mientras él continuaba penetrándolo, buscando su propio orgasmo. Ten soltaba quejidos ante la hipersensibilidad, y se dedico a besar con esmero el cuello de Johnny y a acariciar sus pezones, deseoso por verlo venir.
Y Johnny no tardó mucho.
Sosteniendo las caderas de Ten con firmeza, Johnny dejó todo su semen dentro del pequeño, justo como éste había pedido. El tailandés sintió el cálido líquido llenarlo por completo y suspiro, sintiéndose en otra dimensión, una muy lejana al planeta Tierra.
Ambos quedaron inmóviles por un momento, tratando de recuperarse del clímax, sus cuerpos sudorosos y llenos de fluidos aún conectados.
Cuando por fin recuperaron sus fuerzas, Johnny salió de Ten, observando cómo su propio semen resbalaba por la entrada de su pequeñp y resbalaba por los carnosos y marcados muslos de éste, dándole una imagen de lo más placentera.
Ten se recostó junto al mayor en la cama, su respiración aún acelerada mientras sentía cómo Johnny lo atraía hacia sí y lo enrollaba con sus brazos, besándolo con pasión y dulzura. ''Estuviste increíble'' le aduló el mayor sin dejar de besarlo. ''Nunca dejas de sorprenderme, pequeño''.
''Puedo decir lo mismo de ti'' respondió Ten antes de volver a besarlo, enrollando su cuerpo con el de Johnny antes de, de pronto, ser consciente de lo húmeda que estaba la cama, ya fuera por todo el agua que él se había traído consigo mismo desde la tina o por la cantidad de fluidos que brotaron de los cuerpos de los dos durante toda la sesión. ''Dios... estamos tan asquerosos...''
Johnny sonrió por un momento antes de depositar otro beso más en los labios de Ten. ''Espera un momento'', pidió al menor antes de levantarse y abandonar la habitación solo para volver unos minutos luego con un vaso de agua y una aspirina.
''Bebe, por favor'' pidió mientras ayudaba al menor a sentarse, poniendo la pastilla entre sus labios y luego el vaso.
Ten agradecía siempre los cuidados que Johnny le daba luego de cada larga sesión de buen sexo, siempre atento a su seguridad y pedidos.
''Gracias'' comentó Ten una vez que tomó el vaso entero de agua, sediento ante una noche tan movida.
Johnny respondió con otro beso en los labios y acarició su rostro. ''Es hora de un baño, Ten'' dijo mientras señalaba a su pecho aún lleno del semen del menor, éste último soltó una pequeña risita, ''oh, deja de reírte, tú estás tan asqueroso como yo'', comentó, recordándole que su semen aún estaba dentro del chico.
Ten suspiró y estiró sus brazos hacia Johnny, haciendo una pequeña mueca infantil. ''Está bien... pero llévame hasta el baño, no puedo caminar, no después de que me cogieras de tal manera''.
El mayor sonrió y se acercó al menor ''pequeño malcriado'' susurró antes de tomarlo entre sus brazos y comenzar a dirigirse hacia el baño con él.
''Pero me adoras'' comentó Ten con una sonrisa.
''Sí, lo hago''.
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psychoangelxx · 7 years
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El sonido de las gotas de lluvia impactar contra el techo resonaba por todo el penthouse mientras Johnny se adentraba en éste, su cabello goteando ligeramente por la misma lluvia que había caído sobre él en el transcurso de su auto hasta el imponente edificio donde vivía. El joven empresario se deshizo del saco de su traje al mismo tiempo que se percataba del olor dulzón y suave que inundaba el apartamento, pronto siendo consciente de las velas con esencia a canela dispuestas de forma estratégica por el apartamento y del vino destapado que posaba sobre el mesón de la cocina, una copa usada junto a él.
Una sonrisa viperina y complacida se dibujó en el rostro del muchacho de inmediato. Si el mismo escenario hubiese sucedido un par de años atrás, el joven se habría alarmado de inmediato, pensando que se trataba de algún ladrón o algo por el estilo. Pero todo eso había cambiado desde que conoció a cierto pequeño joven de sonrisa pícara y ojos juguetones.
Ese pequeño adoraba darle este tipo de sorpresas.
Desabotonando las muñecas de su camisa blanca de vestir, Johnny se adentró en el penthouse, buscando al pequeño intruso que se encontraba dentro de su hogar. Bastaron con dar un par de pasos para percatarse del camino de prendas de vestir que conducían hacia el baño, el cual se encontraba con la puerta abierta y luz encendida.
Johnny siguió el camino como lobo sediento por la carne de su presa hasta llegar al marco de la puerta del baño, desde el que vio cómo la espaciosa y lujosa tina se encontraba llena de agua con sales, espuma y una pequeña figura que lucía como un ángel que se dedicaba a comer fresas con crema mientras jugaba con la espuma que rodeaba su cuerpo.
El recién llegado carraspeó la garganta, atrayendo la atención de chico que se encontraba en su tina. Los ojos del pequeño ángel brillaron en cuanto se enfocaron en él, y una sonrisa de diablillo se formó en sus labios.
Johnny nunca se cansaría de la dualidad de ese pequeño.
''Te tomaste tu tiempo para llegar'' comentó el chico que se encontraba en la tina, su voz aguda y suave como la miel despertaron algo dentro de Johnny. Tenía ese efecto sobre él.
''La lluvia me retrasó un poco... pero parece que a ti no, ¿desde cuánto estás aquí?'' Habló el empresario mientras caminaba hacia la tina, tomado asiento en una silla posicionada cerca de ésta. ''Vi las velas, el vino y el camino de ropa...'' El estadounidense estiró una mano para acariciar el rostro del otro chico, recorriendo con su pulgar el camino de la mandíbula del pequeño hasta terminar en sus labios, los cuales se entreabieron de inmediato. ''Te gusta montar unos buenos shows, amas provocarme ¿no es así, Ten?''
Ten esbozó otra de sus sonrisas de diablillo y tocó con su lengua el dedo posicionado entre sus labios antes de rodearlo con sus labios y chuparlo un poco. ''Llevo un par de horas aquí... y bien sabes que adoras mis shows y mis provocaciones''.
Una sonrisa oscura apareció en el rostro de Johnny antes de adentrar más su dedo entre los labios de Ten, quien cerró los ojos mientras sentía las ásperas yemas del dedo del mayor contra su lengua. El estadounidense sintió sus pantalones comenzar a apretarse un poco contra su entrepierna mientras extendía su otra mano y acariciaba con esta la piel del tailandés, comenzando por su mandíbula y bajando por su cuello, clavícula y pecho que se encontraban rodeados de marcas y chupones viejos que él mismo había dejado pocos días atrás, sus manos recorrieron con suavidad los pectorales casi marcados del pequeño, estando seguro de rozar con sus dedos los pezones, causando que un pequeño gemido brotara de la garganta del chico, quien, por supuesto, no había dejado de chupar el otro pulgar de Johnny.
''¿Me extrañaste, pequeño?'' preguntó Johnny mientras sus manos se perdían por debajo de la espuma y agua, dirigiéndose hacia la parte inferior del cuerpo de Ten y recorriendo con sus dedos la tersa piel del vientre del otro. ''Vamos, quiero escucharte decir cuánta falta te hice''. ''Te he extrañado tant... ¡ah!'' las palabras del tailandés se vieron cortadas por un gemido causado por la gruesa mano que comenzó a hacer suaves movimientos sobre su miembro, acariciándolo y rozando el pulgar contra el glande.''¿Qué has dicho, pequeño?'' habló Johnny, comenzando a rodear con su mano el miembro del menor, cuya respiración comenzó a acelerarse mientras su miembro comenzaba a endurecerse bajo los placenteros roces. ''Me hiciste mucha falta... mucha'' respondió Ten entre suspiros y pequeños jadeos, sus labios moviéndose desde el pulgar de Johnny hasta el palma de su mano, sus ojos centrados en los del mayor. ''¿Qué hay de mí... me has extrañado tú a mí?''
''Ni un poco'' respondió Johnny, dejando de acariciar el miembro de Ten, causando un pequeño quejido frustrado por parte del otro ante la falta de estimulación. Johnny, en su lugar, dirigió sus manos hacia los carnosos muslos del chico, acariciándolos y sintiéndolos con placer. Amaba el cuerpo de su pequeño, amaba la forma en cómo el solo sentirlo bajo sus manos causaba que su miembro se endureciera y su cuerpo gritara por tomar al menor y hacerlo suyo una y otra vez. ''¿Por qué extrañaría a mi pequeño juguete?''
''Mientes'' pronunció el tailandés en un tono de niño malcriado, mordiendo una parte de la palma de la mano de Johnny para acentuar sus palabras, el placer causando que éste mismo cerrase los ojos. La vista de Ten se dirigió hacia el creciente bulto entre las piernas del mayor. '' Siempre me extrañas, siempre te hago falta... tu cuerpo es adicto al mío. Soy un juguete, tu juguete, y sé que soy esencial para ti''.
Johnny abrió los ojos de nuevo y los clavó sobre los de Ten, quien disfrutaba las caricias proporcionadas sobre su muslos. El mayor amaba la seguridad del pequeño chico, cómo, a pesar de adorar ser un juguete, ser su sumiso, ser utilizado durante el sexo, no dejaba de estar consciente de que él era el punto débil de Johnny, el único que era capaz de derretirlo y hacer de él lo que quisiera.
A veces Johnny se preguntaba si era él quien realmente dominaba a Ten o era de la forma contraria.
Ten podía ser pequeño, pero el mayor sabía cuán poderoso podía ser.
Lo cual lo hacía desearlo aún más.
''¿Y bien? ¿Cuánto te tomarás para adentrarte en la tina conmigo?'' Habló Ten, quien tomó la mano de Johnny que se encontraba acariciando aún sus muslos e intentó moverla de nuevo hacia su necesitado miembro, sin embargo el mayor no le permitió hacer su jugada, lo cual causó que un sonido de berrinche brotara de los labios del pequeño, sin embargo ésta desobediencia fue respondida con las manos del mayor aferrándose lo suficientemente fuerte alrededor de su muslo derecho como para hacerle soltar un quejido. Ten le miró con ojos necesitados ''El agua está comenzando a enfriarse, ven a calentarla...''
La mano de Johnny que se había perdido debajo del agua salió de nuevo a la superficie y se dirigió hacia el marcado cuello de Ten antes rodearlo y sostenerlo con firmeza.''No puedes decirme qué hacer, pequeño'' Johnny hizo la presión necesaria sobre el cuello de Ten para causar que el chico jadeara un poco, pero sabía que  éste lo amaba, y que con tal presión no le causaría daño. El mayor acercó los labios al del pequeño ángel aún sumergido en la tina y los rozó, sus alientos mezclándose entre el espacio que los separaba antes de unirlos con los del otro, introduciendo su lengua en la humedad de la boca del otro, sintiendo cómo diminutos gemidos brotaban de la garganta de Ten. Sus labios sabían a fresa con crema y un toque de vino. ''Tócame, úsame'' jadeó Ten entre besos. ''Cógeme hasta perder la consciencia, hasta que esté llorando, como solo tú sabes hacerlo''. Los besos comenzaron a intensificarse, el tailandés mordiendo el labio inferior del mayor. ''Johnny Seo, he estado esperando durante toda la tarde y noche, si no comienzas ahora mismo juro que...''
Las palabras del muchacho se vieron interrumpidas por la repentina acción de Johnny, quien en un rápido movimiento lo tomó de la cintura y alzó su pequeño y delgado cuerpo, sacándolo de la tina sin mucho problema. Ten enrolló sus piernas alrededor de la cintura del mayor antes de atacar sus labios con deseo y lujuria, la tela de la camisa de vestir de Johnny sintiéndose bien contra su erecto y desnudo miembro.
De pronto, sin esperarlo, una fuerte nalgada fue directo hacia una de las nalgas de Ten, haciéndole al muchacho soltar un quejido ante el dolor y dejando una marca roja en su tersa piel. ''Vuelves a hablarme de tal manera insolente y vendrán muchas más de estas, y peores, ¿entendido?'' Pronunció el mayor al oído del tailandés. Ten asintió, una pequeña sonrisa pícara asomándose en sus labios.
Si había algo que Ten amara, era provocar y desobedecer a Johnny. Fuera o dentro del sexo.
Dejando un rastro de agua detrás de sí, Johnny comenzó a dirigirse fuera del baño, sus manos aferradas a los deliciosos muslos de su adorado juguete mientras éste último besaba su cuello y mordía ligeramente, encargándose de dejar marcas. Así como Johnny disfrutaba marcándolo a él, Ten disfrutaba dejar sus huellas sobre la piel de su amante para dejarle claro a cualquier otra persona que quisiera acercársele que él había estado primero allí, y por ende, era su territorio.
Una vez en la amplia y lujosa habitación de Johnny, éste mismo caminó hacia la cama y dejó caer el empapado cuerpo de Ten sobre ella, mojando las sábanas, almohadas y todo lo que se encontraba a sus alrededores, pero a ninguno de los dos pudo importarle menos. El cuerpo del más alto se posicionó entre las piernas del tailandés, enredando los dedos entre los cabellos oscuros del pequeño para jalarlos con suficiente fuerza como para dejar expuesto su cuello. Los labios de Johnny se aferraron a la garganta del otro, chupando, mordiendo, lamiendo, dejando marcas nuevas sobre la piel ya marcada del chico, haciendo su propia obra de arte sobre su cuerpo, al mismo tiempo que movía sus caderas contra las del otro, rozando su miembro aún encerrado dentro de los pantalones del trabajo contra el desnudo de Ten, quien no podía dejar de jadear y gemir bajo el placer que le era proporcionado.
Los besos de Johnny comenzaron a bajar poco a poco, dejando un rastro de marcas por donde sea que pasaran, encerrando sus labios alrededor de los pezones de Ten, mordiendo ligeramente, haciendo temblar el cuerpo del menor, su húmeda boca recorriendo el aún mojado cuerpo de Ten, que olía una mezcla de jabón y rosas, su sabor tan delicioso como siempre. Los dientes de Johnny recorrieron las caderas de Ten, dejando una marca perfecta en una de las esquinas, las jadeos del pequeño aumentando a medida que el mayor se acercaba cada vez más a la zona que tanto deseaba, la cual ya comenzaba a doler debido a la falta de cariños.
El tailandés soltó un quejido frustrado cuando la boca de Johnny siguió derecho sin parar en su miembro y, en su lugar, se dirigió a sus tonificados muslos, los cuales chupó y besó con fuerza, acercando su boca hacia el miembro de Ten pero nunca tocándolo, comenzando a desesperar a éste último.
''Johnny...'' susurró Ten, loco por sentir estimulación en su miembro, su voz casi una súplica. ''Deja de provocar tanto''. Aquellos pedidos, sin embargo, fueron respondidos con un azote fuerte hacia el muslo derecho de Ten, éste último soltando un quejido ante el placentero dolor, su piel enrojeciéndose al instante. ''Nadie dijo que podías hablar, ni mucho menos exigir'' advirtió Johnny. Ten mordió sus labios, decidiendo entonces hacer silencio. No porque quisiera obedecer a Johnny o porque temía de los castigos, puesto que, de hecho, lo disfrutaba, sino porque si el mayor no llegaba a darle la mamada que tanto deseaba, él iba a explotar.
Tras el silencio de Ten, Johnny volvió a su trabajo, recorriendo con su boca los muslos de Ten, aprovechando y apretando las carnosas nalgas del chico, quien no paraba de jadear. Y fue entonces cuando la boca de Johnny rodeó el miembro ya erecto de Ten, engulléndolo de un tirón, tomando por sorpresa al pequeño, cuyo gemido alto salió disparado de su boca.
Los gruesos labios de Johnny tomaron por completo el miembro de Ten, el cual derramaba pre-semen meintras la lengua del mayor saboreando los fluidos del pequeño mientras dirigía una mano a sus testículos, acariciándolos, causando estremecimientos en el cuerpo de Ten, quien sentía la caliente y húmeda boca del otro devorar su miembro. Éste último, desesperado por aún más placer, acercó sus manos hacia los sedosos cabellos de su amante, intentando empujarlo aún más hacia su miembro, sin embargo, antes de tener la oprotunidad de llevarlo a cabo por completo Johnny tomó ambas de sus delgadas muñecas y las obligó a quedarse estampadas a ambos lados de su cuerpo.
''Tus manos deben quedarse justo donde las dejé'' advirtió Johnny, separándose de su miembro para hablar por un momento, ''si se mueven de su lugar habrá un serio castigo, ¿entendido?'' Ten soltó un pequeño sonido de protesta, uno que solo funcionó para endurecer un poco más el miembro de Johnny, pero aún así obedeció, dejando que el mayor volviese a su trabajo, devorando su pene con hambre y locura.
Los jadeos de Ten brotaban sin control de sus labios, su respiración acelerada mientras intentaba dejar sus manos en su lugar y no enredarlas alrededor de los cabellos de Johnny. Era tan difícil, tan pero tan difícil...
''Johnny... Johnny...'' habló Ten al cabo de algunos segundos, sus palabras confundiéndose con sus propios jadeos. El joven mirando cómo el mayor aún seguía enfundado con su traje del trabajo. Aquello no era justo, ¿por qué él era el único desnudo en aquel lugar? ''Johnny... déjame chupartela, quiero hacerlo. Por favor... extraño tu sabor''.
La boca de Johnny dejó de trabajar en el miembro de Ten y subió hasta el rostro de éste mismo para acariciar sus cabellos, jalándolos un poco, sus labios acercándose al del pequeño de forma provocativa.
''¿Qué tanto lo deseas?'' preguntó Johnny, sus labios rozando los de Ten. ''Dime pequeño, quiero escucharte, ¿qué tanto deseas chupármela?'' el hombre acompañando sus palabras con movimientos de caderas contra el miembro del menor, embistiendo a través de sus pantalones. Jadeos necesitados brotando de los labios de Ten.
''Lo deseo mucho, quiero que me cojas la boca, atragantarme contigo, quiero que dañes mi garganta con tu longitud, quiero seguir con tu sabor en mi lengua por días'' respondió Ten, y aquellas palabras fueron suficiente para apartarse de encima del menor y sacarlo fuera de la cama, ''Muéstrame lo que esa pequeña y sucia boca puede hacer'' susurró Johnny contra sus labios antes de hacerlo caer de rodillas frente a él.
Los labios de Ten se iluminaron con lujuria y pronto estiró una mano hacia el bulto ya bastante crecido en los pantalones de Johnny, acariciándolo, ganándose algunos suspiros por parte del mayor, quiero no había sido tocado en toda la noche, y Ten acercó luego su rostro hacia el bulto, dejando su mejilla y labios rozarlo y adorarlo como si de un tesoro se tratase, sus manos acariciando los gruesos muslos del otro.
El tailandés luego desabrochó con rapidez el cinturón y pantalones de Johnny, bajándolos hasta sus pantorillas antes de acercar sus labios hacia el bulto que ahora solo estaba siendo cubierto por la fina tela de los bóxers del mayor, la forma perfectamente marcada a través de esta. Los labios del muchacho lamieron el miembro a través de la tela, mojándola y marcando más el duro miembro que se escondía bajo ésta.
''Ten... deja de jugar'' habló Johnny, enredando sus dedos entre los cabellos del aludido y jalándolos con fuerza, sabiendo cuánto amaba el pequeño esto. Ten, sintiéndose más caliente y hambriento por el movimiento recién hecho por su amante, bajó entonces los bóxers del mayor, dejando al aire el furioso  y duro miembro de Johnny, éste se encontraba rojo y con hinchadas venas asomándose por debajo de la piel, el pre-semen emanando de su punta, loco por ser tocado. El pequeño lamió sus labios, encantado con la vista. El gran tamaño de Johnny nunca dejaba de maravillarlo.
Saludando a su nueva cena, Ten dio una lamida por toda la longitud al miembro de Johnny y luego se dedicó a darle pequeños pero mojados besos desde el inicio hasta el glande, atacando este último con pequeñas y provocadoras lamidas, su lengua comenzando un juego travieso, lamiendo y cerrando sus labios solo alrededor de ésta área. Los ojos del tailandés conectados a los de Johnny durante todo momento. El pequeño notaba cómo el mayor comenzaba a desesperarse por las provocaciones suyas, su fuerte pecho subiendo y bajando ante el placer que la pequeña boca del otro le estaba dando.
''Ten'' pronunció Johnny, mirándolo con ojos firmes. El menos sabía que estaba perdiendo la paciencia, sin embargo, eso no lo detuvo para seguir provocándolo, lamiendo con suma lentitud solo el glande, moviendo su mano por el tronco. Amaba ver al mayor desesperado, amaba frustrarlo y provocarlo. ''Ten, no lo repetiré'' volvió a pronunciar el estadounidense, su voz demandante, y el aludido no pudo evitar sonreír como diablillo cuando notó lo frustrado y molesto que estaba comenzando a ponerse Johnny.
Aquella era una clara venganza de Ten hacia Johnny por haberlo provocado tanto pocos minutos atrás.
Viéndose desobedecido, Johnny jaló con fuerza de los cabellos de Ten, sacando un quejido de los labios de éste antes de soltar una bofetada hacia la mejilla izquierda del menor. La fuerza aplicada en ésto fue una que Johnny sabía que el menor podía soportar y que no le heriría de verdad o dejaría algún moretón, pero una suficiente para poner los ojos del otro ligeramente llorosos.
Ambos estaban conscientes de lo que el otro amaba y podía soportar, de sus límites, peculiaridades y fetiches, habían pasado ya tanto tiempo conociendo y experimentando con sus cuerpos que ya conocían cada detalle del otro.
''Ya verás cómo pagarás luego cada una de tus pequeñas insolencias'' pronunció Johnny antes de empujar con su mano el rostro de Ten hacia su miembro, el tailandés esta vez se dejó de juegos y rodeó con su boca la longitud del mayor, su peligrosa lengua siguiendo el camino de las hinchadas venas y enrollándose alrededor del grueso tronco, el sabor ligeramente salado del líquido preseminal haciéndose presente.
La boca de Ten devoró el pene de Johnny como si de su manjar favorito se tratase, sus dientes haciéndose presente en algunas ocasiones, sacando gemidos de la boca del mayor, sus labios succionando, besando los testículos, haciendo cosas que solo su boca sabían hacer, y Johnny no paraba de acariciar su cabeza y decirle cuán bien lo hacía.
''Amo lo bien que tomas me tomas, lo cálida que es tu boca... mierda, Ten'' susurraba Johnny mientras el pequeño hacía su trabajo, complacido con los halagos.
No iba a mentir, Ten tenía un praise kink.
''Ten, voy a cogerte la boca'' anunció Johnny un par de segundos luego, su voz ahora raposa y gruesa de la excitación, causando estremecimientos por el cuerpo de Ten y endureciendo aún más su miembro. Amaba cuando el mayor hablaba con autoridad.
Ante el anuncio hecho por Johnny, Ten introdujo el pene del mayor por completo por su boca, ajustando su garganta muy bien al ancho y largo del otro, y cuando estuvo listo, miró al otro  a los ojos para indicarle que ya podía comenzar.
Las caderas de Johnny no tardaron el moverse, embistiendo contra la boca de Ten sin con firmeza una y otra vez, el tailandés acariciando los muslos del mayor mientras se concentraba en dejar su garganta relajada para no atragantarse y recibir el miembro de Ten hasta el final. Los gemidos del joven empresario llenaban la habitación, sus manos acariciando los cabellos del pequeño mientras sentía su pene bien dentro de la garganta del pequeño, éste último tomándolo con ganas.
Johnny pronto aumentó aún más la fuerza de sus embestidas, su miembro abusando la garganta de Ten mientras éste gemía, enviando vibraciones a través del pene que hacían temblar de placer al mayor, causando más agresividad en sus movimientos. Lágrimas empañaban los ojos del menor mientras por su barbilla se derramaba una mezcla de saliva y líquido preseminal, formando una imagen gloriosa para Johnny, cuya lujuria y excitación aumentaba cada vez más.
Ten sintió su garganta un poco adolorida cuando el miembro de Johnny salió por completa de ésta y lo hizo ponerse de pie de inmediato, estampando un beso intenso y agresivo en sus labios, saboréandose a sí mismo en la lengua de su pequeño mientras lo hacía avanzar hasta la cama, a donde lo empujó, haciéndolo caer de espaldas. El mayor se deshizo por completo de sus pantalones con rapidez, su miembro duro reluciendo con la saliva de Ten mientras se posicionaba entre las piernas del mayor, sosteniéndose con sus manos y rodillas para no dejar todo su peso sobre el delgado tailandés.
''Quiero cogerte'' pronunció Johnny en una voz tan grave y llena de lujuria que hizo temblar a Ten. Éste mordió su labio con ganas y estiró sus manos hacia la camisa del mayor, desabotonándola con rapidez y desespero y lanzándola a un lado de la habitación para luego acariciar el marcado pecho de su amante con hambre, sintiendo los músculos tensos bajo sus dedos.
Ten notó cómo Johnny estiraba la mano hacia su mesita de noche, buscando algo en las gavetas, y pronto el pequeño vio en las manos del mayor un condón y lubricante. ''No...'' dijo el tailandés, tomando el condón de las manos de Johnny y lanzándolo al suelo, ''quiero sentirte Johnny, quiero que te vengas dentro de mí''.
Una sonrisa complacida se formó en los labios de Johnny antes de bajar hacia la boca de Ten y besarla de nuevo, su lengua y dientes jugando con los del otro mientras destapaba el lubricante y depositaba una generosa cantidad en sus manos. El pequeño tailandés abriendo sus piernas por completo ante el sonido anterior.
Johnny bajó su mano por el cuerpo de Ten, acariciando su pecho, abdomen y miembro hasta llegar hacia su ano. ''Pequeño travieso '' soltó el mayor con voz complacida apenas posicionó un dedo en la entrada del menor, ''estuviste jugando mientras yo no estaba, ¿no es así?''. El joven hizo un movimiento circular por el exterior del ano antes de adentrar un dedo en éste sin complicación alguna, el interior del tailandés ya mojado y relajado.
''Estabas tomando demasiado tiempo para llegar y no podía aguantar más'' confesó con un gemido mientras sentía el dedo de Johnny moviéndose en su interior. ''Necesitaba algo dentro, estaba muy necesita... ¡ouh!'' las palabras del pequeño interrumpidas por el placer causado por el mayor al introducir un segundo dedo en su ano, comenzando a abrirlos y moverlos dentro de él, estimulando sus paredes y adentros. ''Pero no es lo mismo sin ti, mis dedos no me llenan como los tuyos, te necesitaba a ti''.
Johnny lamió los labios de Ten antes de acercarse a su oído y, sin sacar sus dedos del interior del menor, pronunció ''cuéntame cómo lo hiciste, en qué pensabas cuando lo hacías, ¿pensabas en mí, cogiéndote hasta llorar?'' los dedos largos del mayor embistieron  dentro del menor, cuyo pecho subía y bajaba, agitado, mientras gemidos abandonaban su boca.
''Lo hice en la tina'' pronunció el menor, intentado mover sus caderas para mejor sensación pero Johnny se las sostuvo de inmediato, sin permitírselo, cosa que le hizo soltar un quejido de frustración, ''pensando en ti... en cómo lo hicimos la última vez en tu oficina, cómo me cogías con fuerza sobre tu escritori... ¡ah!'' Johnny introdujo un tercer dedo dentro del joven, abriéndolo un poco más, un pequeño dolor haciéndose presente en su parte baja antes de verse invadido por el placer, los dedos del mayor adentrándose, bien lubricados y haciendo movimientos circulares en busca de cierto punto especial.
''Quiero escuchar más, cuéntame tus travesuras, pequeño'' pronunció Johnny, moviendo su mano desocupada hacia el miembro de Ten, estimulándolo.
''Pensé en cómo dejaste tu cinturón marcado en mis nalgas ese día'' continuó Ten entre jadeos, ''en cómo tus manos me sostenían mientras me tomabas por detrás con fue..., ¡oh por Dios!'' soltó el joven cuando Johnny por fin encontró ese punto sensible dentro de él, el mayor acariciándolo y provocándolo por dentro. ''Johnny... oh... Johnny''.
''¿Qué sucede pequeño?'' pronunció el aludido mientras miraba a los ojos de Ten sin dejar de mover sus dedos dentro del menor.
''Johnny... por favor'' rogó Ten mientras su cuerpo se removía en la cama, el placer llenado cada pequeña partícula de sí, su respiración acelerada.
''Dime qué quieres, dilo'' demandó Johnny, ''no haré nada hasta que no lo digas en voz alta''.
Los gemidos de Ten aumentaron cuando Johnny volvió a acariciar su próstata, ese punto tan dulce dentro de él. ''Cógeme ya, Johnny, te necesito dentro ya'' suplicó entre jadeos.
El empresario no tardó tiempo en llenar de lubricante su miembro y de separar lo mejor posible las piernas de Ten, su miembro posicionándose en la entrada del menor mientras éste último enrollaba sus torneadas piernas en sus caderas.
Ten soltó una mezcla de chillido/gemido cuando Johnny se adentró en él con una fuerte embestida, el grueso miembro estirando sus adentros, sus paredes acostumbrándose al tamaño del mayor, el dolor durando solo unos segundos antes de darle paso al placer, el tailandés rodeó con sus brazos la ancha espalda de su amante antes de indicarle que estaba listo.
Johnny comenzó a mover sus caderas en movimiento lentos pero profundos, robando gemidos de los labios de Ten mientras clavaba sus dedos en la espalda del mayor. El tailandés apretó sus piernas posicionadas alrededor de las caderas del mayor, buscando aún más intensidad en las embestidas, y Johnny tomó con una mano ambas manos del chico, apartándolas de su cuerpo y manteniéndolas inmóviles por encima de la cabeza del pequeño para luego comenzar a cogérselo de manera intensa.
Ten gritaba mientras Johnny lo embestía sin piedad alguna, su miembro abusando de su ano, yendo muy profundo y saliendo casi por completo antes de volver a introducirse con fuerza, tanta así que el cuerpo del menor y la cama se movían de acuerdo a los movimientos del más alto, el sonido de la piel chocando contra piel haciéndose presente mientras el tailandés gritaba y gemía sin control alguno.
''Amo cómo me tomas, pequeño'' soltó Johnny mientras penetraba una y otra vez aTen, su voz rasposa y cumplidos eran música para los oídos del menor, ''estás... tan estrecho, tan caliente y húmedo... solo para mí''.
Ten gimió sin control, el pene de Johnny rozando de vez en cuando su próstata, pero no de forma inconsciente, sino totalmente a propósito. El muchacho estaba seguro de que Johnny lo provocaría y haría sufrir hasta el final, haciéndole saborear trozos de cielo y quitándoselos al mismo tiempo, dejándole claro quién mandaba allí.
Johnny movió una de sus manos hacia la boca de Ten sin dejar de embestirlo con fuerza, y éste chupó sus dedos son deseo, manteniendo el contacto visual con el mayor mientras sentía el grueso pene del otro abusando de su ano, cogiéndolo de esa forma salvaje que él tanto amaba.
Buscando adentrarse más dentro del otro, Johnny tomó a Ten por los muslos y los empujó hacia arriba, casi doblando por la mitad al pequeño mientras dejaba sus piernas reposar sobre sus hombros, esta vez las embestidas siendo aún más profundas y rozando de una forma peligrosa su próstata.
''¡Johnny, oh por Dios... Johnny ahí, justo ahí!'' gritó el tailandés con placer mientras el vientre del mayor chocaba contra sus nalgas, toda la longitud y grueso del otro dentro de él.
Jadeando con placer, Johnny movió la mano ubicada en la boca de Ten hacia el cuello de éste mismo, sosteniéndolo por ahí mientras hacía cada vez más presión en el área, causando que la respiración del otro comenzara a tornarse un poco más desesperada, el mayor ubicando sus dedos y haciendo presión sobre los puntos indicados para evitar cortar el flujo sanguíneo hacia el cerebro lo suficiente para multiplicar el placer. Johnny sabía cuánto amaba Ten ésto, cuánto placer le causaba el sentirse mareado por unos segundos mientras era penetrado sin control alguno.
Aquella era práctica delicada, y Johnny se aseguraba de ser extra cuidadoso cuando la llevaba a cabo. Debía admitir, de paso, que le hacía sentir muy bien el hecho de que Ten confiaba lo suficiente en él para permitirle aplicar ésto en él.
Cuando Johnny levantó su mano del cuello de Ten, permitiéndole respirar de nuevo por completo, el cuerpo del pequeño telmbaba ligeramente de placer, su miembro desatendido emanando pre-semen.
Depositando un beso en los labios de Ten, Johnny salió por completo del cuerpo del equeño y lo hizo voltearse en un rápido movimiento, dejándolo boca abajo, haciéndole alzar el trasero y posicionando una almohada bajo las caderas del menor para mantenerlo más cómodo. El mayor masajeó las carnosas nalgas del tailandés mientras las admirabas, éstas ya marcadas por las embestidas que acababa de darle, y lucían tan apetecibles que no pudo evitar dirigir su boca a ellas y morderlas, dejando pequeñas marcas de sus dientes a lo largo de éstas.
''Eres lo más delicioso que he visto en mi vida'' pronunció Johnny mientras acariciaba la espalda de Ten, su figura de bailarín era perfecta, sus caderas estrechas, sus muslos duros y carnosos, su piel tersa y brillante. El chico era exquisito en todo el sentido de la palabra.
Johnny no pasó por algo el gemido que el menor soltó ante el halago, y sonrió antes de separar las nalgas de Ten, admirando el abusado ano antes de agregar un poco más de lubricante tanto en su pene como en el interior del pequeño, preparado para atacar de nuevo. Johnny mantuvo las nalgas del menor separadas mientras se adentraba de nuevo en él, admirando cómo su miembro era tomado por el otro con deseo, era una imagen de lo más placentera.
Dejándose de rodeos, Johnny tomó al pequeño por el cabello y comenzó a penetrarlo una vez más sin piedad, sus caderas chocando contra las deliciosas nalgas de Ten mientras éste mismo chillaba del placer, su cuerpo siendo impulsado hacia delante con cada fuerte embestida del otro, la cama rechinando bajo ellos, su piel ya comenzando a secarse del baño que se había dado en la tina.
Ten gimió una y otra vez, el pene de Johnny abriéndolo cada vez más, tan agresivo que sentía que iba a partirlo en dos, pero lo adoraba, amaba cómo el dolor se mezclaba con el placer. El chico clavaba sus uñas en la sábanas y las apretaba entre sus puños mientras recibía el pene del otro por detrás, chillidos brotando de su boca mientras su amante lo acercaba aún más hacia su cuerpo, dejando su espalda contra el pecho de quien lo embestía sin control alguno.
''Ten...'' susurró de pronto Johnny a su oído. ''Quiero que guardes silencio mientras te lo hago por detrás'' exigió. Ten tembló ante tal orden.. dudaba ser posible de cumplirla. ''Quiero que reprimas todo sonido que pueda escapar de tu garganta, si desobedeces habrá un castigo, ¿quedó claro?''
Ten quiso protestar, pero supo que el intentarlo solo empeoraría su castigo, así que solo asintió y se preparó para lo que venía. El tailandés fue empujada hacia la cama de nuevo, su trasero manteniéndose en el aire mientras su rostro estaba pegado a las sábanas, Johnny sosteniendo su cuello mientras comenzaba a penetrarlo de la forma más agresiva de todas, dejándolo abatido por un momento porque nunca antes había sido cogido de tal forma en su vida, ni siquiera por el mismo Johnny.
El tailandés mordió su labio con fuerza, tratando de reprimir sus gemidos de placer mientras pensaba en lo hijo de puta que era Johnny para ordenarle tal cosa.
Aquello era una tortura para él, y lo amaba.
Disponiéndose a obedecer a Johnny, Ten convirtió sus manos en puños y jadeó mientras sentía cómo Johnny tomaba sus caderas con suficiente fuerza como para dejarlas marcadas. Apretó los dientes con fuerza, reprimiendo los gemidos, y trató de mantenerse así por unos pocos segundos más pero le fue imposible, el pacer era demasiado como para poder controlarlo, hundió entonces su rostro en la cama, demasiado desesperado. Las lágrimas comenzaron a nublar su vista, sus labios sangrando ligeramente por morderlos con fuerza para no gemir.
No podía, no podía aguantarlo más. Era demasiado placer, demasiada tortura, demasiado...
Un gemido brotó de los labios del chico, quien fue incapaz de detenerlo, y Johnny detuvo sus penetraciones de inmediato, sus manos viajando hacia el cabello del chico para jalarlo y hacerlo levantarse hacia su altura.
''¿Acabas... de desobedecerme, pequeño?'' pronunció el mayor con voz seria y mirada imponente.
Ten soltó un quejido. ''Es imposible... es imposible contenerse, no podía... Johnny yo-''
''Ya sabes lo que hacer'' le interrumpió el mayor con voz firme mientras se sentaba en la cama y lo acostaba en sus piernas boca abajo, las nalgas de Ten a su disposición. ''Contarás hasta diez en voz altas'' anunció Johnny, acariciando la tersa piel del trasero de su pequeño, '', y ten cuidado, porque si llegas a equivocarte comenzaré desde cero''.
Ten asintió, y antes de comenzar, Johnny preguntó: ''¿Palabra de seguridad?''
''Celeste'' respondió Ten, y entonces comenzó.
La primera nalgada fue placentera, apenas ubicada en el inicio de la escala de dolor de Ten, quien no pudo evitar gemir. ''Uno'' inició el pequeño con la cuenta, Johnny soltó entonces una segunda nalgada, soportable pero más intensa, la piel del tailandés tornándose roja al instante, la mano del otro marcada en ella.
''Dos''.
Una tercera nalgada, y un quejido brotó de los labios de Ten, el dolor expandiéndose por toda su piel mientras notaba cómo la mano de Johnny comenzaba a hacerse un poco más pesada. ''Tres.
Otra, y Ten mordió su labio con fuerza, la palma del mayor cayendo con fuerza contra su nalga. ''Cuatro''.
La quinta nalgada causó que el muchacho se removiese sobre el regazo de Johnny, su cuerpo intentado escapar del dolor por instinto. ''Cinco...'' pronunció Ten mientras comenzaba a sentir sus ojos tornarse llorosos.
Cuando la mano de Johnny cayó una vez más sobre su nalga, Ten quedó sin aire por unos momentos, el ardor esta vez haciendo sentir su piel en llamas. ''Seis'' dijo entre respiraciones agitadas, y el otro no le dejó descansar siquiera cuando azotó una vez más su nalga, Ten soltando un chillido, sus manso cerrándose alrededor de la sábana mientras trataba de tomar el dolor, su miembro rozando las piernas de su amante de forma placentera cada vez que la fuerza de las mismas nalgadas impulsaban su cuerpo hacia delante.
''Si-siete...'' contó el tailandés, las lágrimas comenzando a derramarse de sus ojos mientras sentía cómo el solo roce de los dedos del otro hacían arder su abusada piel. Johnny volvió a azotarlo sin darle un pequeño momento para reponerse, y Ten soltó un chillido, hundiendo su rostro en las sábanas. ''...O-ocho'' pronunció entre sollozos.
Sin dejar espacio entre una nalgada y la otra, Johnny volvió a atacar la adolorida nalga de Ten, cuyo chillido se mezcló con sus sollozos, sus dientes mordiendo con fuerza la sábana antes de, con voz débil, decir un ''nueve...''.  
Y Ten no tuvo chance para prepararse para lo peor cuando el último azote golpeó sus nalgas, el dolor expandiéndose por toda su piel, los sollozos y quejidos ahogándolo mientras trataba de buscar fuerzas para hablar, pero era tan complicado.... ''D... Di-diez'' logró decir en un hilo de voz mientras dejaba caer su cabeza contra la sábana, ahogando sus sollozos.
Johnny acarició las rojas y marcadas nalgas de Ten con cuidado antes de tomar al chico por ambos brazos y hacerlo sentarse en su regazo. El mayor rodeó con sus brazos al otro y depositó besos sobre las mejillas llenas de lágrimas del pequeño, acariciando la piel de su espalda y besando sus labios. ''Buen chico, lo hiciste muy bien'' pronunció el empresario sin dejar de besar a Ten, y se mantuvieron así por unos momentos, Johnny llenando de cumplidos y cariño al pequeño antes de despegarse de él y tirar de sus brazos mientras se levantaba de la cama.
Ten atravesó la espaciosa y habitación con los brazos de Johnny alrededor de él, el cuerpo del otro haciéndolo avanzar hasta llegar a la enorme ventana que cubría toda un área de la habitación, oprimiendo un botón para hacer subir los protectores de sol que las cubrían, dejándola complementarte descubiertas, permitiéndole admirar el precioso paisaje de lo que era Seúl de noche, con sus brillantes luces casi cegándolo. El tailandés mordió su labio apenas fue consciente de las intenciones del mayor, y no tuvo tiempo para hacer mucho cuando su cuerpo fue empujado contra el cristal, los dedos de Johnny sosteniendo de nuevo sus cabellos, llevando una vez más las riendas.
''Ahora sí quiero escucharte gritar, gemir, quiero que seas todo lo ruidoso que desees'' susurró el mayor a su oído mientras pasaba un dedo por su entrada, probando qué tan húmeda se encontraba, adetrándolo en él y moviéndolo por unos segundos antes de retirarlo. ''Quiero que des un show para mí y para todo aquel que viva en los edificios vecino y se atreva a asomarse por su ventana''.
Ten no tuvo tiempo para dar respuesta cuando Johnny jaló de sus caderas, dejando su abusado trasero a su disposición, e introdujo su miembro en él en un feroz movimiento. El pequeño gimió y apoyó sus manos en el cristal, siendo éste su único soporte, y separó muy bien sus piernas mientras dejaba que el otro lo penetrase con fuerza, las lágrimas aún resbalando por sus mejillas mientras su amante jalaba su cabello con fuerza y hundia su pene tan dentro de él que lo hacía sentir lleno en todos los sentidos de la palabra.
Los gritos y gemidos de Ten fueron tantos que ambos estuvieron seguros de que podían ser escuchado hasta tres pisos por debajo de ellos, y el tailandés notaba cómo el vidrio se empañaba frente a su respiración mientras Johnny lo obligaba a pegar un lado de su rostro contra éste.
''Sé que esto es lo que te encanta, ¿no es así, pequeña estrella? Amas hacer shows para que todos te vean, adoras que los demás te observen mientras solo yo te tomo por detrás'' susurró Johnny en su oído, sus embestidas fuertes desatando gemidos de placer en el otro. ''Te encanta ser el centro de atención de todos, que todos te admiren y adoren como el príncipe que eres, amas que sientan excitación por ti, que admiren tu perfecto cuerpo y las marcas que lo rodean'' Johnny lamió su oreja, y Ten sintió que pudo venirse en aquel momento ante tal acto.
''Amo que me admiren, pero solo tú puedes tocarme'' susurró el menor mientras, quien soltó un quejido cuando sintió las gruesas y callosas manos de Johnny se cerraban alrededor de su necesitado miembro, bombeándolo y estimulándolo con esmero sin dejar de penetrarlo en ningún momento.
Ten gimió y soltó quejidos sin control, el placer calándole los huesos mientras el miembro de Johnny  era abusado sin piedad y su miembro masturbado de forma experimentada. Un hijillo de saliva cayó por la comisura de su labio mientras se veía incapaz de contener el placer.
''¡Johnny, oh... Johnny!'' soltó el menor con ojos llenos de lágrimas mientras apoyaba su frente contra el cristal. ''Johnny, voy a venirme en cualquier momento, no puedo... no pue... ¡ah, no!'' el último chillido del muchacho brotando de su garganta cuando Johnny dejó de estimular de inmediato su miembro, deteniendo su eyaculación.
Ten sollozó contra el vidrio mientras Johnny salía de él, sintiéndose frustrado por el arrebato de su eyaculación, su miembro adolorido, desesperado por venirse.
''No te vendrás hasta que yo lo diga, ¿queda claro?'' habló Johnny de forma imponente antes de dirigirlo de nuevo hacia la cama, empujándolo sobre ésta para ubicarse entre sus piernas y depositar un beso en sus labios, volteándose de pronto en la cama, quedando esta vez él boca arriba y Ten encima de sus caderas.
''Has sido un buen chico esta noche, pequeño'' pronunció Johnny mientras acariciaba los muslos de Ten y subía por estos hasta su pecho, rozando sus pezones y sintiendo su apenas marcado pecho. ''Mereces un pequeño premio...'' el muchacho rozó con su dedo pulgar los húmedos labios del menor y sus lágrimas mojadas por lágrimas, ''puedes montarme, hacer lo que tú quieras, tocarme donde desees''.
Los ojos de Ten brillaron ante las palabras del mayor, y el pequeño bajó sus labios hacia los de Johnny, besándolos sensualmente, mordiendo y lamiendo, antes de acariciarle el pecho, sintiendo cada músculo de éste. El joven acarició los sedosos cabellos del empresario antes de lubricar un poco mejor su entrada y luego tomar el venoso miembro del otro y ubicarlo justo en ésta, provocando un poco, adentrando solo la punta y luego sacándola, adorando cómo Johnny suspiraba con cada una de sus provocaciones, antes de hundirse por completo sobre la longitud del otro, su tamaño abriéndolo por completo y llenado cada espacio dentro de sí.
Ambos jovenes gimieron cuando Ten estuvo completamente sentado sobre las caderas de Johnny, tomándolo por completo. Hambriento de placer y lleno de lujuria, el menor comenzó a mover sus caderas de forma experimentada, de una forma que bien sabía que enloquecía a su amante, quien, efectivamente, comenzó a gemir y suspirar mientras Ten hacía movimientos circulares sobre su pene, manteniéndo sus paredes bien contraídas para una mejor sensación, soltando quejidos también mientras sentía el glande del otro acariciar su próstata, desatando todo tipo de sensaciones en su cuerpo.
Ten apoyó sus manos sobre el pecho de Johnny antes de comenzar a subir y bajar sobre el pene del otro de manera profunda, robándole gemidos al mayor. Ten sonrió, complacido de poder darle tanto placer al otro como éste se lo daba a él, y pronto comenzó a subir y bajar sus caderas con más rapidez, sintiendo su próstata ser estimulada de una forma deliciosa.
''Ten... pequeño, lo haces tan bien, tan pero tan bien'' soltó Johnny mientras acariciaba la espalda del otro, sus ojos conectados a los del otro mientras las caderas de Ten subían y baaban sobre su pene.
Ten bajó una vez más para besarlo a los labios, siendo más lengua y dientes que otra cosa, y entonces, sin poder contener más el placer que llenaba cada pequeña partícula de su cuerpo, Johnny embistió con sus caderas al menor, recibiendo un quejido por parte de éste. Ambos intercambiaron entonces una mirada cómplice y entonces decidieron darle fin a todos los juegos y rodeos de la noche.
Sosteniendo las caderas del otro con fuerza, Johnny comenzó a penetrar a Ten con toda su energía, usando toda la rudeza y potencia que quedaba en su cuerpo, mientras al mismo tiempo el pequeño brincaba en su miembro, ambos sincronizándose para que las caderas de Ten bajasen cada vez que las del otro subían, y los gritos y gemidos que siguieron a partir de esto pudieron escuchar por toda la habitación, acompañado del de la piel chocar contra piel, las nalgas abusadas de Ten al rojo vivo, pero el placer del joven era demasiado como para preocuparse por aquello por los momentos.
Johnny subió una de sus manos hacia el cuello del menor sin dejar de penetrarlo, enrollándola alrededor de éste pero sin hacer presión, solo sosteniendo al chico, antes de hacer un ligero movimiento con sus caderas, cambiando el ángulo y causando que chillidos brotaran de los labios de Ten.
''¡Ahí, Johnny, justo ahí... por favor... no te detengas, por favor'' soltó Ten mientras sentía cómo el pene del otro llegaba a su próstata de forma perfecta, abusando de ella sin piedad, las lágrimas brotando de nuevo de sus ojos mientras él movía también sus caderas sin control alguno. ''Más fuerte, más, más...'' soltó el chico mientras se sentía al borde de la locura, ''Johnny, acaba conmigo''.
Y justo como había sido indicado, el Johnny lo penetró con todas sus fuerzas, llegando tan profundo que Ten creyó que estaba a punto de desgarrarse desde adentro, pero fue la mejor sensación de su vida, sus propios movimientos acelerándose mientras apretaba sus puños sobre el pecho de Johnny.
Se sentía tan bien, tan pero pero tan bien...
Una mano de Johnny se movió hacia el desesperado y duro miembro de Ten que derramaba pre-semen de forma abundante, bombeándolo esta vez con todo el esmero del mundo, su cálida mano subiendo y bajando por la longitud de éste mientras su pulgar atormentaba el glande, sin dejar de rozarlo por ningún momento, y mientras ambos gemían con locura Johnny pudo escuchar el obsceno y húmedo sonido que hacía su pene dentro de Ten.
Ten sintió un cosquilleó especial en su vientre mientras seguía siendo cogido por Johnny sin control alguno, y el muchacho soltó un chillido. ''Johnny... no puedo tomarlo más, no puedo más, necesito venirme, por favor'' suplicó, pequeños sollozos brotando de su garganta.
''Puedes venirte Ten, hazlo para mí''.
Y tal como fue ordenado, Ten comenzó a correrse.
Sollozos, gritos y lágrimas brotaron del joven mientras su pene soltaba el caliente semen por todo el pecho de Johnny, éste último sin dejar de penetrarlo durante su orgasmo, y Ten sonrió de entre sus lágrimas y sollozos, el placer llenando cada espacio de su cuerpo, formando la imagen más maravillosas de todas para el mayor.
Johnny adoraba verlo así, acabado en todos los sentidos de la palabra.
El estadounidense bombeó el pene de Ten hasta la última gota de semen, y el muchacho cayó sobre su pecho mientras él continuaba penetrándolo, buscando su propio orgasmo. Ten soltaba quejidos ante la hipersensibilidad, y se dedico a besar con esmero el cuello de Johnny y a acariciar sus pezones, deseoso por verlo venir.
Y Johnny no tardó mucho.
Sosteniendo las caderas de Ten con firmeza, Johnny dejó todo su semen dentro del pequeño, justo como éste había pedido. El tailandés sintió el cálido líquido llenarlo por completo y suspiro, sintiéndose en otra dimensión, una muy lejanas al planeta Tierra.
Ambos quedaron inmóviles por un momento, tratando de recuperarse del clímax, sus cuerpos sudorosos y llenos de fluidos aún conectados.
Cuando por fin recuperaron sus fuerzas, Johnny salió de Ten, observando cómo su propio semen resbalaba por la entrada de su pequeña y resbalaba por los carnosos y marcados muslos de éste, dándole una imagen de lo más placentera.
Ten se recostó junto al mayor en la cama, su respiración aún acelerada mientras sentía cómo Johnny lo atraía hacia sí y lo enrollaba con sus brazos, besándolo con pasión y dulzura. ''Estuviste increíble'' le aludó el mayor sin dejar de besarlo. ''Nunca dejas de sorprenderme, pequeño''.
''Puedo decir lo mismo de ti'' respondió Ten antes de volver a besarlo, enrollando su cuerpo con el te Johnny antes de, de pronto, ser consciente de lo húmeda que estaba la cama, ya fuera por todo el agua que él se había traído consigo mismo desde la tina o por la cantidad de fluidos que brotaron de los cuerpos de los dos durante toda la sesión. ''Dios... estamos tan asquerosos...''
Johnny sonrió por un momento antes de depositar otro beso más en los labios de Ten. ''Espera un momento'', pidió al menor antes de levantarse y abandonar la habitación solo para volver unos minutos luego con un vaso de agua y una aspirina.
''Bebe, por favor'' pidió mientras ayudaba al menor a sentarse, poniendo la pastilla entre sus labios y luego el vaso.
Ten agradecía siempre los cuidados que Johnny le daba luego de cada larga sesión de buen sexo, siempre atento a su seguridad y pedidos.
''Gracias'' comentó Ten una vez que tomó el vaso entero de agua, sediento ante una noche tan movida.
Johnny respondió con otro beso en los labios y acarició su rostro. ''Es hora de un baño, Ten'' dijo mientras señalaba a su pecho aún lleno del semen del menor, éste último soltó una pequeña risita, ''oh, deja de reírte, tú estás tan asqueroso como yo'', comentó, recordándole que el semen de Johnny aún estaba dentro suyo.
Ten suspiró y estiró sus brazos hacia Johnny, haciendo una pequeña mueca infantil. ''Está bien... pero llévame hasta el baño, no puedo caminar, no después de que me cogieras de tal manera''.
El mayor sonrió y se acercó al menor ''pequeño malcriado'' susurró antes de tomarlo entre sus brazos y comenzar a dirigirse hacia el baño con él.
''Pero me adoras'' comentó Ten con una sonrisa.
''Sí, lo hago''.
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psychoangelxx · 7 years
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nct’s newest unit: nct meme
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nct + kisses ♡
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nct cutely saying bye while dy just wanted to eat his damn fries
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The Colors of NCT (Passports + Countries)
TO THE WORLD, 여기는 NCT!
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thank you for your hard work ♥︎
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psychoangelxx · 7 years
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Starry night
Pequeñas gotitas de sudor resbalaban por la frente de Mar cuando ésta se despertó de golpe con el corazón acelerado y los ojos empañados de lágrimas. Los pequeños sollozos de la muchacha se mezclaron con el sonido de la lluvia que caía con fuerza aquella noche. La muchacha de inmediato prendió la luz de la lámpara ubicada en su mesita de noche y trató de tomar hondas respiraciones para calmarse, la pesadilla que había tenido había sido tan terrible que no podía siquiera controlar su tembloroso cuerpo.
Con lágrimas aún corriendo por sus ojos, Mar vio el reloj junto a su cama. Eran las 2am. Ella sabía que tenía que levantarse temprano por la mañana para ir a la universidad, pero no había manera de que pudiese volver a dormir aquella noche.
No quería ni siquiera cerrar los ojos por un momento luego de aquella pesadilla.
Mar se levantó de su cama y se dirigió hacia la cocina en busca de un vaso de agua, puesto que el pequeño lloriqueo y todo el sudor que había emanado o de su cuerpo estaba comenzando a hacer sentir su garganta seca y áspera.
Mientras la muchacha se servía el vaso de agua, un pequeño sonidito se escuchó a su espaldas, a lo cual ella volteó de inmediato, aún alarmada por la terrible pesadilla que había tenido, sin embargo, la figura que encontró frente a ella la alivió.
Se trataba de Ten, su roommate por más de un año y algo más de hace algunos meses para acá, quien lucía adorable con su cabello despeinado recién salido de la cama. Éste la miraba con ojos un tanto curiosos y tristes, y Mar pronto fue consciente de que las lágrimas aún seguían resbalando por sus mejillas.
—¿Por qué lloras? —preguntó el muchacho con voz su usual voz suave, acercándose a ella—. Mar, ¿qué pasó? ¿Por qué estás así? Sabes que no me gusta verte llorar, no me gusta que estés triste.
Mar sorbió su nariz y tomó un sorbo de agua antes de responder:
—Es algo muy tonto… Si te lo digo te vas a burlar de mí, voy a sonar como niñas de dos años.
El entrecejo de Ten se arrugó de inmediato, y negó con la cabeza antes de posicionar ambas manos sobre las mejillas de la muchacha y secarle las lágrimas con los dedos pulgares, haciéndolo con tanta suavidad y cuidado que se sentían como caricias.
—Sabes que nada de lo que me digas me va a parecer tonto, ni mucho menos algo que te ponga así. Dime
Las manos de Ten aún sostenían el rostro de Mar cuando ésta bajó la mirada y, apenada, respondió:
—Es que tuve una pesadilla…, una muy fea, y no puedo volver a dormir, ni quiero, no quiero cerrar los ojos siquiera.
El rostro tierno de Ten se tornó triste, y de inmediato se acercó a Mar y depositó besitos en las mejillas de la muchacha, en su frente, en sus párpados, en la punta de su nariz, hasta terminar en su labios. Y mar no pudo evitar sonreír ligeramente antes de verse envuelta en un fuerte abrazo por parte de chico.
Mar inspiró el suave olor a jabón y colonia de Ten mientras sentía cómo éste hacía lo mismo con ella. El cuerpo del joven se sentía cálido y suave contra el suyo, y era una sensación muy agradable.
—Todo estará bien, te lo prometo, solo fue una pesadilla, no es nada más — comenzó a murmurar Ten en el oído de Mar—. Yo estoy aquí, ¿sí? Sabes que nunca permitiría que te pase algo malo… Ósea yo sé que con este metro y medio pareciera que no hiciera daño a nadie pero yo le meto duro a la pelea, ¿sabes?
Mar soltó una pequeña risita, a lo que Ten se separó un poquito de ella y la miró con un sobreactuado gesto ofendido.
—¿Te estás riendo de mis habilidades para pelear? Me siento ofendido, Mar. Qué falta de respeto.
La muchacha volvió a reír y agregó un:
—Estás claro que hasta yo peleo mejor que tú, en tal caso sería yo quien te protegería.
Ten hizo un puchero y ladeó un poco la cabeza antes de de hablar.
—Ay, bueno, sí, tú ganas pero igual esta noche soy yo quien te cuida a ti, ¿sí?
Mar sonrió ligeramente, las lágrimas comenzando a disminuir en sus ojos.
—Está bien.
Ten sonrió y depositó otro pequeño y suave beso sobre los labios de Mar.
—¿No quieres dormir, verdad? —preguntó él, y Mar negó con la cabeza—. Bueno, entonces yo me quedo contigo a hacerte compañía.
Mar abrió mucho los ojos y negó de nuevo con la cabeza.
—Ten, tienes clases temprano, no te vas a desvelar por mí.
—¿Por qué no? No te voy a dejar sola, y menos en ese estado.      
Mar estaba lista para protestar, pero Ten la calló con otro beso en los labios, asegurándose de acariciar su rostro para asegurarse de borrar todo rastro de lágrimas.
—Ven conmigo, hay frío —dijo él antes de tomarla de la mano y llevarla consigo hacia su habitación.
Mientras caminaban en dirección a la habitación de Ten, Mar dejó de pensar en la terrible pesadilla por un momento para girar sus pensamientos en torno a la relación que ella y el tailandés tenían. No eran novios pero tampoco eran solo amigos, más de una vez habían intercambiado besos, se habían dicho cosas bonitas y más de una vez habían dormido en el cuarto del otro, abrazados hasta el amanecer.
Todos sus amigos les decían que qué esperaban para hacerse novios, puesto que prácticamente lo eran pero sin tener nada oficial, y lo cierto es que Mar tampoco sabía qué era lo que esperaban.
Si fuera por ella, hubiese comenzado a estar con Ten de forma oficial desde hace un buen tiempo, el problema es que… tal vez ella era demasiado miedosa de hablar del tema junto al chico.
¿Y si él no quería nada serio? ¿Y si lo suyo era más como… amigos con derecho?
Una vez que se encontraron en la habitación de Ten, éste mismo dirigió a Mar hacia su cama y la hizo acostarse en ella antes de envolverla entre las sábanas y abrazarla por detrás, depositando besos tiernos su cabeza, nuca y mejillas.
—¿Aún te sientes mal?
Mar sorbió de nuevo su nariz y respondió con voz suave:  
—Estoy un poco mejor.
Ten la hizo voltearse para mirarlo a la cara, la luz de su lámpara de noche aún encendida. Sus rostros estaban muy cerca del otro y el muchacho no pudo evitar suspirar por un momento, pensando en lo hermosa que lucía Mar incluso cuando sus ojos estaban ligeramente hinchados y su cabello estaba un poco despeinado por la cama.
Diablos, era lo más hermoso que había visto. Y una de las personas que más quería en el mundo.
—Sigues llorando, no me gusta verte llorar… —murmuró él cerca del rostro de la muchacha, la calidez de su cuerpo manteniendo caliente a la muchacha en aquella noche fría y lluviosa—. Por favor, no llores, ojalá pudiese ser yo el que estuviese sintiéndose mal y no tú. No me gusta verte triste, tú eres Mar, mi siempre sonriente Mar.
Mar no pudo evitar sonrojarse, por lo que hundió su cabeza en el pecho de Ten para esconderse, el muchacho sonrió y acarició su cabeza antes de comenzar a levantarse de la cama lentamente. La muchacha alzó la mirada, mostrándose entonces triste.
No quería que él se fuera.
—¿A dónde vas? —le preguntó a Ten.
Él se dirigió hacia una esquina de su habitación y sacó algo de una caja que Mar no pudo identificar.
—¿Qué haces? —volvió a preguntar ella.
Ten la miró con ojos llenos de cariño antes de contestar:
—Bueno, es que… estaba pensando en algo que pudiese alegrarte un poco porque te veo realmente afectada y… bueno, ¿recuerdas ese día que estábamos en el carro camino a cenar con tus padres y tú viste al cielo y había muchas estrellas y… comenzaste a hablar de tu amor por las estrellas?
Mar ladeó la cabeza, sin entender muy bien a qué quería llegar el tailandés.
—Ten… yo ni siquiera pensé que me habías prestado atención, ósea, sí, amo las estrellas pero no entien…
—Hey, yo siempre presto atención a todo lo que dices —le interrumpió el muchacho, mirándola con ojos brillantes, llenos de afecto—. Todo lo que dices me parece interesante, te escucharía hablar por todo un día, todo lo piensas, dices o deseas… yo lo escucho. Tienes una mente brillante y eso es una de las muchas cosas que adoro de ti y que me hizo enamorarme… de ti.
El pecho de Mar se llenó de un cálido sentimiento mientras observaba cómo Ten terminaba de preparar lo que sea que estuviese haciendo.
Ten… acababa de decirle… que estaba… enamorado de ella.
Y lo había dicho con una sonrisa en el rostro, como si la idea lo hiciese feliz.
—Como te dije, escucho todo lo que piensas, dices y deseas… —continuó hablando Ten—. Y lo que sea que desees… quisiera dártelo. Así que… —El joven tocó un pequeño interruptor en el objeto que acababa de sacar de la caja, y de un segundo a otro la habitación completa se llenó de preciosas luces brillantes, luces que le recordaron al muchacho el brillo de los ojos de Mar. La muchacha abrió la boca, sorprendida ante toda la preciosidad que la rodeaba. Se trataban de estrellas, miles de ellas, un simulador de estrellas en la habitación que llenaba todo de luz y magia—. Dijiste que amabas la estrellas, y yo… quise darte todas las que estaban en el cielo.
Mar quedó sin palabras por unos momentos, admirando todo a su alrededor, parecía algún lugar de ensueño, con las estrellas incluso brillando en su piel y en la del chico del que estaba enamorada.
—S-sé que no es mucho, es decir, si pudiera te llevaría al espacio a ver todas las estrellas que quieras… —continuó hablando Ten, que de pronto pareció nervioso ante la falta de palabras de la muchacha, ¿y si no le había gustado? ¿Y si lo consideraba tonto?—. Compré esto hace tres días, no te lo había dado porque no encontraba el momento perfecto pero… pensé que tal vez esto te ayudaría a olvidar un poco esa fea pesadilla y de ponerte un poco más feliz…
Una amplia sonrisa se dibujó en el rostro de Mar antes de levantarse de la cama, caminar hacia Ten, envolverlo en un fuerte abrazo y pegar sus labios contra los del chico en un beso un poco más largo y menos suave que los anteriores, tratando de transmitirle todos sus sentimientos a través de éste.
—¿Tonto? —habló Mar una vez que se separó del muchacho, los labios de ambos un poco hinchados y rojos debido al intenso beso—. Ten, esto es… increíble, hermoso. Gracias, muchas gracias.
Ten la tomó de las mejillas y volvió a depositar un largo beso en sus labios, y ambos continuaron dándose cariño y besándose por un largo momento antes de volver a la cama, sin apagar el proyector, y meterse entre las sábanas aún acariciándose y dándose tiernos besos.
—Mar… ¿ya estás mejor? —preguntó Ten al cabo de unos minutos, mirándola a los ojos mientras mantenía un brazo alrededor de la cintura de la muchacha.
La muchacha asintió, sus piernas entrelazadas con las de Ten por debajo de las sábanas.
—Mucho mejor… gracias, Ten —respondió ella—. Siempre encuentras la manera de subirme los ánimos… esta es también una de las razones por las cuales me enamoré de ti, ¿sabes?
Una sonrisa amplia y un tanto tímida se dibujó en el rostro de Ten antes de hablar:
—¿Tú… estás enamorada de mí? ¿En serio…?
Mar sonrió y depositó un rápido beso en los labios del chico.
—Por supuesto que sí, tonto. ¿Cómo es que no lo habías notado?
Ten pestañeó un par de veces, como si estuviese asegurándose de que aquello era real, antes de saltar hacia Mar y llenarla de besos, en el cuello, en el hombro, en todo el rostro, en la cabeza, hasta finalizar en los labios.
—Esto es… increíble, diablos, Mar, ah —posicionó una mano sobre una mejilla de la muchacha y la miró a los ojos, su rostro y el de la joven llenos de estrellas debido a la proyección que cubría todo el cuarto—, estoy loco por ti.
Mar sonrió una vez más, incapaz de dejar de sentirse feliz.
—Y yo por ti.
Ten la abrazó con fuerza y estuvieron en aquella posición por unos momentos antes de que volviese a escucharse la voz de Ten en la habitación.
—¿Mar?
—¿Sí?
—Crees que… es decir, tú… —comenzó a decir el chico en voz tartamuda y un poco nerviosa—, es decir, no sé si es el momento adecuado, pero... tú quieres… eh…, nosotros… ya sabes…
Mar rió por lo bajo ante el nerviosismo en la voz de Ten.
—Sí, Ten, sí quiero ser tu novia —habló entonces Mar, interrumpiendo los tartamudeos nerviosos del chico.
Ten quedó inmóvil en su lugar por un momento, y se despegó de ella para mirarla al rostro con expresión alegro.
—¿Dijiste… que sí?
Mar rió de nuevo.
—Sí, Ten, dije que sí, sí quiero ser tu nov…
La muchacha no pudo terminar de hablar porque los labios del chico se vieron de nuevo sobre los suyos, llenándolos con ternura.
Ambos pasaron el resto de la noche dándose cariño abrazados bajo las sábanas, compartiendo su calor corporal bajo la fría y lluviosa noche, con sus cuerpos enteros brillando y llenos de estrellas.
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psychoangelxx · 7 years
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jfjkef
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psychoangelxx · 7 years
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NCT 127 for nylon magazine ;)
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psychoangelxx · 7 years
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imagine that smug look Doyoung gave to the other members -.-
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