Primer rayo,

la vida susurra promesas,

día nuevo florece.

Jorge Muñoz, Haiku

En noche fría, el amor se suspira, solo el eco queda.

Jorge Muñoz, Haiku

Las mujeres son esencias de belleza y fortaleza, un regalo invaluable en nuestras vidas. Cada una, con su única mezcla de ternura y poder, embellece nuestro mundo y lo hace infinitamente mejor. Son seres extraordinarias, cuya capacidad de lucha y resiliencia redefine lo posible. A su lado, aprendemos de la gracia, la valentía y el amor incondicional. Verdaderamente, somos afortunados de contar con su presencia, su sabiduría y su incansable espíritu de lucha.

El ocaso tiñe el cielo con pinceladas de naranja, rosa y púrpura, invitando a una pausa en el incesante trajín de la vida. Es un momento de serenidad, un espectáculo diario que, a pesar de su repetición, nunca deja de asombrar. Los últimos rayos del sol acarician la tierra, recordándonos la efímera pero intensa belleza de nuestra existencia.

La vida, en su esencia, es una serie de ocres y crepúsculos, un flujo constante de finales y comienzos que se entrelazan en un tapiz de experiencias y emociones. Como el ocaso, cada fase de la vida tiene su propia belleza, única e irrepetible. La infancia, con su inocencia y descubrimiento; la juventud, llena de pasiones y sueños; la madurez, con la profundidad de sus vínculos y la sabiduría adquirida; y la vejez, con la serenidad y la reflexión.

El ocaso nos enseña a valorar cada instante, a contemplar la belleza en lo efímero. Nos invita a reflexionar sobre la luz que hemos irradiado en el día que termina y a prepararnos para el nuevo amanecer. En su quietud, nos anima a encontrar la paz en nuestro interior y a apreciar la magnificencia de la vida, con todas sus sombras y destellos.

Así, el ocaso no es solo el fin de un día, sino un recordatorio de la belleza intrínseca de la vida, un llamado a vivir plenamente cada momento, a amar con intensidad y a soñar sin límites. Porque cada puesta de sol promete la llegada de un nuevo día, lleno de oportunidades, experiencias y belleza por descubrir.

También es de valientes decir adiós cuando el corazón ya no puede más.

Me encanta la gente que se queda a pesar de que uno es un desastre.

Un día de estos voy a despertar a tu lado y te voy a deshacer a besos todos los días en que me has hecho tanta falta.

Abrí Tumblr como hace 10 años o más, pero nunca me imaginé que aquella persona rota podía inspirar a alguien a través de sus pequeños escritos. He dejado de escribir, es cierto, pero cada que me acuerdo vuelvo, como vuelven esas personas al lugar dónde fueron felices y aquí, aunque no lo crean, es un lugar en dónde siempre me sentiré feliz. Hay gente de todo, algunos llegan por curiosidad, por decepción, por vivir, etc. De todas formas, estamos sobreviviendo, de alguna forma unos a otros nos vamos complementando, aunque no nos conozcamos. La idea de no cerrar Tumblr aunque lo he pensado era básicamente eso, que aunque no siempre esté, la gente pueda ver lo que alguna vez fui. Aquí siempre estaré y aquí alguna vez lloré escribiendo y ahora lo hago riendo. La vida es un sinfín de cosas sin predecir, pero lo podemos cambiar cuando aprendemos a querernos. Quizás tú quien me lee estás a tiempo de hacerlo. Un abrazo enorme.

De lo único que estoy seguro es que existe gente a la que uno no puede fallar nunca.

La última vez que escribí de ti terminé borrándolo todo. Incluso hasta los recuerdos.

A veces vuelvo solo por el placer de que alguna vez tú me leas.

Uno tiene que estar tan desdichado para regalarle insomnios a alguien que probablemente ya esté durmiendo.

Ojalá alguien te vea sonreír como yo te veo. Con esa calma, con esa tranquilidad de tocar almas. Quizás, si alguien pudiese verte como yo te observo, también te hubiese hecho poesía.

Claro que si me dices ven, yo soy capaz de dejarlo todo. Ojalá no tardes.

La distancia solo es un número cuando dos realmente se quieren.

¿Por qué no huyes?, preguntó:

A lo que yo respondí como excusándome de mi falta de autoestima y mi no amor propio:

El problema es que a veces uno vuelve al lugar donde le hacen más daño. Porque, en nuestro subconsciente, se cree o piensa que las cosas mejorarán y no, se destruyen más, se complica más. Se piensa que el amor lo cura todo, pero nos falta comprender que esa cura muchas veces tiene que ser el amor que hoy nos falta a nosotros mismos.