Refugio del alma.

En las estancias de mi refugio, donde las memorias danzan con las sombras en un juego de luces y sombras, construyo mi propio oasis de serenidad. No soy un alma errante que busca afuera, sino un guardián de mi propio hogar, en compañía de mis fieles gatos, cuyos suaves ronroneos llenan cada rincón de paz.

Las noches se convierten en un telón donde las películas, como viejos pergaminos, desvelan secretos ocultos en cada fotograma. Cada visión revela nuevos matices, como si fueran capítulos de un libro antiguo que espera ser descifrado en la penumbra de mi sala de estar.

Mi cordura se desvanece en los laberintos de mi mente, donde la imaginación y la realidad bailan en una danza eterna. Es en estos rincones oscuros donde encuentro mi propia libertad, lejos de las ataduras del mundo exterior.

Una taza de té es mi elixir de calma en las horas de silencio, una pausa que me permite sumergirme en mi ser y en el universo que me rodea. El té, con su frescura embriagante, me transporta a un estado de serenidad y renovación.

En la cocina, entre los susurros de las ollas y los aromas que se entrelazan, mis pensamientos encuentran su voz. Cada plato es una obra de arte en la que los ingredientes son como versos en el poema de mi existencia.

En las noches despejadas, converso en silencio con la luna, preguntándole cuándo llegará el día en que alguien se aventurará en las profundidades de mi ser sin miedo a perderse. Me intriga aquel que sea un enigma, cuyo misterio despierte mi curiosidad y me invite a explorar más allá de lo evidente.

La melodía de los pájaros al despertar y la luz dorada del sol que se filtra por mi ventana son como notas musicales que componen la sinfonía de la vida cotidiana, un recordatorio de la belleza efímera del momento presente.

Es paradójico cómo la monotonía puede ser reconfortante, aunque a veces me cueste entregarme por completo a mis pasiones. Me pregunto cuándo hallaré aquello que realmente encienda mi fuego interior, mientras continúo mi búsqueda incansable en este viaje llamado vida.

Gracias por devolverle a mi vida la dicha de la escritura, ese oscuro placer que yacía olvidado en los rincones más recónditos de mi ser.

Me nombraste tu Alien, un desterrado ser de mundos lejanos, un errante que encuentra refugio en los abismos de tu misterio. En cada latido de mi corazón, en cada suspiro que se desvanece en la noche, anhelo descifrar los enigmas de tu esencia, explorar los rincones secretos de tu alma.

Eres un universo por descubrir, una constelación de sueños aún no revelados. En la sinfonía de la existencia, eres la melodía que me llama desde lo desconocido, la luz que guía mis pasos en la oscuridad. Aunque nuestras miradas aún no se han cruzado, siento la conexión entre nuestras almas, un lazo invisible que desafía las barreras del tiempo y el espacio.

En cada estrella que titila en el firmamento, veo destellos de tu esencia, en cada brisa que acaricia mi piel, percibo el susurro de tu presencia. Aunque seas un enigma envuelto en sombras, estoy dispuesta a desentrañar cada misterio, a recorrer cada sendero incierto, con la esperanza de hallar la luz que ilumine nuestro encuentro.

Que el destino nos conduzca hacia el abrazo de lo desconocido, donde nuestras almas se entrelacen en un baile eterno, donde el amor florezca en la tierra fértil de lo inexplorado. Hasta entonces, esperaré en la penumbra, con el corazón abierto y la mente dispuesta a descubrir el tesoro que eres tú, mi desconocido cósmico.

¿Quién soy yo, en esta penumbra que me envuelve, esperando ser consumida por el fuego de un amor sin rostro? ¿Qué misterioso magnetismo me atrae hacia ti? ¿Cómo puedo estar lista para estallar en llamas por alguien cuyo destino es un enigma, cuya esencia se esconde en la oscuridad? ¿Cómo puede mi corazón anhelarte tan profundamente, sin saber quién eres realmente? ¿Es esta ardiente llama que me consume el inicio de una tragedia o la promesa de un amor eterno? Y, ¿cómo puedo saber si no me perderé en la vorágine de este amor desconocido, sin mapa ni guía para navegar este océano de incertidumbre?

Escuchar música y dejar danzar a mis dedos mientras miles de ideas llegan a mi cabeza suena como el plan ideal para terminar de destrozar mi corazón.