rcmikemner.

‘bueno, tú lo conoces bien. mejor que yo, diría’ replica al recibir la botella. está al tanto de problemas del pasado de la rubia, así como ella está al tanto de los suyos. sabe que si tiene alguien con quien hablar del tema, esa es megara. ‘estuvo en casa — bastante arriesgado, siendo que podría haberse encontrado con mi padre. pero estaba raro… como, estúpido, no lo sé. ¿eso es la abstinencia?’ 

“no creo que tengas razón.” comenta al escuchar a la contraria, porque nadie conocía a andre. pero de lo que escucha a continuación si conoce, porque lo ha vivido en cuenta propia. “en parte es la abstinencia, pero más que nada son las drogas que le dieron para lidiar con eso en prisión...” inconscientemente baja un poco el tono de voz. “sé que no le debes nada, remi, pero es cierto que no tiene dónde demonios ir —sé que tu casa no es una opción pero...” pero tienen que encontrarle algo, o se va a morir en la calle. pero no lo dice, porque a fin de cuentas es su hermano, y no quiere ser tan cruel.

margaritacastelo. ( flashback )

“Tampoco tenemos que ser tan drásticas.” Pero sí, es lo que hace, termina de alzar el muro entre las dos, ya tomó esa decisión que tanto le aterraba. Puede que no tenga absolutamente nada en común con su familia. No es una mafiosa y sí puede querer a las personas más que a los billetes. Sin embargo, hay algo en lo que coincide con ellos: su orgullo, el de los Castelo es realmente grande, no hay duda. Antes de tener que perderla prefiere renunciar a la partida. No tiene idea de si será feliz con King o no, pero eso ya no será su problema, no tendrá que preocuparse por el futuro. Eso tampoco quiere decir que quiera cortarle de raíz, no se trata de un adiós despechado ni mucho menos, simplemente marca una lejanía que debe estar entre ellas. “Podemos seguir viéndonos y… hablando, creo que confiamos la una en la otra y eso no es algo que se dé con facilidad.”Siempre ha sido la primera que ha escogido para ir a contarle absolutamente toda la verdad. En su vida incierta y repleta de peligros gracias a su bendito padre no puede perder a aquellos que sabe que son buenas personas. Mira a la chica con desconcierto en el rostro, intenta entenderla. Habla de Mattia y tiene más sentido. Dios, a veces hasta se olvida de que existe. “Sé que tienes buenas intenciones pero es un medio importante para lo que estoy buscando, algo que no es fácil, Megara.” Nunca se lo ha contado y por ende no planea que ella entienda de lo que habla. Sí, las cosas van mucho más allá que el querer que la dejen en paz en la diaria, sino que lo necesita para el objetivo más grande. Vuelve su mirada al horizonte y da un pequeño apretón a la mano de La chica. “Pero pensaré en lo que dices, eso de ser libre veinticuatro horas es algo muy tentador y hey, si lo de King no funciona ya no tendremos que escondernos.” Intenta poner un poco de diversión a lo que está sucediendo, sonríe y de todas formas habla en serio, si sigue disponible y logra enfrentar a su familia al fin las cosas serían distintas. Pero claro, aquel objetivo se ve demasiado lejos ahora mismo.

“acepto.” confirma, acompañando con una suave sonrisa. porque era cierto, confiaba en mexicana, y no simplemente eso, sino que ya existía una suerte de vínculo más allá de las sábanas, y no tenía intenciones de pretender como si no se conocieran. no estaba segura de si podría llamarla una amiga, porque... ¿lo eran? bueno, quizás esa sería la nueva etapa de su relación. no la entiende, en absoluto, pero no va a replicar, porque considera que razones deben ser válidas. pero megara valoraba tanto su libertad, su capacidad de decidir lo que quería o no quería hacer, con quién quería o no estar, cómo quería vivir; que pensar en la idea de tener que renunciar a eso le sonaba insoportable. quizás, para alguien como margarita, acostumbrada por completo a otro estilo de vida, ese tipo de situaciones se daban más a menudo. suave carcajada se hace presente momentos después cuando vuelve a escucharla, y se atreve a negar con la cabeza. “tú no saldrías conmigo.” no existe reproche al respecto, sino más bien evidente diversión. porque en universo paralelo, en el que margarita no tuviese que fingir, y en el que ella no tuviese sentimientos por alguien más; dudaba que coincidieran en ese sentido, no más de como lo habían hecho. “no soportarías que no use maquillaje, o vestidos elegantes, o tacones cuando me lleves a comer a restaurantes —¿o te imaginas diciéndole a tus amigos que sales con una bartender?” no juzga, no estereotipa, sino más bien se divierte, porque en ese momento lo necesita, y supone que la contraria también.

elijxhvrn.

“¿Verdad? Parezco de veinte” deja escapar cómica risa. Luego de rebuscar y contar el dinero, estira el brazo para depositarlo sobre la barra, a un lado de la botella fresca. “¿No tendrás un cigarro y un encendedor también?” se los había olvidado, probablemente, en el taller o en el desastre que era su habitación; de todas formas, ser un despiste andante estaba en su naturaleza, por muy ordenado y limpio que pudiese tener todo. “Y, a cambio, te invito un rato a bailar.” 

“me parece que estás exagerando un poco —si parecieras de veinte no te estaría sirviendo.” puntualiza. era cierto que intentaba no quebrantar aquella regla, pero alguna que otra vez lo había hecho, y podía reconocerlo. “encendedor tengo, pero cigarro sólo de marihuana, la nicotina no es lo mío.” comenta, porque si aceptaba podría tomarse un break de quince minutos y compartir cigarrillo fuera. “¿qué te hace pensar que puedo dejar de atender clientes para ir a bailar contigo?” comenta, evidentemente divertida.

alza las manos, como si estuviese declarándose inocente luego de haber sido atrapada con las manos en la masa. “lo siento.” se disculpa rápidamente, pero existe expresión divertida en su rostro. lo cierto es que estaba allí para ver a gigi, pero había llegado temprano y se había dado el lujo de ingresar a hogar ( claro, luego de pedir autorización de su mejor amiga ), pero no esperó que hubiese alguien más allí. “no podría mudarme aquí, son demasiados.” expresa con diversión, pero no tarda en acercarse a donde se encuentra la mayor, dispuesta a ayudar. “acepto, tú sólo dime qué hacer.” recoge su cabello en un rodete despeinado, pero todo con la intención de estar más cómoda para asistir a arlo.

✏ / @megarcs​

— ¡AH! ¡Me asustaste, joder!— con una mano en su pecho, recobrando aliento, comenta tras observar figura de muchacha entrar en la sala. — Creí que estaba sola.— y está casi segura de que, en efecto, el resto de sus hermanos no están ahí, por lo cual le sorprende completamente presencia ajena. — ¿No tienes casa o algo?— pero ríe, jamás le recriminaría por aquello, por el contrario, le alegra verle, tan solo susto oficial es suficiente para exaltarle. — Mira si te vas a mudar acá, no estaría mal que me des una mano con esto.— señala tarros de pintura en el suelo, recién estaba acomodando todo para poder darle una pequeña remodelación a la sala. 

cviden.

No demora en dejar un billete de diez sobre la barra. — No te preocupes por el cambio.—dice, siendo algo que ha estado acostumbrado de hacer durante varios años ya de su vida ( cosa que debería replantearse, quizá, comprendiendo carga que supone estar desempleado ). Juega con la copa por unos segundos, sus dedos también tamborileando sobre la barra. Finalmente da un sorbo, luego otro. — Eres cercana a Wolfgang, ¿no?— 

“gracias.” alza sonrisa y se apodera de billete, el cual no tarda en guardar en aquel bolsillo frontal de delantal negro. “sí... somos amigos.” explica con simpleza, porque vínculo entre ambos de hecho era así, tan simple. desde que había comenzado a trabajar en el club había forjado un lazo fuerte con los mellizos. “¿pasó algo?” y existe cierta preocupación en su voz, porque no se le ocurre la razón por la cual podría estar pidiéndole ayuda.

thckking.

  asiente entre carcajadas. siempre pensó que nombre es lo mejor que rescata de haber nacido en aquel hogar, pudiendo reprocharle muchas cosas a progenitora menos elección que tan acertada fue, como si hubiese sabido prever cómo sería castaño al crecer. abandona posición sentado para empezar a extenderse sobre colchón a medida la escucha, buscando acomodarse mejor, entendiendo que encuentro tiene para largo. la verdad es que no le extraña lo que oye, parecía ser mucho más común esto de no terminar de saber cómo relacionarse con creadores, y en parte le alegra que igual halle soporte en hermanos porque fue lo que a él logró hacerle todo más llevadero por mucho tiempo – incluso hoy en día, donde literalmente cree que mayores que empezaron siendo desconocidos terminaron por salvarle la vida. “aparte tus hermanos son increíbles,” tiene la suerte de llevarse bien con ambos y saber que entorno de compañera es excelente. pensó que preguntas seguirían por donde habían empezado y cuando incógnita se hace oír, tiene que volver a reír. “eso no se vale,” pero nunca hablaron de reglas así que bufa, fingiendo indignación, bajando vista un segundo como si por primera vez vergüenza fuera capaz de invadirlo. “la fiesta de ángeles y demonios,” y risita que ahora se escapa es hasta cómplice de recuerdos que aparecen en cabeza, la cercanía que había tenido con primera vez juntos en la cama, cómo se sintió después del armario, “lo venía pensando desde que lo hicimos, pero cuando me di cuenta que estaba disfrutando más estar contigo después del juego que en el juego en sí…” no quiere ofenderla así que se apresura a volver a hablar: “siempre la he pasado bien cuando nos encontrábamos pero, ya sabes –” sexo es sexo, quiere decir y no se atreve, aunque intuye que lo entiende. es sabido que ambos disfrutan de encuentros casuales sin importar compañía y para king había significado enorme cambio de panorama el estar hallando algo que le gustara más que fogoso contexto. entonces vuelve a alzar la vista y retruca: “¿tú cuándo te diste cuenta?” 

sí, realmente lo son. ha tenido suerte en ese aspecto, consciente de que en muchas familias relaciones entre hermanos no son las mejores; al menos había salido favorecida al respecto. duda le queda dando vueltas respecto a hermanos del masculino, duda que en algún momento buscará saciar. “¡claro que se vale!” exclama suavemente, ligera carcajada haciéndose presente instantes después. nuevamente lo escucha hablar, divertida, curiosa. sin embargo, mueca sonriente apenas se desdibuja por un momento, porque recuerda amarga angustia que sintió al saber lo que había sucedido en el armario. permite que termine de hablar, pero mantiene expresión ligeramente seria, sólo porque quiere molestarlo un poco. “me estás diciendo que te diste cuenta que te gustaba, porque te divertía más estar conmigo que tener sexo con una extraña en un armario.” quiere mantener el acto, y lo logra por unos momentos, mordisquea labio inferior, intentando ocultar sonrisa que amenaza con arruinar charada. pero finalmente es inevitable no reír. contestar la pregunta le causa cierta vergüenza, si debe ser sincera. “no estoy segura.” hombros apenas se alzan, es sincera al hablar. “sé que se me cruzó tu nombre por la cabeza cuando estaba en ese jodido armario, sé que enterarme lo que había sucedido entre tú y kaori no me agradó en absoluto...” de hecho todo lo contrario. finalmente se pone de pie, abandona la cama y va en búsqueda de una carpeta que tiene en su mochila, la cual había dejado en el suelo de habitación contraria. “y luego era tu cumpleaños, y no sabía qué demonios regalarte. y me enojé por eso —porque no sé dibujar personas.” se acerca nuevamente a la cama, sentándose sobre la misma y extiende la carpeta en dirección a king. dentro hay unas cuántas hojas con intentos fallidos de perpetuar rostro ajeno en papel, incluso momentos en que había tachado con el lápiz en momentos de frustración. pero, al final, las últimas dos hojas, había un dibujo de los ojos de king, simplemente eso, retrato de su mirada, que modestamente, era realmente bueno. la última hoja se trataba de un dibujo de la marca de king, su tag, aquel que aparecía en más de una pared de manhattan. “y luego fuiste a prisión y no podía soportar saber que estabas ahí, extrañaba besarte, estar cerca tuyo —supongo que eso lo confirmó.” es consciente de que habló demasiado, como si de repente se hubiese olvidado de cualquier pudor; ese que no sentía en ningún ámbito, excepto al hablar de sentimientos. es por eso que finalmente desvía mirada de facciones masculinas, creyéndose incapaz de contemplar reacción.

bichiiyal.

   deja de masticar cuando descubre cómo se enteró tercero de su aporte, reproches que ya llegaron de parte de éste. “tranquila,” se extiende a buscar servilleta como acción que le da algo de tiempo para pensar qué es correcto decir, papel que limpia comisuras antes de continuar, “no quería pero ya lo hablé con él, lo vi más temprano y ofreció devolverlo pero… ¿para qué?” le parece ridículo, no lo necesita y ellos sí, para castaña es tan sencillo como eso. no quiere hablar mucho de jagers mayor ante confusión que sigue presente, así que se enfoca en discurso opuesto: “¿y, ya lo viste? ¿cómo te fue?” ahora codos se apoyan sobre mesa y sostiene cabeza entre palmas, expectante por relato.

“supongo que querrán devolverle el dinero a todos —una cuestión de orgullo.” comenta con una suave sonrisa, porque es característica que ha percibido en los jagers, y por lo que king le ha comentado, tiene todo el sentido del mundo. al escucharla, hombros se alzan apenas y tímida sonrisa se presenta en comisuras, algo demasiado inusual en ella. “sí, lo vi. hablamos, me dijo que le gusto, yo le dije lo mismo, le di su regalo de cumpleaños...” relata como si todo fuese lo mismo, como si no hubiese dicho nada relevante. en ese momento se siente estúpida, como una adolescente. a pesar de ser consciente que no hay nada dicho y que es más complicado que si fuesen simplemente adolescentes. “¿tú cómo estás?” decide preguntar, porque genuinamente le importa, pero algo le dice que la fémina no va a dejar pasar así como así.

jobchrs.

“ me has pillado ” palma que coloca a la altura de su pecho, indicador la seriedad que incluía la declaración a punto de expresar. “ estoy enamorada de ti, megara vork. sueño todas las noches en escapar contigo a una isla desierta y hacerlo bajo la luz de las estrellas, una y otra vez, sin parar ” exagera al recitar, broma que se permite ante la extraña confianza que le proporciona la ajena. quizás porque era la hermana de su amiga, pero se sentía cómoda en su presencia. “ gracias ” continúa al ver la bebida frente sí, sorbo que disfruta tras el cansancio del día.

a pesar de ser consciente que la contraria está bromeando, megara nunca deja pasar la oportunidad para redoblar la apuesta, simplemente porque le divierte. “ya ves, lo sabía —pero hacerlo en la arena no es realmente mi estilo, tendrás que pensar en otra cosa para convencerme, bonita.” ella también se apodera de una cerveza, uno de los privilegios de trabajar allí era ese. no tarda en llevarla a sus labios para darle un trago. “tratar de seducirme en mi trabajo... eso sí es algo que no he visto nunca.” suave carcajada abandona pétalos, porque cada noche recibe ese tipo de intentos, genuinos, no como la broma de la rubia. está más que acostumbrada a seguir el juego.

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Asintió en positiva con su cabeza en eso que el cristal con bebida rosácea fue hacía sus labios, todavía tenía todos sus sentidos de su lado y, aunque la escena se prestaba a que la blonda pensará cualquier disparate de Scarlett, ella tenía una buena razón para tanto atrevimiento de su parte. “Lo sé, yo — lo siento” Expresó aún sumergida en sus ideas, en eso que un impulsó la llevó a posicionarse al lado de Megara. “No pienses que estoy borracha, eh” Chistó con una sonrisa pícara sobre sus labios (intentó quitarle peso, pero en realidad ya estaba algo condicionada por aquellos comentarios, no podía beber sin sentir miradas pre-juiciosas a sus espaldas desde entonces).  “Es que… Bueno, Uschi vino a mi casa el otro día, ella se veía bien y todo, pero… No creo que esté tan bien como aparenta y me preocupa” Fue sincera, pese a la honestidad que había compartido la hermana de la muchacha en confidencia, Scarlett creyó que podía existir más congojo del visto. “Y, bueno, no pude dar contigo en la barra así que vine hasta aquí — sé que está mal, pero realmente quería saber: ¿tú cómo la ves a Uschi? Es decir, ¿debería preocuparme?” Al fin de cuentas ella era su hermana y probablemente podría leer a su amiga de formas que la única hija de los Jepperson jamás podría.

cercanía repentina la toma por sorpresa, cuando niega estar borracha lo duda, porque a fin de cuentas está en una zona de empleados, acercándose a una persona semi-desnuda y con vaso en mano, pero da lugar a duda. es cuando comienza a hablar nuevamente que expresión en facciones femeninas cambia por completo. sí, ella también ha notado rara a su hermana noches atrás pero luego se ha disipado. es cierto que tampoco la ha visto demasiado en la última semana, o un poco más, ya que trabajó todas las noches para poder aportar a la fianza de king. “tranquila, no pasa nada.” menciona al respecto de que haya llegado hasta allí, aunque se pregunta cómo es que ha logrado pasar. “honestamente no la he visto mucho estos últimos días —demasiado trabajo.” explica. “pero... ¿qué quieres decir con que no se ve bien? ¿de ánimos?” porque había más de una forma de interpretar eso. “su mejor amigo estaba en prisión hasta hace algunos días, quizás tenga algo que ver con eso.” no está segura de si contraria conoce al respecto de la situación, supone que quizás sí, pero por las dudas decide aclararlo. puede que esté pasando algo por alto, claro que eso también lo considera. si bien son muy cercanas, era cierto que había detalles de vida privada que cada una guardaba para sí misma.

cviden.

— Gin, por supuesto.— con total convicción, responde, apoyándose en la barra, agradeciendo que lugar no esté tan concurrido aquel día. Presencia allí no es casualidad, la verdad es que pocos pasos que da en su vida con casualidad. Se mantiene en silencio un par de segundos, mirada fija en la menor antes de volver a hablar. — La verdad es que necesito tu ayuda.— 

ante respuesta, opta por un clásico, el cual no tarda demasiado en preparar una vez que le da la espalda al masculino. un par de minutos pasan hasta que entrega el gin tonic, pero siguiente frase la toma por sorpresa. ha pasado un tiempo desde que lo vio, por qué necesitaría su ayuda. es por eso que mirada se entrecierra, más por curiosidad que otra cosa. “¿y cómo puedo ayudarte? —por cierto, son siete dólares.” se pregunta qué punto podrían tener en común para que necesitara ayuda, el único que se le ocurre es wolfie.

andrekemner.

Hay cosas que no sabe decir y muchas otras que ni siquiera puede procesar, sea porque realmente no le da la cabeza o porque no se atreve. Ahora menos.

La vida ha sido sin color desde siempre, una seguidilla de malas fortunas que se ha producido por propio accionar. Era un chico y no atinaba a entender en realidad a qué se sometía, pero sabe bien que nadie lo obligó a tomar, sí se lo ofrecieron pero no lo agarraron de la cabeza y lo aplastaron contra el plato plateado sobre la mesa. Él indagó, él curioseó por ahí así como de nene agarraba los vasos de whisky vacíos y pegaba la nariz a la mesa, hasta que un día a uno le puso y no le gustó el sabor pero sí el mareo, y con lo otro, bueno… Lo demás es historia.

Quizá si la coca no hubiese sido tan buena como lo fue no lo hubiese vuelto a hacer… pero de todos modos es una suposición y, la verdad, hubiera seguido hasta encontrar el efecto ese, porque no por nada en las apuestas todos lo hacían. Llegó a la primera, sin embargo, y se sintió como si fuera capaz de darle mil vueltas al mundo, andando a sus anchas porque ese mundo le pertenecía. En algún momento temprano y breve de sus comienzos con ella, era como si una gran luz lo bañara, para él cada persona estaba totalmente atenta a sus palabras y ahí no importaba nada. Luego pasó el todo a importar nada todo el tiempo.

La mira más allá de la imposibilidad de nubarrón sobre los ojos, después vuelve la vista a las manos porque no puedo aguantarlo. Qué buscaba cuando quiso drogarse. Siempre su existencia le resultó ilegible, siempre odió el colegio y sonreír y salir de su cama y comer en familia y la cocaína te agarra y te encastra y uno sale y se ríe y pronto te seca, se la necesita para simplemente funcionar porque si no, sin dopamina y posibilidades de generarla, todo quiere incitarte a acabar muerto… se siente en serio cuando no está y si sigue vivo todavía se lo debe a ella, ¿o no fue un propósito, ahora lo único que no lo apaga? Le gustaría tomársela hasta morir. Después de todo, fue antes de todo. Cuando mira la bolsita entre los dedos, arde. Todas las veces que se alejó de ella regresó hundido, y sólo es la coca, que se corta con cada veneno, a la que le pediría perdón: perdón por irme, no sé qué estaba pensando, no pienso, no aguanto.

Qué buscaba cuando se acercó con Megara. Drogarse, sí, pero también saber cómo era su voz, comprar tragos porque si no se iría, bailar con saltos histéricos y mirarla más de cerca, eso hasta que ya hubo tanta mierda en el sistema que moverse fue imposible, como le pasa siempre. Era más chico, en ese entonces, no era lo mismo. Pero tampoco era demasiado distinto, sólo algo menos… así, con todo lo que el así significa. Esa sí fue una mala idea. Se reitera, entonces, que nunca ha hecho uso de la cabeza.

Ante la primera frase, segundos más tarde, sólo suelta: —No dije eso…

Sí quería, en realidad. Sabía que no lo iba a hacer, y tampoco lo esperaba, pero… Oh, pero se arriesgó, ¡mira!, a qué le pregunten a ella cómo y por qué. A Andre no le importa lo que le dijo a King…  ¿porque qué le importa lo que elige callar? Sólo mantiene el pacto de silencio porque no se atrevería, pero no es como si a Jagers le fuera a preocupar, seguro le pesaría que lo ocultara y luego prescindiría de cualquier enojo. Y Megara, luego de toda la porquería que le dijo, por lo menos lo hubiera hecho para seguir con la treta esa que le tendió… pero ni siquiera eso, nada, como si hubiera sido una adición lamentable al tema de King, o el ejecutor total de la desgracia, o una cosa que sólo respiraba pero que no dejaba de ser una cosa. ¿Así, creer vale?

Ante lo siguiente, cierra los ojos. La boca entreabierta, aprieta los párpados más fuerte, tratando de despejar la visión.

—Yo no te odio…

El impulso de los medicamentos y ese vacío que crea no estar con coca, ese que lo deja indefenso, destruye cualquier mirada rencorosa que da la droga y la bebida. Ahora, dopado, tampoco puede alcanzar a hacer un hito, despliegue de crueldades, como lo haría en necesidad pura, sin nada más, sólo la abstinencia. Así también lo piensa, que la odia y no sólo a ella, a todos y cada uno de los demás habitantes de Manhattan y de la Tierra.

Ella sigue pero tampoco levanta la vista, sigue clavada en las manos. Las ve y las siente lejos, como si estuvieran en otro mundo. Un hilo de baba se despliega y alcanza, apenas, a inspirar para devolverlo adentro. Se le pega al mentón, y de paso se corta a la mitad. Y niega con la cabeza apenas notorio y se le compunge el rostro y sigue mirándose las manos.

—No quería, no podía… —se le escapa.— ¿Para qué…?  

Después de eso, cierra los ojos de nuevo. Es… demasiado. Todo esto es demasiado. Para él fue traición, y no sólo traición, fue mucho más allá de eso. Y tampoco era su amigo, ¿o le dice a la gente que lo eran? Ay, se siente encerrado, el pobre, ¡como en la celda!, la celda es… la celda es la puta cabeza, carajo. Es estar dándole vueltas a sí mismo sólo que con alucinaciones pensadas, ¿o no se imagina cosas? Si todo esto es un delirio. Llamarla, encontrarse acá, haberla querido ver, haber querido buscar alguna palabra mágica, haberle hablado en la fiesta, todo lo de antes y lo de después. Megara sigue hablando y él sigue con el rostro hacia abajo, oculto así, y sólo pestañea. Lo sabe, lo sabe, lo sabe. Eso sí que es un buen ejemplo de lo que es irreversible, una decisión que se dio con condena.

¿… Y si hubiera hecho otra cosa?

Bueno, no lo hizo. Se reduce todo, todo, a que no lo hizo.

—Yo no estaba… cuando dejaste… yo no estaba…  

Para llamarla, para verla, para nada. Ni en posición para que lo ayudaran, ni tampoco para hacer más que tender la mano para la bolsa y listo, como siempre, siempre rendido, si así es Andre, si todo se resuelve así. Se resuelve ella, se resuelve que las cosas le duelan, se resuelve cualquier sentimiento que no puede clasificar, que termina en enojo siempre pero que es mucho más, y también se resuelve cualquier suceso externo a la acción de abrir una ziploc y tomar de ella. Total, ¿para qué? Si él piensa en coca y en pastillas y en tragos y en adulterar de más las cervezas porque si no son la nada, no sirve para más.  

Traga saliva, saca la lengua para humedecerse los labios, cierra los ojos.

Después de todo Megara dejó, y ya la sintonía es completamente diferente. Y por él no hubiera podido hacer nada, a pesar de que esté acá con el deseo y la desesperación de que por favor, sí, que algo se prenda, porque no se le ocurre más, y él no quiere que lo encierren y, la verdad, a veces se le ocurre que podría revertirse lo irreversible, ¿no es divertido? Como si de dejar las drogas y el alcohol y suponiendo que hubiera razones, acaso la vida llegara a ser más larga, como si no estuviera pactado desde que le dijeron la última vez que parara por su vida y él no paró. ¿Será? No se ve viejo. Ni se ve.

Andre respira y se limita a eso, pretende mirarla y antes de encontrarla vuelve a las propias manos.  

¿Qué quieres de mí, Andre?

claro que no dijo eso, porque nuca dice nada, ¿verdad? busca, insiste, pincha, pero al final nunca dice nada, y si es un juego megara ya se aburrió hace rato. entiende que algo debe pasar por cabeza ajena que provoca ese tipo de situaciones, que la llevó a llamarla, a querer verla. ¿acaso realmente quería verla? tampoco lo sabe, porque de ser así no entendería mucho. es consciente que juntos han vivido momentos memorables, a pesar de estar bajo efectos de sustancias diversión había sido real, amistad también, incluso besos compartidos. al menos para megara, claro, pero todo eso se había sentido real, y en un momento hasta llegó a atesorarlo, quizás experiencia hubiese sido otra de no ser por andre. pero no, nunca se trató de estar con andre simplemente porque estaba drogada, no lo buscaba para que le convide ( incluso muchas veces era al revés ). lo buscaba porque había llegado a quererle, porque se divertía con él, porque la entendía y porque dinámica era, para ella, valiosa. llegó a pensar que para él también, se pregunta si lo fue, porque de otra forma no la hubiese buscado en ese momento. pero quizás está equivocada, quizás a él no le importó, todo fue como cualquier otro momento de su vida.

escucha que no la odia y no sabe si reír o llorar, si creerle o pensar que es el efecto de los fármacos que debe tener dando vueltas por su cuerpo. piensa que si la odiara no estaría allí, o quizás sí, quizás es simplemente para joderla. aunque... no, en ese estado duda que pueda tomarse el lujo de pensar en maquiavelismos de ese estilo. lo observa y no sabe qué decir, vuelve a escucharlo hablar y tampoco. “te llevaré al albergue, te darán una cama y algo de comida —hasta quizás tengan algo de ropa. conozco a quien lo maneja, así que van a dejarte pasar la noche sin problemas.” y al decir esto toma celular propio para enviar mensaje a joven del albergue, y que de esa forma esté alerta de que va a llegar con alguien. en pocas palabras textea explicación, situación actual de andre, porque es consciente de que es importante. cuando termina de hacerlo, vuelve mirada hacia anatomía masculina, facciones que parecen deterioradas. “no sé qué hacer, ¿sabes?” voz se quiebra, suena angustiada y lágrimas cristalizan visión, la nublan. es frustración que acelera respiración, es verlo de esa forma, es que no pueda simplemente hablarle como cualquier otra persona lo haría. suspira, cabeza se echa hacia atrás y choca con cabecera del asiento. suspiro tembloroso abandona pétalos. no busca respuesta, porque sabe que no la obtendrá, no de él. pero situación la supera, cada vez más. “no sé si ayudarte, cómo ayudarte, no sé si debería alejarme por completo, ni siquiera te importo... ¿alguna vez fue así?” una vez más, no espera respuesta. pero le gustaría saber si le importó, si en algún momento significo algo para él, a pesar de saber que no va a saberlo, porque él no será capaz de decirlo.

“muy graciosa.” pone los ojos en blanco y no tarda en buscar una cerveza de atrás de la barra, para luego extenderla en dirección a la mayor. “¿conmigo?” inquiere, confundida. se preguntaba si existía razón detrás de eso, o quizás sólo había tenido un mal momento con el contrario y necesitaba desahogarse. hace una seña a compañero como que frenará por un momento, y atención regresa a fémina. “¿pasó algo?”

“what do you want?” / @megarcs​

‘una cerveza. ¿a todos los clientes los tratas así?’ bromea, aunque en realidad está ahí por algo más que distraerse por una noche. ‘en realidad también te estaba buscando para preguntarte algo sobre andre, pero si estás ocupada podemos hablar mañana’

margaritacastelo. ( flashback )

Escucha a la chica y suelta una risa. Tampoco es que está totalmente negada a recibir un cumplido de su parte. “Tiene muchas otras cosas para decir sobre mí además de eso, y ninguna es buena.” Contrarresta aunque su expresión sigue siendo pícara debido a que no olvida las palabras, es obvio que va a ser muy difícil comportarse como si fuesen amigas nada más y es que aún no termina de convencerse si es lo que realmente quiere. En fin, mejor despejar su cerebros de temas del corazón y enfocarse en el presente. Detiene sus pasos y observa a la chica, luego observa el lugar. Desde lo lejos no puede ver mucho así que toma la mano ajena para poder bajar el terreno empinado. Hace lo que puede cómo puede con sus tacones. Su expresión debe ser un auténtico show ahora mismo pero es que nunca ha hecho nada igual. Siente emoción y horror por partes iguales, pero al menos la seguridad está allí presente, sabe que la rubia no la dejará caer. Cuando están abajo puede apreciar todo desde cerca. Parece sucio, pero extrañamente acogedor. No puede terminar de formar una opinión al respecto ya que le causa emociones contradictoras. “Si me contagio quiero que sepas que mi cabeza vale millones y vendrán a por ti.” No es mentira, pero sí está bromeando. Se sienta en una banca y apoya su bolso Louis Vuitton en el suelo ya que no encuentra otro sitio en dónde hacerlo. “¿Por qué?” No lo entiende hasta que sigue sus instrucciones y observa el atardecer en cuestión. Se ve realmente hermoso y la deja sin habla por algunos segundos. Mira al frente y se pierde en las diversas tonalidades hasta que, por impulso, estira su mano y toma la contraria. “Todo saldrá bien, y si no es así, yo estaré aquí.” Asegura ahora observándola y le dedica una pequeña sonrisa, más allá de todo le tiene aprecio y habla con sinceridad.

lo sabe, sabe que cabeza femenina vale millones, por más que ella lo diga como una broma. es consciente que choque de mundos es más que dispar, se preguntaba si quizás era eso algo que le gustaba a margarita, y por eso también se había metido con gigi. no que su amiga no tuviese nada para ofrecer, pero la coincidencia le resultaba hasta divertida. pero se olvida de todo eso, también de conversación previa, o de lejanía que intentaba imponer la fémina entre ambas. pero la entendía, porque ella tampoco sabía qué hacer. sí, los sentimientos por king existían, pero eso era lo único certero, no sabía si había reciprocidad; e incluso si la había, y si cual cuento de hadas se lo confesaban, ¿serían capaces de tener una relación? deja de pensar en el momento en que margarita toma su mano, mirada abandona el atardecer para viajar a facciones contrarias, suave sonrisa se hace presente y dígitos presionan con suavidad extremidad. “¿terminaste conmigo, verdad?” pregunta si aventura entre ambas se terminó, porque así lo presiente. como si margarita quisiera seguir adelante, mirar hacia otro lado, explorar otros horizontes, justo como el que tenían enfrente. cuando lo pregunta no reprocha, tono no suena molesto, sino más bien es suave, pequeña y desganada sonrisa asoma en comisuras. es por eso que desvía mirada por un instante, la lleva hacia sus propios pies. sensación rara se asienta en su estómago, porque parte de ella no quiere dejar ir su mano. “deberías dejarlo” menciona, más bien murmura. mordisquea propio labio inferior antes de volver a mirarla, moviéndose un poco sobre la banca, acercándose hacia ella. “ —a mattia, digo.” aunque sabía que no era necesaria aclaración. “sé que te funciona, pero eres una de las mujeres con más carácter y determinación que conozco. puedes conseguir todo lo que quieras por tus propios medios, margarita. no necesitas un hombre a tu lado, menos uno al que no quieres.” sabe que no es su lugar opinar al respecto, pero lo hace. aún así, habla con un tono que podría caracterizarse como dulce, incluso. opinión que tenía al respecto de mattia no significaba nada en ese momento. “eres más y mejor de lo que aparentas ser, y lo sabes. sé que tu familia es importante para ti, y lo entiendo, créeme —pero tú deberías ser más importante. eres más importante.” es consciente de que quizás cruzó una línea, pero sintió la necesidad de expresarlo, quizás porque pensaba que ese era el final de vínculo, quizás porque realmente le tenía cariño a la fémina y quería verla feliz. quizás, era un poco de todo.

fravnca.

ánimos se tranquilizan una vez que ha soltado su parte. la ansiedad que viene sintiendo desde el momento en el que detuvieron al par no ha tenido ni un solo descanso, y la cosa no mejora con declaraciones de la vork. entonces tiene que replantearse todo lo que sabe hasta el momento, que es poco, y mirar la situación desde otra perspectiva. no se inmuta por un minuto o dos, pensando en todas las personas a las que ha gritado día y noche a causa de lo ocurrido creyendo que el jagers estaba enterado de la calidad de amigos que tenía. ‘ ¿por qué no se lo has dicho? ’ es lo único que se le ocurre preguntar. lo cierto es que lo que sea tuvieran ellos dos no es de su incumbencia, y de hecho era más bien un secreto hasta hace algunas noches atrás, cuando king se lo reveló casi por accidente. pero en aspectos generales tampoco le importa mucho. el simple hecho de que fueran amigos le parecía suficiente razón para que se lo comentara, pero si se lo pensaba bien, ella no lo había hecho en lo absoluto. ‘ king ni siquiera sabe que estuve en rehabilitación, meg. ’ le hace saber. ‘ o que tú y yo tenemos todo un historial. ’

se pregunta si algo de lo que ha dicho ha resonado para franca, si ha entendido punto de vista. parece ser que sí, pero no quiere cantar victoria tan temprano. no espera que la menor piense como ella, en absoluto, pero sí que la entienda. luego de escucharla hablar, hombros se alzan, como si acaso fuera obvio. “por la misma razón que tú no se lo dijiste, franca.” murmura, dígitos acomodan mechón de rubio cabello detrás de su oreja. “la mayoría de las personas te miran diferente cuando lo saben, y siempre voy a ser adicta, no es algo fácil de procesar.” menos cuando sentimientos habían aflorado entre el par. se olvida de taza de té, porque conversación parece tomar importancia. “ni siquiera sabía que eran amigos —o de archie.” porque vaya ironía, king era mejor amigo de dos personas con las que megara había estado involucrada, un vínculo más serio que el otro, pero al fin. y ella recién se había enterado en organización de fiesta de cumpleaños. “no te estoy diciendo que tienes que estar contenta, o que no tienes derecho a enojarte. pero... no por razones de las que king no tiene idea.” no se molesta en pedirle que no le mencione nada a king sobre adicción, porque es consciente de que no lo hará.

andrekemner.

Mira el vidrio de su ventanilla bajar y no entiende por qué lo hace. Andre no tocó ningún botón… ¿O sí? —No. —Responde, sin mirarla, todavía luchando con el cinturón. No es un nene, nada más está dopado y tampoco sabe qué decir. O sea, al final queda envuelto entre toda la paranoia y ese nudo que se anida adentro y le cierra el estómago, la incapacidad de hacer que las palabras consigan expresar la realidad porque tampoco la conoce, ni la entiende, y encima es tan malo con las palabras, todo se trastabilla.  Sigue tirando del cinturón, incapaz de meterlo y ajustarlo.

La sensación de que se equivocó terriblemente se abre paso, adormilada pero consistente, ahora sólo un hilo pero, quién sabe, en un rato tal vez lo ahogue. Suelta el cinturón y deja las manos inertes sobre las piernas, vuelve a apoyar la cabeza en el respaldo y mira el techo del auto, respira con esas inhalaciones y exhalaciones sonoras y la boca queda entreabierta.

La visión se le empieza a ir más atrás y devuelve los ojos al mismo punto donde estaban antes. Andan un rato y después el auto se detiene, comienza la maniobra para estacionar y él mira por el retrovisor de su lado.

Siempre ha sido malísimo para manejar. Para dejar el auto acomodado entre otros dos (o adelante o atrás de uno), todavía más. No lo recuerda porque todo lo que pasó esa noche después de acercarse a la barra es un vacío -tan sólo algunas frases propias y ajenas, y el hilo recién apareció luego de que lo echaron de la casa al despertar-, pero se la dieron contra un árbol, la cabeza de Andre golpeó con el volante y la nariz empezó a sangrar y se cortó así sobre la ceja, encima de la cicatriz que ya tiene ahí de una pelea que tampoco recuerda, hace bastantes años. Llevó una mano hacia King para cerciorarse de que estuviera vivo y no hubiera salido volando ni mucho menos, después, sin pasar todavía el aturdimiento, sacó plata de la guantera y agarró las botellas que pudo y salieron. La ziploc que masticaba se le cayó al piso del auto al momento de impactar. Mueve los ojos sin hacerlo con el rostro y la ve poner el freno y luego girar las llaves. Quedan entonces quietos y Andre la escucha, pero tarda en contestar.

—No sé a dónde ir. Todo lo que se le ocurre implica gente a la que tiene que evitar. ¿Pero cómo evitarla? Es decir, ¿qué piensa hacer? ¿Quedarse en la calle entre todas esas personas que están en todas esas plazas igual que él pero drogándose sin hacer nada al respecto? ¿Ir a un albergue? Son horribles los albergues, los detesta, son gente sin casa como él y están varios igual que en las plazas, sólo que si se drogan los echan, así que todos nada más se limitan a temblar o a dormir o a armar escándalos con el que tienen al lado. Y a lo de los Kemner no podría ir ni en joda.

Irá, igual, en algún momento de desorientación, más adelante.

—Déjame por ahí.

Cierra los ojos y las fosas nasales se expanden al tomar aire, pasa con dificultad hacia los pulmones, que parecen sacudirse. Estar acá es sólo un momento de pausa que se está tomando, esa es la realidad. Haga lo que haga esto terminará como siempre. ¿Qué va a hacer? ¿Pedirle al padre que lo rehabilite? ¿Cómo cuando tenía dieciocho y lo pidió y quiso trepar la reja e irse? ¿O cómo cuando sólo cumplió tres semanas a los diecisiete? ¿Y a los quince? ¿O como cuando accedió a rehabilitarse por segunda vez y después vivió la siguiente mitad de su vida drogado? El rostro se desfigura, Andre deja abrirse la boca para respirar otra vez.

—No sé qué hacer. Y ladea la cabeza ahora, afuera no está exactamente iluminado pero sí logra verla y más o menos distinguir los contornos, tiene la vista un tanto nublada. Tiene miedo, la verdad, de seguir sobrio.  ¿Acaso si Megara le dijera algo serviría? Tal vez sólo la trajo acá para darse el gusto, una intención de tener un rato de paz a pesar de que eso es imposible. La mira a los ojos y pestañea. Después, tratando de buscar alguna muestra legible en el rostro ajeno, vuelve a cerrar los ojos.  

Y vuelve a mirarla y tiembla el labio inferior, se pone de costado y acomoda mejor el cuerpo para enfrentar el suyo, flexiona las piernas, deja los pies fuera del asiento.

—No me fuiste a ver… Y lo preguntaría sinceramente, por qué, pero la respuesta es que no quiso y listo. Sigue, lento, las palabras se arrastran entre la saliva y el desorden de la cabeza:

—Estaba en… la misma celda.

No le importa él, por supuesto, y así y todo esperaba que creyera todo lo que le dijo antes, en la fiesta. Que te quiero, que te quería, que no sé, que me preocupé por ti, que no quería que quedaras solo pero tú sí querías eso. Ah, eso sí lo recuerda. Se agarró el subconsciente a cada frase todo lo que pudo en esos delirios, hasta que apretaron el botón y le apagaron el tele. Después de eso, sólo la cara contra la pared. Quizá es más estúpido de lo que piensan los demás, tal vez sólo lo justo para ella porque sí que estaría para creer toda esa porquería. Si sabe que su vida es una mierda, ¿cómo no querer creer eso?

¿Qué ganaba Megara diciéndolo? Quién sabe. Quedar bien parada, meterle cosas en la cabeza, dejarlo en la lona.

Andre sigue en la celda y la voz sale más que cansada, que exhausta, que dopada.

—Y la estaba pasando muy mal…

Muy mal, terrible, ¿no es que ella lo sabe? Al maltrato contestó sólo llorando, agitado porque no podía más. Ojalá se le borre de la cabeza. Se le borraría bajo un concepto tan simple como el de una bolsa, y sin embargo está recordándolo.

Se mira las manos. Después repara en sorber por la nariz.

cuando detiene el coche lo hace por dos razones: no sabe dónde ir, y aparentemente, andre quería decirle algo, por eso la había llamado, ¿verdad? para verla. que ironía, cuando el odio que sentía hacia ella era casi palpable en cada ocasión que se cruzaban, el desprecio. injustificado lo creía megara, pero para él, razones que había expresado encuentro anterior eran válidas. egoísta, eso era, a pesar de todo. no sé dónde ir, déjame por ahí. pone los ojos en blanco. es evidente que no va a dejarlo tirado en la calle, pero también es cierto que no sabe dónde llevarlo. podría ir directo a casa de los kemner, tampoco está tan lejos, pero no es estúpida, ¿cuánto tardará su padre en echarlo de vuelta a la calle? era consciente que andre no era fácil de manejar, pero su padre le generaba incluso más rabia. ¿cómo podía tratar a su hijo así? conoce a una persona de un albergue, tiene su número en su celular, pero no sabe si está segura a apostar porque andre pueda comportarse como una persona decente. aún así, si no queda otra opción, lo hará.

es el reclamo que escucha luego lo que la hace soltar una carcajada, corta y seca, de esas que se asimilan más a un bufido. egoísta, definitivamente. pone los ojos en blanco, porque no puede creer lo que escucha. “¿querías que fuera a verte?” menciona, incrédula. “sé que la estabas pasando mal, por eso le dije a king qué era lo que tenía que hacer para tratar con alguien en abstinencia, cómo tenía que actuar, cómo ayudarte —me arriesgué a que me preguntara cómo demonios lo sabía, y lo hice por ti.” claro, también lo había hecho para que king no se desesperara en el momento, no se sintiera mal por no saber qué hacer, para que pudiese mantenerse lo más calmado posible y no angustiarse tanto; porque sabía que era una situación horrible ver a alguien así. y, con andre, debía ser mucho peor que como había sido con ella. “me odias, me lo dices y demuestras cada vez que me ves, ¿por qué querrías que fuera a verte?” acomoda mechones rubios detrás de orejas, porque molestan. desvía por un momento la mirada de facciones masculinas, porque aún a pesar de todo, verlo así la angustia. parece que va a romperse en cualquier segundo. vuelve a verle, busca mirada contraria. “me estás pidiendo que sea una amiga, cuando no me tratas como a una, y cuando tú no lo fuiste cuando yo lo necesitaba.” porque él reclamaba visita, ¿acaso él la había siquiera llamado cuando estuvo en rehabilitación? claro que no. no es brusca al hablar, porque está más bien frustrada, confundida. “¿qué es lo que quieres de mi, andre? —enserio te lo pregunto.” no suena a exigencia, más bien a ruego. porque no lo entiende.

quimcras.

‘no voy a terapia pero estoy bastante segura de que los psicólogos no beben con sus pacientes. esto te hace mucho mejor que uno, la verdad’ comenta chocando ambas botellas en una especie de brindis. se toma su buen tiempo para replicar, dando algunos tragos más a su cerveza. ¿le gustaba a aitana? ¿le gustaba en la misma medida que a ella? nunca habían hablado del tema. ‘quiero creer que sí, no lo sé. creo que nunca lo planteamos de ese modo’ se encoge de hombros. ‘tampoco sé si me he portado del todo bien. yo estoy con otras personas cuando se me da la gana, pero no sé si ella hace lo mismo. no creo que me guste saberlo’

“tienes razón, debería empezar a cobrar.” expresa divertida y choca botella contra la contraria, para luego prestar atención a lo que habla. encuentra cierta similitud en situación que de repente le presenta la contraria, con la propia. “pues... si nunca lo plantearon, que tú estés con otras personas no está mal.” porque no lo estaba, megara consideraba que debía existir arreglo previo, aunque claro... “pero por más que no lo hayan hablado, puede doler enterarse de algunas cosas.” como a ella le dolió cuando king y kaori... ya qué. “¿actualmente tienen una relación y sólo no se plantearon lo de la monogamia o...?” ahora siente curiosidad, porque quizás se trataba de un enamoramiento, y todavía no había sucedido nada entre ella y misteriosa persona.