Tumgik
lustucruestmonami · 8 months
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Ocho años.
Ocho años.
16 de septiembre de 2023.
Si mi teclado tiene eñe es porque me traje mi vieja computadora de México, pero se logró el objetivo y estoy escribiendo esto desde Baton Rouge, Louisiana, Estados Unidos. Llegué aquí el 9 de septiembre pasado y ahora estoy viviendo a unos diez minutos en autobús de la Universidad Estatal de Louisiana junto con dos colombianas y una española de Canarias, Verónica, Lina y Paula, comparto baño con la última.
Ha sido una experiencia interesante venir para acá, realmente no conozco la ciudad aún, a duras penas he salido un par de veces fuera de trayecto diario escuela-casa, aunque no parece que haya demasiado que ver en esta ciudad, de la cual la universidad es sin duda el lugar más importante.                             La universidad en sí no es tampoco la gran cosa en la mayor parte de las categorías, es algo vieja, la sede actual teniendo un poco menos de cien años. Aparentemente es lo que llaman “universidad de blancos”, pues las otras escuelas del estado tienen una mucho mayor población afroamericana, y claramente son blancos la mayoría, aunque hay una gran variedad de estudiantes internacionales en los cursos de posgrado, sobre todo africanos del este y asiáticos del sur. En la escuela de música y el colegio de música y artes dramáticas, donde paso la mayor parte de mi tiempo hay unos cuantos hispanohablantes: he conocido a mis dos compañeras de departamento, las colombianas, tres venezolanos, dos ecuatorianos, otros dos mexicanos (de Chihuahua y Puebla/Tamaulipas) y dos españolas, todos gente muy agradable y con quienes ya he tenido oportunidad de festejar cinco cumpleaños en tres reuniones hasta ayer. Puedo ver que será gente con la que disfrutaré compartir mi tiempo a lo largo de la maestría.
Algo por lo que sí se destaca la universidad es por sus instalaciones deportivas, que a pesar de que estamos en un estado relativamente pobre son realmente impresionantes. Ya he tenido la oportunidad de visitar el gimnasio de usos múltiples, donde se juegan los partidos de voleibol y de básquet, y también el atractivo principal y prácticamente razón de ser de la universidad, que es el estadio de fútbol, un edificio enorme con capacidad para 102,321 personas, siendo el 5to más grande del país en la categoría universitaria.
En cuanto al cello me he unido junto a dos venezolanos, una china, dos estadounidenses y una española a la cátedra de Dennis Parker, un magnífico cellista que estudió en Indiana con Janos Starker y en Yale con Aldo Parisot. Es toda una eminencia, con un conocimiento increíble del instrumento y el repertorio, tanto solista como de música de cámara y orquesta, pero también es una persona muy gentil y abierta, cuyo padre lamentablemente falleció esta semana. Con el maestro Dennis estoy teniendo que replantearme toda mi técnica en el instrumento, porque durante los últimos quince años bajo la enseñanza del maestro Edgardo yo había aprendido que cuando uno pisa por ejemplo con el dedo cuatro, los otros tres dedos deben de pisar con él, acompañándolo. Con el maestro Parker la cosa es completamente opuesta, y él nos pide la total independencia de todos los dedos; no es que estos queden flotando, pero sí deben de estar libres sobre la cuerda. Pensar de esta forma me está siendo bastante complicado, y creo que más aún porque hace un tiempo que no tomo clases y siento que mi capacidad de reaccionar a las instrucciones se encuentra bastante oxidada. Además Dennis pide una mayor conciencia sobre la armonía y la sustitución interválica de los dedos, y una preparación para los desmangues hacia arriba y hacia abajo que me está costando mucho trabajo implementar. Ante todo esto he sentido que mi nivel aparente ha bajado por tener que estar concentrándome en todas estas cuestiones además de estar pensando en la música y en todo lo demás, pero sé que es una inversión a futuro y que cuando logre internalizar todos estos conceptos voy a ser una mejor música como resultado, aunque por el momento todo esto me tiene con una muy baja autoestima musical, exacerbada porque todos los otros compañeros de la cátedra tocan muy bien, incluso hay un ex miembro de la orquesta juvenil nacional de Venezuela.
Además de la clase individual y grupal de cello estoy tomando francés (de forma totalmente extracurricular), seminario de literatura de cuerdas (que es básicamente escuchar música poco conocida del siglo XX a la fecha y aprender sobre los compositores), música de cámara (ahora mismo batallando con el quinteto para dos chelos de Schubert), orquesta (“Cuadros de una exposición”, Concertino para saxofón de Ibert y “De una mañana de primavera” de Lili Boulanger, por el momento estoy de asistente de principal con mi compañera de China) y reseña de técnicas analíticas (en este momento Post-tonal set theory).
En las cuestiones de la transición, que como es natural se vuelven menos relevantes cada año, las cosas han ido bastante bien. Ya estoy básicamente recuperada de mi revisión de feminización facial con el doctor Malagón, que fue todo un martirio y sobreviví gracias a la ayuda de mi amiga Angelina, me acabaron haciendo una cirugía ortognática Lefort 1, osteotomía de mentón y ángulos mandibulares y unos implantes malares para compensar mi falta de desarrollo óseo en el tercio medio. Todavía siento que me veo algo rara, pero afortunadamente el resultado es que aparentemente paso ahora al 100, lo cual es genial y una bendición, sobre todo ahora que me he mudado a un lugar nuevo donde nadie conoce “mi vida anterior”. He convencido a todo mundo de que mi extraña voz es resultado de una condición que me provocó el estrés (aunque los demás detalles son ciertos) y todo mundo parece haberla aceptado sin muchos peros. Hasta donde sé, estoy pudiendo mantener el stealth al 100%, lo cual ha tenido el inesperado efecto de dejarme con la duda de si toda la gente que estoy conociendo y con la que me estoy llevando bien sería tan amable y amistosa conmigo si supieran que soy trans, esto específicamente con las chicas con las que comparto departamento, pues no tengo ni idea de su posición acerca de estos temas, y me da un poco de miedo que al final se acaben enterando y me rechacen ya fuera por odio a la gente trans o por la desconfianza que les provocase que les ocultara una verdad tan importante. Como sea estoy disfrutando esta nueva etapa post transición de la vida en la que no tengo que estarme preocupando por la gente que me conocía antes, aunque es raro ir por la vida como una mujer sin tener que agregar el “*trans” por donde voy. Seguiré viendo cómo se desarrollan las cosas para decidir si salgo del closet en algún punto del futuro.
Quisiera tomarme un breve paréntesis para escribir que tristemente en los meses previos a mi salida de México el director fundador de Consortium Sonorus dejó la orquesta y a los músicos en la difícil situación de no saber claramente qué hacer después. CS fue una parte muy importante de mi desarrollo musical y me duele que su futuro sea tan incierto, porque yo tenía la esperanza de que en un futuro no tan lejano, cuando yo acabe mis estudios, me fuera posible regresar a México y reintegrarme a la orquesta, pero en este momento no sabemos si quiera si va a sobrevivir a lo que queda del año, mientas Cárdenas continúa con otros proyectos personales (lo cual por supuesto me da gusto por él, aunque no esté de acuerdo con la forma en la que decidió renunciar). Voy a extrañar al ensamble, aunque más aún a los pocos amigos que logré hacer dentro de él, principalmente Angelina y Miguel.
Volviendo a mis nuevas experiencias en Estados Unidos, la semana pasada empecé un nuevo trabajo en una escuela primaria tetralingüe, el trabajo se llama Kids Orchestra, y soy la instructora de chelo de diez niños entre 8 y 10 años. Esto es un gran salto para mí, porque hasta este momento yo no tenía experiencia con alumnos de menos de 12 años, mucho menos con un grupo. Hasta ahora llevo solo dos clases y ya tengo una idea clara de cuáles niños van a ser muy lindos para trabajar con ellos y de cuales me van a estar dando problemas. También estoy en proceso de iniciar clases con una alumna particular. Quisiera no meterme en tantas cuestiones laborales, pero estoy intentando comportarme en la medida de lo posible como si no tuviera dinero ahorrado y ganar algo de dinero intentando sacrificar la menor cantidad de tiempo de estudio posible; estas han sido las mejores oportunidades hasta ahora y la paga es de 60 dólares por día en KO y de 60 por clase individual con esta nueva alumna, tomando en cuenta que estoy pagando alrededor de 400 dólares de renta (más servicios y alimentación) y que pronto tendré que hacerme cargo de la totalidad de la renta de mi abuela y todos los otros gastos que surjan a medida que ella vaya envejeciendo, se vuelve importante hacerme de una cantidad de dinero que me traiga algo de seguridad para el futuro. También tengo pendiente conseguir una aseguradora médica (probablemente será medicaid), tanto para la cuestión de mi TRH como para las emergencias leves que puedan ir surgiendo, y también tengo que resolver lo de mi actualización de número de seguridad social para que tenga mi nombre actual y mi identificación del estado para acceder a los beneficios estatales y poder votar.
En resumen, las cosas van OK considerando todo lo nuevo que está pasando, que es mucho. Que todo sea para bien.
Emilia
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lustucruestmonami · 2 years
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Siete años
16 de septiembre de 2022
Otro buen año, supongo. De nuevo hice básicamente todas las cosas que me propuse; como comentaba el año pasado, esperé para saca mi pasaporte electrónico. Fue un poco más complicado de lo que esperaba porque no se había dado de baja mi CURP anterior, me tomó varias idas a la oficina del registro civil completar ese trámite, al grado de que la persona que me atendía ya me ubicaba perfectamente bien y básicamente me dejó saltar la fila, pero finalmente quedó, es uno de esos pasaportes nuevos con una hoja de datos más aburrida en PVC blanco. También saqué el nuevo pasaporte de Estados Unidos; esa fue otra travesía que empezó con enviar documentos por correo para después tener que asistir personalmente a la embajada para literalmente firmar un post-it frente a una empleada consular, aunque felizmente me trataron muy bien. Técnicamente ya terminé de actualizar todos mis documentos, incluso el RFC, que quedó resuelto de forma circunstancial al sacar mi e.firma.
A principios me titulé y ya me entregaron mi título, que cuelga en la pared frente a mí mientras escribo esto, hasta salí bien en la foto. Me dieron una mención honorífica que yo genuinamente creo que no merezco. El examen práctico fue a finales de diciembre, una grabación ininterrumpida de la Suite No. 5 en do menor de Bach, el Danzón No. 5: Portales de Madrugada de Márquez y el concierto en si menor de Dvořák. Me fue más o menos: el examen se grabó en un estudio elegante por el área de Chapultepec, estuvo mi maestro. Empecé con algunos problemas porque mi black hole se estuvo resbalando, eso realmente afectó mi concentración durante la primera parte, el danzón estuvo bien y el concierto estuvo bastante atropellado. En condiciones de exigencia reales yo creo que no habría pasado, pero lo hice y supongo que tendré que vivir con eso. Tardé 15 años desde que entré a la escuela hasta titularme. No voy a decir que no merezco reconocimiento, porque la verdad ha sido un viaje muy difícil, con todo lo de la muerte de mis dos papás, la depresión, la transición y todo, pero musicalmente eso es algo que no es relevante. Realmente me siento culpable por esa mención honorífica, aunque se vea linda en mi título.
El examen teórico en el que finalmente mi titulé fue el 11 de enero de 2022, y el 14 de enero pasé una vez más por otra cirugía, la penúltima que tendré en un futuro cercano, si las cosas salen como he planeado. Esta vez fue aumento mamario. Después de mucho considerarlo decidí proceder con ello, y la verdad al momento estoy bastante feliz con el resultado, a pesar de tener un poco de asimetría en la orientación de los pezones, que el cirujano de esta vez (y probablemente la próxima) Héctor Malagón, aseguró que se corregiría con el tiempo. Pero estas cosas nunca son tan sencillas para mí. Al mes de haber pasado por la cirugía no me había todavía recuperado de la mama izquierda, seguía teniendo inflamación y una cantidad de dolor difícil de ignorar. Después de una exploración bastante tortuosa resultó que no era que simplemente mi cuerpo hubiera decidido no sana efectivamente, sino que experimenté la muy rara complicación de una ruptura total de un implante que tuvo que ser retirado a mediados de febrero del mismo año. Se supone que hay solo 4% de probabilidades de tener ruptura de implante dentro del mismo año de la operación y aparentemente yo la tuve durante las primeras semanas. La pasé bastante mal, porque además se me juntaron varias cosas en ese tiempo, como un viaje al palacio de los deportes a recibir una dosis de refuerzo de la vacuna contra el covid. Afortunadamente ya estoy bien. Los implantes fueron 420cc en ambos lados, lisos, redondos, de la marca Nagor. Recientemente me animé a usar un bikini por primera vez en una salida a Cuernavaca con mi amiga Angelina a una casa de descanso, la pasamos bien y yo me sentí mucho más cómoda de lo que habría esperado con ese traje de baño. En teoría lo próximo en cuestiones quirúrgicas será una revisión de la cirugía de feminización facial, porque no estoy contenta con el trabajo que se hizo sobre mi tercio inferior, que fue prácticamente nulo. Para ello estoy llevando un tratamiento de ortodoncia primero, que fue lo que originalmente se me aconsejó cuando planteé la CFF al primer cirujano en el 2019. Esta vez el plan es pasar por un año de ortodoncia, luego una cirugía ortognática con un enfoque feminizante y después probablemente otro año de ortodoncia para terminar de afianzar los resultados de la cirugía. Ahorita voy para 8 meses con los frenos; no ha estado tan mal, aunque haber empezado en febrero fue una decisión algo cruel conmigo misma, porque estaba en la parte más intensa de la recuperación luego del cambio de implante. A estas alturas ya hay bastantes resultados, ya puedo tocar mis incisivos superiores con los inferiores, cosa que nunca había podido hacer, y mis caninos inferiores rotaron casi 90°. Me entusiasma bastante todo esto porque siempre he sido insegura sobre mi sonrisa y creo que ya pronto podré mostrar mis emociones de una forma más auténtica.
Dentro de sucesos varios que puedo agregar al texto de hoy puedo decir que finalmente terminé de leer el libro de mi papá. Fue algo complicado, pero al final lo disfruté bastante e incluso le pude hacer varias preguntas a Homero, su amigo y asesor. Es agradable entender un poco mejor la pasión y gran conocimiento que tenía mi papá sobre las cuestiones navales que sucedieron entre finales del siglo XIX y principios del XX en los círculos que él estudió (el Caribe y la zona pacífico, especialmente B. M.
En este momento estoy gestionando irme a estudiar una maestría a los Estados Unidos, utilizando los contactos que mi amiga y mecenas N. N me ha proporcionado. La semana pasada tuve mi primer acercamiento con David Starkweather, profesor de chelo de la Universidad de Georgia en Athens. No me fue muy bien… el contacto fue por video llamada y la red no era lo suficientemente fuerte para soportar una clase de instrumento, así que tuve que mandar un video. Toqué la alemanda y la giga de la suite 5 con la que me titulé y el primer movimiento del concierto en do mayor de Haydn. La verdad las grabaciones dejaron algo que desear y la reacción del maestro fue la esperada bajo esas condiciones: no muy alentadora. Me dijo que sus alumnos de ingreso a licenciatura tenían “más o menos mi nivel” y que mi chelo probablemente me estaba deteniendo. Definitivamente no encontré ningún interés en él de incluirme bajo su cátedra, a esto le agregamos que la Universidad de Georgia no tiene muchas becas, por lo que tendría que concursar por la única assistantship que existe para sus alumnos de chelo del nivel maestría. Veo ese camino como una opción improbable ahora, pero de todos modos voy a mandar una audición formal dentro de las próximas semanas, si no quedo, al menos para recuperar un poco de mi honor.
Mañana tengo una clase con Horacio Contreras, de la Universidad del norte de Texas, un venezolano que me pareció bastante agradable tanto por correo como por la entrevista que vi sobre él en YouTube. Ahora que me preparé mejor para la clase espero ganarme una opinión más positiva. También queda la opción que me presentó Érica, la de la Universidad de Florida en Gainesville; ahí no tengo un contacto directo, pero de todos modos estoy en el proceso de llenar su larguísima página de solicitud para poder mandar una audición grabada. Estaré haciendo eso probablemente en cuanto sepa la opinión del maestro Contreras, simplemente para tener todas las opciones posibles.
En ambas orquestas me está yendo bien. En C.S. estamos intentando finamente constituirnos legalmente para poder concursar para becas y proyectos gubernamentales en los que sí nos den dinero, en vez de gastar dinero por tocar, como ha sido gran parte de estos años, aunque por fin hace un par de meses tuvimos un concierto pagado, nos dieron $25,000 en total, que repartimos entre toda la orquesta. Yo fui solista junto con Fanny con el concierto doble en sol mayor de Vivaldi, nos fue más o menos, la verdad, pero todos estábamos felices de haber tenido por fin una pequeña paga.
En T. las cosas van como siempre, se tardan meses y meses en pagarnos. Ahorita estamos a mediados de septiembre y todavía no nos pagan julio, tiene un par de semanas que nos pagaron junio. La música es más o menos, los compañeros son agradables, incluso destaca un pequeño proyecto que formé con unas compañeras de la sección: le pusimos Cuarteto Ignoto. Es un cuarteto de chelos con el cual presentamos cuatro piezas en el festival de violonchelos que mi maestro organiza en la escuela. Nos fue bastante bien, así que a lo mejor le podríamos dar continuidad al proyecto después. Fue agradable volver a tocar en la escuela, especialmente en la sala Xochipilli, ahora por primera vez desde la transición. Los videos están en YouTube.
Supongo que para la próxima vez que escriba se habrá definido buena parte de lo que será mi futuro por los próximos cinco años, más o menos. ¿Habré por fin podido salir del clóset con mi abuela como me había propuesto? ¿Habré logrado ingresa a una universidad en Estados Unidos y viviré allá? Quizá hasta encuentre una pareja en otro lugar, por primera vez desde el 2012, segunda en toda la vida. Quién sabe. Y de hecho una nota sobre eso: Es muy curioso pero durante el último año y después de haber superado (gracias a una buena cantidad de decepciones sobre su persona) el último enamoramiento del que fui víctima, he notado que no he tenido interés romántico y por supuesto mucho menos sexual por nadie. Me ha parecido algo bastante interesante, como mientras me he gustado más a mí misma pareciera que he perdido interés por otras personas. No en un sentido narcisista (quiero creer), sino en uno de genuino desinterés, aunque sigo siendo consciente de qué tipo de personas me parecen atractivas, de una forma muy distante y sin ninguna intención de hacer algo al respecto. No sé qué signifique.
También he estado pensando bastante en el tiempo, en la perspectiva relativa de su paso, en gran medida gracias a que he estado conviviendo con una compañera casi 11 años menor que yo. He estado pensando cómo los sucesos que yo viví cuando tenía cierta edad se comparan con la forma en la que ella los vivió como un humano 11 años menor, y de ahí he extrapolado esa perspectiva a cómo habrán vivido por ejemplo mis papás el haberse mudado a La Paz solamente tres años después de mi nacimiento y unos 4 y medio después de conocerse, cómo sus años noventas serán ahora mis años veintes mientras me acerco a los 30, qué tipo de sabiduría le asignamos a la gente mayor que nosotros solo por el hecho de ser más viejos. ¿Qué tan más sabia soy yo que cuando tenía 15? Quiero creer que algo, pero probablemente no tanto como pensaba yo en ese entonces que sería una persona de 29, que eran entre los mayores con los que convivía cuando llegué por primera vez a la casa del estudiante en 2008.
Hablando de mis papás: no pude completar mi objetivo de visitar Cuetzalan durante el 30 aniversario de su unión espiritual. El lugar era bastante más solicitado de lo esperado, la “Posada Jaqueline”, y la habitación número 6 resultó ser para grupos mayores de cuatro personas. Es ahora mi objetivo poder ir antes de dejar el país, aunque no sea en una fecha tan específica, aunque sea solo para conocer un lugar que mis papás disfrutaron tanto.
Y creo que eso es todo por el momento.
Si no mal recuerdo tres años consecutivos de estar bastante contenta con mi vida, quién lo diría. A ver si para el próximo año además de las buenas noticias también hay un cambio de ambientación, tal vez hasta escriba desde un teclado que no tenga eñe, no lo sé.
 Emilia
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lustucruestmonami · 3 years
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Seis años.
16 de septiembre de 2021
Un buen año. He hecho prácticamente todo lo que me propuse en 2020. Cambié mi nombre legal, ya tengo mi INE, mi CURP, RFC y acta de nacimiento, solo me falta actualiza el pasaporte, lo haré a principios del año que viene para recibir uno de los nuevos electrónicos. El 3 de agosto de 2021, justo 13 años después de haber salido de La Paz por primera vez, procedí con mi cirugía de feminización facial en Guadalajara con el doctor Lázaro Cárdenas, a quien llegué después de un largo periodo de investigación. Me acompañó Verónica, una vieja amiga de La Paz con quien estoy absolutamente agradecida de que se haya ofrecido a cuidarme porque el proceso de recuperación fue mucho más difícil de lo que esperaba.
Me sometí a una frontoplastía tipo III, en la que cortan y remodelan en hueso del seno frontal fuera de la cabeza, avanzan la línea de cabello y también liman los costados de las órbitas, se me inyectó grasa en los pómulos, se me remodeló la mandíbula y se me cortó un pedazo considerable de mentón. Finalmente no procedí con la cirugía de mamas, los resultados de este cirujano en esa área no me convencieron, aunque todavía no está fuera de mis planes. En vez de eso me decidí por una liposucción/lipoescultura para definir más mi cintura y resaltar más mi cadera. Hasta el momento estoy bastante satisfecha con los resultados, la ropa se me ve de una forma que nunca creí posible, aunque desafortunadamente en este momento, a 6 semanas de la operación, sigo batallando con un seroma en la parte baja de la espalda que no quiere desaparecer. Espero que en un mes a más tardar ya pueda librarme por completo de la incómoda faja (y fomi) que he estado usando estas semanas, me siento como un embutido con ella y tengo que usar solo cierto tipo de ropa para ocultar todo lo que traigo encima.
En octubre del año pasado llevé a mi abuela a los Estados Unidos pensando que se quedaría allá por siempre, no fue así. Estuvo menos de un año porque tuvo problemas de convivencia con su cuñado, que a lo que ella me contó la trató muy mal. Alrededor de semana santa la regresé a La Paz y ya está establecida allá, fue un corto periodo muy estresante porque su situación migratoria se complicó al regreso (tuvo que renunciar a su residencia permanente por haber salid del país sin su tarjeta verde). Con mucho trabajo y ayuda de un par de personas pudimos volver a restablecerla como residente legal.
La experiencia al menos sirvió para que yo conociera Miami, Orlando, Apopka y algunas pequeñas localidades vecinas, puedo decir que no me gustó la Florida, y en gran parte tampoco mi familia extendida, con excepción de una tía segunda y su esposo gringo. La gente allá me pareció superficial y algo desagradable, los paisajes, aunque hermosos, diseñados para la supremacía automotriz. No encontré un lugar agradable para caminar excepto un camino junto al lago Apopka y quizá Miami Beach, aunque hay que tomar en cuenta que estaba prácticamente vacía por aquello de la pandemia, que hasta este momento ha matado a cerca de 260 mil personas aquí en México. En fin, no tengo muchas ganas de regresar a Florida, pero hay algunas posibilidades de hacer allá la maestría, así que no la puedo descartar.
En lo musical me temo que no me he titulado, aunque se supone que podría hacerlo para noviembre de este año. Ya está terminada y aprobada mi tesina, ya estoy en ensayos con un antiguo compañero mío, pianista, y ensayamos en su casa Portales de Madrugada y el segundo movimiento del concierto de Dvořák. Para la titulación hice los trámites en la UNAM para que en todo aparezca como Emilia, incluyendo obviamente el título. Espero que para la próxima vez que escriba ya lo tenga en mis manos.
Sigo tocando en la OFM, aunque probablemente sea mi última temporada porque han bajado la edad máxima a los 28 y la próxima temporada tendré 29, da igual, el dinero durante este tiempo en lo que me titulo es lo que me importa. Sacaron a P (con la que vuelvo a tener una relación saludable, si bien distante) y me mandaron hasta atrás en la fila. Siento que estoy bastante bien integrada como Emilia, así me conoce todo mundo en la orquesta, no he tenido un solo problema con discriminación, missgendering, etc. La verdad es que estoy disfrutando bastante esta etapa de mi vida, que sé que es como un momento de relativa calma antes de volver a saltar a nuevos cambios importantes.
La pandemia me ha venido bien, me ha dado tiempo para avanzar muchísimo mi transición: cambio legal de nombre, orquiectomía, una cirugía de feminización facial y corporal en regla; ahora solo tengo que terminar de salir del closet con mi familia en La Paz, de la cual no me pude deslindar de la forma que tenía planeada el año pasado gracias al regreso de mi abuela, pero como decidí no hacer mamas por el momento siento que será más fácil ocultar mi transición por un corto periodo más.                              
Debo de destacar que en lo que respecta a mi cara no estoy 100% satisfecha. Si bien reconozco que mi cara sí se ve más femenina, creo que en este momento me encuentro en un estado más bien de mayor androginia que de un aspecto totalmente femenino, por lo que no descarto futuras cirugías faciales, posiblemente con otro doctor que trabaja aquí en la Ciudad de México, pero en general puedo decir que estoy bastante contenta con el rumbo que tiene mi vida en este momento, cosa que es excelente para variar, sobre todo si uno lee las entradas de este blog entre los años 2015 y 2019. Ya no me siento como protagonista secundaria de la vida de nadie, no tengo ninguna relación problemática que me quite el sueño, tengo expectativas favorables para el futuro y me gusta la persona en la que estoy madurando. Mis únicos dos pendientes son titularme y terminar de salir 100% del clóset y listo, habré cumplido con mis propósitos de los últimos 15 años, y no dudo que falta muy poco para llegar a ese objetivo.
Esperemos todo siga viento en popa.
 Emilia (ahora legalmente).
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lustucruestmonami · 4 years
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Cinco años.
15 de septiembre de 2020
Un año muy extraño. Empezó prácticamente conmigo viajando desesperadamente a la Ciudad de México, a pocas semanas de la muerte de mi papá, para rogar trabajo en la OFM, quizá por tercera o cuarta vez. Parecía originalmente que solo no me lo querían dar, pero me dieron una oportunidad para participar en un ensayo (en el que me fue pésimo porque leer música difícil de Tchaikovsky a primera vista es bastante complicado) pero eventualmente obtuve el trabajo, empezamos ensayando en un parque muy lindo por el centro de Toluca y continuamos el resto de la temporada viajando por el Estado de México, a lugares bastante interesantes, y tocando en la sala sede, la Felipe Villanueva. Me costó algo de trabajo integrarme, a mucha gente la ubicaba, pero realmente no conocía a nadie, salvo a una violista con quien no me llevaba bien.
Mientras todo esto pasaba me enfoqué también en encontrar un nuevo lugar dónde vivir. Después de ocho años de estar viviendo activamente en la AESM mi tiempo computable se estaba acabando finalmente, al haber conseguido trabajo tenía presupuesto para encontrar un departamento humilde, pero no demasiado precario. La búsqueda resultó ser horrible, llena de frustraciones, sobre todo por los ridículos requisitos que piden los caseros en la Ciudad de México. Nadie quería prestarme una copia de las escrituras para ser mi fiador, los lugares que no pedían uno eran espantosos, en zonas de mala muerte, donde no habría forma de sentirme segura llegando del trabajo a las 11 de la noche con un cello encima. Tres días antes de ser expulsada de la casa oficialmente por el término de mi tiempo computable me mudé a donde estoy viviendo actualmente: un departamento en el tercer piso de un edificio en la colonia Aculco. El plan original era que A regresara de Japón y se mudara conmigo, justificando la altísima renta, originalmente mi presupuesto era de $3500, pero decidí quedarme aquí porque quedé con ella y dividiríamos la renta de $7500 entre dos, pero como siempre las cosas no salieron como planeaba, hasta el momento A sigue viviendo en casa de sus papás, una serie de problemas económicos evitaron que se mudara conmigo, igual que a las otras dos o tres personas que he invitado a vivir aquí.
De septiembre a diciembre del 2019 me dediqué a trabajar. Me desgasté terriblemente saliendo a la 1 de la tarde del departamento para llegar al ensayo a Toluca, comer por allá y salir de noche para llegar a las 11 a la casa, dos conciertos al mes, ensayos 4 días a la semana. Finalmente mi deseo de años de compartir orquesta con P se cumplió, pero la relación terminó de destruirse en esos meses, ella terminó decidiendo que no me quería en su vida, lo cual es muy difícil, porque seguimos tocando juntas en dos orquestas. Primero estuvo relativamente bien, pese a yo sentir mucho dolor por la situación, podía estar más o menos tranquila, pero eventualmente ella me empezó a tratar mal, y pese a reconocerlo y llegar a un acuerdo de cordialidad, las cosas no mejoraron. La situación era incómoda y mi rendimiento bajó en ambas orquestas. La pasé realmente mal todo ese tiempo.
Llegó el mes de febrero, tras unas vacaciones de invierno bastante olvidables, y la orquesta cambió finalmente de sede, a Texcoco. Tuvimos que hacer audiciones de nuevo, y prácticamente la sección de cellos continuó completa, pero perdí dos de las amistades que había hecho en la temporada pasada y mis amigas de CS, B y A no entraron. Decidí que el cambio de ambiente y el inicio “desde cero” de la orquesta en Texcoco eran el momento perfecto para por fin dar el paso y salir del closet en el ambiente laboral. Pasé las últimas semanas de vacaciones haciéndome de vestidos, zapatos y ropa para los ensayos, pensando en que esa fuera la plataforma de la cual saltaría para empezar a vivir como mujer en todos los ámbitos. Le conté a algunas personas mi decisión, le pedí su apoyo a P y lo único que hizo fue ignorarme… Eso me lastimó bastante porque ella era la única persona que realmente conocía en la nueva orquesta, pero todo salió bastante bien. Fue terriblemente incómodo, sobre todo el primer día, pero la respuesta de todo mundo fue positiva, e incluso entró un par de personas conocidas a la orquesta las siguientes semanas, ayudando a amainar la sensación de incomodidad.
Por primera vez me presenté a un concierto en vestido, y la verdad ese concierto fue pésimo, en el zócalo y bajo el sol, pero el segundo, de gala, con un vestido bastante lindo, tacones y todo lo que había estado esperando por años, además tocamos Carmina Burana, que siempre es un concierto bastante espectacular. Me sentí muy bien, realmente me tomé el tiempo para sentir el momento y lo disfruté, además, también por primera vez pude ver mi nombre elegido en el programa de mano. Se suponía que no se había hecho el cambio, fue una gran sorpresa poderlo ver y sentir que todo se había acomodado.
Antes de continuar, y después de leer un poco de la entrada del año pasado, creo que es prudente hacer un pequeño paréntesis sobre S. S desapareció de mi vida por completo básicamente después de que escribí la entrada anterior. Me da mucho coraje, la dejé pasar a mi vida a un nivel realmente profundo, pensé que ella era una persona con la que podía tener una relación verdadera, larga y plena, pero se acobardó y abandonó nuestra amistad y el pequeño romance que tuvimos peor que lo que se tira a la basura una envoltura de papas fritas. No he hablado con ella en un año, y sumado a lo de P, lo de mi papá, las presiones para salir de la casa, el trabajo y todo lo demás, solo empeoró mi estado emocional, fue todo una gran pérdida de tiempo y estoy todavía triste y enojada por lo que sucedió. Ella me pidió disculpas, me dijo que yo no había hecho nada malo, y después de admitir que la conexión que teníamos era de otro nivel, se fue. Es la mayor decepción que me he llevado con una persona, incluso más que con B, porque esta vez estoy convencida de que yo hice bien lo que me tocaba de mi parte en la relación y ella solamente lo desechó todo. En fin, una mala amiga, un desperdicio de tiempo y energía.
Volviendo a la cuestión de la orquesta, todo estuvo “bien” (las comillas son solo por la incomodidad de mi relación con P) por unos dos meses, febrero y marzo. Incluso encontré fuerzas para salir del closet con toda la otra orquesta y di lo que se supone que sería mi último concierto como “hombre”, toqué precisamente con P el doble concierto para violoncellos en sol menor de Vivaldi, podría haber salido mejor, pero no estuvo mal. Inmediatamente después de eso llegaron las noticias de la Pandemia de covid 19 a México, realmente no las noticias, sino la decisión del gobierno de seguir los pasos de Europa y Asia y encerrarnos todos para evitar muertes. Todo se detuvo, los ensayos de ambas orquestas y prácticamente todas las actividades del país. Como toda la gente sensata, yo también me encerré y entré en un estado muy extraño, dejé el cello totalmente, no lo toqué siquiera desde el 15 de marzo hasta el 12 de agosto, y no me sentí mal. Pasé prácticamente todos los días levantándome tarde, jugando playstation todo el día y durmiendo en la madrugada; me atacó el insomnio.
Tuve mucho tiempo para pensar durante todo esos meses y hasta terminé de decidirme por sí proceder con la orquiectomía bilateral de la que estuve dudando por mucho tiempo. Me operaron el 27 de junio y ahora ya no tengo que inyectarme (lo cual me hace muy feliz) y pude dejar la espironolactona. Solo tomo 4 miligramos diarios de Valerato de Estradiol, y aparentemente será así hasta que llegue a la edad de la menopausia. El tucking se volvió más sencillo, los baños son menos incómodos, me siento mejor en general, y tengo planeado hacer más cosas el siguiente año. Cuando se termine de vender el terreno que me dejó mi mamá cambiaré oficialmente mi nombre y probablemente en verano pasaré por la cirugía de feminización, una de verdad esta vez, la del raspado de huesos y modificación del mentón; es posible que decida hacer también un aumento de mamas, pero no estoy 100% segura todavía, digamos que estoy en un 75% por el sí. Espero que estos meses ya viviendo como mujer a tiempo completo me ayuden a terminar de decidir, porque estoy percibiendo las cosas de una forma diferente, y siento que ya no es suficiente ser una persona medio andrógina, quiero pasar totalmente y ser vista como una mujer sin importar la ropa que llevo puesta.
También inicié finalmente terapia de voz. La semana pasada me dieron los resultados de mis estudios, dicen los doctores que realmente no hay ninguna lesión en mis cuerdas vocales y que la única razón por la que mi voz suena rara y he perdido rango, calidad y volumen, es por la hipertrofia de un par de músculos por encima de mis cuerdas vocales, realmente no me queda claro como ese problema puede causar una diferencia tan grande en mi voz, pero ahora estoy haciendo ejercicios tres veces al día y el doctor dice que en el mejor de los casos no solo voy a poder volver a sonar “normal”, sino que podremos reeducar a mi voz para que suene pasable, quizá incluso como de contralto. Me emociona la idea, pero será un proceso largo.
Como mencioné antes, el 12 de agosto (un día después del primer aniversario de la muerte de mi papá) retomé el cello. Qué difícil fue, tocar me lastimaba mucho, las puntas de mis dedos se pusieron super sensibles y articular me dolía, me tardé más o menos una semana en sentirme medianamente normal y tocar “como antes”, aunque indudablemente perdí nivel; estoy otra vez montando el concierto de Dvořák y es bastante entretenido, desafortunadamente me cuesta mantener rutinas y no he estado estudiando tanto como debería. También me puse a trabajar en mi tesina y aprobaron mi proyecto de titulación. En estos días mi asesor está haciendo las correcciones de mi primer capítulo, más o menos por estas fechas del próximo año debería de estar cerca de mi examen profesional, y de ahí a ver a dónde me voy, probablemente a Estados Unidos.
Y hablando de Estados Unidos, mi abuela decidió mudarse con su hermana a Florida, la acompañaré el próximo mes y pasaré una semana allá, es posible que también pase la navidad con ellos, pero todavía no lo sé. Será la primera vez que esté en EU (fuera de un aeropuerto), a pesar de no ser super fan del país, estoy medianamente emocionada de conocer un lugar nuevo; lo que definitivamente no me emociona es que, con mi abuela fuera de LP, ya no me queda nadie que me ate a la ciudad, y menos aún a la casa. En los próximos meses a su partida tendré que concentrarme en desocupar cuartos y tirar o guardar las cosas que hay ahí, y será difícil, son 24 años de la historia de mi familia en esa casa, y tendré que decidir cosa por cosa qué se queda y qué se va, luego de eso los amigos y compañeros de mi papá harán un centro cultural con su nombre en el lugar, y quién sabe cuándo vuelva yo, si vuelvo. Todo se mezcla un poco con mis planes de vida y transición, y ahorita no me siento a gusto plantándome por allá después de una CFF y el posible aumento de mamas, quién sabe cómo le voy a hacer.
Por lo pronto puedo decir que, dentro de lo que cabe, éste año ha sido el mejor en un tiempo. El encierro de la pandemia me ha dado mucho tiempo para pensar, para relajarme sin tener que ver a nadie, para disfrutar el departamento que estoy rentando por tanto dinero, para avanzar en la transición y hacer planes para el futuro, lástima que no me han pagado desde marzo, pero ya firmé la nómina de septiembre y probablemente vuelva al escenario para la tercera semana de octubre, a retomar donde nos quedamos, además, todos los otros inquilinos del edificio se fueron y tengo la oportunidad de empezar desde cero con los nuevos que lleguen, así que no tendrán que conocer mi (por ahora) nombre legal. Creo que las cosas van a estar bien, y creo que es la primera vez en años que no acabo con altas expectativas y dependencia de mi estado emocional sobre una persona nueva, tengo un par de nuevas amigas con las que disfruto pasar tiempo y no estoy obsesionada con nadie, tengo ganas de continuar con lo que estaba haciendo en marzo y disfrutarlo, hasta suena raro decirlo, quizá incluso tenga ganas de escribir algo antes del próximo aniversario, quién sabe (probablemente no), pero por ahora me despido.
 E.
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lustucruestmonami · 5 years
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Cuatro años
15 de septiembre de 2019.
Ya ni sé cómo empezar. Ha sido un año horrible.
Primero que nada, en octubre del año pasado le diagnosticaron cáncer a mi papá, todo parecía bastante bien, respondió en 65% a la quimioterapia, pero la radioterapia no funcionó tan bien. Fui a mi ciudad el 13 de junio pasado con la expectativa de estar ahí un mes o dos en lo que recuperaba algo de peso y continuaba con sus tratamientos, y regresé a la Ciudad de México el 24 de agosto sin papá. Fueron dos meses muy pesados en los que fui la cuidadora primaria. Me desgasté terriblemente cuidándolo, sobre todo cuando no estuvo en el hospital, pero las últimas dos semanas tuvo que ser internado. Entró dos veces en coma, perdió completamente la autonomía. Pasaron todas las cosas que yo temía tener que enfrentar cuando él fuera anciano, pero mucho antes, y el 11 de agosto a las 5:18 de la madrugada su corazón latió por última vez. Estuvimos ahí mi abuela, un amigo suyo de la infancia y yo. Al día siguiente lo cremamos y llevé las cenizas a la casa, ahora están en la misma urna que las de mi mamá.
Ahora me enfrento a la vida prácticamente sola; sí tengo familia extendida y demás, pero realmente no me interesa el contacto con la mayoría de ellos. Debo de dejar la casa donde he vivido los últimos 5 años y 4 antes de esos y no tengo aún dónde llegar. Es difícil rentar en esta ciudad, necesitas muchos documentos y aval y mil cosas que hacen que sea difícil para una persona foránea y joven. Al menos espero poder mudarme estas próximas semanas. En realidad no tengo de otra porque ya me expulsaron de la casa.
He tenido problemas de salud. Finalmente pasé por quirófano, después de añorarlo por 13 años, con resultados poco satisfactorios: el lipofilling facial duró prácticamente lo que duró la inflamación, o sea unos dos meses y medio o tres, de modo que fue básicamente un desperdicio de dinero; el levantamiento endoscópico de cejas fue parcialmente exitoso, hubo una muy muy discreta mejoría en la apertura de mis cejas, pero yo prácticamente ni lo noto, así que no estoy del todo feliz; y la cirugía principal, la tan deseada cricotomía fue bastante exitosa estéticamente PERO al parecer me dejó en un estado de disfonía permanente. Habrá que verlo, pero a cinco meses de la operación todavía sueno bastante afónica, perdí completamente la capacidad de usar voz de cabeza, mi rango vocal es de más o menos una cuarta justa en el centro de mi rango anterior y me cuesta muchísimo trabajo y esfuerzo subir el volumen o cambiar la entonación de una frase. Ciertamente estoy segura de que paso más después de deshacerme de esa estúpida nuez de adán, pero la idea de quedarme con una voz así para siempre, si bien no es insoportable, me es bastante desagradable, más aún siendo música.
También he tenido problemas de los riñones, una vez más, al parecer por una combinación de estrés y deshidratación. Estoy mejor ahora pero hace una semanas tuve que ir a urgencias por ello y el dolor no ha desaparecido por completo. Originalmente pensé que eran inicios de hernia de disco, por lo que me tomé radiografías que revelaron que además tengo caderas asimétricas, leve escoliosis y una pronunciada horizontalización de mi sacro, lo cual me puede generar problemas en un futuro si no me cuido. Bastante desagradable descubrir esas cosas, que resultaron ser congénitas.
Después de cinco meses de insistencia logré que me aceptaran sin paga en una orquesta de T, luego de que aceptaran muy injustamente a dos personas por encima de mí, una vez que me habían dicho que ya no había lugar. En éste momento estoy gastando 6 horas por día, cuatro días a la semana, en transporte para llegar a T, y ni siquiera me pagan, así que también estoy gastando al rededor de $1000 mensuales en ello. Al menos el trabajo en sí no está tan mal, pero el departamento que estoy buscando está adecuado a un presupuesto en el que asumo que me pagarán $9,300 mensuales, cosa que deberá de pasar pronto o empezaré a sangrar gravemente mis ahorros. Originalmente me iba a mudar con mi amiga A, de la que he hablado antes por aquí, pero, felizmente para ella, consiguió una beca en Japón y estará allá por al menos seis meses. Le he escrito una buena cantidad de veces desde mayo, pero prácticamente me ha ignorado en todos los casos, incluso antes de irse a Japón, por lo que me siento absolutamente abandonada por ella, todavía ni siquiera sabe lo de la muerte de mi papá.
Mi trabajo en T quiere decir que por fin se logró el sueño que tenía de compartir una vez más sección en chelos con P, la persona de la que me he enamorado fuertemente los últimos tres años, pero por supuesto, esta es mi vida y eso significa que de algún modo la cosa salió mal, y así fue. Después de una relación bastante buena al principio, que desembocó en dos fajes que me hicieron pensar que a lo mejor íbamos a algún lado, la relación decayó enormemente hasta el punto en el que ya ni siquiera es obvio que seamos amigas, en realidad ni yo lo sé, porque ella me ha dicho directamente que ha querido terminar nuestra amistad pero que no lo hizo “debido a mi insistencia”, lo cual me suena a “te sigo hablando porque me das lástima”. No sé si sea cierto y su comportamiento hacia mí es bastante inconsistente, pero más hostil que otra cosa. Te das cuenta cómo cambian las cosas, cuando una persona pasa de sonreír al verte a solo decirte “hola” con un tono de indiferencia, en éste caso prácticamente de desprecio, si no lo interpreto mal.
Hablando de eso, pocos días después de la entrada del año pasado conocí a S, una S nueva, no la S de años anteriores. Hicimos click de una forma increíble y nos hicimos inseparables. Disfrutamos nuestra compañía tan plenamente que era como un sueño, todo era espontáneo, como me decían las viejas B y S que debían ser las relaciones, en pocas palabras, cualquier actividad o ausencia de actividad con ella eran geniales. Ella es una persona con un claro tipo romántico: hombres que saben escribir, muy delgados y entre feos y guapos, pero no bonitos. Yo nunca he pretendido a una persona con la que creo que no tengo futuro, así que ignoré mi muy evidente gusto por S y continuamos con una muy normal y agradable amistad, en la que incluso la apoyé en los inicios de su nueva relación, después de lo cual me dijo que yo le gustaba intensamente, más incluso que el tipo con el que estaba andando. Ésto liberó completamente a mi mente, que se permitió admitir lo mucho que me gustaba ella, y nos correspondimos, nos dijimos cuánto nos gustábamos, tuvimos incluso un muy buen faje que, para mi sorpresa, no me incomodó eroticamente. Nuestra relación explotó en un clímax muy extraño que tuvo que ser reprimido (a decisión de ella) por el compromiso que ya había hecho con su novio en turno, el cuál siempre le dio problemas y resultó ser un egocéntrico que me desagrada bastante, pero de cualquier forma, los sentimientos estaban ahí, y mientras ella regresaba a la Ciudad de México y yo me quedaba en mi ciudad para cuidar a mi papá, pensé que regresaría a esos mismos niveles de amor. Incluso nos escribimos cartas y todo, era una cosa un poco soñada. Pero cuando regresé, como por arte de magia, su amor se había ido, junto con su amistad. Me abandonó por completo, como ya hicieron B, S y P antes que ella, con la diferencia de que ésta vez yo no estaba siguiendo señales fantasmas, estaba siguiendo algo que se me aseguró que estaba ahí, y solo hizo falta un mes para que desapareciera. Al final regresé a esta casa, a estar sola de nuevo, como cuando B y S me mandaron al carajo, y la paso terriblemente mal una vez más, como complemento a todas las cosas horribles que me han pasado éste año.
Diría mi psicóloga, a la que no he visto desde que fui a cuidar a mi papá y que empecé a ver cuando la situación con P empezó a decaer de forma más severa: “no sé cómo aguantas”. La verdad es que yo tampoco lo sé. Supongo que en realidad no quedan muchas opciones, solo está seguir o matarse, y la segunda no es opción para mí porque sé que, a pesar de que muchas veces me siento horrible y creo que no vale la pena el sufrimiento de la vida, sí hay muchas personas que me quieren a quienes lastimaría, y no les podría hacer eso... Pero de cualquier forma mi espíritu sigue destrozado, muchas veces no siento que tenga objetivos en la vida, o al menos objetivos por los que vale la pena levantarse. Sinceramente había pensado que S iba a ser esa persona que he estado esperando todo éste tiempo, con la que compartiría los años venideros; realmente hacíamos una buena pareja, pero no, solo fue la siguiente persona en la lista en abandonarme, y empiezo a pasar de estar absolutamente triste a estar molesta con ella por haberme hecho creer que nuestra relación era algo irremplazable y único. Evidentemente no fue así, pero desafortunadamente no me es tan fácil como a ella dejar a la gente de lado y creo que me seguirá persiguiendo por bastante tiempo, con el añadido de que todavía no supero a P (es la primera vez que me pasa que me siento mal por dos personas al mismo tiempo).
Me queda consuelo en que, a pesar del tiempo y la distancia C sigue estando ahí para mí, aunque sea para leerme, y creo que continuará siendo de esa forma, además, como ahora sí me agrada su novio y no me siento tan incómoda junto con los dos, creo que podré involucrarme de formas nuevas en su vida, cuando llegue el momento.
Tristemente creo que no tengo nada más positivo que decir. Ha sido genuinamente un año lleno de soledad, tristeza, dolor, ansiedad, problemas de salud, frustración laboral y luto. Solo me queda seguir y confiar en que en algún momento las cosas van a mejorar, porque creo que finalmente he tocado fondo.
Con tristeza:
E.
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lustucruestmonami · 6 years
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Tres años.
16 de septiembre de 2018
Acabo de leer mi post del año pasado, parece que ha pasado más tiempo. Extraño la sensación que tenía en ese entonces, estaba en uno de esos raros momentos en los que no estás sufriendo por nadie. No duró mucho. Pero antes de adentrarme en esas cosas, actualización obligatoria sobre la transición: Las cosas están atoradas en una forma extraña. Ya para este momento llegué al triste tope de los cambios que podía esperar del tratamiento hormonal; si bien estoy bastante satisfecha sobre cómo “quedé”, ver la cantidad de cosas que otras personas en mi situación hacen en tres años es ligeramente deprimente. No me he podido mudar, y ese es el principal alto que existe en mi transición social. A y yo empezamos a buscar departamento a principios de abril de este año, y hemos tenido muchísimos problemas para encontrar uno, principalmente económicos. Ella tiene ingresos decentes, pero yo, aunque tenga bastante dinero ahorrado en el banco no los tengo, así que no he podido contribuir de la forma que me gustaría a encontrar un lugar. Nos rechazaron en un departamento tras otro, incluso aunque la misma gente de las inmobiliarias nos consideraran candidatas ideales, el dinero no era suficiente. Ahora que la prima de A probablemente se saldrá de nuestro acuerdo y empecemos a buscar un departamento para dos, que es probablemente lo que debimos de haber hecho desde el principio, puede que las cosas sean más fáciles, pero por el momento no hemos seguido. A está un poco desaparecida, como suele hacer, pese a que me dijo que ya no lo haría, eso me pone algo triste, no es un buen momento, pero seguramente solo está ocupada, eventualmente me mandará mensaje, yo no lo haré por el momento, no me siento de humor.
El año pasado mencioné que estaba ahorrando para mi cirugía de manzana de adán, gracias a la muerte de mi mamá hace 10 años y la de mi abuela hace unos 6, heredé una cantidad suficiente de dinero para hacer esa cirugía e incluso otras consideradas feminización facial. Este mes fui a hablar por primera vez con el cirujano, si las cosas siguen así probablemente estaría tratando lo que ya mencioné, además de la altura de mis cejas y el largo de mi mentón. Todavía no es seguro pero es una gran posibilidad, ojalá que para cuando llegue este tiempo ya hayamos encontrado departamento, porque no tengo ganas de recuperarme de esas cirugías en este lugar, sería terriblemente incómodo por muchas razones.
Supongo que respecto de la transición eso es todo lo relevante. He progresado, sin duda, pero como los cambios ya se detuvieron, las cosas han sido mucho más lentas, paso en la calle, si no como mujer cuando no me visto “como una” sí, como un chico muy femenino. Estoy relativamente feliz al respecto, pero no estoy conforme, habrá que ver en qué lugar me dejan los planes próximos.
¿Qué ha marcado el resto de mi año? La gente que me conoce ya lo sabe, y ha sido un relajo. Primero tengo que mencionar como paréntesis que solo cuatro días después del post que hice el año pasado sucedió el sismo del 19 de septiembre. Nos cambió la vida a todos. Muchas personas tuvimos experiencias de terror y sensación de estar cerca de la muerte... Mucha gente sí murió. La ciudad y el país se unieron para trabajar por la gente que fue afectada por el terremoto. A mí me gustaban los terremotos, ya no. Creo que todos cambiamos a raíz de eso. Yo fui y limpié escombros de casas destruidas en Morelos, mucha gente aquí en la ciudad sí ayudó a rescatar a personas de debajo de los escombros. Todo se volvió bastante sombrío durante algunos meses, y como siguió habiendo terremotos, aunque más débiles, todos teníamos una paranoia constante, que si bien ha disminuido, creo que nunca se irá por completo.
Y bueno, como no hay de otra, va la historia que realmente ha marcado mi año:
No lo mencioné en el post de 2017, pero P, la chelista que estaba reconociendo exactamente hace un año, me estaba empezando a gustar... Mucho. Para finales de septiembre me había dado cuenta de que me había enamorado de ella. 
Es una persona que no puedo dejar de admirar, que salió de un hogar de escasos recursos, ha tenido que trabajar desde los 12 años y persiguió sus sueños, que usó de forma eficiente su enorme talento musical y, pese a los muchísimos problemas que ha tenido, ha salido adelante. Ha triunfado de una forma genuina, no como B, que siempre supo que tenía el enorme colchón económico de su familia para caer si las cosas salían mal. No, P realmente me ha demostrado lo que es el trabajo y la perseverancia, y creo que eso es lo que más hace que me guste una persona: que la admire genuinamente, que sea alguien que ha llegado a un lugar pese a todos los problemas y que continúa avanzando.
Habíamos estado conociéndonos profundamente el segundo tercio del año pasado, ella venía a la casa, veíamos películas, platicábamos horas. Todo iba bien, luego llegó el maldito temblor, y unos días después ella me avisó que se iba a mudar; ya no estaba a gusto en su departamento en la mitad de la Ciudad de México y su novio de hacía 3 años le había propuesto que se fueran a su ciudad natal: Toluca. Ella aceptó sin chistar. Me avisó un día durante uno de nuestros ensayos de música de cámara y yo tuve una especie de flash forward sobre todas las cosas que iban a pasar a partir de ese momento: Ella se iba a establecer en Toluca, iba a conseguir un trabajo, iba a entrar a la orquesta donde su novio es principal de chelos, iba cada vez más a concretar su nueva vida allá, eventualmente iba a salir de la orquesta que nos había unido y finalmente no tendría razones para venir a la ciudad y nos separaríamos. Yo le dije esto, llorando, a fuera de nuestro lugar de ensayo ese mismo día, ella me aseguró que no me abandonaría.  El 13 de octubre se mudó a Toluca, y aunque seguimos viéndonos una vez a la semana para los ensayos, definitivamente ya no había tanto tiempo, se convirtió en una relación con prisas, todo determinado por las horas de transporte de Toluca a la Ciudad de México y por las horas de ensayo que yo tenía en la orquesta de cámara y en la orquesta de la escuela. Sin embargo, una o dos veces al mes teníamos conciertos con la orquesta de cámara, y yo tenía más tiempo de pasar con ella. Seguimos haciéndonos más cercanas ese tiempo a través de esos conciertos y a menudo ella se quedaba conmigo cuando salíamos demasiado tarde, dormíamos en la misma cama, nos desvelábamos viendo el techo y platicando de muchas cosas, luego nos quedábamos dormidas y seguíamos hablando en la mañana.
Una mañana, quizá entre finales de octubre y finales de noviembre, estábamos platicando acostadas en la cama, al día siguiente de uno de esos conciertos. Ella me estaba hablando sobre A, una chica pianista que había empezado a conocer dos meses antes de empezar a acercarse a mí. Ella tenía la duda de si le gustaba. El día que le conté lo de mi disforia ella me había dicho que creía que era bisexual, que siempre se había visto más atraída por las mujeres que por los hombres (70%-30%, según sus propias palabras), a pesar de estar en una relación estable con un hombre, la había mencionado a ella en ese entonces como la persona que la había hecho dudar más recientemente sobre su sexualidad. Este día recostada en la cama me preguntaba si ella le gustaba. Yo le pregunté qué sentía cuando la veía, ella respondió que se sentía nerviosa, emocionada. Yo me quedé en silencio y me volteó a ver, me preguntó qué pensaba, la volteé a ver y seguí en silencio. Me preguntó si le iba a decir qué pensaba y dijo que la asustaba, porque sabía que después de mis grandes silencios venían grandes verdades. Yo seguí en silencio unos segundos más. Eventualmente hablé y le dije que yo creía que sí le gustaba, porque eso que ella sentía cuando veía a A era lo que yo sentía cuando la veía a ella. Seguimos hablando, sin detenernos a reflexionar sobre la confesión que yo acababa de hacer, como si no hubiera pasado. Eventualmente nos tuvimos que levantar y yo la acompañé caminando al metro, que queda cerca de un kilómetro de aquí; durante el camino empecé a sentir miedo: ¿Había sido un error confesarle lo que había estado sintiendo? Acabábamos de compartir una cama individual por tercera o cuarta vez ¿Se sentiría ofendida o preocupada por eso? Le expresé mis preocupaciones, ella me tranquilizó, me dijo que saber eso no cambiaría la forma en la que me trataba. Seguimos caminando, nos despedimos junto a los torniquetes del metro, antes de que se fuera de regreso a Toluca me dio un abrazo que yo recibí con un nudo en la garganta. Me dijo: “Tú también me gustas mucho, pero creo que sería mejor dejar las cosas así por el momento”. Yo creía que había escuchado mal, y le dije que no había entendido lo que me había dicho, lo repitió, la abracé fuerte, me dio un beso en la mejilla y se fue, bajando las escaleras hacia el andén.
Me quedé como pasmada cuando se fue, repitiendo sus palabras en mi mente, salí de la estación y comencé a caminar de regreso a la casa, de repente empecé a llorar desesperadamente. Nadie me había correspondido en más de cuatro años, y por fin, esta persona de la que me había enamorado me decía que yo también le gustaba, no había nada mejor que eso... Pero me había dicho que mejor había que dejar las cosas así... Claro, tenía novio y todo eso... Pero había dicho “por el momento”. ¿Qué demonios significaba eso? Estaba feliz, pero confundida, llorando y riendo sobre el boulevard de regreso a la casa.
No tocamos el tema en un tiempo, pasó octubre, pasó noviembre, llegó diciembre, habíamos seguido viéndonos bajo las mismas condiciones, al menos una vez a la semana. Ella se convirtió la razón de que yo me levantara con energías todos los viernes para ir a ensayar. Tocar junto a ella me hacía extremadamente feliz. Era mi principal, mi líder, una chelista que yo admiraba con todo el corazón, y yo tenía el privilegio de compartir atril con ella.  Eventualmente llegaron las vacaciones de navidad, y con ellas el tiempo de que yo regresara a mi ciudad. Decidí, justo el día antes de volar allá, darle una visita a Toluca, pasar tiempo con ella sin las restricciones de los horarios de las orquestas. Tal como yo lo había predicho, ella había encontrado trabajo en una pequeña academia de música de Yamaha en el centro de Toluca, y esto la ocupaba algunos días entre semana, pero no ese día, el 19 de diciembre. 
Hice mi primer viaje a Toluca en autobús, me tenía que bajar en algún lugar que no era la terminal de autobuses, donde ella me estaría esperando. Cuando llegué a la intersección que ella me había dicho, luego de tres horas de viaje, ella no estaba sola, estaban ella y su novio. El día anterior me había avisado que había salido un trabajo para esa misma mañana que tenía una buena paga y que no podía desaprovechar, así que tendríamos que ir a medio día a la ciudad vecina de Metepec a un ensayo para un concierto de música navideña. Yo acepté, porque el ensayo solo duraba una hora, y todavía quedaba bastante tiempo para hacer cosas, pasar tiempo con ella.  Fuimos a desayunar a una fonda que está junto a la privada de su casa, comí unos chilaquiles verdes, estuvimos los tres ahí. Hacía frío, Toluca en diciembre es mucho más fría que la Ciudad de México, y estábamos los tres ahí, tomando café. Su novio no es mi amigo, pero nos conocemos desde hace bastante tiempo, no es ningún extraño y no me molestó desayunar con ellos, a pesar de que yo quería pasar tiempo con ella. Luego de eso dejé mis cosas en su pequeña casa, en la salita y salimos en uber para Metepec. Estuve leyendo durante todo el ensayo, no la pasé mal, creo que el ensayo empezó a las 11 o a las 12, y cuando terminó yo estaba lista para regresar a Toluca y comenzar con los planes que habíamos platicado la semana anterior. Su novio dijo entonces “¿Qué quieren hacer ahora?” y yo, que no esperaba eso, solo respondí educadamente que no sabía, que yo no conocía por allá, pero por dentro me molestó un poco que estuviera incluyéndose en el día que yo había planeado para pasar con mi amiga.  Terminamos yendo al centro de Metepec, al mercado de artesanías, donde venden los famosos “árboles de la vida”, una artesanía típica de Metepec que es conocida en todo el mundo. Yo estaba algo enfadada porque sentía que estaba perdiendo el tiempo, pero no me quería ver grosera.  Luego de estar un rato caminando por el mercado, él preguntó: “¿Dónde van a querer comer?” En este momento me empecé a molestar realmente, era quizá la una y media de la tarde y yo no había podido pasar nada de tiempo con ella, y él estaba insinuando que fuéramos a comer todos juntos a algún lugar... “No lo sé, yo no conozco por aquí”, contesté. Nos dio varias opciones, ninguna de las cuales me agradó, sobre todo porque todas lo incluían a él, así que decidimos regresar a Toluca y pedir una pizza.  Al bajarnos enfrente de su cerrada ellos se tomaron de la mano y empezaron a hacer comentarios cursis, yo me empecé a sentir incómoda y respondí “Qué cursi” a uno de ellos, de una forma no particularmente amable (Pura envidia, evidentemente).
Ya adentro de la casa esperamos la pizza y “decidimos” jugar Monopoly, que a ellos les encanta. Yo detesto el Monopoly, me hace enojar mucho, perder porque tuve la mala suerte de caer en un espacio donde me cobran todo mi dinero me enfurece, y odio los juegos donde puedes perder todo lo que has ido construyendo solo porque tuviste mala suerte. Obviamente yo fui la primera en perder, así que mi trabajo por la siguiente media hora u hora completa fue verlos a ellos dos, pasándola bien, comiendo pizza, jugando al Monopoly. Él ganó.
Mientras estábamos jugando seguimos haciendo los planes, yo le había preguntado a ella la semana anterior si quería ir a ver Star Wars episodio VIII conmigo allá en Toluca, ella me dijo que sí, pero que su novio no la había visto aún, y me preguntó si lo podíamos llevar. Yo le dije que sí, no tenía ninguna razón para decirle que no si de cualquier forma íbamos a pasar el día juntas. Estábamos entonces buscando una función para ir los tres a ver SW, cosa que ya no me agradaba tanto, tomando en cuenta que eran casi las 5 y media y no había pasado ni un solo segundo a solas con ella. Nos decidimos por una función a las 6 y media, porque la siguiente sería hasta las 10 y media y saldríamos demasiado tarde. En ese momento ella recibió una notificación en su correo: tenía que dar una clase en su academia a las 6, ya se había comprometido las semana pasada, pero lo había olvidado (al igual que avisarme a mí que tendría ese compromiso), así que empezó a debatirse si ir a dar una hora de clases. Decidió ir, para que no le descontaran el dinero.  Yo salí de la casa, en ese momento sí me sentía terriblemente molesta: había viajado tres horas para pasar tiempo con mi amiga, con la persona que me gusta y no había podido estar a solas con ella ni un solo momento, además de que ahora aparecían nuevos compromisos que, quizá si hubiera sabido que ocuparían tanto tiempo de su día, me habrían hecho pensar más si decidir ir a visitarla. Estaba pensando todo esto cuando regresé a la puerta de la casa y estaba cerrada, los busqué al rededor y los encontré cerca de la puerta de la cerrada, me estaban buscando porque ya nos teníamos que ir.
Durante el camino en taxi me atacó la frustración y se empezó a hacer difícil no llorar. Llegamos diez minutos después de las 6 a la academia, lo que significaba que ella tendría que reponer otros diez minutos más de la hora de clases que le pagaban. Entró en la academia y yo me quedé sola afuera... Con su novio.
Fuimos a un café, yo no pedí nada. Estaba muy desesperada, lo dejé en la mesa y fui al baño a llorar unos minutos, regresé, no quería platicar con él. No había pasado ni un minuto a solas con P y estaba siendo forzada a pasar una hora en el café con su novio. Era todo lo contrario de lo que había imaginado, yo no lo fui a visitar a él, ni siquiera a ellos, sino a ella, estaba terriblemente frustrada.
A las 7 y diez ella salió de su clase, super contenta, vio que evidentemente yo no estaba del mejor humor y me preguntó qué tenía, pero obviamente yo no se lo iba a decir ahí, en el centro de Toluca, mientras caminaba de la mano con su novio. Decidieron que iríamos a la función de las 10 y media al cine, así que salimos directamente de la academia al cine. Yo pensé que regresaríamos a su casa, empezaba a hacer frío, yo no llevaba abrigo.
Nos subimos a un camión, ellos se sentaron juntos, yo me senté sola en un asiento la hilera del otro lado del camión. Eventualmente ella se fue y se sentó conmigo, pero yo no tenía fuerzas para hablar, estaba usando todas mis energías para no ponerme a llorar desconsoladamente ahí, solo volteé a ver la ventana en dirección opuesta ella, con lágrimas saliendo de mis ojos, pero sin hacer ningún ruido. Llegamos a la plaza del cine, eran quizá las 8, hacía mucho viento y frío, yo caminaba detrás de ellos, agarrados de la mano, o abrazados para no sentir tanto el viento, estaba molesta. Entramos al cine, compramos las entradas, pero faltaba muchísimo tiempo para que empezara la función, así que fuimos al área de comida a esperar. 
Casi no dije nada ese rato, ellos estaban ahí, dándose besitos, agarrándose las manos enfrente de mí. Es natural, son una pareja, pero ella sabía que ella me gustaba, me pareció cruel que hiciera todo eso incluso notando lo obvia de mi incomodidad. En un momento intentó tomar mi brazo al mismo tiempo que el de él, eso me incomodó aún más, lo sentí como una especie de “puedo con los dos al mismo tiempo” aunque no sé si ella lo pensó de esa forma, me alejé, me pareció indigno aceptar que ambos la tomáramos del brazo.
La espera para entrar al cine fue eterna, y yo solo pensaba “No debería de haber venido, me quiero ir”, pero era demasiado tarde, llegaría después de las once a la ciudad, no sabía si todavía salían camiones a esa hora, sería peligroso viajar de noche sin conocer, así que acepté que no tenía otra opción que quedarme.
Mil horas después llegó el tiempo de entrar a ver la película. No la disfruté, ellos estuvieron cuchicheando y tomados de la mano prácticamente toda la película, yo no podía ignorarlos, era casi insoportable.
Cuando salimos la plaza ya estaba cerrada, hacía muchísimo frío y era pasado media noche. Esperamos el uber afuera, yo, sin abrigo muriendo de frío y ellos abrazados, riéndose.
Llegamos a su casa, ellos me prepararon su cama, pusieron un colchón en la sala. Hacía mucho frío, me dieron las buenas noches. Cuando me dejaron sola me puse a llorar en silencio. Lloré horas, acostada en el colchón que compartían todas las noches, junto a las cosas de ambos, su ropa, sus artículos de aseo personal. Era como tortura. Lloré hasta que me quedé dormida y desperté antes del amanecer a seguir llorando. Seguí llorando cuando el sol empezó a salir y estuve en el cuarto llorando hasta las 11 de la mañana, cuando no tuve otra que salir para que ellos se pudieran alistar para el concierto para el que habían ensayado la mañana anterior.
Me llevaron a la estación de autobuses, me despedí de los dos brevemente, y cuando la abracé a ella, le dije dónde había escondido su regalo de navidad. Había pasado todo el mes y medio anteriores planeando el regalo perfecto: un accesorio para el chelo que ella no tenía, tremendamente útil (una correa para anclar la espiga de metal), una camisa de Reptar que ella había mencionado hace quizá dos meses que le gustaría tener, la había buscado por toda la ciudad, y al no encontrarla la había tenido que ordenar en una tienda enlínea desde Ohio, y una carta, en la que expresaba lo mucho que la admiro, y lo importante que es para mí, todo guardado en una pequeña caja para pizza que compré porque tenía las medidas exactas para que todo cupiera perfectamente, envuelta por mí misma en un lindo papel de colores. Lo dejé todo escondido sobre su librero. Nunca recibí comentarios sobre el contenido de la carta, pero sí me agradeció la blusa y la utilidad de la correa. De hecho por un mensaje me dijo que había sido quizá la cosa o la segunda cosa más útil que le habían regalado.
Regresé increíblemente triste a la ciudad de México. No había podido pasar ni un rato a solas con ella, había sido como un viaje turístico al matrimonio de la persona de la que me había enamorado. Cada momento había sido un recordatorio ineludible de todo lo que yo no podía disfrutar. Pocas veces me he sentido tan triste.
Uno o dos días después, ya estando en mi ciudad, le mandé un mensaje, pidiéndole disculpas, explicándole cómo me había sentido. Aceptó mis disculpas, pero me reprochó ser una persona que no es capaz de disfrutar las cosas como vienen y si no cumplen las expectativas que yo me había formado, me dijo que había notado mi incomodidad, pero que me vio tan cerrada que decidió no hacer nada al respecto y mejor disfrutar por su cuenta. Acepté lo que me dijo, pero me pareció injusto; sí, yo tenía planes, quería conocer partes de la ciudad y eso, pero realmente lo único que quería era pasar tiempo con mi amiga, estar a gusto. Su novio no sabe que soy trans, así que siempre tengo que reprimirme hasta cierto punto alrededor de él o de otras personas, no tenía expectativas altas, solo quería pasar tiempo con ella.
Luego de eso, desapareció, respondió mi mensaje de feliz navidad de una forma extremadamente seca e impersonal, no respondió mis mensajes, pero sí respondía los del grupo de la orquesta de cámara. Yo estaba totalmente asustada, pensé que había decidido cortar relaciones conmigo y no me había si quiera avisado. La vi en una videollamada que hicimos para lo de la orquesta el 6 de enero, ella estaba en su pueblo natal, Tepoztlán, Morelos, y yo me sentía tan triste viéndola. Yo no activé la cámara web durante esa conversación, no quería que los demás vieran que estuve todo ese tiempo al borde del llanto.
Como ya sabía que no iba a contestar mis mensajes, tuve la esperanza de que el día de mi cumpleaños, el 13 de enero, podría al menos mandarme una felicitación. No lo hizo, tampoco lo hizo A, que yo no sabía, pero en ese entonces estaba pasando por un episodio depresivo fuerte. Me sentí completamente abandonada en mi cumpleaños, C y A. C sí me felicitaron ese día, pero no eran las felicitaciones que yo llevaba semanas esperando como demostración de que las cosas estaban bien.
Terminó enero, regresé a la Ciudad de México, seguí sintiéndome increíblemente triste, a principios de febrero reanudamos las actividades en la orquesta de cámara y logré hablar con ella unas horas, en el patio de la escuela. Le platiqué mis inquietudes, todos los miedos que había tenido durante ese mes y medio, ella me tranquilizó, me dijo que su desaparición no había tenido que ver con lo que pasó el 19 de diciembre. Dijo que ella era así, que cada cierto tiempo necesitaba alejarse de la gente, que había respondido a sus obligaciones con la orquesta, pero que fuera de eso había estado aislada. Que había tomado decisiones sobre su espiritualidad, sobre sus rutinas de estudio, que había estado pensando en sus relaciones con sus amistades y había llegado a la conclusión de que no había estado siendo sincera consigo misma, que se había forzado esos meses anteriores a buscar a las personas, cuando realmente es una persona mucho más solitaria y necesita mucho espacio, que así sería a partir de ese momento. Yo me sentí triste y confundida: no se había alejado de mí porque estuviera molesta, solo se había cansado de todo y necesitaba su espacio, y eso significaba que ya no haría el mismo esfuerzo por pasar tiempo conmigo (o ninguna de las otras personas que había frecuentado el semestre pasado). Era como si el tipo de amistad que habíamos tenido hasta ese entonces hubiera sido una mentira que ella se había forzado a sí misma a vivir, pero no era la forma en la que realmente ella hacía las cosas. Yo acepté con tristeza estas noticias, la idea de que ya no nos platicaríamos todo lo que hacíamos, que ya no desayunaríamos juntas a través de mensajes por el teléfono, todas esas cosas que yo había disfrutado tanto y que me habían acercado tanto a ella. Pero yo la quería mucho, y solo podía decidir apoyarla.
Después de eso las cosas se pusieron raras, yo no sabía bien qué hacer, me daba miedo verla, me daba miedo sentir su rechazo o su indiferencia, comencé a evitar su mirada, los ensayos se volvieron algo estresante, yo no quería, en un ataque de entusiasmo, acercarme más a ella y que ella me alejara, así que la empecé a tratar con un poco de “indiferencia”, aunque no quería, aunque por dentro la quería abrazar con todas mis fuerzas.
Las cosas siguieron así un rato, quizá un mes, pero un día, después de un concierto la invité a comer, para que pudiéramos platicar un rato. Estuvimos hablando cuatro horas, yo le dije muchas de mis inquietudes y ella me escuchó pacientemente y me tranquilizó como suele hacerlo, me repitió que así es ella, que busca su espacio, pero que eso no quería decir que me quería alejar definitivamente, aunque si yo la trataba con indiferencia ella haría lo mismo, como un espejo, y nuestra relación se deterioraría aún más. Fue una buena plática, revigoró nuestra relación y me ayudó a perderle el miedo, luego de ella las cosas volvieron a la normalidad, y aunque fue cierto que ya no me buscaba como antes, seguí sintiendo que tenía una amiga en la que podía confiar todo.
Por ahí de finales de febrero o principios de marzo se cumplió otra de mis predicciones y ella entró a trabajar en la orquesta donde su novio es el principal de chelos.
La fui a ver a su primer concierto en Bellas Artes como miembro de esa orquesta. Pasé casi todo el concierto llorando. Verla tocar me conmueve intensamente, tiene una forma de hacerlo que definitivamente la distingue del resto de sus compañeros, creo que explicar de qué forma sería un poco en vano, porque creo que tendrían que ser chelistas para entenderlo, pero se puede resumir en una visible búsqueda de calidad, de atención al detalle, incluso en los momentos en los que aparentemente no se requiere de gran sutileza, es algo muy hermoso de ver, y que fuera ahí, en el gran palacio de Bellas Artes, aunque el programa no fuera una cosa que luciera mucho a la orquesta, que estaba acompañando al ballet folclórico del Estado de México, fue algo que me hizo sentir extremadamente orgullosa de ella. Estaba tocando ahí, en una de las dos salas más importantes del país, y haciéndolo de una forma tan profesional. Me hizo sentirme honrada de tocar con ella en la otra orquesta.
Cuando terminó el concierto la fui a ver en la salida de músicos, me dijo que había sido la primera persona que la había ido a ver a un concierto con esa orquesta, eso me hizo sentir muy feliz, me hizo sentir especial, como que la pasión con la que la fui a ver fue advertida. Ella y su novio subieron al autobús para regresar juntos a Toluca.
Pasaron los meses y nuestra relación siguió agradable y estable, aunque la cercanía de la que estábamos gozando empezó a traer consigo cosas que no fueron nada agradables para mí.
Ella me empezó a contar que estaba un poco frustrada con su relación heterosexual de los últimos cuatro años, que tenía muchas ganas de experimentar su lado lésbico pero que tenía mala suerte porque las mujeres que le gustaban nunca le hacían caso. Esto obviamente me hirió, porque allí estaba yo, una persona que había sido más que clara que le gustaba, y una mujer, para ciertos fines, pero no para todos. Hablamos sobre eso, y ella me dijo que si yo tuviera vagina, yo sería su primera opción para experimentar. Pero no la tengo… Esta fue la primera vez en mi vida que he sentido que se me ha hecho a un lado por los genitales con los que nací, y lo hizo la persona de la que estaba enamorada, fue muy halagador hasta cierto punto, pero fue terriblemente triste sentirme inferior al resto de las mujeres de este planeta solo porque no nací con vagina, esto a pesar de que ella me había dicho antes que a parte de su novio solo le gustaban mujeres, y el que hubiera dicho que yo le gustaba tiempo atrás había significado que yo le gustaba como mujer, claro que no como una mujer completa.
Me guardé mis comentarios al respecto, y los siguientes meses pasaron con ella haciendo numerosos comentarios al respecto, sobre cuántas y cuáles cosas quería hacer con tal o cuál mujer. Estas mujeres eran personas que yo conocía: AB, una violinista que conoce desde hace muchos años con la que ha tenido ganas de experimentar durante bastante tiempo, L, una violista de la orquesta en la que trabaja que se le hace muy sexy, y sobre todo la primera A, que ya había mencionado antes y que era evidente que era la que más le gustaba de todas nosotras.
Yo estaba empezando a resentirme emocionalmente de ver el interés de P por otras mujeres, sintiéndome inferior y además teniendo que lidiar con el hecho de que ella tenía novio, a sentir que a pesar del novio todas ellas tenían posibilidades, pero yo no, probablemente porque era menos mujer que las demás, era muy agotador emocionalmente leer esto, pero como amiga me lo guardé, y la seguí escuchando.
Un tiempo después esta situación se empezó a volver insoportable, y yo hice planes para encontrar un momento adecuado para hablar con ella al respecto, decirle que era muy doloroso para mí escucharla decir todas estas cosas y yo sentirme como un cero a la izquierda, pero por el tiempo que iba a decidirme a hacerlo tuvo una pelea fuerte con su novio, y decidí ponerle un alto a mis planes para no saturarla emocionalmente. Estuve con ella durante esa semana, aunque fuera a distancia, leyéndola y diciéndole lo que pensaba, recordándole que es una persona muy admirable y que no se merece ser subestimada por nadie, ni siquiera por su novio.
Una semanas después aquel problema se relajó, y yo estaba de nuevo pensando en hablar con ella, porque los comentarios accidentalmente hirientes habían regresado, pero por esas fechas su papá se enfermó, ella tuvo que ir a urgencia a su pueblo natal a lidiar con la emergencia, y una vez más decidí postergar las cosas y apoyarla en todo lo que me fuera posible para hacer menos cansada la ayuda que estaba dando allá. Paso unos días en su pueblo, y se leía muy triste y muy preocupada, pero tuvo que regresar a Toluca porque no se podía arriesgar a faltar demasiado y perder su trabajo, debe de haber sido una situación muy desesperante para ella, y yo me sentí muy preocupada, así que pensé que, pese a que la vez anterior las cosas habían salido muy mal para mí, lo más adecuado que podría hacer era visitarla, darle algo de ánimos sin que tuviera que hacer más viajes e intentar distraerla a domicilio. Hicimos un plan: Yo iría a ver su próximo concierto con su orquesta a las 6 y media de la tarde, un concierto de música colombiana, de ahí iríamos a su casa y dormiríamos allá, luego, la siguiente mañana iríamos al cine a ver Los Increíbles 2 y vendríamos a la Ciudad de México, ella se quedaría aquí en mi cuarto esa noche y nos levantaríamos temprano para ir a una junta que teníamos programada con nuestra orquesta de cámara.
Hice tres horas de camino hasta la sala de conciertos en Toluca, llegué temprano, vi el concierto, una vez más no pude contener las lágrimas cuando la vi tocar, pero recuperé la compostura para el final del concierto. Al terminar fuimos a su casa a que ella y su novio dejaran sus chelos y salimos a un restaurante a cenar, llegamos algo tarde, cerca de las 11 de la noche. Ahí estábamos los tres, platicando bastante a gusto cuando eventualmente volvió a salir al tema L, la violista de su orquesta que se le hace sexy. Su novio y yo la animamos, él sabe bien que ella es bisexual y no tiene problemas con ello, sabe que al final del día ella lo ama y no importa cuántas chicas ella quiera para tener una aventura P siempre regresará con él. Yo entré al juego animándola a dar el primer paso con L simplemente para ocultar mis celos, para que ella se sintiera cómoda, aunque yo no lo estuviera, pero la conversación se volcó tanto en eso que me empecé a sentir mal y rápidamente empecé a perder mis energías para aparentar estar de buen humor. Cuando nos fuimos del restaurante alrededor de las 11 y media yo ya estaba bastante triste.
Llegamos a su casa directamente a dormir, yo les pedí que me pusieran en el cuarto de huéspedes, aunque es más frío y más apretado quise evitar a toda costa estar en su espacio de pareja una vez más, por miedo a sentirme tan mal como la vez anterior, sin embargo ya me sentía bastante mal, solo quería dormir y dejar de pensar; ella lo notó y me preguntaba si estaba bien, yo asentí pese a que creo que era bastante obvio que no, me dio un pequeño beso en la mejilla y me dejó sola para dormir.
Como era de esperarse tuve una mala noche, lloré hasta quedarme dormida, pero al menos pude dormir de corrido hasta que su novio se levantó para irse al trabajo a otra orquesta en la que no está con ella. Me seguía sintiendo triste, pero logré disimularlo mejor esa mañana. Habíamos decidido cambiar los planes el día anterior, resultaba que ella había concretado una cita con AB en la tarde y otra con A después de esa, obviamente eso me había hecho sentir incómoda, pero como el punto de estar allá era su comodidad y no la mía, le propuse no ir al cine la mañana siguiente, sino hasta después de la junta que teníamos con la orquesta, esto para que ella tuviera suficiente tiempo para estar tranquilamente con ambas. Cuando nos levantamos me dijo que AB no le había contestado, así que solo había quedado en pie la salida con A, que llegaríamos a la ciudad un poco antes de las 2 y ellas se verían en una plaza no muy lejos de donde yo vivo.
Como a medio día salimos de Toluca, no platicamos mucho en el camino porque ella estaba encargándose de unos asuntos familiares por mensajes en el celular, yo solo la veía de reojo, feliz de poder estar junto a ella.
Llegamos a la plaza una media hora antes de la cita programada con A, yo la acompañé hasta que dio la hora, platicamos causalmente, diez minutos tarde, llegó A y yo huí, solo no las quería ver juntas, así que le dije que me mandara un mensaje cuando estuviera lista para ir a la cada.
Regresé sola, arreglé, sacudí y trapeé el cuarto para que estuviera presentable para cuando ella llegara. A las 9 y media de la noche, un poco antes de lo que esperaba, me mandó un mensaje diciéndome que estaba lista para ir conmigo.
La fui a esperar a la parada del camión, y cuando la vi, pese al miedo que me daba una posible respuesta, le pregunté cómo le había ido. Me dijo que fue una tarde agradable, pero que no había pasado nada fuera de lo común, salvo que un vendedor de pulseras les había preguntado si eran pareja, a lo que ellas se quedaron en silencio. Me dijo que eso no le había pasado con ninguna otra chica, y que el vendedor se dio cuenta de la tensión y les preguntó si se gustaban, pero no habían hecho nada al respecto todavía, ellas se quedaron en silencio y él decidió dejarlas solas. Escuché esto con la mayor tranquilidad posible, realmente no significaba mucho, no tenía por qué arruinarme la noche.
Llegamos a la casa y ella se acostó directamente en mi cama, se veía cansada, y después de platicar un poco le pregunté si quería dormir. Me respondió que sí.
Comencé con mi ritual de antes de dormir, pijama, lavarme los dientes, etc. Le presté una camisa aguada y unos pants para que usara como pijama.
Las últimas veces que se había quedado en mi cuarto, por respeto a ella, había decidido cederle mi cama y yo dormir en un colchón sobre el piso, pero recientemente había habido un problema en la casa y nos habíamos quedado sin colchones extra, así que me preparé para dormir en el piso. Ella me preguntó si pretendía dormir allí y me dijo que seguramente me daría frío si lo hacía, que mejor compartiéramos la cama. Como ya había sucedido bastantes veces antes, decidí hacerle caso, recogí las cosas del piso, ella se recorrió hacia la pared y yo me acosté en la otra mitad de la cama.
En cuanto yo me acosté ella pasó su brazo izquierdo sobre mi torso y puso sus dedos sobre mis costillas. Yo estaba muy quieta, en la posición que ocupara menos espacio que pudiera haber, y pensé: ella está acostumbrada a dormir con alguien, quizá solo es su forma de sentirse cómoda con el espacio. Empezó a dormitar, sus dedos se movían como si estuviera tocando el chelo en mis costillas, con pequeños espasmos involuntarios; pero mis vecinos de enfrente estaban haciendo mucho ruido, y cada cierto tiempo gritaban despertándola, ella hacía pequeños gruñidos de incomodidad cuando eso pasaba, así que le pregunté cuando noté que estaba despierta si quería que los fuera a callar. Me dijo “no sé”, pero yo lo entendí como un “sí” y fui a su cuarto a pedirles que bajaran el volumen. Así lo hicieron, no totalmente, así que cerré las persianas y me volví a acostar, estaba mucho más silencioso. En cuanto me acosté ella volvió a poner un brazo sobre mí y fue poco a poco acercándose un poco más. Yo me empecé a poner muy nerviosa sin estar segura de sus intenciones, mi corazón empezó a latir muy fuerte y muy rápido, se siguió acercando y su contacto se convirtió en caricias, que yo correspondí de una forma proporcional. 
-A todo esto siguió un faje, consistente solo en caricias y besos de la cadera para arriba, que si bien en mi versión de este escrito sí describo con detalle, por respeto a su privacidad, no publicaré en el internet.-
Al terminar se acostó al lado de mí, con el torso desnudo, nos abrazamos y nos quedamos así un rato, hasta que ella dijo que le había dado frío, nos pusimos de vuelta nuestras camisetas y nos quedamos dormidas juntas.
Fue algo realmente hermoso, inolvidable, me hizo sentir cosas que nunca antes había sentido. Ella es la primera persona por la que siento una sincera y profunda atracción sexual, esa noche experimenté la alegría de conectar físicamente con una persona de la quien te has enamorado, que admiras y que además te gusta físicamente, en todos los sentidos, fue totalmente diferente a todo, me abrió un nuevo panorama, me hizo ver que sí podría ser capaz de tener una vida sexual plena por primera vez, me hizo saber que no soy una persona totalmente frígida y que la persona correcta me impulsa a hacer cosas que nunca pensé que disfrutaría, como tomar un rol activo. Me hizo sentir como una mujer completa pese a no ignorar por completo que tengo un pene, fue un contacto sensual sin disforia, o con una disforia mínima. No lo podía creer, era como haber recibido una nueva esperanza de una vida plena, me hizo sentir válida, deseable, feliz.
Dormí terriblemente bien esa madrugada, y ella también, porque fui, como es normal, dos veces al baño y eso no pareció perturbar su sueño ni al dejar la cama ni al regresar. Cuando me acosté al regresar del baño la volteé a ver, acostada, durmiendo tranquila al lado de mí y me sentí completamente feliz, como quizá nunca me había sentido y cerré los ojos, concentrándome en mi felicidad.
Cuando nos despertó la alarma a las 8 de la mañana del 29 de junio no nos queríamos levantar, estábamos francamente cansadas y queríamos seguir en la cama, pero teníamos la junta a las 10, había que desayunar, así que yo puse el ejemplo y me levanté primero. Bajamos por unos chilaquiles verdes con pollo. En la mesa había varias personas, convivimos con ellas como si fuera lo más cotidiano. Ella me dijo “a quién se le ocurrió la maldita idea de hacer la junta a las 10 de la mañana” yo le recordé que la hora la había puesto ella, y reímos.
Esa mañana yo tenía miedo, tenía miedo de que ella decidiera ignorar lo que había pasado, tratarlo como si hubiera sido un sueño y nunca volver a hablar de ello, pero no fue así, hicimos algunas pequeñas bromas, hablamos de que estábamos cansadas, de que nos dolía la espalda y cosas así, haciendo obvia referencia a lo que había pasado.
Salimos para la junta y llegamos un poco tarde, no sentamos juntas, yo presidí. Esa mañana ella renunció como jefa de personal de la orquesta, decisión que habíamos platicado muchas veces en días anteriores, ella estaba cansada de todas sus obligaciones, que me consta que había cumplido de forma ejemplar.
Terminando la junta se suponía que iríamos al cine a ver Los Increíbles 2, pero estábamos cansadas, yo me sentía cansada y lo podía ver en su cara. Le dije que teníamos dos opciones, ir al cine como habíamos planeado, o quedarnos en la casa y ver una película acostadas en la cama. Escogió la segunda opción. Fuimos a la cocina por unas enfrijoladas, ella pidió las suyas sin pollo, y nos sirvieron tres a cada una en el mismo plato largo, que es el único que tengo. Nos sentamos en la mesa de mi cuarto y comenzamos a ver la película: Coco, la de Pixar. Hacía casi un año que la había invitado a verla, cuando se estrenó, en el cine, pero con la cuestión de la mudanza por el terremoto nunca la pudimos ver, yo la bajé y la tuve guardada en mi computadora, esperándola, guardándola para verla con ella, y por fin ese día la vimos. Terminamos nuestras enfrijoladas y nos acostamos en la cama para seguir viéndola, ella recargó su cabeza en mi hombro, fue una linda película, yo estaba muy feliz, es como si por primera vez todo estuviera saliendo bien. Al terminar nos levantamos, ella se tenía que ir porque su novio tenía un concierto más tarde con la otra orquesta y ella lo quería ver. Yo decidí primero acompañarla al metro, pero no me quería despedir de ella, así que recorrimos toda la ciudad juntas y la dejé en el andén mismo en el que salen los autobuses a Toluca.
Nos dimos un abrazo nada dramático y ella me dijo: “Gracias por todo”.
Yo le respondí: “Gracias a ti”. Y se fue…
 Tardé tres horas en regresar a la casa. Cuando llegué le mandé un mensaje avisándole y ella se sorprendió que me hubiera tomado tanto tiempo, porque ella ya estaba en Toluca, cerca de la sala de conciertos; me dijo que esperaba que no hubiera sido demasiado desagradable mi viaje de regreso, yo le respondí que no se preocupara, que estaba de tan buen humor que no había sentido el tiempo, que hasta le había sonreído a la gente que no me dejaba bajar del vagón del metro.
“Entonces te hizo bien la desvelada”, me dijo.
“Definitivamente”, le respondí.
 No hablamos en los próximos cuatro días.
El 3 de julio nos mandamos mensajes una vez más, platicamos casualmente, ella estaba cerca de salir de vacaciones, le conté mis planes de irme a mi casa a B.C.S., tenía muchas ganas de contarle las pocas o muchas cosas que hiciera allá, pero ella me respondió de una forma extraña, me deseaba bonitas vacaciones y que me la pasara muy bien con mi familia. Se leía como una despedida.
Me dijo que se iba a desaparecer una vez más, que tenía muchas cosas que trabajar consigo misma, que se había saturado y necesitaba alejar de la gente una vez más, regresar con su familia, seguir cuidando a su papá, que todavía no se había recuperado.
Le dije que estaba bien, que yo estaba para ella para todo lo que necesitara, le pregunté si quería que yo la dejara de contactar también, me dijo que sí, que podríamos volver a hablar en la segunda semana de septiembre, cuando reiniciaran nuestros ensayos en la orquesta de cámara.
Hice caso a mi promesa, y no hablamos durante todo julio, y solo dos veces durante agosto, cuando me preguntó sobre algunas situaciones en la orquesta. Habíamos tenido algunas renuncias ese tiempo, y ella había estado planteándose la posibilidad de renunciar también; estaba siendo un gasto demasiado grande para ella ir de Toluca a la Ciudad para ensayar, y el nuevo repertorio que íbamos a empezar a trabajar necesitaba al menos dos ensayos a la semana, lo que iba a significar el doble de gasto en tiempo y dinero de transporte.
Desde que ella se mudó a Toluca yo había estado haciendo lo imposible para inclinar las situaciones a su favor, hablando con las personas correctas para que las cosas se le acomodaran, para que los ensayos fueran a horas accesibles, para que los segundos ensayos que ahora tendrían que hacerse quedaran en sus días libres. Que si tenía que renunciar, fuera porque ella ya no quería estar en la orquesta, y no porque la situación la obligara. Había estado teniendo éxito, además, acabábamos de entrar a una convocatoria para tocar en nuestro primer festival pagado en Sonora, las cosas se veían bien.
El 25 de agosto, casi tres semanas antes de que se cumpliera el plazo de aislamiento que ella misma puso me mandó un mensaje con un video, primera vez desde principios de julio que habíamos hablado de cosas que no fueran trabajo. Yo estaba muy contenta, quizá eso significaba que por fin íbamos a retomar nuestra amistad normal.
Eventualmente la conversación comenzó a volverse más personal, hasta que se convirtió en una comparación de nuestro carácter; de ahí pasó a un análisis de cómo tratamos a la gente cercana a nosotras. Ella mencionó que yo soy el tipo de persona que siempre quiere hacer todo por la otra persona, que no le parece correcto que todo siempre provenga de mí, que ella había aprendido que eso no era bueno, con A. Le pregunté qué había hecho y si había funcionado, me dijo que había dejado de buscarla, para que se diera cuenta de lo importante que era ella en su vida en su ausencia, y que había funcionado, que ella la había empezado a buscar.
Le pregunté si se había dado cuenta que su actitud para con A era muy similar a mi actitud hacia ella y me dijo que sí. Le pregunté entonces si estaba insinuando entonces que yo tenía que hacer lo mismo, que me tenía que alejar de ella para que me comenzara a apreciar. Me dijo entonces que sí, pero que no era lo mismo. Le pregunté por qué.
Me dijo que no me lo tomara a mal, pero que el tipo de relación que había entre A y ella no era equivalente al de ella y yo, que en el caso de ellas no había sucedido nada porque A está todavía en el closet, pero que las dos tienen el mismo tipo de interés romántico y sexual por la otra, que en mi caso, que no me ofendiera, pero no había suficiente interés de su parte para buscarme.
Sentí un retortijón en la panza.
Me lo tomé con la mayor calma posible, pero le pedí que me explicara, y lo hizo con gran paciencia y claridad, entonces qué era lo que pensaba de mí: Me dijo que simplemente no se había enamorado de mí, que yo le había atraído físicamente pero que nada más, que la madrugada del 29 de junio fue solo un antojo sexual de su parte y que no implicaba nada más, que no se iba a repetir nunca. Dijo que ya sabía que yo requiero de una conexión emocional profunda para sentir deseo sexual, y que lo comprendía, pero que ella era “muy bestia” que simplemente se le antojaba la gente y que es una persona muy sexual, que bajo otras circunstancias podría haber sido muy promiscua.
Le pregunté entonces si eso que me estaba comunicando era un cambio de actitud generalizado o si solo me estaba dejando a mí de lado, me respondió que en lo que respectaba a AB y a mí nos iba a tratar solo como amigas a partir de ese momento (poco tiempo después me enteré de que para este momento ella seguramente sabía que AB está embarazada de su pareja de hace varios años, al momento me sigo preguntando si esto tuvo que ver con su decisión con respecto a ella). Me dijo que a diferencia de otras mujeres, como L, a mí me consideraba material valioso de amistad, y no me quería lastimar, conociendo el tipo de apego romántico que tengo, del cual ella se puede aislar sin problemas, que a ella le gusta la emoción de lo “prohibido” de esas relaciones fugaces de las que no saldrá nada más que una aventura.
Me dijo luego que, sin embargo, sí tenía planes de seguir llevando su relación con A a un lugar más íntimo. De ella sí está enamorada y quiere ver hasta dónde llegan las cosas. Esto fue lo que más me lastimó. Yo la respeto mucho, y creo que cuando toma una decisión es por la mayor parte, la correcta, pero me dolió saber que ella se vende a sí misma ante mí como una persona que es de cierta forma, y que no hace excepciones por nadie, pero está dispuesta hacer esas excepciones por A, de la misma forma en la que yo estoy dispuesta a viajar tres horas hasta Toluca para ver a P, pero ella no está dispuesta a ese tipo de cosas conmigo. Ella no cambiará su forma de hacer sus cosas por mí.
Me sentí una vez más como un cero a la izquierda.
Todas las cosas que me dijo las hizo de una forma sincera y clara, así que yo no tenía nada que objetar al respecto, definitivamente me dio alas y luego me las cortó, pero me pidió disculpas implícitamente por ello, y yo las acepté. Decidí entonces decirle todas las cosas que no le había dicho antes y que probablemente no habría momento para decir después: Le dije que recientemente había aceptado ante mí misma que la amo, le repetí cuánto la admiro como persona, como chelista, como música, como persona, le dije lo mucho que me gusta en todos los sentidos, le dije lo que me hizo sentir la madrugada del 29 de junio. Le dije lo que había estado sintiendo cuando mencionaba a las otras mujeres como seres deseables y no a mí, le dije que me había sentido finalmente como una igual después de esa noche, porque pese a que siempre hablaba de ellas, yo había tenido el gusto de estar con ella esa noche y ellas no habían tenido esa oportunidad. Le dije que me había hecho cambiar la forma en la que veo mi sexualidad, le agradecí la oportunidad de haberlo descubierto con ella. Le di alrededor de media hora de mis más puros cumplidos en todos los sentidos.
Me respondió que no tenía por qué sentirme como una mujer inferior, que no lo era, me dijo que todo lo que le había dicho era lo que cualquier persona quiere escuchar que le digan y que sentía raro no poder corresponderme, pero que no tenía nada más que decir, que me pedía disculpas por haberme lastimado y que no lo quería hacer de nuevo, por eso estaba dejando las cosas claras de esta forma.
Yo no pude agregar nada más, ahora sabía que la amo profundamente. Me dio las buenas noches, yo hice lo mismo, le di las gracias por leerme y terminamos la conversación. Lloraba desconsoladamente en mi cuarto, viendo el techo a oscuras, pero no me costó trabajo dormirme.
 Pasé el resto de esa semana en un estado casi catatónico. Estaba terriblemente triste, pero no me sentía con ganas de gritar y romper cosas como cuando B me dijo que se iban sin mí. Todo había sido demasiado claro y limpio, no podía estar molesta con ella. Además, seguía estando la orquesta, ahora habría dos ensayos a la semana: uno en la noche del jueves y otro en la mañana del viernes, eso significaba que quizá ella se quedaría a dormir conmigo una vez a la semana, y aunque ya no pasara nada, significaba que podríamos hablar antes de dormir, que nos podríamos lavar los dientes juntas, hablar hasta quedarnos dormidas.
Me aferré a esa idea con todas mis fuerzas por cuatro días, y sentía que las cosas estaban al menos, no tan mal, pero el 29 de agosto nos mandó un mensaje al grupo de la orquesta de cámara. Sin avisarme a mí primero, anunció su renuncia del ensamble, al menos por este semestre.
Me despedacé por dentro completamente.
Lo único a lo que todavía me había aferrado acababa de desaparecer, mi predicción de hacía casi un año se había cumplido, finalmente decidió irse y ahora no tendría más razones para ir a la ciudad excepto quizá visitar a A.
Una vez más sentí el nivel de desesperación de cuando B y S de fueron, era como volverse loca, quería gritar y arrancarme la cara, me dolía el pecho, todo el trabajo que había hecho no había servido para nada, de todos modos, todo lo que obviamente iba a suceder, sucedió.
Le deseé mucha suerte y éxito en sus nuevos proyectos, lo hice sinceramente, aunque sintiera que me estaba muriendo por dentro, aunque estuviera gritando y llorando desconsoladamente enfrente de mi computadora. Después de todo, yo le había prometido apoyarla en cualquier decisión, incluso si era renunciar al ensamble. Quizá quien me lea piense: “pero ella dijo que solo renunciaría un semestre”. Sí, eso dijo, pero nadie de quienes han renunciado “un semestre” ha vuelto, y no han sido pocos. La vida siempre te lleva a otras cosas, y cuando te desataste de un compromiso es más fácil atarte a otro que reatarte al que habías dejado. A pesar de que ella diga que sí tiene planes de regresar, yo no creo que lo haga. Lo sabré en enero o febrero del próximo año.
Luego de ese ataque de desesperación total me tranquilicé, pero empecé a rozar los límites de la depresión, y de la depresión no funcional, además. Empecé a ver cómo bajaba mi productividad, sentía que ya no había razón para levantarse, mi concentración empezó a irse al demonio, empecé como hacía dos años a llorar en cualquier lugar, en cualquier momento.
A pesar de estar haciendo cosas importantes en mi vida, como el servicio social como siguiente paso hacia mi titulación, o hablar con el cirujano plástico para las cirugías que creo que mejorarán mi vida, sentía que nada de eso se podía comparar con la felicidad de estar con ella.
Esta semana se terminó “la segunda semana de septiembre” en la que se supone que íbamos a retomar nuestra amistad normal.
Y por una coincidencia no tan coincidencia, acabamos juntas en un nuevo proyecto: Todas las semanas de septiembre participaremos en los ensayos de un octeto de chelos con el que presentaremos la Bachiana Brasileira No. 5, para soprano y orquesta de chelos. Ella es el chelo 2, yo soy el chelo 5. Nos estaremos viendo dos veces a la semana por todo septiembre, el concierto de clausura es el 29, tres meses después de la noche que se quedó aquí y un mes después de que anunció que renunciaba a la orquesta de cámara.
El día antes del primer ensayo, que fue el viernes 14 de septiembre hablamos. Era una conversación normal, pero ella me preguntó cómo me iba con mi nueva sección de chelos. Yo le dije que no tenía planes de hablar con eso porque es algo muy emocional para mí, pero le dije cómo no era lo mismo que tocar con ella, que ella se había convertido en mi familia, y tocar con ella era sumamente especial, que estos dos nuevos chelos que son prácticamente desconocidos no se acercaban en lo más mínimo al tipo de conexión que ella y yo teníamos tocando. Pedí disculpas por convertir una pregunta tan casual en un drama, ella me dijo que estaba bien y como siempre, agradeció mi sinceridad, me dijo que esos eran mis sentimientos y que era bueno que los externara.
Le pedí que nos viéramos para comer la tarde del ensayo, que empezaba a las 7, pero me dijo que no tenía tiempo, y que nos podíamos ver a las 6, dejando solo una hora para platicar. Yo tenía tantas cosas que contarle, pero acepté, la extrañaba tanto, la quería ver aunque solo fuera un rato.
Ese día tenía mucho miedo de que ella me hubiera mentido, que realmente hubiera llegado más temprano a la ciudad y me hubiera dicho que iba a estar libre hasta las 6 para poder ver a A, me estaba atacando una paranoia enferma. Eran las 6 y diez y todavía no llegaba, sentía que iba a llorar, como había llorado cada vez que me había imaginado nuestro reencuentro, después de dos meses, cuando la última vez que nos habíamos visto fue el día después del faje.
Pero cuando finalmente llegó, a las 6 y quince, muy acalorada del viaje desde Toluca, no lloré, me dio mucho gusto verla, pero no hice ninguna escena dramática. Le pregunté cómo había estado su viaje, me dijo que bien, que estaba un poco cansada de la gente, pero que estaba contenta de no estar físicamente cansada, que había estado haciendo ejercicio y que se sentía más fuerte.
Fuimos por un café, le platiqué una anécdota que me había sucedido ese mismo día y le entregué los dos regalos que le había traído desde mi ciudad: un pantalón de pijama con gatitos, que me había hecho pensar en ella desde que lo vi en la tienda, y un frasco lleno de conchitas, escogidas una por una a mano, en el malecón de mi ciudad. Me dio las gracias, no hizo demasiado gesto, pero así es ella, sé que los apreció aunque no haya hecho una fiesta.
Se nos acabó el tiempo, tuvimos dos horas de ensayo, fue provechoso, lo disfruté, fue muy bueno volver a tocar con ella, aunque no estuviéramos lado a lado.
Cuando acabó el ensayo la esperé, le pregunté sus opiniones, que me contestó muy profesionalmente y luego le dije que no suponía que fuera a regresarse a Toluca, eran las 9 y media de la noche, era demasiado tarde, me dijo que no. Tuve miedo una vez más, de que me dijera que pasaría la noche con A, pero me dijo en vez que había quedado con otra amiga, cuyo nombre también empieza con A, (cosa que ya me ha complicado bastante hoy) y que vivía a dos cuadras de la escuela. Le pregunté si quería compañía por la hora y me dijo que sí, caminamos platicando como si nada hubiera pasado nunca, como si fuéramos solo dos amigas normales, y eso me hizo sentir muy feliz, me hizo pensar que tal vez, aunque las cosas no fueran como yo quisiera, sí podría conservar una amistad bonita con ella, que es para mí lo más importante.
Llegamos al portal de los departamentos donde vive su amiga, y no sé si por petición de P o solo porque esta amiga es muy mala recibiendo visitas, nos dio tiempo de hablar otro rato, casual, bonito, sin drama, con una sonrisa. Me sentí tranquila, y cuando su amiga finalmente llegó por ella, no me sentí fatal de dejarla. Sí me sentí triste porque quería contarle más cosas, saber cómo había estado, pero ella me dijo que quizá tendríamos tiempo para platicar la próxima semana, yo asentí y la dejé ahí, regresé a la casa y no me sentí tan mal. Eso fue este viernes, hoy es domingo, realmente ha pasado muy poco tiempo, pero creo que las cosas están bien. Lloré bastante escribiendo este resumen de lo que ha pasado en un año, pero tengo a mi amiga, y eso es lo más importante. Sinceramente me costará trabajo perder lo último de la esperanza que tengo de poder tener algo más que una amistad con ella, después de todo, me cuesta mucho trabajo pensar que todas las señales que me dio durante este año no daban para más que un faja solitario de una noche de junio: Me dijo que le gustaba, que le parecía una persona fascinante, que igual que yo había sentido cosas nuevas, buscó contacto, me encontró atractiva sexualmente, y yo sé que realmente me quiere. Quizá para quien lea esto esas señales no sean suficientes para creer lo que yo he creído, pero para mí, que lo sexual es inseparable de lo romántico es mucho más difícil.
Una parte de mí no la quiere superar, quiere seguir creyendo que si sigo aquí, en su vida, me terminará viendo como una opción válida. No lo sé, probablemente no, y seguramente es mejor conformarme con su amistad, cosa que claro que puedo hacer, después de todo la amo mucho, y eso incluye el hecho de que la amo como amiga también.
Me gustaría verla triunfar y ser feliz, incluso si eso no me involucra a mí, y eso, creo yo, me dice, por agridulce que sea, que lo que siento por ella es real, que es una persona que amo completa con todo mi ser.
Estoy cansada, creo que me he tardado más de cinco horas en escribir todo esto, con unos pequeños descansos para descansar emocionalmente, también me lo había guardado de escribirlo precisamente para no tener que revivirlo todo, sobre todo porque hasta esta semana las cosas habían sido mucho más horribles que en este momento, todo me había estado saliendo mal, incluso me robaron el celular nuevo que me habían regalado.
Pero creo que es todo por el momento, al menos todo lo que tengo energías para escribir, porque realmente hay muchas otras cosas que me han pasado este año, incluso otras anécdotas que la incluyen a ella, aunque no sean tan relevantes para pintar la imagen de lo que ha llevado a este punto de nuestra relación.
Espero que la próxima vez que escriba haya buenas noticias, que las cosas con ella hayan mejorado, que esté en rumbo a o después de mi operación, o que ya me haya mudado, estoy cansada de que me vaya mal, de contar puras historias tristes. Estoy cansada de que nadie me corresponda genuinamente en cinco años, en sentir que soy para todo mundo nada más que una amistad de segunda clase.
Espero que las cosas mejoren.
Hasta pronto.
 Emilia.
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lustucruestmonami · 6 years
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Ni siquiera tengo regadera.
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lustucruestmonami · 6 years
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Do you ever think about the after-effects of a broken heart. The damage you feel. The small things you do. Subtle, embarrassing things. Maybe its a song you listen to over and over again. Or all the times you broke down crying. The loneliness you feel. The anger that erupts from nowhere. The blame you need to attribute. The emptiness that haunts you. All the conversations you imagined, the scenarios you played out. Passing by their ghost every time you walk by the spot they were standing. Looking at the empty space next to your bed. The things you could’ve done differently. The biggest what if. All things they’ll never know.
(via sixpenceee)
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lustucruestmonami · 7 years
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I know these two photos were taken with completely different cameras at completely different angles with completely different lighting, but… I’m shitting myself. Who is that on the left? I don’t even know anymore, but I’m glad his pathetic existence has ended.
The photo on the left is me on Christmas, 2013, and in it you can see me giving my signature inauthentic smile. I remember looking at this particular photo back then and wanting to cry; everything was so wrong… I appeared to be this giant, acne-ridden guy who wanted to grow his hair out and look pretty; the dysphoria was resurfacing around that time, as it tended to do randomly, and still does.
I feel like HRT is changing me more than should be scientifically possible, but I’m definitely not complaining. I look back at photos of myself like this one and, I hate to be dramatic, but I can see the torment on my face. It’s so obvious, looking back. That melodramatic, deeply-troubled and confused guy was going absolutely nowhere in life, but the girl you see on the right is going somewhere, and she is going to do everything she can to make sure people like the individual on the left don’t have to suffer anymore.
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lustucruestmonami · 7 years
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Ready to trick-or-treat
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lustucruestmonami · 7 years
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Dos años.
15 de septiembre de 2017
Creo que cada año que pasa se siente más corto, quizá así sea, cada vez más, hasta que muramos, de tal forma que es más pequeño en relación con el tiempo que hemos vivido.
Este año en particular estoy feliz de estar sola en mi cuarto, en relativo silencio. (Tomando en cuenta la música de los festejos mexicanos que me rodean) Sin ningún plan, sin tener que preocuparme por cambiarme mis pants más cómodos ni esperar a que alguien termine de alistarse.
Creo que este año he crecido mucho, ha dejado de importarme tanto, he aprendido a apreciar una clase diferente de experiencias.
Tengo muchas razones para estar feliz:
1- Soy una persona saludable, en la revisión de mis análisis de sangre en la clínica salí extremadamente bien, varios de mis miedos resultaron ser infundados. Mis tres tipos de colesterol están en niveles ideales (162, HDL: 55, LDL: 91), mi glucosa también (89), mis triglicéridos están bajos (80), mi presión sanguínea está en un buen nivel (100/60), quizá algo baja, pero parece ser que así está siempre; mi hemoglobina está ligeramente baja, pero la doctora dice que eso es normal para personas en mi tratamiento (12.7), peso 62 kilos. (menos de lo que pensé que pesaría en los días cercanos mi consulta) Soy un ejemplo para una clínica en la que un tercio de la población de mujeres trans tiene VIH y/o SIDA y la mayoría serios problemas de salud y adicciones.
Mi testosterona sigue inhibida en 0.19, la prolactina sigue baja con 37.07 y el estrógeno está saludablemente alto en 224.26. Realmente las cosas no podrían estar mejor en relación con mi salud.
2- Estoy logrando dejar ir a mis antiguas amigas. Si bien aún pienso en ellas y las extraño, esto ya no me causa estrés ni ansiedad, ya no lloro descontroladamente por las noches como todavía hacía hace algunos meses cuando por fin llegó la fecha en la que se fueron, sin mí, a vivir en un departamento con espacio de sobra. Por fin comprendo que no habría funcionado, que eventualmente habría ocurrido alguna catástrofe. Sí, todo esto fue lo mejor, aunque me hubiera gustado que no fuera tan doloroso, que no me hubieran arrancado de su vida de una forma tan cortante. Solo les puedo desear que estén bien, espero verlas algún día y sonreírles.
3- He logrado abrirme a amistades como no podía hacer antes, nublada por la imaginaria exclusividad que B y S tenían en mi vida. Recuperé mi amistad con A, empolvada por el tiempo y que tan importante fue para mí durante los difíciles años de prepa. Volver a verla fue como despertar de un periodo de amnesia, ella seguía siendo la misma que tanto quise, pero más sabia, con una carrera terminada e iniciando la segunda; más lastimada por la vida, enfrentando problemas que yo he vivido también. Tanta empatía me hizo sentir que me contara las cosas que ha sentido, la forma en la que ha enfrentado sus problemas, me hizo revivir tantos de mis errores, la admiro mucho, tanto intelectualmente como por la forma en la que ha trabajado en ella misma. Ha sobrepasado grandes obstáculos y lo sigue haciendo. Quiero verla triunfar, asistir a su próximo examen profesional, seguir viéndola. Cuánta nostalgia me dio volver a ver su cuadra, su casa, su familia, su cuarto. Me hace muy feliz el verla calificar los exámenes de sus alumnos, concentrada para luego voltearme a ver con la misma expresión que cuando teníamos quince años, siempre será una persona especial en mi vida. También le doy las gracias por haberme aceptado sin titubeos, por haberme hecho experimentar desde nuestra primera salida el viajar en el vagón exclusivo para mujeres, haber estado ahí mientras yo tenía miedo de que alguien me fuera a juzgar. No lo habría intentado sin ella, me hizo sentir más segura, gracias por permitirme ser una persona genuina contigo, te quiero mucho.
4- Este mes hice mi primera amiga de verdad en la escuela, luego de años de tocar con ella, de verla en los pasillos y escucharla. El sexólogo me dijo desde el principio que tenía que tener una red de apoyo en la escuela también, pero no había encontrado a nadie que me hubiera inspirado confianza dentro de mi comunidad escolar. P me convenció poco a poco de que podría ser una amiga sincera y un día que, durante un ataque de disforia, me preguntó qué tenía, decidí contarle todo. Ella se sinceró conmigo también y nos platicamos problemas que ninguna esperaba que la otra tuviera, compartimos inseguridades, tanto de nuestra vida cotidiana como de nuestro desarrollo profesional. Nunca había tenido una amiga cellista; poder hablar sin tener que traducir se siente tan bien… Tomé la decisión de ver las películas de Harry Potter con ella, las que en abril de 2016 decidí que vería con B y las guardé durante más de un año porque solo con B las podría ver, quien me conozca sabrá qué tan importante es esto para mí. P y yo no logramos pasar de la primera, las ganas de conocernos nos ganaron y pasamos unas buenas diez horas hablando de amistad, música, relaciones, miedos, estando a gusto, refugiadas en un pequeño espacio silencioso que por primera vez resultó ser mi propio cuarto.
Qué diferente se siente tocar con una amiga en comparación con alguien que solo te cae bien, pues amigas somos ahora y creemos que en el mismo tipo de fidelidad en la amistad. Pienso en cuánto tiempo perdimos estando una junto a la otra sin conocernos, pero agradezco que lo hayamos hecho ahora que podemos ser auténticas la una para la otra y podemos ejercer mutuamente una influencia positiva sobre nuestras vidas.
Estas son mis dos <<nuevas>> amistades, personas que siempre estuvieron cerca pero a quienes no puse suficiente atención, personas que me quieren como yo las quiero, que me hacen sentir a gusto y tranquila, con quienes puedo hablar de mil temas y de quienes siento energía positiva que no se interrumpe ni por sus problemas personales ni por los míos, son las personas que realmente vale la pena tener cerca, justamente porque no hay ninguna pena en ello. Gracias a la vida por volver a presentármelas para poderlas ver con diferentes ojos y que ellas me conozcan como soy en realidad.
Otra razón para sentirme feliz es que los logros de mi transición no se limitan ahora a solo cosas internas. Sí tengo que decir que mi cuerpo me gusta mucho, mucho más que en cualquier momento anterior de mi vida. Por fin me he visto en el espejo y he sonreído, mi figura me hace sentir gran satisfacción, me la he ganado; casi termino depilación y estoy comenzando a ahorrar para mi operación del cartílago de tiroides, que será sin duda un parte aguas en lo que a mi autoestima se refiere. Aún tengo malos días de disforia, creo que es probable que me acompañen el resto de mi vida; sin embargo el mundo exterior me da pequeños empujoncitos hacia la autoconfianza, cosas como el ya mencionado viaje en el vagón exclusivo sin accidentes, la nunca antes vista gentileza de extraños hacia mí en la calle, sobre todo en el transporte público, el indiscutible aumento del uso de pronombres femeninos por desconocidos, incluso en los días en los que siento que no <<paso>> para nada.
Se convirtió en una de mis anécdotas favoritas en la que, estando en la Sala Nezahualcóyotl, esta vez no para tocar, sino para escuchar un concierto, fui al baño, y a pesar de estar vestida totalmente con ropa de hombre, camisa a cuadros, pantalones relativamente amplios y el pelo agarrado en una cola, al intentar entrar un señor me detiene por el hombro y me dice viéndome a los ojos: <<El baño de mujeres está por allá>>. Yo lo vi como paralizada sin saber qué hacer, me di la vuelta y salí corriendo olvidando mis ganas de orinar. Unos segundos después, luego de haber procesado lo que pasó solo pude sonreír y reír en voz alta. No es necesario que lo intente porque simplemente lo soy, soy y siempre he sido una mujer, la diferencia es que ahora la gente se da cuenta más seguido. Es una satisfacción difícil de describir a quien no ha experimentado el lastre de la disforia.
Todas estas cosas me han afectado de formas que tienen mucho sentido, por supuesto han aumentado mi autoestima en general, pero también han aumentado algo mi autoestima musical, haciendo mi postura escénica y artística menos complicada de resolver, han ayudado a que pueda hablar del tema trans con mayor facilidad, a dar mis opiniones de una forma menos temerosa de que alguna persona <<sospeche>> de mí. A veces hasta quiero que sospechen, simplemente me dan ganas de gritarlo todo y dejarme de falsedades, pero todavía no es el momento. Por otro lado estos cambios que he percibido de parte de la sociedad hacia mí han se han manifestado de otras formas no positivas, y aunque a veces no los siento en mi día a día, sin duda sí los siento en mi subconsciente. La cantidad de sueños en los que alguien me lastima han aumentado, he soñado que me intentan violar, que me intentan meter en campos de conversión, que me dañan físicamente, que me asesinan; todo esto mucho más que nunca antes, lo siento como un verdadero miedo a la muy tangible pérdida del privilegio masculino que he <<disfrutado>> todos estos años. Me he encontrado buscando la protección de compañeros hombres cuando salgo de un ensayo en la noche, he sentido miedo cuando personas de aspecto sospechoso entran al pesero, cuando paso al lado de dos o más desconocidos en la calle, cuando siento miradas hostiles, siento que tengo menor capacidad de defenderme, realmente siento que por una u otra razón, tanto si piensan que soy mujer cis o trans que podrían lastimarme, me empequeñezco ante las multitudes; aunque fuera en una situación bastante inofensiva he vivido los gritos acosadores de un borracho mientras camino por la calle. Todo esto me ha llevado a pensar muchas cosas sobre la vida de la mujer en la calle. Es curioso porque es cierto que como mujer temo a la violencia que serlo conlleva, pero como <<no mujer>> temo también a la violencia que alguien que me viera como un engaño o un fenómeno usaría contra mí con una brutalidad que quizá no ejercería contra una mujer <<real>>. Se siente raro. Me hace pensar que, si bien el privilegio masculino existe sin duda, también hay algo de privilegio femenino, que probablemente para muchas mujeres cissexuales parece inexistente, pero para mí podría implicar un peligro mortal, sobre todo por mi contexto geográfico.
Menciono el contexto geográfico porque he visto que los últimos meses ha habido un incremento en la relevancia de la corriente antifeminista en plataformas virtuales como YouTube, esto debido a ciertas actitudes que han adoptado algunos <<feministas>> de primer mundo que buscan controlar la prensa y en general los medios de comunicación de formas que atentan la libertad de expresión, baluarte imprescindible del antifascismo, obligando a que las compañías despidan a trabajadores que no coinciden con su ideología política, forzando leyes para el <<respeto de los pronombres>> de personas no binarias, etc. Esta gente parece estar ensuciando el mensaje de tolerancia de los movimientos liberales del siglo XX de una forma bastante peligrosa, y si bien yo me siento mal cuando alguien no usa los pronombres con los que me identifico, no me parece correcto que una persona enfrente un castigo penal por no respetarlos, de acuerdo con Theryn Meyer y Blaire White, cuyas visiones son consideradas muy conservadoras sobre todo para mujeres transgénero nacidas en los noventas, nosotras como personas trans tenemos que lograr ser más fuertes para que la sociedad no nos lastime, no podemos esperar a que todo sea una burbuja de trato amable, ojalá lo fuera, pero no vivimos en un mundo utópico, si el que la gente sea cruel nos inhabilita de la interacción con el mundo debemos resistir y hacernos de una piel más gruesa en vez de encerrarnos en espacios donde todo mundo coincide con nuestro punto vista. Estas dos personas también me han hecho replantearme sobre algunas incoherencias que he encontrado en el discurso de la variabilidad de género, sobre todo la cuestión de si éste es de un origen puramente social, y es que ciertamente con qué autoridad argumentativa podemos afirmar al mismo tiempo que nacemos con nuestro género si es algo que se desarrolla socialmente. Los estudios de la microestructura de la materia blanca en el cerebro sí nos dicen que los cerebros de los (dos) géneros son diferentes (Kranz et al), esta es la tesis que defiende la comunidad cuando rebate el uso de las terapias de conversión; somos así porque nuestros cerebros se desarrollaron de esta forma in utero, sin embargo esta evidencia no se extiende hacia los demás presuntos géneros. Esto por supuesto no significa que yo voy a tratar mal o a invalidar la identidad de las personas de género variable ni nada por el estilo, lo considero un asunto de pura educación, pero sí opino que sus argumentos son nocivos para la causa trans y nuestra postura de que somos mujeres (u hombres en el otro caso) por razones biológicas demostrables a través de la ciencia. En mi caso particular, mi identidad de género nunca ha variado y me considero una persona que cabe absolutamente dentro del binario genérico. La conclusión a la que he llegado es no meterme en las luchas de los demás y defender exclusivamente mi postura como lo que soy: una mujer latinoamericana, binacional, multirracial, no heterorromántica, demisexual y transgénero, fuera de eso, los demás tendrán que sostener sus propios argumentos. Quiero hacer énfasis en lo latinoamericana porque muchos personajes de internet que atacan la postura de los <<S.W.J.s>>. (Social Justice Warriors) lo hacen desde la postura de personas privilegiadas y contra personas privilegiadas (blancas y <<primermundistas>>), pero justo aquí en México y Latinoamérica aplican muchos problemas de la mujer que ataca el feminismo que no son tan severos en aquellos países llamados primermundistas, de tal forma que no creo que se pueda juzgar el valor de la radicalidad del feminismo sin pensar en un contexto geopolítico.
Yo seguiré considerándome feminista, pero sí creo que tenemos la responsabilidad de ser personas críticas dentro de nuestras propias corrientes de pensamiento para no retroalimentarnos de una forma negativa, esto es indispensable para no caer en autoritarismos.
Creo que estos puntos definen en general bastante bien los cambios que han ocurrido en mi persona durante el último año, aunque seguramente voy a recordar algo mañana que valga la pena agregar, tal vez lo haga, tal vez no.
He decidido dejar un poco de lado cuestiones importantes como mi amistad con R aquí en la casa y la crisis de medicamentos de la clínica para no alargar de más el texto, existe la posibilidad de que hable al respecto en un post separado.
Como sea gracias a quien sea que me lea y feliz segundo cumpleaños a mí. Parece que la aventura se está poniendo buena.
(Ah sí, y también decidí por fin mi nombre definitivo, así que firma con mucha esperanza para el futuro:)
 E.
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lustucruestmonami · 7 years
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Sin filtro, 2013 Amo amo amo esta foto tomada desde el techo de mi casa, nunca pasan de moda esos colores <3
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lustucruestmonami · 7 years
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lustucruestmonami · 7 years
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lustucruestmonami · 7 years
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” That’s what happens when you hang out at the beach and don’t swim and don’t have friends. Y-you look at boats… “
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lustucruestmonami · 7 years
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¡Bien, España y Argentina!
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BuzzFeed, Ipsos and the Williams Institute interviewed thousands of people from 23 countries about their opinions on transgender rights. Here’s what they said. 
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lustucruestmonami · 7 years
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Here’s information about sexual/romantic orientations and gender identities that I put together! I..I don’t do graphic design, so this isn’t that great. Also, I’m very sorry if I missed your orientation or identity or got some information wrong. Sources: (1)(2)(3)(4)(5)(6) Flags: (1) Top photo: (1)
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