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Introducción
Bienvenido al sitio web del libro Líricas de subterráneo. En este blog podrás leer los textos que conforman este libro. Además, podrás descargarlo en pdf y reservar una copia impresa, encuadernada por el propio autor.
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Este blog contiene todos los poemas del libro. Si estás buscando un poema en específico, puedes revisar el índice o el archivo del tumblr.
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Autoentrevista en el subterráneo
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He quedado de juntarme con Mauricio en la estación Irarrázaval, en la nueva línea del metro santiaguino, para que me brinde una entrevista… o para brindarle yo una entrevista a él, no me quedó claro. Lo esperé más de 10 minutos, llegó atrasado, excusándose por el tráfico y blablablá.
“Cosas típicas mías”, me dijo.
– Pues bien, empecemos. La verdad, no sé con qué pregunta partir.
– Si quieres, yo parto.
(Risas)
– Ok, ok. – Silencio incómodo– Mientras te esperaba me pregunté por qué decidiste que nos juntáramos en este lugar, en el andén del metro.
– ¿Es eso una pregunta o una confesión?
– ¿Quieres que esa sea la primera pregunta de la entrevista?
– Dije que nos juntáramos en el metro porque es un punto de encuentro cómodo para los dos. Más aún considerando que eres provinciano.
– Espera ¿no escogiste este lugar en alusión al título de tu primer libro, Líricas de subterráneo?
– No. Fue solo por comodidad. El metro me queda cerca de casa.
– En ese caso, era mejor opción decirme que nos juntáramos en tu departamento pues.
– Lo pensé, pero descarté esa idea porque el depa está un poco sucio; no he tenido tiempo para hacer aseo. Además, es un poco pronto para invitarte a mi depa, es un lugar muy íntimo y realmente está sucio.
(Más risas)
– Aprovecharé esta jovial e improvisada introducción para plantear la primera pregunta de la entrevista. Mauricio, ¿por qué bautizaste a tu libro Líricas de subterráneo?
– Por varias razones, estimado Mauricio. El nombre del libro está tomado de un verso del poema Rap en décimas. Mis versos son líricas de subterráneo porque son underground, no son mainstream. Es poesía urbana, como de rapero de transporte público. Desde un principio quise que el título hiciese alusión al metro por todo lo que ese medio de transporte significa hoy en nuestras vidas: hacinamiento, incomodidad, conectividad, línea amarilla, vendedores ambulantes, suicidios, torniquetes, reemplazo de boleterías por máquinas, ausencia de baños públicos, guardias. En el metro leemos, miramos las redes sociales, jugamos, nos enojamos, nos miramos en el reflejo de los vidrios, cerramos los ojos para descansar; incluso hay quienes encuentran el amor entre vagón y vagón.
El título que casi fue, pero del que me arrepentí a última hora, era “Permita bajar antes de subir”. Letanía que resuena estación tras estación, tan propia del Metro, que es inevitable no leerla con la voz femenina de la grabación. Me gusta esa frase.
– Mira tú, no sabía que te gustaba tanto el metro. Muy interesante, amigo Mauricio. Continuando con la conversación sobre Líricas de subterráneo, tu primer libro. Ya ha pasado más de un mes de su publicación. ¿Cómo clasificarías este gran hito en tu vida?
– Sin lugar a dudas, como un fracaso.
* cara de asombro*
– ¿Por qué?
– Primero, por su nula repercusión. La publicación de Líricas de subterráneo fue como el ruido de la caída de un árbol en el bosque. Del total de las personas que alguna vez manifestaron interés por mi arte, muy pocas leyeron el libro; y, de quienes lo hojearon, muy pocos lo leyeron entero. Segundo, porque uno siempre sueña que su primer libro sea excelente y, siendo objetivo, mi primer libro deja mucho que desear.
– ¿A qué atribuirías el fracaso de tu libro? ¿Por qué dices que el libro deja mucho que desear?
– El fracaso lo atribuyo a dos factores: uno, la prisa por publicar; dos, lo publicado. Si me hubiese dado más tiempo para editar, probablemente hubiese mejorado muchos textos: quitando cosas, reescribiendo otras, añadiendo cosas nuevas. Quise escribir un libro para personas que no están familiarizadas con la poesía, un libro que fuera del gusto de los lectores que odian la poesía. Y he aquí mi imperdonable error, pasé por alto dos cosas: que quienes no leen poesía no estarían interesados en mi libro; y que, quienes leen poesía, no disfrutarían de ese tipo de escritos. Visto desde ese punto de vista, el proyecto en sí siempre estuvo condenado al fracaso.
– Reconoces que tenías prisa por publicar. ¿Por qué sentías esa prisa? Si tenemos en cuenta que la esperanza de vida es de 80 años en Chile, el tiempo no debiese ser problema.
– Sentí esa prisa cuando cumplir las 30 primaveras era inminente. Creo que todo escritor tiene permitido tener sus pecados de juventud, esos escritos de los cuales uno se puede retractar, avergonzar, mirar con más disgusto que nostalgia. Desde hace años que tenía unos cuantos poemas listos para ser publicados; si no los publicaba ahora, no los habría publicado nunca, hubiese pasado la vieja. La prisa era solo por ese puñadito de textos, que no son más de seis páginas en total del libro. Y si tenemos en cuenta la convención de que la juventud se extiende entre los 15 y 29 años, para que fuese poesía joven debía publicarlos antes de cumplir treinta años. ¡Terminé el libro un día antes de cumplir los 30! En el ocaso de mis 20.
Si bien era prisa por publicar, por difundir, también era prisa por olvidar. Como dijo el griego en el Fedro, la escritura es fármaco de la memoria. Para superar la poesía de juventud es preciso olvidarla, y qué más fácil de olvidar que un libro de poemas (sin contar las célebres e inolvidables excepciones, claro). Así que mi fracaso no fue tan fracaso, o mejor dicho, mi fracaso es mi éxito. Lo publicado ya está ahí, publicado; ahora puedo olvidarlo y continuar con mis otros proyectos literarios.
– Pero podrías haberlos publicado igual en un blog, o haberlos enviado a una revista.
– Al publicar en un blog nunca hubiese sentido que el escrito estaba terminado; siento los blogs más como borradores. Nunca pensé en publicar en revistas porque creo que, para eso, primero tendría que ser lector de esas revistas, para luego recién animarme a publicar en ellas ¿no crees? Sino sería como aquellas personas que van a cafés literarios solo a leer, sin ánimo de escuchar a los demás escritores. Como dijo la soa Bachelé, paso.
Otra gran motivación para elegir el formato libro fue las ansias de registrar mi obra en la Dibam – una farmacia de la memoria cultural chilena. La opción más práctica y barata era registrar todo en un solo documento.
– Dijiste que no lees revistas de poesía. ¿No estás interesado en lo que se está publicando en ellas?
– No es que no esté interesado. No me he dado el tiempo de leer poesía contemporánea porque, por el momento, estoy más interesado en otras lecturas. Obsesivamente interesado en otras lecturas, para ser más preciso.
– Mencionaste también que tienes más proyectos literarios. Quisiera que me contaras, si es posible, en qué consisten esos proyectos.
– En lo literario, mi principal proyecto es leer más. Siento una deuda enorme con algunos escritores, principalmente con Lihn, cuyos libros están aburridos de esperar ser leídos en mi velador. Para mí, leer es reescribir; me gusta más leer que escribir. Cuando me deslumbra un texto no me conformo con leerlo una o dos veces. Quizá a veces me creo el Pierre Menard de Borges. Esa deuda con la lectura me pesa hasta la culpa. También me gustaría leer literatura más nueva, más contemporánea.
Por otro lado, mis intereses literarios no están acotados solo a la poesía. Llevo tres años trabajando en una novela, que, con suerte, espero terminarla antes de morir de viejo.
Además, tengo otros proyectos pendientes: unos lienzos esperando ser terminados, junto con algunas ilustraciones con técnica mixta. Lo más ambicioso y, a la vez, lejano, es aprender a hacer pasteles-esculturas con fondant.
– Arriba hablaste de pecados de juventud. Luego, de deuda y culpa. ¿No pensaste que era mejor no publicar aquellos pecados de juventud y permanecer en la pureza?
– Sí, lo pensé muchos años. ¿Para qué escribir más si ya está todo escrito?. Además tenía ese constante miedo (derridiano) de hablar y ser mal interpretado y a la grandeza de la hoja en blanco.
Cada vez que leo un libro bueno, siento que no vale la pena escribir más; me dan profundas ganas evangelizadoras de compartir ese texto en vez de mis escritos. Por ejemplo, uno de mis libros favoritos es la antología Poemario popular de Tarapacá 1899-1910 (LOM Ediciones). Cuando leo esos maravillosos poemas, me cuestiono si es que está bien que siga escribiendo, si está bien que la gente no conozca la poesía obrera salitrera. Si me permites dar un humilde consejo a los futuros lectores de esta entrevista, me gustaría decirles que mejor no pierdan su tiempo leyéndome y que mejor se compren y lean ese poemario.
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– Te gusta la poesía popular. ¿Te consideras un poeta popular?
– Prefiero el título de poeta impopular. Me gusta la poesía popular en sus temáticas, sus métricas, sus posibilidades, sus fines. A ratos el arte por el arte, por diversión; a ratos lírica contestataria, crítica social; brindis, malabarismo, contrapuntos.
Crecí escuchando rap. Muchos de mis veranos de juventud fueron así: de día leyendo poesía popular en décimas; de noche rapeando sus freestyles con los cabros, corriendo las rimas a la par con las cervezas.
A ratos escuchando algún disco de La nueva canción chilena, música comprometidas; luego, su reggaetón old school. Cantando erre de revolución, a de actitud, pe de poesía con Nach o la Poesía insensible de Mic Aberración. Para mí eso también es poesía popular.
Me gustaría ser poeta popular, pero no me atrevo a denominarme así. No me atrevo a compararme con aquellos ágiles payadores que he escuchado proclamar con sus guitarrones. Tampoco me atrevo a compararme con Bad Bunny y su excelente X 100PRE.
Amo la cultura popular mucho más de lo que la odio. Si yo fuera Heidegger, Benito Martínez sería mi Hölderlin.
Me gustaría ser poeta popular. Quizá algún día maneje las décimas o componga trap.
– ¿Por eso es que en tu libro incluyes alusiones explícitas al rap, la poesía popular y el reggaetón?
– Oooobvio po, la preguntita jeje.
– Pero no haces mención al trap.
– Porque recién me empezó a gustar el año pasado, cuando, por cultura general, me senté a escuchar a Bad Bunny. También he escuchado buen trap chileno y argentino.
– Volviendo a la conversación sobre tu libro. Quisiera que me comentes cuáles son los poemas que más te gustan de él y cuáles son los que menos te gustan, esos “pecados”, como los llamaste.
– Para responder tu pregunta, debo hacer primero una confesión. Sospecho que tengo mal gusto jajajaja. Un día, mientras leía a Borges, se me ocurrió arruinar su poema El reloj de arena. Sonaba de fondo el nostálgico reggaetón Como antes, que era el hit del momento del dúo Wisin y Yandel. Entonces tomé la reflexión de Borges sobre el tiempo y la arena. Arena propia del desierto, también  propia de la playa; el reggaetón resonaba en las playas de Cartagena, se había vuelto a reunir el dúo separado hace cinco años. Noté que el verso “y de repente recuerdo lo viejo” era un expresivo endecasílabo, tenía que hacer algo con él (aparte de perrear).
Al parecer, esa mezcla de Borges y reggaetón, que tanto me gusta, no le gustó mucho al resto.
– Que dos cosas te gusten no implica que al mezclarlas se obtenga algo bueno. Por ejemplo, te puede gustar la mortadela y la mermelada de ciruela, pero no por eso va a ser un éxito mezclar ambas cosas.
– Mal ejemplo. Un día se me ocurrió mezclar mortadela con mermelada de ciruela y me gustó.
– Pero no nos desviemos de la conversación jiji.
– El poema que menos me gusta del libro es el primero, Traigo poesía humilde. Lo elegí como una introducción para lo que vendría más adelante. Las reminiscencias a ciertos poemas de Parra son casi explícitas, una mala copia dirá alguno (en lo que coincido), pero solo copia en la forma; el fondo, en vez de buscar descolocar al lector, era para simplemente presentarme en un tono coloquial. Si hiciera una segunda edición del libro, este sería el primer escrito que mutilaría. Ese pecado de juventud, que data del 2009, es lo peor del libro.
Hay otros varios textos malos –algunos malos a propósito, como la parodia Hombre de la tierra– que los incluí para dar cierto ritmo a la lectura. Ordené los poemas de modo tal que fuese una lectura rápida y divertida. Algunos textos están donde están como el wasabi y jengibre al lado del sushi.
El poema que más me gusta del libro es Haiku-radima. Otro que me gusta mucho, es “Por qué cantai la rosa po, poeta // Hácela florecer en tu poema.”. Si tuviese que elegir un título para ese poema sería Cartagena. Me imagino a Huidobro recitando esos versos de su Arte poética en la Playa Chica, mirando el mar. “Por qué cantáis la rosa, ¡oh Poetas!”, voz que mutó a ““Por qué cantai la rosa po, poeta” tal como mutó Cartagena, convirtiéndose en el ícono de balneario popular.
– ¿Por qué publicaste esos poemas que no te gustan? Eso me recuerda a Master Chef, cuando los jurados preguntan a los concursantes porqué al emplatar incluyeron preparaciones que quedaron malas.
– Reconozco mi error. Me comprometo a ver más tele para mejorar mi arte.
– Aunque viste entera la última temporada de Master Chef, supongo.
– Por supuesto. Es mi programa favorito. La gastronomía es mi arte favorito, especialmente la repostería. Admiro profundamente a artistas como Gregory Doyen, Amaury Guichon y Ksenia Penkina.
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– Estamos llegando al fin de esta larga entrevista. No sé si quieres aprovechar esta instancia para decir algunas palabras, para mandar algún saludo o algo así.
– Sí. Quiero aprovechar de aclarar que me autoentrevisto no como un acto de irreverencia, sino porque nadie está interesado en entrevistarme.
También quiero dar las gracias a quienes me han leído. De todo corazón, les pido disculpas por decepcionarlos, por la baja calidad de mis escritos. Pero aguarden, que sigo escribiendo, y esta vez ya no serán textos de juventud.
– Muchas gracias por tu buena onda. Te tengo un regalo de recuerdo. Un lindo trapero y un frasco de cloro, para que hagas aseo en tu casa.
– Jajaja gracias por el trapero. Antes no me gustaba, pero ahora me gusta el trap. Veré cómo me tomaré el cloro jejeje.
– Jijiji
– Jojojo
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Índice
Parte I
Traigo poesía humilde El reloj de arena. JLB feat Wisin & Yandel ADO al caldillo de congrio Décimas por Cartagena Rap en décimas Versos de Transantiago
  Parte II
Parte III
Rimas Había una vez ¿Y si parto del final? Cago más de lo que como Mito del alba y del Sol que se arranca Getsemaní 1 Pedro 5;8 Haiku-radima Soy verbo no sustantivo La lluvia se puso coqueta Master Chef Otakus Krillin Hombre de la tierra Cachupín Idea de cuento Campeón mundial de peos Cuando niño nunca me subí a los cerezos a comer cerezas Cómo imagino el mundo al 2030 Poema a la Luna Epitafio Un poema que escribí a los 14 años
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Traigo poesía humilde
mis palabras se sonrojan
ante los ojos lectores
Pido disculpas por no estar al nivel
no era mi intención decepcionar
ni mucho menos plagiar
¡No sé en qué estaba pensando cuando me senté a escribir!
Disculpen mi osadía
al compararme con el Quijote:
de tanto leer poesía
me nació el impulso de ser poeta
Reuní cuanto artefacto encontré en mi armario
me vestí con ellos simulando una armadura
y salí a recorrer el mundo
sin Sancho ni Rocinante
con la única similitud al Quijote
           de autodeclararme hidalgo
Hoy
que veo la grandeza de mi error
solo me queda recurrir
a vuestra magnánima misericordia
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El reloj de arena. JLB feat Wisin & Yandel
                                                                               (Homenaje a J.L.B.)
(JLB)
Está bien cómo la mides, bien dura,
bajo la sombra, sol, playa y estío,
bailando sexy, gata, donde el río
en que Heráclito vio nuestra locura.
El tiempo y el dembow son el destino
que nos unió en un baile imponderable,
bellaqueando en el curso irrevocable
del agua que prosigue su camino.
Estás bien buena, mami. Los desiertos
donde hicimos el amor; la pesada
arena en tus senos, imaginada
para medir el tiempo de los muertos.
(W&Y)
Cinco años fue el tiempo que ha medido
la arena prisionera en el reloj.
Con voz a dúo se llenó el vacío
y el lleno lentamente se vació.
Los líderes del género regresan,
el Dúo de la Historia da castigo.
Mi lady, deja decirte al oído
que anoche, anoche soñé contigo
soñaba que te besaba
y que te acorralaba.
Y ahora dale, sin miedo,
hasta que se rompa el suelo.
Y dale sin miedo
           ahora es, hey!
           ahora es, hey!
(JLB)
Esa ráfaga, el reguetón, esa diablura,
los atareados años desafía;
hecho de polvo y tiempo, el hombre dura
menos que la liviana melodía.
Y de repente recuerdo lo viejo:
a todo el mundo pegado en la disco
y bailoteo.
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ADO al caldillo de congrio
                                                              (En memoria de don Neftalí Reyes B.)
En el mar
tormentoso
de Chile
aún no vive el rosado congrio
que le dé superpoderes
a los deportistas chilenos.
Esperemos que del cielo venga
el (des)interesado inversionista
multi
         mi
              llo
                  nario
que, cual Farkas con sus lucas
                                  de a fardos,
se raje con sus cheques
                                  (aplausos)
pa ganar alguna vez algo.
Que se raje el Estado
ya que el deportista
está chato
de esperar
como una rosa espera,
y al fuego
lentamente
entregar el tesoro
hasta que en caldillo
se calienten
las medallas de Chile.
Receta:          2 premios Nobel de Literatura
                      1 premio Miguel de Cervantes
                      y nadie lee ni hace ejercicio.
_________________
ADO: Asociación de Deportistas Olímpicos
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Décimas por Cartagena
Una locura me embriaga
es la arena ennegrecida
de esta playa bendecida
Cartagena imaginada
como luna apolillada
como contagiarse el sida...
su belleza envejecida
esplendor añejo eres
octosílaba pareces
popular     feliz      prendida
Bipolar es el balneario
uno es hoy y otro mañana
es verano y en manada
se toman mi vecindario
¿y en invierno? Lo contrario!
Cartagua luce encantada
de hermosura iluminada
gracias a que no hay turistas
los que, antipaisajistas,
la hacen lucir arruinada.
Yo feliz de Cartagena
si pa mí es como Rancagua
si la conozco de guagua
su nombre llevo en mis venas.
Lo confieso, me da pena
ver flotando por sus aguas
botellas, bolsas, paraguas
como si estos fueran peces.
Lo he dicho cientos de veces
¡que no ensucien más Cartagua!
Litoral de los poetas
en mi infancia fuiste cuna
con tus playas, tus lagunas,
con tus voces de profetas:
“lleve a luca las paletas”
“el tru lu lu lu lu helado”
y me siento enamorado
cuando por fin es verano
y yo, pasajes en mano,
me dirijo a Cartagena.
Cartagena te defiendo
porque acá no soy turista,
con mi compaire Huidobro
somos paracaidistas.
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Rap en décimas
Dos mil dieciocho
Representando a la poesía métrica
MC de micro dando clase a lo pueta
Esto es rap de vieja escuela:
octosílabos sapientes
de a diez versos estridentes
que canta a niños y a abuelas,
canta a huasos sin espuelas,
canta a burgueses sin mentes,
a mendigos y a pudientes
líricas de subterráneo
que te pegan en el cráneo
y hacen pensar al oyente.
Antes Lira Popular,
canto divino y profano;
antes folclor artesano,
antes cueca zapateá.
Hoy voz de rap, el cantar
brota del suburbio urbano
donde se forma el humano
con vocación de juglar:
es voz para denunciar,
lucha verbal mano a mano.
Canta MC doña Juanita
del rap prodigio talento
de chica vida de esfuerzo
de adulta ejemplo de vida.
Fin de mes y no hay salida:
solo hay plata pa alimento,
las cuentas son otro cuento
que no hay plata pa pagar.
Ni soñar con ahorrar,
el sueldo dura un momento.
Tanta riqueza y carencia
conviviendo en esta urbe
¡demencia es que esto no turbe
al poderoso su conciencia!
Su lucro hasta la indecencia
paga sueldos de miseria
y la situación es seria
porque el consumo consume
a mi gente que se sume
en deudas hasta la arteria.
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Versos de Transantiago
En eterna letanía
bus tras bus. Los pasajeros
atontados, lastimeros,
transitamos noche y día.
Subo. Sin alevosía
en mi actuar de somnoliento
sin pensar llego y me siento
en un asiento vacío.
No siento ni escalofríos
con lo frío que entra el viento.
Para el bus, se sube el canto
junto con el guitarreo
de un cantante sin empleo.
Aunque nos molesta tanto
asistimos su quebranto
pues mejor es el rapero
al lanzazo del ratero.
Entre tanto robo hoy día
a un collar de joyería
lo han privado de su dueño.
Con la cabeza adosada a
la ventana, de aburrido
miro al frente como ido.
Veo miradas cansadas
de personas que, apretadas,
viajan dadas al hastío.
Sonreír es un desafío
cuando la angustia se asoma
y el celu, que es nuestro soma,
nos distrae entre el gentío.
Ya llegando a mi destino
pa avanzar pido permiso
hasta el timbre y doy aviso
que es el fin de mi camino.
Puerta abierta y alucino
que el suelo se compadece
porque la micro parece
una lata de sardinas.
Entre acrobacias cansinas
dejo la quinientos trece.
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Más que medio lleno o medio vacío
veo el vaso medio sucio.
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Dime de qué escribes
y te diré quién crees que eres.
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“Autobiografía no autorizada”
y un bipolar indignado.
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Ir al baño es un acto más poético
de lo que la gente piensa.
Donde hay papel, hay poesía.
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El papelero es un poemario.
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El payaso asesino dijo un chiste y le mató de la risa.
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Sobran poetas, faltan lectores.
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Cuando alguien se coloca detrás tuyo
sabes que escogiste la fila correcta.
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