no había evento que hubiera en la universidad al que no asistiera jinhee. si tenía un tiempo libre, por supuesto que estaría ahí sin importar a que casa perteneciese el mismo. sonríe plenamente observando el ambiente a su alrededor, llevándose una palomita hasta la boca pero deteniéndose en uno de los puestos de botanas que llamó más su atención. rebusca entre su pantalón su cartera que lamentablemente, la ha dejado en su habitación y había llevado dinero justo para lo que recién estaba comiendo y ahora ya no tenía nada. un par de maldiciones por lo bajo antes de acercarse a la siguiente persona. “qué dices, te intercambio estas palomitas, si me compras algo de aquello” sugiere señalando tanto su comida como el puesto del resto de botanas.

“y mi padre felizmente te daría mi habitación” rió, aunque sus palabras iban en serio; la solidaridad era un valor muy importante y practicado por sus progenitores. “¿un ángel, dices? ¿crees que también me deje hospedarme si es que mi padre decide no regresarme mi habitación?” bromeó, para después cruzarse de brazos en un fallido intento de lucir ofendido. “¡pero si soy la mayor bendición de sus vidas! sólo que a veces se sienten como adolescentes y deciden tomar su enésima luna de miel” en cierto punto, era gracioso. en más de una ocasión carter parecía ser el único adulto en su familia, con la forma en que tendía a regañarles ante sus escapadas. “¿sabes? temo que una vez que pruebes las delicias que hace mi papá no quieras marcharte y de verdad te quedes con mi cuarto” concluyó, antes de observar al muchacho irse. en sus planes del día no estaba el interrumpir su gran saludable dieta, pero qué se le iba a hacer, la vida se trataba de disfrutarla y, definitivamente, se deleitaría con el alimento que le era posicionado frente a él. “mi madre no tiene porqué enterarse de esto, descuida” sonrió, haciendo un ademán con su mano para restarle importancia. “por cierto, en realidad no tenías que comprarla por mí. ¿cuánto te debo?”

“te dejaría hospedarte y te atendería como un rey, con eso te digo todo, solo menciona mi nombre para que tengas más favoritismos por encima de mis hermanos porque... soy el favorito” aquello claramente es broma puesto que su hermana ni su hermano vivían ya en casa. acudían a la misma solo en épocas de vacaciones al igual que él. así que no importaba. “¡oye déjalos! yo quisiera que mis padres se tomaran una enésima luna de miel pero estoy seguro que ni han llegado a la segunda, trabajan tanto, si te soy sincero no entiendo como le hacen para seguir juntos” la verdad de todo, sabía que sus padres apenas se veían al día por el trabajo de ambos, no estaría sorprendido que estuvieran separados para ese entonces pero no. mantenían su relación. “bueno pues si sigues hablando así de las delicias que hace tu padre haré todo para quitarte el puesto, solo te aviso” alza ambos brazos al aire en gesto de inocencia. “no me debes nada, ya luego me comprarás algo tú, ¿vale?”

    chiste sin gracia, orbes fijaron facciones varoniles. ceja derecha se eleva cuan gesto sorpresivo / indignante. ‘ en realidad no son copas las que usamos ’ aclaró sin despejar duda, ni comprometiendo su sinceridad. ‘ ¿en serio lo preguntas? vaya, debes ser tan gentil o bromista para confiar en los lobos. aunque tengo fe en que este año podríamos vencerlos ’ mentira o verdad, no le importaba.

“¿qué usan?” pregunta aún sonriendo por la mala broma propia. “soy gentil y bromista al mismo tiempo pero te prometo que no lo hago esta vez, por hoy estoy siendo más gentil que bromista” asegura regalándole una amplia sonrisa. “¿ves? todo es cuestión de actitud, si se esfuerzan más seguro que les dejamos la copa” 

         “Si son caros, niño rico” comentó con una sonrisa entretenida a tal inocencia, ella la reinaba un par de años antes, ahora ya podía decirse que estaba más con los pies en la tierra “¿Oh? ¿Tu invitas?” alzó las cejas de manera sugestiva para luego (y al fin) llevar el brócoli hacia sus labios y terminarlo con una sola mordida “Una barrita no es exactamente mi definición de algo dulce” mustió comiendo un poco más y tal vez pensando que era lo suficiente, de igual manera no tenía tanta hambre en este momento “No sé, tal vez un helado de chocomenta ayudaría más que una barrita” encogió los hombros, alejando un poco su plato.

frunce suavemente los labios, intentando comparar precios pero se da cuenta que nunca ha tenido la necesidad de revisarlos antes de entrar a un restaurante o pedir comida. su mala costumbre era comprar todo sin fijarse en el precio. “yo invito” asiente varias veces con la cabeza, realmente le gustaba compartir. “ah, espera, es porque no has visto esto” entonces de su mochila saca una barra de chocolate que abre con los dientes. “esto si es dulce, y no te compartiré, perdiste tu oportunidad” bromea soltando una suave risa. “y no menciones el helado que no voy a comprarte uno”

          “No son muñecas, son juegos de monstruos gigantes y batallas épicas” especificó, volviendo a tomar una papa para seguir comiendo mientras escuchaba las preguntas del contrario “No, no, en el celular solo tengo… uh” y ahí se detuvo, achicando los ojos un poco mientras pensaba en qué responder “Okay, es como una baby cam” recordó aquellos aparatos “El bebé es mi computadora y aquí es donde veo lo que está pasando, así cuando siga mi turno, puedo ir corriendo a la biblioteca para patear traseros de monstruo” explicó con una sonrisa, satisfecha de poder encontrar algo simple para comparar “Y si alguien cierra mi laptop tengo cinco minutos para volver a encenderla y entrar a la pelea o alguien morirá”

“¿monstruos gigantes y batallas épicas?” repite alzando la ceja soltando una suave carcajada. “¿ahora los niños luchan contra los monstruos que viven debajo de sus camas? vaya, sí que han cambiado las generaciones, definitivamente estamos viviendo la cuarta revolución industrial” exagera burlón como sí fuesen miles de años los que existían entre él y la joven. “¿qué pasa si en el camino te caes u ocurre un contratiempo y no llegas a matar al monstruo?” cuestiona cruzándose de brazos. “¿pierdes?”

“Americana hecha en… America. Como si no fuese obvio.” le dice y ríe levemente, como si de una presentación se tratara. “Oh, espero ir alguna vez. Me parece un país muy interesante y con una cultura muy rica.” asiente sonriente. “Asia, en general, lo veo como un mundo paralelo. Todo allá es tan… ¿avanzado?” no quiere hablar de más, tampoco lo conoce y no sabe hasta donde puede llegar con sus opiniones; después de todo, se considera una completa ignorante en el tema. “No sería lo mejor. Tengo exámenes que aprobar.” ríe, negando. Asiente en entendimiento, y poco tiempo después, ante la pregunta ajena, se niega con el puente de su nariz arrugado en pequeños pliegos. “No mucho. No tengo paladar para él.”

“bueno pues si necesitas de alguna guía turística sin pagar nada, ya sabes como contactarme” incluso añade un guiño con cierta diversión, esbozando una amplia sonrisa sobre sus labios. “somos culturas muy distintas, yo creo que ya con eso llama la atención, lo mismo me ocurre a mí, me gustaría conocer más países de América puesto que me parecen muy interesantes” encoge sus hombros, quizá la diversidad de culturas era lo que más lo había impulsado a salir de su zona de confort y buscar algo más allá de lo que ya conocía en Corea. “pero si vas a corea tienes que comer al menos un platillo picante, no te puedes ir sin ello, ¿me lo prometes?” saca su dedo meñique para sellar una promesa que no estaba seguro de que fuera a hacerse realidad. 

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weiwei

        “Los restaurantes del centro suelen ser siempre una buena opción” ella lo supo, ya que su primer verano en la ciudad tuvo que trabajar en uno “Aunque suelen ser algo caros, ¿no? digo, en Corea no es exactamente lo más barato y es lógico que aquí se vea como algo exótico y…” ladeó el rostro, alejando aquellos malos fideos y concentrándose en un pedazo de brócoli “Aunque sería lindo ir” asintió entonces, recordando que su padre siempre le decía que podía llamarle en cualquier momento y él le ayudaría “Oh, no, para nada” sacudió la cabeza casi de forma cómica “Mi conocimiento culinario es devastador, lo digo en serio” ahora utilizó el tenedor para señalar hacia la cafetería “Lo prepararon allá, no está nada mal” encogió los hombros “Creo que solo son buenas preparando comidas locales” pero claro, ella no podía criticar “No, no, yo seré niña grande y terminaré esto” volvió el tenedor hacia su plato, tomando otro bocado.

“no son caros” responde con normalidad aunque quizá si lo eran pero para alguien que había nacido con cuchara de oro en la boca y sus padres seguían manteniéndolo, era una cantidad decente. “así que no te preocupes por ello, quizá un día saliendo de la práctica de natación podamos ir” sugiere alzándose de hombros sinceramente. “ah ya somos dos, soy malísimo en la cocina, menos mal que hasta ahora no he tenido la necesidad de cocinar, de hacerlo ya estaría muerto” exagera soltando una carcajada divertido. “bueno, tu te lo pierdes, pronto esta barrita desaparecerá en mi estómago y tú te quedarás con solo ese sabor del pollo.... ¿segura que no quieres nada?” vuelve a insistir dándole un pequeño bocado a la misima. 

raven

    ‘ en realidad necesitamos una copa, no queremos lucir tan perdedores en lo que se supone es un campeonato ’ afirmó, pero estaba totalmente ajena a sus propias palabras. el premio no era tan de su interés, sólo quería lograr sus deseos y dejar un legado del patrimonio dejado por sus padres fallecidos. ‘ vamos, eso no me convenció para nada ’ inquirió, fingiendo gruñido canino.

suelta una suave carcajada y niega con la cabeza. “copas tienen muchas, en las fiestas” no puede evitar soltar aquel mal chiste que solo le causaría gracia a él. niega varias veces con la cabeza soltando una risa. “vamos, ¿por qué tanta desconfianza? de verdad, ¡tengo fe en ustedes! ¡arriba los lobos!”

“¿debería de prevenir a tus compañeros de cuarto? sería horrible que te sintierashomesick y que encima te quedaras homeless” bromeó, uniéndose al contrario en el coro de carcajadas. “excelente, en la primera oportunidad que tenga tomaré un avión a corea” carter nunca jugaba cuando se trataba de visitar otros lugares o de probar nuevos alimentos. “pero avísale a tu nana, no quisiera que me corriera a patadas porque me aparezco en su puerta pidiéndole de comer” volvió a reír, apoyando sus codos sobre la mesa. “mh, yo nací aquí, pero mi papá es originario de seúl. de momento está aquí en la ciudad… o eso creo. a veces suele viajar repentinamente con mi mamá sin siquiera avisarme” resopló, negando con la cabeza en desaprobación. “aunque si me das tu horario puedo arreglar algo, me aseguraré de que no salga inesperadamente del país”y tan pronto recibe la oferta, una radiante sonrisa invadió sus labios. “claro que quiero una, pensé que jamás lo sugerirías.”

vuelve a carcajearse y niega un par de veces con su cabeza. “tendría que pedirle asilo a tu padre entonces” bromea riéndose al mismo tiempo, jugueteando con la cuchara de su plato. “yo le aviso, pero jamás te echaría a patadas, es un ángel te lo digo yo” y no mentía, aquella mujer los había criado a él y a sus hermanos cuando ambos padres estaban ausentes por trabajo. había formado un papel importante durante su crecimiento de ahí el gran cariño que le tenía. “bueno, si yo fuera tus padres también lo haría, por fin se deshicieron del engendro y ahora pueden disfrutar como cuando antes de que existieras” la sorna se hace ver en su tono de voz, realmente desconocía la situación del joven y su familia y esperaba no estar hablando de más. “vale, con esto te digo todo, a cualquier hora que tu me digas que hay comida en tu casa, yo dejo de hacer lo que sea y me arranco para allá” aunque no era tan exagerada la situación, realmente no le costaría nada hacer a un lado algún que otro plan para comer comida coreana decente. “perfecto, en un segundo vuelvo” avisa con una sonrisa antes de levantarse al mostrador para encargar dos combos idénticos para estar de vuelta un par de minutos después con una charola llena de comida. dos hamburguesas con sus respectivas papas a la francesa y un refresco para cada uno. “espero que tu madre no me odie por estar alimentándote con chatarra”

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“sí, claro. ¿por qué dices que está malo?” inquirió tras probar el plato ajeno, pues estaba realmente bueno. “gracias, ¿pero no te quedarás con hambre?”

“pues... a mi no me gustó” admite arrugando la nariz pero suponía que el sabor no debía ser tan malo apra alguien que desconocía el verdadero sabor que él estaba buscando. “no, no, adelante, disfrútalo, créeme que he tenido suficiente”

El alivio se transforma en una sonrisa enorme al dar nombre a su víctima, agradeciéndole a Merlín por haber enviado a una pantera a su rescate. Asiente por instinto a las palabras del mayor, enfocándose tanto en la reacción de la pareja contraria que se olvida de prestar atención a lo que dice. No es hasta que el hilo verbal de Jinhee comienza a tornarse demasiado desfavorable hacia su persona que reacciona, soltando un grito de terror al comprender lo que dice. “¡EH, EH, EH!” se queja, girándose hacia el muchacho para intentar hacerle callar. Alza las manos para cubrir su boca, buscando de esa forma silenciar la verborrea que ha logrado sacarle un par de risas al otro par. “¡Eso no es cierto, está mintiendo!” grazna dando pequeños saltos en su lugar, cuestionándose entre abalanzarse contra él para arreglar su reputación o arrastrarlo lejos de la escena para evitar que diga más cosas; descubre, entre su lío mental, que ninguna de las dos opciones ayudarán a su causa. Así que opta por la opción tres, la que le arranca una sonrisa de diablillo. “Bueno, técnicamente sí es cierto. ¿Pero qué harían ustedes de estar en mi lugar, huh? ¡El muy infeliz siempre está engañándome con otros!” lo señala con el índice, utilizando el tono de voz que saca a relucir cuando intenta meter en problemas a sus hermanos usando la carta de víctima. “Tantas veces lo he encontrado en otros brazos… tantas noches he visitado palacios y luchado con Bowser para recuperarlo, ¡pero su corazón es más frío que el de Voldemort y Grindelwald combinados!” lloriquea, cubriéndose el rostro con el antebrazo. Cuando se dirige nuevamente a la pareja, su voz adopta un tinte más sobrio. “Y eso no es todo. Lo de la llave de su habitación ha sido porque mis sostenes comenzaron a desaparecer y descubrí que él los robaba para usarlos. ¿Cómo pretende que los recupere si nunca quiere regresármelos?” terminó su escena, más que satisfecha con su bromita.

todo rastro de diversión se borra de su rostro una vez que se da cuenta que su propia broma ha sido tomada en su contra, la joven ahora actuando como la víctima ante la pareja que antes reía por lo que él contaba y ahora simplemente lo miraban con curiosidad. “lo cierto es que múltiples veces hemos terminado pero ella sigue insistiendo en regresar conmigo, cuando terminas una relación eres libre de hacer lo que quieres ¿o no? sólo que ella piensa todo el tiempo que seguimos juntos y se aparece ante mi cuando menos lo espero” se excusa alzándose de hombros. “pero eso sí señores, estando con ella he sido fiel a su corazón pero a veces ella lo hace tan difícil” lleva una de sus manos hacia su oreja haciendo un par de círculos, seña de que la joven estaba completamente loca. “y eso de los sostenes es falso, ¡ella los pone ahí para tener una excusa para ahuyentar a mis otras conquistas o por lo menos, una excusa para entrar en mi habitación cada vez y cuando!” niega varias veces con la cabeza en señal de decepción. “la semana pasada la encontré sobre mi cama con objetos extraños y de procedencia desconocida, estoy seguro que se leyó completa la trilogía de las cincuenta sombras de grey” hace un gesto exagerado con sus labios y le dirige por fin una mirada a su compañera. “¿pero saben? aún así seguimos juntos, pese a todas sus locuras a veces la hecho de menos” admite colocando su brazo sobre hombros femeninos. “estoy seguro que tiene un muñeco vudú con mi rostro impreso en él y por ello sigo volviendo a ella, ¡un hechizo!” alza su voz entonces en la última palabra y aprovecha entonces para gesticular la palabra ayuda sin emitir ninguna palabra. 

lo cierto es que llevaba un poco de apuro, le quedaba un tanto lejos la sala donde se reuniría con algunos de sus compañeros. el paso era bastante acelerado y gracias a la longitud de sus piernas avanzaba con bastante rapidez como para llegar con minutos de sobra. la puntualidad lo era todo así que pretendía no entretenerse con nada a su alrededor, lo cual le costaba bastante, para no retrasar el encuentro. aún así no podía controlar lo que hacían otras personas así que debió de haber supuesto que quizás en el camino se vería distraído por cualquier cosa y ello le robaría un par de minutos con los que no contaba. figiendo no mirar a nadie para no verse obligado a saludar o entablar conversación lleva su mirada fija en el móvil, donde solo se encontraba actualizando la página principal de vinnie porque la realidad es que poco tenía que hacer. tal y como su subconsciente lo pensó, su brazo se ve acorralado por el de otra persona. la confusión no tarda en presentarse en sus facciones pero pronto se acomodan al reconocer el rostro ajeno. a punto de hacerle saber que lleva prisa se ve interrumpido por sus palabras. le cuesta un poco entender que es lo que quiere o espera de él, observa a el otro par que esperan una respuesta de su parte, por lo que como parte de su forma de ser una idea brillante cruza por su mente. olvidándose así de la prisa que llevaba. “es verdad, aunque peach es un poco loca y posesiva, me ha costado bastante seguir a delante, sin contar que es demasiado pegajosa” para entonces busca deshacer el agarre. “...y es muy–– ‘intensa’... ya saben a lo que me refiero” hace una mueca con sus labios. “también me obligó a darle la llave de mi habitación” murmura cubriéndose el costado de su boca como si fuera un secreto. “y la clave de mi móvil... y lleva mi ubicación activada en el buscador de amigos para saber donde estoy todo el tiempo”

¿Cómo es que es capaz de terminar envuelta en un lío cada vez que pone un pie fuera de su habitación? Es un misterio digno de estudio por parte del Ministerio de Magia. Su pecho se infla con orgullo, manos aferradas a la libreta que segundos antes ha evidenciado el retrato creado hacia un tercero, garabatos que muestran una escena romántica entre dos completos extraños que han terminado protagonizando la mejor obra de amor del siglo. Bueno, según la crítica de Peach; los involucrados no parecen estar para nada contentos con su arte. “¿Y yo cómo iba a saber que terminaron?” se defiende, caminando de espaldas sin apartar la mirada de la furiosa (ex)pareja. “¡El arte no sabe de relaciones disfuncionales! De lo contrario yo y…” mira a su alrededor buscando una excusa barata, una presencia cualquiera para librarse de las consecuencias de sus actos. Al ver a una persona caminando en su dirección, totalmente ajena a lo que ocurre, decide entrelazar su brazo con el contrario para obligarle a detenerse. “Nosotros no estaríamos juntos, que muchas adversidades se han entrometido en nuestro destino buscando estropear nuestro amor. Pero nos mantenemos fuertes, ¿verdad?” le dedica una mirada rápida a su recién adquirido acompañante, intentando desarrollar comunicación telepática para decirle: ayúdame.

“A veces me hubiera gustado ser la única que estuviera viviendo aquí. Ya sabes, eso de sentirse adulto e independiente. Aunque esté en los dormitorios no logro olvidar que el resto de mi familia vive como a veinte minutos del campus…” Lo había pensando más de una vez, pero eso de vivir sola en un país extranjero, aunque sonaba emocionante, le aterraba completamente. “… pero supongo que los extrañaría mucho si no estuvieran aquí.” La reflexión salió casi sin que se diera cuenta. Aquello era algo que nunca admitiría frente a su familia. Tenía una imagen demasiado cool para eso. No quería ponerse melancolica ni nada de eso, así que se echó un pedazo de lechuga a la boca, solo para mantenerse ocupada. Sin embargo, casi se atraganta por quererse reír. “¿Compartir? Pffff. A mi me parece que tú no tienes hermanos reales.” Con la boca libre, las carcajadas salieron una detrás de otra. Según su experiencia, la hermandad se forjaba con la ley del más inteligente. Puntos para ella por terminarse todo lo medianamente comestible antes de tener que invitar. “No exactamente de primer año… En realidad estoy entrando en el segundo, pero me tardé un poco en elegir una casa.” No quería dar detalles, no eran necesarios, pero no lo culpaba para nada por pensar que era alguien de nuevo ingreso. Estaba consciente de la imagen de niña pequeña que daba, aunque la odiaba bastante. Que de verdad le comprara una malteada fue una sorpresa. Y ahora si la hizo sentir culpable. “Gracias.” Musitó tomando el vaso con ambas manos antes de sorber un poco de su contenido. “Muy bien, si adivinas a qué casa estoy postulando, yo seré la que te compre algo… ¿un chocolate? ¿unas galletas? puedes pedir lo que quieras, solo no te excedas.”    

“bueno, ser adulto e independiente tiene sus pros y sus contras, no todo es tan malo pero tampoco tan bueno” alza sus hombros. pese a que ninguno de sus hermanos viviera en casa y su madre y padre pasaran la mayor parte del tiempo fuera de esta, los echaba de menos. aún así siempre estaba en contacto con sus familiares, era una costumbre que lo hacía sentir más cercano a ellos. “¿qué si no tengo? ¡soy el sándwich!” hace una pausa ante su expresión. “bueno, más bien el jamón, mis hermanos son el pan y juntos hacemos el sándwich” razona sonriendo divertido. “pero sí, tengo dos hermanos reales y cuando viv´amos todos juntos compartíamos todo para tu información” lo cual era mentira, podría recordar varios disgustos que le dieron a sus padres al pelearse por quien se sentaba en la silla junto a su madre, o por quien tomaba el asiento de copiloto cuando ya eran un poco más mayores, incluso por quien tenía el control del control remoto en la televisión. “aún así al haber tardado puedo darme cuenta que te postulaste a la casa incorrecta, tomarte tiempo no te sirvió de nada”  molesta con cierta diversión y poca malicia. “un chocolate y unas galletas, ¿qué dices?” propone como si fuera un trato justo. “veamos... podría decir que” hace otra pausa y observa detenidamente a la joven como si intentara leerle la mente, entrecierra entonces un poco sus ojos para darle más protagonismo a su expresión. “diré... zorros” 

raven

    ¿desanimar? su vida se mantuvo en los suelos tras el fallecimiento de sus padres, permitiéndose crear una máscara transformando su animo en un aumento que llegaba a la superficie cuan nube blanca. ‘ lo sé, soy un lobo ’ guiño fugaz apareció en uno de sus parpados. ‘ vivimos de fiestas ’ intento de broma con trozos de verdad.

“¿lo ves? las fiestas son bastante buenas, y ustedes serán los expertos así que ¿quién necesita una copa cuando tienen fiestas?” alza ambas cejas y una pequeña sonrisa apenas se asoma sobre sus labios. “los lobos” añade burlón antes de soltar una suave carcajada. “ya, que es broma, tengo fe en ustedes” 

weiwei

        “Me lo dices a mi…” respondió con un suspiro, la única comida de su ciudad natal que comía desde hacía tres años eran sus dumplings de cerdo adobado y sinceramente ya estaba más que cansada de preparar lo mismo “Aunque hay personas que cocinan bien la barbacoa coreana” agregó observando el plato que le era ofrecido, comiendo un poco de este y haciendo una mueca “¿Acaso son fideos instantáneos, esto no sabe a Bibimbap” claro, no era una experta, pero más de una vez había probado aquel platillo y no era nada parecido a lo que conocía “Yo tristemente me conformo con pollo a la plancha y vegetales” señaló hacia su propio plato “¿Gustas un poco? En mi opinión hace falta la salsa de soya y un poco de mantequilla, pero no están tan mal como tus fideos instantáneos” soltó un par de suaves risillas, no por burlarse, más bien por costumbre.

“hay un restaurante de barbacoa coreana cerca del centro, deberíamos ir algún día” propone esbozando una sonrisa, siempre y cuando se tratara de comida él era más que feliz. “¿sabe horrible verdad?” la desesperanza se hace evidente en sus facciones, haciendo con ello un puchero, encargándose de sacar una barrita de cereal de su mochila. “¿tú lo preparaste?” cuestiona señalando el platillo que le ofrece su compañera. “anda ya, búrlate de mi desgracia, perdí una buena cantidad de dinero en ese ‘bibimbap’ pudiendo haber comprado otra cosa que valiera la pena...” y no es que le molestara gastar dinero si era lo que le sobraba, pero aún así. “pero no gracias, tengo más antojo de algo dulce así que por ahora me conformo con esta barra, ¿tú quieres?”

kimnorah

       “Estoy segura que eres al menos cinco años mayor que yo, así que aunque quisiera ser la madre de alguien tan lindo, no creo que sea posible y mucho menos a esta edad, mi papá me mataría” exageró, probablemente su padre le daría su total apoyo, pero el dramatismo era mucho más divertido así “Es un juego en línea, tontito” añadió con un par de risillas al volver a ver el rostro del muchacho, luego de escribir un par de cosas en el chat del juego “Voy a ignorar que hiciste esa pregunta ¿okay? acabas de darme de comer, no puedo ser explosiva contigo” suspiró, bien se sabía que preguntarle esas cosas a un gamer era considerado una ofensa de alto grado “No, no se puede pausar” mordió su labio inferior “Es como… está pasando ahorita mismo, todos están en la batalla, ¿ves?” señaló hacia la lista de jugadores, aproximadamente unos quince estaban ahí “Por eso tengo mi computadora en la biblioteca, el internet es mucho más rápido ahí”

“haces bien en pensar así, si eres tan joven entonces tan solo deberías centrarte en jugar a las muñecas y pasarla bien” encoge sus hombros y esboza una sonrisa, natural aunque deseaba soltar una suave risa. “¿un juego en línea?” lo cierto es que era poco experto en los videojuegos y su hermano mayor siempre le había ganado en ese aspecto. “¿cuál pregunta? ¿de qué hablas?” ahora muestra un poco más de interés en el contenido que se está llevando a cabo en el móvil de la más joven. “vale y ¿qué con la computadora encendida en la biblioteca?” cuestiona porque no le encontraba relación. “¿estás conectada en ambos sitios? ¿qué si alguien llega y la cierra?” la última pregunta tiene un tinte con cierta malicia. “¿pierdes?”