Allá donde nadie mira.

Donde el sol siempre se esconde pero nunca se asoma.

Donde los ojos no tienen pupilas y las narices no tienen nazos.

Acá donde nadie mira.

Acá. Donde hay un nombre apellido.

¿Dónde hay una mujer despierta esta noche?

La magia existe, y está en las palabras

Que ganas de cagarme esta pequeña parte de mi existencia la re concha de tu madre

Sos el cielo que se esconde tras las nubes. ¿Es el cielo quien se esconde detrás de ellas? ¿O son acaso ellas quienes lo esconden? ¿Será por celos, envidia? Tal vez solo lo estén protegiendo

Hay un ángel que toca la guitarra y canta en el subte. Lo juro, hoy la vi. Me senté y la miraba mientras cantaba. Debe ser una de las caras más bonitas que vi en mi vida la que tenia aquella chica. En un momento puso sos ojos sobre los míos. Al principio creía que iba a ser algo pasajero, pero luego note que no se despegaba. ¡Qué idiota! No me había dado cuenta que tenia el seño casi fruncido. Sonreí apenas entendí que esa era su intención, pero ya era lo suficientemente tarde como para evitar hacerlo cual idiota. Y sin embargo, no me enamoré de ella. Sí me sentí muy enamorado de vos. Aunque aún no se tu nombre ni donde estás, y menos aún si llegaremos a encontrarnos. Pero sé quién sos, y sé cómo vamos a orbitar, no al rededor del otro, sino juntos. En una sola órbita

Hay dos maneras de cambiarlo. Las manos de los enamorados no siempre son iguales, así tampoco sus corazones. El sol y sus rayos no iluminan una cara de la misma manera dos veces. Aquel que busca va a ver dentro suyo lo que esconde la piel. Sin maneras ni formas se despliega el inconsciente. Sin límites.

Se que haber hecho un par de cosas bien durante cierto período, me ha llevado hasga aquí. Sé que ahora estoy simplemente uniendo puntos hacia adelante, sin saber hacia donde me llevan. Sé que no puedo parar de abstraerme de la situación y sentirme increíble. Y si bien sé que me faltas vos, también sé que no necesito nada para que esto sea perfectamente disfrutable.

Y justo cuando creí que lo estabas abrazando, lo rompiste. No en doa pedazo, sino en millones. Uno me lo dejaste, para que no me muera tampoco, los otros yo te los deje a vos, a ver si se mezclan un poco con el tuyo.

Ser o ser sin ser. Esa es la cuestión. Porque nadie puede evitar ser, pero si puede escapar a ser cierta idea. ¿Dónde radica todo aquello que nos hace humanos? ¿Que tenemos en común siendo que cada hombre parece ser una especie separada? La respuesta se encuentra acá, y en tus ojos, y en tu mente en este momento.

Yo solo quiero yo solo quiero. Yo solo veo yo solo veo. Yo solo aprendo yo solo aprendo.

Es como una niebla. Dispersa, inatrapable. No se bien cómo funciona, ni por qué se forma. Sé que, para apagarla, tan solo par de horas de buena luz solar hacen falta.

Ayer no era nada, hoy soy todo.

Ayer fue hace un segundo, hoy es siempre.

Ayer no tenia nada, hoy ansío tenerlo todo.

Ayer mi mandíbula se mantenía cerrada, hoy veo todo con moños.

Ayer tenia la cabeza erosionada de tanto ser pisada, hoy se asome entre las demás.

Ayer no te deseaba, tan solo te amaba.

Ayer el horizonte era solo una línea, hoy es una meta.

Ayer no era yo, hoy soy todo.

El inodoro es y será siempre uno de los mejores inventos que la humanidad pudo imaginar. Mierda, papel, vómito, sangre, semen, moco, pis, pelos. Todo se le puede arrojar y todo se lo llevará. Nos ha dado el derecho a la privacidad, a la paz paz, sabiendo convertir una simple cagada en un espacio de reflexión, sin distinción de géneros, razas, ni edades. Aprendamos un poco de nosotros mismos y encontremos, entre tanto que hay, una actividad que nos sirva de inodoros.

Me le paro de frente. Con los ojos abiertos extiendo mis brazos y dejo que me arrolle. Una vez sumergido, con furia, no puedo evitar rodar descontroladamente. Forcejeamos y mis rodillas y manos terminan raspandose con la arena. Asomo la cabeza y, antes de que pueda abrie los ojos, me envuelve de vuelta. Esta vez me mantuve más flojo, pero aún necesite cerrar los ojos. Cuando me levanté, giré hasta darle la espalda. Supe cuando iba a llegar sin necesidas de los sentidos principales. Yo no tuve que hacer nada, no pestañie ni una vez. Una vez terminado el recorrido llegue a la orilla, a la mía

"Esta vez no te me vas a escapar" pensé. Y ahora que es esta vez, soy yo el que se escapó.

¡Ay Dios! Una noche entera escribiendo, leyendo, mirándote, tomando té, y durmiendo sobre tu pecho. Una noche entera, siete, ocho, nueve millones. Todas.

¡Ay Dios! Una noche entera escribiendo, leyendo, mirándote, tomando té, y durmiendo sobre tu pecho. Una noche entera, siete, ocho, nueve millones. Todas.