Tumgik
lanuevajerga · 6 months
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La cadenita
Cerrar los ojos, hay cosas que hacemos muy pocas veces. Puedes viajar sin tasas ni carreteras. Él lo hace. La primera vez que lo ví terminé preguntándome como era posible acordarse de tocar la batería de esa manera, moviendo pies y brazos a la vez, de forma indistinta, golpeando aquí y allá, sin apenas repetir patrones. Ayer él me contestó. Hola qué tal, lo consigo porque cierro los ojos, me dejo llevar.
Una vez apagamos las luces en el local de ensayo y todavía me acuerdo de la sensación, salvando las distancias, debe ser algo similar. ¿A dónde vas amigo? ¿ves a Los Beatles viajando en submarino? ¿vuelas por los aires entre el público? ¿estás en una playa desierta en medio del Índico? ¿te has enredado en un ovillo trascendental de ondas hertzianas?
Me subo a la ola, voy de un lado a otro, yo también estoy dentro, no tan profundo pero estoy dentro. A ratos agacho la cabeza para que la gente de alrededor no se dé cuenta de que yo también tengo los ojos cerrados. Y me voy por momentos. Podría estar así mucho tiempo, toda la noche, sin drogas, sin alcohol, sin charlas sobre la temperatura, sin contar anecdotas de la adolescencia que ya he escuchado millones de veces, sin hablar del trabajo ni de las vacaciones, pero me da un poco de vergüenza que me vean mirando al suelo todo el concierto.
Los Doors en Toronto, hasta el culo de ácido tocando "The End", se me vienen a la cabeza sus caras, elevándose.
Posado sobre el "ride", descansa una cadenita que rebota cuando él toca el plato, la escucho tintinear, me atrapa verla. La miro sin parar, es curioso porque sino mantengo la vista en ella no consigo escucharla, y me gusta cómo suena, así que me quedo así mucho rato. La batería es muy pequeña y él es enorme.
Es raro pero suena a añejo, a fiesta de pueblo de la posguerra, suena al desierto de Sonora, suena a una pira rodeada de indios con plumas en la cabeza, suena a una vieja mató a un gato con la punta del zapato, suena a la milana bonita. No hay melodías. ¿Sabes esos libros planos que no son especialmente atractivos a primera vista, que son tan tenues que te atrapan? ¿sabes esas camisetas lisas que están muy bien hechas y quedan genial? ¿sabes el sonido del cierre de una ventana hermética, ese clic perfecto? ¿sabes cuando se te abren los ojos en los veranos tórridos al sentir el aire fresco del frigorífico y te alivia la vida? ¿lo sabes? dime que sí.
Se me olvida que tengo un botellín en la mano casi entero. Miro hacia atrás y busco cosas en las caras de la gente. Sonríen en silencio, hay más de uno viajando con nosotros. La cadenita sigue rebotando, él sólo abre los ojos al acabar cada canción. Voy a pedirle una baqueta cuando esto acabe.
La mano derecha del guitarrista, a partir de ahí lo montan todo, suenan así por su mano derecha, me doy cuenta de ello, percute las cuerdas, las hace sordas muchas veces, pienso que a lo mejor soy el único de la sala que lo percibe así.
Ya ha terminado. Vivir es fácil con lo ojos cerrados, claro, va de eso en realidad, hay gente que lo sabe, otra que no. Me siento bien, sereno. Cojo la chaqueta, se encienden las luces y camino hacia la puerta. Miro atrás por última vez y lo veo salir al escenario para empezar a recoger. Necesito que me des algo tuyo. Sólo tengo tres baquetas, sonríe. Lo que sea, le digo. Entonces coge la cadenita que por fin reposaba tranquila sobre el "ride" y me la pone en la palma de la mano. Qué raras son las cosas a veces.
Tengo una habitación donde estudio, escribo, toco la guitarra y escucho a Jaime toser. Tengo una caja y un charlie, este verano he pasado mucho tiempo buscando ritmos sencillos para mis grabaciones. La cadena puede rebotar en mi charlie cuando vuelva a tener tiempo de tocar y así seguirá sonando, tambien la puedo colgar en mi corcho, al lado de fotos, recuerdos y cosas que me importan y que voy recolectando. En realidad da igual lo que haga, está a buen recaudo, yo cuido los objetos, fuí animista de pequeño, algunos lo sabéis.
Entonces me meto en la cama, me caliento, tardo un rato largo en dormirme, nunca me ha importado, me gusta pensar por las noches, además, vivir es fácil con los ojos cerrados, vivir es fácil con los ojos cerrados, vivir es fácil con los ojos ce...
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lanuevajerga · 6 months
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A tomar por culo Einstein
Aparcar y no saber qué ha pasado hasta que apagas el motor, el olor del otoño cuando cambia el tiempo, buscar la brecha en la mente para llegar a lo realmente profundo y verdadero, momentos en los que sabes que es por ahí, momentos en los que te sientes atascado. Ya no lo estoy, ya estoy acabando la SE40 de mi subsconciente.
Es tiempo de retos, de entender la insistencia que muestran las durezas de los pulgares de mis pies. Me duele la muñeca derecha cuando juego pero no le hecho cuenta y ya apenas me duele, saber ignorar cosas puede arreglarte el día, también la vida.
Abrir un bote nuevo de bolas de tenis me teletransporta, podría desayunar abrir botes de bolas todas las mañanas. Desde mi casa veo unos cielos increíbles, ella me señala a Venus muchas noches, cuando ella no está salgo a mirar a Venus y entonces la hecho un poco más de menos. Hoy soy intocable, ayer no lo fui, mañana tampoco. Las cabezas son complicadas, dice un libro que si la humanidad no se drogara el mundo ya no existiría, he estado pensando en ello últimamente y creo que estoy de acuerdo. Los antidepresivos son drogas.
Llegar con frío a casa, las heridas de uno, los renaceres y las muertes, los discos aburridos e increíbles de Kurt Ville, la manera de hablar de Don Quijote, los desayunos picantes en Siguiriya, verte en Playa Esmeralda dirigiendo las olas. Se fue el verano más extraño de mi vida, adiós amigo, vendrán otros.
Algún día ire al Pikathon Fest en Portland, Oregon. Allí llevaré las gafas de pasta todo el día, a lo mejor también un sombrerito, sí, el lunes subiré hasta Seattle, el jueves hasta Vancouver. Nunca supe cortarme bien las uñas, allí compraré unas tijeras especiales.
Cada vez me entero menos de lo que me dicen, me encanta que me hablen de cosas que me interesan, de los grupos más extraños de la tierra, de libros de autores que se suicidan sin tener éxito, de las costumbres sureñas del folclore popular búlgaro, de cómo el mundo se va a la mierda mientras yo estoy aquí esperando a que llegue el Black Friday para ahorrarme diez pavos en un puto altavoz bluetooth que llevo dos años queriendo comprar. Háblame de estas cosas, háblame del disco de Dust y seré tuyo para siempre. Nadie en Sevilla ha escuchado conscientemente a Dust, estoy seguro, soy único, ven conmigo.
La metamorfosis de Kafka no me dijo gran cosa, me provoca más placer escuchar las guitarras de Teenage Fanclub. Ver cómo goteo sudor en el gimnasio, ahí va un trocito de mí, estaba dentro hacía nada y ahora está fuera. Desaprender, perdimos el camino. Los indios americanos creían que el hombre blanco estaba loco y enfermo, realmente enfermo. El pelo de los indios americanos no estaba enfermo, el del hombre blanco sí lo estaba, qué coño ha pasado aquí.
Comer empanadillas de atún, tomate, huevo, tabasco y jalapeños la noche de Halloween, leer dos cuentos increíbles de Poe, ver una película extraña de esas que no pasa nada y que acaba de repente, empalmar con un documental sobre un instituto de fútbol americano en New Orleans, tocar el ukelele un rato y darme cuenta de que son las tres de la mañana. Saludar a Venus, meterme en la cama y tardar una hora más en dormirme.
Hay un señor que tose y se queja todo el día a todas horas, lo escucho cuando estudio, mi ventana da a un patio interior. Me he imaginado su vida entera, nunca sale de casa, nunca se levanta, sé lo que come, lo que hace, el pijama que lleva puesto. Se llama Jaime, se gana la vida como catador de sofás, teletrabaja haciendo reseñas de ellos, está muy bien valorado en su empresa y le gusta el porno japonés.
Notar que estás saliendo. Ver brillar las cosas. Levantarte y sentirte mejor. Menos mal, sembrar tanto a veces puede ser un poco tedioso, se vuelve uno paranoico de tanto buscar, de tanto intentar dar con la tecla. La recogida siempre es más esperanzadora que la siembra, en realidad no lo sé, a lo mejor es lo mismo, porque recoger, en cierto modo, también es volver a sembrar porque sino siembras otra vez a ver qué cojones recoges la temporada que viene.
Dejar que algien se equivoque aunque te des cuenta de ello, no sé cuando lavar la alfombrilla de los pies del baño. Sería raro que hayas pensado hoy en Einstein antes de leer su nombre aquí, la gente del barrio apenas piensa en Einstein, imagínate en tí o en mí. Todo pasa, nada perdura, es hoy y aquí, para qué vas a pensar en Einstein, a menos que estudies ciencias no te vale de mucho, a mi me viene mejor cenar una sopa de fideos con yerbabuena que pensar en Einstein.
La ventana abierta de noche y entra fresco, las casas cueva de Alcalá. De pequeño me contaron que el hombre descubrió el fuego, nunca lo entendí del todo, es como si te dicen que el hombre inventó el agua, el hombre inventó la valleta vileda, no el agua.
Me encanta mi blog, me da igual todo aquí, es totalmente mío, te lo enseño si me da la gana, lo dejo si quiero, lo retomo. Va y viene.
Quiero un país laico, quiero un debate televisado entre Rajoy y el alcalde de Vigo puestos de LSD, quiero un tocadiscos nuevo, quiero seguir hacia arriba, quiero emparejar mis calcetines sueltos, quiero que no me de pena encender velas nuevas, quiero prolongar este sentimiento, quiero no querer, no necesitar, eso es, no necesitar.
A tomar por culo Einstein.
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lanuevajerga · 8 months
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He ido sólo a Sri Lanka.
Ando mucho por la jungla, voy sólo escuchando a Camarón, por tangos, me pone los pelos de punta y canto porque no hay nadie alrededor, sólo pasan algunos tuk tuks de vez en cuando. Le perdí pronto el respeto a caminar sólo y a que me raptara la guerrilla sri lankesa, voy contento con mi música, sudando, entre vegetación, a veces aparecen los monos, creo que me van siguiendo.
Cuando subo a los autobuses me miran, me sonríen, cuchichean y me señalan sin reparo alguno. Yo también les sonrío. Creo que no están acostumbrados a ver guiris en el transporte público. Tardo dos o tres días en quitarme los prejuicios, en sentirme cómodo, no por la suciedad, ni los olores, sino por las miradas, no me gusta que me miren.
He llegado a un Home Stay en medio de la selva, en realidad todo allí está en medio de la selva, pero esto está mucho más todavía en medio de la selva. Su dueño se llama Manjula. La primera noche se acerca al porche de mi habitación, me ofrece un cigarro y empezamos a hablar. Me cuenta cosas de su país, yo del mío. Pasamos casi dos horas charlando, es noche cerrada, hay luciérnagas, cientos de ella, nunca había visto tantas luciérnagas en toda mi vida. Manjula dice que mañana me va a preparar un buen desayuno, que si me gusta el pique. Of course, ponle pique ahí su Manjula.
Veo elefantes, escalo montañas, regateo con los conductores de tuk tuk, hablo con los sri lankeses que vienen directamente a preguntarme quién soy y qué hago allí. Se lo explico lo mejor que puedo.
He terminado en una piedra gigante que se eleva en medio de la jungla infinita, cuando llego arriba me da mucha impresión, me quedo allí sentado casi tres horas porque me apetece hacerlo, es una de las ventajas de viajar solo.
Kandy es como Su Eminencia pero en modo chatarrero, también tiene su lago y su templo donde está el diente de Buda, voy a verlo. He visitado muchos templos budistas, un gran porcentaje de ellos sin nadie dentro. Dí con una especie de cueva repleta de Budas de piedra en posición de meditación, estaba todo lleno de velas y flores. Las estatuas tienen miles de años, sus caras no son muy expresivas pero su gesto te inquieta si te quedas un rato en frente de ellas. Me giro, no hay absolutamente nadie. Miro a un Buda de cerca y decido que voy a tocarlo. Pongo mi mano en su hombro y coño, esto no es una piedra al uso. Me quedo un poco loco y salgo de allí, joder con la piedra.
En la ciudad se me acercan enganchetas Sri lankeses a pedirme dinero y cosas. Les sonrío y les digo que voy bien sólo. Uno de ellos se me pega y me habla, tiene mal aspecto pero es muy amable, sé que no me va a hacer nada, llevo toda la vida hablando con personajes de la calle y le doy cháchara, hace días que no hablo con nadie. Nos sentamos en el lago y le cuento quién soy, de donde vengo y a dónde voy, él me escucha, luego me habla de Buda, de espiritualidad, de la dirección que está tomando la civilización, es interesante oírle. Me propone llevarme a bares y lugares locales, baratos y sin guiris, está oscureciendo y aún no tengo sitio donde quedarme esa noche. Le digo que tengo que irme, le compro un paquete de tabaco y le doy mil rupias, Maesh me da la mano mirandome a los ojos, me dice que ya nos veremos, parece convencido de ello. Nos sonreímos, adiós Maesh.
Los niños y las niñas son muy guapos en Sri Lanka, van vestidos de blanco, llevan corbata, es su uniforme del colegio. Cuando son las dos y voy por algún lugar donde hay gente los veo salir de la escuela. Al cruzarme con las niñas sonríen divertidas y me miran de reojo, los grupos de niños me dicen cosas y caminan un rato conmigo preguntándome lo de siempre, son muy divertidos, sé que me vacilan un poco pero yo también a ellos.
El tiempo vuela y llego a Ella, destino final, allí sí hay guiris, es el pueblo más turístico del país, está repleto de británicos y alemanes. Subo a Adams Peak, me supone tres horas, al bajar hay una especie de desfile, una fiesta, es de noche. Me dejo llevar un rato, bebo unas cuantas cervezas y charlo con unas guiris de Southampton, la vida a veces es bastante extraña. Me cuesta regresar a mi habitación, voy un poco mareado y está oscuro de cojones, nunca había andado por la selva a oscuras, hay un pequeño surco que hace las veces de camino pero joder, da un poco de miedo, hay ruidos detrás de la vegetación, espero que sean monos, sí, tienen que ser monos.
Manjula viene a verme de nuevo la segunda noche, me dice que cómo me ha ido el día. Se lo cuento. Le digo que me quedaría en su casa un mes, sólo estando allí, sin tener que preocuparme por ver sitios o moverme de un lado a otro ¿Y por qué no? me contesta. No puedo, mi avión sale en dos días. Manjula me ofrece quedarme con él, yo le ayudo con los huéspedes y él me da alojamiento y comida hasta que se me acabe el visado. Joder, no sabes cuanto me gustaría amigo, pero no puedo. Your choice my friend, me dice.
Cojo el último tren, seis horas hasta el aeropuerto. En Sri Lanka puedes sentarte en los escalones de los vagones porque los vagones no tienen puertas, puedes agarrarte a la barandilla y sacar el cuerpo fuera del tren y dejar que te toquen las hojas de los árboles. Me paso así casi todo el viaje, a centímetros de la jungla, respiro su aire por última vez, es tiempo de volver, me noto cansado.
Puede que alguna día, me vaya un mes a casa de Manjula, a vivir descalzo con él en la jungla, a ver luciérnagas. Me ha dicho que nunca se le olvidan las caras de sus huéspedes.
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lanuevajerga · 10 months
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Paul y Chani
Hemos estado escuchando los 40 principales durante cinco días seguidos, quería que los trayectos en coche no se le hicieran pesados. Hemos cantado mucho, ya tengo hasta artista de reguetón favorito, y canción, por supuesto. Ha sido divertido criticar cada tema con ella a mi lado.
Hemos conducido entre desiertos y volcanes. Me gustan los desiertos, este es el segundo que veo, después del de Almería. El de Fuerteventura es más marrón, el otro más amarillento. Dejamos que nos inunde la luz del atardecer y nos adentramos en una carretera recta que parece no tener fin, con piedras y tierra a los lados, nada más. ¿Quién te dice a tí que esto no es más bonito que el Mojave desert?, le pregunto. Hay veces que ella ya ni me contesta cuando digo tonterías, y me hace gracia que calle y piense que soy un poco tonto.
Hemos llegado a un pueblo tildado de imprescindible por varias webs especializadas. Llegamos y no hay nadie allí, todo está cerrado. Tampoco es muy bonito la verdad. Nos pilla la noche a la vuelta, el trayecto es oscuro, a ella no le hace gracia estar por allí con todo tan negro. Las islas pueden ser muy oscuras en las partes deshabitadas, a mí también me impresiona. Ella me dice: papá, por las noches mejor en casa. Es muy chica todavía.
Hemos dormido juntos de Lunes a Viernes, casi nunca dormimos juntos, me incomoda, pero esta vez me gusta sentirla cerca. Ella elije ventana, yo me quedo con mi lado izquierdo.
Hemos conducido en buggye por el desierto durante tres horas, visto paisajes increíbles, tragado polvo, asomado a acantilados, subido a dunas. Davide nos recomienda un sitio donde comer, es italiano, la isla está repleta de italianos. Nuestro buggye era rojo. A ella le ha gustado mucho, a mí también.
Hemos vuelto a las dunas en busca de playas salvajes, arena blanca y agua turquesa. Pega un poco el aire pero se puede estar. A nuestro lado hay un italiano tocando el ukelele, dos mujeres están con él, los tres están contentos, nosotros también, me entran ganas de pedirle el ukelele y tocar "Babys in Black" o "Live Forever". Hay corriente y olas enormes, nos bañamos con cuidado hasta que ella traga un poco de agua. Cuando sale, le pregunto, después de un par de arcadas, si está rica el agua del Atlántico. Nos quedamos un rato más, la convenzo para darnos otro baño. Algún día volveré a esa playa y me llevaré mi ukelele.
Hemos visto el atardecer asomados al cráter de un volcán. Por el camino nos invaden las ardillas a las que les damos avellanas. Ella está alucinada con tanto roedor, nos persiguen hasta el cráter, todo el camino, nos hacen la ruta divertida, las vemos comer. De vuelta a casa ella no para de hablar de ardillas.
Hemos ido a un parque de animales, supongo que es un zoológico. Hemos tocado jirafas, las cabezas de las jirafas son increíbles. Vemos espectaćulos con pájaros, con leones marinos y un montón de bichos de todo tipo. Pasamos cuatro horas allí. Comemos en el self service. Ella ha disfrutado tanto que a mí no me ha pesado para nada seguir su ritmo, aunque empiezo a estar cansado, ella también, ya le han salido los hoyuelos debajo de los ojos.
Hemos llegado a Playa Esmeralda. Puede que hayan sido las mejores tres horas del año para mí. El sitio es salvaje, apenas hay nadie, el agua es fresca y cristalina y ella está tan guapa que no imagino un lugar donde podría estar mejor. Nos bañamos juntos, le hago fotos haciendo el pino, hablamos del zoo tumbados en la toalla, le digo tonterías para que se ría y finalmente me tumbo y cierro los ojos mientras la escucho tararear y juguetear con la arena, a mi lado, ella solita. Cuando abro los ojos está en la orilla, con el agua por las rodillas haciendo una especie de yoga extraño, moviendo las manos mirando al horizonte, arqueando su cuerpo hacia delante y hacia atrás, moviendo sus caderas. La tengo grabada, todos los días la miro.
Hemos cogido un ferry para visitar otra isla. Apenas me he mareado, a ella le gusta, le dejo mis gafas de sol y se pasa el trayecto levantada, apoyada en una barandilla mirando el lugar a donde vamos. No hablamos en casi la media hora de trayecto. La isla es otro desierto, hay piscinas naturales de agua transparente, nos damos un baño y nos sentamos. En frente nuestra hay una especie de muelle en el que se amontonan turistas para hacerse fotos. Cada pareja posa sin complejo alguno poniemdo poses inimaginables mientras los demás esperan. Yo hago como el que dobla las voces de los protagonistas, les pongo palabras estúpidas en sus bocas, ella no para de reirse.
Hemos vuelto al ferry, nos llevan a hacer snorquel. Ella dice que como no estemos cerca de la playa no se tira, ella nunca ha hecho snorquel. El barco para bastante lejos de la costa. No le doy tiempo a que dude, nos quitamos la camiseta, nos dan las gafas y nos tiramos al océano. Ella lleva salvavidas, hay un poco de corriente. Tarda un poco en pillarlo pero lo consigue, no veo el fondo y hay muchos peces. Cuando nos acercamos a la escalera para volver a subir nos rodea un banco de peces enorme. Le digo que mire abajo pero ella no se atreve.
Hemos quedado por la noche con una mujer eslovaca para que nos enseñe las estrellas. Hemos llegado a una cala súper oscura acompañados de unos cuantos guiris. Nos dan alfombras y mantas, hace frío. Karen monta su enorme telescopio y después nos va marcando las estrellas con su increible puntero láser. Aprendemos a ver la estrella polar, distinguimos la constelación de escorpio, la de libra, el triángulo de verano y un monton de cosas más. Ella ya sabe algunas de las cosas que Karen nos explica. Vemos Venus por el telescopio. Luego nos tumbamos un rato boca arriba en nuestras esteras, acurrucados en las mantas, mirando el cielo, que está increíble, no creo que haya visto un cielo igual en mi vida. Ella está a gusto, también cansada pero no cierra los ojos, sigue mirando arriba. Le digo que si no se siente una hormiguita en el universo. Me contesta que sí y que podría quedarse dormida allí mismo. Nos vamos ya de madrugada, Karen nos hace algunas fotos increíbles.
Hemos creado recuerdos duraderos estos cinco días, bromas y momentos que sólo ella y yo conoceremos. Hemos sido nosotros, ella y yo en el desierto, como Paul y Chani en Dune. Seremos Paul y Chani y otros más, iremos a sitios raros, crearemos nuestras propias vivencias y las guardaremos en nuestros corazones, allí estarán siempre, para echar mano de ellas cuando uno de nosotros no tenga tantas ganas de sonreír ni de mirar la vida con optimismo, de eso trata todo esto, de crear bonitos recuerdos en la cabeza del otro, de dejar marca, en mí, en tí.
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lanuevajerga · 1 year
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Llevo mucho peso en la mochila
Cada uno la lleva como puede, a veces te hace encorvarte un poco, es normal. No es bueno llenarlas mucho, pueden hacerte daño, incluso, puede que con el tiempo vayas acumulando tantas cosas en ella que empiece a afectarte. A mí me está afectando, lo confieso, y es sólo culpa mía, de nadie más.
La semana pasada empecé a pensar que estaba un poco harto del peso que acarreaba, que es demasiado tiempo destrozándome los hombros, sin embargo, no encuentro la manera de achicar agua, lo que llevo encima no es tan sencillo de ignorar, ojalá lo fuera pero no.
Le tengo mucho cariño a mi mochila negra del Decatlhon y se me ha jodido. Los que me conocéis lo mismo sabéis cuál es, aunque ella pasa desapercibida, no le gusta que la miren, como a su dueño: es lisa, negra, sin dibujos pero cómoda y ergonómica, se adapta a mí y yo a ella, nos queremos a nuestra manera pero le he hecho daño. De tanto llenarla estos últimos meses me he cargado la cremallera accesoria frontal donde meto la cosas que necesito tener más a mano. Y ya no es lo mismo, ha dejado de ser tan funcional, es el principio del fin.
Llevo mucho peso en mi mochila. Me vendría bien deshacerme de algo si aspiramos a terminar el curso juntos, porque a este paso la cremallera principal va a terminar petando, y todavía no estamos listos para que eso suceda.
He hecho una lista:
Llevo el cargador de mi patinete en la mochila, es largo, pesa, se enreda en cosas. Lo necesito para cargar en el cole mi vehículo multicolor de jipi trasnochado y poder volver a la estación. No me gusta arriesgar con las baterías, la humanidad no ha avanzado mcho en ese campo, me pregunto si los pijos de Sillicon Valley tienen acceso a baterías de patinete que duren diez horas seguidas.
Llevo una sudadera para no pasar frío cuando salgo de mi casa. Además, hace fresquete por la mañana en Jerez cuando vas sobre ruedas como yo. A la ida no va en la mochila, a la vuelta sí, y se nota su presión. Si sigue este calor lo mismo puedo arriesgar y suprimirla. Si sigue este calor moriremos jóvenes. No sé lo que prefiero, salvar mi mochila depende de que haga más calor para no llevar sudadera y que vaya menos cargada, pero eso es malo para el planeta. La vida está repleta de elecciones surrealistas, mañana, mangas cortas.
Llevo mis cascos inalámbricos metidos en su cajita blanca, no abultan apenas pero como se me ha roto la cremallera accesoria frontal tengo que meter la cajita en el batiburrillo donde va todo y la cajita se está deteriorando. No me imagino la vida sin mis cascos, de vez en cuando hasta se me olvida que los tengo puestos, no soporto el silencio últimamente. Es curioso cómo una cremallera rota puede alterar mi simple existencia así como mis costumbres ferroviarias: es probable que por este inconveniente cremalleriano tenga que gastar más dinero en unos cascos nuevos, también en una mochila. Llevo mucho peso en mi mochila.
Llevo los guantes de invierno. Soy un idiota que se queja de que su mochila está a punto de explotar y no saca los guantes que no usa desde hace dos meses. En mi defensa he de decir que son negros y realmente no sé bien donde están, bueno están en el fondo pero me da mucha pereza sacarlos, sólo han conocido ese lugar, igual ahí están a gusto. Creo que voy a dejarlos dentro, sí, eso haré.
Llevo el casco del patinete en la mochila cuando no voy montado en el patinete, osea, cuando voy en el tren. Creo que el casco es una de las claves de la rotura de la cremallera accesoria frontal. Su forma tan voluminosa provoca una tirantez nada recomendable. Llevar el casco suelto en el tren no es buena cosa, se cae, rebota...no, ya lo he intentado. He pensado suprimir el casco pero no quiero morir atropellado y que en mi funeral digan: "si no se hubiera cargado la cremallera accesoria frontal de su mochila habría llevado el casco puesto y ahora estaría aquí con nosotros, de verdad que no somos nada".
Llevo el Quijote en la mochila. No es una forma de hablar, llevo la primera parte del hidalgo caballero en la mochila, edición de tapa dura. Me apetecía leer el Quijote y lo estoy disfrutando, no podía leer el Quijote en el libro electrónico, sería como ir a un concierto de Los Porretas vestido como Paco Clavel. Me debo a Dulcinea del Toboso, he de ser auténtico, de lo contrario el caballero andante me miraría con malos ojos: "No ha vuesa merced de leer mis fermosas desventuras en estúpida pantalla". Leo el Quijote todo el trayecto de ida, mientras amanece, el campo está tornándose amarillento otra vez, yermo y extenso, como las planicies manchegas.
Llevo mis gafas de pasta Ray Ban en la mochila para leer el Quijote, obviamente, dentro de su funda dura. Soy un señor con gafas. En el tren leo y escribo, las necesito. Me impresiona el sonido de la funda al cerrar, deben producirse unos cuantos julios ahí, joder, qué manera de cerrar, qué solidez, qué todo. Me gustaría ser funda de gafas alguna vez y ver qué se siente.
Llevo la tablet en la mochila, escribo en ella a la vuelta. La tablet tiene como un estuche con teclado incorporado, es bastante aparatoso pero no negocio mi hora de escritura, hace que el tiempo vuele. Miro quince segundos por la ventana y tecleo tres o cuatro minutos seguidos, así hasta que llego a San Bernardo. El estuche me costó quince euros, ha sido una gran inversión. No se me ocurre nada mejor que pueda comprar por quince euros.
Llevo mucho peso en la mochila.
He estado dos semanas llevando tambien mi gorra para no achicharrarme la cabeza en los recreos, en ese periodo de tiempo fue cuando petó la cremallera accesoria frontal. Rompí el equilibrio al que la mochila estaba acostumbrada al añadir la gorra. Hasta que no se rompió no caí en que podía dejar la gorra en el cole. Soy idiota.
La cartera, las llaves del coche, las llaves de casa.
De vez en cuando llevo un táper para comer en el cole. Estoy empezando a darme cuenta de que mi mochila no debe quererme mucho. A lo mejor creía que era como el bolso de Mary Poppins. La he sobre explotado, soy Nike contratando a pakistaníes. No volveré a meter más tápers en la mochila.
Me da vergüenza pedirle a alguien que me arregle la cremallera accesoria frontal y la cremallera general que reventará en pocos días si no pongo remedio. Me da pena dejar de usarla, me está acompañando en un momento en que paso mucho tiempo sólo, y uno, de vez en cuando, necesita un lugar donde agarrarse para sentir que tiene los pies en la tierra, como John en Help, yo me agarro a mi mochila. Si pudiera tendría un perro, aunque estoy bien así.
Están siendo muchos kilómetros este año, cariño, lo estás haciendo genial, tú y yo nena, en el tren, en mi espalda, en la entrada de mi casa, en el baño del cole, donde tú quieras.
Tú y yo hasta el final, hasta que reventemos, hazme caso, sólo nosotros sabremos que habrá merecido la pena.
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lanuevajerga · 1 year
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Más seños
Necesitamos más seños como la seño D. Nuestros colegios, nuestra educación, te necesitan, seño.
La seño D aterriza en el polígano en Noviembre, apenas ha trabajado antes pese a su edad. Me pide ayuda nada más llegar. Le han dado la tutoría de sexto, es complicado, muy complicado lo que se le pone enfrente pero la seño D vale para esto. Al terminar su primera clase le digo que la que me tiene que ayudar es ella a mí.
Nos vamos conociendo con las semanas, la seño D tiene muy claros sus valores, se entrega al máximo y no entiende que otros no lo hagan. A veces se frustra por ello. El nivel de su clase es de tercero de primaria. En la primera sesión de evaluación la seño D expone al claustro que va a suspender a casi toda la clase, con toda la razón del mundo. Ella lo da todo, sin embargo, los niños no responden porque no están acostumbrados a que les exijan. Le sugieren a la seño D que se deje de historias y que pase la mano, que con semejantes notas puede que se presente allí el inspector, que se va a crear un tapón de repetidores, que no es conveniente, que va a ser más trabajo para ella...que no se mate, que ya se apañarán en el instituto. Estoy sentado a su lado mientras le sueltan todo esto. La seño D me pregunta al oído si lo que acaba de pasar ha sido una broma o es en serio. Yo le contesto que si lo que me está preguntando es una broma o es en serio.
La seño D me dice que le da igual todo, que se debe a sus niños, que le va a apretar las tuercas a ellos y a sus padres, que si puede contar conmigo. Le digo que yo con ella voy donde haga falta, me da las gracias, gracias a tí seño D. Y le ayudo en todo lo que puedo, y ella a mí también.
La seño D lo pierde todo, he encontrado tiradas por cualquier parte sus gafas de ver, su cartera, su bolso, su café, sus cuadernos...Esta semana ha perdido las llaves del coche, son 600 pavos. Está un poco disgustada.
Un día le dije a la seño D que no llegaba a fin de mes. La seño D me sonríe, saca su móvil y me enseña sin titubeos la cuenta del banco, está en negativo y estamos a día 15. La seño D fue rica, fue muchas cosas. Un día me cuenta su historia, yo le cuento la mía y joder, la vida a veces es muy extraña. En pocas ocasiones he aprendido tanto de una simple charla.
Después de varios meses sus niños están empezando a coger el nivel que ella quería, la seño D está de moda en el cole, la adoran niños y padres.
Cuando al mes le quedan unos diez días, la seño D siempre me pregunta que cómo voy de dinero, yo le enseño la cuenta como hizo ella conmigo. "No le eches cuenta a eso, soy mucho más feliz ahora que cuando era rica", luego me dice que si necesito dinero que se lo pida.
-Estás en negativo seño.
-Tú pídemelo que te lo doy, ya buscaré de dónde.
Esta es la seño D.
La seño E es una artista y ella hace como si nada. La seño E toca la guitarra, el ukelele, pinta, canta de lujo, hace collages increíbles, dibuja...lo hace todo, y todo bien. La seño E es maestra de infantil y su clase es la más difícil de todo el cole. Sin embargo, mola entrar en su aula. Se pasa toda la asamblea cantando canciones con su guitarra, al final tiene una melodía super pegadiza que dice "atrévete con el lunes" o con el día que sea, es la parte que más me gusta, me encanta el mensaje, atreverse es importante. De vez en cuando me asomo a su clase y le pregunto si se está atreviendo. "Sabes que sí", me dice, luego cierro la puerta y me voy.
La seño E va en patinete como yo. La veo comer todos los días mientras la espero para irnos juntos hasta la estación. Sus comidas tambien son de artista, son imposibles de adivinar: ensalada de gulas con salsa de burrata, huevos de codorniz, rábano, compota de berenjena y vinagre de crema de módena. Cada día, espero con curiosidad que abra su táper para que me explique qué es cada cosa.
A veces la seño E coge el ukelele, yo le acompaño con la guitarra y les cantamos canciones extrañas a sus niños, ellos piensan que no estamos muy bien de la cabeza y seguramente tengan razón. Sonamos a una mezcla entre el Kanka y Eskorbuto. Se ha corrido la voz por el cole de que hacemos cosas raras en su clase y a veces vienen a vernos otras seños a ver en qué andamos metidos. Somos monos de feria.
Últimamente le hago las asambleas a la seño E para que ella avance con el papeleo. Es difícil de superar aunque yo también tengo mi cosa, les toco la guitarra, les canto las mismas canciones de la seño E pero con un punto más payaso. Mis asambleas terminan con una palabra clave, elijo una difícil para que fallen, así tipo "empozoñar" o "estrunbulino", si alguno de ellos la pronuncia medio bien, tienen permiso para tirarse todos a la vez encima mía.
La seño E dice que sería un gran maestro de infantil. "Algún día seño, algún día".
La seño E se compra unos botines al mes, siempre me manda fotos o videos para que los vea. La seño E también está tela de tiesa pero le gusta comprar e intenta convencerme para que yo compre con ella y así no pagar gastos de envío. Esta semana se ha comprado unas Jordan, le he escrito que tiene un problema, ella dice que lo sabe.
La seño E ha construido una cocinita de cartones en su clase para su próximo proyecto. Es gracioso que la seño E no para de decir que es una matá, que no hace nada con sus niños, que debería programar más cosas...ya he conocido a unas cuantas así, no se qué os pasa seños. La seño E a veces es un poco estúpida con ella misma, le digo que si es tonta o es que sólo le da para comprarse botines horteros.
La seño E intenta seguir mi ritmo en el patinete, antes tardaba veinte minutos en llegar, desde que viene conmigo tarda la mitad. Dice que estoy loco y que me juego la vida, que la voy liando por ahí. La seño E es muy exagerada. Yo le digo que no me importa morir, que ya lo he hecho todo en la vida, ella me mira rara, todavía no pilla muy bien mis ironías.
Hoy me ha dicho que cuando nos quedemos todos en la Feria de Jerez se va a traer su coche y un colchón de viscolástica que ha cortado con un cúter (para ella es el mejor invento de la historia) para que le quepa dentro del coche y poder dormir en él hasta que se le pase la borrachera indecente que piensa pillarse. La seño E hace ese tipo de cosas a menudo, yo no.
Mañana es lunes, a primera entro en su clase. En cuanto la vea le voy a cantar "Atrévete con el lunes". La seño E tiene muchos tatuajes en los brazos, le he dicho de broma que se tatúe la frase y creo que le ha gustado la idea.
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lanuevajerga · 1 year
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Mi amigo Héctor y yo.
Tengo un amigo, es mi amigo Héctor.
Los amigos saben que lo son sin hacer preguntas ni absurdas demostraciones, no hace falta hablar ni mirarse para saberlo, y Héctor y yo lo sabemos.
Héctor me pide que le ponga Toy Story. Le cuesta decidir qué parte quiere ver. Le escucho y sonrío.
He conseguido coger a Héctor a caballito, le ha costado mucho dar el paso pero sé que confía en mí, hemos dado varios paseos con él a mi espalda, pesa un poco pero da igual, lo pasamos bien.
A veces me busca cuando hace algo que no debe, sé que soy un poco blando con él. Héctor es mi debilidad.
En el recreo le gusta lanzar cosas, si tiene una pelota te la tira para darte una y otra vez, yo las esquivo mientras hablo con sus maestras hasta que una me da en toda la cara. Le quito la pelota a Héctor.
Héctor sabe muy bien lo que quiere, es constante, insiste, es probable que no se canse de intentarlo.
Me da la mano en el patio y me lleva a mi clase, debajo de una caja, entre doscientos chismes hay un cochecito rojo que le llama la atención, él sabía que estaba ahí. Quiere llevarlo al patio para destruirlo contra el suelo.
Cada día quiere una cosa nueva, yo no debería permitirlo pero ya os he dicho que soy debil, me encanta pasear con él hasta mi clase, subir juntos, preguntarle mil tonterías por el camino y escuchar sus coherentes contestaciones.
Siempre duda al empezar a bajar las escaleras, esto no se lo permito, le agarro de la mano y le obligo a bajar deprisa. "Hay que enfrentar los miedos", le digo.
Pasé una semana buscando un muñeco negro que había tirado entre la maleza, nunca más lo encontramos. No pasa nada Héctor.
A veces me presento en su clase para verlos a todos. Cuando paso por su lado le toco el pelo, no existe un pelo más suave que el de Héctor.
A menudo pienso que las palabras o los gestos sobran en esto de la amistad, nunca me había pasado antes pero ahora lo siento diferente.
Cuando me da la mano me clava sus uñas en las yemas de los dedos, a veces me hace daño, se lo digo pero vuelve a hacerlo, es muy constante, voy a tener que darle menos la mano, o a lo mejor me da igual, sí, creo que me da igual.
Los viernes saco el altavoz al patio, aunque no me lo pida, siempre le pongo a Héctor su canción de "Superdetective en Hollywood", entonces él se acerca un poco a mí, luego se va.
Cuando noto que está despistado le susurro esta melodía y de repente me mira. Nos miramos muy poco a los ojos, a Héctor y a mí nos dan igual las miradas.
Apenas quedan juguetes en mi clase, rebuscando, encuentro a uno de los perritos de la patrulla canina, el amarillo, se lo enseño a Héctor e intento que no lo parta, lo consigo.
Al día siguiente se lo llevo a la hora del patio, lo tira al suelo y se lo quito, estoy un poco enfadado.
Guardo el juguete en mi mochila.
El tiempo pasa, mi amigo Héctor y yo ya no nos vemos todos los días, cuando puedo me paso por el cole y le doy un abrazo tensionado, porque cada cual abraza como le da la gana, no los hay mejores ni peores.
Hace unos meses encontre el juguete al hacer limpieza en mi mochila y me puse un poco triste, se nos pasó un tiempo increíble, Héctor.
Vendrán otros, no te preocupes.
Tengo al perro de la patrulla canina en la estantería de mi estudio, lo estoy mirando ahora mismo mientras escribo sobre tí, sobre nuestra amistad.
La amistad, como bien sabes amigo mío, no entiende de nada más que de los propios amigos, de captar, de entender, de conectar. Cuando tienes esto, todo lo demás se vuelve irrelevante.
Nos veremos pronto amigo Héctor, o a lo mejor no, en realidad casi que da igual.
¿Recuerdas?, no nos hace falta vernos para entendernos.
Dos de Abril, Dia Mundial de Concienciación sobre el Autismo.
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lanuevajerga · 1 year
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Tengo
Tengo un cazo donde se pegan las cosas que cuezo y no lo cambio porque no encuentro el momento, tengo en la cabeza el documental de Sabina desde hace una semana, no es un documental de Sabina, es un documental sobre elecciones y consecuencias, me puse triste al terminarlo, ya lo estoy dejando ir.
Tengo una bolsita llena de lavanda en el armario, me la dio mi seño A pero mi armario siempre tiende a abrirse sólo y se ha jodido el invento aunque en realidad da igual, tengo cajones que cierran bien con toallas de mano dentro, ahora ellas olerán a lavanda en vez de mi ropa. Los caminos del señor son inescrutables.
Tengo un espejo que me dice que nunca he tenido tanta barba y que nunca he estado tan delgado, me cuesta reconocerme de vez en cuando. Tengo un cerebro que a veces no se ubica, tengo cuchillos que se rompen si los aprieto un poco más de la cuenta, son cuchillos malos, yo también, aunque quisiera volverme güeno pero tú tienes el miedo.
Tengo una maceta que parece llevar años queriendo morir pero al final siempre termina floreciendo. Estamos conectados, sobrevive, es fea pero da lo mismo, yo también, ella lucha como yo aunque hoy se haya levantado con una idea estúpida en la cabeza pero ya da igual, tengo la casa limpia un domingo por la noche y es inspirador.
Tengo unos botines nuevos, son de invierno y han traído consigo el calor a Sevilla, también a Jerez. Me han sudado los pies estos dos últimos días. Ahora tengo que comprarme otros de primavera si lo que quiero es que vuelva a refrescar y ponerme los que me compré primero, aunque son caros y es complicado asumir tanto gasto en función del tiempo atmosférico. En verano voy siempre en chanclas, no es negociable, todo lo demás, todo lo demás...
Tengo una semana por delante para escribir, tocar y sudar, tengo una balda de mi carrito de vinilos vacía, la tengo así porque me quiero comprar un altavoz y ese es el hueco perfecto, no como el hueco que tengo dentro y que a veces me turba, yo lo relleno los domingos por la noche, lo relleno decorando mi casa, creando cosas estúpidas a todas horas e imaginándome que dentro de unos años me harán un documental como el de Sabina y de que no hay tiempo para hacer el idiota, para quejarse por estupideces o para estar preocupado por cosas que no están pasando, si la vida te permite cabalgar, si estás sano, cabalga.
Tengo un calcetín enganchado en los cordeles del piso de abajo donde no vive nadie, se me cayó hace unas semanas y allí sigue. Tengo ganas de irme lejos, tanto o más que mi calcetín y de no quedarme enganchado en nada, me hubiera gustado más que mi calcetín hubiera cogido una ráfaga de viento repentina que lo llevara flotando por la estratosfera hasta caer en Sri Lanka, allí yo lo recogería, no se si llevarme las chanclas a Sri Lanka.
Tengo que crear paisajes musicales, me lo ha recomendado mi amigo, crear paisajes musicales, piénsalo bien, crear paisajes musicales, ya después haré mis mierdas habituales pero he de crear paisajes musicales. Llevo gran parte del día pensando en cómo crear paisajes musicales y sólo se me ocurre golpear las cestas del ikea con una baqueta, soplar, grabar el sonido del centrifugado de mi lavadora, tocar la pandereta a contatiempo y pedirle a mi niña que se ría. Paisajes musicales, tendrás noticias mías.
Tengo un ordenador viejo que me comprende, yo también a él, le escribo cosas desde hace muchos años y él me lee, no me dice lo que opina y es mejor así. Le he jodido la letra "f" hace poco, lo que me ha hecho darme cuenta de que es una letra que no se usa mucho, entonces, ¿por qué te has roto, f? no era lo lógico que te quedaras así como atrancada, me lo esperaba más de la "a" o de la "c", no de ti. Tengo pinta de estar quedandome cogío pero no, todavía no, dadme unos meses más.
Tengo el Quijote en la estantería de mi casa esperándome, yo le digo que todavía no, que ahora estoy con Stendhal. Ayer ví la escultura de Cervantes en el centro de Sevilla y por un segundo me imaginé que me hablaba: "Pato, léeme ya mongolo, que te vas a alegrar", y me reí por dentro, voy a hacerte caso Miguel.
Tengo la sensación, algunos días, de que el mundo es muy raro y de que yo soy muy normal.
Tengo las persianas siempre hasta arriba para que entre la luz, nunca las toco.
Es mejor no tocar lo que funciona.
Tengo una vela muy bonita que nunca enciendo, y últimamente estoy pensando que no tiene sentido no encenderla nunca. Imagina que tu fueras esa vela, no te caería bien un nota como yo.
O a lo mejor sí.
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lanuevajerga · 1 year
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Me gusta Saturno
Me gusta ese momento en que el kojak explota y mi lengua intuye un chicle delicioso, mitad roca mitad goma, que saboreo durante sólo tres segundos, después el tedio, la decepción. La brevedad de lo placentero me turba a veces, como los discos de Sonic Youth.
Me gusta intentar llegar al fondo de las cosas, nunca llego. Es igual que el bombo de la ropa sucia, puede que allí abajo, sepultadas, haya prendas del pleistoceno de mi vida, puede, que sobrevivan cosas que no quieran ser encontradas, que prefieran la soledad, como Jean Baptiste Grenouille, el de "El Perfume", él era feliz en su cueva hasta que aquel estúpido terremoto lo estropeó todo, dejémoslos tranquilos, a él y a la ropa que no quiere ser encontrada.
Me gusta la sensación de saber que he aprovechado el día, que he ayudado en todo lo que he podido y que he dedicado tiempo a mis cosas. A veces pienso en si las moscas tienen aficiones o en si les cambia el humor en función del tiempo.
Me gustan las listas de lo mejor del año en música, libros, series y películas. Según ellas tengo gustos raros, pocas veces encuentro tesoros ahí. Los tesoros no se buscan en estúpidas listas, me digo, van volando como las pelusas de mi cuarto cuando las tiro por la ventana y terminan posándose en algo, cambiándolo para siempre, como los tesoros que a veces se posan en mí sin siquiera saber por donde me han llegado. El mundo no sería el mismo sin mis pelusas, tampoco sin mis tesoros.
Me gusta escuchar flamenco los domingos por la mañana. Los domingos tienen varias vertientes: a veces los siento bonitos, luminosos, otros son sombríos y pesimistas. Pero al final, uno siempre se siente protegido los domingos mientras haya techo, al menos yo. Es un placer sobrevivir los domingos.
Me gusta que llueva y que ya no salga más el sol en todo el día. No te toca, sol. Cuando llegue tu turno dejaré que me bañes despacio, como la otra tarde en la estación, allí estuvimos tú y yo, midiéndonos como forajidos, sin movernos, pensando en que yo te sentía a tí, pero que tú a mi no. Después me dije que sí, que de alguna manera tienes que sentirme, sino nada de esto tendría lógica alguna.
Me gusta darme cuenta de que el tiempo pasa, es peligroso no percatarse de ello. Saber que voy a morir, tú y yo vamos a morir, puede que lleguemos a viejos, puede que no, pero vamos a morir. Entonces me convierto en blandiblú, me vuelvo ágil, divertido, y voy por casa silbando canciones de Kymia Dawson, sería genial que el amor fuera como las canciones de Kymia Dawson.
Me gustan mucho los bajos de Mecano, más aún los de Michael Jackson. Son increíbles, me revuelven, me estrujan cosas. Me pregunto cómo se le ha podido ocurrir eso a alguien, me pregunto por qué no se me ha ocurrido a mí antes la línea de bajo de "Billy Jean", me pregunto si Michael Jackson sabía tocar el bajo, apuesto a que no, tampoco es que le hiciera falta.
Me gusta cómo me siento al volver a casa tras el gimnasio. También le dedico tiempo a diario a mi cerebro. Si nuestros cerebros estuvieran recubiertos de cristal en vez de piel y se pusieran bonitos al hacer una derivada o al leer a Virgilio, el mundo sería un lugar maravilloso, o quizás no, quizás serían los fuertecitos los que tendrían la superioridad moral en vez de los gafapastas. Es complicado saberlo, yo sólo intento hacer las dos cosas por lo que pueda pasar, no ser tibio.
Me gusta como fluye un boli bic azul nuevo por el papel. Me siento como Michael Phelps, nadando a toda velocidad sin apenas esfuerzo, al menos un esfuerzo que se note desde fuera. Seamos bolis bic azules resbalando en celulosa a brazadas americanas, dicen que Michael Phelps no es de fiar.
Me gusta la yerbabuena. Ella me pide que la toque cuando nos vemos, se deja todo, yo también me dejo todo con ella, luego me huelo la mano y me acuerdo de mi abuela, ella usaba yerbabuena. Tengo una macetita de yerbabuena en mi cocina, abuela.
Me gusta que no haya colas en los sitios a donde voy. Esperar, la de cosas que se le han ocurrido a los grandes genios de la historia mientras esperaban o estaban aburridos. Es bueno aburrirse, yo hablaba con los muebles cuando me aburría y me sirvió de mucho, aunque no lo suficiente para tocar como el bajista de Michael Jackson.
Me gusta que sea jueves. Quiera o no este jueves que viene acabará y ya no será el mismo jueves nunca más pero da igual, los jueves hice cosas importantes, me acuerdo muy bien de algunos de ellos. La semana pasada fue jueves y él y yo lo dejamos estar, "no espero nada más de tí - le dije- ya nos dimos suficiente, dejemos que llegue el Viernes".
Me gusta ver amanecer todos los días y confundir las nubes rojas con montañas enormes, me recuerda a "Interestelar": no son montañas, son olas gigantes.
Me gusta el reflejo de tu pelo y que me hagas preguntas que no sé contestar sobre astronomía. Lo único que se me ocurre decirte al respecto es que yo seré Saturno. Los niños nunca olvidan a Saturno porque tiene anillos de roca y polvo estelar a su alrededor, sólo por eso es inolvidable. Los niños se olvidan siempre de Urano. Voy a comprarme un anillo ya pronto porque se me había olvidado que me gustaban, también para parecerme a Saturno y así nunca me olvides.
Me pido Saturno.
Me gusta Saturno.
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lanuevajerga · 1 year
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HABRÁ UN LUGAR DONDE PODRÍAMOS ESTAR
Es genial llegar al centro de Sevilla y abrazar a tus amigos de toda la vida, vernos otro año más, estamos sanos, todos trabajamos. Es una una enorme suerte poder disfrutar de estos momentos, deberíamos valorarlos mucho más.
Tenemos mesa reservada en una bodega en el Arenal. Estamos a gusto, nos atienden de manera adecuada. Me paso al Pedro Ximenez, se me agarra a la garganta, me da calidez. Comemos, me encuentro bien. Hay otras mesas que también se van ambientando, empiezan a cantar villancicos y pienso que esto sí que se le parece algo a la navidad, buen ambiente, alegría, amistad, reencuentros...
La silla es un poco incómoda, el sofá de mi casa es todo lo contrario. El jaleo me hace teletransportarme. Hace unos días, sentado en él, me salió algo interesante con la guitarra y lo grabé en el móvil. De vez en cuando me lo pongo mientras mis amigos hablan cada vez más alto, intento descifrar si es bueno lo que hice o es realmente bueno, sé que no es una mierda, me lo han dicho. Me apetece tocar un poco, pero lo estamos pasando de puta madre, intento permancer donde estoy.
Madre mía qué temperatura hace en Sevilla en Diciembre, esto no lo tienen en ningún lugar del mundo. Viaja un poco, chaval. La calle está a reventar, vamos a una terraza pero dicen mis amigos que allí está sentado el Imserso, no entiendo esto. Andamos más. En realidad empiezo a estar cansado y el ajetreo de la calle hace que el mareíllo gracioso que tenía empiece a molestarme.
Quiero a mi nueva ducha, es increíble, no es para nada bonita pero sale el agua con una potencia y una temperatura que a veces siento que me llama desde lejos. Mi casa además es calentita, da el sol de lleno toda la mañana dejando un ambiente muy agradable el resto del día. Estoy arreglando mi estudio también, lo tengo puesto de tal modo que me apetezca tocar el sintetizador que me han dejado, coger la guitarra, trastear un poco. Espera, sí, quiero un Zafire con tónica, son diez pavos. Hola buenas tardes.
Diez pavos. Los pago, es normal en estas fechas, estamos con los colegas en el centro, no vas a pedirte un vaso de leche. El sitio es como un bar de copas, para mis gustos de bohemio trasnochado es feo de cojones. Pasan apenas veinte minutos y se convierte en una discoteca. No se puede hablar, la música está alta, huele mal, pero dicen esta gente que verás que se va a petar de tías. Me voy a la parte de fuera, qué mierda es esta cabrones, yo no puedo estar aquí.
Tengo una manta marrón de pelitos, da igual que sea fea, hay pocas mantas que no cumplan bien con su función. Coño, los Clippers juegan esta noche a las nueve y media. Cuando llegue voy a ponerme el disco a dúo de Sufjan Stevens y Angelo de Agustine, está genial, es tranquilito y dura lo justo para desvestirme tranquilamente, ducharme despacio y ponerme mi pijama chándal. Qué suaves pueden ser algunas noches previas al invierno.
Hay un hombre pegado a la puerta de cristal del antro este, le veo de espaldas, yo estoy fuera terminando mi copa de diez pavos, él está dentro. De repente se da la vuelta, lleva gafas de sol. Empieza a hacer movimientos como de estár tirándose a alguien así en modo "American Pie" mientras mira, manoseando el cristal y dejando ver su juguetona lengua, a las chicas que están en la mesa de al lado mía. El tipo lo hace bien, tiene práctica en hacer el idiota. Cada vez se pone más cerdo, las chicas se descojonan. Hay cola en la calle para entrar en este sitio. A veces cuesta sentirse parte del mundo.
Escapo de allí, quiero con locura a mis amigos, pero me doy cuenta de que tengo cosas mucho más interesantes que hacer en casa.
Pienso en que habrá un lugar donde podríamos estar los que ya no encajamos tanto como antes. Pienso que a lo mejor esa misma tarde he decidido que me voy a ir yo sólo a tomar por culo este verano. Pienso que a lo mejor, en Bulgaria, hay otra persona que ha tenido un día tal que le ha hecho pensar en la dirección que está tomando su vida y se pone a buscar vuelos al llegar a casa. Pienso que como el búlgaro y yo debe haber miles, cientos de miles de personas sopesando lo mismo pero que sólo unos pocos darán el paso. Pienso que tengo una crisis de los 40 como una catedral. Lo sé, y me da lo mismo.
Pienso que algún día, lejos de cualquier parte, nos encontraremos todos los que nos vamos pronto a casa, y no, las copas allí no valdrán diez pavos ni habrá carajotes que te hagan cuestionar seriamente las teorías de la evolución de Darwin. Sé que existe ese lugar, sé que algún día daré con él.
Allí, el sol cae muy despacio, estamos descalzos, hablamos en círculo, tenemos una conversación alegre e intersante. También hay cerveza helada, gente sana, no sólo de cuerpo, y surge la magia, y el tiempo se detiene, y nos damos cuenta de que sólo se trataba de mirar un poco fuera del camino marcado, de virar de vez en cuando.
Alejémonos para volver a encontrarnos.
Por favor.
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lanuevajerga · 1 year
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Mujeres que molan
La seño A se pone histérica cuando uno de sus niños le contesta en un examen que el Polo Norte está dentro de la zona cálida del planeta. Noto como se va poniendo colorada mientras corrige y balbucea: "qué vergüenza Antonio de verdad, qué vergüenza". El Antonio se parte, yo también, intento mantener la compostura aunque a veces no lo consigo y tengo que salirme hasta de la clase. Sé que ella por dentro también está descojonada y perdona mi falta de profesionalidad.
La seño A es muy divertida, está como una regadera pero es muy divertida, además ella no lo sabe. La seño A dice que ya no puede más y que un día se va a tirar por la ventana, te lo cuenta con los ojos brillantes, felices, riéndose, poniendo su cabeza sobre mi hombro. "Salva, sálvame". Por las mañanas la Seño A no me da los buenos días, me dice: "qué asco de vida", y se va tan contenta a hacer fotocopias. Luego me pregunta si yo creo que es bipolar, yo le digo que no, que no hay que etiquitar a nadie a la ligera y que si dice tanto lo del asco de vida va a conseguir que realmente su vida sea un asco. "Tienes razón", me dice. Desde entonces cuando me ve por las mañanas me agarra del brazo y me susurra: "buenos días cariño, hoy voy a disfrutar de una maravillosa jornada de trabajo llena de luz y armonía".
La seño A me trae pastelitos y cosas hechos por ella casi todos los viernes, dice que son para mí, que sólo los comparta con la seño B. La seño A cocina muy bien, yo le digo que deje de traerme tanto dulce, ella dice que me aguante, que ni me atreva a quejarme. La seño A me prometió que un día me iba a llevar después del cole a Sanlucar a comer tortillitas de camarones.
La seño B es muy amiga de la seño A, pero no tiene nada que ver con ella, quizás sólo que son de la misma generación. La seño B es PT como yo, lleva más de 20 años en esto y he visto pocas personas más metódicas, comprometidas y eficaces en su trabajo. Me alucinan sus tecnicas de enseñanza, sus recursos, todo de la vieja escuela pero igulmente brillante. Cuando la seño B me explica cómo hace las cosas me siento como un completo inútil a su lado.
La seño B no cree en el amor no filial. Dice que nos han mentido, que es uno de los problemas más graves que tenemos en nuestro tiempo. A la seño B, por lo general, no le caen bien los hombres, sin embargo, dice que conmigo está haciendo una excepción y que como le falle me va a soltar un guantazo que voy a llegar al tren dando palmas con las orejas. Un día le dije que yo sí creía en el amor, como Forrest, desde entonces me la tiene un poco jurada, no para de pincharme con que si soy un romántico, que si el amor verdadero...la seño B está un poco enfadada con el mundo, yo lo sé, pero tiene una sonrisa preciosa.
La seño B dice que no voy a estar sólo mucho tiempo, que con mi edad puedo atraer a las mayores, a las de mi generación y por supuesto a las jóvenes. "Hazme caso", me dice, vas a tener hasta donde elegir. Yo le digo que no me preocupa, que estoy bien sólo, ella contesta que eso da igual, que para eso soy un romántico que cree en el amor verdadero. La seño B dice que soy un partidazo, que la que me coja no me va a soltar, yo me río. Me encanta la seño B, aunque me odie por ser hombre.
La seño C dice que las horas que estoy en su clase son las más felices de la semana, para ella y para sus niños. Les hago mil tonterías, a veces creo que me he convertido en una especie de mono de circo. El otro día me llevé la guitarra a la clase de la seño C. Les hice unos cuantos juegos y después me inventé un pequeño pareado acompañado de una melodía con el nombre de cada niño. La seño C dice que he tenido que pasar horas preparando la sesión, ¿horas?, le digo que estoy improvisando, ella no me cree.
La seño C habla fino comparado con nosotros, cuendo no entiende algo de lo que le digo me contesta con un "¿perdón?", me hace mucha gracia esto. La seño C es muy educada pero también le va tela la guasa. Cuando hay pastelitos le llevo un buen trozo a la seño C que me da las gracias cuarenta veces. El viernes decepcioné a la seño C cuendo le dije que para mí comer no era un gran placer, que disfruto más con otras cosas. La seño C es altísima, me saca casi una cabeza.
En la comida del cole la seño C está contenta, toca su vaso con la cucharilla. Explica a todo el claustro el tema de las rimas y me obliga a hacerle una a cada maestro para demostrarle que no lo tenía preparado. La seño C es muy graciosa. Hago dieciseis rimas seguidas delante de las miradas espectantes de todos, no me atranco ni una vez, estoy fácil. La seño C se mea de la risa, "ya no voy a tocarte más la guitarra a tu clase, estúpida". Eso no te lo crees ni tú, me dice.
Mujeres que molan
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lanuevajerga · 1 year
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Monkey Week 22 / Viernes /El equilibrio del pogo/
En un escenario a oscuras se escucha el chirriar de las puertas mientras la artista cierra los ojos y acaricia su guitarra, no canta, sólo acaricia. A ella le da igual el ambiente, las modas, envidio eso, disfrutar y que te de igual la vida. Nos vamos, buscamos volumen. El moderneo per sé, si eres malo da igual lo que hagas, si no sabes cantar, si tu propuesta es una mierda, da igual lo demás, al menos para mí, tengo ya 40 años, llevo más de media vida yendo a conciertos, chaval, no me engaña cualquiera con una gorra de la Expo 92. Esos chicos deberían buscar una multinacional que les afine el producto, hay muchas que lo hacen.
Estamos viendo a Kora, me da alegría encontrar a gente tan joven haciendo cosas interesantes, con personalidad. Ella tiene una voz muy dulce, él disfruta con sus botoncitos, suenan bien, despacio y redondo, el saxofón es adolescente, viva la inocencia.
En el escenario de la calle hace frío, voy desabrigado, mi amiga me deja su vistoso pañuelo y me siento más moderno. Soy idiota. Hay mucho volumen fuera, aún así esperamos a Ghost Transmission. Empiezan abrasando los oídos de la gente y terminan con melodías que bailarían el mismísico Denni Zucco en el gimnasio de "Grease" o el imberbe Marti McFly con su madre en el baile del "Encantamiento bajo el mar". Salimos de allí tarareando sus coros, Dani me insiste en la importancia de conjugar el verbo "supiere", yo le doy la razón y le digo que la palabra me transporta a Isabel la Católica, que en verdad Fernando no pinta una mierda ahí, y estamos los dos de acuerdo.
Hay un sueco en el escenario, no está muy bueno de la cabeza, se le nota. Quizás tiene el cadáver de su vecino enterrado en el jardín, quizás se unió a una secta tejana en los ochenta. Pero suenan bien, es psicodelia rara, bailonga, de Tarantino, el tipo mueve las caderas, se gusta, baja con el público a cantar, baila unos segundos con nuestra amiga y vuelve a subir. Han llenado la plaza los suecos, este tío puede que coma costillas humanas para cenar pero a la gente le mola, saben tocar. Le digo a mi amigo Jesús que son demasiado salados para ser suecos, después le pregunto si en Suecia cuentan chistes, se rie y no sabe contestarme. Podría ser interesante escuchar a un sueco contando un chiste, a lo mejor los suecos del sur son graciosos.
La cosa está caliente y nos vamos a pegarnos a un parking, tal cual. Yo no sabía donde iba.
Allí abajo había un tipo cantando, llevaba un pasamontañas naranja con tres agujeros: dos para los ojos, uno para la boca. Las guitarras son frenéticas, aquello es una pecera repleta de energía, noto cómo la electricidad comienza a subirme por los pies. Son Alavedra, el cantante se desgañita, "vas a morir, vas a morir, vas a morir" y qué cojones, tiene razón. Mejor morir en un sitio así que en un hospital.
Es importante saber manejarse en el pogo. El pogo es el barullo de gente de las primeras filas donde te puedes pegar con otros mientras bailas. Me gustan los pogos. Si lo haces bien, puedes encontrar segundos de una catarsis verdadera, yo lo conseguí anoche, sin embargo, hay que encontrar el equilibrio, no es tan sencillo como pueda parecer: debes dejarte llevar por los empujones y codazos de manera leve pero a la vez has de endurecer tu cuerpo sino quieres irte al suelo a la primera. Tienes además que escuchar la música y de alguna forma unirte a ella, si es buena y casa con el momento, con tu momento, te elevará. Entonces, con un poco de suerte, puede que entres en esos segundos eternos en los que una euforia pausada te mece, y te ves como en esas películas donde el protagonista entra en éxtasis a cámara lenta mientras baila en una discoteca, cerrando los ojos, empapado en sudor. Un codazo en el costado me saca de donde estaba, estaba con Santa Teresa de Jesús, voy a morir algún día. Me siento bien allí, el del pasamontañas se tira al publico, yo soy uno de los que lo levanta, su puta madre, qué coño ha sido esto.
El escenario principal me impresiona. Allí está Kiko Veneno con Vera Fauna. Están bien pero yo estoy a otras cosas. Tenemos hambre. Nos pillamos unas radioactivas, allí encontramos a Kora, le digo que me ha gustado mucho su concierto, ella responde que han tenido problemas técnicos, yo le digo que de igual, que han sonado muy bien, a su saxofón también le digo cosas, hay que ser amables con los jóvenes que lo merecen. No está mala del todo la hamburguesa. Vemos el final de Kiko Veneno, el sueco raruno ha ligado, está entre el publico, ha venido desde muy lejos, me alegro por él.
Hay algo más entre medias que ya no recuerdo. Estamos cansados pero una inesperada energía me impulsa a seguir un poco más, llevamos seis horas sin parar, un amigo se va, yo me quedo con dos más, sale Carlangas. Bailamos con sus guitarras funky, suena break beat, temas de pachangueo que escuchaba en la EM pasados por el filtro de Novedades Carminha, suenan algunos de sus temas, mi amigo se vuelve loco, luego una rara canción gallega que la gente canta y yo bailo de nuevo.
Una mujer me pisa, me dice que ha sido sin querer. No pasa nada, le digo sonriendo. En verdad ha sido queriendo, me contesta.
Pasan las dos de la mañana.
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lanuevajerga · 1 year
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Ayer estuve en tu pueblo, abuela.
Estabas en el sol que nos bañaba la cara después de ver Alcalá, nos calentabas, nos iluminabas. Nos mirabas a todos, a tus hijos, porque todos los que estábamos allí somos hijos tuyos. A lo mejor sólo yo me dí cuenta, no lo sé, pero en esa mesita llena de refrescos y patatas fritas, de alguna extraña manera, tú nos contemplabas emocionada. Seguimos juntos, abuela, sanos y juntos, tal y como tú querías. Y allí sentado, me dí cuenta de que vuestra historia aún no ha terminado de contarse, de que todavía queda mucho por escribir, por descubrir, y es tan emocionante formar parte de ello...pero eso te lo contaré otro día, que aquí no me cabe todo lo que tendría que preguntarte.
Hace ya siete años que te fuiste. Recuerdo que nos quedamos sólos y te agarré tu mano ya fría durante un ratito, luego te di las gracias en voz alta por todo lo que me enseñaste y te besé en la frente. Adiós abuelita, te dije. Es mucho tiempo ya sin ver tus ojos, espera, ¿de qué color eran tus ojos, abuela? ¿grises, verdes, azules? nunca pude descifrar tus ojos. La cosa es que ya pasó demasiado tiempo desde que me sentaba contigo en tu cuarto y te contaba cómo me iba, y te hecho tanto de menos, abuela, que ayer, después de estar por Alcalá, me ha faltó volver a casa, ponerme a tu lado otra vez al calor de la estufa y contarte cómo brilla tu pueblo en una mañana soleada de otoño.
Algunas veces, cuando estoy por casa de mamá te siento, otras me parece escucharte sisear como cuando nos llamabas, incluso hay días que creo oír tus pasos o que percibo que estás sentada cosiendo en tu cuarto esperando a que alguien entre a hablar contigo ¿quién puede demostrarme que es mentira lo que noto, abuela? estás en muchos sitios, yo lo sé.
También me ves por el cole, y estás orgullosa de cómo me esfuerzo, del cariño que le pongo a todo lo que hago con mis niños. Siento mucho no haberlo conseguido cuando vivías, abuela, siempre me decías que tenía que entrar de maestro antes de que te fueras pero no pude, lo siento mucho, sólo me consuela saber que me ves por allí, yo lo sé, tú me ves todos los días ¿verdad?
Maya sigue creciendo rápido, está igual de linda que cuando nos dejaste, es una niña sensible y con la cabeza muy bien puesta. Yo le hablo de tí, ayer mismo le conté algunas de las anécdotas que siempre recuerdo, de cómo nos cuidabas, del amor que le ponías a todo, de tus eternas preocupaciones. Y cuanto más crezca más sabrá cómo eras, porque tú estás en mí y en todos los que te acompañaron en tu sufrida vida, yo soy yo por gente como tú, es como una cadena, abuela, es la cadena de las buenas intenciones, de la honestidad, de poner lo que haga falta por el bienestar del otro.
Tengo el búho que me cosiste enmarcado en el salón de mi casa, es casi lo primero que se ve cuando entras. A veces me quedo mirándolo un rato y me imagino que escucho tu voz arrastrada a través de él. Otras pienso que el búho vela por mí, que se preocupa porque esté bien, a lo mejor, el búho eres tú si yo lo quiero así. Cuando le quito el polvo al marco lo agarro unos segundos cerca de mi cara, entonces, tú y yo nos miramos con profundidad y te digo que te quiero, te lo digo desde mi estómago, desde donde salen los sentimientos más puros, luego te devuelvo a tu sitio con cuidado porque voy a tenerte cerca de mí hasta el día en que volvamos a reunirnos, a vernos o a sentirnos.
Ayer estuve en tu pueblo, abuela, y sigo teniendo tantas cosas que contarte...
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lanuevajerga · 1 year
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Quiero contarte niña cómo cambia el sentido de las cosas.
Puede que notaras que algo se tambaleaba dentro de mí, sé que eres buena percibiendo y espero que cuando leas esto, cuando seas lo suficientemente mayor, ya no te acuerdes de mi ahora, eso será buena señal, señal de que contigo cerca conseguía salir a flote y ponerme a tu lado.
¿Sabes? últimamente ha cambiado el sentido de las cosas. No sólo los niños crecen, los mayores también lo necesitamos y es bueno darse cuenta de ello. Yo quiero crecer contigo, compartir, enriquecerte, ayudarte, avisarte de que a veces la vida te golpea duro, de que saber encajar puede ser una magnífica ocasión para contra golpear. Quiero que aprendas antes que yo a afrontar lo que te venga, a encontrar pronto lo que te apasiona e ir a por ello con determinación, a utilizar lo que uno se guarda y transfromarlo en algo propio, en algo que te inspire. Deseo verte saltar los obstáculos, descubrir que valoras lo que eres, que te aceptas, que te quieres, y hacerlo de tal forma que admitas tus debilidades pero también tus fortalezas. Serás más feliz así.
Yo no lo soy en mi ahora, aunque tampoco me aborda una tristeza desoladora. Me encuentro en un proceso nuevo que me va llevar a otros lugares y ya he encontrado la tres constantes para conseguirlo, la constante es aquello que te pone los pies en el suelo y te coloca en el camino correcto. No son más que tus ojos, tu sonrisa y tu forma de caminar.
En tus ojos quepo todo yo, ahí está el universo entero, lo capto en una mirada y lo absorbo. Tu sonrisa, nadie sabe ni sabrá hacerte reír como lo hago yo, nadie, y me encanta como suenas, es el mejor sonido que existe . Lo último es un poco más raro, a lo mejor no te lo he dicho nunca pero el simple hecho de verte andar me hace feliz, sonreír. En estos tiempos algo extraños, en mi ahora, lo único que necesito es que sigas caminando, aunque el sentido de las cosas siga cambiando, no pasa nada, está bien cambiar, incluso mi amor por tí lo hará, aumentará, se transformará, siempre en una infinita línea ascendente, y yo te abrazaré otra vez, y siempre seremos uno.
Y me dirás que me quieres todos los días, y yo a tí, aunque a veces suenen descafeinados de tanto acudir a ellos. De hecho a mí no me gusta decirlo, prefiero guardármelos y cambiar la forma de expresarlos, no soltarlos como un latiguillo más al dar las buenas noches. Yo elijo escribirte una tontería como esta, acariciarte el pelo despacio, cojerte de la mano... buscar además momentos inesperados para soltarlo. Prueba a decirme un te quiero cuando no me lo espere, yo lo intentaré también. Cuando termines de leer esto por primera vez búscame, si estoy leyendo tranquilamente en el sofá interrúmpeme y dime que me quieres, ya verás como abro mucho los ojos y sonrío. En esa sonrisa también habrá un te quiero, más bonito y original que los otros.
Tú eres mi norte, no extraño nada ajeno a mí, no necesito nada. Las heridas sanarán a tu lado, conseguiré lo que pretendo y me verás hacerlo en primera fila, estarás orgullosa de mí porque me esfuerzo mucho, ya no soy un flojo, me estoy quitando, no voy a parar hasta que me mires y me veas brillar, quiero contagiarte de todo lo bueno que tengo dentro, sacarlo, servirte de ejemplo, que sepas que me lo trabajo, que peleo. A eso me dedico en mi ahora, a pelear. En este mismo instante, mientras te escribo, no hago más que querer elevarme, expandirme, intentar sacar las cosas de dentro para sentirme mejor y que tú me veas.
Noto que tengo mucho que dar a los que me quieren, voy a contarles cómo cambia el sentido de las cosas cuando uno consigue exponerse sin miedo a nada ni a nadie, eso voy a hacer, eso estoy haciendo, me estoy exponiendo.
Este es un texto de esperanza, de ambición, de alegría, de querer mejorar. Sé que, aunque ya no te acuerdes, me entendiste, yo sé lo que sientes con sólo mirarte. Vamos a conservar nuestra complicidad, vamos a ser muy felices juntos, ya lo somos, pero vamos a serlo incluso más. Te lo prometo.
Y ahora ven a verme, si no estoy contigo llámame, dime que me has leído, dime que me quieres.
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lanuevajerga · 1 year
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Soy cremallera
Soy el sofá donde se sentaba Bon Iver mientras grababa "For Emma forever ago", cómodo, tranquilo y algo desvencijado, contengo sobre mí migajas de galletas y pequeñas quemaduras de cigarros. Soy la luz de la cocina cuando parece que nunca va a explotar el primer fogonazo, me esperas, me ves, desaparezco, me esperas, me ves, me quedo. Soy una camiseta de Los Ramones en una tienda de Inditex, ando un poco descolocado, me vendí a una multinacional y ahora casi que se me ha olvidado lo que es el punk.
Soy esa lluvia que alumbra la luz de una farola, caigo despacio, voy lento. descendiendo al ritmo de una canción de Johnny Cash. Soy tierno, dulce como una magdalena esponjosa, a veces daño a los estómagos pero ya da igual, tengo pepitas de chocolate negro en mi interior ¿quieres? Soy un macetero de barro, previsible, plano, funcional, cuando la planta que me crece florece antes de primavera parezco otro. Soy esa película apañada que te ameniza un domingo por la noche, me falta sustancia a primera vista, mejoro a la segunda revisión. Soy el cuarto disco de una banda de rock, estoy lejos de mis inspirados inicios, algo confuso en el presente y pensando ya en el futuro, cuando me convierta en un grupo de culto o en un fenómeno de estadios, siempre preferí los grupos de culto, lo malo es que ni ellos mismo saben cómo se convirtieron en grupos de culto, de haberlo sabido ya habría muchos grupos de culto, yo sería un grupo de culto, a lo mejor tú también, y eso no puede ser, los grupos de culto dejarían de tener gracia.
Soy el tatuaje que nunca te hiciste porque te daba vergüenza, no me gusta mostrarme si no me apetece, si me tienes no me enseñes, yo me enseñaré a tí cuando estemos sólos. Soy el botón de las cookies, te digo que sí aunque realmente no tengo ni puta idea de lo que me estás contando, me fui con las nubes hace tiempo. Soy "Some Might Say", necesito una educación mientras espero en la estación. Soy una montaña rusa un día de Octubre después de una aguacero de cinco minutos, ya ha salido el sol pero no se si ponerme en marcha o cancelar los viajes para el resto del día, está todo mojado.
Soy la mesa que cojea, la que nuca podrás calzar pero a la que tienes cariño, te sirvo, te gusto, puedes utilizarme para muchas cosas aunque no me encuentres en la simetría. Soy el acorde de Mi, siempre quepo en cualquier canción, puedo leer a Dostoievski mientras escucho a Zicatriz, puedo captarte a la primera y no entender una película infantil, puedo mostrarme en un escrito y luego no abrir la boca en una reunión, pero quepo, soy el acorde de Mi. Soy la lágrima que nunca sale, afloro, me asomo, luego me vuelvo atrás. Soy tu agenda cuando intentaste tener una agenda por primera vez. Soy el amigo que siempre está pero que pocas veces te dice que está, supongo que sabes que estoy, hola amigo, hola amiga.
Soy una cremallera rota que se abre por debajo cuando ya funciona por arriba, creía que lo había conseguido pero no, mi tía sabe arreglar cremalleras, yo estoy haciendo un cursillo de arreglar cremalleras.
Soy un olivo, arraigo rápido, crezco despacio, luego me estanco, aunque al final doy buenos frutos, las verdeas empiezan con el otoño, ya estamos en otoño y hoy han cambiado la hora.
Soy la aguja corta del reloj de este domingo a las tres de la mañana, me quedé parado más de lo habitual aunque no me preocupa demasiado, se que me pondré en marcha de nuevo, es sólo cuestión de tiempo.
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lanuevajerga · 2 years
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Automanual de transformaciones
A veces me tiemblan las manos más de lo normal, noto una ligera presión en el pecho, no me falta el aire pero siento que me gustaría estar en cualquier otra parte del mundo. Entonces imagino volcanes que explotan, presas que ceden ante el ímpetu de la corriente, veo a Hulk rompiendo las cadenas que sostienen su ira, me pongo un vídeo de Ian Curtis dejándose llevar hasta que pierde el conocimiento. Y busco ese éxtasis, es increíble imaginar.
Cojo la guitarra y toco hasta que me atrapa una secuencia de acordes. Lo grabo y lo escucho por la noche a oscuras en mi cama justo antes de intentar dormir, todo suena mejor en la oscuridad, absolutamente todo, pruébalo.
Libros. Hace poco descubrí que puedo leer, pensar en otra cosa y enterarme de lo que estoy leyendo. No me gusta, yo quiero centrarme en Sekure, en sus ojos, porque no existen ojos más bonitos que los ojos negros nacidos en Oriente. Quiero descubrir lo que esconde el alma de Negro, elevarme al contemplar por primera vez las ilustraciones del último libro encargado por el Sultán. Los míos, mis ojos, cada vez más claros, parecen peleados con mis pensamientos. Combino lecturas, leo un libro en el tren y otro en casa, releo Rayuela después de saludar al murciélago, justo antes de escucharme tararear en la oscuridad.
Escribo cosas, las veo mientras tecleo, es como si me las dictaran y yo fuera un robot que mueve los dedos. Aquí nadie me invade, voy rápido, estoy viendo a los abuelos sobre los que trata la historia, sé cómo se sienten, donde están, a dónde van y cuál es su angustioso destino. Pienso mucho en ellos después de saludar al murciélago, después de releer Rayuela y después de escuchar mi voz acompañada de una guitarra que se trastabilla, pienso en ellos justo cuando cierro los ojos. Los veo como si pudiera tocarlos, me acerca a lo que construimos porque todo lo que escribo lo pienso en ese rato largo que me mantengo en esa especie de limbo. No estoy dormido, no estoy despierto, es sólo mi momento creativo del día, ahí se me ocurren las mejores ideas, modelo mi estilo, imagino y pongo de mi lado a las musas. Contádmelo todo.
Todavía lo noto pero aún me quedan recursos. Estoy empezando a hablar sólo en casa. Es increíble el significado que adquieren tus pensamientos cuando los expresas en voz alta. Y me oigo, las verdades y las mentiras, lo que tengo y lo que no, lo que deseo y lo que quiero alejar, lo que soy y lo que no, lo que seré. Parezco el tenista que se apela a sí mismo sin importarle el qué dirán, todo lo que no hablé en la pista lo hablo ahora mientras friego el suelo los domingos por la mañana, es extraño, saludable.
Transformar es variar el sentido de algo primitivo en otra cosa diferente. A veces lo consigo, noto que me viene el aire adecuado y lo absorbo mientras busco alguna nube, ya no me tiembla nada, fui yo el que varió la dinámica, está pasando ahora mismo ¿lo notas? Entonces pienso en trenes que cambian de raíles, en Neo esquivando una bala certera, en la noche en que cambié mi vida mientras miraba un temario nuevo en la pantalla. Lo llevo haciendo todo el tiempo, a veces me cuesta darme cuenta.
Porque yo transformo cosas, sí, puedo hacerlo desde que era pequeño, algunas las muestro, otras no. Esta te la enseño por si te interesa.
A mí me ha salvado la tarde.
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lanuevajerga · 2 years
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Escucho al murciélago
Hay una persiana que consigo levantar aunque aún no haya salido el sol, mis plantas necesitarán alimentarse en mi ausencia, últimamente no me gusta la oscuridad en casa, antes sí. Hay una luz que me ciega y una mirada fugaz en el espejo del baño, me repelen los espejos. Los ojos me duelen, aún es de madrugada. Pienso en cómo me siento hoy, lo asumo y hago por vestirme, voy rápido, cada vez llego antes a los sitios, me hago mayor.
Me asomo a la ventana y no hay nada en la calle, sólo el murciélago de todos los días que no me deja mirar el cielo con tranquilidad antes de acostarme, debe estar ya a punto de irse a descansar. ¿Quieres decirme algo, murciélago?
Agua, mochila, patinete y coche, el día comienza y ya hay gente con prisas: "Running everywhere at such a speed, ´Til they find there´s no need" Le hago caso a John.
Es difícil mantenerse positivo a esas horas mientras espero el tren en una estación fría, sólo veo caras serias. Lo intento, me gusta donde voy.
El asiento 237 es mi lugar favorito del vagón. En esos 61 minutos de viaje no miro el móvil, no leo, no escucho música, no hablo. Fuera está oscuro, no veo nada. Y pienso en cosas bonitas, luego me vienen las feas y las expulso, adiós. Después cierro los ojos y me imagino que estoy mirando una pizarra blanca con un pequeño punto azul en la parte superior izquierda al cual me acerco cada vez más hasta que se me viene a la cabeza la textura del salmón. Vuelvo a mi pizarra, paso el aeropuerto y llego a mi destino. A John no le gustaría ver lo que pasa cuando se abren las puertas.
Me gusta cruzar la ciudad en patinete mientras amanece, respiro mejor, más frío, sigo vivo, me muevo.
El señor que me pone el desayuno practica la risoterapia, hay varios como él donde trabajo. No me gusta el café sin azúcar pero me lo tomo igual, él lo sabe, sabe muchas cosas porque somos raros.
Una enorme sonrisa roja me abre la puerta: "Buenos días, que dise la Jenni" Justo después vienen los abrazos con los niños del matinal. Es muy importante ese momento para mí, me hace creer en lo que hago. Hoy he montado con mis niñas una fiesta flamenca a las ocho y diez de la mañana, no hay dudas ya de que me siento mejor, va a ser un gran día Y me paseo durante la mañana, sonrío mucho, pregunto, invento, ayudo en lo que puedo, soy amable. Nunca he sido tan amable con desconocidos como en estos últimos meses, me sienta bien.
Mi asiento favorito para la vuelta es el 17, casi siempre está disponible, cuando no, miro a su inquilino de reojo y me invento un mote para él. Me pongo los cascos y vuelvo a cerrar los ojos, a mirar a la pizarra blanca, esta vez con más intensidad, a enfocarme en lo que me va a venir. Voy a estar bien, estoy bien.
En Utrera abro los ojos, me pongo a Damien y miro por la ventana, él me ha hecho descubrir que Andalucía es un enorme desierto, hay que darse cuenta de ello, hay que mirar más por las ventanas de los trenes.
El viaje termina. Puede que en realidad cada día sea único e irrepetible, como las huellas dactilares, como las llamas de una hoguera.
A lo mejor es eso lo que quiere decirme el murciélago.
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