Curiosos son cafés los que se desvían hacia figura que enseña, cuerpo apenas inclinándose para detallar pliegues que conforman trabajo. “Me recuerda mucho a uno específico de Pokémon.” Comenta, cejas elevándose en la impresión de reconocida habilidad. “Sí sabes cuál, ¿no? Creo que era un bicho de agua, no lo recuerdo bien.” Y es que han pasado años desde último vistazo, no era muy su estilo, tampoco. “Me parece bien,” acepta, mas comisuras se elevan en característico filo cuando próximos vocablos se llenan de una condicional, “sólo si puedo hacerle una cara molesta, para variar.” 

“¿quieres ver lo que hice?” pregunta con tintes emocionados. después de estar todo el día tenso y nervioso encontró distracción en plegar papel hasta perfeccionar distintas figuras. “es un dragón” ni siquiera espera  respuesta positiva pues en nada ya está mostrando su figura. “¿quieres que te enseñe como hacerlo? es un método muy funcional para distrarse un poco” 

“¿Yo?, ¿preocuparme? Qué va.” Sacude diestra al aire, restándole importancia. “Sólo me llama la atención la adición de las nuevas cámaras. ¿Se quedarán luego de esto? Probablemente.” Suspira, encogiéndose de hombros. “Y me pregunto si esos,” gesticula con cierta pereza hacia uniformados, “también. ¿Tú qué piensas?” 

“ ¿para qué te preocupas tanto? ¿tienes antecedentes penales o algo así? ”

( + 1 )  #IVROO TIENES UNA NUEVA DEDICATORIA:

@iveroh alguien te ha enviado: este obsequio.

z0miez​.

le cuesta acostumbrarse a lo que siente cuando le ve, sobre todo después del par de días de distancia donde su reflejo en los espejos del estudio, el gato que todavía no tiene un nombre y sus compañeros de piso han sido su compañía. corazón que se acelera ni bien lo ve sonreír es traicionero pues no late así ni cuando está agotada, tirada en el suelo después de haber practicado una y otra vez los mismos pasos, palabras del chico que no hacen absolutamente nada para tranquilizarle sino que, en cambio, empeoran su estado y ahora son sus mejillas las que arden. ah, debería acostumbrarse, pero sigue sintiéndose avergonzada de sus comportamientos de adolescente cuando le tiene cerca “¿y qué si no quiero que hagas el esfuerzo? debes estar cansado de estudiar tanto, no puedo forzarte a hacer eso” respuesta sale como murmuro cuando aprovecha cercanía, labios sobre su mejilla haciéndola alzar las comisuras hasta que sus dientes terminan enseñándose “no, no me lo habías dicho. gracias… a mi me gusta mucho tu estilo, pienso que complementa el mío muy bien” respiración profunda y nomi ya se encuentra jugando con los dedos de sus propias manos, nervios frente a lo que significa aquello para ella y para él, para la dinámica que llevan hasta el momento “¿tanta formalidad es necesaria en las citas? nunca he estado en una antes, así que no sé muy bien cómo hacer esto” 

Encuentra impresionante como labios se curvan, inmediatos, ante los vocablos femeninos, como si fuera Nomi directora, ordenando cada mínima reacción que su cuerpo está a la espera de otorgar. Irremediablemente dócil, ubica manos cuál marcos en su rostro, pulgares acariciando apenas pómulos mientras mantiene nimia distancia que los separa, y es que ante permiso concedido explícitamente, se considera mucho más inteligente al bailar el son que toca, que ir contra corriente. Luego de un instante, manos caen a los costados de su cuerpo. “Hm, estoy cansado de estudiar, tienes razón.” Concede, tras breve tarareo en pretendida reflexión. Es, en parte, cierto. Semana ha sido nada menos que caótica, pero instante compartido con ella es suficiente para elevar energías nuevamente, dando falsa ilusión de haber disfrutado de noche entera de sueño cuando en realidad, con suerte, fueron casi tres horas. “¿Mi estilo?” Inquiere, de pronto, un poco confundido mientras da rápido vistazo a vestimenta que porta. No se considera a sí mismo con una inclinación particular para elección de prendas, pero ahora que lo menciona, sí parecen danzar en la misma corriente. “Ah, mira, tienes razón, otra vez.” Concede, exhalación entonándose con cierta gustosa entretención, y para cuando regresa nuevamente a mirada contraria, hay una sonrisa jugando con las comisuras de sus labios. “Voy a sonar un tanto ridículo pero—” y nunca ha sido cuidadoso con sus palabras, mas cierto nerviosismo crepita entre costillas, clava sus garras en los muros elevados alrededor de corazón, pero sería una mentira si intentara pensar que sentimientos aún se encuentran resguardados como al principio de proyecto. Mentiría, también, si creyera que estos no le pertenecen a ella ya, “—creo que nos complementamos bien.” Admisión disminuye dos puntos en volumen. No es inseguridad lo que promueve cambio, sino una ruptura curiosa de propia confianza, vulnerabilidad zigzagueando entre las fisuras hasta llegar a la superficie. “¿No crees tú?” Busca confirmación, necesita saber si es el único que piensa que el match entre ambos por la aplicación no es una coincidencia. Se siente muy correcto para ser sólo un error. “Eso depende, ¿quieres mantener la formalidad?” 

songdaw​.

“me mueroooooo…” dramatiza cuando reconoce a la voz que está frente a él, porque todavía tiene los ojos cerrados. esperaba que se fuera y es sorpresa en su rostro cuando ve que se acerca y hasta le alcanza su mano. después de lo mal que se ha comportado le sorprende su actitud y se siente un idiota. aunque él haría lo mismo por él. en la isla se había comportado como idiota y todavía le enojaba su comportamiento. “diez minutos…” dice, porque no quiere un descanso. descanso fue haberse quedado inconsciente en la cancha de la nada y no podía permitírselo. suspira tomando al fin la mano y poniéndose de pie, aunque al hacerlo se tiene que sostener un poco de ive, porque está hecho polvo. “me duele hasta el cabello…”

Vira ojos ante condicional de tiempo, mas no añade nada al respecto. Estima posible que este sea rápidamente olvidado en cuanto tome asiento en banca, estando tan cansado como está. Le sostiene en cuánto toma mano, y no duda en pasar brazo por espalda para ayudarle a encontrar equilibrio. “¿Cuánto tiempo has estado entrenando?” Inquiere, y aunque entonación parece transmitir molestia, es en realidad preocupación lo que se manifiesta en características. Con cuidado, emprende marcha hasta banca, atención enfocada en piernas ajenas. “Dime que tienes agua por ahí o te juro que vamos a tener un problema.” 

Taza que se ubica frente a él es suficiente para llamar atención. “Krais—” pausa, extendiendo manos a través de mesón en el que se ha recostado, cuál señal de eterno agradecimiento, “me has salvado la vida. Gracias, recordaré este gesto por siempre.” Quizá podría antojarse como acto meramente dramático, pero ruptura de concentración ha ayudado a salir de caos mental e indecisión ante propias elecciones, y es que bocetos frente a él, aunque paulatinamente comienzan a formar sentido, no consiguen satisfacer las altas expectativas de quién se considera nada menos que un perfeccionista. “No estresado, molesto. No está saliendo como quiero, pero supongo que es porque llevo trabajando en esto sin detenerme.” Necesita un respiro para volver a observar trabajo de forma más objetiva. Toma un suspiro, enderezándose, tomando taza entre dígitos con una curiosidad que no disminuye ni se preocupa por ocultar, sobretodo cuando dedica mirada con rostro en ligereza inclinado. “Seguro, ¿en qué necesitas que te ayude?” 

se sentó al lado del chico dejando al frente de este un vaso de chocolate caliente, luego de descubrir cuál era su favorito ese día en el centro comercial. “ te ayudará a tener mas energía. ” esboza pequeña sonrisa dirigida hacía el chico. “ ¿también estás estresado con los estudios? todos andan como locos. ” se incluiría pero mas bien dejaba de dormir unos días y terminaba todo a tiempo. “ quería saber, sí. ” tomo una pequeña pausa. “ ¿me puedes ayudar en algo? será corto, te lo prometo. ” @iveroh​  

🦊

Ceja se arquea ante escena de la que se ha vuelto inesperado espectador, y aunque buen juicio impulsa a dar media vuelta para marcharse, Ive nunca fue conocido por ceder a decisiones decentes. Suspira con pesadez que no es del todo dramática y se cruza de brazos. “Aunque estoy molesto contigo todavía, no me parece que estés bien.” Otorga opinión, indiferentemente si espera la misma ser refutada. “Tómate un descanso al menos, ¿quieres?” Continúa, extendiendo diestra en su dirección. La agita, por las dudas, para enfatizar su punto de querer ayudarle. “Y ven a sentarte conmigo un rato.” 

“ya… déjame morir aquí, estoy bien” dice desde el suelo de la cancha de tenis cuando escucha que alguien se acerca y teme que sea su entrenador. lleva horas bajo el sol, con poca agua y cansancio emocional y físico, pero entrenando sin parar porque tiene que mejorar. se lo ha dicho su padre, se lo ha dicho su entrenador y dae, con lo cabeza dura que es, no ha parado de entrenar desde ese entonces. tendría que haber elegido una carrera teorica y estar sentado en la biblioteca, pero no, está tirado ahí sintiendo todo el cuerpo gritarle que pare. @smstarters​

Panorama es... parcialmente diferente a lo esperado, pero no por ello menos encantador. Encuentra, tras una breve reflexión, que interés en jardín no es ningún otro que por quién está próxima a ser su compañía. Le observa durante acercamiento; nota que aura se antoja disonante con dulzura demandante de entorno, pero resulta ser esa ruptura de armonía la que se encarga de volcar corazón, dejándolo ahí con una orquesta alzándose entre venas, y la preocupante ausencia de usual intrepidez en cuerdas vocales, pero en dónde palabras fallan, mirada se encarga de intentar transmitir lo que pasa por mente: y es que se ve preciosa, como siempre. Le sonríe, sin filo irónico de protección cuando está lo suficientemente cerca. “Ah— tengo que disculparme por eso. Es difícil no pensar en besarte si te tengo así, pero prometo hacer un esfuerzo.” Ofrece, entonación volviéndose humorística cuando diestra se eleva a la altura de propio pecho, cuál juramento a honestidad se tratara. Rasgos se suavizan, da un paso más, y valiéndose de interacciones previas, decide otorgar saludo silencioso, uno que se manifiesta en labios apenas rozando mejilla contraria por escasos segundos antes de enderezarse en su sitio. “Ahora sí, hola Nomi— me gusta mucho tu estilo, no sé si alguna vez te lo dije.” 

🌻 */ cita en los jardines con @iveroh​ ​

nomi se siente un poco tonta con el vestido que ha escogido. desencaja a la perfección con la estética del lugar, los colores bonitos y vibrantes que contrastan con su ropa negra no es lo único que la logra descolocar. el match que la aplicación les dio la ha puesto contenta a pesar de decirse a si misma, una y otra vez, que de seguro los han juntado de esa manera porque han monitoreado los encuentros que han tenido. pero ive y ella no están juntos, todo lo del match le da cierta sensación de seriedad a lo que tienen y no sabe si termina de gustarle. pero ive sí que le gusta, todo lo que tiene que ver con él consume sus pensamientos de manera incesante desde que le dio aquel primer beso en la fiesta. el problema está, como siempre, en que no sabe cómo comunicar lo que siente, por lo que hace un intento “ive…” le saluda penas lo localiza, carraspeo disimulado pues aún no sabe cómo saludarle bien. opta por quedarse a una distancia razonable y alisarse el vestido con las manos “siento que ha pasado mucho tiempo desde que hablamos por última vez” @smacts​

joylns​.

dejó de tallar aquel pedacito de madera que tenía entre manos para enfocarse en él, logrando encontrar acciones que le parecían genuinas, divertidas y fuera de lo común. no le conocía mucho pero sin dar lugar dudas podía afirmar que le agradaba. “ahora que te veo siento que llegaste en el momento oportuno. es hora de iniciar con el ritual, queridos súbditos.” liberó dirigiéndose a la nada, ganándose miradas de extrañeza por parte de algunos camarógrafos. “corrección, tenías, tenías expectativas sobre mi, porque tú eres el pilar del ritual” comenzó a decir en tono casual mientras se incorporaba del tronquito que la sostenía para acercarse a él, a pasos lentos y con un caminar que pretendía ser amenazante mientras alzaba el inofensivo cuchillo en su diestra. “sir baphomet nos ha pedido que… que rompamos tu tarjeta de miembro distinguido” liberó con el tonito que utilizaría cualquier trabajador de servicio al cliente antes de permitirse reír. “¡es broma! debo especificarlo porque seguro lo creíste.” añadió con autosuficiencia. “no podríamos deshacernos de nuestro mejor colaborador. de hecho, sir baphomet manda sus más cordiales saludos.” y haciendo una pequeña reverencia selló aquella pésima actuación. 

          Vocablos promueven pausa, le obligan a mantener atención sobre movimientos que realiza y, aunque mirada se entorna escéptica por supuesto propio protagonismo en ritual, resulta vergonzosamente rápida la forma en que cae en las garras de su actuación. No retrocede sobre pasos a pesar de que actitud femenina se percibe amenazante, pero está a punto. Parpadea un par de veces, diestra llevándose a pecho cuando mención a posición honorífica parece estar comprometida, y como si fuera una situación que requiere extrema seriedad, finge a medias que le preocupa cambio de membresía— afortunadamente quién rompe juego primero es ella, mas Ive lo mantiene por un par de segundos, esos que le toma suspirar con pesadez, cuerpo inclinándose hacia adelante para apoyar palmas sobre rodillas. “¡Casi me matas del susto!” Exagerada queja abandona labios. Se endereza, apuntándola con índice, y si entonación promete certeza, comisuras elevándose aseguran buen humor que prevalece. “¿Cómo te metes con mi honorable título de miembro distinguido? Eso es bajísimo.” Menea la cabeza, indignación pretendida acompañando la repetida negación. Se ríe, sin embargo, elevando manos frente a su pecho. “Me la creí, te lo voy a conceder.” Y, porque no podría ser de otra forma, corresponde reverencia. “Por favor remite a Sir Baphomet mis más cordiales saludos, estoy pendiente de llevarle un par de regalos que le compré la semana pasada que sé que se vería espléndido con ello.” 

songdaw​.

humedece los labios, sin saber bien que decir en ese momento mientras se tapa la cara con el gorro. “ya…” solo logra decir sin saber que más agregarle a esa frase. “no buscaba la opinión de nadie” dice sincero, porque no le interesaba, como también se nota que no quiere hablar con contrario en ese momento.

          Ceja se arquea ante naturaleza de respuesta, pero cuál actitud despreocupada, simplemente se encoge de hombros. “Ah, nunca dije que la buscaras,” observa, brazos elevando al aire para desperezarse, “pero bueno, imagínate estar aquí para aguantar el mal humor de otros y encima, de gratis, imposible, así que disfrútalo tú solo.” Y, sin más, se levanta de lugar, sacudiéndose arena de jeans para marcharse. 

z0miez​.

“¡¿causa justa?!” ojos se abren, van desde el chico hasta el camarógrafo y se quedan en este último mientras se aleja, dedos entrelazados con los de ive en un agarre firme, mirada que puede matar suavizándose cuando el cámara desaparece de su vista y se gira a ive “hay visitas maritales” es la primera solución que se le viene a la cabeza para seguirle el juego, mohín en los labios “no sé qué oportunidades tengas que visitarme teniendo en cuenta que nos hemos besado sólo tres veces y no somos un matrimonio, pero prometo compensártelo cuando salga antes por buen comportamiento” está divagando, enviando su foco de atención a otro sitio y lo sabe “aún quiero pegarle” 

          “Visitas maritales.” Repite, ceja arqueándose ante cuestión que resulta inesperada y, de alguna forma, no tanto. Se detiene en caminata, optando por ubicarse frente a ella. “Ah, tienes razón. Han sido tres veces solamente.” Concede, tras breve tarareo apreciativo, y es ahí que opta por soltar su mano, cambiando foco de atención a su rostro, acunándolo con delicadeza que se antoja foránea e inclinación de cuerpo en su dirección. No quiere volverse cómplice de una agresión contra personal del programa, y tampoco piensa ponerse en su contra, así que distracción suena como la mejor opción posible ante catástrofe anunciada. “No gastes tu tiempo y energía en eso, él no lo vale.” Menea la cabeza. “Háblame un poquito más de cómo pretendes compensarme cuando salgas por buen comportamiento. Si me convences, te dejo ir y humildemente te sostengo el móvil mientras lo haces, porras incluidas, pero si no, te robo por un rato.” Ofrece, entonación condicional que permite libertad absoluta sobre dobles intenciones, y es que tras momentos compartidos en embarcación, supone coherente que pensamientos naveguen por escenarios similares. “Quiero hacer que dejes de llevar la cuenta, no sé tú.” 

          Cafés se desvían inmediatos hacia brazos expuestos. Chasquea la lengua, puente nasal arrugándose en escepticismo que se antoja más que evidente. “¿Para eso?” Busca confirmación, incluso si no la estima necesaria. “Lamento informarte que tu única opción para este punto es un milagro.” Pretende dictaminar, asintiendo un par de veces como si conocimiento sobre tema fuera amplio. “No hay nada más que aceptar tu nueva condición de camarón.” 

       “ ay, ay, ay, ¡duele! ” lamento va de la mano del dedo que, cuidadoso, utiliza para inspeccionar zona enrojecida en antebrazo, victima de su intento por distraerse de la realidad de naufragio con un paseo por costa convertido en sesión de fotos improvisada. odia, de verdad, no tener mangas. “ dime que tienes protector solar. sí, ¿cierto? ” palabras, o lo que suena más bien a suplica, van dirigidas a quien primero encuentra de vuelta al hostal. “ ¿algo? ¿aloe vera? ¿lo que sea? ” 

          Está en proceso de retirarse los zapatos cuando siguiente comentario llama su atención. Pausa se promueve y queda ahí, parpadeando, en una indignación que danza curiosamente entre pretensión y honestidad. “¿Perdón?” Mano al pecho, cuál dramático tiende a ser antes de apuntarle con índice. “¡Es sólo el gorro! ¿Estás diciendo que siempre me visto horrible, Sohn Dayeol?, ¿estás declarándome la guerra en este momento?” 

          ‘ hey, tú ’ elevando la voz para que sus palabras lleguen a tercere, a quien observa desde el mar, le señala directamente para que sepa que le está hablando. ‘ ¿quieres jugar? ’ señala a la pelota que sostiene en su otra mano, anterior compañero de juego le ha abandonado, alegando que no deja de hacer trampa. ‘ te aseguro que el agua está en su temperatura justa y te prometo que la excusa para mojar esa ropa fea no te viene nada mal, ¡te ves horrible! ’ añade, con intención de convencerle.

          Disgusto nace evidente en características, sobretodo cuando atención viaja a propio gorro obligatorio y le da una olfateada en consideración. “Huelen como si no han conocido aire libre en veinte años. Qué asco.” Chasquea la lengua, y en contradicción a propias palabras, la coloca de nuevo sobre cabeza. “Mi opinión es que si te vas al mar, capaz le quites el mal olor. ¿No lo habías pensado?” 

“creo que esta camiseta huele mal.” se refiere a prenda ajena que debe usar por obligación. frunce su ceño al elevar pedazo de tela para olerla. “¿las lavan?” preguntó a la persona que se encontraba cerca suyo. 

          “Nada en particular,” empieza, inocencia en entonación presentándose sólo pretendida. Inspección de uñas tampoco es genuina, como quién no quiere la cosa, “sólo me pregunto cuánto tiempo tardarás en comenzar a matarnos a todos.” Continúa, ceja arqueándose cuando cafés se desvían a compañía. “Porque eso que tienes entre manos luce peligrosamente como una lanza, a mí no puedes engañarme. Aunque—” condiciona, índice elevándose al aire, “si esto es un plan ideado por Sir Baphomet, podría entenderlo.” Juego termina volviéndose evidente cuando comisuras se elevan y se endereza en lugar, acercándose sólo para tomar asiento cerca de ella. “Definitivamente no sería muy rockstar de tu parte. Tengo altas expectativas en ti, no me defraudes.” 

“¿por qué me miras así?” cuestionó antes de volver a concentrarse en el tallado de una varita de madera que se había encontrado por ahí. “te juro que no es una lanza, además con esto es imposible.” dijo mostrando el cuchillito precario tomado de la cocina del hostal. “aunque debería, si seguimos así es probable que terminemos como los niños de el señor de las moscas… estableciendo jerarquías, peleando por tener el poder de la isla, y francamente ser la primera en morir no sería muy rockstar de mi parte.”

          Chasquea la lengua, expresión volviéndose escéptica durante análisis de vestimenta que mirada realiza. “No lo sé, no me convence.” Entonación peca sardónica, mas actitud inocente que presenta a continuación es más pretendida que genuina. “Si quieres mi humilde opinión personal, pienso que los vestidos te lucen espléndidamente.” 

“no, no soy dae, soy otra persona que le gusta usar vestidos en la playa” dice tapándose la cara con el gorro y esperando que contrarie se vaya sin seguir haciendo preguntas. @smstarters​