"El alcohol no tiene la culpa que yo lo haya escogido por olvidarte a ti".

Te miro por la ventana, en el reflejo de los automóviles, en los vestidos de boda en las tiendas; te miro sentada a tres lugares delante de mí en el autobús, en el supermercado. Te miro en los bares a los que suelo ir, en el campus de los adolecentes que no saben tres cuartos de la vida. También te escucho. Te escucho en los gemidos de otras mujeres con las que me acuesto, en los cantares de los pájaros en la madrugada, en el sonido de la última cerveza que destapó y en las canciones que nos dedicamos. Que te sonrío aún sabiendo que no es tu boca la que me besa, ni tu sexo el que me siente. Que me levanto cada mañana, esperando a que me digas: "hay mil millones de amaneceres mejores, pero de todos esos, prefiero amanecer a tu lado".

Que te he dejado esta noche (como todas las demás) la puerta abierta...No quiero presionarte, pero: no es la primera vez que tu café se enfría.

Me he suicidado a lágrimas cada madrugada, y me he levantado, en trincheras, a luchar conmigo mismo por la mañana.

"Te burlas del amor hasta que te toca ser parte del chiste".

Mi madre una vez me dijo que podemos conocer a una persona observando cómo actúa cuando está enojada, y creo que en noches como esta, cuando despierto recordando una de nuestras peores peleas, todo parece tener sentido.

Me recuerdo abriendo mi corazón para confesarte, una vez más, lo poco amada que me sentía; y no, nunca fui yo comparándonos con otras relaciones como tú aseguraste, de hecho, creo que mis argumentos tenían sentido pero, ¿de qué me servía hablar, si aquel que estaba conmigo parecía negarse a escucharme?

Siempre me pareció extraña la distancia que marcabas al estar con otras personas, como si no quisieras que el resto se enterara de mi existencia, como si te avergonzaras de mí por simplemente tomar tu mano en medio de una avenida; constantemente me pareció incongruente que escribieras cartas asegurando el amor que me tenías, si al estar en persona jamás me decías que te parecía bonita y te dedicabas a negarme cada vez que me presentabas a un nuevo miembro de tu familia.

Incontables veces pretendí entenderte, pero, ¿quién me entendía a mí? Aún recuerdo aquella noche donde me dijiste que no dejaba de fastidiarte por simplemente hacerte saber mi sentir: me pediste que me fuera, que no querías nada de mí.

Ahora que no estoy, ¿te sientes feliz? porque yo sí.

—Tehimely Marrufo

"Te convertiste en todos los poemas de amor que nunca se escribieron".

De que nos sirve la vida, si no podemos amar(la).

—Issai Aguilera.

Huye de todos aquellos que te exigen amor.

Con una botella de whisky en mano le dije que era un superhéroe.

—Gracias por salvar al mundo—dijo ella—. Espero y un día sepas salvarte de ti mismo.

La sensatez y los errores son parte del ser humano; cuando no piensa con claridad, convierte la luz en oscuridad

No supe adónde ir,

me quemaba las entrañas

dejar mi alma plantada en

el lugar donde acaba de pasar

una guerra nuclear.

No tenía razón para quedarme,

pero si tan solo supieran lo

difícil que es dejar mis flores

amarillas en el mismo lugar donde

se pasea caos y destrucción.

Recuerdo aquel sol que quemaba la ciudad en mi día más gris. Yo me encontraba ahí, en el umbral de la puerta, con las maletas hechas, preguntándome a qué lugar va aquel hombre que no tiene a donde regresar.

Los abrazos no nos corresponden a todos, algunos nunca dormidos contentos.

“No mintió cupido cuando dijo que, algunas flechas, envenenan las mariposas que nos rodean el corazón”

Su cuerpo es un poema,

y yo con mi boca

quiero recitarlo toda la vida.

Cada vez le entiendo menos a los poemas,

cada día se parecen más a ti.

Siempre sentí miedo de ti, desde el principio fui consciente de que me destruirías. Pero el amor es eso; ir a la guerra aun sabiendo que podrias no volver completo.

—Issai Aguilera